Si algo le faltaba a la tómbola o al bingo latinoamericano es que se sumara otro país al fenómeno reeleccionista, ansia política que como un virus se extiende por todo el continente.
Es una vergüenza que a solo seis meses de asumir, el presidente paraguayo, Fernando Lugo, ya se haya sumado a Hugo Chávez (el 15 de febrero va por su segundo cambio constitucional), Evo Morales (ya lo logró el 25 de enero), Rafael Correa (ya irá a votación con su reelección debajo del brazo), Alvaro Uribe (todavía no se definió) y Daniel Ortega (ya hizo el pacto Con Arnoldo Alemán a quien acaba de liberar), para hablar de reelección y cambiar la Constitución a su antojo.
El presidente Lugo es, en realidad, quien menos tardó en inclinarse por una reelección (asumió el 15 de agosto de 2008), ya que los demás, tanto en la campaña, como en los primeros años de Presidencia, dijeron, sostuvieron y confesaron que se irían a su casa apenas terminados sus mandatos. Uribe es el único que todavía está esperando a dar luz verde y tratar de ir por su tercer mandato.
¿Será que estos presidentes creen que la democracia es solo una cuestión de elecciones y de perpetuarse en el poder? ¿Cuándo aprenderán que la democracia no significa apoderarse del poder sino que también es necesaria la alternancia?
Quiero contarles sobre los procesos creativos de esta nueva historia sobre la verdad, la libertad y el miedo al futuro. Es mi nueva novela y espero publicarla cuando se sincronicen los planetas (las editoriales) o cuando se me acabe la paciencia y decida autopublicar -- Los contenidos de mi blog Prensa y Expresión están en el archivo. Blog por Ricardo Trotti
febrero 02, 2009
febrero 01, 2009
Ortega y el Plan Semana Santa
El líder opositor al Frente Sandinista de Nicaragua, Eduardo Montealegre, quien viene despotricando con que le han robado las elecciones de noviembre pasada mediante un fraude inmenso, tiene razón ahora en denunciar que el presidente Daniel Ortega está obsesionado en hacerlo encarcelar.
En una visita que hice la semana pasada a Nicaragua con una delegación internacional de la SIP para investigar temas sobre libertad de prensa, una fuente de alto nivel me dijo que el gobierno de Ortega tendría entre manos el Plan Semana Santa, que consistiría en seguir apoltronándose en el poder.
Este plan tendría, entre otros objetivos, los siguientes: quitarle la inmunidad parlamentaria a Montealegre para procesarlo por el caso de los Certificados Negociables de Inversión (Cenis); sacaría a la jefa de Policía, Aminta Granera, ya que la ex guerrillera se ha vuelto demasiado independiente del gobierno y no respeta los órganos parapoliciales creados por Ortega, y lograría que la Corte Suprema – ocho integrantes sandinistas y ocho liberales – vote en contra de un recurso de inconstitucionalidad sobre la Ley Arce, la que dejaba sin efecto exoneraciones impositivas para insumos importados para los medios de comunicación.
Esta última medida, permitiría al gobierno recaudar dinero ante la aguda crisis económica, profundizada por la reducción de ayuda del gobierno estadounidense y de varios europeos, debido al fraude y al tono autocrático que está adoptando el “danielismo”.
En una visita que hice la semana pasada a Nicaragua con una delegación internacional de la SIP para investigar temas sobre libertad de prensa, una fuente de alto nivel me dijo que el gobierno de Ortega tendría entre manos el Plan Semana Santa, que consistiría en seguir apoltronándose en el poder.
Este plan tendría, entre otros objetivos, los siguientes: quitarle la inmunidad parlamentaria a Montealegre para procesarlo por el caso de los Certificados Negociables de Inversión (Cenis); sacaría a la jefa de Policía, Aminta Granera, ya que la ex guerrillera se ha vuelto demasiado independiente del gobierno y no respeta los órganos parapoliciales creados por Ortega, y lograría que la Corte Suprema – ocho integrantes sandinistas y ocho liberales – vote en contra de un recurso de inconstitucionalidad sobre la Ley Arce, la que dejaba sin efecto exoneraciones impositivas para insumos importados para los medios de comunicación.
