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septiembre 29, 2009

Acuerdo Arias: el más sensato

Cuanto más escucho y leo sobre propuestas e ideas para que la crisis hondureña se solucione, confío que la más sensata termina siendo el Acuerdo de San José ideado en julio por el presidente costarricense, Oscar Arias, la cual, en aquella época, parecía demasiado inclinada a favorecer al depuesto presidente Manuel Zelaya.

Semanas interminables después, y con un Zelaya dentro del país y una comunidad internacional que no baja la guardia en su exigencia de que sea restituido, el Acuerdo Arias parece ser el camino a una salida razonable, si se la compara con las propuestas que desde los diarios, algunos políticos y empresarios se están haciendo, ya sea para que Roberto Micheletti siga, para que Zelaya regrese y todo lo que hay entremedio.

Lo más importante es que se puedan efectuar las elecciones de noviembre, que la comunidad internacional las registre como tal, que se gane en transparencia y que se siga prohibiendo cualquier método o actitud de que se modifique la Constitución. Eso en realidad es lo que quiere Micheletti y gran parte del pueblo hondureño, y lo que ofrece la propuesta de Arias, claro está, con un regreso “temporal” de Zelaya al sillón presidencial.

Claro está, que esta solución que parecía distante semanas atrás, volvió a cobrar fuerza tras el convivio de Zelaya en la embajada brasileña de Tegucigalpa, y ese es un hecho político en sí mismo que, correcto o no, ha precipitado un arreglo.
El problema de las crisis es que siempre genera polarización por lo que cualquier arreglo siempre traerá sinsabores a un sector de la población, muy especialmente a aquellos que están muy arraigados con la posición de uno u otro líder de los bandos en pugna. Es decir, quienes son partidarios de Micheletti se sentirán traicionados si el gobierno concede el regreso de Zelaya al poder. Lo mismo sucedería si los partidarios de Zelaya, después de tantas manifestaciones a su favor, tendrían que conformarse si hubiera un arreglo que no contemplara su regreso a la Presidencia, aunque sea por unas horas para poder celebrar y cantar victoria.

Estos tiro y afloje entre los políticos, son parte de un juego de fuerza que permiten que todos se vayan acomodando a la idea de que pudieran no ser favorecidos. Y esto es lo bueno que puede acarrear una negociación lenta y segura, ya que si no se atiende con responsabilidad la potencial reacción de los desahuciados, esta puede generar conflictos sociales muy difíciles de controlar.

septiembre 02, 2009

Honduras y su escenario futuro

Es difícil predecir lo que sucederá con Honduras en los próximos meses. La cuenta regresiva hacia las elecciones comenzó este lunes, mientras el gobierno de Roberto Micheletti no da vuelta atrás y la comunidad internacional apoya la moción del Consejo permanente de la OEA para no reconocer al próximo gobierno que los hondureños elijan el 29 de noviembre.

Por ahora el acuerdo propuesto por el presidente Oscar Arias no parece permear en la voluntad del nuevo gobierno y la prensa internacional – además del mentor presidente venezolano – está dejando caer las pretensiones de Manuel Zelaya de regresar al poder. A esta altura, muchos se preguntan: ¿regresar para qué? Antes de que logre reacomodarse debería dejar lugar a unas elecciones que se adelantarían por un mes, según Arias, y en las que no se podría colocar ningún tipo de cuarta urna.

La Comunidad Europea dio marcha atrás a más sanciones contra Honduras y tal vez Zelaya logre algún otro compromiso de parte de Hillary Clinton este jueves, que muchos esperan que no sea en contra de lo que queda de ayuda económica estadounidense, inversiones ni remesas y que todo siga por el lado de la política, tal el caso de restricciones inmigratorias para que las sanciones no penalicen a los millones de hondureños que no están a favor de una u otra postura en pugna y que no tienen la culpa de lo que sucede, sino que quieren vivir en paz y que no los manipulen acercándolos a cualquiera de los dos extremos en la polémica.

