julio 02, 2016

El poder de "la frase" de Lionel Messi

Fue el mejor golazo de Lionel Messi; pero esta vez sin pelota. Punzante. Inteligente. Otros jugadores de inmediato se alinearon detrás de él, pese a que Diego Maradona y Pelé coincidieron durante una venta de baratijas en París, que a la Pulga le faltaba personalidad para ser líder.

La Pulga pegó el portazo una hora después de un penal a las nubes en la Copa Centenario, su peor pesadilla. Sin embargo, cuando los argentinos y el mundo estaban a punto de tirarlo a la hoguera de los fracasados y convertirlo en meme global, Messi, consciente o inconscientemente, cambió la conversación: “Se terminó para mí la selección”.

Fue tan fuerte el poder de “la frase”, que el Brexit y la renuncia del primer ministro británico, David Camerón, quedaron en segundo plano. Tan sorpresiva y atrapante que Chile disfrutó de una celebración tan efímera como la duración de la oración, convertida ya en una de las más significativas de la historia del fútbol.

Messi siempre supo de su fama y magnetismo, pero nunca había experimentado el poder de sus dichos. La contundencia y credibilidad de su frase deviene de haberla dicho en el momento oportuno y porque nadie la hubiera esperado de alguien tan moderado y parco en el habla. Es que su humildad no le permite darse cuenta de la magnitud de su figura y las consecuencias de sus expresiones. Jamás hubiera imaginado, ni esperado, que el presidente Mauricio Macri convirtiera su frase en cuestión de Estado.

Messi aprendió de golpe que ya no es Messi. Sus dichos tienen vida propia y pueden impactar más allá del campo de juego. Algo que solo está reservado para aquellos cuyo inmenso talento los transforma en deportistas universales, más allá de los colores que defienden y de los resultados que obtienen. En ese olimpo de la popularidad y celebridad, la frase de Messi tiene su espejo en la de Lebron James, cuando en “La Decisión”, un programa especial de ESPN en 2010, el basquetbolista derrumbó a toda la población de Ohio y sacudió al mundo entero con su anuncio: “Me llevaré mis talentos al sur de la Florida”.

No hay seguridad si Messi fue espontáneo, si fue inducido con la intención de crear un mecanismo de autodefensa para evadir el ridículo de una tercera final consecutiva desperdiciada o si fue un tiro por arriba de la barrera para sacudir los cimientos de una AFA que sigue corrupta y sin cambios.

Pero de lo que sí hay seguridad, es que sin Messi la selección albiceleste perderá millones en auspicios, en derechos televisivos y, sobretodo, en seguidores. Habrá menos ganas de ir al estadio y se pierde aquel efecto de ver de parado los partidos, ante la expectativa de la magia de una gambeta irreverente, una asistencia precisa o un gol milimétrico junto al travesaño.

También es cierto que pese a los reclamos populares y la campaña de #LioNoTeVayas, tendrá que seguir soportando a los agoreros de siempre, que pese a la calidad desplegada, los cinco balones de oro, los records quebrados, el oro olímpico en Pekín y la copa mundial sub-20, no lo dejarán en paz porque no ganó un Mundial, como si esa fuera la única vara para medir a los grandes.

El periodismo deportivo no ayuda mucho en esta ecuación. Es exitista y superficial, y en materia de selecciones, muy nacionalista. Así que cuando no pueda justificar a Messi por los resultados, siempre sacará a relucir las dudas sobre su argentinidad o lo comparará injustamente con otras leyendas futbolísticas de épocas pasadas.

La contundencia del “se terminó para mí la selección” es que, de golpe y porrazo, los argentinos y muchos de sus fanáticos universales, tuvieron que hacerse a la idea catastrófica de una Argentina o un fútbol sin Messi. Es decir, de sentir que se esfuman las posibilidades ciertas de llegar a Rusia 2018 y de potencialmente alcanzar otra final para tomarse la revancha. Es que “la frase” es pura desesperanza, nociva, más agobiante que la derrota en cualquier final.

Sin embargo, pasados los días y con las heridas cicatrizando, todos, incluido el otro Messi, están al tanto que “la frase” tuvo un contexto determinado. Él y todos saben que la competencia es su sabia y la superación su objetivo. En el fondo, todos estamos convencidos que ese carácter competitivo y el amor por la pelota le impedirá desertar. trottiart@gmail.com

junio 25, 2016

Requisito democrático: Noticias rentables

Las tendencias de consumo en EEUU tarde o temprano se expanden por América Latina, desde las modas y la comida chatarra hasta el entretenimiento y las formas de leer las noticias.

