Mostrando entradas con la etiqueta Haití. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Haití. Mostrar todas las entradas

marzo 15, 2011

Japón nos enseña dos cosas

La tragedia en Japón nos enseña dos cosas. La prevención, la preparación y las precauciones en materia de desastres naturales ahorran muchas vidas; pero la creencia de que todo es previsible, seguro y manejable en materia de energía atómica es solo un espejismo, una ilusión o una quimera.

Solo basta pensar qué hubiera pasado en Haití o en Chile el año pasado si un sismo y un tsunami como el que el pasado viernes le tocó a Japón, hubiera desplegado toda su furia. En Haití los más de 300 mil muertos y en Chile lo casi mil, hubieran sido solo una pequeña porción de la tragedia.

Japón tiene muchos muertos y pueblos arrasados, pero gracias a sus sistemas de prevención ha podido ahorrar cientos de miles de vidas. Muchas personas escaparon a la tragedia por el solo hecho de haber sido advertidos con tiempo, gracias a sistemas que se empezaron a implementar hace décadas y a que sus ciudadanos son instruidos en el arte de lidiar con las catástrofes como nadie. Los niños aprenden cómo prepararse y la supervivencia, la solidaridad y la calma se han transformado en una forma de vida. Hemos podido observar cómo la gente, a pesar de la conmoción, hace filas, está en orden, respeta a los demás y no se produjeron escenas de desesperados que se aprovechan de lo ajeno. Los chilenos y haitianos se mostraron diferentes y los hemos justificado porque la tragedia puede sacar a todos de su quicio. Lo de Japón y su tranquilidad, en cambio, pareció desquiciarnos.

Pero Japón nos dio otra lección y la humanidad hoy se encuentra repensando la utilidad y la seguridad de la energía nuclear. Ésta es tal vez la más limpia, pero a pesar de todo el minucioso proceso de seguridad, también es la más insegura o, al menos, la que percibimos como la más insegura.

Lo importante es que como nunca antes, con las comunicaciones tan globalizadas, estamos aprendiendo como nunca sobre los pros y contras de la energía nuclear. Y los gobiernos, a pesar de que mucho no les agrade, se ven cada vez más obligados a ser transparentes y rendir cuentas. De ahí que ahora deban lidiar con una opinión pública internacional demasiado ignorante, por lo que varios gobiernos actúan de acuerdo a los vaivenes electorales, como el caso del Alemán que debió mantener apagados varios reactores, o están pagando su imagen con una mala percepción del público debido a que no pueden contrarrestar a tiempo el sensacionalismo que despliegan muchos medios de comunicación.

Lo cierto es que la energía atómica no solo representa su vulnerabilidad ante una catástrofe natural de las dimensiones del terremoto de Japón, sino que también nos hace pensar cuán vulnerable puede ser ante un minúsculo ataque de algún terrorista o de algún desperfecto de ingeniería o de un ciber ataque.

Una nube radioactiva como la que se desprendió de Fukushima, trae a la memoria la radioactividad mortal de Chernobyl en Rusia y los problemas de Three Mile Island en EEUU. Nuestros parámetros y percepciones están nuevamente cambiando, y de ella depende la suerte de la energía nuclear para el futuro.

Si en Japón, uno de los países más desarrollados del mundo, con la sofisticación de haber sido hasta hace poco la segunda economía mundial y capacitado en la cultura de la prevención, estos accidentes pasan; qué confianza podemos tener en las centrales de Argentina, Brasil y México.

enero 09, 2011

Medios tradicionales y su importancia


El 2010 estuvo plagado de noticias, discusiones y comentarios sobre las ventajas de los nuevos medios de comunicación tecnológicos y el auge de las redes sociales, como Twitter y Facebook, por lo que algunos vaticinaron el pronto fin de los medios de comunicación tradicionales o el fenecimiento del periodismo tradicional a expensas de sitios que se transformaron en populares del día a la mañana, como Wikileaks o blogs en lo que se hacen denuncias de gran impacto.

Nadie puede restarle importancia a estos nuevos medios, especialmente porque han hecho más horizontal la comunicación, y desbancado la verticalidad de los medios tradicionales. Pero como sostuve en varias columnas y posts en este blog, la relevancia de las nuevas formas de comunicación, jamás podrá reemplazar al periodismo tradicional, ambas son formas complementarias de comunicación.

