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julio 25, 2009

¿Por qué? ¿Para qué?

Vaya a saber uno la estrategia de Manuel Zelaya para entrar a suelo hondureño por quince minutos. Desafiante al fin, no fue rodeado masivamente y los militares no bajaron sus fusiles como había pronosticado. No ganó mucho que digamos, quedó mal internacionalmente, acusado de terco e imprudente y, aún más, de ridículo, por haber sido acompañado en la caravana, por nada más ni nada menos que el canciller venezolano.

Hugo Chávez quien dice que nadie puede ser injerencista, a excepción de él, y quien se toma la libertad para insultar y acusar a medio mundo, debe haber tenido alguna razón muy fuerte para asesorar a Zelaya para que finalmente cumpla con su propósito de entrar a Honduras. Pero las preguntas quedan flotando: ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Era necesario el desafío? ¿Era necesario el desafío? Si entrara a la fuerza, ¿no será que la comunidad internacional no lo aceptaría tampoco a él?

Zelaya tiene ahora el compromiso de llegar este martes a Washington y se presume que ya sabe que el único camino que le queda hacia la Presidencia es aceptar la propuesta de Oscar Arias de que se adelanten las elecciones un mes y que desista absolutamente de cualquier intento de reforma constitucional. Roberto Micheletti no se ha pronunciado sobre esta última parte de la negociación y pudiera ser la única vía de solución que se avizora en este momento.

¿Cuánto presionará Washington para que esto suceda? ¿Se están midiendo fuerzas con la retórica diplomacia venezolana, para taparle la boca a Chávez y dejarlo en ridículo acusando a EE.UU. de haber estado tras el golpe de Estado? ¿Si finalmente hay un arreglo, como estos dos gobiernos, quede quien quede, convencerá a sus seguidores de que se está haciendo lo correcto para calmar las aguas?

julio 07, 2009

Difícil mediación: ¿democracia o gobernabilidad?

El presidente Oscar Arias de Costa Rica tiene una difícil tarea a partir de este jueves. Debe mediar entre dos posiciones que hasta hoy parecen irreconciliables. Roberto Micheletti dijo que negociar no implica restituir a la presidencia a Manuel Zelaya, mientras que éste último dijo que su condición es ser restituido.

Hasta ahora el escenario parece irreconciliable. Dos preguntas quedan en el aire:
En el caso de que Zelaya retorne al país: ¿Cómo podría Zelaya gobernar nuevamente por un par de meses su país sin el apoyo de los otros dos poderes públicos, los que le han retirado su lealtad por haber violado la Constitución, además de la contra de los militares y de los obispos?

En el caso de que Micheletti siga en el poder: ¿Cómo puede un gobierno de facto sostenerse, y hasta cuándo, con tanta presión internacional y con los grifos de ayuda financiera y económica cerrados, siendo uno de los países más pobres del continente americano?

El problema de Honduras ya no es una cuestión de si fue golpe de Estado o una transición democracia; la discusión quedó atrás y así se juzgue una u otra cosa, el hecho es que la realidad dista de ser un problema de democracia – eso en realidad se resolverá con las elecciones de noviembre o anticipándolas – sino que el problema más grave es de gobernabilidad.

Siga quien siguiere en el poder, gane quien ganare las elecciones, lo cierto es que uno u otro sector, tendrá que gobernar con el otro, que ya no es la oposición, sino el enemigo.

Por eso creo que Arias, un demócrata muy inteligente que no ha ganado por casualidad el Premio Nobel de la Paz, tratará de mediar y buscar una salida a largo plazo, no quedándose en el presente cercano, época que terminará engrosando el anecdotario latinoamericano de esas “venas abiertas” infligidas por nosotros mismos. Arias habló muy bien de ellas en la Cumbre de Trinidad y Tobago. Solo falta “googlear” por ellas, para leer el mejor discurso de la Cumbre.

julio 04, 2009

Honduras: hora de verdades

Este domingo es hora de verdades. Manuel Zelaya amenaza volver a Honduras y hacerlo con varios mandatarios amigos. La Iglesia Católica le exhorta que no lo haga para evitar violencia. El nuevo gobierno expresó que lo apresará y juzgará. Mientras tanto, los militares dijeron que apoyarán a la policía para que lo detengan.