Los medios de comunicación no son ajenos a ellas. El informe del Pew Center sobre el Estado de la Prensa en 2016 no augura la desaparición de los periódicos, radios y televisión, pero les aconseja cambios profundos para sobrevivir. Deben abrazar a sus audiencias, entender sus hábitos y probar nuevos formatos para distribuir información.

El estudio no dice lo obvio: Sin calidad periodística y medios rentables, la sociedad y la democracia serán superficiales y más débiles. Lo que sí se desprende del informe es que no es suficiente con crear buenos contenidos. Hay que saber distribuirlos y usar formatos más interactivos y atractivos para encantar al público.

Los cambios en el consumo son generacionales; no hay vuelta atrás. Los jóvenes prefieren interactuar en Facebook, chatear en Whatsapp y ver videos en YouTube o Snapchat, a consumir noticias pasivamente en los medios. Y esta experiencia ocurre cada vez más en los teléfonos móviles, tendencia confirmada por la publicidad, donde ha crecido más de un 65% en 2015.

El problema es que los cambios de hábitos en el consumo son vertiginosos, no así la adaptación a estos de parte de las empresas periodísticas. Esa falta de sincronía se observa en los medios tradicionales estadounidenses, algo que en América Latina podría agravarse debido a la retracción de la publicidad como consecuencia de la recesión económica que se experimenta.

Los diarios estadounidenses son los más complicados. Arrastran una tendencia a la baja desde hace una década. En 2015 su circulación en papel cayó un 7% y sus ingresos por publicidad un 8%. Obligados por la situación, despiden periodistas y se achican, pero pierden calidad y lectores, debilitándose ante sus anunciantes que eligen otros medios. Para detener el círculo vicioso, abandonan el papel, pero sus versiones digitales, fuertes en penetración pero débiles en ingresos, son parches que no detienen la hemorragia.

Para colmo de males, la competencia es muy desleal. Google, Facebook, Microsoft, Yahoo y Twitter no gastan un centavo en fabricar contenidos, los chupan de los medios tradicionales y de sus propios usuarios, utilizándolos como excelentes vehículos publicitarios para alcanzar a sus masivas audiencias. Estos nuevos medios han embolsado el 65% de los 60 billones de dólares en publicidad que se gastó el año pasado. Facebook, con más de 1.500 millones de usuarios y 500 millones en Instagram, se quedó con un 30% de esa ganancia.

No hay forma de competir con semejantes audiencias y con estas empresas que invierten millones en nuevos productos y que, a su vez, terminan acelerando los cambios en los hábitos de consumo. Las compras por internet siguen trepando, la TV ya no compite con el cable sino con Netflix o youTube, el taxi contra Uber y la industria hotelera contra Expedia y Airbnb. En definitiva, han sabido crear un efectivo círculo virtuoso: Mejores servicios, más audiencias, mayores beneficios.

Nadie, sin embargo, ni los medios tradicionales ni los nuevos, pueden confiarse de unas audiencias cada vez más inteligentes, inquietas y consumistas, pero también poco leales. De ahí que no basta con la buena reputación de la empresa, al público hay que conquistarlo día tras día con nuevos y mejores servicios.

Tampoco todo está perdido para los sitios digitales de los diarios, radios y tv. Siguen siendo los preferidos por el público para obtener información confiable. Su gran desafío radica no solo en investigar, fiscalizar al poder, denunciar corrupción pública y privada, sino también regenerar su modelo de negocio para tener más opciones de éxito.

Sobre estas opciones debatiremos en Miami esta próxima semana. La conferencia SIPConnect, en su segunda edición que organizamos con la Sociedad Interamericana de Prensa, tiene como objetivo que todos los medios, sin importar la plataforma escogida para distribuir contenidos, tengan acceso a herramientas y habilidades que les permitan ser eficientes y rentables.


Crear agenda y opinión pública depende de la salud económica de los medios y del Periodismo. Sin ellos, una audiencia no es comunidad, sino multitud y masa. trottiart@gmail.com

junio 19, 2016

Orlando: Las palabras también matan

Las palabras pueden ser más perversas y letales que las balas. He dedicado mucho de este espacio a explicar cómo la propaganda y el discurso de odio pueden derivar en acciones violentas.