Esta última medida, permitiría al gobierno recaudar dinero ante la aguda crisis económica, profundizada por la reducción de ayuda del gobierno estadounidense y de varios europeos, debido al fraude y al tono autocrático que está adoptando el “danielismo”.
enero 31, 2009
Slim, diarios a la baja e internet
A diferencia de la banca y de las automotrices, por lo menos a los periódicos estadounidenses no se les dio por pedir rescates millonarios al gobierno, a pesar de que a juzgar por los números que manejan, lo necesitan. El hombre más rico del planeta salió al recate del The New York Times, uno de los diarios más importantes y al mismo tiempo con mayor problema de liquidez.
Slim aportó 250 millones de dólares que serán utilizados para renegociar su deuda, quedándose con un 17 % de las acciones más un 6.4 % que poseía de un aporte de setiembre pasado lo que lo convierte en el mayor accionista incluso por arriba de la familia tradicionalmente propietaria: los Schulzberger.
Aquellas acciones de Slim cayeron de valor desde entonces de 128 a 58 millones de dólares. La crisis económica sigue afectando a los diarios estadounidenses los que además de los problemas de caída de circulación, ingresos por publicidad y desplome de las acciones en Wall Street, están viendo como el internet ya los ha superado en el último año como una de las principales fuentes de noticias de los estadounidenses.
El 40% de la gente prefiere al Internet como su principal fuente de noticias nacionales e internacionales en lugar de los periódicos (35%), según un estudio que hizo el Centro Pew Research. Sin embargo, más allá de esas dos fuentes de información, es la televisión con 70% de preferencia el lugar donde se buscan más noticias, aunque este número decayó un 4% en referencia al 2007.
La juventud está cambiando la forma de cómo informarse. Los menores de 30 prefieren el internet, medio que junto a la televisión está empatado con un 59% de preferencia. En el 2007, la televisión tenía el 68% y el internet solo el 34%.
A esta crisis de audiencia hay que agregarle una más peligrosa o devastadora en el corto plazo. Las acciones de los periódicos cayeron un promedio 83% (ochenta y tres) en el 2008, más del doble de la caída del índice Standard and Poor (38,5%), formada por 500 acciones transadas en Wall Street.Según datos de Alan D. Mutter en su blog “Reflections of a newsosaur” (un juego de palabras sobre lo dinosaurio que son estas fuentes de noticias) el valor de mercado de las acciones de 14 empresas de periódicos analizadas cayeron 64,5 mil millones de dólares en los últimos 12 meses, y 82,6 mil millones en cuatro años.
Ocho de las 14 acciones tuvieron una caída de un 90% o más y en algunos casos cayeron tanto que dejaron de ser comercializadas en la bolsa. La empresa editora del Washington Post sufrió la menor baja (51,5%), pero sus acciones valen ahora menos de la mitad de lo que valían hace un año. El New York Times cayó un 58,3% en 2008, pero si se analiza desde el año 2004, las acciones han perdido el 81,2% de su valor.
Slim aportó 250 millones de dólares que serán utilizados para renegociar su deuda, quedándose con un 17 % de las acciones más un 6.4 % que poseía de un aporte de setiembre pasado lo que lo convierte en el mayor accionista incluso por arriba de la familia tradicionalmente propietaria: los Schulzberger.
Aquellas acciones de Slim cayeron de valor desde entonces de 128 a 58 millones de dólares. La crisis económica sigue afectando a los diarios estadounidenses los que además de los problemas de caída de circulación, ingresos por publicidad y desplome de las acciones en Wall Street, están viendo como el internet ya los ha superado en el último año como una de las principales fuentes de noticias de los estadounidenses.