Nadie sabe que significará en la práctica que el nuevo gobierno que emerja de las elecciones de noviembre no sea reconocido. ¿Más sanciones? ¿Qué se piense que Mel Zelaya debe regresar, aún habiéndosele acabado su tiempo? ¿Y si fuera así por cuánto tiempo regresaría?¿Es que se trata de un partido de fútbol en que el referí da un alargue porque alguien demoró el juego? ¿Pero cuánto tiempo más seguirían las sanciones y el no reconocimiento de un gobierno nuevo, legítimo, elegido por el pueblo, conformado por un candidato que nada tuvo que ver en el golpe o la sucesión, como quieran llamarla? ¿Las elecciones y todo el cronograma electoral ya estaban aprobados y autorizados antes del 28 de junio, por lo que no haberlo cumplido, hubiera significado el descarte de los candidatos?

Pero la pregunta más trascendente es ¿cómo se comportaría la comunidad internacional en caso de que las elecciones se realicen con normalidades (masivas y transparentes) y se elija al nuevo presidente en noviembre con un alto porcentaje de votos, y luego éste asuma en enero como está previsto en el calendario, mientras Micheletti se retira a su finca?

julio 29, 2009

Honduras: más muñequeo en la mediación

Pareciera que el proceso de mediación en Honduras necesitaría otros ingredientes nuevos a la luz del resultado de la Cumbre de Tuxtla celebrada en Costa Rica. Como era de esperar, en la Declaración de Guanacaste se condenó el golpe de Estado que instauró en la Presidencia a Roberto Micheletti y pidió mayor apoyo a la segunda propuesta del presidente Oscar Arias, la que incluye la restitución al poder de Manuel Zelaya que todavía el Congreso hondureño estaría analizando, además de la prohibición de una reforma constitucional, una amnistía, un gobierno de reconciliación y unidad, y adelantar las elecciones para fines de octubre.

Sin embargo, Arias fue haciendo declaraciones en estos días que lejos de asemejarse a las que debería tener un mediador, se parecieron más a la de un árbitro. Pide la restitución de Zelaya anteponiendo la condición del “ostracismo” en la que estaría cayendo Honduras de no aceptar sus condiciones. Lo que puede ser real, claro, pero no estoy seguro que debiera ser él, en su calidad de gestor que se asuma como juez y parte públicamente. Suficientemente ese punto ya lo exponen Estados Unidos y la comunidad internacional entera. Con su posición, Arias pudiera estar perdiendo confianza de los sectores hondureños – no tan solo del gobierno - que no respaldan la restitución de Zelaya.

La propuesta tal como está, deja con poca maniobrabilidad al gobierno de Micheletti (que de alguna forma tendrá que negociar) para calmar a amplios sectores de la sociedad hondureña – además de los poderes públicos – como gran parte de la clase media, miembros de cuatro partidos políticos, representantes de los sectores productivos, de las denominaciones religiosas, que respaldaron la destitución de Zelaya por entender que estaba conduciendo al país hacia una autocracia chavista, para lo cual no lo habían votado.

No solo Micheletti ni los poderes Judicial y Legislativo no quieren a Zelaya de regreso, sino también ese gran sector de hondureños que sigue temiendo que a pesar de cualquier prohibición que se le imponga, Zelaya es tan testarudo que se saldrá con la suya (es que además lo expresó en una entrevista con el diario O Estado de S. Paulo, sobre que intentaría hacer la encuesta si el pueblo se lo pide) como también lo ha hecho Hugo Chávez, quien después de jurar y jurar que dejaría la presidencia ya lleva 10 años en el poder porque dice “que el pueblo es el que lo reclama”, mediante elecciones muchas de ellas no muy limpias.

Es verdad que Zelaya de presidente y con tan poco tiempo estaría muy condicionado por la comunidad internacional como para que se largue a aventuras chavistas. Sin embargo, la experiencia indica que Zelaya tiene ya mucha experiencia y que las organizaciones intergubernamentales solo terminan protestando pero no tienen elementos prácticos para limitar los presidencialismos u otros abusos de poder.
Debido a este temor sobre su regreso, el plan de Arias necesitaría de repente un mayor blindaje en contra de algunas nuevas torpezas que pudieran suceder, como la encuesta por la cuarta urna, lo que le daría a quienes apoyan a Micheletti mayores garantías de que el mandato de Zelaya se extinguirá en enero, como estaba previsto antes del golpe el 28 de junio pasado.