El asesino de la masacre del club Pulse en Orlando, Omar Mateen, es prueba inescrutable, así como la pareja de San Bernardino en la matanza de diciembre pasado. Los asesinos ni fueron entrenados ni actuaron bajo órdenes directas del Estado Islámico como les hubiera gustado, sino inspirados por la propaganda del odio de ese grupo terrorista.

El Estado Islámico es experto en utilizar a distancia y por internet sus métodos de adoctrinamiento y entrenamiento (además de atribuirse cualquier acto, como el de Mateen a quien calificó de “soldado del califato”) como quedó plasmado en el documental Obsesión de 2006, basado en la “guerra santa” que el terrorismo le declaró a EEUU y Occidente tras Setiembre 11. El film compara la propaganda musulmana radical con la que a los nazis les permitió hacer y justificar el Holocausto judío.

El odio y el terror del Estado Islámico no están en el campo de batalla sino en la retórica constante que convence a sus fieles, desde los que se inmolan con explosivos, degüellan infieles, queman mujeres que no se someten a sexo esclavo o hasta los que tiran gays desde las azoteas. Solo les basta plantar semillas en Google, Facebook o YouTube, mensajes de texto encriptados, para que inadaptados, resentidos y rechazados sociales, encuentren una causa justa con la que vengarse, ser reconocidos o tener sentido de pertenencia. Es lo que era y buscaba Mateen.

El presidente Barack Obama está afligido por no tener en su suelo el mismo éxito que tiene en las madrigueras de Oriente Medio, donde los drones militares hacen estragos en el liderazgo de las bandas terroristas. Sabe que se le van sus últimos  meses de mandato sin haber logrado que su gobierno y el Congreso prohíban la venta de armas de asalto con las que se comenten estas masacres de “terrorismo doméstico”.

Obama viene deambulando de masacre en masacre con discursos potentes en contra de las armas de asalto, pero sin resultados. El mayor obstáculo en este país, que tristemente ostenta el primer puesto en matanzas de este tipo, 90 de las 292 cometidas en todo el mundo entre 1966 y 2012, es la propia Constitución que garantiza la posesión de armas.

El problema mayor es que la cláusula constitucional sobre la tenencia de armas ha servido a la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA) - y a los políticos más conservadores, la mayoría republicanos - como el instrumento de propaganda por el cual han convencido al público que poseer es el equivalente a ostentar. Por eso no hay restricciones para comprar armas de cualquier calibre, así como tampoco hay diferencias entre armas para la defensa personal o para ir a la guerra, como las usadas en Orlando.

En cualquier país un cambio constitucional bastaría para crear nuevas regulaciones. Sin embargo, como en EEUU la Constitución es un documento tan rígido y venerado como los 10 mandamientos, los políticos tendrán que hacer un trabajo de hormiga para encontrar resquicios en la interpretación de la cláusula, ya que hablar de reforma equivaldría a una derrota segura.

Por suerte, esta vez Obama y el candidato republicano, Donald Trump, cuyo discurso de odio se ensañó contra mexicanos y ahora con los musulmanes a los que no permitiría entrar al país, han coincidido en lo impensable antes de Orlando. Además de su apoyo a la comunidad gay, ambos están tratando de influir en sus partidos para que se apliquen restricciones severas a la compra de armas. Esta es la mayor novedad de esta campaña, que Trump puede luchar contra el principio sagrado de su partido, quizás porque no necesitó las donaciones de campaña de la NRA que lo habrían condicionado.

Además de la tenencia irrestricta, en EEUU hay lamentablemente una “propaganda irresponsable a favor de las armas”, como acaba de determinar un informe de la Oficina de los Derechos Humanos de Naciones Unidas, la que suele motivar masacres y acciones de contagio que derivan en mayor violencia.

Ojalá la tragedia de Orlando no sea en vano. Que sirva de punto de inflexión para empezar una lucha por la regulación de las armas y para acabar con los discursos de odio. trottiart@gmail.com


junio 11, 2016

Un “regalo” provocador para el Día del Padre


En una de las autovías de Miami irrumpe una valla pública con un mensaje atípico para la celebración del Día del Padre que se avecina: “Papá: ¿Qué le estás enseñando a tu hijo sobre las chicas?”.

