La fiscal general estadounidense Loretta Lynch cumplió su palabra. Tras
anunciar en junio que "iremos por más" después de culminar la primera
etapa de investigación sobre corrupción en la FIFA, este diciembre encauso a
otros 30 malandras de alto vuelo que usaban a la máxima institución del fútbol
para sus chanchullos.
El mensaje de Lynch fue contundente camino al 2016. Dijo que la espiral de
corrupción que se viene fraguando desde hace 25 años desde la FIFA, por
un total de 200 millones de dólares, es repugnante, inadmisible e intolerante y
que perseguirá a cualquier culpable que permanezca en la sombra: "Nadie
escapara de nuestro foco".
Sin dudas fue una de las mejores noticias del 2015. Una forma de terminar el
2015 con la esperanza de que se puede combatir la corrupción y que la justicia,
tarde o temprano, cuando existen recursos, rigurosidad profesional e
independencia, puede corregir errores y crear disuasivos para que otros
corruptos desistan de sus fines.
Que haya corrupción entre gobiernos y la empresa privada especialmente en su
relación con el Estado es lamentablemente normal. Lo que aquí sorprende
es la avaricia de dirigentes de todos los colores y nacionalidades, como el ex
presidente de Honduras Rafael Callejas o un juez constitucional de Guatemala,
que se mantuvieron unidos por 25 años dentro de una rosca sin fin.
Lo importante es que la FIFA, que se manejaba como un Estado con sus propias
reglas y sanciones y castigaba los "delitos" como si fueran fallas
éticas, se ha quedado sin la inmunidad de sus propios privilegios. Todo esto,
porque los corruptos usaron entidades crediticias de EEUU para sus
transferencias y conspiraron para lavar dinero.
Lo que se vio este diciembre y se verá en 2016 ya no es tanto la rigurosidad
Investigativa de la ministra de Justicia de EEUU, sino la acción de soplones y
arrepentidos que, a cambio de reducción de penas y multas,
"traicionarán" a sus antiguos colegas con tal de salvar en algo su
pellejo. Si el grupo de corruptos no ha tenido moral para traicionar a todo el
mundo del fútbol, menos lo tendrá para delatar a sus propios compañeros de
faena.
El último peso pesado acaba de caer esta semana, el resistido secretario general
Sepp Blatter, que aunque pende sobre el una investigación de las justicias
suiza y estadounidense, término acusado por falta de moral. El tribunal de
ética de la FIFA decidió que el y su pupilo, el célebre Michel Platini, no
podrán participar de ninguna actividad en el fútbol por ocho años por un
desfalco de unos dos millones de dólares.
La única diferencia que hay entre este diciembre y junio, es que la opinión
pública y los medios ya no le dieron tanta atención a los hechos. No es porque
los delitos sean menos graves - fraude, asociación ilícita y conspiración para
el lavado de dinero entre dirigentes de la FIFA y ejecutivos de empresas de
mercadeo deportivo - sino porque las denuncias ya no son novedad y la
corrupción, lamentablemente, está institucionaliza y aceptada.
Seguramente las acciones de la fiscal general estadounidense darán sus frutos
para el 26 de febrero cuando la FIFA tenga que elegir a sus nuevas autoridades.
Pero más allá de las elecciones, lo importante será que la institución, por
respeto al mundo del fútbol, cree una estructura de controles éticos internos,
con compliance officers y Ombudsmen, para que ayuden disparar las alarmas anti
corrupción y disuadan a otros dirigentes que puedan seguir viendo a la FIFA
como su botín como ha ocurrido por más de dos décadas impunes.
Quiero contarles sobre los procesos creativos de esta nueva historia sobre la verdad, la libertad y el miedo al futuro. Es mi nueva novela y espero publicarla cuando se sincronicen los planetas (las editoriales) o cuando se me acabe la paciencia y decida autopublicar -- Los contenidos de mi blog Prensa y Expresión están en el archivo. Blog por Ricardo Trotti
enero 04, 2016
diciembre 20, 2015
Por si quedaban dudas sobre la democracia en Venezuela
¿Alguien
tenía dudas de que Venezuela no es una democracia? Ya no creo, después que
Nicolás Maduro, mediante un autogolpe de Estado encubierto, creó esta semana el
Parlamento Comunal, una especie de “congreso del pueblo” que tendrá como misión
contrarrestar a “la nueva burguesía” que ganó la mayoría en la Asamblea
Nacional.
