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mayo 06, 2018

Las mentiras en la democracia


Se celebró el Día Mundial de la Libertad de Prensa y en casi todos los discursos se aludió a la proliferación de noticias falsas, el gran dolor de cabeza de esta nueva etapa de la era digital.

Nadie hizo autocrítica ni pidió disculpas. Sí se propusieron, y en abundancia, fórmulas para contrarrestarlas y eliminarlas de la faz de la Tierra. Muchos gobiernos y legisladores, consideran que la regulación es la única forma de controlar a las fake news. Como argumento reclaman que se debe defender la democracia, reinstaurar la confianza pública y proteger a los usuarios en las redes sociales.

No creo que el camino sea la regulación. Fue y es la excusa perfecta de los gobiernos autoritarios, siempre en busca de recetas para legitimar la censura. Ante esta nueva moda reguladora, habría que preguntarse: ¿Se debe censurar a los medios y redes sociales, por donde se vehiculizan; o se debe castigar a quienes las originan? Y si se reglamentaran para evitar su intromisión negativa en procesos electorales, ¿no se corre el riesgo de caer en excesos, censurando opiniones, críticas y sátiras de apariencia falsa, pero igualmente válidas?

El peligro es que muchos temas periodísticos - Panamá Papers, FIFAgate, Paradise Papers, Odebrecht – habrían podido censurarse porque en sus inicios fueron rumores y datos dudosos, que alguien pudo haber reclamado por tratarse de noticias falsas.
Por esto creo que soportar mentiras, es el precio a pagar para descubrir verdades. La falsedad, incluso con la intención de causar daño, es el precio por vivir en libertad y con libertades de prensa y expresión.

Los legisladores no deberían apresurarse a legislar. Deben ser prudentes, permitir que el tema decante en la opinión pública e incentivar más debate.  Si se legisla cuando todavía existe confusión, se corre el riesgo de sobreactuar y extralimitarse con las prohibiciones.

Preocupa que la atención sobre las mentiras esté enfocada a censurar a los medios y a las redes sociales y no a sus usinas y fábricas. Las más perniciosas están alejadas del Periodismo, más bien son parte de los aparatos de propaganda gubernamentales, como lo demostró la trama rusa en EEUU.

No hay que ir tan lejos a buscar responsables. Todos los gobiernos y partidos políticos, con la ayuda de consultoras y de agencias, contratan ciber militantes que ofrecen servicios de trolls y bots. El trabajo de estos centros de propaganda y manipulación es crear cuentas de usuarios anónimas o con nombres ficticios para hacer campañas de desprestigio, insultar o instalar trending topics y manosear así la conversación pública. Hacerlo no requiere ni mucha profesionalidad ni muchos recursos. Ya no hay campaña política sin estos artilugios.

Algunos gobiernos muestran a cabalidad los efectos y excesos que se cometen cuando se legisla sobre contenidos y mensajes. Las leyes de propaganda enemiga y mordaza en Cuba y Venezuela, criminalizan toda crítica, opinión e información que no se ajuste a la “verdad oficial”, única y autorizada. Muchos periodistas y ciudadanos cumplen sentencias de 20 años de cárcel por el delito de opinión.

Sin dudas que las noticias falsas tienen influencia negativa en la confianza pública, debilitan las instituciones. Son un tema a remediar. Mucho debe pasar por la autorregulación. Facebook, Google y otras empresas digitales necesitan hacer mayores esfuerzos para diferenciar contenidos falsos de los que provienen de fuentes honestas. Deben ser más transparentes en la moderación de contenidos, impedir la publicidad engañosa y evitar la manipulación de los datos de los usuarios.  

El Periodismo debe procurar más calidad en los contenidos. Investigar y hacer del  fact checking un nuevo género periodístico. Todos, medios, redes sociales y gobiernos deben alfabetizar digitalmente a los usuarios para que reconozcan y no viralicen las noticias falsas.

Pero donde se impone estricta legislación es ante gobiernos y partidos políticos. Se necesita más transparencia sobre la financiación de las campañas electorales y sobre sus sistemas de propaganda, fábricas de fake news.  

En casos de información y contenidos, la Primera Enmienda de la Constitución de EEUU es tajante. Prohíbe al gobierno crear leyes que censuren esas libertades, incluidas las noticias falsas. trottiart@gmail.com

octubre 14, 2017

Adictos a nosotros mismos

Los periodistas y medios de comunicación eran los únicos que hasta hace poco tenían el privilegio de informar, comentar y divulgar fotos y videos. Eran quienes dominaban y motivaban la conversación pública.

Ahora esa conversación se ha amplificado gracias a las redes sociales, aunque no significa que la comunicación haya mejorado. A los diarios, la radio y la televisión siempre se les ha achacado abrumarnos con una versión híper negativa de la realidad, pero las redes no han logrado enmendar esa situación.

Por el contrario, se han convertido en un espejo desvirtuado de la realidad, repletas de ficción tipo reality show, de vidas editadas y retocadas en las que se esconden y disfrazan otros yo. Aún peor, nos han hecho adictos de esa realidad virtual, con sensaciones de bienestar o malestar según la cantidad de likes y aprobación recibida.

En realidad, no son las redes el problema, sino la actitud de proyectar imágenes artificiosas de uno mismo que termina desviándose hacia una adicción tan potente como la que ofrece cualquier alucinógeno. Esa tecno dependencia o uso desmedido de las redes y de su extensión natural, los teléfonos inteligentes, atrajeron otros problemas sociales: accidentes de tránsito, diálogos familiares interrumpidos e improductividad laboral.

Las redes nos desnudan y potencian vicios y virtudes que creíamos en otros. Ya no se puede tirar la primera piedra. Descubrimos que el narcisismo no es solo patrimonio de políticos y celebridades y que los poderosos no son los únicos con aires de superioridad. Somos buenos y malos, y lo exhibimos. Damos consejos, somos coach, mostramos lo que comemos, motivamos con frases de famosos y buscamos en las pantallas lo que a veces se nos dificulta encontrar en la vida presencial.

Desinhibidos virtualmente de lo que nos avergonzaría en la vida real, también mentimos, envidiamos, acosamos y envenenamos. Los memes han transformado el humor en pura burla y sátira. Otros muchos usan las redes para delinquir. Los depredadores, estafadores, acosadores y ladrones de identidad consiguieron un escenario ampliado hasta el infinito.

Llega un punto que tanta información y adicción desgasta, cansa y aburre. Así lo demostró un experimento de la organización danesa The Happiness Research Institute. Se le pidió a un grupo de usuarios no usar Facebook por una semana. El resultado fue asombroso. Sin acceso a Facebook, admitieron sentirse más felices, menos solos y que aprovecharon mejor el tiempo. Interactuaron más, tuvieron más concentración y fueron más eficientes en sus trabajos.

No todo es malo. En columnas anteriores he ponderado hasta el cansancio la vitalidad y pluralidad informativa y social que aportan las redes. Solo basta observar su contribución durante los desastres naturales de los últimos meses. Tras el paso atroz de los huracanes por el Caribe o del terremoto en México, la convocatoria espontánea y organizada en las redes sociales sirvió para reencontrar familiares, buscar víctimas y ayudar a los damnificados. Sin Whatsapp, Messenger, Facebook o Twitter las catástrofes hubieran sido peores.

No obstante, por esa solidaridad y unidad descomunal no se puede perder de vista que las redes también engendran y potencian rumores, noticias falsas y propaganda. No solo el “rusiagate” en la campaña electoral estadounidense mostró esos vicios. En el terremoto de México algunos internautas generaron pánico anunciando más sismos inexistentes o inventaron a Frida, una niña de 12 años atrapada bajo los escombros que nunca existió, pero cuyo rescate mantuvo en vilo a la comunidad internacional por varios días.

