enero 04, 2016

FIFA, justicia y moral

La fiscal general estadounidense Loretta Lynch cumplió su palabra. Tras anunciar en junio que "iremos por más" después de culminar la primera etapa de investigación sobre corrupción en la FIFA, este diciembre encauso a otros 30 malandras de alto vuelo que usaban a la máxima institución del fútbol para sus chanchullos.

El mensaje de Lynch fue contundente camino al 2016. Dijo que la espiral de corrupción que  se viene fraguando desde hace 25 años desde la FIFA, por un total de 200 millones de dólares, es repugnante, inadmisible e intolerante y que perseguirá a cualquier culpable que permanezca en la sombra: "Nadie escapara de nuestro foco".

Sin dudas fue una de las mejores noticias del 2015. Una forma de terminar el 2015 con la esperanza de que se puede combatir la corrupción y que la justicia, tarde o temprano, cuando existen recursos, rigurosidad profesional  e independencia, puede corregir errores y crear disuasivos para que otros corruptos desistan de sus fines.

Que haya corrupción entre gobiernos y la empresa privada especialmente en su relación con el Estado es lamentablemente normal. Lo que aquí  sorprende es la avaricia de dirigentes de todos los colores y nacionalidades, como el ex presidente de Honduras Rafael Callejas o un juez constitucional de Guatemala, que se mantuvieron unidos por 25 años dentro de una rosca sin fin.

Lo importante es que la FIFA, que se manejaba como un Estado con sus propias reglas y sanciones y castigaba los "delitos" como si fueran fallas éticas, se ha quedado sin la inmunidad de sus propios privilegios. Todo esto, porque los corruptos usaron entidades crediticias de EEUU para sus transferencias y conspiraron para lavar dinero.

Lo que se vio este diciembre y se verá en 2016 ya no es tanto la rigurosidad Investigativa de la ministra de Justicia de EEUU, sino la acción de soplones y arrepentidos que, a cambio de reducción de penas y multas, "traicionarán" a sus antiguos colegas con tal de salvar en algo su pellejo. Si el grupo de corruptos no ha tenido moral para traicionar a todo el mundo del fútbol, menos lo tendrá para delatar a sus propios compañeros de faena.

El último peso pesado acaba de caer esta semana, el resistido secretario general Sepp Blatter, que aunque pende sobre el una investigación de las justicias suiza y estadounidense, término acusado por falta de moral. El tribunal de ética de la FIFA decidió que el y su pupilo, el célebre Michel Platini, no podrán participar de ninguna actividad en el fútbol por ocho años por un desfalco de unos dos millones de dólares.

La única diferencia que hay entre este diciembre y junio, es que la opinión pública y los medios ya no le dieron tanta atención a los hechos. No es porque los delitos sean menos graves - fraude, asociación ilícita y conspiración para el lavado de dinero entre dirigentes de la FIFA y ejecutivos de empresas de mercadeo deportivo -  sino porque las denuncias ya no son novedad y la corrupción, lamentablemente, está institucionaliza y aceptada.

Seguramente las acciones de la fiscal general estadounidense darán sus frutos para el 26 de febrero cuando la FIFA tenga que elegir a sus nuevas autoridades. Pero más allá de las elecciones, lo importante será que la institución, por respeto al mundo del fútbol, cree una estructura de controles éticos internos, con compliance officers y Ombudsmen, para que ayuden disparar las alarmas anti corrupción y disuadan a otros dirigentes que puedan seguir viendo a la FIFA como su botín como ha ocurrido por más de dos décadas impunes.  

diciembre 20, 2015

Por si quedaban dudas sobre la democracia en Venezuela

¿Alguien tenía dudas de que Venezuela no es una democracia? Ya no creo, después que Nicolás Maduro, mediante un autogolpe de Estado encubierto, creó esta semana el Parlamento Comunal, una especie de “congreso del pueblo” que tendrá como misión contrarrestar a “la nueva burguesía” que ganó la mayoría en la Asamblea Nacional.

Fiel a su estilo, el chavismo demuestra así que desconoce la derrota abrumadora sufrida en las urnas y que mantiene intacta su capacidad de destruir y desestabilizar las instituciones democráticas.