Cuando el año pasado para estos primeros días de enero se produjo el fastuoso terremoto de Haití que cobró más de 300 mil vidas, y muchos quedaron extasiados con la increíble labor de comunicación que permitieron Twitter, Facebook y YouTube, (y predijeron el nacimiento del “nuevo periodismo”) debido a que los medios tradicionales no pudieron cubrir por un par de días debido a la catástrofe que también abarcó a las comunicaciones tradicionales como la radio y la televisión, dije que las redes sociales eran como las golondrinas, que buscarían pronto otros lugares donde anidar apenas pasarían unos días, se aplaque el polvo o aparecieran otros focos de atención noticiosa.

Es que las redes sociales, muy buenas para perseguir las noticias repentinas y de impacto, no tienen la sagacidad del periodismo tradicional para dar seguimiento y controlar los efectos a largo plazo de una situación.

Hoy, más que nunca, y retomando el terremoto de Haití, se puede observar este fenómeno. Las redes sociales ya no tienen en la mira al país caribeño, y tampoco lo tuvieron en los últimos 11 meses, como si lo han tenido varios medios tradicionales, como el caso de El Nuevo Heradl y The Miami Herald.

En una carta hoy a sus lectores, el director de El Nuevo Herald, Manny García, anunció la presentación esta semana en Miami del documental “Estamos cansados” realizado por periodistas de ese medio, y recordó la cantidad de reportajes e investigaciones que tanto ese diario como su hermano en inglés hicieron durante estos meses sobre la crisis migratoria de haitianos hacia República Dominicana, los efectos de la epidemia de cólera como consecuencia del terremoto y, entre otras, las investigaciones sobre corrupción, el retardo de la ayuda económica de varios gobiernos del mundo para cumplir con sus compromisos y la necesidad de que los ciudadanos del mundo sigan apoyando a los haitianos con sus generosas donaciones.

Todo esto demuestra que ni un tipo de medio o el otro son buenos o malos en sí mismos, sino, al menos, complementarios. En este época de nueva comunicación horizontal e interactiva, necesita del periodismo tradicional, de medios que contextualicen y den prioridad a las informaciones y, aún mucho mejor, que le den seguimiento.




enero 29, 2010

Haití y las conspiraciones

Las teorías conspirativas basadas en la distorsión o exageración de los hechos, suelen acompañar a los acontecimientos históricos, adjudicándoseles la intervención de poderes ocultos, fuerzas malignas y misteriosas.

La catástrofe de Haití, con profundas implicaciones sociales y políticas, no escapa a las confabulaciones que se tejen al margen de la verdad, como las intrigas que acompañan a otros hechos que han conmovido al mundo como la llegada a la Luna, el atentado a Juan Pablo II, los ataques terroristas de Setiembre 11 o el asesinato de la Princesa Diana.

Quienes maquinan estas tramas que luego se van alimentando de cuentos y ritos populares, están relevados de presentar evidencias, solo plantean hipótesis rotundas, como si fueran los únicos que conocen el contenido de la “caja negra”, pero a la que nunca abren ni encuentran.

Así sorprendió el polémico predicador estadounidense Pat Robertson, adjudicando la causa del terremoto a una añeja conspiración entre el diablo y los haitianos para erradicar su esclavitud, que dado el arraigo de la religiosidad popular del país antillano, pudiera luego convertirse en leyenda, así como se inventó la atracción del Triángulo de las Bermudas o la ficción recurrente y universal del “chupacabras”.

Si bien las intrigas no se desarrollan en los medios de comunicación tradicionales por sus filtros para detener la información no contrastada, la radio y televisión oficial de Venezuela fueron la excepción. Divulgaron esta semana supuestos informes sobre complots planteados por académicos estadounidenses y confirmados por la marina rusa, sobre que EEUU provocó el sismo en Haití. En esta alucinatoria conjura científica, se habría utilizado el proyecto Haarp, una serie de antenas de emisión de ondas del Departamento de Defensa emplazadas en Alaska, que secretamente se usan para la guerra o, en este caso, para producir vibraciones submarinas contra Haití, antes usadas para provocar el Tsunami en Asia.

