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diciembre 20, 2015

Por si quedaban dudas sobre la democracia en Venezuela

¿Alguien tenía dudas de que Venezuela no es una democracia? Ya no creo, después que Nicolás Maduro, mediante un autogolpe de Estado encubierto, creó esta semana el Parlamento Comunal, una especie de “congreso del pueblo” que tendrá como misión contrarrestar a “la nueva burguesía” que ganó la mayoría en la Asamblea Nacional.

Fiel a su estilo, el chavismo demuestra así que desconoce la derrota abrumadora sufrida en las urnas y que mantiene intacta su capacidad de destruir y desestabilizar las instituciones democráticas.

Lo que confunden esta vez Maduro y Diosdado Cabello, quien perdió la presidencia del Poder Legislativo, es que su renovada fórmula desestabilizadora llega a destiempo. El populismo siempre llega al poder tras una profunda crisis social-política y cuando las instituciones están más debilitadas, de la mano de un líder salvador que promete barrer con el establisment y gobernar a favor de un pueblo sufrido abusado por las élites.

En el “borrón y cuenta nueva”, y con una población cansada de los abusos e injusticias, se catapultan estos líderes mesiánicos, siendo ejemplos palpables un mililitar como Hugo Chávez, un sindicalista como Evo Morales o un político satélite de su partido político, como Néstor Kirchner que con solo el 22% de votos apareció en escena como el salvador tras la crisis económica y política a principios de la década pasada.

En lo que realmente se confunden Maduro y Cabello es que esta vez la crisis política y social no es de otros, de ahí que nadie les compra la idea de que pueden ser los salvadores de sus propios errores o de lo que ellos mismos provocaron. No por ello, no dejarán de seguir queriéndose aferrar al poder y tratar de gobernar de espaldas a las instituciones.

El chavismo está acostumbrado a ello. A fines de 2000, Chávez logró que el Congreso le habilitara a gobernar por decreto por 18 meses. Aquella auto destrucción o auto golpe pasó casi desapercibida, no así los efectos del autoritarismo cada vez más profundo que Chávez utilizó para tapar los primeros coletazos de una crisis económica que se fue agravando hasta hoy.

Aquella desestabilización democrática era parte de lo que Chávez denominó la “quinta república” que permitiría la redistribución de la riqueza de los ingresos del petróleo, lo que finalmente nunca llegó. Pero aquello le dio excusas perfectas para reformar la Constitución que le permitiría expropiar empresas en forma legítima, crear y armar las milicias urbanas llamada círculos bolivarianos, militarizar su gabinete, ideologizar la educación en las escuelas primarias, encarcelar y echar al exilio a sus opositores, privilegiar solo a los revolucionarios y crear alianzas con gobiernos extranjeros mediante regalos y subsidios petroleros.

Maduro y Cabello no reconocen que hoy están pagando los platos rotos de todo aquel legado que viene creando el chavismo desde hace 15 años. De ahí que reaparecen con una fórmula poco creativa y engañosa como la creación del Parlamento Comunal, un cuerpo paralelo o paraestatal, con el que quieren congraciarse con el pueblo que los rechazó en las urnas. Se trata de un simple manotazo de ahogado al que le imponen la narrativa mesiánica de siempre, argumentando que quieren devolverle el poder al pueblo ante “un Congreso al servicio de la burguesía”, que solo debe estar compuesto “por revolucionarios y no por escuálidos”, y al que le otorgarán los “recursos, toma de decisiones y forma de vida".   

No hay dudas que el chavismo necesita mantener el poder que perdió en las urnas para suplir la crisis económica; pero, a su pesar, el ingrediente que le falta ahora es el poder de movilizar a las masas, un poder sin el cual no puede sobrevivir un movimiento populista.

La reinvención del chavismo jamás será posible con las fórmulas autoritarias que en otro contexto y época política le fueron exitosas. Hoy los venezolanos, en su mayoría como lo demostraron en las últimas elecciones legislativas, le dieron la espalda al chavismo y su ineficiencia administrativa. La nueva mayoría o la nueva masa, eligió a un nuevo modelo político alejado de los vicios de la corrupción, la inseguridad y la inflación desbordadas.

