Me pareció totalmente exagerado que los conservadores estadounidenses hayan hecho tanta alharaca por el discurso del presidente Barack Obama en la inauguración del ciclo escolar en una escuela de Arlington, Virginia.
Los conservadores, apenas se enteraron que Obama daría un discurso, pusieron el grito en el cielo sobre unas declaraciones con las que se podría ideologizar a los estudiantes con sus “ideas socialistas”, lo que terminó creando temor en muchísimos padres de familia.
También me pareció exagerado que muchos distritos escolares o sistemas educativos hayan decidido no reproducir en los televisores o permitido a los estudiantes mirar el discurso siquiera por internet por ese temor a que alguien, por más que sea el Presidente, puede politizar las aulas, temor que está fundado tal vez, por el lobby que Obama está haciendo a favor de su proyecto de reforma del sistema de salud.
Más allá de que me pareció exagerada la reacción a un discurso que finalmente terminó siendo de motivación para que los estudiantes sean responsables, estudien por el bien de ellos y de su país y no abandonen la escuela, lo que me pareció inconmensurablemente bueno es la discusión democrática que originó y la importancia que se le da en el sistema educativo, a la reacción y opinión de los padres de familia.
Apenas sucedió eso, me pregunté si ese nivel de involucramiento lo permite la nueva ley de educación que fue adoptada en Venezuela, una legislación que ideologiza y que le quita a los padres la potestad sobre sus hijos. Otra forma más de acabar con la democracia.
Quiero contarles sobre los procesos creativos de esta nueva historia sobre la verdad, la libertad y el miedo al futuro. Es mi nueva novela y espero publicarla cuando se sincronicen los planetas (las editoriales) o cuando se me acabe la paciencia y decida autopublicar -- Los contenidos de mi blog Prensa y Expresión están en el archivo. Blog por Ricardo Trotti
septiembre 08, 2009
septiembre 07, 2009
Los K, sus abusos y los medios
Nada del matrimonio Kirchner que “reina” en la Argentina me gustó alguna vez. Pero ahora es peor, ya no lo soporto y menos a Cristina por dejar que su esposo Néstor siga siendo el presidente y trate de imponer la agenda política y pública en el país. Siempre los adversé principalmente por su verborragia autocrática, cargada de adjetivos e insultos contra sus adversarios. La historia que les antecede en su provincia de origen es nefasta, aunque fueron exitosos para llegar al poder.
Hay algunos puntos específicos que me hicieron perder credibilidad en ellos, que tienen que ver con privilegios y abusos continuos. De los que más me molestaron: depositaron millones de dólares de la provincia en el exterior, mientras los bolsillos del resto – de todos los argentinos – eran saqueados por el “corralito”; la cantidad de medios de comunicación y testaferros que ubicaron en ellos para ir creando un aparato propagandístico de proporciones titánicas; la política agropecuaria de malgastar los ingresos para el país por unas retenciones impositivas confiscatorias que les posibilitaría “caja chica” para hacer demagogia; el dinero desproporcionado que han acumulado en ganancias que supera el 600% en los últimos años; y, por último, el abuso que están cometiendo en contra de la libertad de prensa.
La semana pasada Cristina envió al Congreso el proyecto de ley de Servicios Audiovisuales argumentando que el país necesita mayor pluralidad y diversidad de medios, cuando en realidad lo que están buscando – y su marido lo ha expresado en numerosas ocasiones – es amordazar no solo a Clarín y las empresas mediáticas de este grupo, sino a todos los demás que representan el disenso, la crítica y la “oposición”.
Este proyecto de ley, de por sí, ya viene mal barajado, porque quieren imponer que el Congreso lo discuta antes del 10 de diciembre cuando el oficialismo perderá su mayoría, después de que los Kirchner fueron derrotados en las elecciones legislativas pasadas de junio. En cuanto al proyecto, que tampoco los oficialistas han permitido que la oposición realice audiencias públicas en el interior del país, empezará a debatirse esta próxima semana, lo que creará una profunda polémica por un contenido abusivo que justamente lo que menos busca es pluralidad y diversidad.
Crea un órgano de control muy fuerte con figuras del gobierno, pide que el gobierno revise las licencias otorgadas cada dos años, ocho años menos de lo que estipula la ley actual, lo que convertirá a este mecanismos en un método de autocensura sistemática y los grupos que ahora tienen medios de diferentes tecnologías, radio, televisión, escritos, internet – con licencias otorgadas por ley - se verán obligados a venderlos a precios irrisorios antes de un año de promulgada la ley por una cláusula inconstitucional de retroactividad.