Lo que confunden esta vez Maduro y Diosdado Cabello, quien perdió la presidencia del Poder Legislativo, es que su renovada fórmula desestabilizadora llega a destiempo. El populismo siempre llega al poder tras una profunda crisis social-política y cuando las instituciones están más debilitadas, de la mano de un líder salvador que promete barrer con el establisment y gobernar a favor de un pueblo sufrido abusado por las élites.

En el “borrón y cuenta nueva”, y con una población cansada de los abusos e injusticias, se catapultan estos líderes mesiánicos, siendo ejemplos palpables un mililitar como Hugo Chávez, un sindicalista como Evo Morales o un político satélite de su partido político, como Néstor Kirchner que con solo el 22% de votos apareció en escena como el salvador tras la crisis económica y política a principios de la década pasada.

En lo que realmente se confunden Maduro y Cabello es que esta vez la crisis política y social no es de otros, de ahí que nadie les compra la idea de que pueden ser los salvadores de sus propios errores o de lo que ellos mismos provocaron. No por ello, no dejarán de seguir queriéndose aferrar al poder y tratar de gobernar de espaldas a las instituciones.

El chavismo está acostumbrado a ello. A fines de 2000, Chávez logró que el Congreso le habilitara a gobernar por decreto por 18 meses. Aquella auto destrucción o auto golpe pasó casi desapercibida, no así los efectos del autoritarismo cada vez más profundo que Chávez utilizó para tapar los primeros coletazos de una crisis económica que se fue agravando hasta hoy.

Aquella desestabilización democrática era parte de lo que Chávez denominó la “quinta república” que permitiría la redistribución de la riqueza de los ingresos del petróleo, lo que finalmente nunca llegó. Pero aquello le dio excusas perfectas para reformar la Constitución que le permitiría expropiar empresas en forma legítima, crear y armar las milicias urbanas llamada círculos bolivarianos, militarizar su gabinete, ideologizar la educación en las escuelas primarias, encarcelar y echar al exilio a sus opositores, privilegiar solo a los revolucionarios y crear alianzas con gobiernos extranjeros mediante regalos y subsidios petroleros.

Maduro y Cabello no reconocen que hoy están pagando los platos rotos de todo aquel legado que viene creando el chavismo desde hace 15 años. De ahí que reaparecen con una fórmula poco creativa y engañosa como la creación del Parlamento Comunal, un cuerpo paralelo o paraestatal, con el que quieren congraciarse con el pueblo que los rechazó en las urnas. Se trata de un simple manotazo de ahogado al que le imponen la narrativa mesiánica de siempre, argumentando que quieren devolverle el poder al pueblo ante “un Congreso al servicio de la burguesía”, que solo debe estar compuesto “por revolucionarios y no por escuálidos”, y al que le otorgarán los “recursos, toma de decisiones y forma de vida".   

No hay dudas que el chavismo necesita mantener el poder que perdió en las urnas para suplir la crisis económica; pero, a su pesar, el ingrediente que le falta ahora es el poder de movilizar a las masas, un poder sin el cual no puede sobrevivir un movimiento populista.

La reinvención del chavismo jamás será posible con las fórmulas autoritarias que en otro contexto y época política le fueron exitosas. Hoy los venezolanos, en su mayoría como lo demostraron en las últimas elecciones legislativas, le dieron la espalda al chavismo y su ineficiencia administrativa. La nueva mayoría o la nueva masa, eligió a un nuevo modelo político alejado de los vicios de la corrupción, la inseguridad y la inflación desbordadas.

Si el chavismo quiere mantener la cuota de poder deberá hacerlo dentro de las reglas democráticas. Por fuera solo seguirá alimentando su autodestrucción. 

diciembre 12, 2015

Venezuela y Argentina deben crear institucionalidad y confianza

Argentinos y venezolanos empiezan nuevas etapas políticas. Optaron por países más serios, sin estridencias ni revanchismos. Erradicar la corrupción, combatir la inseguridad y crear bienestar y desarrollo son objetivos en común.

