agosto 29, 2013

Inteligencia: Negro presupuesto

Los servicios de inteligencia de EE.UU. no dejan de sorprender. El Washington Post acaba de dar esta tarde un panorama muy elocuente de los presupuestos del aparato de inteligencia estadounidense filtrado por Edward Snowden que sobrepasa toda imaginación. 52.6 mil millones de dólares conforman lo que calificaron el “presupuesto negro” o secreto para el año 2013, del que se tenía pocas referencias.

Algunas pildoritas remarcan el gigantesco aparato de inteligencia y contrainteligencia del país, según se desprende de la síntesis del presupuesto de 178 páginas. EE.UU. tiene 16 agencias de espionaje con un total de 107.035 empleados, (uno de cada cuatro labora en tareas de contrainteligencia) un aparato que si bien no tiene detalles año por año, viene creciendo desde los ataques de setiembre de 2011 contra las Torres Gemelas en Nueva York. Desde entonces, en algo más de una década, EE.UU. invirtió 500 mil millones en tareas de inteligencia.

El aparato de espionaje tiene cinco prioridades: Combatir el terrorismo; detener la proliferación de armas nucleares y no convencionales; informar a los líderes estadounidenses sobre aspectos críticos en otros países; defender al país del espionaje extranjero y conducir operaciones cibernéticas.

La CIA, pese a que era una agencia en baja debido a fallos de inteligencia que derivaron en la invasión de Irak en 2003, tiene un presupuesto de 14.7 mil millones de dólares para 2013, un 50% más del presupuesto para la Agencia Nacional de Seguridad (ANS). Un porcentaje alto de ese dinero es utilizado para operaciones cibernéticas de ataque.

Analizando las nuevas tareas que fue asumiendo la CIA, mediante ataques encubiertos, uso de drones, un programa de interrogación muy polémico y el establecimiento de una red de cárceles clandestinas, se explica que pasó de ser una agencia de espionaje a transformarse en una fuerza paramilitar. Explica que gran parte del presupuesto de la agencia es usado para entrenamiento de nuevo personal, habiendo pasado en una década de 17 mil a 21.575 empleados en la actualidad.

La ANS está investigando 4.000 casos de amenazas internas en los que podría involucrar la manipulación de información confidencial, tratandfo de encontrar a los próximos Bradley Manning o Snowden.

Las mayores tareas de contrainteligencia tienen a Cuba, además de Rusia, China, Corea del Norte, Irán e Israel, como a sus blancos más específicos.

El Washington Post explica que las agencias de espionaje descansan mucho de su trabajo en tecnología de punta. Da como ejemplo sistemas electrónicos de vigilancia en Corea del Norte e Irán que pueden detectar in situ lo que no se puede observar desde satélites.


También se especifica que la CIA gasta el 12 por ciento de su presupuesto, 1.700 millones, en tareas técnicas de recolección de datos.

agosto 28, 2013

¿Comparar a Yoani, Manning y Snowden?

El profesor de Geogetown University de Washington DC, Héctor Schamis, hace una comparación en su columna en El País, titulada “Yoani Sánchez, Bradley Manning y Edward Snowden”, mezclando peras con manzanas.

Su punto de que el gobierno de Barack Obama reclama libertad y respeto a otros países del mundo para que permitan a los soplones y periodistas a hablar y actuar libremente, pero que no tiene la misma actitud cuando se trata de asuntos internos, tiene cierta validez (y me he cansado de criticar a este gobierno en este blog y columnas por su falta de transparencia), pero no creo que se puede dar un ejemplo de ello con una comparación en la que pone en igualdad de condiciones a Yoani, Manning y Snowden. Mucho menos que critique a grupos dedicados a la defensa de libertad de prensa en EE.UU. como el Comité para la Protección de Periodistas porque el columnista entiende que están ante un problema ético, al no poder defender a quienes deberían defender.
Yoani es una periodista independiente cubana que se arriesga diariamente a informar, criticar y opinar en su estilo periodístico  en un país donde estas funciones están condenadas y sus promotores suelen terminar apaleados o en la cárcel. Aunque por esa modalidad del gobierno de los Castro, Yoani a veces se torna en más activista que en reportera o columnista, puede definirse que su trabajo es de periodista.
Lo del soldado Manning y el ex contratista Snowden va por otros andariveles. No son ni nunca fueron periodistas. Su único parentesco con el periodismo es que su información la filtraron a Wikileaks y a los medios de comunicación, pero su tarea de haber robado información no pertenece a esta labor. También es cierto que existen periodistas que roban información, pero terminan pagando las consecuencias y, obviamente, en esos casos, asociaciones como el Comité de Protección siempre tendrían problemas para defender esas actitudes.
Lo que va en otro costal y merece un análisis más profundo, es en qué medida los medios de comunicación pueden hacerse eco de informaciones que son robadas o que la ética periodística no se los permitiría hacer como función propia o tomar a los soplones como sus fuentes principales. Muchos medios se vieron forzados a publicar temas no tanto por el inconmensurable valor de las denuncias, sino porque el internet sería el medio por el cual las denuncias serían ofrecidas de todas formas.

