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marzo 15, 2015

La dualidad del internet: Para el bien y para el mal

Es difícil no estar agradecidos y frustrados al mismo tiempo con el internet y las redes sociales. Es que la web empoderó más libertades, pero también se transformó en una herramienta para la censura y el sometimiento.
En esta época digital, pareciera que todo tuviera la misma relevancia. Tanto da una selfie que se sacaron los jugadores de Boca para festejar un gol que viralizaron por Twitter, que los sanguinarios del Estado Islámico muestren por YouTube como arrojan homosexuales desde azoteas o que el presidente venezolano Nicolás Maduro haya detenido y procesado a siete tuiteros por criticar a su régimen.
Habrá que aprender a convivir con esta dualidad del internet y lidiar caso por caso sin caer en glorificarlo o condenarlo en forma general. Sobre la base de reencontrarnos con amigos de la infancia, acudir marchas de protesta, firmar peticiones, informarse y saberse vigilados o insultados, hemos aprendido que el mundo digital y sus redes son un medio nada más y que pueden usarse para el bien o para el mal.
Esta dualidad se vio plasmada en un caso concreto de la reciente reunión de la Sociedad Interamericana de Prensa en Panamá. Claudia Gurisatti y Johnattan Balincieri de NTN24, explicaron cómo debieron lidiar con la censura cuando Maduro los expulsó de Venezuela. Lejos de amilanarse, NTN24 siguió informando a través de sitios web y redes sociales. Una y otra vez fueron bloqueados y censurados, pero con creatividad y tesón supieron resistir. Así, la cadena internacional no dejó de informar a los venezolanos.
A esta calidad dual del internet, que de igual forma sirve para censurar como para burlar la censura, el uruguayo Claudio Paolillo, presidente de la Comisión de Libertad de Prensa de la SIP la definió como el cuchillo de dos filos. Sirve para cortar un buen bistec como para coartar las libertades.
En todos los países se cuecen habas. En EEUU tal vez es donde más se ha notado como el internet ha cambiado la forma de hacer negocios y política. Los shopping Center han perdido gran parte de la clientela que ahora, más selectiva, prefiere comprar a través de Amazon que en Banana Republic. Y, por otro lado, la política ya no será igual. Barack Obama mostró el camino. Ningún candidato puede obviar el uso de las redes sociales para ganar elecciones; aunque también se observó a este gobierno manipular a Facebook e Instagram, para vigilar a los usuarios,  violentando datos y el derecho de los ciudadanos a la privacidad.
En su nuevo libro “La Nueva Censura: La batalla global por la libertad de prensa”, Joel Simon del Comité de Protección para Periodistas argumenta que nunca antes se habían visto tantas amenazas al trabajo de los reporteros. En esta era digital, se enfoca más en las amenazas que provienen de gobiernos elegidos en las urnas pero con rango de autoritarios, a los que llama “democratators” – Maduro y Rafael Correa entran en este rango - que se dedican a censurar, espiar, bloquear y perseguir a sus críticos por internet y redes sociales.
Cuba es un caso concreto de esta práctica vil de censura de Estado. Fue denunciado de manera peculiar este 12 de marzo cuando se celebró el Día Mundial contra la Censura en Internet. La organización Reporteros sin Fronteras puso en marcha su operación “Libertad colateral”, creando espejos de páginas webs en la nube digital para que todo el mundo pueda acceder a los sitios censurados. Yoani Sánchez, la famosa bloguera cubana dijo en la reunión de la SIP, que si bien el internet la ha liberado, también le ha servido al gobierno para rastrearla mejor, así como para perseguir y encarcelar a muchos de sus compatriotas internautas.
El internet ha traído historias de éxitos y fracasos. Desde el sitio Ipaidabribe en India para que los usuarios denuncien a funcionarios que sobornan o el de la periodista mexicana María del Rosario Fuentes, quien sigue desaparecida desde octubre pasado. Desafió a los narcotraficantes informando sobre sus actividades en su página de Facebook “Valor de Tamulipas”, denuncias que los medios tradicionales no se animaban a delatar por temor a las represalias.
Esto comprueba que el internet no es bueno o malo en sí mismo; sino que, como cualquier otro medio de comunicación, es una herramienta que puede usarse para el bien o para el mal. 

julio 28, 2014

Internet, leyes y sus desafíos a futuro

Navegar gratuita y libremente por la web fue posible gracias a un mundo digital  que hasta ahora había pasado inadvertido para los legisladores. Pronto cambiará. Los gobiernos están más ávidos y confiados de poder domar a ese "potro salvaje", como llama al internet el restrictivo gobierno cubano.

Por eso el presidente de Google, Eric Schimidt, visitó Cuba en julio, así como Corea del Norte, pregonando las bondades del internet para el crecimiento económico y la innovación, debilidades de los gobiernos más autoritarios. Schimidt está tratando de neutralizar la predisposición de gobiernos y legisladores, de cualquier tendencia, que pretenden controlar y vigilar el internet y la información, con la intención de manipular las voluntades de los ciudadanos.

Aunque existe optimismo sobre los beneficios del internet para el desarrollo humano, un nuevo estudio del Pew Research Center de EE.UU., ve con  pesimismo la vida digital en 2025. El informe señala que el internet será menos abierto y más restrictivo, debido a las trabas y la censura que promoverán los gobiernos por cuestiones políticas, a que prevalecerán los intereses económicos de los proveedores de servicios y a que los usuarios resguardarán cada vez más su privacidad.

No hace falta ir al 2025 para ver esa realidad. La tendencia ya comenzó y parece irreversible. No solo Cuba o China filtran, bloquean y controlan el contenido por internet, sino también en sociedades más libres, como en EE.UU., este sirve para espiar a los ciudadanos.