Tal vez la falta de confianza en la propuesta tal como está, considerando que pudiera perfeccionarse, y en el desgaste que ha sufrido el mediador en el proceso y por sus propias declaraciones, pudiera pensarse que deberían sumarse otros actores y de esa forma conseguir el empujoncito que esta crisis necesita y de esa forma todos pudieran volver a concentrarse en los problemas importantes del país y la región, como la pobreza, la salud, la seguridad, la educación y la producción.

julio 19, 2009

Honduras; tozudez, ruido y tiempo

Las negociaciones son difíciles. La tozudez, el tiempo y el ruido son las mayores dificultades. Desde que se conocieron los siete puntos de Oscar Arias, se sabía que el gobierno de Roberto Micheletti no las aceptaría, por cuanto hacerlo hubiera sido volver atrás con su tesitura de que Manuel Zelaya violó la Constitución.

Arias se sitió frustrado este domingo porque dijo que mientras Zelaya había aceptado su propuesta, Micheletti la había rechazado. Sin embargo, lo que no se entiende es que mientras Arias propuso que Zelaya debía renunciar a todo tipo de consulta sobre la posibilidad de reelección, Zelaya declaró al diario brasileño O Estado de S. Paulo que él insistiría con una asamblea constituyente; que, en definitiva, es justamente lo mismo, aunque diga lo contrario.

Zelaya no esconde su vocación por seguir adelante con su propuesta de seguir con la encuesta y la convocatoria a la asamblea constituyente, aunque dice que terminará su mandato en enero y se irá al campo y a sus granjas a trabajar. Esto huele a lo mismo que prometía Hugo Chávez, quien se cansó de decir en entrevistas que dejaría el poder al finalizar su mandato de cinco años. Dos constituyentes y reformas constitucionales más tarde, nos damos cuenta que Chávez ya tenía la vocación de mentir.

Tiempo es lo que se necesita en una negociación y mucho no hay. En un esquema en el que las elecciones de noviembre se aproximan, cada día de demora, torna a las partes, especialmente a los simpatizantes de Zelaya, cada vez más impacientes; ganando así la percepción de que la violencia puede estallar o ser provocada en cualquier momento.

Más allá de la tozudez de las partes y del tiempo, el otro ingrediente que puede hacer peligrar una mediación es el ruido que provocan las declaraciones de quienes se deberían quedar callados – como Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales - para que Arias pueda tomar las 72 horas y tratar de seguir negociando.

julio 17, 2009

Instigando a la violencia. El Chávez de siempre

A pocas horas de que se reanude el proceso de mediación de la crisis hondureña a través de Oscar Arias, se evidencia que hay esfuerzos y palabras malsonantes para que el intento fracase.

Las declaraciones de Hugo Chávez y de Evo Morales desde Bolivia están encaminadas – como siempre – a desacreditar a diestra y siniestra a cualquiera que no se pliegue a sus dichos, a su forma de ver o a sus acciones. Ahora, mientras infieren la culpabilidad de Estados Unidos detrás del golpe de Estado, ya sea en forma directa a través del Pentágono o indirecta omitiendo haber intervenido en forma más decidida para que Manuel Zelaya sea restituido, hablan del peligro de insurrección, de militarización y de violencia que se puede expandir a toda Centroamérica.

En realidad, son justamente ese tipo de palabras mal habidas las que instigan a la violencia y pueden ser las disparadoras de procesos más hostiles, como quedó demostrado en la reagrupación de sectores afines a Zelaya que en estos días parecieran más decididos a tomar las calles. La arenga de Chávez tiene esa intención aviesa de avivar el fuego, una forma maquiavélica que ha utilizado constantemente en su país. Provoca, incita, instiga y luego de que se desata la violencia, se repliega y, con el mismo desparpajo, acusa a los violentos de ser los responsables de los desmanes.