El 40% de la gente prefiere al Internet como su principal fuente de noticias nacionales e internacionales en lugar de los periódicos (35%), según un estudio que hizo el Centro Pew Research. Sin embargo, más allá de esas dos fuentes de información, es la televisión con 70% de preferencia el lugar donde se buscan más noticias, aunque este número decayó un 4% en referencia al 2007.
La juventud está cambiando la forma de cómo informarse. Los menores de 30 prefieren el internet, medio que junto a la televisión está empatado con un 59% de preferencia. En el 2007, la televisión tenía el 68% y el internet solo el 34%.
A esta crisis de audiencia hay que agregarle una más peligrosa o devastadora en el corto plazo. Las acciones de los periódicos cayeron un promedio 83% (ochenta y tres) en el 2008, más del doble de la caída del índice Standard and Poor (38,5%), formada por 500 acciones transadas en Wall Street.Según datos de Alan D. Mutter en su blog “Reflections of a newsosaur” (un juego de palabras sobre lo dinosaurio que son estas fuentes de noticias) el valor de mercado de las acciones de 14 empresas de periódicos analizadas cayeron 64,5 mil millones de dólares en los últimos 12 meses, y 82,6 mil millones en cuatro años.
Ocho de las 14 acciones tuvieron una caída de un 90% o más y en algunos casos cayeron tanto que dejaron de ser comercializadas en la bolsa. La empresa editora del Washington Post sufrió la menor baja (51,5%), pero sus acciones valen ahora menos de la mitad de lo que valían hace un año. El New York Times cayó un 58,3% en 2008, pero si se analiza desde el año 2004, las acciones han perdido el 81,2% de su valor.
enero 30, 2009
México acosado por los narcos
México hace rato que dejó de tener el Cielito Lindo y Las Mañanitas ya no se cantan tan alegres como antes. La despiadada violencia del narcotráfico es un nubarrón que lo nubla todo, mientras las tareas del Estado para disiparlo son ineficaces o insuficientes.
Con un poder político acuciado por fallarle a sus gobernados, una Justicia esquiva y una prensa autocensurada, los carteles de la droga están a sus anchas en la frontera con EE.UU, donde compiten, matan y corrompen. En juego está la venta de drogas hacia el mayor mercado consumidor del mundo y la conversión a mafia de todo negocio lícito que les permita lavar dinero y apariencias, así sea vendiendo autos, camarones o discos compactos.
Los narcotraficantes saben cómo propagar el terror. Tienen mayores recursos que el Estado y no tienen limitaciones de ley. Todo lo compran, armas o voluntades. Decapitan a sus víctimas; arrojan cadáveres y cabezas en umbrales de periódicos; matan y secuestran policías, mujeres o periodistas; y en pasacalles, antes reservados para enamorados, amenazan y hasta ofrecen empleos de bandolero.
La ONU calculó que un 60% de municipios y destacamentos policiales están infiltrados por el narco. Todos sospechan de todos. Las estructuras políticas tambalean y los pronósticos para el 2009 son sombríos. En estos primeros 20 días, 201 personas fueron víctimas del crimen organizado, cifra que rebasará el promedio de las 5.300 ejecuciones de 2008, año récord en violencia.
El presidente Felipe Calderón demostró voluntad política para luchar contra el narcotráfico. Sacó a los militares a la calle y tuvo éxito en atrapar capos y desbaratar bandas. Pero los militares no son cura a largo plazo. Alvaro Uribe en Colombia tuvo que depurar al Ejército porque inflaba su eficacia asesinando a pordioseros que disfrazaba de guerrilleros.
No hubo una alusión directa a México en el discurso de asunción de Barack Obama, aunque el mensaje del jefe saliente de la CIA fue contundente. Auguró que México y su inseguridad serán el principal desafío para la diplomática Hillary Clinton, mayor aún que el reto del Medio Oriente. Es que el problema ya no es mexicano, la onda expansiva del narcotráfico “feudalizó” ambos lados de la frontera donde la corrupción y el asesinato hacen alarde entre policías, agentes aduaneros o polizones sin importar nacionalidades. Todos son cómplices. Los narcos venden droga y compran armas en el mismo lugar, así sea en Texas, Arizona o California.