Pero como Haití es irrelevante botín, habría sido solo una práctica para medir su letalidad y así ajustar la tecnología para aplicarla contra Irán, cuyo presidente, Mahmoud Ahmadinejad, debe ser castigado por negar el holocausto y por desenmascarar la conspiración judeo-estadounidense que domina al mundo.

Más allá de las fábulas que se afianzan o no independientes a la realidad, esta semana los presidentes Hugo Chávez, Evo Morales y Daniel Ortega, aprovecharon para seguir denunciando conspiraciones, apuntando sus cañones contra el “imperio” por justificarse en el sufrimiento del pueblo haitiano para intervenirlo militarmente, con la intención posterior de usar esa plataforma, quizás, para tomar Cuba y derrocar a otros gobiernos izquierdistas.

Al convocar una reunión de emergencia de la ONU, Morales dio toda veracidad al complot estadounidense atrayendo imágenes reales de la historia reciente, como las invasiones militares estadounidenses en Grenada (1983), Panamá (1989) y la intervención de Haití (2004), aunque escondiendo los verdaderos fines actuales, invocados por las autoridades haitianas para que EEUU apoye tareas humanitarias y de seguridad, como tuvo que aclarar públicamente Barack Obama.

Las conspiraciones militares hace rato que resurgen en el tapete latinoamericano, ya sea como parte del conflicto ideológico con Alvaro Uribe por el acceso que tendrán los militares estadounidenses a siete bases colombianas, o por la nueva versión chavista sobre el complot entre EEUU y Holanda cuyo fin es invadir Venezuela, pero por la retaguardia, desde las Antillas Holandesas de Curazao, Aruba y Bon Aire.

Esta paranoia es el arma que se utiliza para desprestigiar a la autoridad constituida. Como el supuesto plan macabro del gobierno de EEUU para auto infligirse el atentado terrorista de Setiembre 11, que luego devino en la búsqueda infructuosa de armas de destrucción masiva y la invasión de Irak. O la elucubración de un plan secreto de rusos y turcos que justificó Ali Agca para atentar contra Juan Pablo II, desmentido por él mismo esta semana al salir de la cárcel, al confesar su locura de “nuevo mesías”, como los conspiradores que combatió Tom Hanks en la saga del Código da Vinci.

Los complots, que suelen propagarse con eficacia de boca en boca, encuentran ahora en el internet el lugar apropiado donde retroalimentarse. Por eso vemos a gobiernos como el chino y el cubano que, temerosos de esas libertades, censuran y controlan. Es que el conspirador cree que todos conspiran.

enero 22, 2010

Haití y las redes sociales

A medida que el polvo de la tragedia se vaya desvaneciendo sobre los escombros en Haití, quedará más clara aún la relevancia que han adquirido las redes sociales en la creación de nuevos espacios de comunicación ciudadana para expresar solidaridad, avalar causas y ofrecer o buscar ayuda.

Twitter, Facebook y YouTube, entre otras tecnologías de comunicación horizontal, están demostrando una vez más su vitalidad no por el caudal informativo que proveen, sino porque son herramientas de reacción rápida y canales formidables de conexión entre la gente, una cualidad que siempre resultó esquiva a la verticalidad de los medios de información tradicionales.

Pero aunque algunos sospechan que llegará el día en que, por su relevancia, las redes sociales suplantarán a los medios tradicionales, la verdad es que eso parece alejado de la realidad. Si bien los usuarios de estas nuevas tecnologías se comportan como entes responsables y con un sentido de misión bajo una causa común, estas no dejan de ser actitudes superficiales provocadas por la inmediatez de algunos hechos. Esos mismos usuarios emigran como las golondrinas apenas aparecen otros temas, modas o desastres donde anidar.

Por el contrario, la fortaleza de los medios tradicionales está dada por la profundidad y el seguimiento constante que hacen de los temas. Serán éstos los que vigilen la eficacia en la entrega de las donaciones o que alerten sobre corrupción después que se disipe la catástrofe. Así como antes de esta hecatombe venían remarcando que la paupérrima pobreza es producto de una élite corrupta que prefirió mendigar ayuda internacional que desarrollar estrategias educativas o de infraestructura.