Lamentablemente, mientras la crisis en Honduras se extienda, veremos mucho más de Chávez, porque él reniega del diálogo, de la confrontación de ideas, de los argumentos, de la pacificación. Su gasolina es la propaganda, la violencia, la polarización y la división. Está en su salsa y, de esta forma, sigue desviando la atención del mayor peligro que existe en Latinoamérica, la destrucción de la democracia venezolana.

julio 10, 2009

¿Por qué no te callas?

Se había mantenido en un sorpresivo silencio mientras las partes se habían decidido por buscar la mediación de Oscar Arias, ante la sugerencia Hillary Clinton y el gobierno de Estados Unidos.

Pero fiel a su carácter irreverente y a llamar la atención, lejos de querer una solución en el conflicto hondureño, sino a intervenir en asuntos que no le competen – mejor dicho que no debieran competerle – Hugo Chávez salió nuevamente hoy para tirar estiércol para todos lados y hablar de un diálogo que ya está sepultado.
En realidad, cuan necesario sería tener a mano para este tipo de circunstancias al Rey Juan Carlos I con su “¿por qué no te callas?”

Chávez rompió su silencio para acusar a medio mundo de por qué no se aprovechó el viaje de Roberto Micheletti para apresarlo por traición a la patria y golpista, algo que Daniel Ortega ya había sugerido, y calificó prácticamente de indeseable a Hillary Clitnon a quien acusa de haber buscado un diálogo sin el consentimiento de Barack Obama.

Es que piensa – y se da cuenta – que mientras duran las negociaciones – en realidad muy empantanadas – las nuevas autoridades de Honduras van ganando tiempo para llegar a las elecciones de noviembre sin la posibilidad de que Manuel Zelaya sea restituido. El tiempo juega en contra.

¿Pero por qué será su interés para que Zelaya vuelva al poder? ¿Democracia? Nadie el cree a Chávez ese cuento.

julio 07, 2009

Difícil mediación: ¿democracia o gobernabilidad?

El presidente Oscar Arias de Costa Rica tiene una difícil tarea a partir de este jueves. Debe mediar entre dos posiciones que hasta hoy parecen irreconciliables. Roberto Micheletti dijo que negociar no implica restituir a la presidencia a Manuel Zelaya, mientras que éste último dijo que su condición es ser restituido.

Hasta ahora el escenario parece irreconciliable. Dos preguntas quedan en el aire:
En el caso de que Zelaya retorne al país: ¿Cómo podría Zelaya gobernar nuevamente por un par de meses su país sin el apoyo de los otros dos poderes públicos, los que le han retirado su lealtad por haber violado la Constitución, además de la contra de los militares y de los obispos?

En el caso de que Micheletti siga en el poder: ¿Cómo puede un gobierno de facto sostenerse, y hasta cuándo, con tanta presión internacional y con los grifos de ayuda financiera y económica cerrados, siendo uno de los países más pobres del continente americano?

El problema de Honduras ya no es una cuestión de si fue golpe de Estado o una transición democracia; la discusión quedó atrás y así se juzgue una u otra cosa, el hecho es que la realidad dista de ser un problema de democracia – eso en realidad se resolverá con las elecciones de noviembre o anticipándolas – sino que el problema más grave es de gobernabilidad.

Siga quien siguiere en el poder, gane quien ganare las elecciones, lo cierto es que uno u otro sector, tendrá que gobernar con el otro, que ya no es la oposición, sino el enemigo.

Por eso creo que Arias, un demócrata muy inteligente que no ha ganado por casualidad el Premio Nobel de la Paz, tratará de mediar y buscar una salida a largo plazo, no quedándose en el presente cercano, época que terminará engrosando el anecdotario latinoamericano de esas “venas abiertas” infligidas por nosotros mismos. Arias habló muy bien de ellas en la Cumbre de Trinidad y Tobago. Solo falta “googlear” por ellas, para leer el mejor discurso de la Cumbre.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...