Tampoco vale comparar lo que sucedió con Wikileaks y las denuncias que se publicaron en The Guardina y Der Speigel o The Washington Post referentes a Manning y Snowden, con los casos de Watergate o los Papeles del Pentágono. En aquellos casos es verdad que también hubo soplones y gargantas profundas, pero fue tarea de la prensa, con investigación y narrativa, la que comprobó, denunció y publicó los hechos. Ahora, la prensa terminó siendo un vehículo informativo.  

http://internacional.elpais.com/internacional/2013/08/28/actualidad/1377651409_357832.html

agosto 27, 2013

Internet.org, espionaje y credibilidad

Mark Zuckerberg, creador de Facebook, propuso que el internet llegue a cinco billones de personas en el mundo en una alianza con varias compañías de comunicaciones, entre ellas telefónicas, fabricantes de móviles y de software, con la idea de que “todos” estén conectados y en “cualquier lugar” del mundo.

El plan a través del nuevo consorcio llamado Internet.org bajo el dominio www.internet.org (¡increíble que ese dominio haya estado libre!) se enfoca principalmente en países no desarrollados donde el acceso todavía es caro y donde no muchos tienen teléfonos inteligentes.

Zuckerberg defiende su idea, ante los críticos que interpretan que se trata de una estrategia comercial de Facebook para conectar a mucha más gente que los 1.300 millones actuales, de que en un mundo más conectado y que comparta mejor el conocimiento, el desarrollo será mayor. Una de sus propuestas fundamentales es que la gente pueda conectarse a Facebook a través de teléfonos móviles regulares, algo que ya fue experimentado en varios países de África con resultados asombrosos que duplicaron el nivel de conexión.

Pero más allá de las propuestas y de las críticas, lo cierto es que uno se siente un poco desahuciado con todo esto del internet, después de que se comprobó que el gobierno de EE.UU. lo ha utilizado en una masiva estrategia de espionaje a través de la Agencia Nacional de Seguridad, no solo para espiar a los gobiernos amigos y enemigos - y hasta dentro del edificio de las Naciones Unidas - sino para revisar correos electrónicos y conversaciones telefónicas de usuarios regulares.

Expandir el internet también huele a expandir el espionaje por lo que la propuesta de Zuckerberg pierde fuerza y credibilidad, especialmente cuando se denunció que las grandes compañías como Google, Facebook y Microsoft, entre otras, recibían dinero de la Agencia en pago por los costos que tenían para develar información.


El gobierno de EE.UU. debe restablecer la confianza en el internet deteniendo sus sistemas de espionaje. La expansión de las tecnologías, como Obama viene proponiendo en cada discurso del estado de la Unión, mientras que el gobierno niega que detendrá el espionaje para “salvar al mundo’’, suena un poco a aquellas críticas y pérdida de credibilidad de EE.UU.,  cuando, para invadir Irak, se puso por excusa la detección de armas de destrucción masiva que poseía Sadam Hussein, las que jamás se encontraron.

agosto 24, 2013

La verde hipocresía de Correa

Corría el 2007 y la propuesta del presidente Rafael Correa de no extraer petróleo de la Amazonía ecuatoriana a cambio de una millonaria compensación de la comunidad internacional, sonaba a genialidad.

Hoy, seis años después, quedó demostrado que aquella idea provocadora no fue otra cosa que demagogia. La semana pasada, Correa anunció que perforará el Parque del Yasuní, una de las reservas de biodiversidad más importantes del planeta, desquitándose de un mundo al que calificó de “hipócrita” porque no le compensó con los 3.600 millones de dólares que pidió.