Por suerte, las compañías tecnológicas, conscientes de los vicios y abusos, están buscando mejorar la comunicación y proteger a los usuarios. Incorporaron botones de alerta, métodos de prevención y denuncia, y están atentas a nuevas amenazas, desde ataques cibernéticos hasta juegos virtuales como la Ballena Azul que incentiva actitudes suicidas en los adolescentes.


Para salir de esta adicción, apagar las redes de nuestras vidas como plantea el instituto danés es imposible. Lo viable, sin embargo, es tomar conciencia de la tecno dependencia, usar las redes con responsabilidad y no permitir que nos afecte la vida ilusoria y paralela que en ellas se proyecta. trottiart@gmail.com

febrero 04, 2017

El Periodismo y la sabiduría convencional en la era Trump

Si el periodismo se deja arrastrar por lo políticamente correcto y se tienta por adular a una mayoría de ciudadanos e instituciones que han convertido en pasatiempo nacional y mundial las críticas contra Donald Trump, corre el riesgo de cometer el mismo error que durante las elecciones: No apreciar toda la realidad.

Desde que el periodismo tradicional se volvió más interpretativo, desdibujando la línea divisoria entre hechos y opiniones, muchos periodistas y medios relegaron su tarea de fiscalizar con denuncias sustanciadas en los hechos, por la de acusar y confrontar al poder con opiniones, una actitud a veces rayana al activismo.

Las opiniones no son malas, sí su exageración. No suelen tener todo el contexto ni todos los ángulos y fácilmente se alinean a la sabiduría convencional, aquellas ideas o conceptos que se creen verdaderos hasta que la realidad demuestra lo contrario. Sirve de ejemplo el vaticinio de que Trump perdería las elecciones o el fin de la supremacía económica de EEUU tras la crisis financiera de 2008.

Tampoco es fácil reportar hechos y no opinar sobre Trump. Hasta quienes pretenden defender sus políticas se ven traicionados por la catarata de tuits  altisonantes, decretos y anuncios rimbombantes. Si a su verborragia le bajara decibeles, muchas de sus medidas no generarían tanta controversia. Pero le divierte su estilo de sensacionalismo televisivo. Cuando la gente y la prensa se enfrascan en discusiones sobre el aborto, el muro, la nominación de un juez o una pulseada con Irán, él pega un viraje con algo más impactante y deja a todos con la palabra en la boca y desorientados. De ahí que las conversaciones que generó en sus primeros días, parecieran del siglo pasado.

Esa desorientación pone a los medios a la defensiva, a reaccionar por todo, perdiendo neutralidad y balance. A muchos Trump se les vuelve una cuestión de piel y le critican todo, ya sea que amoneste a Rusia por abusos en Crimea o a Israel por asentamientos en Palestina. Con la restricción temporal a inmigrantes de siete países pasa lo mismo, habiéndose despertado una crítica sin todos los ángulos. Ahora se muestra a los ejecutivos de Facebook, Google y Netflix sensibilizados por la crisis humana de los refugiados, cuando lo que venían pidiendo eran más visas para contratar a inmigrantes con talentos especiales.

El problema es que cuando la confrontación es constante y las opiniones prevalecen sobre los hechos o las críticas tienen la misma intensidad sin diferenciar lo esencial de lo trivial, el público pierde confianza en los medios, pese a que se muestre tan entretenido como un grupo de hombres mirando el desfile de Victoria Secret. Las críticas como deporte las retrató bien una sátira del programa Saturday Night Live el sábado pasado. Unos actores que hicieron de analistas de CNN, opinaban sobre temas tan distintos como el muro, las relaciones Trump/Putin o su falta de cariño a la ahora desaparecida Melania, pero lo hacían usando las mismas palabras, solo cambiando el tono de la voz.

El académico Tom Rosentiel lo dibujó muy bien al hablar del papel del periodismo como perro guardián. No se necesita que ladren a cada auto dijo, sino que le ladren a lo esencial. Rosentiel cree que en épocas turbulentas como la actual se deben diferenciar las noticias de las opiniones. El Centro de Investigación Pew sobre Medios respalda su posición. Un sondeo reveló que un 69% de la gente quiere que la prensa se encargue de verificar la información, que se denuncien las mentiras de los funcionarios, pero que también se le presenten los hechos sin interpretación.

El desafío es mayúsculo en época de crisis y polarización como esta, en la que se han acuñado nuevos términos como post verdad, hechos alternativos y noticias falsas. Para combatir esta tendencia, también el público debe estar abierto a escuchar otras tendencias, perspectivas y no quedarse en la comodidad de escuchar y leer solo lo que sintoniza con su opinión.

El periodismo debe seguir siendo contrapeso o abogado del diablo de las mayorías, exponiéndole los puntos de vista y las voces de las minorías. Tiene que alejarse de la sabiduría convencional y regresar a sus fuentes: Investigar con rigurosidad, denunciar con precisión e iluminar con altura. trottiart@gmail.com


junio 25, 2016

Requisito democrático: Noticias rentables

Las tendencias de consumo en EEUU tarde o temprano se expanden por América Latina, desde las modas y la comida chatarra hasta el entretenimiento y las formas de leer las noticias.

Los medios de comunicación no son ajenos a ellas. El informe del Pew Center sobre el Estado de la Prensa en 2016 no augura la desaparición de los periódicos, radios y televisión, pero les aconseja cambios profundos para sobrevivir. Deben abrazar a sus audiencias, entender sus hábitos y probar nuevos formatos para distribuir información.

El estudio no dice lo obvio: Sin calidad periodística y medios rentables, la sociedad y la democracia serán superficiales y más débiles. Lo que sí se desprende del informe es que no es suficiente con crear buenos contenidos. Hay que saber distribuirlos y usar formatos más interactivos y atractivos para encantar al público.

Los cambios en el consumo son generacionales; no hay vuelta atrás. Los jóvenes prefieren interactuar en Facebook, chatear en Whatsapp y ver videos en YouTube o Snapchat, a consumir noticias pasivamente en los medios. Y esta experiencia ocurre cada vez más en los teléfonos móviles, tendencia confirmada por la publicidad, donde ha crecido más de un 65% en 2015.

El problema es que los cambios de hábitos en el consumo son vertiginosos, no así la adaptación a estos de parte de las empresas periodísticas. Esa falta de sincronía se observa en los medios tradicionales estadounidenses, algo que en América Latina podría agravarse debido a la retracción de la publicidad como consecuencia de la recesión económica que se experimenta.

Los diarios estadounidenses son los más complicados. Arrastran una tendencia a la baja desde hace una década. En 2015 su circulación en papel cayó un 7% y sus ingresos por publicidad un 8%. Obligados por la situación, despiden periodistas y se achican, pero pierden calidad y lectores, debilitándose ante sus anunciantes que eligen otros medios. Para detener el círculo vicioso, abandonan el papel, pero sus versiones digitales, fuertes en penetración pero débiles en ingresos, son parches que no detienen la hemorragia.

Para colmo de males, la competencia es muy desleal. Google, Facebook, Microsoft, Yahoo y Twitter no gastan un centavo en fabricar contenidos, los chupan de los medios tradicionales y de sus propios usuarios, utilizándolos como excelentes vehículos publicitarios para alcanzar a sus masivas audiencias. Estos nuevos medios han embolsado el 65% de los 60 billones de dólares en publicidad que se gastó el año pasado. Facebook, con más de 1.500 millones de usuarios y 500 millones en Instagram, se quedó con un 30% de esa ganancia.

