Bradley Manning no fue sentenciado a cadena perpetua por haber
filtrado más de 700 mil documentos confidenciales de su gobierno estadounidense
a Wikileaks hace tres años atrás mientras se desempeñaba como soldado raso de
inteligencia en Irak, pero igualmente irá a la cárcel por muchísimo tiempo.
El gobierno estadounidense no logró su cometido de que Manning sea declarado
traidor por ayudar al enemigo, y con ello disuadir a cualquiera otra persona –
como a Edward Snowden - que se tiente a filtrar documentos gubernamentales
secretos o intríngulis secretos del poder. O que publiquen esos documentos –
como el otro caso de Julian Assange, fundador de Wikileaks, quien se recluyó en
la embajada ecuatoriana de Londres, para evitar su extradición a Suecia donde
se le quiere procesar por el presunto delito de violación contra dos mujeres.
La jueza militar, coronel Denise Lind, absolvió a Manning del cargo de
“ayudar al enemigo”, pero no lo absolvió por tratarse de un jovene ingenuo e
idealista que quería cambiar el mundo como pretendía que fuera declarado por su
defensa. Se espera que en el juicio que prosigue y terminaría con sentencia
para setiembre, Manning afrontará docenas apiladas de años de cárcel, por robo
de información, espionaje y fraude informático, entre 20 de los 22 cargos originales.
Varias cosas se desprenden de este fallo. Pese a que Assange siga sosteniendo
que ser extraditado a Suecia será el primer paso para que lo extraditen a
EE.UU. donde lo condenarían a pena de muerte, sus argumentos ya carecen de
validez con el nuevo antecedente creado por la jueza militar. Tampoco Snowden
tendría ese argumento como excusa, aunque su caso se presenta como más grave,
debido a que se sospecha que la información confidencial que robó no solo la
proveyó al diario británico The Guardian y al The Washington Post, sino también
la habría puesto en manos de las autoridades chinas y rusas, gobiernos que los
fiscales podrían calificar de enemigos de EE.UU.
Uno de los temas más importantes es que la jueza no admitió el
argumento de la fiscalía sobre que la publicación en el internet de los documentos
confidenciales violaban el Código Militar y la Ley de Espionaje, lo que hubiera
sido una medida resistida por el periodismo y los grupos de defensa y promoción
de la libertad de prensa, debido a que el periodismo suele publicar
investigaciones o denuncias sobre información contenida en documentos secretos
gubernamentales, cuando esa información es de interés público.
Pese a los argumentos de la
fiscalía y la defensa, y a la aplicación de la ley, esta sentencia reabre el
debate sobre el papel de los delatores, la oscuridad del gobierno en abusar del
secretismo y del espionaje, así como el derecho y deber de los medios y los
periodistas de publicar información que, aunque sea secreta y es obtenida por
medios ilícitos, tienen un alto interés público para la sociedad.
3 comentarios:
La libertad de expresión tiene sus límites naturales.
Los dueños de los medios se hacen ricos repitiendo que los ciudadanos tiene el derecho de saberlo todo.
Ni ellos mismos se lo creen.
Yo no pretendo juzgar a Manning ni a Snowden pero nunca divulgaría secretos de la persona que paga mi sueldo. Es cosa de respeto a mí mismo.
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