El mensaje busca crear conciencia sobre un problema irresuelto y creciente en el mundo entero: El machismo, una enfermedad corporizada en la discriminación de género, el abuso sexual, la trata de jóvenes y niñas, la violencia doméstica y los feminicidios. 

Implícitamente, el cartel desnuda que se necesita más educación en el hogar, ante leyes y castigos más severos que no están dando los resultados esperados en la lucha contra el maltrato femenino.  

Es cierto que el papel de la mujer ha progresado en las últimas décadas. En América Latina ya es costumbre lo que esta semana logró Hillary Clinton, de convertirse en la primera mujer en EEUU que aspira a la Presidencia. Y seguramente una mujer ocupará en la secretaría general de Naciones Unidas, ya sea Irina Bukova, directora de Unesco o la canciller argentina, Susana Malcorra.

Pero también es verdad que los abusos contra la mujer están en expansión. En las Fuerzas Armadas de EEUU se registran más de 20 mil casos de abusos por año. El panorama es aún más aterrador en las universidades. Una encuesta, entre 150 mil estudiantes, reveló que el 23% de las alumnas fue abusada y el 10% violada. Dos factores agravan el problema. Solo se denuncia el 28% de los casos y la aplicación de castigos minúsculos desmorona cualquier estrategia. En estos días, un gran revuelo causó un juez californiano que sentenció a un estudiante por violar a otra alumna en la Universidad de Stanford. Aunque el delito contempla una pena de 14 años, el juez, bajo el argumento de que la cárcel “tendría un impacto severo” sobre el violador, lo condenó a solo seis meses.

En América Latina, además del extendido, pero poco denunciado fenómeno del abuso sexual – se comete una violación cada 11 minutos en Brasil - el mayor problema son los homicidios de mujeres. Hasta hace poco, cuando no había estadísticas fiables o grupos de derechos humanos enfocados en el tema, los feminicidios parecían limitados a Ciudad Juárez y países centroamericanos.

Al contrario de lo esperado, los feminicidios están aumentando. Guatemala, con 846 casos en 2015, encabeza la lista mundial, seguido por El Salvador y Jamaica. En Argentina se registraron 286 casos en un año, entre ellos, el de tres de niñas de 12 años en mayo, lo que provocó una ola de rabia que empoderó las protestas en todo el país bajo la etiqueta #NiUnaMenos. La misma indignación se sintió en Brasil, provocada por la violación de una joven de 16 años, cuyos 33 violadores se ensañaron subiendo fotos de la víctima a las redes sociales.

La denuncia del #NiUnaMenos dio voz a las víctimas, situó el debate público e incentivó nuevas soluciones. En el subte de Buenos Aires se quieren instalar vagones solo para mujeres, como existen en Río de Janeiro, Ciudad de México y Tokio. En muchos países se han creado botones y silbatos de alerta, así como policías y juzgados especializados que apliquen los castigos más severos que se consiguió introducir en los códigos. En México se aumentó a 60 años el castigo por feminicidio, en Colombia a 50, en Brasil a 30 y en Chile puede llegar a cadena perpetua.

Pero el tema no pasa por la tipificación más severa de los castigos, sino que se apliquen. En Ciudad de México donde el gobierno incentiva a las mujeres a que “tu denuncia es tu mejor defensa; hazte escuchar”, el grupo femenino Estereotipas cuestiona la efectividad y que todo haya quedado en eslóganes bonitos. Con la etiqueta  #YoDenuncioY, reclama que las denuncias caen en saco roto, y la incompetencia de la policía y autoridades a la hora de lidiar con el problema.

El tema es complejo y de proporciones. Los remedios no dan resultados, aunque igualmente se hace necesario ir creando todo el andamiaje legal, judicial y educativo que en algún momento permitirá combatir con más eficiencia el maltrato, después de que se alineen los recursos profesionales y económicos con la voluntad política.

Mientras tanto, tal como lo provoca el “regalo” en la valla en Miami, no todo es tarea del gobierno. El remedio contra la estigmatización de la mujer y el machismo debe empezar por casa, con el ejemplo. trottiart@gmail.com


junio 04, 2016

Venezuela: Diplomacia injusta y oportunista

La diplomacia suele ser injusta; aún más en el caso de Venezuela. Después de muchos años en que los gobiernos ignoraron los atropellos de Nicolás Maduro, y justo en el momento que asomaba una posible sanción contra su autoritarismo, Argentina propuso una moción de diálogo que salvó del nocaut al régimen venezolano.