Si el chavismo quiere mantener la cuota de poder deberá hacerlo dentro de las reglas democráticas. Por fuera solo seguirá alimentando su autodestrucción. 

noviembre 17, 2015

Elecciones, delatores y narcos (en Venezuela)

El proceso por tráfico de drogas contra dos sobrinos de la pareja presidencial de Venezuela en una fiscalía de Nueva York, puede convertirse en la evidencia clave sobre la íntima relación del crimen organizado con el chavismo y su impunidad para gobernar.

Aunque el presidente Nicolás Maduro y la primera dama, Cilia Flores, dibujarán la detención de Efraín Campos Flores y Francisco Flores de Freites, como una maniobra truculenta del imperio para ensuciar las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, es evidente que el gobierno queda más vulnerable que nunca. Pese a denuncias de años, el régimen niega su vinculación con el Cartel de los Soles y de haber transformado a Venezuela en un narcoestado.

Maduro y Flores deben temer que lo peor está por venir. Saben que las fiscalías estadounidenses reducen sentencias y años de cárcel a cambio de información. Transformados en delatores, los “sobrinos presidenciales” pueden terminar de inculpar a muchos funcionarios y militares del régimen que vienen siendo acusados de ser aliados y cabecillas del narcotráfico.  

Justamente la acusación contra el presidente del Congreso, Diosado Cabello, el  gobernador de Aragua, Tarek El Aissami, y de varios generales, de ser los capos del Cartel de los Soles, la ofreció Leamsy Salazar, ex jefe de Seguridad de Hugo Chávez y Cabello, convertido ahora en testigo y delator clave de tribunales estadounidenses.
La información de otros delatores también sirvió para que la DEA, la agencia antidroga de EEUU, infiltrara bandas criminales y grabara las conversaciones de los sobrinos de Maduro. El cargamento de 800 kilos de drogas sería solo un eslabón de una aceitada cadena con ramificaciones insospechadas.   

La pareja presidencial no es la primera vez que está en el ojo de la tormenta. A los hijos de la primera dama, Walter Gavidia Flores, y del presidente, “Nicolasito”, ya se les acusaba de usar aviones pequeños de la petrolera estatal, PDVSA, para transportar droga.
Aunque aquella acusación se dibujó como una fabricación para dañar a la pareja presidencial, la detención esta semana de sus sobrinos en Haití, con pasaporte diplomático, deja poco para la imaginación. Es difícil pensar que fueran padres distraídos, cuando el aparato de inteligencia estatal es tan eficiente para perseguir y encarcelar a críticos y opositores.
La información que aporten los sobrinos de Maduro será clave para confirmar las acusaciones sobre que su campaña presidencial en 2013 fue financiada por el narcotráfico. Claro que esto ya ni siquiera sorprende. En el contexto latinoamericano estamos acostumbrados al poder corrupto del narco, desde que Pablo Escobar ocupó un curul en el Congreso nacional colombiano. Luego, muchos presidentes fueron señalados por la infiltración de dineros sucios en sus campañas. El colombiano Ernesto Samper, el peruano Alberto Fujimori son ejemplos claros. En su momento, las denuncias también arreciaron sobre las campañas electorales de Rafael Correa y Cristina Kirchner.
La destrucción que produce el narcotráfico, lamentablemente, no está atada a las drogas, sino al poder con el que corrompe todas las estructuras del Estado. El narco no da plata por amor al arte, todos deben pagar sus facturas.
Una muy cara es la que debe pagar el Congreso mexicano, infiltrado por un enjambre de narcodiputados. En lugar de servir a sus electores, les deben “lealtad” a sus “jefes” del crimen organizado. Esta degradación la retrata la  Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala. Calcula que el 25% de la financiación de los partidos la aportan bandas criminales.
La oscuridad sobre los dineros del chavismo para las próximas elecciones, es el único punto flaco de una carta que esta semana envió el secretario general de la OEA, Luis Almagro, a Venezuela. En 18 páginas menciona una sucesión de agravios contra la democracia, desde la negación a recibir observadores internacionales e inhabilitación de candidatos opositores, hasta un sistema judicial electoral parcializado y una tecnología dispuesta para el fraude.