De ese modo, aquella revolucionaria visión ecológica del Plan del Buen Vivir con la que evitaría la emanación de 407 millones de toneladas de dióxido de carbono y protegería a miles de especies de plantas, aves, insectos y reptiles, decayó en un enfoque económico más práctico, con el que ahora justifica la necesidad de extraer los 846 millones de barriles de crudo.

“No me gusta la minería, no me gusta el petróleo, pero mucho menos me gusta la pobreza y la miseria”, dijo Correa, mostrando su transformación de verde idealista a experto economista. Su cambio, no obstante, fue siempre calculado. Endilgarle la culpa a la comunidad internacional porque solo aportó 13.3 millones de dólares de los 3.600 esperados, le sirvió para enmascarar sus verdaderas intenciones.

El fracaso de su iniciativa le viene como anillo al dedo. Su anuncio actual, con bombos y platillos, de que pedirá autorización a la Asamblea Legislativa para explotar el Yasuní, se da en momentos que tiene mayoría en la Asamblea Legislativa, apoyo que no tenía en 2007. Tampoco encontró buen eco en 2010 cuando desistió de una consulta popular porque sabía que el resultado le sería adverso.

Pero la señal más patente en contra de su propio plan, se dio en 2009 cuando desarticuló la idea de que en la cumbre mundial ambiental de Copenhague se creara un fideicomiso para manejar los más de 300 millones de dólares que habían comprometido países como Alemania, Bélgica y España. Dijo entonces que no permitiría que se afecte la soberanía de su país. Peor ahora, que para justificar la exploración que antes denostaba, le echa la culpa al capitalismo internacional por querer atarle las manos en su lucha a favor de los pobres.

Es decir, su pedido de que le extendieran un “cheque en blanco” sin condiciones, sonó al mundo más como una extorsión que a una auténtica transferencia de responsabilidad ética por los estragos al medio ambiente. Nadie se dejó embaucar creyendo que Correa era merecedor de un Nobel de la Paz, como en 2007 lo obtuvo el ex vicepresidente estadounidense, Al Gore, por su documental sobre el calentamiento global.

Correa no trasmite confiabilidad en el exterior. Su compulsión sarcástica con la que igualmente ataca a líderes extranjeros como a opositores internos, desmejoran su imagen. No se olvida que demandó por 40 millones de dólares y pidió tres años de cárcel para los periodistas que lo criticaron por autoritario.

Tras su anuncio de perforación, no solo se burló de los grupos civiles que quieren bloquear sus intentos en el Congreso mediante una consulta popular para evitar la perforación del Yasuní, sino que desafió a quienes critican su cambio de posición. “Ahora los mayores ecologistas son los diarios mercantilistas”, respondió a las críticas proponiendo otra consulta popular para que la gente vote por diarios digitales, para que se evite “la tala indiscriminada de árboles”, desconociendo cómo se fabrica el papel periódico.

Si finalmente la consulta popular ocurre porque se consiguen las firmas necesarias, Correa invertirá millones de dólares en propaganda a favor de la extracción “responsable” del petróleo en la Amazonía, repitiendo demagógicamente que “el factor fundamental del fracaso (no apoyar su Plan del Buen Vivir) es que el mundo es una gran hipocresía” y que su preocupación mayor son los pobres y no la ecología.

En realidad, lo interesante de este ejercicio de verde hipocresía que duró seis años, es que la escandalosa diferencia entre el dinero solicitado y el recibido, entre los 3.600 y los 13.3 millones, terminó siendo un excelente referéndum con el que se midió el nivel de liderazgo y credibilidad internacional del presidente Rafael Correa.