Por donde se la mire, esta ley que trata de derribar los monopolios, lo que está haciendo es coartando la pluralidad y diversidad que trata de incentivar, porque después de todo, muchas de esas empresas le han dado al interior del país una gama importante de opciones, de cómo informarse y entretenerse. El Estado es quien terminará recibiendo mayor cantidad de licencias, lo que va en detrimento del sector privado. Además, permitirá que el Estado pueda sancionar a un medio retirándole la licencia por dos faltas graves, pudiendo confiscar al medio y adueñándose de los equipos, algo similar a lo que sucede en Venezuela, donde por ejemplo Hugo Chávez cerró RCTV en mayo de 2007, y utilizó los equipos de la televisora central y de trasmisión y estudios en todo el país, para crear una nueva televisora estatal.
Al igual que en Venezuela, también el proyecto de Cristina permitirá disponer “cadenas” cada vez que existan supuestos de “trascendencia institucional”, lo que implica que es a su pura discreción.
Veremos que sucede esta semana cuando las comisiones discutan en profundidad el proyecto
Hay algunos puntos específicos que me hicieron perder credibilidad en ellos, que tienen que ver con privilegios y abusos continuos. De los que más me molestaron: depositaron millones de dólares de la provincia en el exterior, mientras los bolsillos del resto – de todos los argentinos – eran saqueados por el “corralito”; la cantidad de medios de comunicación y testaferros que ubicaron en ellos para ir creando un aparato propagandístico de proporciones titánicas; la política agropecuaria de malgastar los ingresos para el país por unas retenciones impositivas confiscatorias que les posibilitaría “caja chica” para hacer demagogia; el dinero desproporcionado que han acumulado en ganancias que supera el 600% en los últimos años; y, por último, el abuso que están cometiendo en contra de la libertad de prensa.
La semana pasada Cristina envió al Congreso el proyecto de ley de Servicios Audiovisuales argumentando que el país necesita mayor pluralidad y diversidad de medios, cuando en realidad lo que están buscando – y su marido lo ha expresado en numerosas ocasiones – es amordazar no solo a Clarín y las empresas mediáticas de este grupo, sino a todos los demás que representan el disenso, la crítica y la “oposición”.
Este proyecto de ley, de por sí, ya viene mal barajado, porque quieren imponer que el Congreso lo discuta antes del 10 de diciembre cuando el oficialismo perderá su mayoría, después de que los Kirchner fueron derrotados en las elecciones legislativas pasadas de junio. En cuanto al proyecto, que tampoco los oficialistas han permitido que la oposición realice audiencias públicas en el interior del país, empezará a debatirse esta próxima semana, lo que creará una profunda polémica por un contenido abusivo que justamente lo que menos busca es pluralidad y diversidad.
Crea un órgano de control muy fuerte con figuras del gobierno, pide que el gobierno revise las licencias otorgadas cada dos años, ocho años menos de lo que estipula la ley actual, lo que convertirá a este mecanismos en un método de autocensura sistemática y los grupos que ahora tienen medios de diferentes tecnologías, radio, televisión, escritos, internet – con licencias otorgadas por ley - se verán obligados a venderlos a precios irrisorios antes de un año de promulgada la ley por una cláusula inconstitucional de retroactividad.
Por donde se la mire, esta ley que trata de derribar los monopolios, lo que está haciendo es coartando la pluralidad y diversidad que trata de incentivar, porque después de todo, muchas de esas empresas le han dado al interior del país una gama importante de opciones, de cómo informarse y entretenerse. El Estado es quien terminará recibiendo mayor cantidad de licencias, lo que va en detrimento del sector privado. Además, permitirá que el Estado pueda sancionar a un medio retirándole la licencia por dos faltas graves, pudiendo confiscar al medio y adueñándose de los equipos, algo similar a lo que sucede en Venezuela, donde por ejemplo Hugo Chávez cerró RCTV en mayo de 2007, y utilizó los equipos de la televisora central y de trasmisión y estudios en todo el país, para crear una nueva televisora estatal.
Al igual que en Venezuela, también el proyecto de Cristina permitirá disponer “cadenas” cada vez que existan supuestos de “trascendencia institucional”, lo que implica que es a su pura discreción.
Veremos que sucede esta semana cuando las comisiones discutan en profundidad el proyecto
septiembre 06, 2009
Maradona: desfasado y a destiempo
Ya no creo en Maradona. No porque haya perdido 3 a 1 contra Brasil anoche, sino porque el fútbol que le hace jugar a su equipo trabaja a destiempo, juega en otra realidad a la que se mueve su rival.