No hay forma de competir con semejantes audiencias y con estas empresas que invierten millones en nuevos productos y que, a su vez, terminan acelerando los cambios en los hábitos de consumo. Las compras por internet siguen trepando, la TV ya no compite con el cable sino con Netflix o youTube, el taxi contra Uber y la industria hotelera contra Expedia y Airbnb. En definitiva, han sabido crear un efectivo círculo virtuoso: Mejores servicios, más audiencias, mayores beneficios.

Nadie, sin embargo, ni los medios tradicionales ni los nuevos, pueden confiarse de unas audiencias cada vez más inteligentes, inquietas y consumistas, pero también poco leales. De ahí que no basta con la buena reputación de la empresa, al público hay que conquistarlo día tras día con nuevos y mejores servicios.

Tampoco todo está perdido para los sitios digitales de los diarios, radios y tv. Siguen siendo los preferidos por el público para obtener información confiable. Su gran desafío radica no solo en investigar, fiscalizar al poder, denunciar corrupción pública y privada, sino también regenerar su modelo de negocio para tener más opciones de éxito.

Sobre estas opciones debatiremos en Miami esta próxima semana. La conferencia SIPConnect, en su segunda edición que organizamos con la Sociedad Interamericana de Prensa, tiene como objetivo que todos los medios, sin importar la plataforma escogida para distribuir contenidos, tengan acceso a herramientas y habilidades que les permitan ser eficientes y rentables.


Crear agenda y opinión pública depende de la salud económica de los medios y del Periodismo. Sin ellos, una audiencia no es comunidad, sino multitud y masa. trottiart@gmail.com

marzo 10, 2015

Libertad de prensa en las Américas

Al terminar este lunes las deliberaciones de la Sociedad Interamericana de Prensa en Panamá, quedó un mensaje para la Cumbre de las Américas que se celebrará en abril próximo: Las democracias, para que se precien de tal, necesitan ofrecer una alta dosis de libertad individual a sus ciudadanos y garantizar libertad de prensa y expresión.

Será la primera vez que Barack Obama y Raúl Castro se sentarán en una misma mesa; cruzarán miradas y estrecharán manos sin condicionamientos ideológicos ni diplomáticos. No obstante el optimismo, la SIP insistirá que el acuerdo político-económico será en vano si el gobierno de los Castro sigue golpeando, deteniendo y encarcelando a quienes expresen sus opiniones o debatan por internet.

La reunión de abril, para que se precie de Cumbre, tendrá que lidiar sobre desarrollo sostenible, pobreza, falta de agua, narcotráfico, procesos políticos insostenibles, como el de Venezuela, y sobre el renovado papel que tendrá que jugar una Organización de Estados Americanos más eficiente y ágil. Pero tampoco podrá desconocer que el continente está retrocediendo a pasos agigantados en materia de libertad de prensa y de expresión vulnerándose la esencia misma de la democracia.

Para este lunes, la SIP habrá señalado que la violencia contra periodistas, medios de comunicación y usuarios de redes sociales conspira contra las libertades que deben resguardarse en una democracia. La ineficiencia de los sistemas de protección de periodistas y el asesinato de siete en los últimos tres meses, en Colombia, Honduras, México y Perú, además de la impunidad que rodean a crímenes anteriores – solo en Colombia prescribieron cuatro casos en 2014 y tres más lo harán este año – demuestran el retroceso.

No solo los periodistas están sufriendo represalias físicas y presiones legales-judiciales. En Venezuela el gobierno de Nicolás Maduro procesó y detuvo a siete usuarios de Twitter por violentar la seguridad nacional, es decir por hablar mal del Presidente. En Ecuador, Rafael Correa hizo cerrar cinco cuentas de Twitter y varias en Facebook porque los usuarios osaron reírse y burlarse del gobierno.

En México fue peor, el crimen organizado asesinó a una usuaria de Facebook porque denunció actividades del narcotráfico. Algo que los medios tradicionales y periodistas obvian y se autocensuran para evitar seguir siendo blanco, en un país que el Estado es poco eficiente para controlar tanta violencia.

En materia de internet la SIP ha puesto el grito en el cielo. Cada vez es más palpable el uso que le dan los gobiernos - EEUU, Canadá, Colombia, Argentina, Venezuela, Panamá y Ecuador - para restringir las libertades individuales más que para empoderar a los ciudadanos. Las potenciales amenazas del terrorismo, que en la mayoría de los casos se usa como excusa para vigilar a los ciudadanos, han servido a los gobiernos para crear intrincados sistemas de espionaje con la intención de vigilar ciudadanos, neutralizar denuncias de periodistas y detener estrategias de los políticos de oposición.

En la Cumbre de las Américas tampoco será bueno que los casos de Dilma Rousseff y Petrobras en Brasil o la interminable lista de Amado Bodou en Argentina eviten que se vea el bosque de la corrupción cultural y casi generalizada. Muchos gobiernos siguen usando los dineros del Estado como propios, viven haciendo propaganda de sus actos como si vivieran en procesos electorales continuos y el dinero para viviendas y salud lo siguen derrochando en clientelismo para llenar narcisistas actos partidarios.     

La Cumbre deberá revisar varios casos de democracias que no son tales y que pasan debajo del radar por el espejismo de vivir en elección tras elección. Venezuela es el caso más patético de cómo estos procesos le permiten al gobierno sobrevivir, escondiendo engaños y restricciones.

Sin embargo, es Ecuador el país al que se debiera ponerle mayor atención. Correa ha creado una ley de Comunicación con la que legitima la censura. En un par de meses ha extendido 37 procesos y sanciones económicas a medios, periodistas y usuarios de internet. Mandó a cerrar dos radios y cuentas de usuarios en redes sociales. Su tendencia medieval a censurar a sus críticos no tiene fin y es una tendencia que tenderá a agravarse en el futuro inmediato. 

