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julio 31, 2013

Manning: no traidor, sí ladrón

Bradley Manning no fue sentenciado a cadena perpetua por haber filtrado más de 700 mil documentos confidenciales de su gobierno estadounidense a Wikileaks hace tres años atrás mientras se desempeñaba como soldado raso de inteligencia en Irak, pero igualmente irá a la cárcel por muchísimo tiempo.

El gobierno estadounidense no logró su cometido de que Manning sea declarado traidor por ayudar al enemigo, y con ello disuadir a cualquiera otra persona – como a Edward Snowden - que se tiente a filtrar documentos gubernamentales secretos o intríngulis secretos del poder. O que publiquen esos documentos – como el otro caso de Julian Assange, fundador de Wikileaks, quien se recluyó en la embajada ecuatoriana de Londres, para evitar su extradición a Suecia donde se le quiere procesar por el presunto delito de violación contra dos mujeres.

La jueza militar, coronel Denise Lind, absolvió a Manning del cargo de “ayudar al enemigo”, pero no lo absolvió por tratarse de un jovene ingenuo e idealista que quería cambiar el mundo como pretendía que fuera declarado por su defensa. Se espera que en el juicio que prosigue y terminaría con sentencia para setiembre, Manning afrontará docenas apiladas de años de cárcel, por robo de información, espionaje y fraude informático, entre 20 de los 22 cargos originales.

Varias cosas se desprenden de este fallo. Pese a que Assange siga sosteniendo que ser extraditado a Suecia será el primer paso para que lo extraditen a EE.UU. donde lo condenarían a pena de muerte, sus argumentos ya carecen de validez con el nuevo antecedente creado por la jueza militar. Tampoco Snowden tendría ese argumento como excusa, aunque su caso se presenta como más grave, debido a que se sospecha que la información confidencial que robó no solo la proveyó al diario británico The Guardian y al The Washington Post, sino también la habría puesto en manos de las autoridades chinas y rusas, gobiernos que los fiscales podrían calificar de enemigos de EE.UU.

Uno de los temas más importantes es que la jueza no admitió el argumento de la fiscalía sobre que la publicación en el internet de los documentos confidenciales violaban el Código Militar y la Ley de Espionaje, lo que hubiera sido una medida resistida por el periodismo y los grupos de defensa y promoción de la libertad de prensa, debido a que el periodismo suele publicar investigaciones o denuncias sobre información contenida en documentos secretos gubernamentales, cuando esa información es de interés público.   


Pese a los argumentos de la fiscalía y la defensa, y a la aplicación de la ley, esta sentencia reabre el debate sobre el papel de los delatores, la oscuridad del gobierno en abusar del secretismo y del espionaje, así como el derecho y deber de los medios y los periodistas de publicar información que, aunque sea secreta y es obtenida por medios ilícitos, tienen un alto interés público para la sociedad. 

noviembre 28, 2011

Julian Assange es periodista


Así como a mediados de octubre Julian Assange, el fundador y editor de Wikileaks, nos deleitó en Lima durante la reunión de la Sociedad Interamericana de Prensa, hoy lo hizo nuevamente ante un público más planetario, en la cumbre de la Global Editors Networks, reunida en Honk Kong.

En ambas video conferencias, se definió como periodista con vehemencia cuando le preguntaron qué era, y se volvió en contra de sus antiguos socios, como los diarios The New York Times y The Guardian, que junto con El País, Le Monde y Der Spigel, habían sido sus aliados cuando divulgó miles de cables diplomáticos secretos que fueron primeramente filtrados por los medios.

Ahora, Assange, se queja de que sus antiguos aliados no le apoyaron cuando los servicios de inteligencia, gobiernos y corporaciones, boicotearon todas sus formas de financiamiento, y que tampoco le defendieron de la persecución de la justicia sueca que sigue con un proceso de extradición por supuestos delitos de orden sexual.

Muchos periodistas coinciden en que Assange no es periodista, debido a que usa recursos que están peleados con la ética profesional, como utilizar medios delictivos para obtener información o publicar información sin editar, poniendo en riesgo la vida de personas y fuentes involucradas en cables secretos muy sensibles.