Con el desastre natural de Haití y el deliberado en las reyertas de Irán el año pasado, se aprecia la evolución de las redes sociales en su aporte a la inmediatez de la comunicación, supliendo a los medios tradicionales - radio, televisión, periódicos – cuando estos no pueden acceder a las fuentes de la catástrofe o son superados por sus efectos.

Ejemplo de esa conectividad inmediata lo demostró la Cruz Roja que en dos días recaudó millones de dólares de 10 en 10 a través de mensajes de texto en celulares, la misma estrategia que usó el músico haitiano Wyclef Jean, quien superó el medio millón de donaciones a través de su cuenta en Twitter. Y si bien muchos prefieren intercambiar información sobre familiares o mitigar traumas en Facebook o MySpace, lo cierto es que las redes sociales dan poder a los ciudadanos comunes, permitiéndoles compartir responsabilidades con gobiernos, agencias de ayuda o personajes famosos.

Los medios tradicionales no son enemigos de las redes sociales, las han convertido en sus aliados ideales. CNN Internacional, que como otros medios, no pudo entrar en Haití hasta casi 24 horas después de la catástrofe, reportó al principio sin imágenes, pero con informes de telefonía virtual Skype y noticias desde Facebook. Su sitio virtual iReport, un espacio de periodismo ciudadano, le sirvió de fuente informativa y de inspiración para generar temas y conectar a los usuarios.

El hecho que las visitas a la página virtual de CNN se han duplicado, así como la de los periódicos de referencia en cada comunidad – que ya se han consolidado como plataformas multimedia capaces de ofrecer video, audio, blogs e interacción - implica que el público elige también informarse y comunicarse a través de medios tradicionales a los que acude por su confiabilidad y credibilidad.

Es que no siempre la mayor comunicación implica mejor información. Las redes sociales también generan ruido, distracciones que suelen abrumar – hubo en estos días abundantes advertencias sobre sitios fraudulentos para colectas de dinero – por lo que el público termina optando por medios tradicionales, al tener la comodidad y certeza de que un grupo de profesionales selecciona, ordena y prioriza las informaciones.

Más allá de que algunos quieran ver cierta rivalidad o precipicio entre la insuperable horizontalidad de las redes sociales y la todavía verticalidad de los medios tradicionales, lo cierto es que ambas formas, comunicación e información, no se suplantan, sino todo lo contrario, se complementan. Desde Haití queda demostrado que ya no se puede pensar en una sin la otra; en definitiva, redes y medios, son herramientas vitales para transmitir lo esencial: el mensaje.

enero 20, 2010

Haití: Evo se suma a la conspiración

La izquierda latinoamericana está de parabienes con la catástrofe en Haití. Se divierte ideológicamente durante la tragedia insistiendo en teorías de conspiración imperialista sobre las que el “imperio” utiliza la estratagema de la ayuda humanitaria para invadir militarmente a Haití y de esa forma estár a paso de trampolín de Cuba.

Ahora, y como era de esperarse, saltó Evo Morales pidiendo una reunión de emergencia de la ONU para que se evalúe la ocupación militar de los Marines en Haití, esperándose que lo hiciera después de que saltara su jefe Hugo Chávez y su colega Daniel Ortega. Obviamente Chávez lo apoyó.

De esta forma aprovechan los tres, a quienes posiblemente se sume pronto Rafael Correa – ¡es que son tan previsibles! – y así continúen con la inercia de las acusaciones que vinieron haciendo contra los colombianos y los estadounidenses que se estarían confabulando con las bases militares en Colombia, las cuales servirían para proceder a la invasión de Venezuela y países latinoamericanos integrantes del ALBA.

Lo de Haití le vino muy bien a Chávez, que para no dejar caer el tema de la invasión militar y así disimular todos los aprietos internos que tiene (me recuerda al argentino Leopoldo Galtieri invadiendo Malvinas con la invocación de arengas nacionalistas para tapar problemas nacionales) por los que ya venía inventando confabulaciones hasta de los holandeses, que estarían prestando sus servicios para que se invada Venezuela desde la Antillas Holandesas de Curazao, Bon Aire y Aruba, lo que acarreó ciertos disgustos diplomáticos con los europeos.