agosto 22, 2013

Globovisión: Televisión domesticada

En momentos en que en muchos países crece la cantidad de televisoras para dar una oferta informativa más plural y diversa, como el caso de Al Jazeera America en EE.UU., en una nota en el diario español El País de Alfredo Meza sobre las últimas renuncias de periodistas de la televisora Globovisión en Venezuela, se acierta en el título, al decir que “La televisión venezolana inicia su definitiva domesticación”.
Si bien el proceso de domesticación de medios de comunicación se inició con Hugo Chávez - cerró medios a rolete y abrió nuevos espacios noticiosos de propaganda gubernamental - es a partir de los últimos meses con Nicolás Maduro, que el gobierno desplegó su estrategia de hostigamiento y presión económica. Una táctica más sutil que las medidas que llevaron al cierre directo de RCTV y centenares de otros medios, pero igualmente de contundentes. Los medios que son desbaratados económicamente, no tienen la fortaleza para ser independientes y de ahí su triste final: vender al mejor postor, casi siempre testaferro o amigo del oficialismo.
La televisora de noticias Globovisión, la que más espacio ofrecía a la oposición, pasó por la misma crisis. Después de un profundo hostigamiento económico, uno de sus dueños mayoritarios, Guillermo Zuloaga, aceptó la opción de vender. Sus nuevos dueños, quienes habían prometido desde el arranque un espacio plural, diverso y equilibrado, hicieron todo lo contrario plegándose a una política de no indagar y criticar al gobierno.
Debido a esa política de acercamiento al oficialismo, son varios los periodistas que decidieron renunciar. La renuncia más resonante de todas fue la del periodista Leopoldo Castillo, quien conducía el programa “Aló, Ciudadano”, desde hacía 12 años. Otros cinco periodistas renunciaron este martes: Roberto Giusti, María Elena Lavaud, María Isabel Párraga, Román Lozinski y Gladys Rodríguez.
Estas seis renuncias son parte de 18 desde que en abril Globovisión cambió de mando. Al despedirse de sus audiencias, los cinco periodistas enviaron un comunicado que sintetiza la nueva política editorial de Globovisión: “Con pleno y absoluto conocimiento de causa, tenemos que alertar a la población venezolana: Globovisión es moral, ética y periodísticamente inviable”.
El chavismo, sus funcionarios y, en especial, Maduro, Diosdado Cabello y André Izarra, quienes comandan la estrategia de la homogeneidad informativa que pedía Chávez, están ahora de parabienes. El sueño controlar a todos los medios y periodistas, sin importar qué tipo de tácticas se utiliza, es cada vez más realidad.

Globovisión ha sido domesticada y toda Venezuela pierde.

agosto 20, 2013

Cristina a la defensiva

Jorge Lanata ha puesto al gobierno argentino en la posición que menos le gusta: a la defensiva.

Hasta ahora, el gobierno siempre se las había ingeniado para estar en la cresta de la ola, mal o bien, pero siempre en su función de crear agenda pública. En esa ofensiva informativa y con propaganda – que incluye la ley de medios, la compra mediante testaferros y la discriminación en la pauta publicitaria para acallar a periodistas - Cristina Kirchner logró que los medios (los otros agentes que pueden crear conversación pública - estuvieran a la defensiva y, sobre todo, dejar de lado las denuncias sobre corrupción que afectan a varios funcionarios de su gobierno, incluido el Vicepresidente.

El periodista Lanata a quien en un parte oficial el gobierno acusa de “sicario mediático”, es decir de periodista asesino, es quien domingo tras domingo viene denunciando casos específicos de corrupción gubernamental. Su última denuncia tiene que ver con un viaje de la Presidente a las islas Seychelles considerado por el gobierno (hasta que tuvo lugar la visita) un paraíso fiscal, en el que estaría radicada la compañía Aldyne, la que, según Lanata, habría servido al empresario Lázaro Báez para ocultar la ruta del dinero ilegal del kirchnerismo.

El gobierno reaccionó fuerte contra Lanata, descalificándolo como periodista y tildándolo de estar a sueldo y a disposición del mejor postor. En un comunicado oficial de la Casa Rosada, se acusó a Lanata de ser un “sicario mediático”, mientras que Oscar Parrilli, secretario general de la Presidencia, tuvo menos tiempo para eufemismos y lo acusó directamente de ser un “asesino mediático” y de “extorsionar” a sus fuentes.

Como sucede en muchos casos, el gobierno insistirá en destruir la reputación del periodista y del medio – Canal 13, parte del Grupo Clarín – para desviar la atención sobre los casos de corrupción. Mientras tanto, Lanata seguirá a la ofensiva y seguramente, como depositario de confianza de quienes quieren atacar al gobierno, debe estar recibiendo numerosas denuncias de mucha gente que no quiere o se anima a dar la cara.

Ante esto, Lanata tiene el desafío de investigar para corroborar toda la información, además de seguir investigando hechos nuevos.

Parrilli, dentro de todos sus exabruptos, dijo algo importante, sobre que el “resto de los periodistas”, son como “lobitos parlanchines” porque “repiten lo que él dice”.