Creo que Maradona nunca se percató de su don, y del que tiene Leonel Messi, de que lo que algunos piensan que se trata de jugadores tocados por la varita mágica, no es otra cosa que estar superdotados por moverse en otra dimensión, en otro tiempo, en otro espacio. Cada vez que ellos tocan o se deslizan con la pelota, lo hacen con dos o tres jugadas en mente, casi como los maestros del ajedrez. Nada en ellos es casualidad, cada toque, cada gambeta, cada puntapié tiene una razón de ser, y por eso aventajan y aventajaron a sus adversarios. De ahí su magia, de ahí que cada uno de nosotros cada vez que estos jugadores están en la cancha, así sea con pelota en el pie o libres de ella en cualquier espacio de la cancha, tenemos la expectativa de que algo increíble puede pasar. Y la mayoría de las veces no nos decepcionan.
Así como ese destiempo es su ventaja y cualidad y los convierte en privilegiados, también puede ser negativo y una desventaja. De ahí que haya jugadores que no progresan, que viven en la mediocridad porque están desfasados con las habilidades físicas e intelectuales de sus rivales.
Así juega Argentina. Y quedó demostrado con todos los goles que le metieron en los últimos partidos – once - contando los dos de Ecuador, los seis de Bolivia y los tres de Brasil, con solo tres a favor, uno a Bolivia, otro a Brasil – que no significaron nada excepto salvar el honor – y uno contra Colombia que fue la única victoria que se escabulló en la era Maradona.
Maradona no tiene visión de técnico. Es un técnico que vive y piensa como jugador y como fue un superdotado hace jugar a su equipo concibiéndolos a todos como superdotados, como individualidades y haciendo un fútbol por demás demagógico y populista, que agrada por los nombres y las luminarias que convoca, pero que no están sintonizados a trabajar en un todo, como un equipo, como realmente lo hace el Barcelona de Messi o el seleccionado de Raúl.
Argentina no está encontrando la fórmula de jugar con el destiempo a su favor. Está por debajo del tiempo y espacio en que se mueven sus rivales. Por eso termina desorientado, como ante Bolivia, o estúpidamente embaucado como ante Brasil, en el primer gol, cuando los delanteros arrastraron a los defensores abriendo el área para que de la nada aparezca un cabezazo solitario que vino picando desde atrás y con él, la debacle de la noche.
Maradona y Messi siempre supieron, como los karatecas, usar la fuerza de sus adversarios en su propio beneficio. Pero esta selección no sabe hacer eso, juega como si no hubiera rival en la cancha, siempre con una estrategia similar para cualquier partido y rival creyendo que las fuerzas de la casualidad o las repetidas veces que Maradona se persigna al costado de la cancha servirá para que Dios ilumine a los suyos. No entiende que el fútbol, por más sagrado que sea él o la gente lo perciba de esa forma, no tiene nada de sagrado, es pura estrategia de equipo con algo de garra y de individualidades. ¿Acaso Messi podría jugar sin Henry, sin Iniesta, sin Puyol?
Maradona no entiende la gran diferencia que hay entre su concepción del fútbol, internalizado y elevado a la enésima potencia, con la de un equipo que necesita considerar a sus rivales como diferentes. El fútbol de Brasil, al menos el de anoche, no fue superlativo, fue práctico, aburrido, de empuje, de garra, algo que a nadie le gusta realmente, dejó de ser el “jogo bonito” de antaño. Aunque la diferencia fue que jugó utilizando las fuerzas, los miedos y las inseguridades de los argentinos.
Se viene Paraguay y el horizonte hacia Sudáfrica es difuso. Y aunque se logre su cometido, el fútbol de Maradona como técnico seguirá estando desfasado del tiempo y el espacio. Será casualidad ganar un partido – como fue contra Colombia – y llegar al Mundial.
Dedico este post a mi querido hermano Gerardo que vive en Madrid, con quien compartimos estas disquisiciones en una llamada telefónica esta mañana, en la que hicimos un poco de catarsis y tratamos de poner en otras palabras lo que a los dos seguramente nos apetecía más: gritar insultos a mansalva.
Creo que Maradona nunca se percató de su don, y del que tiene Leonel Messi, de que lo que algunos piensan que se trata de jugadores tocados por la varita mágica, no es otra cosa que estar superdotados por moverse en otra dimensión, en otro tiempo, en otro espacio. Cada vez que ellos tocan o se deslizan con la pelota, lo hacen con dos o tres jugadas en mente, casi como los maestros del ajedrez. Nada en ellos es casualidad, cada toque, cada gambeta, cada puntapié tiene una razón de ser, y por eso aventajan y aventajaron a sus adversarios. De ahí su magia, de ahí que cada uno de nosotros cada vez que estos jugadores están en la cancha, así sea con pelota en el pie o libres de ella en cualquier espacio de la cancha, tenemos la expectativa de que algo increíble puede pasar. Y la mayoría de las veces no nos decepcionan.