febrero 07, 2013

Periodismo superficial


Las recientes denuncias sobre corrupción en la FIFA y el dopaje del ciclista Lance Armstrong, muestran las debilidades de un periodismo deportivo superficial, más dedicado a entretener y comentar, que a investigar y a asumir la responsabilidad de informar.
El periodismo deportivo se asume casi como espectador de tribuna. Ofrece testimonio de lo que ocurre, pero no profundiza. De ahí que ofrezca récords, resultados o escándalos con la misma resonancia que intensidad. En esa escala, vale igual que a Lionel Messi le otorguen un cuarto Balón de Oro, que a Manny Pacquiao le arrebaten la corona mundial o que se gasten millones en arreglos de partidos y peleas. Tampoco se distinguen pecados de delitos ni crímenes de discriminación, da lo mismo las infidelidades de Tiger Woods que el dopaje de Armstrong o la violencia de las barras bravas que el racismo irascible en los estadios.
Es inexplicable como el periodismo especializado no investiga ni anticipa, contentándose solo con recoger y comentar las denuncias de los afectados. Una falta de protagonismo que menosprecia tanto la relevante misión de la prensa, como la confianza depositada por el público.
El caso de Armstrong revela esa incapacidad. Es difícil comprender como este ídolo universal, ganador de siete Tours de Francia, se pasó más de una década haciendo de víctima, negando denuncias sobre dopaje y amenazando a sus compañeros de equipo para que mantengan los secretos, sin que una  investigación periodística lo haya desenmascarado con antelación.
Si el periodismo hubiera cumplido con averiguar las denuncias de los últimos años, ni Armstrong habría ganado tantas competencias a base de mentiras, ni el público se hubiera sentido lastimado. Pero hubo que esperar un informe reciente de la agencia antidopaje estadounidense que calificó este caso como el “más sofisticado, profesionalizado y exitoso en la historia del deporte” y a que Armstrong confesara sus adicciones en el show de Oprah Winfrey, para que el periodismo también dejara de creer en el héroe.
El caso de Armstrong es una grave omisión de la prensa especializada, pero no la única. La reciente investigación de la revista France Football revela la corrupción enquistada dentro de la FIFA. Acusa al ex presidente francés, Nicolás Sarkozy, y a las autoridades del fútbol mundial y de varias federaciones africanas, latinoamericanas y caribeñas, por haber favorecido a Qatar para que consiga la sede de la Copa Mundial de 2022, a cambio de millones de dólares y favores a futuro.
Las denuncias no son nuevas, datan de 2010 cuando el pequeño Qatar le ganó la pulseada a EE.UU. y Rusia se quedó con la sede del 2018, arrebatándole el privilegio a Inglaterra. La prensa inglesa de aquella época despedazó con titulares de corrupción al presidente de la FIFA, Joseph Blatter, pero careció de fuerza y credibilidad. Es que no investigó, solo se hizo eco de las denuncias de la federación inglesa que, sabiendo de irregularidades desde hace años, recién las filtró a los medios cuando supo que no tenía chances ante Rusia. De haber conseguido la sede, seguramente hubiera mantenido silencio.
De esa trama oscura de premios y favores dentro de la FIFA ya hablaba Diego Maradona, quien acusó de mafioso a Joao Havelange, el ex rector por 24 años de la entidad. Pero a diferencia de Maradona, la revista France Football goza de credibilidad. Su investigación puede ayudar a que por fin el Comité de Ética de la FIFA deje de resolver toda acusación como simple conflicto de interés y a que intervenga la justicia.
Respecto a los medios, la superficialidad no solo es debilidad del periodismo deportivo. La crisis económica obligó a muchos a recortar gastos y personal, lo que derivó en una reducción general de calidad informativa. Sin embargo, esta debilidad puede resultar en una gran oportunidad. Siendo la sección deportiva muy atractiva para los anunciantes y la potencialmente más rentable, podría ser el sitio ideal por donde reinvertir en reporteros y periodistas de investigación.
Un periodismo deportivo menos espectador, más profundo y comprometido, preocupado en descubrir hechos no solo en cubrir eventos, ayudaría a mejorar el deporte, a elevar la credibilidad de la prensa y a aumentar la confianza del público. 

noviembre 03, 2012

En Memoria de Verónica Guerin


La periodista irlandesa Verónica Guerin fue asesinada el 26 de junio de 1996 por narcotraficantes que hicieron lo imposible para que ella no reporte ni investigue sobre sus sucios negocios.

Una amiga en Harvard University, June Erlick, profesora de un curso sobre la relación del periodismo en el cine y editora de la prestigiosa publicación ReVista del Centro David Rockefeller para Asuntos Latinoamericanos, me invitó a una de sus premieres para presentar esta película sobre la vida de Verónica Guerin, un “true story”, interpretada por la extraordinaria Kate Blanchet.

Se trata de una película que ningún periodista o estudiante de comunicación debería perderse. Enseña mucho sobre la conducta de los periodistas, su forma de trabajar y sus miedos, frustraciones y conflictos éticos.

La presentación sirvió para honrar la memoria de muchas periodistas que en el mundo y principalmente en América Latina fueron asesinadas por tratar de descubrir la verdad. Una de ellas, la guatemalteca Irma Flaquer, caso que June investigó y que en las próximos meses la llevará a presentar su libro sobre el caso en Guatemala y Colombia.

Estas son algunas de las cosas que plantee antes y después de la proyección de la película:
Desde una perspectiva periodística, esta película nos enfrenta a nuestra misión de cómo descubrimos lo oculto, buscamos la verdad y el costo que ello conlleva. Siempre dije que hacer periodismo no es sobre cómo cubrimos hechos y eventos, sino el arte de descubrir e iluminar los hechos más complejos y ocultos.

En la vida de Verónica podremos observar la línea delgada que separa la pasión de la obsesión, siendo que la primera nos hace tomar caminos inteligentes; mientras que la obsesión, hacer cosas tontas.

La vida y la muerte de Verónica fueron trascendentes. Aunque sus medios para alcanzar su fin no siempre estuvieron sincronizados con principios éticos y profesionales, al final llegó a hacer una diferencia como ella pretendía durante su carrera, especialmente en los dos últimos años de su vida cuando decidió investigar al narcotráfico de su país.

Varios mafiosos terminaron pagando en la cárcel por su crimen y viendo como sus negocios se desbarataban. Hubo reformas constitucionales y legales con las que se agravaron estos delitos, lo que en los primeros años después del asesinato de Verónica ayudó para que la tasa de criminalidad se redujera considerablemente.

Para lograr sus fines, Verónica muchas veces sobrepasó criterios éticos del periodismo a tal punto de ser más activista por una causa que periodista, se involucró con fuentes de la criminalidad, pagó para obtener información,  terminó usando rumores como información fidedigna y quiso obtener justica por sus propias manos.

Me quedaron en el tintero varias preguntas que se las hice a la audiencia para generar un debate, entre ellas: ¿Su periódico hizo lo suficiente para defenderla? ¿Su conducta puso en riesgo la vida de otros periodistas y la de sus familiares? ¿Debió ella autocensurarse? ¿Pudo ella descubrir lo mismo y alcanzar sus fines sin exponerse a tantos riesgos? ¿Vale pagar un precio tan alto por descubrir la verdad?

En el auditorio no tuvimos la sapiencia para contestar todas las preguntas. La vida y muerte de Verónica tan bien interpretadas en la película, lo dejan a uno aturdido, confundido, repensando en el papel del periodismo en la sociedad, en el papel que cada uno de nosotros como periodista ha jugado hasta ahora. Verónica hace pensar y pensarse a uno mismo.

Sin dudas es una película que deberían ver todos los periodistas y aspirantes a periodista. 