Cristina Kirchner y Nicolás Maduro aceptaron la derrota en las urnas, aunque por sus acciones, no reconocieron la victoria de la oposición. La ex mandataria se fue a los carterazos, criticando al presidente Mauricio Macri y a una justicia que nunca pudo dominar y a la que le teme, dejando una estela de nombramientos interminables y arcas vacías para empantanar el nuevo modelo.

Venezuela tiene un panorama todavía difícil, pese al rotundo éxito de la oposición en las legislativas del domingo. Maduro fue sentenciado en las urnas, pero sigue. Ya anunció que vetará cualquiera ley que emerja del nuevo Congreso opositor. Pero de aquí a enero, cuando asumirá la oposición, nombrará 12 jueces chavistas a la Corte Suprema, para neutralizar al nuevo Congreso.

Maduro de poca autocrítica, ya acusó de su derrota a la “guerra económica” y al avance de “las nuevas oligarquías latinoamericanas” (por aquello de Macri), y teme que los diputados quieran darle la estocada final, ahora que está insolvente y sin apoyo militar ni popular. Los 112 diputados opositores podrían legislar a su gusto, crear una ley habilitante, llamar a plebiscito para reformar la Constitución, destituir funcionarios y plantear juicios políticos.

Sin embargo, mejor sería que adopten la tónica del gobernador opositor Henrique Capriles, que pidió una legislatura que esquive “la venganza” y se dedique a procurar justicia. La oposición tiene que pensar que su fuerza, ahora monolítica y exultante por la victoria, puede ser pasajera. Después de la práctica del poder, cuando lleguen las primeras fisuras entre partidos de izquierda y derecha, el chavismo estará acechando como siempre. Tratará de comprar votos o amenazará con desafueros y cárcel, fiel a su estilo.

Por los primeros discursos de Macri, se entiende que no será un gobierno revanchista y que tiene en mente a todos los argentinos. Se valora aún más su decisión de ser implacable contra la corrupción, sin privilegios para nadie, tal vez el punto de quiebre con Cristina y lo que provocó la telenovela de la transición del mando.

A diferencia de Venezuela, Macri tiene frente a sí equilibrio de poderes. Un Congreso en el que tendrá que hacer alianzas y una justicia independiente a la que prometió no contaminar. La gobernabilidad le será difícil, pero de eso se trata la democracia. Tendrá que buscar consensos, respetar a las minorías y ojalá termine con la política habitual del Ejecutivo de castigar y premiar con fondos públicos como si fueran propios.

Lo más importante para los nuevos dirigentes en ambos países, es que deberán crear institucionalidad e incentivar la independencia y equilibrio de poderes. El estado de Derecho es la garantía indispensable para empezar a crear confianza y desarrollo. Las inversiones extranjeras y el crédito volverán cuando se deje de expropiar por ideología o conveniencia, se incentive la producción privada, se construya infraestructura pública y haya reglas de juego claras y transparentes.

El sinceramiento de las estadísticas públicas es de las primeras medidas que deberán adoptar. En Argentina el gobierno las manipuló y en Venezuela las escondió, como si evadiendo los datos de la inflación o la pobreza, hubieran podido evadir la realidad.

Venezuela tiene retos mayúsculos comparados a Argentina. Maduro es un cero a la izquierda en eficiencia administrativa y ha matado a la gallina de los huevos de oro, la estatal petrolífera PDVSA. No ha diversificado la economía más allá del petróleo, al cual todavía usa como como mercancía para exportar una ideología retrógrada que solo acarrea divisiones a quien la abraza.

Macri sabe de desarrollo y tiene delante de sí un mundo de posibilidades. Debe poner la casa en orden y ofrecer gobernabilidad, un atributo esquivo y todavía inmaduro desde que se ganó la democracia en 1983.

Más allá de izquierdas o derechas, argentinos y venezolanos sentenciaron en las urnas que están cansados del infantilismo político de las últimas décadas. Quieren países en serio y estables, donde todos puedan soñar su futuro. Esa es la esperanza.  trottiart@gmail.com

 







diciembre 07, 2015

Art Basel Miami Beach: Precio y valor del arte


Dos cosas son difíciles de entender en el arte moderno: El valor intrínseco de la obra y el precio. Es el intríngulis que tratan de desenmarañar sin suerte los visitantes en Art Basel, la megaferia de arte contemporáneo que desembarcó este fin de semana en Miami Beach.