Creo que bajo la definición de periodista – cualquier persona que viva profesionalmente por sus acciones de buscar y difundir información – Assange sí lo es. Lo que se puede discutir es qué tipo de periodismo practica, o si es bueno o malo. De lo contrario, correríamos el riesgo de avalar leyes o a gobiernos que estipulan o definen quien es o puede ser periodista, con la gravedad que se podrían excluir a personas que no posean un carné profesional o un título universitario, como todavía sucede en varios países latinoamericanos.

Lo que uno puede estar en desacuerdo con Assange es en las formas, pero también hay que reconocer que en materia de transparencia ha hecho más que cualquier otro periodista o medio. Fue por ello que tras su video conferencia, la directora editorial de Le Monde, Sylvie Kauffmann, criticó el éxito de gobiernos y corporaciones en frenar al dueño de WikiLeaks, diciendo que ha quedado demostrado en el mundo que la “transparencia es todavía una cuestión pendiente”.

octubre 18, 2011

Julian Assange no convenció del todo

Julian Assange, el fundador de Wikileaks, no convenció mucho al auditorio de nuestra Sociedad Interamericana de Prensa cuando se autodefinió como "un activista que lucha por los derechos de la prensa", a través de una videoconferencia.

Su presentación era esperada. Seguramente todos los que estábamos en la sala ya teníamos un prejuicio sobre quién es él, sobre lo que hizo en materia de difusión de cables diplomáticos confidenciales en especial del gobierno de Estados Unidos y cómo lo hizo, si es que estuvo bien que haya usado materiales que fueron sustraídos ilegalmente del gobierno estadounidense, y si fue correcto o no, en nombre del derecho del público a la información, que usara una alianza con medios tradicionales para divulgar esa información.

En un giro hacia la ética profesional, Assange dijo que Wikileaks tomó la decisión de publicar los cables porque temía que se generaran noticias falsas sobre el contenido de los mismos, y porque muchos medios tradicionales se habían negado a publicarlos.

Luego siguió diciendo cosas ya muy conocidas sobre sus declaraciones, respecto a que el periodismo en países en vías de desarrollo es mejor que el de países desarrollados porque considera que en éstos últimos la censura es más fuerte. Tras varios ejemplos, habló del boicot de compañías de tarjetas de crédito y bancos contra las cuentas de Wikileaks.

Assange también se mostró crítico del escándalo de espionaje sobre News of the World de Rupert Murdoch, pero dio a entender que no quería prestarse a los ataques que sufrió esa publicación, tal vez por solidaridad a los mismos ataques que él cree haber sufrido con su sitio.

De no haber sido por su decisión de publicar una última tanda de cables sin editar, poniendo en riesgo a las fuentes, la audiencia hubiera quedado más complacida. Sin embargo, por lo que hablé con muchos tras su charla, nadie quedó muy conforme con sus explicaciones y si antes había algunas dudas sobre su accionar, ahora su popularidad parece estar en baja. Es que no muchos medios tradicionales o periodistas profesionales teniendo las opciones que él tuvo, hubieran actuado de la misma forma.

Sin embargo, hay que reconocer, que más allá de si obró bien o mal, lo que él hizo con sus divulgaciones, cambió parámetros y desafió a las sociedades respecto al derecho que tiene el público a la información.

marzo 04, 2011

¿Wikileaks o internet para el Nobel?


Nuevamente emergió la polémica sobre qué es lo más importante y trascendente para la humanidad como para merecer el Premio Nobel de la Paz, las redes sociales como Facebook y Twitter o Wikileaks.

Así como escribí que Facebook se merecía antes que Wikileaks ser el personaje del año 2010 como lo sostuvo la revista Time; creo que hay una diferencia abismal entre una y otra propuesta, las cuales forman parte de las 241 nominaciones que ya existen para el premio mayor de la humanidad que entrega anualmente la academia de los premios Nobel.

Wikileaks es importante para la transparencia gubernamental y ha ayudado a que los gobiernos tomen acciones correctivas, aunque muchas veces defnesivas. Pero Wikileaks no cambió en nada la forma vertical de la información. Se trata de una comunicación vertical, que en nada se diferencia de los medios de comunicación tradicionales a excepción de que puede cometer ilícitos para obtener información.

Lo del internet y las redes sociales son otro cantar. Han modificado la forma en que nos comunicamos, ahora somos más libres, la comunicación es horizontal y empodera a la gente, como está siendo demostrado en las revueltas populares en el mundo árabe.