febrero 06, 2012

En riesgo de caer como México

Honduras está en riesgo de seguir la misma ruta de México: SIP

6 febrero, 2012 - Publicado por La Tribuna


TEGUCIGALPA.- La peligrosidad que enfrenta el ejercicio del periodismo en México, se acrecienta cada día en la región centroamericana, específicamente en Honduras, por los altos niveles de criminalidad y urge prepararse para disminuir el riesgo, según un grupo de expositores de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
El ejercicio del periodismo en Honduras exige el implemento de coberturas más seguras.
María Idalia Gómez, Ricardo Trotti, Jorge Luis Sierra, Francisco Cuamea y Bernardo Gómez del Campo, estuvieron en el país la semana anterior y consideraron necesario disminuir el riesgo en las coberturas.
Con apoyo de la Asociación de Medios de Comunicación (AMC) de Honduras, la semana anterior los representantes de la SIP capacitaron a comunicadores, de Tegucigalpa y San Pedro Sula.
Los expositores reseñaron que desde finales de los años 90 los comunicadores mexicanos han tenido que aprender a saber cómo orientar sus trabajos y así evitar ser una víctima más de la “guerra” que han desatado los cárteles por controlar el tráfico y distribución de droga en ese país.
Se estima que en los últimos años unos 100 periodistas han muerto por divulgar información sobre la criminalidad que vive ese país norteamericano, mientras que otros medios son víctimas de atentados terroristas y reprimidos con constantes amenazas.
Indicaron que con la confabulación de las autoridades y por los altos niveles de impunidad, los profesionales de la comunicación han optado por tomar sus propias medidas, creando estrategias para hacer coberturas más seguras.
Debido a que la telaraña de esta situación se extiende hacia los países próximos, como los que integran el Triángulo Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras), la SIP trabaja en compartir esas experiencias para evitar más muertes.
TALLER
Los expertos de la SIP, que también están a cargo de diferentes medios en sus países de origen, ejemplificaron cómo el narcotráfico ha influido para cambiar la orientación de sus informaciones.
La consultora de la unidad de respuesta rápida de la SIP, María Idalia Gómez, consideró que Honduras va en la ruta que sigue México en la actualidad, ya que la situación social e institucional es similar cuando inició la pesadilla en su país.
“El crimen ha callado regiones enteras donde ya no se publican notas de violencia, ha logrado desarticular las estructuras solidas del periodismo y limitan a que la sociedad no se pueda informar libremente”, expresó.
“La violencia nos está obligando a construir un periodismo que informe para formar, pero el proceso no termina, ya que las espirales de violencia y economía significan cambios radicales”.
Gómez dijo que esta situación ha provocado también que las mafias puedan dirigir las agendas cotidianas de los medios de comunicación y cada vez se estrecha más el entorno informativo golpeando directamente la democracia.
Aunque los receptores habían optado por las redes sociales para informarse debido a que algunos medios ya no son útiles, ya están dejando de hacerlo, porque ese medio ha costado vidas de personas que divulgaron una información de crimen.
Expertos de la SIP enseñaron a los periodistas algunas técnicas de cómo ejercer su trabajo en zonas peligrosas.
Gómez advirtió que todos los países que recepcionan droga, que están en el tránsito y donde operan las mafias internacionales como la trata de personas, lavado de dinero, la corrupción en las instituciones, son oportunidades para que se produzca lo de México.
Advirtió que por la posición geográfica, la utilización estratégica, la impunidad,  la debilidad de las instituciones de dar e impartir justicia y porque la Sociedad todavía no toma conciencia, Honduras está en la ruta de vivir la situación que enfrenta su país.
A la fecha se contabilizan 17 comunicadores ultimados en varias zonas del país, y todos los casos permanecen en la impunidad, denotando la necesidad de ejercer un periodismo seguro, bien fundamentado y creativo.
VALORES
El director de Instituto de Prensa y de Libertad de Prensa de la SIP, Ricardo Trotti, consideró que el periodismo debe desarrollase con creatividad y credibilidad, basado en los valores fundamentales.
Dijo que los periodistas deben estar siempre en busca de la verdad, mantener su independencia y tratar de publicar absolutamente todo. Sin tratar de censurarse, pero con la prudencia necesaria para decir las cosas evadiendo las represalias.
Trotti recalcó que es necesario conformar una cultura de honestidad en las redacciones, porque el periodista trabaja con materia, que es el alimento de toda una sociedad para tomar decisiones.
“La ética debe ser nuestro norte y tomar las experiencias positivas de los países donde se ha vivido un ambiente de violencia”, refirió, para sugerir el desarrollo de un periodismo solidario.
Además, los dueños y directores de medios tienen que tener una mayor conciencia y mejor cultura de la protección y seguridad de los periodistas, implementando los protocolos de seguridad, no solamente adaptarse a los cambios tecnológicos.
En relación al anuncio del Presidente Porfirio Lobo sobre las regulaciones que pretende implementar a la prensa nacional, Trotti manifestó que la SIP está preocupada por ese anuncio, ya que por lo general ese tipo de legislaturas buscan entrometerse en los contenidos de los medios.
Trotti recomendó a los comunicadores proteger la libertad de prensa y expresión, por lo tanto los medios y periodistas deben estar alertas, hablar sobre el tema y concientizar al público en general porque al final se restringe a la gente a estar debidamente informados. (YB).

agosto 15, 2010

Wikileaks, la verdad y la seguridad

Desde que hace un mes el sitio de internet Wikileaks, dedicado desde que abrió en 2006, a difundir documentos secretos, publicó unos 76 mil sobre EEUU y su involucramiento en la guerra de Afganistán, todo tipo de argumentos, a favor y en contra, sobre los derechos u obligaciones del sitio y sobre el papel de la prensa, respecto a temas tan complejos como la seguridad nacional, arreciaron en los medios de comunicación tradicionales, en las redes sociales y en el internet.
Hasta ahora nunca había habido tanto debate, tal vez porque estamos en una época de mayor interactividad y todo el mundo - como antes – no solo que piensa, sino que ahora tiene más posibilidades de expresar sus pensamientos.
Hay varios componentes en este caso que tienen que ver no solo con cuestiones legales, sino con la ética, desde que previamente un análisis sobre estos documentos fue expresado días antes de su publicación por The New York Times, The Guardian y Der Spiegel.
El gobierno estadounidense poco pudo hacer y seguramente intentará, además de proferir amenazas como las que hizo esta semana el Pentágono para evitar que Wikileaks difunda 15 mil documentos adicionales, entablar algún tipo de demanda para detener el sitio a que siga “poniendo el riesgo de personas en Afganistán”, así sean soldados, civiles, contratistas y la seguridad nacional.
Para EEUU no es una situación saludable, no solo por los documentos que debe trabar, sino porque siendo el país que clama por la liberación de internet y ha estado siempre renuente en los foros internacionales a que el internet sea regulado por los gobiernos, pudiera ahora correr el riesgo de tener que ponerse en el bando de los “malos”, aquellos gobiernos que buscan cualquier estrategia para imponer controles.
Es cierto que el tema de seguridad nacional es uno de los dilemas éticos a los que se debe enfrentar el periodismo toda vez que tiene que sacar los trapitos al sol, pero es también necesario que muchas veces los medios deben desafiar al sistema y a las leyes cuando hay informaciones que tienen mayor “interés común y social” que el de los propios gobiernos, que por naturaleza siempre tratarán de ocultar información o al menos mantenerla clasificada.
Nos podríamos imaginar que pasaría en situaciones similares con otros gobiernos que pasarían por la misma situación que EEUU. Chávez ya estaría hablando de conspiraciones promovidas por el imperio, Fidel de que esto es parte del embargo, los chinos acusando a los rusos y los coreanos del norte a los del sur.
El balance es difícil: verdad, seguridad nacional, derecho a publicar y deberes de no publicar.
Seguramente en los próximos días este tema tendrá nueva aristas cuando Wikileaks decida publicar el resto de los 15 mil documentos. Alago que a su creador, Assange, ya le valió que lo contraten diarios suecos como columnista.

enero 23, 2010

Haití, militares y periodismo

Es difícil que haya una buena conexión entre militares y periodistas, los primeros porque anteponen la seguridad a cualquier tipo de información y los segundos porque quieren escarbar en los lugares que especialmente se pretende mantener ocultos.
En Haití hay mucho de eso. Los periodistas también se interesan por informar sobre violaciones a los derechos humanos, perpetrados por abusos, a veces involuntarios y otros deliberados, de las fuerzas policiales y militares que tratan de controlar las turbas y a los saqueadores. En contextos caóticos, no es difícil que se cometan arbitrariedades.

Lo más lamentable de esta semana fue que los militares estadounidenses desalojaron a los periodistas del aeropuerto de Puerto Príncipe, con bastante arrogancia y sin dar muchas explicaciones, lo que creo momentos de tensión, ya que los comunicadores necesitaban de las instalaciones del aeropuerto para disponer facilidades básicas, que no hay en la capital, para poder transmitir las noticias.

Fue por ello que la Sociedad Interamericana de Prensa presentó sus quejas ante los militares por la orden de desalojo, exigiendo se revise la medida para que no se entorpezca el acceso a fuentes de información, sus facilidades para transmitir información y se respete la libre circulación de los periodistas. Tres derechos que se establecen en las cartas internacionales sobre derechos humanos y libertad de expresión, y que esta vez fueron simplemente omitidos.