El Plan Mérida, el paquete antidroga norteamericano que emula al Plan Colombia, es insuficiente. Obama habría exigido mayores pruebas y voluntad a Calderón que el solo hecho de atacar los blancos visibles de la narco violencia, a sabiendas que sus tentáculos ya están bien enraizados en el poder y se hace necesaria una tarea titánica de depuración. Para ello, son necesarias reformas legales, saneamiento de las fuerzas policiales y resurgimiento de la integridad que solo puede generar un Poder Judicial fuerte y creíble, que erradique la impunidad y disuada a grupos paramilitares que ya están anunciando justicia por mano propia si el Estado no resuelve.
Combatir la violencia con violencia es necesario y puede ser efectivo a corto plazo, pero la única forma de controlarla y prevenirla es dotar a la Justicia, a las fiscalías y policías con recursos y eficiencia disuasiva. EE.UU. no es modelo donde reflejarse en materia de tráfico de drogas, pero lo es en cuanto a la aplicación del castigo. El equilibrio de poderes es razonable y el peso de la ley se aplica con rigurosidad, por eso es lógico que Obama haya exhortado a Calderón a que en la batalla entre vendedores y consumidores, se aplique la misma vara a ambos lados de la frontera.
La prensa es la otra debilidad del sistema institucional mexicano. Justificada por la indefensión y el miedo provocado por el asesinato y secuestro de sus integrantes, el periodismo de frontera optó por la autocensura, una medida de autoprotección que lo resguarda temporalmente, pero que hipoteca su esencia a futuro. Si el gobierno no cuida de su prensa, especialmente la más vulnerable en el interior del país, estará diezmando otro pilar básico de la democracia y de la tan mentada federalización.
Con un poder político acuciado por fallarle a sus gobernados, una Justicia esquiva y una prensa autocensurada, los carteles de la droga están a sus anchas en la frontera con EE.UU, donde compiten, matan y corrompen. En juego está la venta de drogas hacia el mayor mercado consumidor del mundo y la conversión a mafia de todo negocio lícito que les permita lavar dinero y apariencias, así sea vendiendo autos, camarones o discos compactos.
Los narcotraficantes saben cómo propagar el terror. Tienen mayores recursos que el Estado y no tienen limitaciones de ley. Todo lo compran, armas o voluntades. Decapitan a sus víctimas; arrojan cadáveres y cabezas en umbrales de periódicos; matan y secuestran policías, mujeres o periodistas; y en pasacalles, antes reservados para enamorados, amenazan y hasta ofrecen empleos de bandolero.
La ONU calculó que un 60% de municipios y destacamentos policiales están infiltrados por el narco. Todos sospechan de todos. Las estructuras políticas tambalean y los pronósticos para el 2009 son sombríos. En estos primeros 20 días, 201 personas fueron víctimas del crimen organizado, cifra que rebasará el promedio de las 5.300 ejecuciones de 2008, año récord en violencia.
El presidente Felipe Calderón demostró voluntad política para luchar contra el narcotráfico. Sacó a los militares a la calle y tuvo éxito en atrapar capos y desbaratar bandas. Pero los militares no son cura a largo plazo. Alvaro Uribe en Colombia tuvo que depurar al Ejército porque inflaba su eficacia asesinando a pordioseros que disfrazaba de guerrilleros.
No hubo una alusión directa a México en el discurso de asunción de Barack Obama, aunque el mensaje del jefe saliente de la CIA fue contundente. Auguró que México y su inseguridad serán el principal desafío para la diplomática Hillary Clinton, mayor aún que el reto del Medio Oriente. Es que el problema ya no es mexicano, la onda expansiva del narcotráfico “feudalizó” ambos lados de la frontera donde la corrupción y el asesinato hacen alarde entre policías, agentes aduaneros o polizones sin importar nacionalidades. Todos son cómplices. Los narcos venden droga y compran armas en el mismo lugar, así sea en Texas, Arizona o California.