En México los temores de un internet restrictivo se hicieron evidentes en la actual reforma de la Ley de Telecomunicaciones. La nueva ley, de ser aprobada, aunque tiene como positivo la erradicación de prácticas monopólicas de las empresas telefónicas y de servicios de internet, permitirá a esas compañías rastrear a los usuarios y suministrar datos sobre ellos sin necesidad de una orden judicial. Las autoridades también les podrán solicitar el corte de los servicios de telefonía móvil cuando lo crean oportuno para interrumpir, por ejemplo, la organización de manifestaciones públicas, práctica que utilizó el gobierno de Egipto para bloquear las protestas prodemocráticas durante la Primavera Árabe.

La ley mexicana también derrumba el concepto de neutralidad de la web. Las compañías que ofrecen servicios de internet podrán cobrar precios diferenciados a los usuarios según el tipo de velocidad de descarga que requieran. Esto generará servicios más caros que terminarán dificultando el acceso de los más pobres, borrando los objetivos más nobles sobre que un internet abierto, libre y barato ayuda al crecimiento y a la economía mundial. Justamente un estudio reciente de la firma Deloite estableció que una mayor conexión digital en países en desarrollo crearía 140 millones de trabajos y sacaría a 160 millones de personas de la pobreza.

Este es el tipo de visión que persigue el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, que junto a Google cabildea en contra de la posibilidad de que la Agencia Federal de Comunicaciones de EE.UU. permita eliminar el requisito de neutralidad. Si prevalece esa postura, se creará un efecto dominó negativo en países de la Unión Europea, Chile y Brasil, donde la neutralidad está protegida por ley.

Zuckerberg tiene los pies en la tierra. No cree en el optimismo exagerado de aquellos que ven a la telefonía móvil como la panacea para conectar a todo el mundo y expandir el conocimiento y las economías. Cree que el servicio es exageradamente caro. No concibe que un usuario deba pagar un promedio de dos mil dólares al año para tener un teléfono inteligente y servicio de internet. El desafío, según él, es crear mejores tecnologías de telecomunicaciones que le permitan a las empresas proveedoras ganar dinero, pero, a la vez, dar servicios de conexión más baratos y mejores.

Justamente este sábado, en el Parlatino, el gobierno de Ecuador presentó un proyecto de ley de comunicación para toda América Latina que, a semejanza de la propia, servirá para censurar y perseguir contenidos, no solo de los medios, sino también los que los usuarios buscan, comparten y difunden en internet y en las redes sociales. La tendencia a la censura es irreversible y combatirla es nuestro nuevo desafío. 

mayo 26, 2014

¿Internet más caro y restrictivo?

Llegará el día en el que buscar un dato por Google, compartir una foto en Facebook, ver un video en YouTube, conversar por WhaysApp o enviar una foto por Gmail, deje de ser gratis. Se pagará según el tamaño de los datos y tiempo de descarga.

Llegará el día en el que los usuarios podrán manipular sus datos, borrar lo malo e incómodo y dejar solo lo bueno, creando un mundo color de rosa, estilo Facebook. Se ignorará que el vecino fue narcotraficante y el otro un pederasta.

El día está cerca. Fallos judiciales recientes en EEUU y Europa, podrían perfilar profundos cambios en el uso del internet y, aunque parecen razonables, podrían derivar en legislaciones restrictivas para la libertad de expresión y de la red.

En EE.UU. la Comisión Federal de Comunicaciones está por desactivar la política de neutralidad, que ha permitido que el internet sea libre, gratuito y plural. Autorizaría a empresas proveedoras de servicios de teléfono e internet - ATT, Verizon, Comcast, DirectTV – a cobrar tarifas diferenciadas, según la velocidad de descarga que el usuario requiera.

Empresas que generan o divulgan contenido en la web - Google, Facebook y LinkedIn, entre otras – argumentan que el internet gratuito y libre ha permitido la expansión del conocimiento, la expresión y la innovación en el mundo entero. Netflix, Amazon, eBay y millones de negocios y comercios, nacieron y crecieron gracias a esa neutralidad.  

Sin esa cualidad, no solo se trasladaría el costo a los usuarios – suscripciones más caras e inundación de publicidad - sino que ATT (o Telefónica en América Latina), podría discriminar a qué motores de búsqueda darle servicio, silenciar contenidos no convenientes a su línea empresarial o elegir a Twitter por sobre Facebook porque paga mejor tarifa, una discriminación que terminaría afectando a los usuarios.

La neutralidad ya es ley en Chile, Brasil y varios países europeos. Sin embargo, por presión de las empresas de telecomunicaciones, ha sido descartada de la Declaración de Sao Paulo de la reciente cumbre mundial de Gobernanza del Internet en Brasil, infiriéndose que habrá presiones para eliminar la gratuidad del internet.

También en esa reunión se confirmó la tendencia a legislar para proteger los datos de los usuarios en el espacio digital y para que los motores de búsqueda eliminen contenidos ofensivos que puedan dañar la reputación de una persona. Así ya lo incluyó la “Constitución del Internet” de Brasil, decreto reciente sancionado por la presidente Dilma Rousseff.

Por otro lado, una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea fue a más profundidad. Falló a favor del “olvido”, generando jurisprudencia que obligará a los motores de búsqueda retirar información lesiva o no relevante de un usuario; incluso, cuando esta sea verdadera y legal.