Así como ese destiempo es su ventaja y cualidad y los convierte en privilegiados, también puede ser negativo y una desventaja. De ahí que haya jugadores que no progresan, que viven en la mediocridad porque están desfasados con las habilidades físicas e intelectuales de sus rivales.
Así juega Argentina. Y quedó demostrado con todos los goles que le metieron en los últimos partidos – once - contando los dos de Ecuador, los seis de Bolivia y los tres de Brasil, con solo tres a favor, uno a Bolivia, otro a Brasil – que no significaron nada excepto salvar el honor – y uno contra Colombia que fue la única victoria que se escabulló en la era Maradona.
Maradona no tiene visión de técnico. Es un técnico que vive y piensa como jugador y como fue un superdotado hace jugar a su equipo concibiéndolos a todos como superdotados, como individualidades y haciendo un fútbol por demás demagógico y populista, que agrada por los nombres y las luminarias que convoca, pero que no están sintonizados a trabajar en un todo, como un equipo, como realmente lo hace el Barcelona de Messi o el seleccionado de Raúl.
Argentina no está encontrando la fórmula de jugar con el destiempo a su favor. Está por debajo del tiempo y espacio en que se mueven sus rivales. Por eso termina desorientado, como ante Bolivia, o estúpidamente embaucado como ante Brasil, en el primer gol, cuando los delanteros arrastraron a los defensores abriendo el área para que de la nada aparezca un cabezazo solitario que vino picando desde atrás y con él, la debacle de la noche.
Maradona y Messi siempre supieron, como los karatecas, usar la fuerza de sus adversarios en su propio beneficio. Pero esta selección no sabe hacer eso, juega como si no hubiera rival en la cancha, siempre con una estrategia similar para cualquier partido y rival creyendo que las fuerzas de la casualidad o las repetidas veces que Maradona se persigna al costado de la cancha servirá para que Dios ilumine a los suyos. No entiende que el fútbol, por más sagrado que sea él o la gente lo perciba de esa forma, no tiene nada de sagrado, es pura estrategia de equipo con algo de garra y de individualidades. ¿Acaso Messi podría jugar sin Henry, sin Iniesta, sin Puyol?
Maradona no entiende la gran diferencia que hay entre su concepción del fútbol, internalizado y elevado a la enésima potencia, con la de un equipo que necesita considerar a sus rivales como diferentes. El fútbol de Brasil, al menos el de anoche, no fue superlativo, fue práctico, aburrido, de empuje, de garra, algo que a nadie le gusta realmente, dejó de ser el “jogo bonito” de antaño. Aunque la diferencia fue que jugó utilizando las fuerzas, los miedos y las inseguridades de los argentinos.
Se viene Paraguay y el horizonte hacia Sudáfrica es difuso. Y aunque se logre su cometido, el fútbol de Maradona como técnico seguirá estando desfasado del tiempo y el espacio. Será casualidad ganar un partido – como fue contra Colombia – y llegar al Mundial.
Dedico este post a mi querido hermano Gerardo que vive en Madrid, con quien compartimos estas disquisiciones en una llamada telefónica esta mañana, en la que hicimos un poco de catarsis y tratamos de poner en otras palabras lo que a los dos seguramente nos apetecía más: gritar insultos a mansalva.
septiembre 05, 2009
Marihuana
La sentencia de la Corte Suprema de Justicia de Argentina que esta semana despenalizó la posesión y consumo de marihuana envía un mensaje pésimo a los jóvenes, a los padres y a los traficantes de drogas. La falta de castigo pudiera propiciar la percepción de que la droga, después de todo, no es tan mala ni peligrosa y hasta es menos dañina que el alcohol y el tabaco.
Aunque el fallo está fundamentado en la excepcionalidad, porque no legaliza la marihuana sino que solo descarta el castigo de cárcel a los mayores de edad que la consumieren en la privacidad y sin perjudicar a terceros, su forma precipitada e inconsulta, invita al rechazo.
El sabio principio constitucional invocado en forma unánime por los siete jueces de que toda acción privada que no ofenda el orden y la moral pública “está sólo reservada a Dios y exenta de la autoridad de los magistrados”, es irrelevante para los padres, ya que mientras el dictamen apunta a la responsabilidad del Estado sobre las drogas, minimiza los esfuerzos de los progenitores por enseñar a sus hijos sobre los efectos de la marihuana en la salud, el núcleo familiar y en la conducta moral.
Por más que el fallo haga disquisiciones filosóficas sobre el entorno de la persona con su privacidad y libertad, lo que los padres tienen claro es que la droga es mala. El fundamento no es racional, brota de la conciencia pura, del sentido común: nadie aconsejaría a su hijo a consumir drogas, así sea en el rincón más íntimo de su casa, y aunque no sea un delito criminal. Saben que la marihuana provoca adicción, crea tránsito hacia sustancias más tóxicas y desinhibe conductas delictivas, por más que muchos justifiquen lo contrario.