Fiel a
su estilo, el chavismo demuestra así que desconoce la derrota abrumadora
sufrida en las urnas y que mantiene intacta su capacidad de destruir y
desestabilizar las instituciones democráticas.
Lo que
confunden esta vez Maduro y Diosdado Cabello, quien perdió la presidencia del
Poder Legislativo, es que su renovada fórmula desestabilizadora llega a
destiempo. El populismo siempre llega al poder tras una profunda crisis social-política
y cuando las instituciones están más debilitadas, de la mano de un líder
salvador que promete barrer con el establisment y gobernar a favor de un pueblo
sufrido abusado por las élites.
En el “borrón
y cuenta nueva”, y con una población cansada de los abusos e injusticias, se catapultan
estos líderes mesiánicos, siendo ejemplos palpables un mililitar como Hugo
Chávez, un sindicalista como Evo Morales o un político satélite de su partido
político, como Néstor Kirchner que con solo el 22% de votos apareció en escena como
el salvador tras la crisis económica y política a principios de la década
pasada.
En lo
que realmente se confunden Maduro y Cabello es que esta vez la crisis política
y social no es de otros, de ahí que nadie les compra la idea de que pueden ser
los salvadores de sus propios errores o de lo que ellos mismos provocaron. No
por ello, no dejarán de seguir queriéndose aferrar al poder y tratar de
gobernar de espaldas a las instituciones.
El
chavismo está acostumbrado a ello. A fines de 2000, Chávez logró que el
Congreso le habilitara a gobernar por decreto por 18 meses. Aquella auto
destrucción o auto golpe pasó casi desapercibida, no así los efectos del
autoritarismo cada vez más profundo que Chávez utilizó para tapar los primeros
coletazos de una crisis económica que se fue agravando hasta hoy.
Aquella
desestabilización democrática era parte de lo que Chávez denominó la “quinta
república” que permitiría la redistribución de la riqueza de los ingresos del
petróleo, lo que finalmente nunca llegó. Pero aquello le dio excusas perfectas
para reformar la Constitución que le permitiría expropiar empresas en forma
legítima, crear y armar las milicias urbanas llamada círculos bolivarianos, militarizar
su gabinete, ideologizar la educación en las escuelas primarias, encarcelar y
echar al exilio a sus opositores, privilegiar solo a los revolucionarios y
crear alianzas con gobiernos extranjeros mediante regalos y subsidios
petroleros.
Maduro
y Cabello no reconocen que hoy están pagando los platos rotos de todo aquel
legado que viene creando el chavismo desde hace 15 años. De ahí que
reaparecen con una fórmula poco creativa y engañosa como la creación del
Parlamento Comunal, un cuerpo paralelo o paraestatal, con el que quieren
congraciarse con el pueblo que los rechazó en las urnas. Se trata de un simple
manotazo de ahogado al que le imponen la narrativa mesiánica de siempre, argumentando
que quieren devolverle el poder al pueblo ante “un Congreso al servicio de la
burguesía”, que solo debe estar compuesto “por revolucionarios y no por
escuálidos”, y al que le otorgarán los “recursos, toma de decisiones y forma de
vida".
No hay
dudas que el chavismo necesita mantener el poder que perdió en las urnas para
suplir la crisis económica; pero, a su pesar, el ingrediente que le falta ahora
es el poder de movilizar a las masas, un poder sin el cual no puede sobrevivir
un movimiento populista.
La
reinvención del chavismo jamás será posible con las fórmulas autoritarias que
en otro contexto y época política le fueron exitosas. Hoy los venezolanos, en
su mayoría como lo demostraron en las últimas elecciones legislativas, le
dieron la espalda al chavismo y su ineficiencia administrativa. La nueva
mayoría o la nueva masa, eligió a un nuevo modelo político alejado de los
vicios de la corrupción, la inseguridad y la inflación desbordadas.
diciembre 12, 2015
Venezuela y Argentina deben crear institucionalidad y confianza
Argentinos y venezolanos empiezan nuevas
etapas políticas. Optaron por países más serios, sin estridencias ni revanchismos.
Erradicar la corrupción, combatir la inseguridad y crear bienestar y desarrollo
son objetivos en común.