Esta vez Art Basel promete ambas cosas a plenitud. Precios por los cielos, catapultados por la casa de subastas Christie’s que semanas atrás vendió un Modigliani por 170 millones de dólares; y una dote mayor de arte conceptual, esas obras e instalaciones que desafían el intelecto y motivan la pregunta: ¿Esto es arte?

Observar a los visitantes es un espectáculo aparte. Muchos largan una carcajada o levantan el ceño tratando de desentrañar el significado de una bicicleta amarilla tirada en el piso, frutas flotando en una piletita o llaves clavadas a un piano, cuyo espacio más adecuado sería una tienda de baratijas.

Antes de que Duchamp expusiera en 1917 un orinal y dijera que “eso es una escultura”, el valor del arte estaba dado por la belleza intrínseca de la obra, su trascendencia y por su espiritualidad, como afirmaba Kandisnky. A partir de aquella subversión, todo es arte, siempre que lo diga el artista y le dé el contexto el galerista y el curador.

Muchas veces el arte conceptual no tiene mensaje, sino una explicación. Tampoco necesita ser creado por el artista. El autor tiene una idea, la diseña y sus artesanos la fabrican, como en el caso de Damien Hirst; y “voilá”, varios millones por una paloma dentro de una vitrina con formol. O unas esferas de aluminio azul que Jeff Koons pone frente a copias de obras clásicas como La Gioconda y argumenta: “Representa todo”. ¿Todo qué?

La sensación de “yo esto lo puedo hacer”, tampoco implica que la obra no sea arte. Mucho arte se basa en la idea y su mensaje. Tiene el propósito de estimular nuevas formas de apreciar el mundo, por más efímero que sea el concepto. La artista Molly Gochman lo ejemplifica. Para crear conciencia sobre el tráfico de personas, pidió a la gente colocar arena roja en las grietas del cemento de las aceras. El simbolismo se viralizó por internet y consiguió su cometido.

Pero ¿eso es arte o simple mercadeo de una idea? El documentalista mexicano, Pablo Jato, puso en ridículo a galeristas y curadores – que se creen más importantes que los artistas – quienes balbucearon o dieron explicaciones rebuscadas cuando les preguntó justamente eso, frente a obras grotescas o que parecían tomarle el pelo a la gente, como un sacón de mujer sobre el respaldar de una silla. En su documental “El Espejo del Arte”, Jato concluye que en el arte hay demasiado gato por liebre, mucho comercio y que está amenazado por el mercado.

Su crítica es acertada. Sin embargo, porque hay mucho embauque, no se puede desconocer que existe una nueva corriente creativa y que el arte contemporáneo, incluido el conceptual, ha animado nuevas expresiones y movimientos artísticos, logrando que el arte sea más plural y menos elitista.

En materia de precios, el mercado tiene sus propias lógicas; se rige por la oferta y la demanda. También depende de la fama y excentricidades del artista, si está vivo o muerto, las condiciones de la obra y su trascendencia en el tiempo, así como las habilidades mercantiles del galerista. Tampoco todos llegan a la cima y solo algunos pueden vivir de su pasión creativa.

Para muchos, el valor del arte no está dado por su belleza o significado, sino por la oportunidad de inversión. Un informe de la firma Deloitte, revela que los ricos, en promedio, invierten 9% de sus ingresos en arte y que un 81% espera que se valorice y le rinda dividendos.

Los 57 mil millones de dólares que la industria del arte movió en 2014, demuestra su efecto transformador y multiplicador. Gracias a Art Basel y sus ferias satélites, Miami absorbe muchos beneficios, entre ellos los que han catapultado y complementado a las industrias del entretenimiento, turismo y bienes raíces.

Después de esta Semana del Arte en Miami, seguramente habrá balance positivo y récord de ventas. Coleccionistas, compradores ocasionales, curadores y galeristas, es decir, el mercado, fijará nuevos precios para obras y artistas. Sin embargo, ello poco ayudará para establecer el valor intrínseco de una obra, una discusión mucho más compleja para resolver.

noviembre 30, 2015

Macri: Señales de cambio y buenos aires

Mauricio Macri delineó su gabinete y la estrategia político-económica. Las expectativas son buenas. Así lo aceptaron los mercados, las instituciones internas y aquellas donde Argentina volverá al ruedo, con otra cara y otra actitud.