El mensaje del fallo también es peligroso porque relaja el comportamiento de quienes trafican y venden drogas, que con violencia o persuasión, buscan aumentar la demanda. Quienes incluso van más allá de la despenalización y creen en la legalización - porque permitiría mayores controles y hasta cobrar impuestos que reducirían el valor de las drogas y su negocio - desestiman que el narcotráfico maneja volumen, precios de promoción e iniciación, y que las drogas son solo un renglón más de un crimen organizado cada vez más diverso y productivo; que, como en México, es hasta protegido por entidades estatales infiltradas e instituciones sociales beneficiadas con generosas donaciones del narcotráfico.
Despenalizar o no la marihuana es una polémica muy añeja en el mundo con tantos detractores como simpatizantes. No hay evidencia confiable que muestre que con o sin criminalización del consumo se haya reducido la drogadicción. Lo que sí es evidente, es que la batalla contra la globalización del mercado de las drogas se está perdiendo.
De ahí que tres ex presidentes, César Gaviria de Colombia, Henrique Cardoso de Brasil y Ernesto Zedillo de México, ante políticas puramente represivas como las que aplica EE.UU. frente al narcotráfico y a los adictos, hayan sugerido la despenalización del consumo de la marihuana en el documento “Drogas y democracia: hacia un cambio de paradigma”, a la vez de exigir mayor responsabilidad a los países consumistas.
El documento, conocido este año, tiene fallos y aciertos. En lo negativo, desestima que el límite entre países productores, de tránsito y consumidores es cada vez más difuso porque el narcotráfico supo globalizar la venta y el consumo. En lo positivo, como lo apunta el dictamen argentino, la despenalización evitaría el sobrecargo de los sistemas judiciales y penitenciarios, permitiendo a las autoridades combatir el narcotráfico y tratar a los adictos como enfermos, no como criminales.
A pesar de las buenas intenciones de los magistrados argentinos en materia de salud y seguridad pública, su error no radica en el espíritu del fallo, que bien sugiere al Estado la adopción de medidas preventivas "con información y ecuación disuasiva del consumo”, sino en la forma apresurada e impositiva de la decisión.
Una medida de esta naturaleza, como la despenalización – que modificará conductas y apreciaciones morales entre padres, educadores e hijos – hubiera requerido un amplio y profundo debate social, de tal forma que los protagonistas principales hubieran sentido que sus preocupaciones y derechos estuvieran debidamente incluidos.
Aunque el fallo está fundamentado en la excepcionalidad, porque no legaliza la marihuana sino que solo descarta el castigo de cárcel a los mayores de edad que la consumieren en la privacidad y sin perjudicar a terceros, su forma precipitada e inconsulta, invita al rechazo.
El sabio principio constitucional invocado en forma unánime por los siete jueces de que toda acción privada que no ofenda el orden y la moral pública “está sólo reservada a Dios y exenta de la autoridad de los magistrados”, es irrelevante para los padres, ya que mientras el dictamen apunta a la responsabilidad del Estado sobre las drogas, minimiza los esfuerzos de los progenitores por enseñar a sus hijos sobre los efectos de la marihuana en la salud, el núcleo familiar y en la conducta moral.
Por más que el fallo haga disquisiciones filosóficas sobre el entorno de la persona con su privacidad y libertad, lo que los padres tienen claro es que la droga es mala. El fundamento no es racional, brota de la conciencia pura, del sentido común: nadie aconsejaría a su hijo a consumir drogas, así sea en el rincón más íntimo de su casa, y aunque no sea un delito criminal. Saben que la marihuana provoca adicción, crea tránsito hacia sustancias más tóxicas y desinhibe conductas delictivas, por más que muchos justifiquen lo contrario.
El mensaje del fallo también es peligroso porque relaja el comportamiento de quienes trafican y venden drogas, que con violencia o persuasión, buscan aumentar la demanda. Quienes incluso van más allá de la despenalización y creen en la legalización - porque permitiría mayores controles y hasta cobrar impuestos que reducirían el valor de las drogas y su negocio - desestiman que el narcotráfico maneja volumen, precios de promoción e iniciación, y que las drogas son solo un renglón más de un crimen organizado cada vez más diverso y productivo; que, como en México, es hasta protegido por entidades estatales infiltradas e instituciones sociales beneficiadas con generosas donaciones del narcotráfico.
Despenalizar o no la marihuana es una polémica muy añeja en el mundo con tantos detractores como simpatizantes. No hay evidencia confiable que muestre que con o sin criminalización del consumo se haya reducido la drogadicción. Lo que sí es evidente, es que la batalla contra la globalización del mercado de las drogas se está perdiendo.