Mientras hoy la asamblea general de la OEA recibía el informe negativo de José Miguel Insulza de que Honduras no daría marcha atrás, y pidiendo su separación de la entidad aplicando una Carta Democrática que jamás se utilizó para condenar a los demás regímenes antidemocráticos de las Américas, miles de hondureños se arrojaron a las calles para expresar su desprecio por Zelaya y apego a Roberto Micheletti; acciones de apoyo que no pueden dejarse de tener en cuenta como parte de la voluntad de un pueblo.

Es probable que la OEA tenga que extender plazos si quiere resolver el conflicto, de lo contrario el regreso intempestivo de Zelaya - como lo hizo cuando se apoderó de las urnas en un cuartel general después de que el Poder Judicial no lo autorizaba a desplegarlas – puede generar mayores consecuencias.

El conflicto hondureño es confuso porque sostiene, con la misma convicción, dos verdades diametralmente opuestas: Golpe de Estado y sucesión constitucional. Gran parte de la comunidad internacional, anota que la destitución y expulsión de Mel Zelaya mediante fuerza militar no tiene otra lectura que un golpe de Estado. En cambio, para una mayoría de hondureños, incluyendo a la Justicia y al Congreso, su verdad es que se trató de una transición democrática, obligada por los atropellos de un presidente que se había elevado por arriba de la Constitución y la justicia.

Vivimos en un mundo muy polarizado, donde es difícil aferrarse a verdades absolutas; y las contradicciones están a flor de piel. La OEA, por ejemplo, rechaza el golpe en Honduras pero flirtea a un régimen totalitarista de medio siglo como el cubano; Hugo Chávez reclama a los hondureños someterse a la resolución de la OEA pero desconoce en su país los fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos; mientras Raúl Castro y Daniel Ortega hacen gala de cinismo al exigir la Carta Democrática.

La forma en que las nuevas autoridades hondureñas procedieron está en entredicho, pero muchos comprenden su verdad de fondo. Trataron de prevenir el modelo “chavista” que Zelaya estaba adoptando para perpetuarse en el poder, y evitar las consecuencias antidemocráticas que experimenta Venezuela, donde todo está sometido a la voluntad única del líder. Sin este ingrediente invasivo, no se podría entender lo que gritan los hondureños en las calles. No es casualidad que Chávez haya amenazado con usar la fuerza militar para derrocar al nuevo presidente Roberto Micheletti y liderado un movimiento sarcásticamente democrático dentro de la OEA, de países con signos autoritarios como Cuba, Ecuador, Nicaragua y Bolivia.

A pesar de que cada sector tenga sus razones o verdades, y que las organizaciones intergubernamentales hayan establecido límites, enviando así un mensaje a otros países para evitar imitaciones; es importante que utilicen la misma vara para medir, ya que si bien se quejan contra Honduras, también debería ser poco tolerantes con aquellos gobiernos, que disfrazados por procesos electorales, se la pasan dando “golpecitos” con total impunidad

Honduras dice no a Chávez

El presidente venezolano está muy incómodo. A él (así como a la mayoría de los hondureños) no le importa la suerte de Mel Zelaya, esa es la cortina de humo, lo que le incomoda es saber que lo están rechazando a él y a su revolución. No es para menos. José Miguel Insulza no logró en sus reuniones en Tegucigalpa que las autoridades hondureñas decidan restituir a Mel Zelaya, según lo establece la resolución de la OEA, siendo el primer traspié internacional que Hugo Chávez sufre en su derrotero por expandir la revolución bolivariana a fuerza de billetera y petrodólares.

Más allá de la interpretación de los hechos y de los principios en juego, respecto a si la destitución de Zelaya fue un golpe o una transición democrática, lo cierto es que la crisis desenmascaró el problema real: la mayoría de los hondureños rechaza vivir en un país con un modelo chavista de gobierno.

