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diciembre 05, 2008

Suicidios modernos

Las nuevas tecnologías de la comunicación han traído grandes avances y enormes desafíos. La globalización achicó el mundo, pero agigantó sus problemas. El internet se convirtió en la mayor herramienta informativa, aunque popularizó el suicidio.

Sólo basta con introducir en Wikipedia esa palabra, y emerge información detallada sobre métodos a utilizar, rapidez y certeza, aspectos que le hubieran ahorrado tanta desdicha a Romeo y Julieta, a Marilyn Monroe, o a quienes en Guayana se inmolaron en 1978 junto a Jim Jones, de la secta Templo del Pueblo.

Para los especialistas, el grado de publicidad dado al suicidio está relacionado al número de casos posteriores. La masificación de la información ha sido, tal vez, lo que incrementó su cantidad. Según la Organización Mundial de la Salud, el suicidio creció un 60% a nivel mundial en los últimos 45 años, registrándose un millón en el 2000.

Para los medios de comunicación tradicionales, la relación suicidio-juventud-imitación es el dilema a la hora de publicar o no hacerlo. Muchos códigos de ética periodística advierten sobre el tema. El periódico español El País resuelve así la disyuntiva: “… la psicología ha comprobado que estas noticias abocan a quitarse la vida a personas que… sienten en ese momento un estímulo de imitación… Deberán publicarse solamente cuando se trate de personas de relevancia o supongan un hecho de interés general”.

Existen medidas, por lo general, para trabar a los medios tradicionales. En Argentina, la semana pasada, ante una orden judicial promovida por el organismo que regula la radiodifusión, el canal Crónica TV tuvo que dejar de mostrar las imágenes de la muerte del ex comisario, Mario Ferreyra, quien se disparó en la sien antes de ser detenido, acusado de violaciones a los derechos humanos durante la dictadura militar. Se habla ahora de promover legislación para prohibir la divulgación de ese tipo de actos y proteger así a la infancia y juventud.

Sin embargo, detener la propagación del suicidio en internet es más engorroso. A principios de año, tras una ola de pactos entre adolescentes japoneses que han creado “clubes de suicidas en internet” vulgarizando esta práctica, la policía informó que de cada sitio que logran cerrar, se abren más de cien que promueven las formas de quitarse la vida, resultándoles casi imposible detener el elogio, la imitación y la apología.

En Japón, si bien la inmolación estuvo tradicionalmente atada a la pérdida del honor y a las personas mayores, el fenómeno ha emigrado hacia los más jóvenes. Como en el resto del mundo, es ahora una de las tres causas mayores de muerte entre personas de 15 y 44 años, provocado por desórdenes mentales y adicción a sustancias tóxicas en un 90%.

El internet, como herramienta de publicación propia, no es el culpable de los suicidios, pero los ha potenciado. Muchos emulan, imitan, buscan su popularidad o se dan fuerzas para cometer aquellos actos que no harían en el anonimato o en la individualidad.

Hace una semana, en Pembroke Pines, a kilómetros de Miami, Abraham Biggs, un joven de 19 años, se quitó la vida promoviendo el acto en su blog que conectó al sitio “en vivo” Justin.TV. Algunos cibernautas intentaron frenarlo, pero otros lo animaron. Su video fue colgado también en YouTube.com y LiveVideo.com. En Finlandia, dos meses antes, Matti Saari, de 22 años, se mató después de asesinar a 10 estudiantes de su escuela, tras mostrarse en YouTube e imitar a otro compatriota que cometió el mismo crimen en 2007. Ambos estaban fascinados por el tiroteo en 1999 de la escuela Columbine, en Colorado.

Un estudio de las universidades británicas Bristol, Oxford y Manchester en abril pasado descubrió, a través de los buscadores Google, Yahoo, MSN y Ask.com, que existen más sitios que animan a quitarse la vida que a ofrecer ayuda y apoyo; mientras que de un total de 420, los tres más populares eran pro suicidio.

Los expertos propician ahora que los buscadores filtren mejor la información, para que los resultados de búsqueda arrojen páginas de prevención. Creen que puede ser una medida eficiente, aunque saben que es insuficiente, si no hay una estrategia global para combatir este nuevo fenómeno de los “suicidios cibernéticos”: su propagación.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...