A Morales – quien declaró que “esperamos una pronunciamiento de todos los pueblos del mundo, de las fuerzas sociales rechazando esta ocupación militar" – parece que no le informan mucho sobre lo que pasa en el mundo y seguramente se creyó aquello de que el gobierno francés se habría disgustado con Estados Unidos por los Marines en Puerto Príncipe (ahora me hizo acordar a Galtieri creyendo que Ronald Reagan iría en contra de Margaret Thatcher), cuando tanto los franceses como el gobierno español de Zapatero en reunión de la Comunidad Europea alabaron la acción de ayuda y seguridad que ofrecieron los yanquis a través de las órdenes de Barack Obama.

Obviamente que si los estadounidenses no hubieran enviado tropas para favorecer la operatividad del aeropuerto de la capital haitiana y para ofrecer seguridad junto a las tropas de las Naciones Unidas, estos mequetrefes estarían criticando a Obama de no hacer nada por Haití, y solo preocuparse por ofrecer alimentos, donaciones y médicos; pero no de los más importante: seguridad y protección para los haitianos.

Estarían, por cierto, creando todo tipo de conspiraciones adicionales, como que guardarían las tropas para invadir Venezuela desde Colombia o a que esperarían una implosión por inseguridad del pueblo haitiano, para justificar una invasión militar. Y muchas teorías más.

enero 19, 2010

Chávez, Haarp, Haití y conspiración

Como siempre sucede ante hechos de envergadura como la catástrofe en Haití, existe en todos nosotros los humanos - no solo en los medios de comunicación - una fuerte propensión a lo macabro, a lo sensacionalista, a lo conspirativo, a lo oculto.
Tras el desarrollo de los episodios importantes e inexplicables, siempre aparecen las mentes, bien lúcidas y maquiavélicas, que buscan deliberadamente engañar a los incautos, ingenuos o desprevenidos, con todo tipo de teorías conspirativas accionadas por mentes macabras que se quieren apoderar del mundo o explotar a los demás países o razas.

Aquí en Estados Unidos y por muchos años después de 9/11 uno recibía en su casa por correo o en sus buzones de correo electrónico toneladas de videos, folletos, libros y archivos sobre que el propio Pentágono, la CIA o George Bush habrían derribado las torres gemelas con el fin de… (acá imagínense cualquier final). Luego apareció la teoría de la catástrofe económica de Hal Turner y el Amero, y varias otras teorías auto infligidas por el gobierno de Estados Unidos para fines de todos los gustos.

Y ahora, con Haití, ya apareció la nueva teoría conspirativa del Proyecto Haarp, que incluso entre ayer y hoy ya fue explotado por televisoras y radios gubernamentales venezolanas que dieron luz verde al tema, culpando a Estados Unidos de haber utilizado esta tecnología no para apoderarse de Haití, sino utilizando al país antillano como conejito de india, practicando para destruir a Irán. Es obvio que los medios venezolanos están envalentonados con este tema después de que el presidente Hugo Chávez acusara a Barack Obama de enviar militares y no médicos a Haití, desconociendo brutamente todo el aporte y decisiones que Obama adoptó a favor del país caribeño.

La verdad que no suena mal, es una teoría digan de película de Hollywood, y seguramente en los próximos días irá ganando adeptos, porque se irá propagando como las demás, por el internet – de boca en boca – pero no en los medios de comunicación serios. El proyecto Haarp - sobre el que hay toneladas de información en internet, con sus diferentes teorías conspirativas, pero también sobre lo que realmente es – un programa científico del gobierno estadounidense (no secreto, ya que toda su información está disponible) ubicado en Alaska para medición de la Ionósfera y otros fines, que ha tenido controversias porque podría afectar el medioambiente.

Pero de ahí a que la Armada Rusa haya descubierto que fue utilizado por los estadounidenses para provocar el sismo contra Haití y practicar para una próxima invasión de Irán – como informaron los medios propagandísticos de Chávez – hay una gran diferencia. En realidad, si fuera cierto, ¿no sería mejor enviar esas ondas electromagnéticas contra el palacio de Miraflores?

enero 18, 2010

Chávez: No es en serio ¿verdad?

