En momentos que en Venezuela debe primar la razonabilidad y la paz -
especialmente después de que se dio a conocer el audio del conductor de la
Hojilla con un supuesto militar cubano y que ha hecho hervir a la oposición y
su pedido de una investigación profunda para determinar los aires
desestabilizadores dentro del propio chavismo – el presidente venezolano
Nicolás Maduro salió al paso con una nueva irresponsabilidad, pidiendo que los
militares armen a la clase trabajadora en defensa de la soberanía nacional y de
la revolución bolivariana.
Maduro dijo este jueves que “seremos más respetados si las milicias
obreras tienen 300.000, 500.000, un millón, dos millones de obreros y obreras
uniformados, armados, preparados para la defensa de la soberanía de la patria,
de la estabilidad de la Revolución Bolivariana”.
Uno se pregunta si armar a la gente permitirá combatir la inseguridad
ciudadana que está carcomiendo la confianza de la gente y a la propia revolución
o calmar los ánimos.
Maduro en lugar de pavonearse con este tipo de irresponsabilidad, de
acusar al imperio y a la burguesía, debería centrarse en la implosión, en
investigar si realmente Diosdado Cabello y otros funcionarios acólitos tienen
ideas desestabilizadoras. El audio de Mario Silva solo reveló un secreto a
voces, ya que siempre se supo que Cabello era más nacionalista y Maduro más
castrista y que ambos como el aceite y el agua, no se mezclan.
Lo que también suena a irresponsabilidad es que la oposición haya
dicho que tiene más partes del audio que las dará a conocer en próximas
entregas, como si se tratara de la saga de una telenovela.
Poco favor le hace al país la oposición si teniendo algunas verdades
las entrega en forma parcializada. No se puede dejar de ver entonces que la
oposición especula con espacios políticos en detrimento de la verdad. La
oposición no puede estar amenazando en entregar más información porque da la
apariencia que está tratando de negociar algo. No puede estar jugando con las
expectativas de la gente ni manipulando la información.
Como oposición, no se puede comportar como el gobierno.