El fallo no ordena borrar datos del pasado, sino que los buscadores eliminen los enlaces que permitan llegar a ellos, para que a nadie se le “condene de por vida” por errores o crímenes que ya fueron exonerados. El riesgo es que si los jueces no revisan caso por caso, aplicando severos criterios para ponderar la exactitud y relevancia de los hechos, se podría caer en una indiscriminada sobreprotección, violentando principios sobre libertad de expresión y del derecho a saber. Este derecho implica estar enterado si el vecino fue un pederasta, porque determinará la decisión de que mi hija juegue en el jardín de su casa, conocer sobre la operación negligente de un médico o que no se anule el acto de corrupción de alguien porque quiere lanzarse a una campaña electoral.

El derecho al olvido indiscriminado podría servir para que muchos poderosos escondan el pasado y manipulen la historia, y que la información no sea más que propaganda de actos buenos, quitándonos la capacidad de discernir. Distinto sería cuando la información es falsa, como el caso de la ex-modelo cordobesa, María Belén Rodríguez, quien llevo a juicio a Google y Yahoo por erróneamente vincularla a sitios porno.

Para que el internet no sea caro ni restrictivo, el desafío pasa por mejores tecnologías. Por un lado, una banda ancha más potente y, por el otro, que la justicia y las leyes, en vez ordenar que se olvide el pasado, obliguen a los buscadores a optimizar sus sistemas y eviten búsquedas en sitios nada confiables. 

marzo 25, 2014

Internet paradógico: Liberación y esclavitud

Comparto mi post de este fin de semana sobre "Internet, esa gran paradoja", con la buena consideración de que el gobierno de Barack Obama está pro presentar un proyecto de ley que reformará la capacidad de la NSA para acceder en forma indiscriminada e irrestricta a datos de telecomunicaciones y de internet de los usuarios nacionales y extranjeros. 

Según el proyecto, de ser aprobado por el Congreso, la NSA requerirá de órdenes judiciales para poder acceder a las comunicaciones, y siempre y cuando esos individuos o entidades estén sospechadaos de estar planeando o cometiendo actividades terroristas.

Este es mi texto del fin de semana:

"El internet tiene grandes paradojas. Nos hizo más libres, aunque también más esclavos. Nos conecta a otras realidades y contenidos, aumentando nuestro conocimiento; pero, al mismo tiempo, nos expone a mayor vigilancia y escrutinio, reduciendo nuestra intimidad y privacidad.

La mayor paradoja quedó en evidencia luego que EE.UU., el país que creó, masificó y cuidó que el internet fuera libre y sin censura, lo desvirtuara tras usarlo como instrumento para espiar a los usuarios, dentro y fuera del país, justificando tácticas contraterroristas.

Cuando Edward Snowden reveló el alcance del programa de espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), se sabía que las consecuencias no tardarían en llegar. Al principio, sus denuncias sirvieron para avergonzar al gobierno y así Barack Obama no tuvo más remedio que admitir culpas y disiparlas con una serie de regulaciones que prohíben espiar en forma indiscriminada, sin justificación u órdenes judiciales.

Ahora, sin embargo, las denuncias de Snowden cobraron otra dimensión, transformándose en un búmeran que pone en riesgo las cualidades innatas del internet, tal como lo disfrutamos hasta hoy: Libre, global y abierto. Muchos países, aprovechando la pérdida de confianza en EE.UU., reclaman con insistencia a Obama que deje el control y la administración del internet en manos de un órgano gubernamental internacional.

Hábil en el juego geopolítico, el gobierno estadounidense contraatacó esta semana. Obama anunció que cederá la administración del internet para 2015, año en que vence el contrato de su administrador de siempre, la ICANN, una agencia privada, autónoma y sin fines de lucro creada por las autoridades estadounidenses con ese fin. Lo más sorpresivo del anuncio fue que las discusiones sobre el traspaso comenzarán este 23 de marzo en Singapur, semanas antes de que inicie otra reunión convocada por la presidente brasileña, Dilma Rousseff.

De esta forma, EE.UU. no solo quiere descomprimir las críticas y la presión por su manipulación del internet, sino neutralizar las pretensiones de Rousseff, que buscará, a través de una reunión global en Sao Paulo en abril, que la administración del internet termine en manos de gobiernos dentro de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), dependiente de Naciones Unidas.

Rousseff tiene razones justificadas en su propuesta. Siendo aliada de EE.UU., está indignada que la NSA infiltrara sus telecomunicaciones y mensajes electrónicos. Por ello canceló una visita oficial a Obama y en la asamblea de Naciones Unidas lideró la moción para que la gobernanza del internet no quede en EE.UU.

La paradoja, sin embargo, es que mientras en Brasil se ofrecen garantías de libertad para el internet, cuyo uso fue esencial en las protestas callejeras, la propuesta de Rousseff está siendo respaldada y aprovechada por otros Estados como China, Rusia, Cuba, Irán y Venezuela, que ya han demostrado en sus prácticas que, para ellos, la palabra administrar es sinónimo de controlar, restringir y censurar.

EE.UU. la tiene clara. Cederá la administración siempre y cuando la asuma un nuevo ente internacional, de carácter multilateral, privado, apolítico y autónomo de los gobiernos, muy lejos de Naciones Unidas y de los intereses políticos de países opresores y censores, que también manipulan las discusiones sobre derechos humanos.

Puede ser que los gobiernos autoritarios insistan en restringir el internet, sin embargo, seguirán desafiados y desbordados por las nuevas tecnologías y el buen uso que de ellas hacen los usuarios. Además, el internet que ya está en camino, el de las cosas que se conectan entre sí - desde automóviles a refrigeradoras o de cámaras fotográficas a prendas de vestir – será cada vez más difícil de controlar, paradójicamente, tanto para gobiernos como para usuarios.

Lo más importante, quizás, para romper las paradojas actuales, es que el internet se mantenga alejado de los gobiernos, imponiéndoseles condiciones para que no lo puedan manipular a su antojo, reduciendo la posibilidad para que se invada nuestra privacidad.