Cristina Kirchner y Nicolás Maduro aceptaron
la derrota en las urnas, aunque por sus acciones, no reconocieron la victoria
de la oposición. La ex mandataria se fue a los carterazos, criticando al
presidente Mauricio Macri y a una justicia que nunca pudo dominar y a la que le
teme, dejando una estela de nombramientos interminables y arcas vacías para empantanar
el nuevo modelo.
Venezuela tiene un panorama todavía
difícil, pese al rotundo éxito de la oposición en las legislativas del domingo.
Maduro fue sentenciado en las urnas, pero sigue. Ya anunció que vetará
cualquiera ley que emerja del nuevo Congreso opositor. Pero de aquí a enero,
cuando asumirá la oposición, nombrará 12 jueces chavistas a la Corte Suprema,
para neutralizar al nuevo Congreso.
Maduro de poca autocrítica, ya acusó de
su derrota a la “guerra económica” y al avance de “las nuevas oligarquías
latinoamericanas” (por aquello de Macri), y teme que los diputados quieran
darle la estocada final, ahora que está insolvente y sin apoyo militar ni popular. Los 112 diputados opositores podrían legislar
a su gusto, crear una ley habilitante, llamar a plebiscito para reformar la Constitución,
destituir funcionarios y plantear juicios políticos.
Sin embargo, mejor sería que adopten la tónica del gobernador opositor
Henrique Capriles, que pidió una legislatura que esquive “la venganza” y se
dedique a procurar justicia. La oposición tiene que pensar que su fuerza, ahora
monolítica y exultante por la victoria, puede ser pasajera. Después de la
práctica del poder, cuando lleguen las primeras fisuras entre partidos de
izquierda y derecha, el chavismo estará acechando como siempre. Tratará de comprar
votos o amenazará con desafueros y cárcel, fiel a su estilo.
Por los primeros discursos de Macri, se entiende que no será un
gobierno revanchista y que tiene en mente a todos los argentinos. Se valora aún
más su decisión de ser implacable contra la corrupción, sin privilegios para
nadie, tal vez el punto de quiebre con Cristina y lo que provocó la telenovela
de la transición del mando.
A diferencia de Venezuela, Macri tiene frente a sí equilibrio de
poderes. Un Congreso en el que tendrá que hacer alianzas y una justicia
independiente a la que prometió no contaminar. La gobernabilidad le será
difícil, pero de eso se trata la democracia. Tendrá que buscar consensos,
respetar a las minorías y ojalá termine con la política habitual del Ejecutivo
de castigar y premiar con fondos públicos como si fueran propios.
Lo más importante para los nuevos dirigentes en ambos países, es que
deberán crear institucionalidad e incentivar la independencia y equilibrio de
poderes. El estado de Derecho es la garantía indispensable para empezar a crear
confianza y desarrollo. Las inversiones extranjeras y el crédito volverán
cuando se deje de expropiar por ideología o conveniencia, se incentive la
producción privada, se construya infraestructura pública y haya reglas de juego
claras y transparentes.
El sinceramiento de las estadísticas públicas es de las primeras
medidas que deberán adoptar. En Argentina el gobierno las manipuló y en
Venezuela las escondió, como si evadiendo los datos de la inflación o la
pobreza, hubieran podido evadir la realidad.
Venezuela tiene retos mayúsculos comparados a Argentina. Maduro es un
cero a la izquierda en eficiencia administrativa y ha matado a la gallina de
los huevos de oro, la estatal petrolífera PDVSA. No ha diversificado la
economía más allá del petróleo, al cual todavía usa como como mercancía para
exportar una ideología retrógrada que solo acarrea divisiones a quien la
abraza.
Macri sabe
de desarrollo y tiene delante de sí un mundo de posibilidades. Debe poner la casa
en orden y ofrecer gobernabilidad, un atributo esquivo y todavía inmaduro desde
que se ganó la democracia en 1983.
Más allá
de izquierdas o derechas, argentinos y venezolanos sentenciaron en las urnas
que están cansados del infantilismo político de las últimas décadas. Quieren países
en serio y estables, donde todos puedan soñar su futuro. Esa es la esperanza. trottiart@gmail.com
diciembre 07, 2015
Art Basel Miami Beach: Precio y valor del arte
Dos
cosas son difíciles de entender en el arte moderno: El valor intrínseco de la obra
y el precio. Es el intríngulis que tratan de desenmarañar sin suerte los
visitantes en Art Basel, la megaferia de arte contemporáneo que desembarcó este
fin de semana en Miami Beach.