De ahí que tres ex presidentes, César Gaviria de Colombia, Henrique Cardoso de Brasil y Ernesto Zedillo de México, ante políticas puramente represivas como las que aplica EE.UU. frente al narcotráfico y a los adictos, hayan sugerido la despenalización del consumo de la marihuana en el documento “Drogas y democracia: hacia un cambio de paradigma”, a la vez de exigir mayor responsabilidad a los países consumistas.
El documento, conocido este año, tiene fallos y aciertos. En lo negativo, desestima que el límite entre países productores, de tránsito y consumidores es cada vez más difuso porque el narcotráfico supo globalizar la venta y el consumo. En lo positivo, como lo apunta el dictamen argentino, la despenalización evitaría el sobrecargo de los sistemas judiciales y penitenciarios, permitiendo a las autoridades combatir el narcotráfico y tratar a los adictos como enfermos, no como criminales.
A pesar de las buenas intenciones de los magistrados argentinos en materia de salud y seguridad pública, su error no radica en el espíritu del fallo, que bien sugiere al Estado la adopción de medidas preventivas "con información y ecuación disuasiva del consumo”, sino en la forma apresurada e impositiva de la decisión.
Una medida de esta naturaleza, como la despenalización – que modificará conductas y apreciaciones morales entre padres, educadores e hijos – hubiera requerido un amplio y profundo debate social, de tal forma que los protagonistas principales hubieran sentido que sus preocupaciones y derechos estuvieran debidamente incluidos.
septiembre 04, 2009
Calidad contra Chávez
Es difícil cuantificar el éxito midiéndolo por la cantidad de personas que pudieran haberse sumado en el mundo entero para protestar contra Hugo Chávez. El éxito debe medirse en esta circunstancia por el contagio multi internacional que se logró como producto de la inter conectividad y conexión que se contagió por las redes sociales a través de cientos de ciudades alrededor del mundo. Una convocatoria que ni siquiera se hubiera logrado hace dos años atrás.
Lo mejor, para muchos, fue que la marcha multinacional coincidió con un Chávez que está lejos, de gira por países “democráticos”, como en Siria y Libia, entre otros, donde en todos ellos gritó pomposamente que era “soldado de la revolución y soldado de Fidel Castro”, sintiéndose orgulloso de pertenecer a un grupo de dictadores.
La indignación de un grupo de jóvenes colombianos que despertaron este entusiasmo en contra de Chávez, fue coronado aún más por el “voto de censura” que el Senado de Brasil produjo en contra de Chávez este martes por coartar la libertad de prensa en su país. Desde que hace un par de meses atrás el presidente venezolano pidió a sus ministros que prepararan un “mapa de guerra mediática”, todos los funcionarios se dieron a la tarea de agradar a su amo, presentando varios proyectos de ley para castigar “delitos mediáticos” y prohibir el derecho de reunión, lo último que queda por prohibir en Venezuela.
En realidad el proceso de controlar el derecho de asociación y reunión hace rato que empezó. En el país, ya se iniciaron 2.200 procesos judiciales contra personas que han participado en marchas y protestas contra de políticas gubernamentales o por la falta de agua o el estado deficiente de edificios escolares, entre otras cosas cotidianas.
Chávez podrá seguir adelante con su dictadura interna, pero lo que no podrá hacer jamás es dominar todo el proceso internacional de rechazo en su contra. Hoy ha sido un día fantástico en el que quedó demostrado que las redes sociales se están transformando en un medio importante para concientizar sobre causas justas y necesarias.
Lo mejor, para muchos, fue que la marcha multinacional coincidió con un Chávez que está lejos, de gira por países “democráticos”, como en Siria y Libia, entre otros, donde en todos ellos gritó pomposamente que era “soldado de la revolución y soldado de Fidel Castro”, sintiéndose orgulloso de pertenecer a un grupo de dictadores.
La indignación de un grupo de jóvenes colombianos que despertaron este entusiasmo en contra de Chávez, fue coronado aún más por el “voto de censura” que el Senado de Brasil produjo en contra de Chávez este martes por coartar la libertad de prensa en su país. Desde que hace un par de meses atrás el presidente venezolano pidió a sus ministros que prepararan un “mapa de guerra mediática”, todos los funcionarios se dieron a la tarea de agradar a su amo, presentando varios proyectos de ley para castigar “delitos mediáticos” y prohibir el derecho de reunión, lo último que queda por prohibir en Venezuela.
En realidad el proceso de controlar el derecho de asociación y reunión hace rato que empezó. En el país, ya se iniciaron 2.200 procesos judiciales contra personas que han participado en marchas y protestas contra de políticas gubernamentales o por la falta de agua o el estado deficiente de edificios escolares, entre otras cosas cotidianas.