La idea a preservar es que la web se mantenga privada, libre, global y abierta, características que sirvieron para que se expanda a todas las regiones del mundo y para que prospere la creatividad, su innovación y el desarrollo económico. 

noviembre 07, 2013

Dilma Rousseff y el escupir hacia arriba

Error de cálculo o le salió el tiro por la culata son los modismos que se pudieran aplicar al incidente que tuvo que sortear la presidente de Brasil, Dilma Rousseff, quien después de despotricar contra el gobierno estadounidense por sus actividades de espionaje, debió salir a dar explicaciones sobre las que realizó su país años atrás.

Después de que Edward Snowden denunció el programa masivo de espionaje del gobierno de EE.UU. contra presidentes y países aliados y enemigos, todos los gobiernos se rasgaron las vestiduras, aunque de a poco los diarios de cada país están ventilando las operaciones de inteligencia de sus propios gobiernos, las que por razones de seguridad, soberanía o contrainteligencia, siempre existieron.

Así tuvo que salir Rousseff después de que el diario Folha de S. Paulo denunciara que el gobierno brasileño, especialmente durante la presidencia de Lula da Silva, espió a diplomáticos y funcionarios estadounidenses, rusos, iraníes e iraquíes en dependencias diplomáticas de ese país en Brasilia.

Claro que Rousseff dijo que no se trataba de espionaje como tal, sino que calificó esas actividades con el eufemismo de actos de “contrainteligencia”, respaldados por la legislación vigente. Algo similar a lo que el gobierno de Barack Obama dijo: Actividades lícitas, destinadas a combatir el terrorismo y proteger a sus ciudadanos.

Rousseff quien ahora busca junto con Alemania que el internet sea regulado por una comisión de Naciones Unidas, en respuesta a cómo EE.UU. utilizó el internet en operaciones de espionaje, dijo que no se puede comparar lo que hace EE.UU. de lo que hizo Brasil.


Es probable que no se puedan comparar las acciones de espionaje de Brasil contra las demás potencias, debido principalmente a las facilidades que las altas tecnologías les permiten. Sin embargo, más allá de los avances tecnológicos, esta denuncia contra el gobierno de Brasil demuestra que el espionaje es una actividad de siempre y de todos, y que solo denunciarla contra otros y sin medir las palabras ni tampoco hacerse responsable, puede resultar en un escupitajo hacia arriba.

septiembre 24, 2013

Rousseff tiene razón, pero…

Entre varios discursos presidenciales en la Asamblea de Naciones Unidas, el de Dilma Rousseff se destacó ampliamente por desafiar a la comunidad internacional y especialmente al gobierno de Barack Obama para que se termine de usar el internet como un arma de espionaje que contraviene el derecho internacional y la soberanía de los países.

Rousseff, indignada por el espionaje en internet de usuarios y empresas brasileñas así como las escuchas telefónicas de las que fue víctima, según relató Edward Snowden, a manos de la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense, pidió una mayor regulación de la red mundial, además de haber cancelado su reunión con Obama en octubre.

Si bien la presidenta brasileña está justificada, su petición por mayores regulaciones al internet podría desencadenar un peligroso consenso. En especial de aquellos países que hace años vienen reclamando reglas más estrictas para el internet, no con el fin de que sea más ordenado y que se garantice la libertad, sino todo lo contrario. Justamente esos países, como Cuba, Irán, China, Rusia, Vietnam, Algeria, entre varios otros, es donde mayor cantidad de internautas siguen presos, acusados de diseminar en sus blogs información desestabilizadora para esos regímenes.

Rousseff no está entendiendo que el problema no es el internet, tal como está concebido. Sus críticas deberían estar dirigidas más bien a las acciones del gobierno estadounidense para el espionaje, el que utiliza no solo al internet sino a todo tipo de comunicaciones - electrónicas, telefónicas y satelitales – para su cometido, el cual está respaldado, en gran parte, por leyes y tribunales que las aplican en forma secreto.

El grave problema del gobierno de Obama es la falta de transparencia y el sigilo con el que envuelve todo tipo de tareas. Repito aquí un par de párrafos de lo que escribí en mi columna de junio pasado, titulada “¿Seguridad, privacidad o transparencia?”

“Obama debe revisar sus políticas de vigilancia sobre el internet, ya que no puede estar escribiendo con la mano lo que borra con el codo. Lo contradictorio, es que Obama fue quien ayudó al desarrollo impetuoso de la industria digital, instaló al internet como la panacea para el comercio y el desarrollo internacional, y es quien promociona que las redes sociales sean instrumentos para empoderar cambios democráticos como el de la Primavera Árabe y despotrica contra todo gobierno autoritario que restringe su uso.

Es lógico que el gobierno debe mantener sigilo para detectar terroristas, pero bien podría hacerlo en forma transparente, explicar sus políticas de vigilancia para que los usuarios de Facebook, Google o Skype sepan a qué atenerse o en qué plataformas pueden sentirse más libres o que no sean tratados como sospechosos.

Más que un debate ciudadano sobre seguridad y privacidad, lo que se requiere es una amplia discusión en el Congreso sobre el costo político, comercial y de credibilidad por mantener una vetusta cultura del secreto. Aunque disguste a muchos, tal vez el delator Edward Snowden, haya ayudado para que el Congreso se enfoque en legislar a favor de la transparencia gubernamental”.



julio 09, 2013

Incierto destino del internet

No es tan importante el destino que finalmente tendrá Edward Snowden – si logrará asilarse en algún país o EE.UU. lo podrá llevar ante la justicia – como el destino que tendrá el internet, así como la conocemos, experimentamos y disfrutamos.