No hay punto de comparación. Aunque no estoy seguro si todavía pueden ser recipientes de tal mérito, lo cierto es que Wikileaks jamás puede estar por arriba de Facebook en la lista.

febrero 21, 2011

Maletas Made for Argentina


El caso de cargas y maletas que van y vienen por Argentina siguen atrayendo conflictos y fama. El gobierno de Cristina Kirchner, especialmente a través de su canciller, Héctor Timerman, se involucró directamente con la carga de un avión militar estadounidense que llevó al país material no declarado y que se sospecha no tendría los fines adecuados o pensados, dedicados a entrenamiento de las fuerzas de seguridad.

Es cierto que el gobierno de EEUU debería dar explicaciones por malos procedimientos, pero también es verdad que las autoridades argentinas más que manejar este tema por los canales normales – tema netamente de Aduanas y no político – han preferido politizar el tema para atraer algo de mala propaganda e imagen a los servicios diplomáticos estadounidenses que le han jugado muy malas pasadas a lo largo de estos años de gerenciamiento K.

Últimamente fueron los cables diplomáticos estadounidenses filtrados por Wikileaks en la que se considera a la Presidenta de tener problemas mentales. Días más tarde, se consideró que la visita prevista para marzo del presidente Barack Obama a El Salvador, Chile y Brasil fue un desaire y antes nada gustó al kirchnerismo que el caso de la valija venezolano con 800 mil dólares para la campaña electoral de Cristina fuera ventilado en una corte de Miami.

En todo caso, es medio difícil creer que EEUU estaría interesado en promover el narcotráfico y el terrorismo en Argentina mediante el contenido de esta carga mal habida como ha sugerido y acusado el siempre poco diplomático jefe de la diplomacia argentina. Parece que Timerman, una vez más, amigo del griterío y la polémica y con un complejo de inferioridad que siempre demostró como embajador y cónsul en EEUU, ha sobredimensionado este caso tratando de obtener algún rédito político, incentivando esas siempre oscuras patrañas del nacionalismo peronista.

febrero 16, 2011

Hillary y la internet como arma


Después de que Washington tambaleó un poco sobre la decisión que tendría respecto al futuro del internet después del escándalo de los cables diplomáticos confidenciales que divulgó Wikileaks, ayer la canciller estadounidense, Hillary Clinton, dio muestras del compromiso inalterable de EEUU por defender la libertad a través de internet.
Es más, Clinton dijo que el gobierno invertirá 25 millones de dólares para apoyar en el mundo a blogueros que son restringidos y para encontrarle la vuelta a aquellos países que imponen filtraciones y bloqueos al internet, como China, Vietnam y Cuba y tratar de que el acceso a las redes sociales esté al alcance de cada vez más personas en el planeta.
Dijo ella que Washington usará el internet como un arma para promover la democracia. Es que en realidad, con la experiencia en Egipto y todos los demás países árabes con revueltas populares, se está demostrando que las redes sociales han ayudado en forma acelerada a proveer esperanzas de mayor libertad; y con mucho menos dinero que todos los esfuerzos que por décadas el gobierno norteamericano hizo con  otros medios como La Voz de América.

enero 20, 2011

Linchamiento digital de Wikileaks


Hasta ahora lo de Wikileaks pasó para muchos como uno de los grandes avances de la comunicación al revelar información secreta que cuestiona políticas públicas de varios gobiernos, especialmente al de EEUU, con la idea de que la transparencia de todos los actos – públicos, privados y secretos – son no solo necesarios para la gente sepa sino para que los gobiernos queden desenmascarados y, debido a esa exposición al escarmiento público, se sientan obligados a tomar acciones correctivas.

El precepto de que iluminar la realidad a través de la revelación de información y las denuncias sirve para que se eviten abusos futuros es, en definitiva, la razón de ser del periodismo, una existencia que se ampara en la misión de “watch dog” o de perro guardián, en el objetivo y trascendencia de la prensa como fiscalizadora del poder público.

Así las cosas parecieran muy simples. Sin embargo, dentro de esta misión enaltecedora para la sociedad, el periodismo tiene ciertas responsabilidades legales y éticas sobre las que debe responder. Entre ellas, no puede difamar, hacer apología del delito o poner en riesgo la seguridad nacional de su país, sin efectos ni consecuencias legales a las que debe someterse y atender como cualquier hijo de vecino; aunque, claro está, las leyes no tienen siempre la evidencia de la razón cuando hay información que debe conocerse por su interés público y social.

