No es tan importante el
destino que finalmente tendrá Edward Snowden – si logrará asilarse en algún
país o EE.UU. lo podrá llevar ante la justicia – como el destino que tendrá el
internet, así como la conocemos, experimentamos y disfrutamos.
Los riesgos para que el
internet siga siendo libre y neutral son altísimos y es tal vez el tema al que
menos consideración se la ha dado. Dilma Rousseff acaba de dar en el clavo
después de que se supiera, por filtraciones de Snowden, que la Agencia Nacional
de Seguridad y la CIA operaban en Brasilia un centro de recolección de datos que
implicaba el espionaje de las redes de comunicación del gobierno brasileño y
sus ciudadanos.
La reacción de Rousseff era
previsible, así como la de muchos otros gobiernos que la pergeñaron en estos
días. Brasil ya había intentado en el pasado que la gobernanza del internet mundial
dejara de estar en manos de la agencia estadounidense ICANN, no gubernamental y
sin fines de lucro, para que sea regida por un cuerpo de las Naciones Unidas.
Aunque aquella petición en
apariencia tiene sentido común, el problema es que ese cuerpo termine siendo
dominado por países autoritarios enemigos de la libertad en la web, así como
por muchos años varios países violatorios de los derechos humanos, como Cuba y
Libia, por ejemplo, estuvieron al frente de la Comisión de los Derechos
Humanos.
No es casualidad que ahora,
igual que desde hace una década cuando estábamos frente al proceso de la Cumbre
Mundial de la Sociedad de la Información, los países que más lobby hicieron a
favor de la regulación de la internet a través de la ONU, fueron China, Cuba,
Rusia, Vietnam, Venezuela entre muchos otros países con gobiernos autoritarios
que ven a la libertad en internet como una amenaza a sus aspiraciones de continuar
en el poder.
Siempre fue EE.UU. el que
lideró a otro importante grupo de países que quieren mantener el status quo en
la web, es decir que continúe libre, neutral y sin ataduras, como una
herramienta que hasta ahora ha probado que es fundamental para esparcir la
libertad, la democracia y la igualdad de condiciones para el desarrollo en el
mundo.
Lamentablemente, el caso de
Snowden, o mejor dicho, el espionaje masivo que el gobierno estadounidense ha
desplegado y que fue denunciado por el ex contratista, contradice todos los
principios que EE.UU. venía manteniendo hasta ahora. La pérdida de confianza y
credibilidad actual están minando el futuro del internet.
1 comentario:
El destino es siempre incierto.
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