El Plan Mérida, el paquete antidroga norteamericano que emula al Plan Colombia, es insuficiente. Obama habría exigido mayores pruebas y voluntad a Calderón que el solo hecho de atacar los blancos visibles de la narco violencia, a sabiendas que sus tentáculos ya están bien enraizados en el poder y se hace necesaria una tarea titánica de depuración. Para ello, son necesarias reformas legales, saneamiento de las fuerzas policiales y resurgimiento de la integridad que solo puede generar un Poder Judicial fuerte y creíble, que erradique la impunidad y disuada a grupos paramilitares que ya están anunciando justicia por mano propia si el Estado no resuelve.
Combatir la violencia con violencia es necesario y puede ser efectivo a corto plazo, pero la única forma de controlarla y prevenirla es dotar a la Justicia, a las fiscalías y policías con recursos y eficiencia disuasiva. EE.UU. no es modelo donde reflejarse en materia de tráfico de drogas, pero lo es en cuanto a la aplicación del castigo. El equilibrio de poderes es razonable y el peso de la ley se aplica con rigurosidad, por eso es lógico que Obama haya exhortado a Calderón a que en la batalla entre vendedores y consumidores, se aplique la misma vara a ambos lados de la frontera.
La prensa es la otra debilidad del sistema institucional mexicano. Justificada por la indefensión y el miedo provocado por el asesinato y secuestro de sus integrantes, el periodismo de frontera optó por la autocensura, una medida de autoprotección que lo resguarda temporalmente, pero que hipoteca su esencia a futuro. Si el gobierno no cuida de su prensa, especialmente la más vulnerable en el interior del país, estará diezmando otro pilar básico de la democracia y de la tan mentada federalización.
enero 29, 2009
Honduras… casi un golpe
Las democracias latinoamericanas son frágiles y muchas están en retroceso. Honduras estuvo al borde de una nueva dictadura y no me percaté de una noticia que no tuvo mucha trascendencia internacional, hasta que visité San Pedro Sula entre ayer y hoy. Hablé con colegas, visité La Prensa y leí titulares y noticias espeluznantes.
Es increíble la fragilidad que tienen nuestras democracias, aún más cuando sabemos que son los propios gobiernos, o en este caso el Poder Ejecutivo, quien está socavando las libertades y presionando para que la democracia se transforme en una autocracia. El domingo por la noche casi se consuma lo que Manuel Zelaya hubiera querido, conformar un Poder Judicial acólito y dependiente, sin permitir que sea un poder independiente y capaz de servir de “check and balance” de los otros poderes públicos del país.
No hubiera sido fácil propender a un autogolpe como quedó ilustrado con la presión de Zelaya para disolver el orden institucional si no se hacía su voluntad, la que finalmente fue derrotada por una Asamblea más consciente de los valores democráticos. Estoy seguro que si el lunes amanecía una Honduras rota toda la comunidad internacional hubiera protestado y desalentado cualquier atropello civil o militar, de eso no hay dudas.
Sin embargo, ante tanta vulnerabilidad, uno se queda pensando por que la OEA es tan reticente a aplicar la Carta Democrática, un documento que en este momento es pisoteado por varios gobiernos, entre ellos, muy especialmente, los de Nicaragua y Venezuela.
Muchos hondureños a los que brevemente consulté están asustados por la inseguridad, atontados por la crisis económica y agobiados por la incertidumbre. Lo más positivo que me dijeron es que a Zelaya le queda menos de un año de gobierno y que no hay reelección.