Esta vez Art Basel promete
ambas cosas a plenitud. Precios por los cielos, catapultados por la casa de subastas
Christie’s que semanas atrás vendió un Modigliani por 170 millones de dólares;
y una dote mayor de arte conceptual, esas obras e instalaciones que desafían el
intelecto y motivan la pregunta: ¿Esto es arte?
Observar a los visitantes es
un espectáculo aparte. Muchos largan una carcajada o levantan el ceño tratando
de desentrañar el significado de una bicicleta amarilla tirada en el piso,
frutas flotando en una piletita o llaves clavadas a un piano, cuyo espacio más adecuado
sería una tienda de baratijas.
Antes de que Duchamp expusiera
en 1917 un orinal y dijera que “eso es una escultura”, el valor del arte estaba
dado por la belleza intrínseca de la obra, su trascendencia y por su espiritualidad,
como afirmaba Kandisnky. A partir de aquella subversión, todo es arte, siempre que
lo diga el artista y le dé el contexto el galerista y el curador.
Muchas veces el arte conceptual
no tiene mensaje, sino una explicación. Tampoco necesita ser creado por el artista.
El autor tiene una idea, la diseña y sus artesanos la fabrican, como en el caso
de Damien Hirst; y “voilá”, varios millones por una paloma dentro de una
vitrina con formol. O unas esferas de aluminio azul que Jeff Koons pone frente
a copias de obras clásicas como La Gioconda y argumenta: “Representa todo”. ¿Todo
qué?
La sensación de “yo esto lo
puedo hacer”, tampoco implica que la obra no sea arte. Mucho arte se basa en la
idea y su mensaje. Tiene el propósito de estimular nuevas formas de apreciar el
mundo, por más efímero que sea el concepto. La artista Molly Gochman lo
ejemplifica. Para crear conciencia sobre el tráfico de personas, pidió a la
gente colocar arena roja en las grietas del cemento de las aceras. El
simbolismo se viralizó por internet y consiguió su cometido.
Pero ¿eso es arte o simple
mercadeo de una idea? El documentalista mexicano, Pablo Jato, puso en ridículo
a galeristas y curadores – que se creen más importantes que los artistas – quienes
balbucearon o dieron explicaciones rebuscadas cuando les preguntó justamente
eso, frente a obras grotescas o que parecían tomarle el pelo a la gente, como
un sacón de mujer sobre el respaldar de una silla. En su documental “El Espejo
del Arte”, Jato concluye que en el arte hay demasiado gato por liebre, mucho
comercio y que está amenazado por el mercado.
Su crítica es acertada. Sin
embargo, porque hay mucho embauque, no se puede desconocer que existe una nueva
corriente creativa y que el arte contemporáneo, incluido el conceptual, ha
animado nuevas expresiones y movimientos artísticos, logrando que el arte sea más
plural y menos elitista.
En materia de precios, el
mercado tiene sus propias lógicas; se rige por la oferta y la demanda. También
depende de la fama y excentricidades del artista, si está vivo o muerto, las
condiciones de la obra y su trascendencia en el tiempo, así como las
habilidades mercantiles del galerista. Tampoco todos llegan a la cima y solo
algunos pueden vivir de su pasión creativa.
Para muchos, el valor del
arte no está dado por su belleza o significado, sino por la oportunidad de
inversión. Un informe de la firma Deloitte, revela que los ricos, en promedio,
invierten 9% de sus ingresos en arte y que un 81% espera que se valorice y le rinda
dividendos.
Los 57 mil millones de
dólares que la industria del arte movió en 2014, demuestra su efecto
transformador y multiplicador. Gracias a Art Basel y sus ferias satélites, Miami
absorbe muchos beneficios, entre ellos los que han catapultado y complementado a
las industrias del entretenimiento, turismo y bienes raíces.
Después de esta Semana del Arte en Miami, seguramente habrá balance positivo y récord de ventas. Coleccionistas, compradores ocasionales, curadores y galeristas, es decir, el mercado, fijará nuevos precios para obras y artistas. Sin embargo, ello poco ayudará para establecer el valor intrínseco de una obra, una discusión mucho más compleja para resolver.
noviembre 30, 2015
Macri: Señales de cambio y buenos aires
Mauricio Macri delineó su
gabinete y la estrategia político-económica. Las expectativas son buenas. Así lo
aceptaron los mercados, las instituciones internas y aquellas donde Argentina volverá
al ruedo, con otra cara y otra actitud.