Los riesgos para que el internet siga siendo libre y neutral son altísimos y es tal vez el tema al que menos consideración se la ha dado. Dilma Rousseff acaba de dar en el clavo después de que se supiera, por filtraciones de Snowden, que la Agencia Nacional de Seguridad y la CIA operaban en Brasilia un centro de recolección de datos que implicaba el espionaje de las redes de comunicación del gobierno brasileño y sus ciudadanos.

La reacción de Rousseff era previsible, así como la de muchos otros gobiernos que la pergeñaron en estos días. Brasil ya había intentado en el pasado que la gobernanza del internet mundial dejara de estar en manos de la agencia estadounidense ICANN, no gubernamental y sin fines de lucro, para que sea regida por un cuerpo de las Naciones Unidas.

Aunque aquella petición en apariencia tiene sentido común, el problema es que ese cuerpo termine siendo dominado por países autoritarios enemigos de la libertad en la web, así como por muchos años varios países violatorios de los derechos humanos, como Cuba y Libia, por ejemplo, estuvieron al frente de la Comisión de los Derechos Humanos.

No es casualidad que ahora, igual que desde hace una década cuando estábamos frente al proceso de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información, los países que más lobby hicieron a favor de la regulación de la internet a través de la ONU, fueron China, Cuba, Rusia, Vietnam, Venezuela entre muchos otros países con gobiernos autoritarios que ven a la libertad en internet como una amenaza a sus aspiraciones de continuar en el poder.

Siempre fue EE.UU. el que lideró a otro importante grupo de países que quieren mantener el status quo en la web, es decir que continúe libre, neutral y sin ataduras, como una herramienta que hasta ahora ha probado que es fundamental para esparcir la libertad, la democracia y la igualdad de condiciones para el desarrollo en el mundo.


Lamentablemente, el caso de Snowden, o mejor dicho, el espionaje masivo que el gobierno estadounidense ha desplegado y que fue denunciado por el ex contratista, contradice todos los principios que EE.UU. venía manteniendo hasta ahora. La pérdida de confianza y credibilidad actual están minando el futuro del internet.

diciembre 27, 2012

El futuro de los diarios


Me permito publicar una entrevista que me hicieron desde el diario El Impulso de Venezuela sobre el futuro de los medios de comunicación impresos.

Creo que es un momento oportuno, después de se supo esta semana que la famosa revista estadounidense Newsweek, se sumó a muchas otras publicaciones en el mundo que abandonan la versión impresa para publicar solo en internet, debido a los menores costos de producción y a la migración de la publicidad hacia las publicaciones digitales y electrónicas.

Esta es la entrevista:

 -¿Considera usted que los medios impresos se mantendrán vigentes a pesar de la invasión 2.0?
Totalmente. El papel puede desaparecer en el futuro, pero la estructura de los medios impresos como tal seguirá igual. Es decir, podrá cambiar la plataforma informativa, pero siempre (y mucho más ahora ante tanto caos informativo) las salas de Redacción y los periodistas deberán existir para priorizar y clasificar la información. Los periodistas y los medios siempre tendrán la necesidad de crear agenda pública más allá de la plataforma que utilicen. 

-¿Cómo crear en los países menos desarrollados la cultura de comprar contenidos editoriales en la web? ¿O es imposible?
Creo que es posible pero el tema plantea desafíos. Todos pueden entender que la información es un bien y como tal tiene un costo de procesamiento. Para que los medios sigan manteniendo su independencia será necesario que puedan absorber ese costo, ya sea por el nuevo modelo de negocios que implica cobrar los contenidos digitales o seguir subvencionándolos mediante la publicidad y otras formas interactivas e innovaciones que los medios seguirán descubriendo. El desafío siempre será como satisfacer el apetito del público por la información, que está acostumbrado a picotear por varios sitios a la vez y, especialmente, al haber un mundo más globalizado con mayor cantidad de inmigrantes. Para el público lo relevante no es seguir un medio en su nueva comunidad, sino seguir conectado con los demás donde formó comunidad anteriormente.
Creo que la forma de pago se irá adaptado y tendrá que haber joint ventures entre los medios para poder cobrar contenidos de paquetes que podrán formar entre varios medios para los nuevos lectores. 

-¿Cómo lograr que la web 2.0 y los periódicos impresos puedan convivir? O debe estar cada quien por su lado.
No creo que ahora se puede hacer ese tipo de distinción. Es más, irá desapareciendo a medida que vayan solidificándose las nuevas generaciones. Los medios serán uno solo con varias plataformas como ya lo vamos viendo y experimentando cada día más.
Los periódicos, tal vez en el futuro, ya no dependerán del papel, o de repente se industrialice el papel líquido, por lo que cada lector o usuario podrá imprimir en su casa. Aunque creo que esta tendencia no prosperará como en algún momento se pensó, creo que la tendencia más firme ahora es que la gente prefiere consumir y leer o ver o escuchar noticias a través de sus dispositivos móviles, ya sean smart phones y tablets.