La dura carta de Almagro caerá en saco roto, ya que el régimen chavista es inmune a las acusaciones políticas. Es de esperar, sin embargo, que la información de los sobrinos delatores pueda romper ese halo de impunidad con el que se regodea el chavismo.

agosto 15, 2013

Venezuela: ¿opositores o disidentes?

Las elecciones son la expresión máxima de la democracia, legitimización del sistema político y del sentido de nación y Estado. En Venezuela parecen ser todo lo contrario. Han servido, como las últimas, para el fraude y deslegitimizar al gobierno nacional y para perseguir a los opositores, como parece ser el objetivo de cara a las elecciones municipales del 8 de diciembre próximo.

Los dichos de Nicolás Maduro y la asamblea de legisladores de esta semana, muestran que el régimen venezolano está incrementando insensiblemente la presión contra cualquiera persona que se anima a desafiar al régimen. Semana tras semana, desde Disodado Cabello hasta Maduro o la fiscal nacional, con la aparente consultoría de los cubanos de inteligencia sembrados por doquier, lanzan acusaciones e investigaciones contra sectores a los que califican por ser disidentes.

La estrategia de fondo, sin embargo, enmascara un objetivo más profundo: mostrar que los opositores no son opositores, sino disidentes políticos de un régimen que es concebido como único, desvirtuándose así el papel legítimo del opositor en un sistema democrático, cuya característica esencial es la inclusión de las minorías y la convivencia de la pluralidad y diversidad de vertientes políticas y de opinión.

Hay para el público en general una imperceptible diferencia entre ser opositor y disidente, pero un gran abismo cuando se miran esos papeles dentro de regímenes autoritarios, como el de Venezuela, cuyo partido gobernante tiene al oficialismo de Cuba como estandarte. Las democracias tienen oposición, los regímenes autoritarios disidentes.

Maduro pidió, como Hugo Chávez lo consiguió numeras veces y una vez por 18 meses, poderes especiales para dictar leyes por decreto y gobernar a sus anchas. La excusa hoy es acabar con la corrupción, pese a que existe toda la legislación habida y por haber en esta materia pero que rara vez se aplica contra los funcionarios y amigos del régimen. La estrategia es simplemente mostrar mano dura, demostrar que la oposición es corrupta y pasarle factura a su máximo exponente, Henrique Capriles, quien todavía desconoce a Maduro como presidente, hasta doblegarlo.

Ahora la pelota de la corrupción se la han arrojado a uno de sus colaboradores más cercanos de Capriles en la gobernación de Miranda, Oscar López, a quien incluso el régimen optó de tildarlo de homosexual y maricón, un tiro que le salió por la culata. 

En esa vorágine descalificadora con insultos de todo tipo nadie se salva, da lo mismo que Cabello asegure que Capriles es un “fascista asesino”, que a Miguel Henrique Otero, director del diario El Nacional, lo traten de callar inventándole deudas y pleitos judiciales del pasado o multas por haber publicado fotos de una morgue con cadáveres amontonados o que se también se coaccione económicamente al Grupo 6to Poder para que algún comprador testaferro del gobierno (como sucedió con Globovisión) se quede con otro medio más.

La mejor forma de medir el autoritarismo de un gobierno es por la forma en la que trata a sus contrincantes. Si los trata bajo las reglas del debate, el disenso y la negociación, es obvio que habla de oposición. Si no los escucha, descalifica y persigue, los convierte en disidentes.

   

mayo 24, 2013

¿Maduro es o se hace?

En momentos que en Venezuela debe primar la razonabilidad y la paz - especialmente después de que se dio a conocer el audio del conductor de la Hojilla con un supuesto militar cubano y que ha hecho hervir a la oposición y su pedido de una investigación profunda para determinar los aires desestabilizadores dentro del propio chavismo – el presidente venezolano Nicolás Maduro salió al paso con una nueva irresponsabilidad, pidiendo que los militares armen a la clase trabajadora en defensa de la soberanía nacional y de la revolución bolivariana.