Pese a que Cristina Kirchner
chicaneó con que “un país no es una empresa”, Macri sabe que el futuro se medirá
por la eficiencia de su gestión y los resultados. Macri promete un país diferente,
serio, sin sarcasmos ni cadenas interminables, sin la arrogancia discursiva que
polarizó a la población y que minó los mercados internos y desbandó las
inversiones.
La tarea es mayúscula. No será
fácil trabajar para todos. El peronismo es mayoría en el Congreso y la justicia.
Al principio tendrá que adoptar medidas económicas impopulares para evitar que
siga la hemorragia. Lo tendrá que hacer sin transición como resolvió Cristina,
sin estadísticas confiables, con leyes vergonzosas aprobadas a último momento y
con más nombramientos de empleados públicos, funcionarios y embajadores con los
que el kirchnerismo pretende empantanar y se quiere perpetuar.
Por otra parte, no le será
difícil marcar diferencias. La década kirchnerista fue tan desastrosa en
libertades económicas y políticas, que cualquier decisión lo desmarcará de su
antecesora. Sin la estridencia política que caracterizó cada anuncio por los
últimos 12 años, los de Macri son estridentes en sí mismos. El nuevo gabinete muestra
capacidad de gestión. No hay lugar para el estilo irónico que prevaleció con Aníbal
Fernández y otros funcionarios que siempre fueron más papistas que el papa para
congraciarse con su jefa.
Pese a los dichos de la
Presidenta, los anuncios más destacados de Macri fueron de orden político,
aunque la mayor expectativa se centre en el bolsillo de la gente, el futuro del
cepo al dólar, la devaluación en ciernes, la apertura a los mercados, la
corrección de las estadísticas o las negociaciones con los acreedores.
Macri prometió que será
implacable contra la corrupción. Quiere, primero, que se denuncie a sus
funcionarios y, segundo, que los jueces sean independientes para juzgar a los corruptos.
Su mayor desafío será despolitizar a la Justicia que en parte fue secuestra en
estos años, pero que también ha pecado de ser sumisa y partidaria.
Será buena señal que Macri desbarate
el aparato propagandístico del Estado. Deberá impedir que los medios de
comunicación públicos se usen como pasquines gubernamentales y eliminar
cualquier vestigio de espacios como “6, 7 y 8” que han contribuido a polarizar
y enemistar a los argentinos. Deberá desbaratar el clientelismo, no los
subsidios sociales, pero sí los partidarios. Si logra que todos esos miles de
millones de dólares desperdiciados se inviertan en obras de infraestructura e incentivos
a la pequeña y mediana empresa, el país se verá pronto con más empleo y
movimiento.
En el plano internacional
las señales son mejores. Macri ha generado confianza renovada y tendrá crédito,
político y económico. En política internacional su sentido común ya promete
cambios drásticos con su antecesora. Con la elección de la tecnócrata Susana
Mallorca en Cancillería se distancia de Héctor Timerman, quien a semejanza de
Cristina, manejaba el país a favor de ideologías en decadencia. Que Venezuela
sea la gran aliada de Argentina, demuestra que en política exterior prevalecían
criterios ideológicos, en lugar de económicos y comerciales, como los tienen otras
economías emergentes.
Probablemente Macri no logre
que se aplique la cláusula democrática contra Nicolás Maduro y Venezuela. Pero
el solo hecho que la invoque en la próxima reunión del Mercosur, deja entrever
que no mantendrá silencio cómplice cuando se coarten las libertades políticas y
de expresión, así se violen dentro o fuera del país. En ese sentido, se pliega
a lo que remarcó la Corte Suprema de Chile que falló a favor de que Michel
Bachelet condene a Maduro, como antes la justicia internacional lo hizo contra Pinochet.
El mensaje es que las violaciones a las libertades no tienen frontera y toda
dictadura o autoritarismo, de derecha o izquierda, es imperdonable.
Ojalá el peronismo acompañe con oposición constructiva como prometió Daniel Scioli. Argentina no tiene mucho margen para seguir desperdiciando oportunidades.
noviembre 23, 2015
Terrorismo: Momentos oportunos
Aquí en Colombia saben muy
bien lo que viven por estos días los parisinos a raíz de los ataques
terroristas del Estado islámico (ISIS). Los colombianos han soportado por más
de 50 años los atentados cobardes de los narcoguerrilleros de las Farc y otros
grupos extremistas.