Chávez podrá seguir adelante con su dictadura interna, pero lo que no podrá hacer jamás es dominar todo el proceso internacional de rechazo en su contra. Hoy ha sido un día fantástico en el que quedó demostrado que las redes sociales se están transformando en un medio importante para concientizar sobre causas justas y necesarias.
septiembre 03, 2009
Alvaro Uribe III
Aunque lo ha conseguido tras un proceso democrático y gracias a su gran popularidad, el presidente Alvaro Uribe es parte de la saga latinoamericana donde los presidentes se desviven por perpetuarse en el poder.
Los diputados colombianos casi por unanimidad, 85 a 5, votaron a favor de un referéndum para que sea reformada la Constitución y así seguir con un proceso electoral en el que al menos 7.5 millones de colombianos deben votar para darle validez a una nueva y tercera reelección de Uribe de cara a las elecciones de mayo de 2010.
Seguramente, gracias a su popularidad, una de las más altas de América Latina, Uribe se quedará en la presidencia. Para muchos, es el presidente ideal para Colombia que le ha ayudado a salir del círculo indescifrable de la violencia. Para otros, es la única forma de tener un balance continental donde la izquierda de Hugo Chávez siempre choca con el paredón ideológico que representa Uribe.
Más allá de los pro y cons, se trata de una muestra más de un presidencialismo exacerbado que nunca fue bueno para América Latina ya que la concentración de poder que se alcanza con tantos años deviene en abuso de poder y corrupción. Claro está, es que también estos dos vicios de la democracia se han dado en presidentes que tuvieron un solo período o que ni siquiera llegaron a cumplirlo.
Sin embargo, lo peor está en que esa posibilidad de los vicios democráticos se busquen mediante ley, sabiendo – como sucedió en el caso colombiano con denuncias de extorsiones y coimas – que el Estado (o el gobierno de turno que lo administre) siempre utilizará su estructura – lo que es ya un abuso de poder en sí mismo – para alcanzar sus fines. De ahí, la preocupación escasa de que este referéndum votado por los legisladores será aceptado por la Corte Suprema de Justicia y la Corte Constitucional que a pesar de los grandes encontronazos con Uribe, terminarán limando sus asperezas mediante el lobby y la influencia.
Este proceso hacia el Alvaro Uribe III cierra las puertas a todos los críticos que alguna vez tuvieron presidentes como Chávez, Morales o Correa – algo que con denodada atención busca Ortega – por haberse perpetuado en el poder a instancias de referendos y plebiscitos de dudosa procedencia y resultados.
Los diputados colombianos casi por unanimidad, 85 a 5, votaron a favor de un referéndum para que sea reformada la Constitución y así seguir con un proceso electoral en el que al menos 7.5 millones de colombianos deben votar para darle validez a una nueva y tercera reelección de Uribe de cara a las elecciones de mayo de 2010.
Seguramente, gracias a su popularidad, una de las más altas de América Latina, Uribe se quedará en la presidencia. Para muchos, es el presidente ideal para Colombia que le ha ayudado a salir del círculo indescifrable de la violencia. Para otros, es la única forma de tener un balance continental donde la izquierda de Hugo Chávez siempre choca con el paredón ideológico que representa Uribe.
Más allá de los pro y cons, se trata de una muestra más de un presidencialismo exacerbado que nunca fue bueno para América Latina ya que la concentración de poder que se alcanza con tantos años deviene en abuso de poder y corrupción. Claro está, es que también estos dos vicios de la democracia se han dado en presidentes que tuvieron un solo período o que ni siquiera llegaron a cumplirlo.
Sin embargo, lo peor está en que esa posibilidad de los vicios democráticos se busquen mediante ley, sabiendo – como sucedió en el caso colombiano con denuncias de extorsiones y coimas – que el Estado (o el gobierno de turno que lo administre) siempre utilizará su estructura – lo que es ya un abuso de poder en sí mismo – para alcanzar sus fines. De ahí, la preocupación escasa de que este referéndum votado por los legisladores será aceptado por la Corte Suprema de Justicia y la Corte Constitucional que a pesar de los grandes encontronazos con Uribe, terminarán limando sus asperezas mediante el lobby y la influencia.
Este proceso hacia el Alvaro Uribe III cierra las puertas a todos los críticos que alguna vez tuvieron presidentes como Chávez, Morales o Correa – algo que con denodada atención busca Ortega – por haberse perpetuado en el poder a instancias de referendos y plebiscitos de dudosa procedencia y resultados.
septiembre 02, 2009
Honduras y su escenario futuro
Es difícil predecir lo que sucederá con Honduras en los próximos meses. La cuenta regresiva hacia las elecciones comenzó este lunes, mientras el gobierno de Roberto Micheletti no da vuelta atrás y la comunidad internacional apoya la moción del Consejo permanente de la OEA para no reconocer al próximo gobierno que los hondureños elijan el 29 de noviembre.