Esta, es en realidad, la primera derrota internacional de Chávez. A nivel nacional, Chávez solo perdió en diciembre de 2007 de un total de 18 procesos electorales en 10 años, muchos de ellos forzados y con sospechas de fraude. Incluso Chávez se las ingenió para “matar” políticamente a quienes le ganaron algunas elecciones, por eso el alcalde Caracas, está ahora haciendo una huelga de hambre para que le restituyan sus poderes, y el gobernador del Zulia, está exiliado en Perú, perseguido como tantos otros disidentes.

Chávez ganó elecciones, pero ha destruido a los poderes públicos, ha desbandado a los sindicatos, intimidado a los partidos políticos, comprado a las Fuerzas Armadas, luchado contra la Iglesia, perseguido a medios y periodistas. En Venezuela nada se mueve si no es a su voluntad, claro está, todo dentro de un marco legal y jurídico creado a medida por dos poderes totalmente adictos. Una democracia sin contrapesos ni pluralidad y diversidad, no es democracia.

Chávez estuvo pataleando todos estos días, incluso en conjunto con Rafael Correa, Daniel Ortega, Evo Morales y Raúl Castro, quienes con el sarcasmo y el cinismo que les caracteriza, pidieron a la OEA restablecer la democracia en Honduras, la que ellos no practican en sus casas. Es más, hablaron de la Carta Democrática, la que utilizan como papel higiénico y Chávez, con total desparpajo, pide que en Honduras se cumpla con la resolución de la OEA que le daba 72 horas, mientras en su país jamás ha cumplido con los fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y con las decisiones de la Comisión, ambos organismos pertenecientes a la OEA.

La conveniencia política es mucha, por eso se entiende cómo estos países que en las reuniones de Trinidad y Tobago y de San Pedro Sula despotricaron y descalificaron a la OEA, sean ahora quienes se llenen la boca clamando por democracia.

Chávez está muy incómodo porque en Honduras se vio la primera y concreta medida en contra de la propagación de su revolución. Hasta ahora venía sorteando escollos, como la oposición que tuvo Zelaya de la dirigencia opositora y de los medios de comunicación cuando decidió ingresar al ALBA. Ya en aquella oportunidad, Chávez, quien se autoproclama no intervencionista en los asuntos de otros estados, calificó a los opositores de Zelaya y a los medios como “pitiyanquis” y “lame cu…” del imperio.

Esta noche, después de que en días pasados dijo que derrocaría a Micheletti con la fuerza militar, dijo que no era intervencionista y volvió a la carga contra Estados Unidos. Se cuidó de acusar directamente a Barack Obama – sabiendo que el presidente estadounidense es más popular que él en Venezuela mismo – pero sí avanzó en contra “de los varios Estados Unidos”, algunos de los cuales estarían detrás del golpe. Aunque no elaboró, la prensa propagandística de su régimen ya anduvo circulando información esta semana de que el golpe de Estado en Honduras era una estrategia del Pentágono para comenzar a socavar su hegemonía en la región.

Chávez está incómodo. Teme que el ejemplo de Honduras pudiera expandirse por otros países en donde él cree que tiene todo a su favor. Y él sabe que las apariencias engañan.

julio 02, 2009

El insulso Insulza y el injerencista Chávez

¿Qué le pasa a la OEA? ¿Qué le pasa a su secretario general? José Miguel Insulza ha llevado a la organización a un alto grado de desprestigio después de que buscó, apoyó e influenció a todos los gobiernos del área para que respaldaran el ingreso a la institución de una de las dictaduras más largas de la historia en el mundo.

Fue una medida política, de la que pudo convencer a los gobiernos, pero no pudo hacerlo con la gente de a pie, que más allá de las ideologías, reconoce que en Cuba no existe libertad y no le gustaría ir a vivir a “ese paraíso”

¿Es éste insulso personaje, el más idóneo para hablar de democracia y para negociar con el gobierno de Roberto Micheletti la restitución de Mel Zelaya? después de defender a un régimen como el de La Habana o no haber dicho nada a Hugo Chávez quien en días pasados expresó que invadiría Honduras para derrocar al gobierno. Parece que el tema de la no intervención es solo una vara aplicada a algunos países, particularmente los de izquierda.

Insulza, a quien se le acusa de buscar su reelección apoyado por Chávez y los gobiernos parte del sistema ideológico del ALBA, ¿es la persona idónea para negociar en Honduras, siendo que el golpe contra Zelaya se debió a su alianza entretejida con Chávez en los últimos años?