Pese a que Cristina Kirchner chicaneó con que “un país no es una empresa”, Macri sabe que el futuro se medirá por la eficiencia de su gestión y los resultados. Macri promete un país diferente, serio, sin sarcasmos ni cadenas interminables, sin la arrogancia discursiva que polarizó a la población y que minó los mercados internos y desbandó las inversiones.

La tarea es mayúscula. No será fácil trabajar para todos. El peronismo es mayoría en el Congreso y la justicia. Al principio tendrá que adoptar medidas económicas impopulares para evitar que siga la hemorragia. Lo tendrá que hacer sin transición como resolvió Cristina, sin estadísticas confiables, con leyes vergonzosas aprobadas a último momento y con más nombramientos de empleados públicos, funcionarios y embajadores con los que el kirchnerismo pretende empantanar y se quiere perpetuar.

Por otra parte, no le será difícil marcar diferencias. La década kirchnerista fue tan desastrosa en libertades económicas y políticas, que cualquier decisión lo desmarcará de su antecesora. Sin la estridencia política que caracterizó cada anuncio por los últimos 12 años, los de Macri son estridentes en sí mismos. El nuevo gabinete muestra capacidad de gestión. No hay lugar para el estilo irónico que prevaleció con Aníbal Fernández y otros funcionarios que siempre fueron más papistas que el papa para congraciarse con su jefa.

Pese a los dichos de la Presidenta, los anuncios más destacados de Macri fueron de orden político, aunque la mayor expectativa se centre en el bolsillo de la gente, el futuro del cepo al dólar, la devaluación en ciernes, la apertura a los mercados, la corrección de las estadísticas o las negociaciones con los acreedores.

Macri prometió que será implacable contra la corrupción. Quiere, primero, que se denuncie a sus funcionarios y, segundo, que los jueces sean independientes para juzgar a los corruptos. Su mayor desafío será despolitizar a la Justicia que en parte fue secuestra en estos años, pero que también ha pecado de ser sumisa y partidaria.

Será buena señal que Macri desbarate el aparato propagandístico del Estado. Deberá impedir que los medios de comunicación públicos se usen como pasquines gubernamentales y eliminar cualquier vestigio de espacios como “6, 7 y 8” que han contribuido a polarizar y enemistar a los argentinos. Deberá desbaratar el clientelismo, no los subsidios sociales, pero sí los partidarios. Si logra que todos esos miles de millones de dólares desperdiciados se inviertan en obras de infraestructura e incentivos a la pequeña y mediana empresa, el país se verá pronto con más empleo y movimiento.

En el plano internacional las señales son mejores. Macri ha generado confianza renovada y tendrá crédito, político y económico. En política internacional su sentido común ya promete cambios drásticos con su antecesora. Con la elección de la tecnócrata Susana Mallorca en Cancillería se distancia de Héctor Timerman, quien a semejanza de Cristina, manejaba el país a favor de ideologías en decadencia. Que Venezuela sea la gran aliada de Argentina, demuestra que en política exterior prevalecían criterios ideológicos, en lugar de económicos y comerciales, como los tienen otras economías emergentes.

Probablemente Macri no logre que se aplique la cláusula democrática contra Nicolás Maduro y Venezuela. Pero el solo hecho que la invoque en la próxima reunión del Mercosur, deja entrever que no mantendrá silencio cómplice cuando se coarten las libertades políticas y de expresión, así se violen dentro o fuera del país. En ese sentido, se pliega a lo que remarcó la Corte Suprema de Chile que falló a favor de que Michel Bachelet condene a Maduro, como antes la justicia internacional lo hizo contra Pinochet. El mensaje es que las violaciones a las libertades no tienen frontera y toda dictadura o autoritarismo, de derecha o izquierda, es imperdonable.

Ojalá el peronismo acompañe con oposición constructiva como prometió Daniel Scioli. Argentina no tiene mucho margen para seguir desperdiciando oportunidades. 

noviembre 23, 2015

Terrorismo: Momentos oportunos

Aquí en Colombia saben muy bien lo que viven por estos días los parisinos a raíz de los ataques terroristas del Estado islámico (ISIS). Los colombianos han soportado por más de 50 años los atentados cobardes de los narcoguerrilleros de las Farc y otros grupos extremistas.