-¿Considera que las limitaciones a la libertad de prensa que existe en muchos países, impida que los impresos compitan o puedan adaptarse a la web 2.0?
Pese al tipo de plataforma que se use, los problemas para distribuir información siempre existirán. Cambia solamente el modelo de consumo, pero no la esencia de cómo y por qué se censura o restringe la información.
Es más, ahora que en Dubai durante la Conferencia Mundial de la Unión Internacional de las Telecomunicaciones se firmó un nuevo tratado que entrará en vigencia a partir de 2015, habrá gobiernos que se sentirán más libres de censurar, bloquear o filtrar información en la web.
Creo que el problema aumentará, ya que será más fácil para los gobiernos censurar información sin temor a que sean denunciados y descubiertos. Creo que uno de los mayores desafíos que tendremos es que justamente si los medios escritos, que hasta ahora representan el último umbral de la denuncia en contra de los abusos a la libertad de prensa, irán apagando esa plataforma, se irá resintiendo la cultura de la denuncia sobre violaciones a la libertad de prensa y de expresión.
Por último, soy muy optimista con el papel de los medios, ya sean escritos o por cualquier tipo de plataforma. El periodismo siempre se ha reinventado en todas las épocas para hacerse siempre útil, relevante y otorgar valor agregado. Y creo que este desafío inmenso del internet, solo traerá nuevas oportunidades para crear mejor periodismo e innovar en materia de nuevos medios de comunicación.
El periodismo es y será cada día más relevante e importante para la humanidad.

julio 22, 2012

Internet; por fin, nuevo derecho humano


Mientras el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas (CDHNU) pedía por primera vez a los gobiernos que protejan y garanticen la libertad de expresión en internet, un complicado debate sobre el papel de las empresas proveedoras de tecnología y servicios digitales en los países más autoritarios, ha cobrado intensidad.

La solicitud del CDHNU tras reconocer la semana pasada que la libertad de expresión digital y el acceso al internet es un derecho humano, coincidió con un inusual pedido de un grupo de ONGs estadounidenses, dedicado a denunciar violaciones a los derechos humanos en Cuba, Irán, Siria, Sudán y en otras dictaduras. En una carta dirigida a Google, Adobe, McAfee, Yahoo y Facebook, el grupo les exhortó a burlar los embargos económicos que imponen EE.UU. y la Comunidad Europea a los regímenes opresores, para seguir vendiéndoles software y tecnologías de la información.

Si bien los gobiernos represores usan esas tecnologías para censurar contenidos, vigilar y espiar internautas, el grupo considera que se trata de un mal menor, si se compara con el hecho de que el internet, las redes sociales y la telefonía móvil son las herramientas que los disidentes y opositores usan para denunciar abusos, convocar marchas y forzar cambios políticos.

El pedido es muy loable, pero a la vez complejo. Muchas de estas corporaciones, como Google, Apple, Microsoft, Siemens, Ericsson ya fueron sancionadas por vender software y tecnología o colaborar con gobiernos autoritarios, motivando en abril pasado una orden ejecutiva del presidente Barack Obama que prohíbe “vender, ceder o proveer de cualquier manera bienes, servicios o tecnología… que pudieran poner en riesgo los derechos humanos”.

La solicitud de las ONGs desnuda otra disyuntiva permanente a la que se enfrentan estas compañías, entre aceptar las reglas de juego que imponen los gobiernos autócratas o no cumplir con sus objetivos de expansión comercial, como por ejemplo Google, que prefirió renunciar al mega mercado chino, a tener que prestar su motor de búsqueda para la censura oficial.
El dilema pudiera agravarse aún más en el futuro. Se prevé que para el 2020, de no establecerse una fuerte cultura ética y reglas estrictas, muchas empresas tecnológicas cederán a la presión de gobiernos totalitarios, debido a la competencia y los beneficios económicos. Así lo cree una mayoría de más de mil ejecutivos de Nokia, Netflix, Microsoft y Google, consultados por el Centro de Investigación Pew. Esta investigación también planteó dudas razonables sobre el nivel de libertad que habrá en el internet del futuro.
Todo podría empeorar, además, si se considera que en un futuro cercano los países democráticos no serían los únicos en poseer la llave de la ciencia y la innovación informática. Globalización y transferencia de tecnología mediante, los países autoritarios pronto podrían prescindir del extranjero.  
Por ahora, a esos gobiernos les resulta suficiente con controlar mediante adquisición de tecnologías e imposición de leyes restrictivas. Rusia lo demostró esta semana. Diputados oficialistas aprobaron una ley sobre pornografía infantil que la oposición cree será usada para censurar Facebook y Twitter, redes que han sido fundamentales para organizar las marchas de protesta contra el fraude electoral que llevó a Vladimir Putin al poder. Es una treta parecida a la que usó Hugo Chávez, cuando pasó la cláusula de horario de protección al menor, que terminó siendo la clave para ordenar el cierre de medios como Radio Caracas Televisión.
 Aparte de los intereses de gobiernos y empresas, preocupan otros controles más sutiles y que pasan desapercibidos, que también ponen en riesgo la libertad de expresión. Como los algoritmos personalizados, que utilizando nuestros “likes” y búsquedas, van creando nuestro perfil sobre la base de gustos y criterios. Con el tiempo, no solo se pierde privacidad, sino también se consume información complaciente, bloqueándose otros puntos de vista. Se trata de una filtración auto infligida; quizás, de auto censura involuntaria.
Mientras tanto, habrá que ver si la afirmación de Naciones Unidas de que el internet es un derecho humano, ayudará a que éste no solo se piense en función de avances tecnológicos y comerciales, sino de su influencia en la libertad y la conducta humanas.