Nadie imaginó que fuera el gobierno de Mauricio Macri el que le daría un respiro a Maduro. Menos aún, cuando por primera vez en la historia de la OEA, un secretario general, en este caso Luis Almagro, había tomado la iniciativa de convocar una reunión de Consejo Permanente para que se analice la posibilidad de aplicar la Carta Democrática Interamericana contra Venezuela, pudiendo derivar en la suspensión y sanciones considerables contra el país.

La Carta podría haberse activado muchas veces contra Venezuela, algo que Almagro fundamentó bien en su informe de 132 páginas. Argumentó el carácter autoritario y antidemocrático de un régimen que desconoce al Congreso, avasalla a la Justicia y desobedece el legítimo mandato popular a convocar un referendo revocatorio.

Ante semejantes argumentos era previsible la reacción grosera de Maduro, quien invitó a Almagro a perderse la Carta por donde le cupiera. Los insultos forman parte de la diplomacia descalificadora del régimen que meses antes, sin argumentos políticos, había llamado “racista, basura corrupta y colonialista” al presidente español Mariano Rajoy cuando pidió por la liberación de los presos políticos. Maduro es fiel seguidor de la escuela de su mentor, Hugo Chávez, que igual llamaba “pendejo” al anterior secretario general de la OEA, que insultaba a cualquiera.

Más allá de la cortina de humo que generó con sus insultos (y de la diplomacia oportunista de Macri para que Venezuela, a cambio, apoye la candidatura de la canciller Susana Malcorra a la secretaría general de Naciones Unidas) Maduro supo aprovechar la injusta diplomacia. Ni lerdo ni perezoso, el mismo día en que el Consejo Permanente prefirió el diálogo (eso sí, en forma unánime) que activar la Carta, Maduro se disfrazó de modesto demócrata disponiéndose a negociar con la oposición.

Una aproximación que varias veces usó para ganar tiempo ante crisis económicas y sociales profundas como en la que está enfrascado el país ahora, tras haberse convertido en el que más recursos humanos y económicos expulsa en el continente. La mesa de diálogo del fin de semana pasado en Santo Domingo, a instancias de la Unasur y de los ex presidentes Martín Torrijos de Panamá, Leonel Fernández de Rep. Dominicana y José Luis Zapatero de España, terminó en abrupto fracaso, cuando su gobierno desestimó todos los reclamos de la oposición.

Además de la oposición, los que han quedado sin palabras con el nuevo criterio dialogante de los gobiernos, ha sido una veintena de ex presidentes, nucleados en la Iniciativa Democrática de España y las Américas, que después de haber pedido por años y sin éxito la aplicación de la Carta, salieron de inmediato a respaldar a Almagro y a pedir que se respete el mandato de referendo revocatorio firmado por más de un millón de venezolanos.

Oscar Arias, José María Aznar, Felipe Calderón y Alejandro Toledo, entre los ex presidentes más reconocidos, explicaron que “no puede haber diálogo sin el previo rescate de los mínimos democráticos, como la libertad de los presos políticos y el respecto a la manifestación de la soberanía popular”, en referencia al revocatorio.
Sería oportuno que esta nueva estrategia diplomática derive en la creación de un gobierno de transición democrática en reemplazo del “dictadorzuelo” Maduro, como lo llamó Almagro. Pero sería muy ingenuo pensar de esa forma. El chavismo siempre ha utilizado el engaño y a la propaganda como armas preferidas para sustentar su poder autoritario.

Por ahora, el llamado al diálogo, la campanita que lo salvó del nocaut, le permitirá a Maduro tomar aire y ganar tiempo. Se surtirá de otras estrategias para aferrarse al poder y así comprará más impunidad e inmunidad.


Es una lástima que la diplomacia llegara a destiempo esta vez. Es que la mesa estaba servida para que el diálogo y la transición sucedieran de verdad, pero después de la presión que hubiese ejercido la aplicación de la Carta Democrática. trottiart@gmail.com

mayo 28, 2016

Contradicción mayor sobre los derechos humanos

Nunca como ahora en América Latina se habían denunciado las violaciones a los derechos humanos con tanta firmeza ni se habían reparado con tanta entereza.