Estados Unidos está invadiendo militarmente Haití, por lo menos así los afirmaron y criticaron Daniel Ortega y Hugo Chávez. Dicen que el gobierno estadounidense está utilizando al terremoto como excusa para apoderarse del país antillano.

Es demasiado ¿verdad? No se puede tomar en serio a presidentes que digan semejantes sandeces. En el peor momento como consecuencia de la catástrofe, en que los propios haitianos están huyendo de Puerto Príncipe debido a la violencia, lo que las autoridades y los propios ciudadanos piden a gritos es que haya seguridad y protección para detener a las bandas de maleantes, pandilleros y saqueadores que aprovechan cualquier resquicio para saquear y robar.

Ante las diezmadas fuerzas policiales y la de los Cascos Azules, dedicadas a tareas de auxilio y atención a víctimas, heridos y sobrevivientes, Estados Unidos está ayudando con una fuerza de orden importante y necesaria según lo reclamó el propio presidente René Preval, además de asistencia a las labores de la ONU, por lo que quejarse de esa importante labor es realmente aprovechar la tragedia para establecer un debate ideológico pueril e irrelevante en estos momentos.

Obviamente, la fórmula de Chávez es la misma, gritar fuerte contra cualquier cosa con tal de que no se escuchen los propios gritos en su territorio después de sus problemas debido a los cortes de energía, la expropiación de otros tres bancos y de la cadena de supermercado Éxito. Chávez la tiene clara. El que se pasa con la ley ni siquiera tiene que preocuparse de ir a la justicia para ser acusado o defenderse, simplemente tiene que dejar a disponibilidad del gobierno sus bienes, patrimonio y pertenencias. ¡Vaya democracia!

enero 17, 2010

Sensacionalismo, pasión y compromiso

Haití, su devastación y la cobertura periodística me traen algunas reflexiones. Una de las mayores críticas al periodismo es su propensión a ser amarillo, más tirado a rojo sangre, sensacionalista, a explotar los bajos instintos de la sociedad a través de la publicación de titulares tipo catástrofe o fotografías macabras de alto impacto; diseños que por lo general buscan vender ejemplares en el caso de los periódicos o videos con imágenes sobre violencia o personas llorando a sus muertos y reporteros jadeantes relatando las escenas por demás gráficas, como en el caso de los noticieros de televisión o esos programas tipo “primer impacto” o al “rojo vivo”.

Si hay algo que detesto es la primera parte de los noticieros televisivos donde lo único que se muestra es la violencia e incluso hasta hechos tan insignificantes – que parecen burlescos – de esos presentadores de la televisión que ante coberturas extensas de hechos importantes, como por ejemplo el terremoto en Haití, se sacan la corbata y el saco para dar la impresión de que trabajan mucho o están agotados. Pero es aquello que dicen que trabajan mucho.

Con la catástrofe en Haití resulta difícil nos traspasar esa línea delgada entre la cobertura apasionada y comprometida con los hechos - mantener la responsabilidad de informar en forma objetiva - y las imágenes que no pueden ser otras que de destrucción, dolor y alto impacto emocional. Peor aún, es informar donde el medio tiene un alto compromiso con su comunidad, como en el caso de los medios de la zona metropolitana de Miami, donde viven medio millón de haitianos; o cuando la audiencia es tan dispersa como la tiene CNN.

Creo que a pesar de algunos atisbos lagrimosos, los medios en general están haciendo coberturas extraordinarias, hasta para enviar a sus periodistas a la zona de catástrofe, un lugar al que no es fácil acceder en épocas normales.

De entre todo lo bueno, rescato en especial la cobertura desapasionada, objetiva; pero, al mismo tiempo, comprometida de The Miami Herald y El Nuevo Herald que mantienen una estrategia de cobertura amplia con decenas de periodistas y fotógrafos enviados a Haití. Lo más importante es que además de la cobertura, utiliza varias herramientas interactivas de conexión entre la gente y pedidos de ayuda y donaciones, mostrando su responsabilidad como medios ante los hechos. Haití Connect es un espacio donde los usuarios pueden colgar, ver, buscar fotos y mensajes de familiares – mucho llega a través de Twitter desde Haití – mientras que Helping Hand es el sitio donde se pueden canalizar las donaciones a través de United Way.