Maduro dijo este jueves que “seremos más respetados si las milicias obreras tienen 300.000, 500.000, un millón, dos millones de obreros y obreras uniformados, armados, preparados para la defensa de la soberanía de la patria, de la estabilidad de la Revolución Bolivariana”.

Uno se pregunta si armar a la gente permitirá combatir la inseguridad ciudadana que está carcomiendo la confianza de la gente y a la propia revolución o calmar los ánimos.

Maduro en lugar de pavonearse con este tipo de irresponsabilidad, de acusar al imperio y a la burguesía, debería centrarse en la implosión, en investigar si realmente Diosdado Cabello y otros funcionarios acólitos tienen ideas desestabilizadoras. El audio de Mario Silva solo reveló un secreto a voces, ya que siempre se supo que Cabello era más nacionalista y Maduro más castrista y que ambos como el aceite y el agua, no se mezclan.

Lo que también suena a irresponsabilidad es que la oposición haya dicho que tiene más partes del audio que las dará a conocer en próximas entregas, como si se tratara de la saga de una telenovela.

Poco favor le hace al país la oposición si teniendo algunas verdades las entrega en forma parcializada. No se puede dejar de ver entonces que la oposición especula con espacios políticos en detrimento de la verdad. La oposición no puede estar amenazando en entregar más información porque da la apariencia que está tratando de negociar algo. No puede estar jugando con las expectativas de la gente ni manipulando la información.


Como oposición, no se puede comportar como el gobierno. 

mayo 01, 2013

Video deslegitima al chavismo

Nicolás Maduro sigue deslegitimando su gobierno con las acciones violentas que continúan en la Asamblea Legislativa, donde los diputados chavistas volvieron a agredir a los legisladores de la oposición luego de que se trancaron las puertas y ante las risas del presidente del Congreso, Diosdado Cabello. Video en la Asamblea

Las agresiones contra diputados de la oposición son una muestra clara de que las instituciones democráticas en Venezuela siguen débiles y que este gobierno continuará profundizado el legado del anterior, recurriendo hasta la violencia para mantenerlas bajo su arbitrio y antojo.

Según Cabello, los opositores deben reconocer a Maduro como presidente, aunque denuncien que hubo fraude, de lo contrario no podrán hablar, se les seguirá atemorizando a golpes, se les quitará el salario y no podrán ejercer la presidencia de ninguna de las comisiones parlamentarias. El próximo paso de la escalada, no debería extrañar, será la de no permitirles más la entrada al hemiciclo.

Esta violencia en la Asamblea es solo un síntoma más de la poca democracia en el país. El reconteo de votos, un acontecimiento que favorece el 70 por ciento de los venezolanos, ha comenzado en forma parcializada, ya que la CNE no tuvo en cuenta los criterios de la oposición y, además, antes de comenzar el proceso, su presidenta indicó que este proceso no cambiará en nada el resultado de las elecciones.

Es decir, que en el supuesto caso de que se detecte fraude y que el ganador no haya sido Maduro, no habrá nuevas elecciones, sino que Venezuela tendrá un gobierno ilegítimo. 

abril 28, 2013

Descabellado Cabello


El presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Diosdado Cabello, sigue comportándose como dictador monárquico irrespetando a los votantes de su país que han elegido a legisladores de la oposición para que los representen.

Al irrespeto original, el de haberse sometido a las presiones partidarias por sobre la Constitución que indicaba que él debía ser el presidente encargado en lugar de Nicolás Maduro tras la muerte de Hugo Chávez, se suman ahora dos amenazas proferidas contra la oposición y que debieran ser causal de juicio político.

En su primera descabellada intervención, amenazó a los diputados de la oposición de no darles la palabra si antes no aceptaban las votaciones del 14 de abril y reconocían a Maduro como presidente. Lejos de callar a la oposición con amenazas y golpes de puño que otros oficialistas repartieron por doquier, Cabello volvió este viernes con un golpe más fuerte aún, amenazando a los legisladores opositores que no cobrarán el salario si continúan con su tesitura de no reconocer al nuevo gobierno.