En mi profesión he trabajado bastante con los cascos azules argentinos en Caecopaz, Campo de Mayo, Buenos Aires, Argentina, en los cursos para corresponsales de guerra y para minimizar los riesgos a los que se exponen los periodistas. Conozco a muchos oficiales y suboficiales, y aprovecho a expresar mis respeto a todos quienes han participado y participan en la misión de la ONU en Haití.

diciembre 13, 2009

Periodismo peligroso

La profesión de periodista se está tornando cada vez más riesgosa y peligrosa. Además de la violencia contra los medios y periodistas, que este año en América Latina se cobró la vida de once de ellos, muchos han terminado en las cárceles en represalia por lo que han dicho, opinado o disentido.

El censo anual del Comité para la Protección de los Periodistas reveló que este año hay 136 periodistas presos en el mundo, 11 más que en el 2008.

De entre los 26 países que encarcelan periodistas, los que tienen mayor cantidad de presos son China con 24, Irán con 23 y Cuba con 22 (aunque la Sociedad Interamericana de Prensa contabiliza 27 periodistas encarcelados en Cuba, convirtiéndose en el país con mayor número de casos).

La categoría de reporteros cibernéticos, con por lo menos 68 blogueros, es la más afectada por las detenciones. El 45 por ciento de los encarcelados ejercía periodismo independiente (freelance), siendo que la mayoría fue acusada por delitos contra el Estado, subversión o divulgación de propaganda enemiga, como sucede en Cuba, donde además de los encarcelados, prosigue el hostigamiento contra los blogueros.

noviembre 08, 2008

Petrocassettes: Escándalos e información

Las decisiones éticas son siempre las más difíciles de adoptar cuando se trata de tener que discernir si se debe o no publicar una información cuando es obtenida en forma subrepticia. Tenía un discurso sobre acceso a la información pública preparado para la conferencia de este 5 de noviembre en el Congreso de Lima (parte de nuestra agenda de la SIP), pero tuve enseguida que cambiar el contenido ya que el público estaba más entusiasta de escuchar mi opinión sobre el escándalo de los “petro-cassettes”. Se trata de información que fue grabada en forma subrepticia entre funcionarios y dirigentes de compañías petroleras y que tras ser publicada, arrasó con un gran número de funcionarios del gobierno de Alan García.

El hecho involucró al director de la empresa estatal Perú-Petro, Alberto Quimper, al ex ministro de Agricultura, Rómulo León Alegría y al abogado Ernesto Arias Schreiber por los delitos de corrupción de funcionarios, patrocinio indebido, tráfico de influencias y asociación ilícita para delinquir. El escándalo estalló cuando el programa de televisión "Cuarto Poder" transmitió unas cintas grabadas subrepticiamente entre enero y septiembre, en las que Quimper negocia "una ayudita" con el ex ministro Rómulo León, representante oculto de Discover Petroleum, para que a esa empresa se le entregaran cinco pozos de exploración petrolera, como en efecto ocurrió.

“Cuarto Poder” decidió publicar los audios, pero otros medios - como el diario El Comercio que también recibió la información, decidió no hacerlo - dado que habían llegado en forma anónima a la sala de Redacción.

En este escenario, estas fueron mis palabras:

Tenemos que aclarar y distinguir algo, para hacer un análisis:
Primero a los hechos hay que verlos desde el punto de vista que la misión del periodismo es publicar, publicar y publicar. Desde esta perspectiva se analiza luego si la información es de interés público, que consecuencia traerá a los afectados y los beneficios sociales de su publicación; todo ello en un clima de autorregulación, en el que prima siempre la decisión de publicar. Esto es distinto a tener que pensar, como primera instancia, que no se debe publicar debido a alguna decisión judicial posterior, el temor a una demanda o a los intereses particulares en juego, o a otros aspectos penalizados por las leyes, como por ejemplo, la vida privada de una persona o la seguridad nacional.
Segundo al tratarse información tomada en forma subrepticia hay que analizar otros aspectos, como por ejemplo si los periodistas la han conseguido mediante métodos ilegales o anti éticos (como pueden ser cámaras ocultas o traspasar la propiedad privada) o si se les ha hecho llegar por otras fuentes las cuales han cometido los delitos o las faltas de ética, como fue en este caso de los “petro-cassettes”.
Tras el análisis y teniendo en cuenta el interés público y tras intentar obtener la información sin éxito por medios, y teniendo la mayor presunción de que la información es fidedigna, la prensa “no puede renunciar a la difusión de asuntos que hacen al interés público y al bien común”, como explican las Aspiraciones de la SIP.
Es cierto que si bien se reclama que no debe haber censura previa, como lo destacan varias constituciones y la Convención Americana, también es verdad que existen ciertos límites, que la libertad de prensa no es absoluta y que debe responder a responsabilidades ulteriores, las que deben estar establecidas por ley. Entre estas, se cuentan el derecho a la reputación de los demás, la protección de la seguridad nacional, el orden público, la salud o la moral públicas.
Sin embargo, para la aplicación de estos límites, para sopesar si la protección del honor o la moral pública o la seguridad nacional tienen mayor jerarquía que la libertad de informar y saber, es necesario que haya jueces probos, independientes y sabios que sean capaces de interpretar y conocer los valores de la libertad de prensa más allá de lo estrictamente estipulado por leyes que suelen ser demasiado restrictivas. La debilidad de los poderes judiciales o su dependencia al poder político ha conspirado muchas veces contra la libertad de prensa y de expresión.
Ha sido, en muchos casos, la Corte Interamericana de Derechos Humanos la que dictó jurisprudencia sobre libertad de prensa después de que tribunales nacionales escatimaron su relevancia. La película La Ultima Tentación de Cristo en Chile por cuestiones de moral pública; el caso del periodista Mauricio Ulloa en Costa Rica condenado por dañarle la reputación a un político corrupto que engañó a toda una sociedad o el del periodista-político Jorge Carpio Nicolle asesinado en Guatemala, son algunos ejemplos.
En Estados Unidos donde todavía existen debates ríspidos sobre el Acta Patriótica y los límites impuestos al trabajo periodístico, el caso de los Documentos del Pentágono es uno de los mejores exponentes de la lucha entre la libertad de informar y la seguridad nacional. En la década del 70, el New York Times decidió publicar los documentos que el gobierno había calificado de clasificados, incluso a pesar de que el ministro de Justicia afirmara que su publicación estaba penada por ley.
Tras una prohibición judicial, el diario apeló y la Corte Suprema terminó fallando a su favor, determinando que el gobierno no había demostrado que la publicación causaría “daño directo, inmediato e irreparable al interés nacional”.
Volviendo al caso que nos ocupa sobre los “petrocassettes”, conforme al principio de que el debate de asuntos públicos debe estar libre de inhibiciones, ser vigoroso y abierto, se debe entender que puede haber ataques cáusticos contra el gobierno y los funcionarios públicos.
Los periodistas, cuando sopesan esto y consideran que hay informaciones que son de interés público, como en el caso de los “petrocassettes” y considerando que no todo lo que establecen las leyes es bueno y lícito, están llamados a desafiar las reglas con el fin de que prevalezca la libertad de prensa.
En este caso, el interés público prevaleció y ello llevó a que el gobierno reconozca conductas corruptas y procedió a corregirlas. No siempre ocurre de esta forma cuando se denuncian escándalos, pero es obligación del periodismo no pensar en los resultados sino en la obligación moral de publicar.

noviembre 07, 2008

Lo más difícil en el periodismo

Participé en Lima de una conferencia en el Congreso entre legisladores y periodistas que nos abocamos a tratar dos temas inquietantes para ambos grupos y la sociedad. El acceso a la información pública y los crímenes contra periodistas irresueltos.