Tampoco un medio puede hacer uso de sus puntos de vista y sus verdades y su información para conseguir justicia por manos propias, de ahí que los tribunales muchas veces recurren a los periodistas para que aporten información en procesos judiciales.

Vale esto para establecer que lo de Wikileaks no es un proceso muy justo. Primero porque Julian Assange le gusta considerarse periodista y a Wikileaks un medio, pero no quiere estar regulado por las leyes ni la ética a la que sí están atados los demás medios. Segundo porque considera que su sitio carecería de impacto y razón de ser si debiera manejarse con criterios periodísticos en los que debería incluir el balance, contextualización, chequeo y contraste de fuentes; por ello busca el apoyo de los medios de comunicación tradicionales y de referencia que le pueden dar mayor realce y credibilidad a sus revelaciones, como The New York Times, El País, Le Monde, Der Spiegel y The Guardian.

Hasta aquí, Wikileaks pudiera ser considerado el Robin Hood moderno de la comunicación, un ladrón que roba (información) a los ricos principalmente (EEUU) en beneficio de la igualdad y el escarmiento para que el resto sepa sobre la manipulación a la que el rico somete a todos.  En este sentido, lo más relevante del trabajo de Wikileaks hasta ahora han sido las denuncias anteriores a la filtración de los 250 mil cables confidenciales de la diplomacia estadounidense, porque en las primeras denuncias sobre la guerra de Irak había implícito actos de corrupción; pero en esta última se trata de cuestiones que pueden asemejarse más a opiniones que hechos, chismes muchos de ellos, algo que la diplomacia del mundo entero hace, aunque solo se quiera endemoniar a la estadounidense.

La reacción del gobierno de EEUU - y de otros gobiernos que temen ser ensuciados por la forma de operar de Wikileaks - de buscar por todos los medios la forma de procesar a Jualian Assange es parte de la responsabilidad que tienen los funcionarios - aún si los mueve un sentido revanchista contra quienes muchos consideran un terrorista sin armas – para hacer cumplir la ley. De ahí a que consigan las evidencias hay mucho trecho y en el caso de EEUU no le será fácil procesar a Assange, cuando la Primera Enmienda, administrada por los altos tribunales, casi siempre ha hecho prevalecer la libertad de publicar temas de interés público contra la información que los gobiernos quieren mantener silenciada.

Ahora bien, distinto puede ser el caso cuando lo que se busca a través de Wikileaks es suplantar la justicia nacional o internacional, cuando el sitio se puede convertir en el equivalente de lo que algunos ciudadanos de varios países hacen cuando se siente frustrados por la impunidad: linchamiento.

Wikileaks corre el riesgo de convertirse en un sitio para el linchamiento digital, lo que ha quedado en evidencia con la denuncia que en forma pomposa se hiciera esta semana en Londres, en la que Rudolf Elmer, quien trabajó para el banco Julius Baer, en Suiza, entregó en una conferencia de prensa en Londres a Assange unos cd conteniendo los nombres de unos 2.000 famosos, entre ellos 40 políticos, que serían evasores de impuestos.

Que los bancos suizos y del Caribe están llenos de cuentas de políticos corruptos desde las del dictador Duvalier hasta de Menem, o sirven para evadir la responsabilidad impositiva, no hay dudas. Pero la pregunta es si se debe escoger un medio para ventilar ese tema o debiera ser la justicia.

Buscar un medio para la denuncia y el escándalo público pareciera ser más una cuestión de linchamiento (digital, en este caso) que la búsqueda de la justicia. Los discos podrían tener mejor destino si su contenido fuera depositado en las cortes penales de los países a los que pertenecen esos evasores.

Habrá que ver también si Elmer es responsable, como busca ahora la justicia suiza y lo está procesando, de robar información confidencial a sus empleadores. No creo que estemos en capacidad simple de decir que la justicia suiza está violentando la libertad de expresión de Elmer. Distinto sería si se le hubiese impedido a Elmer reunirse con Assange para entregar los discos, pero investigarlo después es su deber, por lo que a primera vista no hay violación a la libertad de expresión.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...