Es increíble la fragilidad que tienen nuestras democracias, aún más cuando sabemos que son los propios gobiernos, o en este caso el Poder Ejecutivo, quien está socavando las libertades y presionando para que la democracia se transforme en una autocracia. El domingo por la noche casi se consuma lo que Manuel Zelaya hubiera querido, conformar un Poder Judicial acólito y dependiente, sin permitir que sea un poder independiente y capaz de servir de “check and balance” de los otros poderes públicos del país.
No hubiera sido fácil propender a un autogolpe como quedó ilustrado con la presión de Zelaya para disolver el orden institucional si no se hacía su voluntad, la que finalmente fue derrotada por una Asamblea más consciente de los valores democráticos. Estoy seguro que si el lunes amanecía una Honduras rota toda la comunidad internacional hubiera protestado y desalentado cualquier atropello civil o militar, de eso no hay dudas.
Sin embargo, ante tanta vulnerabilidad, uno se queda pensando por que la OEA es tan reticente a aplicar la Carta Democrática, un documento que en este momento es pisoteado por varios gobiernos, entre ellos, muy especialmente, los de Nicaragua y Venezuela.
Muchos hondureños a los que brevemente consulté están asustados por la inseguridad, atontados por la crisis económica y agobiados por la incertidumbre. Lo más positivo que me dijeron es que a Zelaya le queda menos de un año de gobierno y que no hay reelección.
enero 28, 2009
Recomendaciones a Ortega
Estuve tres días en Managua como parte de una misión de la SIP para auscultar temas de libertad de prensa que están seriamente afectados en el país.
De todas las entrevistas que tuvimos, me quedo con las palabras del ex sandinista Ernesto Cardenal que creo resumen lo que está sucediendo en el país: “dictadura familiar”.
Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo están polarizando cada vez más al país y creando pactos de gobernabilidad que le permiten sostenerse en el poder pisoteando derechos de otros ciudadanos.
Después de comprobar y concluir que cada vez se están reduciendo más y más los espacios de libertad de expresión debido al acoso a los medios de comunicación y periodistas y a que el presidente Ortega es responsable de coartar en forma sistemática el derecho de movilidad, asociación y expresión de los nicaragüenses, hicimos una serie de recomendaciones que el gobierno debe tener en cuenta para restablecer la libertad de prensa:
Cumplir con los principios de la Declaración de Chapultepec.
Respetar y poner en práctica la ley de acceso a la información pública, apoyando procesos educativos para los ciudadanos para que puedan ejercer los derechos de búsqueda y acceso que manda esa legislación; además de procesos de apertura con la prensa ofreciendo información y realizando conferencias de prensa en forma periódica.
Utilizar los medios de comunicación en manos del Estado con políticas de pluralidad y diversidad inherentes a la información pública y no como instrumentos de propaganda gubernamental.
Distribuir la publicidad oficial con criterios técnicos y transparentes, así como conceder las licencias operativas para radio y televisión, sin que estas prácticas se presten para discriminar a medios y periodistas de acuerdo a sus líneas editoriales.
Propender a que el Ministerio Público cree una oficina especial de derechos humanos que permita investigar violaciones a estos derechos, incluyendo los que atenten a la libertad de expresión y de prensa, como crímenes o atentados contra periodistas; y se preste especial atención a la seguridad y protección para el libre ejercicio periodístico.
Revisar sentencias y resoluciones judiciales sobre los crímenes de Carlos Guadamuz y María José Bravo, de tal forma que estos casos no queden en la impunidad.
De todas las entrevistas que tuvimos, me quedo con las palabras del ex sandinista Ernesto Cardenal que creo resumen lo que está sucediendo en el país: “dictadura familiar”.
Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo están polarizando cada vez más al país y creando pactos de gobernabilidad que le permiten sostenerse en el poder pisoteando derechos de otros ciudadanos.
Después de comprobar y concluir que cada vez se están reduciendo más y más los espacios de libertad de expresión debido al acoso a los medios de comunicación y periodistas y a que el presidente Ortega es responsable de coartar en forma sistemática el derecho de movilidad, asociación y expresión de los nicaragüenses, hicimos una serie de recomendaciones que el gobierno debe tener en cuenta para restablecer la libertad de prensa:
Cumplir con los principios de la Declaración de Chapultepec.
