Haití, su devastación y la cobertura periodística me traen algunas reflexiones. Una de las mayores críticas al periodismo es su propensión a ser amarillo, más tirado a rojo sangre, sensacionalista, a explotar los bajos instintos de la sociedad a través de la publicación de titulares tipo catástrofe o fotografías macabras de alto impacto; diseños que por lo general buscan vender ejemplares en el caso de los periódicos o videos con imágenes sobre violencia o personas llorando a sus muertos y reporteros jadeantes relatando las escenas por demás gráficas, como en el caso de los noticieros de televisión o esos programas tipo “primer impacto” o al “rojo vivo”.
Si hay algo que detesto es la primera parte de los noticieros televisivos donde lo único que se muestra es la violencia e incluso hasta hechos tan insignificantes – que parecen burlescos – de esos presentadores de la televisión que ante coberturas extensas de hechos importantes, como por ejemplo el terremoto en Haití, se sacan la corbata y el saco para dar la impresión de que trabajan mucho o están agotados. Pero es aquello que dicen que trabajan mucho.
Con la catástrofe en Haití resulta difícil nos traspasar esa línea delgada entre la cobertura apasionada y comprometida con los hechos - mantener la responsabilidad de informar en forma objetiva - y las imágenes que no pueden ser otras que de destrucción, dolor y alto impacto emocional. Peor aún, es informar donde el medio tiene un alto compromiso con su comunidad, como en el caso de los medios de la zona metropolitana de Miami, donde viven medio millón de haitianos; o cuando la audiencia es tan dispersa como la tiene CNN.
Creo que a pesar de algunos atisbos lagrimosos, los medios en general están haciendo coberturas extraordinarias, hasta para enviar a sus periodistas a la zona de catástrofe, un lugar al que no es fácil acceder en épocas normales.
De entre todo lo bueno, rescato en especial la cobertura desapasionada, objetiva; pero, al mismo tiempo, comprometida de The Miami Herald y El Nuevo Herald que mantienen una estrategia de cobertura amplia con decenas de periodistas y fotógrafos enviados a Haití. Lo más importante es que además de la cobertura, utiliza varias herramientas interactivas de conexión entre la gente y pedidos de ayuda y donaciones, mostrando su responsabilidad como medios ante los hechos. Haití Connect es un espacio donde los usuarios pueden colgar, ver, buscar fotos y mensajes de familiares – mucho llega a través de Twitter desde Haití – mientras que Helping Hand es el sitio donde se pueden canalizar las donaciones a través de United Way.
No es fácil hacer buen periodismo, especialmente cuando se puede caer en la tentación del amarillismo, por ello vale la pena rescatar los esfuerzos que con seriedad y sin sensacionalismo hace la mayoría de los medios. Recuerdo siempre que cuando vine a vivir a Miami hace 17 años atrás, me preguntaba a menudo si estaba loco o qué por traer a mi esposa y tres hijos pequeños en aquel entonces, después de que miraba horrorizado lo que era Miami a través de los noticieros televisivos. Dejé de mirarlos para poder sobrevivir, no porque quería esconder la realidad, sino porque me di cuenta que la realidad de los noticieros es diferente, no muestran al verdadero Miami… son más proclives a mostrar escenas de impacto y se desviven por su rating y la competencia por él. Los diarios son más serenos, muestran la crudeza, pero de otra forma, menos traumática, sin tanto alboroto ni impacto.
Quiero contarles sobre los procesos creativos de esta nueva historia sobre la verdad, la libertad y el miedo al futuro. Es mi nueva novela y espero publicarla cuando se sincronicen los planetas (las editoriales) o cuando se me acabe la paciencia y decida autopublicar -- Los contenidos de mi blog Prensa y Expresión están en el archivo. Blog por Ricardo Trotti
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enero 17, 2010
abril 05, 2009
The Miami Herald y sus buenas noticias
Anders Gyllenhaal, director editorial del The Miami Herald, trató de bajar los decibeles sobre los rumores que desde hace meses circulan en Miami sobre la suerte del diario en inglés único en la ciudad, The Miami Herald, los cuales hablaban hasta de su cierre, su venta o fusión con otro periódico, para poder paliar la crisis que le afecta y que está hundiendo a toda la industria de periódicos de Estados Unidos.
Hoy, bajo el título “Buenas noticias: El Herald es fuerte y está aquí para quedarse”, Gyllenhaal hizo referencia a los malos tiempos que está pasando el diario, a la baja de circulación, al despido de muchos periodistas y a la ostensible merma de la publicidad que es el factor de mayor preocupación para la industria, y al giro de los lectores hacia la búsqueda de noticias on-line.
The Miami Herald hace unos días despidió a varios de sus periodistas, incluyendo a varios de El Nuevo Herald. Su director, Humberto Castelló renunció para evitar “cortar más cabezas” y el diario que ocupaba el sexto piso del edificio ahora terminará en un espacio del piso 5 donde funciona la sala de redacción del The Miami Herald, lo que muchos ven como una posible pérdida de identidad e independencia, aspectos que se venían ganando desde hace décadas.
Hace poco, la agencia Bloomberg reportó que los ingresos por publicidad de New York Times Co., Gannett Co. y McClatchy Co., que tienen 135 diarios conjuntamente, cayeron más del 13 por ciento en el 2008 y anticipan más caídas este año. Las editoriales están vendiendo activos y suprimiendo cuando menos 5.000 empleos y siguen perdiendo circulación, un 4.6 % en el 2008, por arriba del 2.6 % del 2007, según la Oficina de Auditoría de Circulación.
Pero más allá de las desavenencias, el director editorial de The Miami Herald dijo que el diario seguirá produciendo periodismo profundo y de calidad para mantener su papel fiscalizador ante el gobierno y cumplir así con su misión en democracia, y que las medidas de austeridad y recortes son las normales para capear la época de crisis.
Hoy, bajo el título “Buenas noticias: El Herald es fuerte y está aquí para quedarse”, Gyllenhaal hizo referencia a los malos tiempos que está pasando el diario, a la baja de circulación, al despido de muchos periodistas y a la ostensible merma de la publicidad que es el factor de mayor preocupación para la industria, y al giro de los lectores hacia la búsqueda de noticias on-line.
The Miami Herald hace unos días despidió a varios de sus periodistas, incluyendo a varios de El Nuevo Herald. Su director, Humberto Castelló renunció para evitar “cortar más cabezas” y el diario que ocupaba el sexto piso del edificio ahora terminará en un espacio del piso 5 donde funciona la sala de redacción del The Miami Herald, lo que muchos ven como una posible pérdida de identidad e independencia, aspectos que se venían ganando desde hace décadas.
Hace poco, la agencia Bloomberg reportó que los ingresos por publicidad de New York Times Co., Gannett Co. y McClatchy Co., que tienen 135 diarios conjuntamente, cayeron más del 13 por ciento en el 2008 y anticipan más caídas este año. Las editoriales están vendiendo activos y suprimiendo cuando menos 5.000 empleos y siguen perdiendo circulación, un 4.6 % en el 2008, por arriba del 2.6 % del 2007, según la Oficina de Auditoría de Circulación.
Pero más allá de las desavenencias, el director editorial de The Miami Herald dijo que el diario seguirá produciendo periodismo profundo y de calidad para mantener su papel fiscalizador ante el gobierno y cumplir así con su misión en democracia, y que las medidas de austeridad y recortes son las normales para capear la época de crisis.
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