Difícilmente puede haber muestra tan clara y transparente de cómo se ejerce el poder en Venezuela. A excepción, claro, de la decisión de la Comisión Nacional Electoral sobre que revisará los votos de una forma superficial desoyendo los pedidos de Henrique Capriles y sus acusaciones sobre fraude.

febrero 08, 2013

Chávez: Ver para creer


Los refranes son pura sabiduría popular. Uno de los más notables es “ver para creer” que recomienda dar credibilidad solo a aquello que podemos constatar con la vista.
Es tal vez el menos práctico en Venezuela, a dos meses de la desaparición física de la esfera de la opinión pública del presidente Hugo Chávez. Su ausencia, permitida por la enfermedad, y la continuidad de su Presidencia, justificada por la Corte Suprema de Justicia, levantan razonables sospechas sobre la suerte del Presidente.

Es muy raro que un presidente tan personalista como Chávez esté firmando cartas como la leída por Nicolás Maduro en Chile, enviando saludos a los venezolanos o reuniéndose y haciendo bromas con sus ministros, sin siquiera hablar por segundos ante una cámara o efusivamente descargar alguna frase por el micrófono de una radio o por su cuenta de twitter.

Su personalidad, tan autoritaria, narcisista y personalista no se lo permitiría. Si estuviera por volver a tomar el poder, ya hace rato que hubiera dado signos de vida o recuperación.

Muchos recuerdan que el hermético gobierno de La Habana, por lo menos cuando se trató de la convalecencia de Fidel Castro, siempre se las arreglaba para sacar una foto en su traje adidas, ante la visita de algún mandatario. Chávez está desaparecido totalmente, de ahí que Henrique Capriles haya exigido que se muestre o que de una vez por todas, si las intenciones son proceder con las elecciones, hacerlo pronto y de una vez.

Muchos temen que Chávez haya muerto pero evitan decirlo por miedo a que el chavismo tenga un as debajo de la manga para mostrar su mejor carta en las próximas semanas. Otros creen que la recuperación que acusó Maduro no es tal y que la demora es solo encontrar tiempo para acicalar al chavismo e ir unido a las próximas elecciones. Otros sueñan con que Chávez se ponga bien y retome las riendas del país.

El panorama no es fácil. Chavismo sin Chávez será, tarde o temprano, chavismo dividido. Maduro y Diosdado Cabello tendrán que negociar para tomar poder, y en esa negociación algo tendrán que dar a cambio, lo que terminará por debilitarlos. Ninguno, además, tiene el carisma ni el consenso ni el arrastre que genera Chávez.

Más se demora el gobierno en ser trasparente sobre este asunto, menos legitimidad tendrá para gobernar, pese a que pueda incluso ganar una elección.

Ver para creer. 

enero 15, 2013

Chavismo: sigue el carnaval


El carnaval comenzó con anticipación. En un caso inédito, el Tribunal Supremo de Justicia venezolano avaló el inicio de las fiestas al posponer por tiempo indefinido el acto de posesión del presidente reelecto Hugo Chávez y permitir la continuidad del gobierno, tras una dudosa interpretación de la Constitución.

La decisión, pactada de antemano en La Habana, sirvió para que el oficialismo, celebrara este 10 de enero un acto en solidaridad y de exaltación de la personalidad del líder ausente. Con la fiesta, el gobierno tuvo la intención de mostrar fuerza de movilización y encubrir cualquier discusión democrática sobre su legitimidad.

El vicepresidente Nicolás Maduro no habló de planes ni agenda futura, pero amenazó y advirtió a potenciales golpistas. Todo esto, con el aval de una comparsa internacional encabezada por los presidentes José Mujica, de Uruguay, Evo Morales, de Bolivia y Daniel Ortega, de Nicaragua, cuya amistad con el chavismo les impide siquiera dudar si en Venezuela se atentó contra la Constitución. Algo que sí sopesaron ante los golpes constitucionales en contra del presidente hondureño Manuel Zelaya y del paraguayo Fernando Lugo, pidiendo que ambos países fueran sancionados y expulsados de la OEA y otros foros internacionales.