Fui panelista, pero más allá del tema general de acceso, me enfrasqué en la discusión sobre el papel de los medios de comunicación y del periodismo para ofrecer información que es obtenida ilícitamente y cómo se debe sopesar el valor del interés público por sobre el interés del periodismo o ante las prohibiciones que marca la ley.

El tema fue traído a colación por el caso de los “petro-cassetes” un escándalo de escuchas telefónicas clandestinas que luego de que fue publicado por algunos medios – otros decidieron no hacerlo – involucró al gobierno de Alan García, obligado a cambiar gran parte de su gabinete salpicado por la corrupción.

En el post de mañana ofreceré mi charla (que la estoy editando) y por el momento dejo esta entrevista que me sacaron hoy en diario El Comercio de Lima.

"Las decisiones éticas son las más difíciles en el periodismo"
El director de Libertad de Prensa de la SIP participó en Lima en un foro en el Congreso
Por Gerardo Caballero Rojas

Directivos de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), representantes del Consejo de la Prensa Peruana, directores de medios y congresistas analizaron la situación de la libertad de expresión y la democracia en el Perú. Entre los representantes del organismo hemisférico estuvo presente Ricardo Trotti, director de Libertad de Prensa de la SIP, quien se refirió al deber ético y al acceso a la información.

¿En el caso de audios o videos obtenidos ilícitamente qué debe primar: el respeto a la Constitución y las leyes o el deber de informar sobre actos de corrupción?
El deber del periodista es informar a sus lectores y que se genere un diálogo en la redacción para decidir si (la información) se puede publicar o no. En este caso (de los audios entre Rómulo León y Alberto Quimper), no fue un material obtenido ilícitamente por los periodistas. A ellos les fue dado como una denuncia pública. Además, lo que siempre tratan de hacer los periodistas es analizar las consecuencias, tomando en cuenta que la información sea necesaria para el público. El segundo aspecto consiste en establecer si hay algunas consecuencias relevantes para los funcionarios, para los afectados o para el propio medio. Y eso surge del constante diálogo en la redacción.

¿Y en el caso de audios ocurrido recientemente en el Perú?
Ni un caso es igual al otro. Se trata de discusiones diferentes. Obviamente tiene que haber un esfuerzo del periodista por tratar de identificar la fuente, pero en ocasiones esas fuentes no son identificables y prevalece el interés público.
Pero a veces son identificables, incluso se puede reconocer un interés comercial o político.

No existe una regla básica para decir a los medios qué tienen y qué no tienen que hacer. Eso depende de la política editorial del medio y del grado de necesidad de información. En esas situaciones no hay el periodista bueno y el periodista malo. Lo que hay es una serie de aspectos grises que se deben diferenciar. Siempre se dice que las decisiones éticas son las más difíciles de tomar en el periodismo porque se basan precisamente en esos grises.

¿Debe ser el periodista quien decide si se publica un material como el de los audios Quimper-León, o debería ser una instancia como el Poder Judicial?
No, tiene que ser el propio medio. La instancia judicial tendrá que ver si el periodista tiene responsabilidades ulteriores, pero nunca debería la justicia determinar la censura previa.

octubre 11, 2008

Aspiraciones periodísticas

Marzo de 1994 y octubre de 2008 quedarán en la historia de la Sociedad Interamericana de Prensa como dos meses extraordinarios y exclusivos, meses en los que se han adoptado declaraciones que se convierten en íconos del periodismo y referencias para la labor profesional.

Hace casi 15 años, en el Castillo de Chapultepec en la ciudad de México, participé de una reunión en la que la SIP reunió a líderes mundiales de diferentes disciplinas, convocadas para redactar un documento que sirviera de referencia para denunciar, defender y promover la libertad de prensa. Nació ahí la Declaración de Chapultepec, un documento con 10 principios sobre libertad de expresión y de prensa, que indican la correspondencia entre esas libertades y la democracia.

Este 7 de octubre en Madrid, minutos antes de comenzar con la ceremonia de clausura de la de la reunión de la SIP, su asamblea, en forma unánime, votó a favor de adoptar una Carta de Aspiraciones sobre estándares profesionales. No fue fácil llegar a ella. Por más de cinco años, los socios se enfrascaron (con mucha pasión) en arduos debates sobre la conveniencia de adoptar principios éticos, no porque no sean necesarios, todo lo contrario, sino que las discusiones se centraron en la forma, no en el fondo. Es decir, que naturaleza tendría el documento, tendría un formato de código, sólo de orientaciones, sería breve, largo, o la pregunta ¿es necesario que la SIP adopte normas éticas o eso sería una interferencia a los estándares individuales que cada socio ya tiene?

Finalmente, prevaleció la idea de hablar de aspiraciones, de normas, de principios orientadores sobre la conducta que los profesionales del periodismo y los medios de comunicación deberían tener en cuenta.

Finalmente se adoptó la Carta de Aspiraciones (a continuación) haciendo una mirada introspectiva de la profesión, mientras que la Declaración de Chapultepec fue una observación hacia afuera. La Carta mencionada contiene los 10 principios de Chapultepec, que aquí, por razones de espacio no reproduzco.

Carta de Aspiraciones

Es tarea del periodismo buscar y difundir informaciones, ideas y opiniones en uso de la libertad de expresión. Con ello contribuye a que cada ciudadano ejerza en plenitud esa libertad y su derecho a la información, imprescindible para la toma de decisiones: desde las que atañen al ejercicio de su soberanía ciudadana hasta las que le permitan alcanzar una vida plena acorde con sus deseos y legítimas ambiciones.

Para cumplir con su objetivo a plenitud, la prensa debe contar con todas las garantías para recoger y divulgar las noticias libremente. Un Poder Judicial independiente que asegure el respeto a los derechos inherentes a la persona humana y garantice la vigencia de las instituciones democráticas es esencial a esos efectos. En consecuencia, es propio de la prensa promover los valores de la democracia y defender la libertad de expresión, afirmando el derecho de cada uno a expresarse en libertad sin temor a represalias de ningún tipo, cualquiera sea su origen.

La efectividad de la tarea periodística estará determinada por el nivel de confianza y respaldo de los lectores, que constituyen el máximo tribunal. Ganar esa credibilidad es un compromiso para la prensa y la obliga al mayor nivel de transparencia, independencia y honestidad. Todo ello debe primar al momento de decidir qué informar y la prensa debe ser rigurosa en los estándares de verificación a utilizar. Nunca debe publicar algo que sabe que es inexacto, de la misma manera que no puede caer en la deshonestidad de difundir una información como propia y original, cuando se trata del trabajo ajeno.

La prensa debe reconocer en tiempo y forma sus errores en la descripción de hechos y debe estar dispuesta a publicar información y análisis críticos acerca del periodismo. Las opiniones que expresen discrepancias con los puntos de vista de un periodista o de una empresa editorial y también los hechos que pueden dañar sus propios intereses deben difundirse, siempre que se ajusten a los mismos criterios aplicados a otras noticias: interés público y exactitud.

Los editores deben brindar a las personas e instituciones implicadas en las noticias la oportunidad de manifestar su versión de los hechos, en aras de acercarse lo más posible a la verdad y garantizar la pluralidad y diversidad. Un mismo acontecimiento puede considerarse o interpretarse de diversas maneras. La prensa sirve al público más y mejor al presentar una rica variedad de puntos de vista y recurrir siempre al mayor número de fuentes informativas, incluso hasta aquellas que se pretenda ignorar u ocultar.