No es fácil hacer buen periodismo, especialmente cuando se puede caer en la tentación del amarillismo, por ello vale la pena rescatar los esfuerzos que con seriedad y sin sensacionalismo hace la mayoría de los medios. Recuerdo siempre que cuando vine a vivir a Miami hace 17 años atrás, me preguntaba a menudo si estaba loco o qué por traer a mi esposa y tres hijos pequeños en aquel entonces, después de que miraba horrorizado lo que era Miami a través de los noticieros televisivos. Dejé de mirarlos para poder sobrevivir, no porque quería esconder la realidad, sino porque me di cuenta que la realidad de los noticieros es diferente, no muestran al verdadero Miami… son más proclives a mostrar escenas de impacto y se desviven por su rating y la competencia por él. Los diarios son más serenos, muestran la crudeza, pero de otra forma, menos traumática, sin tanto alboroto ni impacto.

Haití: reconstruir medios

“Estamos vivos gracias a Dios”, fueron las palabras reconfortantes que nos que nos trasmitió por correo electrónico a la SIP, Max Chauvet, el director del diario Le Nouvelliste, el más importante de Haití, después de que intentamos ubicarlo infructuosamente por varios días tras la catástrofe.

En una respuesta breve, Chauvet, mientras ningún medio pudo operar durante las primeras 24 horas, agregó que por suerte sus familiares, colegas y trabajadores no habían sido tocados por la tragedia, pero obviamente la reconstrucción será un proceso largo tanto para el país, sus instituciones como para que los medios puedan operar normalmente: “El edificio aún está parado, pero tenemos reparaciones importantes que hacer. Dentro de 3 a 4 semanas nos llevará para reiniciar la impresión, pero será difícil empezar de nuevo porque hemos perdido la mitad de nuestros suscriptores y no esperamos tener publicidad por mucho tiempo”, añadió Chauvet.

Un informe de ayer de Reporteros Sin Fronteras (RSF) explicó que el “terremoto del 12 de enero destruyó totalmente los locales y las infraestructuras del canal con sede en Puerto Príncipe Tele Ginen”, y que uno de sus camarógrafos ha aparecido muerto. Lo mismo ocurrió con el Canal 11 y la emisora de radio Magik 9. Otra famosa emisora, Radio Ibo, está seriamente dañada lo que imposibilita la difusión de su programación. En el hundimiento parcial del inmueble de la emisora también resultó afectada la sede de la Asociación Nacional de Medios de Comunicación Haitianos (ANMH).

RSF continuó que las sedes de los diarios Le Nouvelliste y Le Matin resistieron mejor, y el personal pudo evacuar el lugar. Sin embargo, Ticket Magazine, una publicación perteneciente al Nouvelliste, perdió a uno de sus colaboradores, al que se da por muerto.

Las emisoras Signal FM, Caraïbes FM y la delegación local de Radio France Internationale (RFI), todas ellas con sede en Puerto Príncipe, han podido seguir con su programación.

La red del Internet haitiano funciona oficialmente, a pesar de las enormes dificultades que existen para encontrar conexiones. El operador de telefonía móvil Voilà Haïti reuperó en parte el funcionamiento el 14 de enero. Lo mismo que el operador Digicel en la región de Jacmel, una ciudad del sur del país que ha resultado muy severamente afectada.

RSF explicó que “para permitir que algunos periodistas haitianos puedan informar de la situación, y contribuir así al proceso de asistencia a la población damnificada, RSF va a crear, y poner a su disposición, un centro operativo. El centro estará dotado de ordenadores portátiles, teléfonos móviles y generadores eléctricos, facilitados todos ellos por el principal grupo de prensa canadiense, Quebecor, que colabora en la operación.

La estructura estará operativa a principios de la semana que viene. De momento, el presidente de la sección canadiense de RSF, François Bungingo, viaja este viernes a Puerto Príncipe para evaluar las necesidades, a corto y largo plazo. La Embajada de Canadá en Haití se ha ofrecido a alojar dicha estructura de urgencia en su recinto.