Estos presidentes, ex mandatarios y funcionarios de Argentina, El Salvador, Paraguay, entre otros países, llegaron hipócritamente a Caracas blandiendo el manido discurso de la no injerencia imperialista, aunque se entrometieron en los asuntos internos que los venezolanos todavía no pudieron descifrar. Si es que se ajusta a derecho el fallo del Tribunal Supremo que permitió la continuidad del gobierno – que incluiría que Chávez pueda asumir en La Habana si recupera su salud - por encima del principio constitucional que manda que ante la ausencia del Presidente electo o su inhabilitación, debe asumir el líder de la Asamblea Legislativa y convocar a nuevas elecciones.

Ante escenarios poco deseados, y acostumbrado a un poder hegemónico de más de 14 años, hace rato que el chavismo enmascara la gravedad de la situación. Sobre Chávez, su cáncer y expectativa de vida se sabe poco. Después de un mes internado en La Habana, Chávez no aparece en fotos y quienes lo visitan no lo pueden ver. Todavía peor, el gobierno prohibió la formación de una comisión parlamentaria mixta y con facultativos para que visite Cuba y permita verificar si el mandatario está inhabilitado para asumir la Presidencia. De ahí que hayan crecido los rumores y temores sobre su vida.

Pero ese no es el único secreto intencionado que pretende el régimen. Al mejor estilo de las autoridades de China que censuraron una protesta de periodistas por mayor libertad de expresión y democracia esta semana, el gobierno venezolano censuró a la cadena Globovisión por considerar que el contenido crítico de cuatro videos sobre el fallo del Superior Tribunal, incita “al odio, a la intolerancia por razones políticas, a la zozobra y alteraciones del orden público”.

La prohibición, contraria al principio legal de censura previa, evitó que  Globovisión difundiera videos que auto comprometen al oficialismo, en los que Chávez, antes de marcharse el 10 de diciembre a La Habana, indicaba como se debía proceder en su ausencia. Contrario a lo que sucedió ahora, Chávez ajustándose al mandato constitucional designó como vicepresidente al canciller Nicolás Maduro, a quien propuso como el candidato del oficialismo para las próximas elecciones en caso de quedar inhabilitado.

Aunque el chavismo se haya bañado de poder con sus multitudes, la situación no parece que será menos compleja en el futuro inmediato. Ahora que Maduro asumió el poder y continuará con el anterior gabinete, muchos cuestionan qué legitimidad tendría si Chávez muere o sigue inhabilitado, ya que muchas de las decisiones de nivel nacional e internacional están solo reservadas para que las tome el presidente.

Sin embargo, el chavismo, con el control de los poderes Judicial y Legislativo, siempre supo sortear cualquier atolladero mediante vericuetos legales. El fallo actual del Tribunal Supremo se compara a la decisión de la Asamblea Legislativa a fines de 2010, cuando autorizó a Chávez gobernar por decreto por 18 meses, antes de que asumieran los diputados de la oposición. Aquel fue otro carnaval. 

enero 12, 2013

Chávez el censor. Su legado


Da lo mismo, ya sea desde su lecho o por su voluntad, los chavistas más rojos del régimen, Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, invocan las enseñanzas de su líder para censurar a los medios de comunicación y a cualquier ciudadano u opositor que critique al gobierno o que trate de hablar de un tema de interés público como es su convalecencia.

Muy al estilo de las autoridades chinas que esta semana declararon que la censura es oficial y que los medios responden al criterio editorial del partido, en Venezuela, por obra y gracia de Cabello, el órgano que rige las comunicaciones, Conatel, prohibió a la cadena Globovisión. La televisora no puede seguir difundiendo videos en los que Chávez, antes de partir hacia La Habana, decía lo que el chavismo debía hacer. Todo lo contrario de lo que orquestó Maduro con los hermanos Castro desde La Habana y con el aval de un Supremo Tribunal de Justicia sometido o aliado al poder político.

La censura contra Globovisión se disfrazó de apología a los disturbios y de intolerancia política, los mismos criterios que Chávez vino utilizando desde 1999 para atacar a la oposición y hacer de Venezuela, una republiqueta cada vez más parecida a la Cuba de las libertades individuales y sociales coartadas. La censura en Venezuela es legal.