Pero tampoco el sistema interamericano de derechos humanos había atravesado una crisis tan profunda como la presente, quedando casi al borde del colapso.

Nada sorprende en este continente tan predispuesto a las fuertes contradicciones. Por un lado, los gobiernos democráticos ponderan el sistema conformado por la Comisión (CIDH) y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, por darle esperanzas a los más vulnerables de que podrán acceder a la justicia cuando sientan que esta les da la espalda en sus países.

Pero, por otro, casi como en las mejores épocas de dictaduras y autoritarismos, cuando las víctimas callaban por temor a sufrir mayores represalias, los gobiernos no están cumpliendo con sus obligaciones financieras, negando los aportes necesarios para que el sistema subsista y sea eficiente.

Esta semana la CIDH hizo un duro cuestionamiento hacia futuro. Si no recibe los aportes necesarios de parte de los estados que están comprometidos ante la Convención Americana de los Derechos Humanos, deberá despedir a 40 de sus 78 empleados. 

Aunque alguna magra partida aparezca, igualmente ya decidió suspender las visitas de investigación a países, además de sus audiencias de julio y octubre próximo, en detrimento de las víctimas que ahí presentan sus casos. También afectará casos en curso como a víctimas de feminicidios en Argentina, homicidios de estudiantes en México, crímenes de odio en Brasil, rechazo de aborígenes en Ecuador, asesinatos de homosexuales en EEUU, esclavitud de niños en Bolivia y desplazamiento de campesinos en Colombia.

Ninguna de las crisis que atravesó la CIDH fue tan seria como esta. No es solo un problema financiero, sino político. El debilitamiento actual de la organización es el mismo resultado que persiguieron sin éxito varios gobiernos populistas de la región, en especial el de Hugo Chávez y el presidente ecuatoriano Rafael Correa.

Las represalias de Correa y Chávez contra el sistema surgían cada vez se les denunciaba por abuso de poder, ya sea por tener presos políticos, ejercer fuerza bruta contra manifestantes o por no permitir que la CIDH visite sus países para confirmar violaciones. Ambos siempre usaron la excusa de que el sistema era un ariete del “imperio” para debilitar sus democracias. Propusieron que la CIDH no pudiera recibir donaciones privadas o de gobiernos europeos.

Correa pretendía una CIDH más dócil o, en su defecto, crear una nueva institución. No tuvo eco entre varios presidentes de la región, aunque envalentonó a algunos, como a Nicolás Maduro, quien cumplió con el objetivo de Chávez, retirando a Venezuela del sistema interamericano. Su salida, se supo luego, no fue política, sino económica> De esa forma, el gobierno abandonó la  responsabilidad de tener que indemnizar a las víctimas. Se ahorró 9.700 millones de dólares.

La crisis económica de la CIDH siempre obedeció a represalias de los gobiernos por opiniones y decisiones que les resultaban desfavorables. Desde Ecuador que cortó el apoyo porque la CIDH había opinado contrario a la Corte Suprema de ese país que benefició a Correa con una demanda millonaria que debían pagarle cuatro periodistas; hasta la ex presidenta Dilma Rousseff que cerró el grifo, cuando la CIDH se opuso a la construcción de una represa en el Amazonas que afectaría a tribus autóctonas.

América Latina es como el perro que gira sinfín para morderse la cola; es un círculo vicioso. Reconoce la necesidad de defender los derechos humanos porque así el continente se hace más justo y equitativo; pero, al mismo tiempo, se niega a ofrecerle los fondos y recursos necesarios para su labor.

Creo que el conflicto tampoco pasa por los aportes gubernamentales. Los gobiernos también tienen la obligación de incentivar a mecenas privados de Latinoamérica para que entiendan la importancia del sistema. El ejemplo más relevante es Ted Turner, el fundador de la CNN, que en su momento donó mil millones de dólares a la ONU, resolviéndole a la organización problemas que hasta entonces eran perpetuos.


Salvar el sistema interamericano de derechos humanos debería ser una responsabilidad compartida entre el sector público y el privado. Trottiart@gmail.com

mayo 21, 2016

Arepas y autogolpes. Maduro toca fondo

Venezuela está de patas para arriba. Hay señales inequívocas de que el país tocó fondo y de que el presidente Nicolás Maduro pronto hará honor a su apellido y caerá de la mata.