Seguramente cuando mañana Insulza sea recibido por Micheletti, tratando de negociar que se cumpla con la resolución de que se restituya a Zelaya, el secretario general de la OEA tendrá que soportar los vítores de miles de hondureños que apoyan al nuevo gobierno.

Mientras tanto, quien provocó todo este desbarajuste, Hugo Chávez, sigue mirando de lejos y acusando a los medios de comunicación de haber dado el golpe en connivencia con los militares y los demás poderes del Estado – ya que no puede acusar a Obama y al “imperio” que se desvinculó de todo – además de felicitar a Cristina de Kirchner quien acompañaría eventualmente a Zelaya a su regreso.

Pero lo más cómico de todo, es que hoy Hugo Chávez, fiel a no ir a ningún lado donde no pueda ser protegido por la inteligencia venezolana o cubana, dijo que no acompañaría a Zelaya, aunque aclaró que “yo quisiera ir, pero no debo, por la más elemental prudencia”. (¿¿??)

Más allá del destino de la crisis, lo cierto es que el conflicto ha desnudado que hay grandes movimientos en el continente que no quieren que Chávez se entrometa en sus asuntos internos, a pesar de que abra su billetera de par en par. Chávez declaró que su injerencia en Honduras es falsa, pero los hondureños lo desmienten gritándole masivamente en las calles.

junio 30, 2009

Elecciones anticipadas para Honduras

¿No sería oportuno adelantar las elecciones presidenciales en Honduras para sacar al país de una crisis que parece encaminada a profundizarse? ¿Sería muy descabellado?
De repente, el nuevo presidente Roberto Micheletti y el depuesto Mel Zelaya – quien dijo que quiere terminar su período y prometió que no buscaría reformar la Constitución para perpetuarse en poder – podrían consensuar una salida institucional y adelantar las elecciones, que de todas maneras están a la vuelta de la esquina, programadas para noviembre. Ambos dijeron querer lo mejor para el país, y creo que ese sentimiento, cuando los ánimos se calmen es lo que en realidad todos quieren, excepto que ahora, unos y otros, quiere tener su razón.

En realidad, estamos ante dos posiciones polarizadas e irreconciliables: La mayoría de los hondureños en Honduras y muchos exiliados pareciera que apoyan a Micheletti, dicen que no fue un golpe de Estado porque los militares solo hicieron respetar la Constitución y se manifiestan concretamente en contra de Zelaya y de quienes consideran su promotor, Hugo Chávez. Mientras tanto, la comunidad internacional insiste en que se trata de un golpe de Estado, que Zelaya debe ser restituido, a la vez que se están buscando los castigos para hacer recapacitar al nuevo gobierno.

Hoy, por ejemplo, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo se sumaron al movimiento contra el nuevo gobierno, argumentando que suspenden créditos y ayuda financiera al país, a la vez que los organismos intergubernamentales analizan aislar al país.

La situación se pondrá tensa este jueves si es que Zelaya realmente piensa ingresar al país, acompañado de Rafael Correa, Cristina de Kirchner e Insulza. Parece ser una bravuconada, si uno realmente entiende que para entrar al país, un avión necesita los permisos necesarios o por lo menos los del aeropuerto para poder aterrizar. Más aún, las nuevas autoridades parece que lo esperarían con órdenes de captura, por lo que se entiende que hasta el momento, Zelaya está utilizando argumentos y propaganda a su favor.

Hay en todo esto, además de mucha confusión y polarización sobre las dos posiciones más visibles, una increíble dosis de hipocresía que molesta y mucho. No se puede entender que después de que muchos gobiernos que hasta hace una semana eran fuertemente críticos de la OEA y que se pasaban constantemente la carta democrática por el traste, se revistan ahora de grandes demócratas y de poner a la OEA en una posición que nunca le dieron y que nuca tuvo.

El solo anuncio de que pudiera haber elecciones anticipadas podría ayudar a descomprimir esta tensión natural que se ha creado el domingo con el golpe y mucho tiempo antes con todos los “golpecitos” constitucionales que Zelaya venía pegando.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...