Esto denota que es necesario que haya más periodistas y más medios que investiguen y traten de verificar lo que denuncia Lanata o que descubran nueva información. Un periodismo menos adicto a los comentarios y más enfocado en descubrir e investigar, cumplirá mejor con su misión en democracia.

agosto 18, 2013

“¡Espías go home!”

Crecí mirando un grafiti en un tapial de mi casa, sobre la calle Perú casi esquina Iturraspe, que leía: “¡Fuera yanquis de Vietnam!”. Era un repudio del grupo clandestino Ejército Revolucionario del Pueblo, que por aquella época combatía la dictadura de Juan Carlos Onganía y protestaba por todo contra el gobierno estadounidense.

El mismo sentimiento antiamericano se sintió esta semana en Brasil y Colombia durante la visita del canciller estadounidense, John Kerry. Esta vez la repulsión no se debió al involucramiento de EE.UU. en alguna guerra, sino por el espionaje de comunicaciones telefónicas y electrónicas que, a nivel mundial, afecta tanto la privacidad de los ciudadanos, como la soberanía de los gobiernos.

Mientras los presidentes Juan Manuel Santos y Dilma Rousseff exigían explicaciones a Kerry, centenares de manifestantes gritaban “¡espía go home!”, lo que denota la desconfianza que cosechó el gobierno de Barack Obama tras las filtraciones del ex contratista de la CIA, Edward Snowden, ahora exiliado en Rusia. Una credibilidad que ya venía a la baja desde que el soldado Bradley Manning filtró millones de documentos a Wikileaks, con infidencias sobre el tratamiento espinoso que EE.UU. dispensa a países amigos y enemigos por igual.

Esa desconfianza externa no es tan grave para Obama, como las suspicacias que generó a nivel interno, donde perdió popularidad y terreno político de cara a futuras elecciones legislativas. Frente a los electores, todos usuarios de internet y telefonía, no le resulta fácil justificar la excesiva invasión de la privacidad, como el único método eficiente para neutralizar ataques terroristas.

De ahí que la semana pasada, para retomar la confianza del público, Obama anunció mayor control, transparencia y límites para los programas de vigilancia. Dijo que revisará la Ley Patriótica que ampara el espionaje, reformará las atribuciones de un tribunal que en forma secreta lo autoriza y dará a conocer el tipo de tecnología utilizada. “No basta que el presidente tenga confianza en la legalidad de estos programas, es necesario que el pueblo también lo tenga”, dijo.

Sin embargo, lo que parece incongruente con todas las críticas que el gobierno recogió a nivel externo e interno, es que tanto Obama como Kerry solo pidieron disculpas, pero reafirmaron que EE.UU. continuará con el hábito de recopilar información en aras de la seguridad nacional y global.

En Brasil y Colombia, Kerry se aseguró en explicar en voz alta que EE.UU. no es el único país que espía en el mundo, una tarea bien aceitada por todos los gobiernos la que se ha hecho más fácil desde la irrupción del internet y las redes sociales, donde los usuarios vienen desnudando sin tapujo sus intimidades.

Es fácil advertir que todos los gobiernos espían. No solo por denuncias como la que hizo el diario brasileño O Globo en estos días. Afirmó que Brasil participó de una red de 16 bases de espionaje operadas por EE.UU. interviniendo millones de llamadas de teléfonos y correos electrónicos. Sino también, porque periódicamente, en la prensa y redes sociales de Argentina, Colombia, Perú y Venezuela, los servicios de inteligencia filtran videos y grabaciones clandestinas que dejan en aprietos a personajes públicos, ya sean periodistas, opositores o funcionarios indeseables.

La actitud de Obama de querer mayor transparencia en los sistemas de vigilancia, a través de un sitio digital que explique la tecnología empleada y la creación de un ente de activistas civiles que monitoree posibles abusos, aparenta ser solo un cambio cosmético, de formas, ya que en el fondo, los programas de espionaje persistirán.

Obama debe entender que el problema del espionaje indiscriminado, tal como ahora está concebido, no radica en su transparencia, sino en su existencia misma. A nivel externo, merma la credibilidad en países amigos que ven en EE.UU. a una potencia intervencionista, mientras que a lo interno, la invasión de la privacidad se observa como acto de intimidación que degrada la confianza del público en el sistema político.

A nivel global, Obama trajo la esperanza de cambio en las relaciones internacionales tras la presidencia polémica de George W. Bush., pero la frase “¡Espías go home!” demuestra el lamentable retroceso de esa expectativa. 


Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...