Esta censura no sorprende. El régimen y sus acólitos que siempre critican a los monopolios internacionales, no han hecho otra cosa que instaurar un gran ensamblaje de medios gubernamentales, propagandísticos o someter mediante leyes y extorsiones a los independientes. Desde hace rato que Globovisión tiene las horas contadas; terminará algún día con la misma suerte que RCTV, más de 50 emisoras, periódicos y sitios de internet que han sido cerrados por criticar al régimen, acusados de golpistas y pendencieros.

En Venezuela los medios y periodistas que idolatran a Chávez sobreviven, lo que critican al régimen son perseguidos. Chávez ha dado siempre órdenes expresas en ese sentido, ya sea mediante amenazas directas, promulgando leyes mordazas o decretando el cierre de medios. La censura y la intolerancia, violaciones expresas a los derechos humanos, son y serán parte de su legado histórico.    

junio 16, 2009

Globovisión en el precipicio

Los ataques ya son permanentes y sistemáticos contra Globovisión, la cadena televisiva venezolana que el presidente Hugo Chávez está acosando desde todos los ángulos con la intención de dar el zarpazo final y conjurar su cierre. El resultado de la encuesta a la derecha de esta nota es por más evidente sobre la percepción general en el público.
Hoy, por orden de Diosdado Cabello, el ministro de Obras Públicas y Vivienda – tal vez desafiado por el propio Chávez quien hace una semana encomió a todos sus ministros que deberían atacar y mostrar resolución en contra de Globovisión, de lo contrario deberían renunciar – se le notificó al canal que deberá enfrentar un procedimiento penal por unas declaraciones que en octubre pasado el periodista Rafael Poleo dio al programa “Aló Ciudadano”, en el que dijo que Chávez podría terminar como Benito Mussolini.
Sin dudas un delito que está ya en desuso – delito de desacato o de ofensas contra una autoridad superior del gobierno – y que está desapareciendo en numerosos países del hemisferio por considerarse anacrónico y un abuso de privilegios (como ocurrió la semana pasada con su desactivación en el Uruguay); aunque en Venezuela sigue vigente y reforzado con mayores penas en una reforma que se hizo al Código Penal hace un par de años, con la intención de proteger a Chávez de las críticas.
Esta medida echa por tierra los procedimientos administrativos que le estaba siguiendo Conatel, uno de ellos con una fuerte multa. De esta forma, sin lugar a dudas, el gobierno está tratando de socavar la voluntad popular de varios representantes de la oposición y de asociaciones civiles y juveniles que este pasado fin de semana se largaron a la calle para recaudar dinero para ayudar a Globovisión a pagar una multa millonaria. Seguramente, en unos días, el gobierno se expedirá sobre la ilegalidad de ese dinero o terminará acusando a algunos de ganancias ilícitas u otra estrategia para declarar ilegal convocatorias de las donaciones; y, de esa forma, seguir generando miedo y buscando el cierre de Globovisión a toda costa.
El responsable de la cadena Globovisión, Alberto Federico Ravell, contraatacó varios dichos descalificadores de Chávez durante el fin de semana, diciendo que el canal trasmite con exactitud y que las críticas del Presidente, de que es un medio que “envenena” a la gente y promueve la violencia, es solo su percepción, por cuanto sólo publican el “sentir de la calle”.
Tanto Ravell como Guillermo Zuloaga, el propietario del canal, son dos periodistas experimentados y con muy buen sentido común en materia de libertad de prensa y sobre el negocio de los medios de comunicación. Sin embargo, lamentablemente, sus dichos – siempre muy coherentes – me recuerdan a los de Marcel Granier, presidente de RCTV, cadena que fue cerrada en mayo de 2007 por el gobierno de Chávez.
El sentido común, la elocuencia, la coherencia y el bien común son valores que en Venezuela Chávez los ha puesto por el piso. Él cree que es omnipotente y buscará cerrar Globovisión para sentirse y ser percibido como tal.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...