Colombia es el país más
ensangrentado de la región. El conflicto armado, según datos oficiales, ha provocado
unas 220 mil muertes directas y una ola interna de más de 5 millones de desplazados
y refugiados.
Después de décadas de
acuerdos incumplidos e interrumpidos, el país parece estar en el momento
oportuno para crear la paz. Juan Manuel Santos encabeza el proceso, pero en
realidad este momento histórico se viene labrando desde que fue ministro de
Defensa de Alvaro Uribe, cuando se debilitó a las Farc militarmente,
obligándola a sentarse a la mesa de negociaciones.
La opinión pública ya
interiorizó que para alcanzar algo de paz, debe renunciar a mucho de justicia.
No parece haber otro camino. Vivir en el post conflicto tras la firma final
proyectada para el 26 de marzo próximo, es el gran desafío para todos.
Las armas están hechas para
la paz o al menos el uso responsable de ellas, aunque deberían utilizarse en el
momento oportuno y nada más. Vale de ejemplo la justificación histórica que
tuvo el presidente George W. Bush después del atentado de Setiembre 11 en 2001.
Con la anuencia unánime del Congreso y de una opinión pública golpeada,
dolorida y con sed de venganza, lanzó la guerra frontal contra el terrorismo e
invadió Irak en busca de unas armas de destrucción masiva que nunca encontró.
Pasado aquel momento de
consenso, se pudo observar el deterioro paulatino de su Presidencia, acusado, al
final, de mantener una guerra sin justificación, destructiva para el propio EEUU
y generadora de mayor terrorismo con nuevos grupos que se sumaban a la barbarie
perpetrada por Al Qaeda.
También sucedió en Colombia,
Perú, Chile, Argentina y Brasil, donde los estados cometieron graves abusos a
los derechos humanos por no poner fin a tiempo a la guerra interna contra el
terrorismo, que al principio había sido avalada por poblaciones cansadas de
tanto terror y sinrazón.
Sin dudas que para Francia y
Rusia, tras los ataques en París y el derribo del avión ruso de regreso desde
Egipto, y con la población a su favor, este es el momento oportuno para la
defensa y el contrataque. Los poderes políticos de cada país y aunados en la
coalición, pudieron lanzar sin oposición los bombardeos sobre Raqa, la ciudad
siria bastión de los terroristas del ISIS, así como tomarán medidas para apoyar
a Mali tras los ataques al hotel en Bamako. Es más, la opinión pública no
perdonaría que no haya en este instante un ataque letal contra ISIS y hasta
justificaría el envío de tropas o una bomba tan letal como la que EEUU arrojó
contra Japón en represalia por el ataque a Pearl Harbour.
En momentos de incertidumbre
y amenaza como este, en el que reverdecen los sentimientos nacionalistas, el
sentido de patria y seguridad personal y nacional, la opinión pública tolera
sin chistar la ampliación del estado de emergencia, las requisiciones, los
mayores controles de información en internet, el registro de datos sin previa
autorización judicial, la portación de armas por parte de policías fuera de
servicio y el aumento considerable de los presupuestos para seguridad y
ciberseguridad.
Medidas todas que en épocas
más apacibles son combatidas por grupos de la sociedad civil porque siempre
devienen en abusos de Estado. Obama es prueba de ello. Después de criticar el
espionaje ciudadano impuesto por Bush, no solo que no lo desactivó en su Presidencia,
sino que lo usó para espiar a propios y extranjeros.
Esto no equivale a que todas
las medidas deben desactivarse en épocas apacibles, ya que el terrorismo
siempre acecha por más que no ataque. Desbaratar sus fuentes de financiamiento,
neutralizar la propaganda por internet y combatir el reclutamiento deben ser
preocupaciones constantes.
Sin embargo, disipadas las amenazas y pasados los momentos oportunos que permiten justificaciones para combatir al terrorismo, los gobiernos deberían condicionar sus acciones para no cometer abusos a los derechos humanos y evitar el atropello de las libertades de los ciudadanos.
noviembre 17, 2015
Elecciones, delatores y narcos (en Venezuela)
El proceso por tráfico de
drogas contra dos sobrinos de la pareja presidencial de Venezuela en una
fiscalía de Nueva York, puede convertirse en la evidencia clave sobre la íntima
relación del crimen organizado con el chavismo y su impunidad para gobernar.