La puesta en marcha del centro operativo irá seguida, siempre en colaboración con Quebecor, de un plan de ayuda a la reconstrucción de los medios de comunicación haitianos, prácticamente ninguno de los cuales se encuentra en condiciones de continuar trabajando. La petición de donativos puesta en marcha por RSF debe responder fundamentalmente a este objetivo. La organización pretende movilizar a los medios de los países particularmente implicados en la aportación de ayuda a Haití (Canadá, Brasil, Estados Unidos, Francia…), para conseguir apadrinamientos económicos y logísticos de los medios haitianos que necesitan ser reconstruidos”.

enero 14, 2010

Solidaridad con medios haitianos

Me sumo a la expresión de solidaridad que emitió esta tarde la Sociedad Interamericana de Prensa que envió un mensaje especial a los medios de comunicación y periodistas haitianos que a pesar de la tragedia del terremoto y sus propios problemas familiares “se han avocado con sacrificio a informar y servir a su pueblo mediante los escasos recursos disponibles y a través de internet”.

El presidente de la institución, Alejandro Aguirre, expresó “nuestra total solidaridad con el pueblo haitiano y, en particular, con los medios de comunicación que, tras resistir a este devastador golpe de la naturaleza, se han avocado con sacrificio a informar y servir a su pueblo mediante los escasos recursos disponibles y a través del internet”.

La SIP pudo advertir que si bien la catástrofe por el terremoto en Haití silenció a prácticamente todos los medios de comunicación, ha provocado una movilización mundial a través de los medios electrónicos y las redes sociales como Facebook y Twitter.

Facebook informó que desde el terremoto ha recibido en sus páginas un promedio de 1.500 actualizaciones por minuto con la palabra Haití. La página Yele Haití, un sitio de ayuda abierto por el cantante de origen haitiano Wyclef Jean fue el miércoles la segunda cuenta con más actividad de Twitter. En Twitter también se registró un tráfico increíble para la página de la Cruz Roja que en tan solo dos días recaudó más de dos millones de dólares a través de mensajes de texto que pueden mandar los usuarios. además

La sección iReport.com de la cadena CNN también ha servido como un vínculo valioso entre la comunidad haitiana en Estados Unidos y sus compatriotas dentro de su país.

Solo una radioemisora quedó en capacidad de operar en Haití después del sismo. Con el colapso de las líneas telefónicas la línea por el internet Skype ha ayudado enormemente a mantener la comunicación, mientras comienza a llegar la ayuda internacional masiva.

Aguirre también envió un mensaje especial a Max Chauvet, director del periódico Le Nouvelliste, uno de los socios más importantes que la institución tiene en la nación caribeña.

enero 13, 2010

Pobre Haití

Nada más le faltaba a Haití para hundirse en el pozo de la desesperación. La pobreza de Haití es paupérrima en todo sentido, en política, en economía, en educación, en salud… y este terremoto gigantesco lo hunde al país caribeño más allá de los ocho kilómetros donde se produjo el epicentro.

Parece una injusticia divina que recuperándose todavía de los huracanes que arrasaron poblaciones enteras, ahora les haya llegado este castigo sorpresivo. Ojalá este llamado de atención sirva para despertar la ayuda internacional que nunca fue suficiente para levantar al país más pobre y la vergüenza de las Américas. Bill Clinton estuvo en estos meses, como enviado especial, tratando de levantar la política haitiana, la que por golpes, corrupción e ineficiencia es responsable directa de que Haití nunca haya levantado cabeza.

Las imágenes actuales que llegan desde Puerto Príncipe son horrendas y despiertan la conciencia para que veamos en forma individual como podemos ayudar, más allá de las colaboraciones gubernamentales.

Haití es un país que me da lástima y que me hizo comprender más que ningún otro lo que significa la pobreza, a pesar de que la he visto – y paupérrima - por todos lados. En una visita años atrás, sentada al lado de una acequia con aguas negras, quedé mirando fijamente a una mujer amamantando a su bebé, que sobre un trapo rotoso y desteñido ofrecía para la venta una sola cabeza de lechuga verde, algo machucada y marchitada, tapizada por el zumbido de varios moscones negros. Desde entonces, esa imagen me revolotea por mi cabeza como síntesis de pobreza.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...