Respetar y poner en práctica la ley de acceso a la información pública, apoyando procesos educativos para los ciudadanos para que puedan ejercer los derechos de búsqueda y acceso que manda esa legislación; además de procesos de apertura con la prensa ofreciendo información y realizando conferencias de prensa en forma periódica.
Utilizar los medios de comunicación en manos del Estado con políticas de pluralidad y diversidad inherentes a la información pública y no como instrumentos de propaganda gubernamental.
Distribuir la publicidad oficial con criterios técnicos y transparentes, así como conceder las licencias operativas para radio y televisión, sin que estas prácticas se presten para discriminar a medios y periodistas de acuerdo a sus líneas editoriales.
Propender a que el Ministerio Público cree una oficina especial de derechos humanos que permita investigar violaciones a estos derechos, incluyendo los que atenten a la libertad de expresión y de prensa, como crímenes o atentados contra periodistas; y se preste especial atención a la seguridad y protección para el libre ejercicio periodístico.
Revisar sentencias y resoluciones judiciales sobre los crímenes de Carlos Guadamuz y María José Bravo, de tal forma que estos casos no queden en la impunidad.
enero 27, 2009
Daniel Ortega y su intolerancia
El presidente Daniel Ortega sigue haciendo gala de la intolerancia que le ha caracterizado durante todo este nuevo ejercicio, con una clara intención de crear zozobra en la sociedad civil, polarizar al país, quebrar a los medios de comunicación y disolver todo tipo de oposición política que pudiera hacerle perder espacios de poder.
Ortega rara vez concede entrevistas a la prensa, menos a la nacional, y con nosotros – una delegación internacional de periodistas de la Sociedad Interamericana de Prensa – no hizo excepciones. A pesar de pedir entrevistas a la Secretaría de Comunicación que maneja la primera dama, Rosario Murillo, y de ir por otras vías menos formales, Ortega ni siquiera contestó nuestro pedido, sino que trató el pedido con total indiferencia, algo a lo que ya otros presidentes autoritarios, como Hugo Chávez en el último lustro y siempre Fidel Castro, nos tienen acostumbrados.
Esta indiferencia no es casual. Es parte de una estrategia de Estado en el que el gobierno es totalmente alérgico al diálogo. En Nicaragua es imposible dialogar con el gobierno. Ortega tiene una política de propaganda y agitación como forma de gobierno, por eso se persigue o se manda a las turbas a desbandar todo tipo de manifestación ciudadana en la calle, no habla de tú a tú con la oposición sino que hace acuerdos o pactos para poder mantener su hegemonía y no brinda conferencias de prensa o admite ningún tipo de preguntas de parte de los periodistas o los medios. Desde hace tiempo sigue persiguiendo a las organizaciones sin fines de lucro y ha bloqueado todo tipo de donaciones que reciben del exterior, persiguiendo judicialmente a sus integrantes, como a Carlos Fernando Chamorro, el ex director de Barricada, que ahora es perseguido, así como otros intelectuales ex sandinistas, por el solo hecho de ser críticos del gobierno. Anoche, a nuestra delegación de la SIP, el ex cura y poeta Ernesto Cardenal confió que “estamos frente a una dictadura de tipo familiar”.
Ortega invierte mucho dinero en campañas sistemáticas de propaganda. Su familia maneja el Canal 4, el diario El 19, maneja la propaganda de carteles en espacios públicos en los que Ortega invoca a Dios para luchar por los pobres; aunque por otro lado acusa a periodistas y medios de conspiradores, oligarcas y mantiene un espada de Damocles sobre los medios radiodifusores privados con una ley nueva de radiodifusión con la que amenaza continuar con una política de conceder licencias a aquellos que se pliegan a su sistema y no lo critican.