Aunque el presidente Nicolás
Maduro y la primera dama, Cilia Flores, dibujarán la detención de Efraín Campos Flores y Francisco Flores de Freites, como
una maniobra truculenta del imperio para ensuciar las elecciones parlamentarias
del 6 de diciembre, es evidente que el gobierno queda más vulnerable que nunca.
Pese a denuncias de años, el régimen niega su vinculación con el Cartel de los
Soles y de haber transformado a Venezuela en un narcoestado.
Maduro y Flores deben temer
que lo peor está por venir. Saben que las fiscalías estadounidenses reducen
sentencias y años de cárcel a cambio de información. Transformados en
delatores, los “sobrinos presidenciales” pueden terminar de inculpar a muchos
funcionarios y militares del régimen que vienen siendo acusados de ser aliados y
cabecillas del narcotráfico.
Justamente la acusación
contra el presidente del Congreso, Diosado Cabello, el gobernador de Aragua, Tarek El Aissami, y de varios
generales, de ser los capos del Cartel de los Soles, la ofreció Leamsy Salazar,
ex jefe de Seguridad de Hugo Chávez y Cabello, convertido ahora en testigo y
delator clave de tribunales estadounidenses.
La información de otros
delatores también sirvió para que la DEA, la agencia antidroga de EEUU,
infiltrara bandas criminales y grabara las conversaciones de los sobrinos de
Maduro. El cargamento de 800 kilos de drogas sería solo un eslabón de una
aceitada cadena con ramificaciones insospechadas.
La pareja presidencial no es la primera vez que está en el ojo de la
tormenta. A los hijos de la primera dama, Walter Gavidia Flores, y del presidente,
“Nicolasito”, ya se les acusaba de usar aviones pequeños de la petrolera
estatal, PDVSA, para transportar droga.
Aunque aquella acusación se dibujó como una fabricación
para dañar a la pareja presidencial, la detención esta semana de sus sobrinos
en Haití, con pasaporte diplomático, deja poco para la imaginación. Es difícil
pensar que fueran padres distraídos, cuando el aparato de inteligencia estatal es tan eficiente para perseguir y encarcelar a
críticos y opositores.
La información que aporten los sobrinos de Maduro será clave para
confirmar las acusaciones sobre que su campaña presidencial en 2013 fue
financiada por el narcotráfico. Claro que esto ya ni siquiera sorprende. En el
contexto latinoamericano estamos acostumbrados al poder corrupto del narco,
desde que Pablo Escobar ocupó un curul en el Congreso nacional colombiano. Luego,
muchos presidentes fueron señalados por la infiltración de dineros sucios en
sus campañas. El colombiano Ernesto Samper, el peruano Alberto Fujimori son
ejemplos claros. En su momento, las denuncias también arreciaron sobre las
campañas electorales de Rafael Correa y Cristina Kirchner.
La destrucción que produce el narcotráfico, lamentablemente, no está
atada a las drogas, sino al poder con el que corrompe todas las estructuras del
Estado. El narco no da plata por amor al arte, todos deben pagar sus facturas.
Una muy cara es la que debe pagar el Congreso mexicano, infiltrado por
un enjambre de narcodiputados. En lugar de servir a sus electores, les deben
“lealtad” a sus “jefes” del crimen organizado. Esta degradación la retrata la Comisión Internacional contra la Impunidad en
Guatemala. Calcula que el 25% de la financiación de los partidos la aportan
bandas criminales.
La oscuridad sobre los dineros del chavismo para las
próximas elecciones, es el único punto flaco de una carta que esta semana envió
el secretario general de la OEA, Luis
Almagro, a Venezuela. En 18 páginas menciona una sucesión de agravios contra la
democracia, desde la negación a recibir observadores internacionales e inhabilitación
de candidatos opositores, hasta un sistema judicial electoral parcializado y una
tecnología dispuesta para el fraude.
La dura carta de Almagro caerá en saco roto, ya que el régimen chavista es inmune a las acusaciones políticas. Es de esperar, sin embargo, que la información de los sobrinos delatores pueda romper ese halo de impunidad con el que se regodea el chavismo.
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