Por ahora el acuerdo propuesto por el presidente Oscar Arias no parece permear en la voluntad del nuevo gobierno y la prensa internacional – además del mentor presidente venezolano – está dejando caer las pretensiones de Manuel Zelaya de regresar al poder. A esta altura, muchos se preguntan: ¿regresar para qué? Antes de que logre reacomodarse debería dejar lugar a unas elecciones que se adelantarían por un mes, según Arias, y en las que no se podría colocar ningún tipo de cuarta urna.
La Comunidad Europea dio marcha atrás a más sanciones contra Honduras y tal vez Zelaya logre algún otro compromiso de parte de Hillary Clinton este jueves, que muchos esperan que no sea en contra de lo que queda de ayuda económica estadounidense, inversiones ni remesas y que todo siga por el lado de la política, tal el caso de restricciones inmigratorias para que las sanciones no penalicen a los millones de hondureños que no están a favor de una u otra postura en pugna y que no tienen la culpa de lo que sucede, sino que quieren vivir en paz y que no los manipulen acercándolos a cualquiera de los dos extremos en la polémica.
Nadie sabe que significará en la práctica que el nuevo gobierno que emerja de las elecciones de noviembre no sea reconocido. ¿Más sanciones? ¿Qué se piense que Mel Zelaya debe regresar, aún habiéndosele acabado su tiempo? ¿Y si fuera así por cuánto tiempo regresaría?¿Es que se trata de un partido de fútbol en que el referí da un alargue porque alguien demoró el juego? ¿Pero cuánto tiempo más seguirían las sanciones y el no reconocimiento de un gobierno nuevo, legítimo, elegido por el pueblo, conformado por un candidato que nada tuvo que ver en el golpe o la sucesión, como quieran llamarla? ¿Las elecciones y todo el cronograma electoral ya estaban aprobados y autorizados antes del 28 de junio, por lo que no haberlo cumplido, hubiera significado el descarte de los candidatos?
Pero la pregunta más trascendente es ¿cómo se comportaría la comunidad internacional en caso de que las elecciones se realicen con normalidades (masivas y transparentes) y se elija al nuevo presidente en noviembre con un alto porcentaje de votos, y luego éste asuma en enero como está previsto en el calendario, mientras Micheletti se retira a su finca?
Por ahora el acuerdo propuesto por el presidente Oscar Arias no parece permear en la voluntad del nuevo gobierno y la prensa internacional – además del mentor presidente venezolano – está dejando caer las pretensiones de Manuel Zelaya de regresar al poder. A esta altura, muchos se preguntan: ¿regresar para qué? Antes de que logre reacomodarse debería dejar lugar a unas elecciones que se adelantarían por un mes, según Arias, y en las que no se podría colocar ningún tipo de cuarta urna.
La Comunidad Europea dio marcha atrás a más sanciones contra Honduras y tal vez Zelaya logre algún otro compromiso de parte de Hillary Clinton este jueves, que muchos esperan que no sea en contra de lo que queda de ayuda económica estadounidense, inversiones ni remesas y que todo siga por el lado de la política, tal el caso de restricciones inmigratorias para que las sanciones no penalicen a los millones de hondureños que no están a favor de una u otra postura en pugna y que no tienen la culpa de lo que sucede, sino que quieren vivir en paz y que no los manipulen acercándolos a cualquiera de los dos extremos en la polémica.
Nadie sabe que significará en la práctica que el nuevo gobierno que emerja de las elecciones de noviembre no sea reconocido. ¿Más sanciones? ¿Qué se piense que Mel Zelaya debe regresar, aún habiéndosele acabado su tiempo? ¿Y si fuera así por cuánto tiempo regresaría?¿Es que se trata de un partido de fútbol en que el referí da un alargue porque alguien demoró el juego? ¿Pero cuánto tiempo más seguirían las sanciones y el no reconocimiento de un gobierno nuevo, legítimo, elegido por el pueblo, conformado por un candidato que nada tuvo que ver en el golpe o la sucesión, como quieran llamarla? ¿Las elecciones y todo el cronograma electoral ya estaban aprobados y autorizados antes del 28 de junio, por lo que no haberlo cumplido, hubiera significado el descarte de los candidatos?
Pero la pregunta más trascendente es ¿cómo se comportaría la comunidad internacional en caso de que las elecciones se realicen con normalidades (masivas y transparentes) y se elija al nuevo presidente en noviembre con un alto porcentaje de votos, y luego éste asuma en enero como está previsto en el calendario, mientras Micheletti se retira a su finca?
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