De seguir así, el país tiene un futuro sombrío. Tal vez la crisis económica que pega fuerte a uno de los países más pobres de América Latina y que hasta hace poco, gracias a los altos precios del petróleo, era subsidiado por Hugo Chávez. Ese chorro que iba a las arcas directas de Ortega y no de Nicaragua se ha cerrado y por ello Ortega se está mostrando un poco más conciliador que antes. Aunque todos coinciden que es una reconciliación interesada y temporal, ya que Ortega y su esposa Murillo, esa “dictadura familiar” no cambiará nunca. El pacto con los liberales para que se exonere de toda culpa a Arnoldo Alemán y el hecho de que ya no pese una acusación criminal contra la ong Cinco que maneja Carlos Fernando Chamorro y por ende la reconciliación con los donantes internacionales podrían dar esa pista de recapitulación momentánea.
Ortega rara vez concede entrevistas a la prensa, menos a la nacional, y con nosotros – una delegación internacional de periodistas de la Sociedad Interamericana de Prensa – no hizo excepciones. A pesar de pedir entrevistas a la Secretaría de Comunicación que maneja la primera dama, Rosario Murillo, y de ir por otras vías menos formales, Ortega ni siquiera contestó nuestro pedido, sino que trató el pedido con total indiferencia, algo a lo que ya otros presidentes autoritarios, como Hugo Chávez en el último lustro y siempre Fidel Castro, nos tienen acostumbrados.
Esta indiferencia no es casual. Es parte de una estrategia de Estado en el que el gobierno es totalmente alérgico al diálogo. En Nicaragua es imposible dialogar con el gobierno. Ortega tiene una política de propaganda y agitación como forma de gobierno, por eso se persigue o se manda a las turbas a desbandar todo tipo de manifestación ciudadana en la calle, no habla de tú a tú con la oposición sino que hace acuerdos o pactos para poder mantener su hegemonía y no brinda conferencias de prensa o admite ningún tipo de preguntas de parte de los periodistas o los medios. Desde hace tiempo sigue persiguiendo a las organizaciones sin fines de lucro y ha bloqueado todo tipo de donaciones que reciben del exterior, persiguiendo judicialmente a sus integrantes, como a Carlos Fernando Chamorro, el ex director de Barricada, que ahora es perseguido, así como otros intelectuales ex sandinistas, por el solo hecho de ser críticos del gobierno. Anoche, a nuestra delegación de la SIP, el ex cura y poeta Ernesto Cardenal confió que “estamos frente a una dictadura de tipo familiar”.
Ortega invierte mucho dinero en campañas sistemáticas de propaganda. Su familia maneja el Canal 4, el diario El 19, maneja la propaganda de carteles en espacios públicos en los que Ortega invoca a Dios para luchar por los pobres; aunque por otro lado acusa a periodistas y medios de conspiradores, oligarcas y mantiene un espada de Damocles sobre los medios radiodifusores privados con una ley nueva de radiodifusión con la que amenaza continuar con una política de conceder licencias a aquellos que se pliegan a su sistema y no lo critican.
De seguir así, el país tiene un futuro sombrío. Tal vez la crisis económica que pega fuerte a uno de los países más pobres de América Latina y que hasta hace poco, gracias a los altos precios del petróleo, era subsidiado por Hugo Chávez. Ese chorro que iba a las arcas directas de Ortega y no de Nicaragua se ha cerrado y por ello Ortega se está mostrando un poco más conciliador que antes. Aunque todos coinciden que es una reconciliación interesada y temporal, ya que Ortega y su esposa Murillo, esa “dictadura familiar” no cambiará nunca. El pacto con los liberales para que se exonere de toda culpa a Arnoldo Alemán y el hecho de que ya no pese una acusación criminal contra la ong Cinco que maneja Carlos Fernando Chamorro y por ende la reconciliación con los donantes internacionales podrían dar esa pista de recapitulación momentánea.
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