Es indispensable, para que el público tome conciencia de ello, diferenciar claramente lo que es publicidad, lo que es información y lo que es opinión. La prensa y los periodistas deben evitar conflictos de interés ya sean políticos, financieros o de otra naturaleza. Deben cuidar incluso los casos en que el conflicto sea tan solo aparente y, cuando el conflicto exista y sea inevitable, deben hacerlo público e impedir que afecte los criterios periodísticos.

Consultar el mayor número de fuentes e identificarlas en las informaciones contribuye a la transparencia y enriquece la credibilidad de la prensa. Excepcionalmente, hay noticias que requieren el anonimato de las fuentes, aunque este instrumento jamás debe manejarse con ligereza. Habrá de recurrirse al anonimato para proteger las fuentes de represalias o evitar limitaciones a la información, cuando ésta no pueda obtenerse de otra forma.

La prensa, dada la tarea que desempeña, no puede renunciar a la difusión de asuntos que hacen al interés público y al bien común, pero debe cuidarse de no lesionar innecesariamente a personas e instituciones, asegurando siempre el supremo derecho de los ciudadanos a recibir información.

octubre 06, 2008

La civilización del espectáculo

Mario Vargas Llosa dio hoy una conferencia magistral en la asamblea de la SIP en Madrid. Magistral realmente. Me hizo acordar a la que dio Gabriel García Márquez hace años en otra de nuestras asambleas en la que dio su discurso magistral “El mejor oficio del Mundo” en referencia al periodismo.

Hoy, Vargas Llosa en sus 40 minutos de charla con “La Civilización del Espectáculo” hizo una dura crítica sobre la banalización o trivialización de la cultura, con un análisis profundo sobre cómo nuestras costumbres, lo que hacemos, los que vemos, los decimos, lo que leemos, están basadas más sobre la cantidad que sobre la calidad.

Se paseó por el periodismo, los medios, la literatura, el teatro, el cine, las artes plásticas y criticó que la cultura actual está dominada por lo “light”, por el consumo y por la demanda del público, que, en definitiva, condiciona la creación y el mercado. El público está acostumbrado a hacer un mínimo esfuerzo intelectual.

Se refirió al vacío dejado por el valor de la crítica, espacio que ha ocupado la publicidad, disciplina que ejerce la influencia sobre las costumbres de la gente. “Se trata de la sustitución de las ideas por la imagen”.

En esa trivialización dijo que actualmente los modistos y los artistas han suplantado como eje del pensamiento a los filósofos y a los científicos de ayer. “Se ha llegado al eclipse del intelectual”. Dijo también que varios intelectuales se han desacreditado por apoyar dictaduras o regímenes que condujeron al Holocausto al Gulag.

“Tenemos ahora una literatura basura, por su carácter efímero”, refiriéndose a los best sellers que no tienen ideas ni profundidad, sólo cosas y artilugios para vender.
Sobre el cine dijo que se perdió la profundidad de gente como Bermann o Buñuel o se abrazó a los Woody Allen. Y de las artes plásticas se refirió al “carnaval del arte”, siendo muy crítico de artistas como Damien Hirst que hizo una broma poniendo un tiburón en formol por el cual se pagaron doce millones de dólares, con el mismo criterio que Dechamp hizo su aparición con un inodoro, pero que al menos este último había roto algunos esquemas.

Agregó sobre el arte que “la frivolización ha llegado a extremos alarmantes donde hay mínimos consensos sobre la estética porque ya no se puede definir lo que es el talento de lo que no lo es. Hay artistas embusteros que están revueltos con los artistas”.

No dejó de pegarle a la política. Se refirió a la banalización de los gestos ya que para el político la imagen es mucho más importante que la idea.
“La frivolidad – dijo – es tener una tabla de valores invertida. Todo es apariencia, teatro, juego, diversión”.

Sobre el periodismo fue profundo y mostró su disgusto por el sensacionalismo, por el auge de las revistas del corazón y lo audiovisual sobre el periodismo apegado a sus valores tradicionales como la verdad, el rigor, el respeto por la intimidad.
Por último, dijo sentirse pesimista, y metafóricamente hizo un llamado a dejar de lado la diversión, el entretenimiento o adular a las masas, sino mas bien a enfocarse en el drama, en el buen periodismo bueno y que apunte a contribuir con ideas y al bienestar del alma, no solo del cuerpo.

Pronto esa conferencia estará disponible. Para los periodistas es, como la que dio García Márquez, de lectura obligatoria.

septiembre 04, 2008

García Márquez se agarrará la cabeza

Gabo tiene una preocupación notable por el buen periodismo y suele criticar a menudo la falta de calidad. Esta semana, desde Monterrey, donde su Fundación Nuevo Periodismo realizó un seminario sobre el tema, dijo que “sufre como un perro” por la mala calidad de los periódicos. Acusó que el periodismo actual se hace muy de prisa, con lo que los periodistas no pueden pensar mejor lo que escriben.

Digo que se agarrará la cabeza porque el periodismo también es negocio y a veces esa vertiente hace que la calidad desmejore o se pierda a propósito. Mientras el Premio Nobel decía esas palabras, en Bogotá, anoche, el diario de referencia, El Tiempo, lanzaba el periódico gratuito ADN, cuya marca la heredó de la empresa española
Planeta que este año compró al líder del periodismo colombiano.

Hasta ahí la historia va bien. ADN será un diario de éxito, gratuito, como se distribuye en Europa, de 24 a 32 páginas, y tendrá una tirada de 300 mil ejemplares por día que circularán en Bogotá, Cali, Medellín y Barranquilla a partir del 15 de septiembre. Sin embargo, El Tiempo tiene una estrategia diferente para su diario popular, “Hoy”, al que desde ayer lo han convertido en un diario más amarillista de lo que era, casi goteando sangre, con la idea de que compita en un segmento mucho más popular para restarle mercado a un nuevo periódico, “QuiHubo”, que entrará el 1 de octubre en Bogotá, un diario propiedad de un conglomerado de periódicos del interior del país.

La mala noticia para la calidad del periodismo es que desde que “Hoy” se transformó en un diario más amarillo, de un día para el otro, su circulación pagada trepó de 11.000 a 24.000 ejemplares. No habrá mejor periodismo, pero sí un mejor negocio y no se puede culpar a una empresa que trate de hacer dinero con lo que el mercado pida, siempre dentro de la ley, más aún cuando no claudica su calidad en su periódico de referencia.

Es una difícil ecuación. Lamentablemente la no calidad también es un buen negocio y la calidad muchas veces es mal negocio. Los diarios están creando o alcanzando nuevos segmentos porque sus lectores tradicionales están desapareciendo, sus empresas se debilitan, y no por un problema de calidad sino por una cuestión de costos de producción, menores índices de lectura y mayor penetración de las nuevas tecnologías.

En Estados Unidos el problema es aún mayor. Los periódicos se están resistiendo porque para sobrevivir están recortando costos y lo primero que se ve afectado es la reducción de periodistas de las salas de redacción. (En posts anteriores di cifras sobre los principales diarios). Obviamente, la calidad se resentirá en el corto y mediano plazo arrastrando a los diarios – al menos en sus versiones impresas - a un callejón sin salida.

De todos modos, entiendo que Gabo se refiere a la calidad de los diarios de referencia, a los líderes, a los que crean opinión en cada ciudad. Y se preocupa con razón. El periodismo, para cumplir cabalmente su misión, debería tener mayor calidad que el contexto donde ejerce, pero rara vez sucede, está inmerso y mimetizado con su propio contexto. Hay mucha mediocridad cuando se habla de la técnica, la profesión y la ética periodística. Puede ser que sea una cuestión del poco tiempo que tienen los periodistas para hacer buen periodismo, como dice Gabo, pero creo que es un tema más profundo, es una cuestión de formación, de liderazgo y de estrategia dentro de los medios.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...