Colombia es el país más ensangrentado de la región. El conflicto armado, según datos oficiales, ha provocado unas 220 mil muertes directas y una ola interna de más de 5 millones de desplazados y refugiados.

Después de décadas de acuerdos incumplidos e interrumpidos, el país parece estar en el momento oportuno para crear la paz. Juan Manuel Santos encabeza el proceso, pero en realidad este momento histórico se viene labrando desde que fue ministro de Defensa de Alvaro Uribe, cuando se debilitó a las Farc militarmente, obligándola a sentarse a la mesa de negociaciones.

La opinión pública ya interiorizó que para alcanzar algo de paz, debe renunciar a mucho de justicia. No parece haber otro camino. Vivir en el post conflicto tras la firma final proyectada para el 26 de marzo próximo, es el gran desafío para todos.

Las armas están hechas para la paz o al menos el uso responsable de ellas, aunque deberían utilizarse en el momento oportuno y nada más. Vale de ejemplo la justificación histórica que tuvo el presidente George W. Bush después del atentado de Setiembre 11 en 2001. Con la anuencia unánime del Congreso y de una opinión pública golpeada, dolorida y con sed de venganza, lanzó la guerra frontal contra el terrorismo e invadió Irak en busca de unas armas de destrucción masiva que nunca encontró.

Pasado aquel momento de consenso, se pudo observar el deterioro paulatino de su Presidencia, acusado, al final, de mantener una guerra sin justificación, destructiva para el propio EEUU y generadora de mayor terrorismo con nuevos grupos que se sumaban a la barbarie perpetrada por Al Qaeda.

También sucedió en Colombia, Perú, Chile, Argentina y Brasil, donde los estados cometieron graves abusos a los derechos humanos por no poner fin a tiempo a la guerra interna contra el terrorismo, que al principio había sido avalada por poblaciones cansadas de tanto terror y sinrazón.

Sin dudas que para Francia y Rusia, tras los ataques en París y el derribo del avión ruso de regreso desde Egipto, y con la población a su favor, este es el momento oportuno para la defensa y el contrataque. Los poderes políticos de cada país y aunados en la coalición, pudieron lanzar sin oposición los bombardeos sobre Raqa, la ciudad siria bastión de los terroristas del ISIS, así como tomarán medidas para apoyar a Mali tras los ataques al hotel en Bamako. Es más, la opinión pública no perdonaría que no haya en este instante un ataque letal contra ISIS y hasta justificaría el envío de tropas o una bomba tan letal como la que EEUU arrojó contra Japón en represalia por el ataque a Pearl Harbour.

En momentos de incertidumbre y amenaza como este, en el que reverdecen los sentimientos nacionalistas, el sentido de patria y seguridad personal y nacional, la opinión pública tolera sin chistar la ampliación del estado de emergencia, las requisiciones, los mayores controles de información en internet, el registro de datos sin previa autorización judicial, la portación de armas por parte de policías fuera de servicio y el aumento considerable de los presupuestos para seguridad y ciberseguridad.

Medidas todas que en épocas más apacibles son combatidas por grupos de la sociedad civil porque siempre devienen en abusos de Estado. Obama es prueba de ello. Después de criticar el espionaje ciudadano impuesto por Bush, no solo que no lo desactivó en su Presidencia, sino que lo usó para espiar a propios y extranjeros.

Esto no equivale a que todas las medidas deben desactivarse en épocas apacibles, ya que el terrorismo siempre acecha por más que no ataque. Desbaratar sus fuentes de financiamiento, neutralizar la propaganda por internet y combatir el reclutamiento deben ser preocupaciones constantes.

Sin embargo, disipadas las amenazas y pasados los momentos oportunos que permiten justificaciones para combatir al terrorismo, los gobiernos deberían condicionar sus acciones para no cometer abusos a los derechos humanos y evitar el atropello de las libertades de los ciudadanos.

noviembre 17, 2015

Elecciones, delatores y narcos (en Venezuela)

El proceso por tráfico de drogas contra dos sobrinos de la pareja presidencial de Venezuela en una fiscalía de Nueva York, puede convertirse en la evidencia clave sobre la íntima relación del crimen organizado con el chavismo y su impunidad para gobernar.