enero 28, 2011

Faraónica censura


En Egipto el presidente Hosni Mubarak aplicó una censura faraónica sobre el internet, las redes sociales y la telefonía celular con el ánimo de dividir a los jóvenes que usando las nuevas tecnologías armaron gigantescas manifestaciones para protestar por la opresión de décadas desde principios de seamana.
Esta censura sin precedentes de la historia moderna apagó literalmente las comunicaciones en todo Egipto dejando a 83 millones de personas prácticamente en la época de las momias y los faraones, podría convertirse en un búmeran para el gobierno ya que puede incentivar mayores furias que desemboquen en protestas más peligrosas.
Mubarak ordenó un apagón general de las comunicaciones que afectó el viernes a las cuatro operadoras mayores de internet, Link Egypt, Vodafone/Raya, Telecom Egypt y Etisalat Misr, además de dejar inoperativos a las redes sociales, como Facebook y Twitter.
Si bien el gobierno logró controlar la situación, reducir las protestas  y dictó algunas medidas, como la renovación de un nuevo gabinete, aunque no la auto remoción del Presidente, no se sabe a ciencia cierta cuál será la actitud de los jóvenes egipcios cuando se restablezcan las comunicaciones y puedan volver a organizarse. Puede ser que busque que ocurra lo de Túnez, donde se obligó a al presidente Ben Alí a escaparse del país, o que se imponga algún otro tipo de censura como se impuso en Irán el año pasado para controlar a quienes seguína denunciando el fraude en las elecciones.
EEUU pidió libertad de expresión y que Mubarak convierta sus promesas en acciones, incluso la de restaurar las comunicaciones. Habrá que ver en las próximas horas si lo hará y cuáles serán las reacciones.
Lo que realmente se ha probado en estas revueltas en Túnez, Egipto, Yemen, Líbano y Libia, es que el internet y la reacción en cadena que provoca la interactividad en las redes sociales, son elementos esenciales para que se acaben las dictaduras.

diciembre 26, 2008

Delitos virtuales

El internet está cambiando los hábitos de la humanidad. Desde que comenzó su desarrollo masivo en 1990, viene modificando conductas, relaciones, comunicaciones y hasta formas de delinquir.
La gente elige conectarse a la red antes que dormir, hacer deportes o “estar sin hacer nada”, según un sondeo entre 7.159 usuarios de la Asociación Colombiana de Investigación de Medios. Los resultados coinciden con los de Intel publicados esta semana, cuya encuesta entre 2.119 internautas adultos, reveló que el 46% de las mujeres prefiere el internet al sexo y a la televisión.
Si bien a nivel individual la frustración del usuario está relacionada a los 153 billones de spam que se envían a diario, el internet es el nuevo desafío de los gobiernos y sus sistemas de seguridad. Ahora tienen que enfrentar nuevos delitos, desde fraude con tarjetas de crédito, cambios de identidad, hasta proliferación de redes de pedófilos y ataques cibernéticos.
Aparecieron nuevas infracciones, potenciándose además la rapidez y globalización de las anteriores. Por medio de mensajes cibernéticos, por ejemplo, los disturbios en Grecia se contagiaron en minutos a otras ciudades europeas, en solidaridad para vengar el asesinato de un menor; mientras que la policía brasileña desbarató esta semana una red cibernética de pornografía arrestando a personas en zonas tan lejanas como Australia.
La compañía McAfee advirtió que la recesión económica y la falta de atención de parte de los gobiernos a los delitos cibernéticos, puede degradar aún más la confianza de los consumidores. Especializada en seguridad, señaló a China y a Rusia como protectores de este tipo de delincuentes.
EE.UU. acusó este año a individuos y funcionarios de esos países de espionaje electrónico ante la intrusión de hackers en los archivos del Pentágono, lo que motivó a la nueva administración de la Casa Blanca a pensar en crear una oficina de ciberseguridad. El Banco Mundial también reportó que sus sistemas electrónicos fueron penetrados en seis oportunidades en los últimos meses, arriesgándose delicada información financiera.
Lo paradójico es que los países víctimas son los que proveen de tecnología a los agresores. En respuesta, meses atrás, legisladores estadounidenses y europeos anunciaron que crearán leyes para impedir la venta de software para espionaje y bloqueo de internet a gobiernos represivos, así como para promover el desarrollo de herramientas anti censura.
Las compañías privadas como Google, Microsoft y Yahoo, acusadas reiteradamente de proveer tecnología a China y a otros países autoritarios que reprimen a los internautas o bloquean el internet, crearon la Iniciativa de la Red Mundial. Se comprometieron con principios de autorregulación que los obliga a examinar el clima de derechos humanos en un país antes de concluir acuerdos comerciales y a no revelar información privada de sus usuarios.
La censura, el filtrado y el bloqueo son ejercicio diario de gobiernos represivos. Reporteros Sin Fronteras elabora un listado de 15 países “Enemigos del Internet” en el que incluye a Cuba, China, Egipto, Etiopía y Vietnam. El Comité de Protección de Periodistas, en su informe 2008, reporta que hay 125 periodistas encarcelados en el mundo, 56 de ellos por sus trabajos en línea, 24 en China.
A medida que la conexión se extiende más allá de los 1.4 billones de usuarios actuales, emergen nuevos desafíos sobre legislación internacional. Bloquear sitios que incentivan el terrorismo o la pornografía puede ser ilegal en algunos países, pero en otros está permitido. Asimismo, la negación del holocausto puede ser discutido en algunas naciones, pero Google de Alemania y de Francia no puede derivar a sitios sobre ese tema, porque sería ilegal.
Semanas atrás en India, un nuevo foro sobre la gobernabilidad de la red renovó el debate - encabezado por India, Brasil, Rusia y China - para suplantar a la Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números, una firma privada californiana sin fines de lucro y contratada por EE.UU., por un cuerpo intergubernamental. Muchos países, sin embargo, prefieren el status quo, es decir que la gobernabilidad esté en manos privadas, ya que hasta ahora fue y es garantía de libertad.
Lamentablemente, lo que ha quedado demostrado hasta ahora, es que los gobiernos se ven desbordados por las revoluciones tecnológicas que año tras año van creando nuevos hábitos y hasta nuevos delitos.

diciembre 05, 2008

Suicidios modernos

Las nuevas tecnologías de la comunicación han traído grandes avances y enormes desafíos. La globalización achicó el mundo, pero agigantó sus problemas. El internet se convirtió en la mayor herramienta informativa, aunque popularizó el suicidio.