Maduro sofocó lo poco que restaba de democracia. Desconoció al Congreso con un nuevo autogolpe, esos que el chavismo ha institucionalizado a lo largo de una revolución que nunca tuvo tracción. Hugo Chávez fue el máximo exponente de los autogolpes. Asestó cuatro. Uno en 1999, su primer año, y en 2001, 2007 y 2010. Siempre se arropó con poderes especiales y leyes habilitantes para gobernar a su antojo y sin Congreso.

Maduro siguió el camino de su mentor. El de esta semana es uno de los varios que pegó contra las instituciones estatales. A principios de año, apoyado por una Justicia esclava, evitó que asuma un grupo de diputados que a la oposición le significaban mayoría. Repudió leyes y el proceso legítimo de referéndum revocatorio; y esta semana, con el Estado de Excepción y de Emergencia Económica, borró al Congreso auto proclamándose como el único legislador.

Estas medidas suspendieron las garantías constitucionales. La excusa es la cansina de siempre, evitar el “golpe”. Esta vez sumó a Colombia, España y la OEA ser parte de esa conspiración internacional liderada por EEUU y los “gusanos de Miami”. Meses antes creó el Parlamento Comunal o “congreso del pueblo” para arrinconar a la “nueva burguesía opositora” instalada en la Asamblea Nacional.

La contradicción del chavismo entre las palabras y los hechos es abismal. Siempre diciéndose defender al pueblo, este régimen es el que más lo atropelló. Las evidencias son palpables. En economía, Venezuela tiene la inflación más alta del mundo y escasez de todo, desde arepas, cerveza, papel higiénico, electricidad, agua, salud e infraestructura. En política el sistema es oportunista y acomodaticio. A los disidentes los persigue. Y siempre manipuló al pueblo como masa y lo arengó para reprimir a la oposición, ya sea mediante sistemas de vigilancia de vecinos contra vecinos o en masivas manifestaciones subsidiadas. Ahora, cuando el pueblo cambió de lado, simplemente le arrebató su derecho más preciado: el de reunión.

La fuerza pública reprimió a todos los líderes y ciudadanos que se aproximaron al Consejo Nacional Electoral para entregar más de un millón y medio de firmas, de las 200 mil que se necesitan para iniciar el revocatorio y para que el término presidencial baje de seis a cuatro años. La represión esta semana no necesitó ser tan férrea. El pueblo se dispersó rápido sabiendo que el abuso de poder está a flor de piel durante las crisis y es impune, como aquella en la que 43 estudiantes perdieron la vida por desafiar el poder.

A Maduro no le queda pueblo que lo apoye. No tiene una pizca de credibilidad y nadie lo respeta. El ex presidente uruguayo, José Mujica, dijo que estaba “más loco que una cabra” al criticar su forma torpe de gobernar. El secretario general de la OEA, Luis Almagro, fue más lejos. Lo tildó de “dictadorzuelo” por desconocer al pueblo, al Congreso y advirtió que se le podría aplicar la Carta Democrática. Los dichos de Almagro resultaron agradables, por venir de una institución a la que por muchos años se la apreció de “insulza”, en honor al apellido de quien la dirigía.

El pueblo sabía que Chávez y Maduro no eran buenos administradores y desconfiaba que la “quinta república” sería la fórmula mágica prometida para redistribuir la riqueza. Pero calló por mucho tiempo debido a los subsidios y el clientelismo, moneda corriente que el gobierno usó para tapar robos, corrupción y escasez. En época de vacas flacas, cuando el precio del petróleo está por el piso y se produce el doble menos que hace dos décadas, se advierte con claridad que el chavismo desperdició sus mejores años exportando ideología en lugar de diversificar la economía.

No es difícil sugerir que Maduro es un mal político, pésimo administrador y que su tiempo se acorta. Quedó en evidencia esta semana cuando arengó al pueblo en cadena nacional a usar harinas alternativas a la del maíz para hacer arepas y arremetió contra la empresa Polar por no producir más cerveza. Es que la regla de oro indica que un Presidente o un líder dejan de serlo, cuando el micromanagement ocupa gran parte de su tiempo. trottiart@gmail.com


Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...