Aunque el presidente Nicolás Maduro y la primera dama, Cilia Flores, dibujarán la detención de Efraín Campos Flores y Francisco Flores de Freites, como una maniobra truculenta del imperio para ensuciar las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, es evidente que el gobierno queda más vulnerable que nunca. Pese a denuncias de años, el régimen niega su vinculación con el Cartel de los Soles y de haber transformado a Venezuela en un narcoestado.

Maduro y Flores deben temer que lo peor está por venir. Saben que las fiscalías estadounidenses reducen sentencias y años de cárcel a cambio de información. Transformados en delatores, los “sobrinos presidenciales” pueden terminar de inculpar a muchos funcionarios y militares del régimen que vienen siendo acusados de ser aliados y cabecillas del narcotráfico.  

Justamente la acusación contra el presidente del Congreso, Diosado Cabello, el  gobernador de Aragua, Tarek El Aissami, y de varios generales, de ser los capos del Cartel de los Soles, la ofreció Leamsy Salazar, ex jefe de Seguridad de Hugo Chávez y Cabello, convertido ahora en testigo y delator clave de tribunales estadounidenses.
La información de otros delatores también sirvió para que la DEA, la agencia antidroga de EEUU, infiltrara bandas criminales y grabara las conversaciones de los sobrinos de Maduro. El cargamento de 800 kilos de drogas sería solo un eslabón de una aceitada cadena con ramificaciones insospechadas.   

La pareja presidencial no es la primera vez que está en el ojo de la tormenta. A los hijos de la primera dama, Walter Gavidia Flores, y del presidente, “Nicolasito”, ya se les acusaba de usar aviones pequeños de la petrolera estatal, PDVSA, para transportar droga.
Aunque aquella acusación se dibujó como una fabricación para dañar a la pareja presidencial, la detención esta semana de sus sobrinos en Haití, con pasaporte diplomático, deja poco para la imaginación. Es difícil pensar que fueran padres distraídos, cuando el aparato de inteligencia estatal es tan eficiente para perseguir y encarcelar a críticos y opositores.
La información que aporten los sobrinos de Maduro será clave para confirmar las acusaciones sobre que su campaña presidencial en 2013 fue financiada por el narcotráfico. Claro que esto ya ni siquiera sorprende. En el contexto latinoamericano estamos acostumbrados al poder corrupto del narco, desde que Pablo Escobar ocupó un curul en el Congreso nacional colombiano. Luego, muchos presidentes fueron señalados por la infiltración de dineros sucios en sus campañas. El colombiano Ernesto Samper, el peruano Alberto Fujimori son ejemplos claros. En su momento, las denuncias también arreciaron sobre las campañas electorales de Rafael Correa y Cristina Kirchner.
La destrucción que produce el narcotráfico, lamentablemente, no está atada a las drogas, sino al poder con el que corrompe todas las estructuras del Estado. El narco no da plata por amor al arte, todos deben pagar sus facturas.
Una muy cara es la que debe pagar el Congreso mexicano, infiltrado por un enjambre de narcodiputados. En lugar de servir a sus electores, les deben “lealtad” a sus “jefes” del crimen organizado. Esta degradación la retrata la  Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala. Calcula que el 25% de la financiación de los partidos la aportan bandas criminales.
La oscuridad sobre los dineros del chavismo para las próximas elecciones, es el único punto flaco de una carta que esta semana envió el secretario general de la OEA, Luis Almagro, a Venezuela. En 18 páginas menciona una sucesión de agravios contra la democracia, desde la negación a recibir observadores internacionales e inhabilitación de candidatos opositores, hasta un sistema judicial electoral parcializado y una tecnología dispuesta para el fraude.

La dura carta de Almagro caerá en saco roto, ya que el régimen chavista es inmune a las acusaciones políticas. Es de esperar, sin embargo, que la información de los sobrinos delatores pueda romper ese halo de impunidad con el que se regodea el chavismo.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...