Sólo basta con introducir en Wikipedia esa palabra, y emerge información detallada sobre métodos a utilizar, rapidez y certeza, aspectos que le hubieran ahorrado tanta desdicha a Romeo y Julieta, a Marilyn Monroe, o a quienes en Guayana se inmolaron en 1978 junto a Jim Jones, de la secta Templo del Pueblo.

Para los especialistas, el grado de publicidad dado al suicidio está relacionado al número de casos posteriores. La masificación de la información ha sido, tal vez, lo que incrementó su cantidad. Según la Organización Mundial de la Salud, el suicidio creció un 60% a nivel mundial en los últimos 45 años, registrándose un millón en el 2000.

Para los medios de comunicación tradicionales, la relación suicidio-juventud-imitación es el dilema a la hora de publicar o no hacerlo. Muchos códigos de ética periodística advierten sobre el tema. El periódico español El País resuelve así la disyuntiva: “… la psicología ha comprobado que estas noticias abocan a quitarse la vida a personas que… sienten en ese momento un estímulo de imitación… Deberán publicarse solamente cuando se trate de personas de relevancia o supongan un hecho de interés general”.

Existen medidas, por lo general, para trabar a los medios tradicionales. En Argentina, la semana pasada, ante una orden judicial promovida por el organismo que regula la radiodifusión, el canal Crónica TV tuvo que dejar de mostrar las imágenes de la muerte del ex comisario, Mario Ferreyra, quien se disparó en la sien antes de ser detenido, acusado de violaciones a los derechos humanos durante la dictadura militar. Se habla ahora de promover legislación para prohibir la divulgación de ese tipo de actos y proteger así a la infancia y juventud.

Sin embargo, detener la propagación del suicidio en internet es más engorroso. A principios de año, tras una ola de pactos entre adolescentes japoneses que han creado “clubes de suicidas en internet” vulgarizando esta práctica, la policía informó que de cada sitio que logran cerrar, se abren más de cien que promueven las formas de quitarse la vida, resultándoles casi imposible detener el elogio, la imitación y la apología.

En Japón, si bien la inmolación estuvo tradicionalmente atada a la pérdida del honor y a las personas mayores, el fenómeno ha emigrado hacia los más jóvenes. Como en el resto del mundo, es ahora una de las tres causas mayores de muerte entre personas de 15 y 44 años, provocado por desórdenes mentales y adicción a sustancias tóxicas en un 90%.

El internet, como herramienta de publicación propia, no es el culpable de los suicidios, pero los ha potenciado. Muchos emulan, imitan, buscan su popularidad o se dan fuerzas para cometer aquellos actos que no harían en el anonimato o en la individualidad.

Hace una semana, en Pembroke Pines, a kilómetros de Miami, Abraham Biggs, un joven de 19 años, se quitó la vida promoviendo el acto en su blog que conectó al sitio “en vivo” Justin.TV. Algunos cibernautas intentaron frenarlo, pero otros lo animaron. Su video fue colgado también en YouTube.com y LiveVideo.com. En Finlandia, dos meses antes, Matti Saari, de 22 años, se mató después de asesinar a 10 estudiantes de su escuela, tras mostrarse en YouTube e imitar a otro compatriota que cometió el mismo crimen en 2007. Ambos estaban fascinados por el tiroteo en 1999 de la escuela Columbine, en Colorado.

Un estudio de las universidades británicas Bristol, Oxford y Manchester en abril pasado descubrió, a través de los buscadores Google, Yahoo, MSN y Ask.com, que existen más sitios que animan a quitarse la vida que a ofrecer ayuda y apoyo; mientras que de un total de 420, los tres más populares eran pro suicidio.

Los expertos propician ahora que los buscadores filtren mejor la información, para que los resultados de búsqueda arrojen páginas de prevención. Creen que puede ser una medida eficiente, aunque saben que es insuficiente, si no hay una estrategia global para combatir este nuevo fenómeno de los “suicidios cibernéticos”: su propagación.

noviembre 30, 2008

Gobierno interactivo

Barack Obama inauguró en la campaña política una nueva forma de hacer política: la utilización de las nuevas tecnologías de la información para diseminar su mensaje por un “cambio”, juntar dinero, hacer propaganda y unir voluntades a su estrategia. Nada dejó al azar, todos sus movimientos y mensajes fueron pasados en mensaje de texto a los celulares de sus acólitos, se mostró como nadie en YouTube, y todo su potencial lo desplegó en su página de internet.

En un artículo del The New York Times, se adelanta ahora, por lo que ha salido en su página sobre la transición gubernamental change.gov, que Obama trasladará su estrategia cibernética a la Casa Blanca a la que ya se le agregó el 2.0, significando que será su gobierno el más interactivo de toda la historia. Su idea es no desperdiciar la experiencia de campaña con todas las simpatías recogidas en su interacción con sitios en la red, blogs o diarios en línea y redes sociales.

Se prevé que tiene millones de personas registradas que pueden convertirse en una fuerza de choque tremenda cuando trate de usar esa influencia de pueblo contra los legisladores reacios a no votar a favor de sus leyes. Sin dudas, será una herramienta de lobby sin comparación.

Change.gov muestra ya bastante de lo que vendrá. Con solo visitar la página se pueden observar comunidades de opinión detrás de temas importantes para Obama, como la cuestión de la salud y otros que emergen de la actualidad cotidiana.

Diversidad y pluralidad son palabras que como lemas han acuñado muchos políticos durante las campañas, pero no las han podido poner en práctica durante sus gestiones de gobierno. Sin embargo, la interactividad del internet y la participación masiva que permite, pueden hacer que aquel mañoso adagio de que la democracia es del pueblo y para el pueblo, sea, a partir de ahora, una potencial realidad.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...