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abril 07, 2018

Mejor informados; más polarizados


Hay opciones y acceso a más cosas que en cualquier época, desde alimentos y automóviles a teléfonos inteligentes e información. Pero ni la abundancia nos hace más felices ni la mayor cantidad de información nos hace más equilibrados, sociales y democráticos.

Al contrario. La saturación informativa a la que estamos expuestos, ya sea por lo que consumimos en los medios o lo que compartimos en las redes sociales, nos hace menos moderados y tolerantes; más polarizados.

La polarización no es nueva, pero sí más aguda que antes. Los medios reflejan visiones antagónicas, celebridades contra políticos, funcionarios contra activistas y periodistas contra todos, y el público toma partido, se divide. El fenómeno se vivió esta semana en las calles de Brasilia. Miles, ataviados de verde y amarillo, festejaban que Lula da Silvia terminó en la cárcel por corrupto; e igual cantidad, enfundados en rojo, vitoreaban al líder que rescató a millones de la pobreza.

En EEUU el efecto polarizador es cada vez más acentuado. Se apodera de cualquier debate, desde el racismo a la portación de armas o desde los beneficios o no de la vacunación a si el calentamiento global es o no consecuencia de la contaminación. Los líderes de opinión no ayudan a calmar las aguas. El presidente Donald Trump más bien las agita. Sus discursos, promesas y tuits no dejan opción más que a plegarse o a rebelarse.

Un estudio de Neil Johnson, un científico de la Universidad de Miami, demostró que existe ahora “un estado de polarización pura”, cada vez con menos estadounidenses en el medio de los dos extremos. Y considerando el ecosistema informativo actual, en el que todos buscan generar impacto y así obtener más recompensa social, teme que la brecha continuará en expansión.

Las fake news y Facebook, chivos expiatorios de todos los males en la actualidad, no tienen la culpa de la polarización, aunque sí injerencia indirecta en la ecuación. Los psicólogos sociales explican que la tendencia del ser humano siempre fue a agruparse entre quienes opinan y comparten sentimientos similares. De ahí la virtud de Facebook y de otras redes sociales en la creación de comunidades.

El problema es que no siempre las comunidades actúan en forma virtuosa, degenerando en muchedumbres o masas fáciles de manipular, en especial cuando están expuestas a fuerzas encubiertas como las que usó Cambridge Analityca para influenciar a millones de usuarios para que voten a un candidato sobre otro.

La estrategia de Mark Zuckerberg para resguardar los datos personales es una medida excelente, pero solo recompone el tema de la privacidad de los usuarios. Su otra maniobra, la de cambiar los algoritmos de Facebook para que la gente pueda tener mejores vínculos con familiares, amigos y conocidos y, así, crear comunidades más fuertes, es un tanto preocupante. Comunidades más compactas y focalizadas en sus intereses, pueden derivar en mayor polarización.

Facebook y las redes sociales no están solas en esta jungla de la polarización. Los medios de comunicación también tienen responsabilidad al hacerse eco e incentivar con exageración las posiciones antagónicas. Los trolls de estilo ruso también motivan divisiones al defenestrar a unos y ensalzar a otros, mientras los generadores de spam quedan alucinados cuán fácil es generar ganancias sobre la base de mentiras y noticias sensacionalistas.

Los extremos más pronunciados, empero, los crean los instrumentos de la  democracia: las elecciones. Su cantidad no sería problema si no fuera por la desmedida polarización de los candidatos. Se sacan los ojos para ganar seguidores, para días después, en nombre de la unidad, los abandonan desorientados. A ello se suman los consultores de la imagen y el discurso, que con los mismos utensilios propagandísticos de Goebbels, juegan con las emociones de la polarización, machacando con mentiras y noticias falsas hasta convertirlas en  verdades.

Es positivo que la lucha actual de los gobiernos, el periodismo y los gurús del mundo digital esté enfocada en controlar las noticias falsas para que haya elecciones limpias y mayor confianza pública. Pero no es suficiente. Si se quiere resguardar la democracia, la polarización debe ser el problema prioritario a resolver. trottiart@gmail.com


junio 30, 2009

Elecciones anticipadas para Honduras

¿No sería oportuno adelantar las elecciones presidenciales en Honduras para sacar al país de una crisis que parece encaminada a profundizarse? ¿Sería muy descabellado?
De repente, el nuevo presidente Roberto Micheletti y el depuesto Mel Zelaya – quien dijo que quiere terminar su período y prometió que no buscaría reformar la Constitución para perpetuarse en poder – podrían consensuar una salida institucional y adelantar las elecciones, que de todas maneras están a la vuelta de la esquina, programadas para noviembre. Ambos dijeron querer lo mejor para el país, y creo que ese sentimiento, cuando los ánimos se calmen es lo que en realidad todos quieren, excepto que ahora, unos y otros, quiere tener su razón.

En realidad, estamos ante dos posiciones polarizadas e irreconciliables: La mayoría de los hondureños en Honduras y muchos exiliados pareciera que apoyan a Micheletti, dicen que no fue un golpe de Estado porque los militares solo hicieron respetar la Constitución y se manifiestan concretamente en contra de Zelaya y de quienes consideran su promotor, Hugo Chávez. Mientras tanto, la comunidad internacional insiste en que se trata de un golpe de Estado, que Zelaya debe ser restituido, a la vez que se están buscando los castigos para hacer recapacitar al nuevo gobierno.

Hoy, por ejemplo, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo se sumaron al movimiento contra el nuevo gobierno, argumentando que suspenden créditos y ayuda financiera al país, a la vez que los organismos intergubernamentales analizan aislar al país.

La situación se pondrá tensa este jueves si es que Zelaya realmente piensa ingresar al país, acompañado de Rafael Correa, Cristina de Kirchner e Insulza. Parece ser una bravuconada, si uno realmente entiende que para entrar al país, un avión necesita los permisos necesarios o por lo menos los del aeropuerto para poder aterrizar. Más aún, las nuevas autoridades parece que lo esperarían con órdenes de captura, por lo que se entiende que hasta el momento, Zelaya está utilizando argumentos y propaganda a su favor.

Hay en todo esto, además de mucha confusión y polarización sobre las dos posiciones más visibles, una increíble dosis de hipocresía que molesta y mucho. No se puede entender que después de que muchos gobiernos que hasta hace una semana eran fuertemente críticos de la OEA y que se pasaban constantemente la carta democrática por el traste, se revistan ahora de grandes demócratas y de poner a la OEA en una posición que nunca le dieron y que nuca tuvo.

El solo anuncio de que pudiera haber elecciones anticipadas podría ayudar a descomprimir esta tensión natural que se ha creado el domingo con el golpe y mucho tiempo antes con todos los “golpecitos” constitucionales que Zelaya venía pegando.

mayo 26, 2009

Bolivia totalmente polarizada

Estoy con una delegación de la SIP en La Paz, ya que mañana nos entrevistaremos con el presidente Evo Morales, para analizar temas inherentes a la libertad de prensa y escuchar de parte de él mismo sus pensamientos puntos de vista los que son ya bastantes conocidos debido a que el gobierno viene siendo muy transparente con su política de comunicación e información.

Más allá del tema específico de la libertad de prensa, Bolivia es un país totalmente politizado, polarizado y divido, gracias a un gobierno que está arrastrando a toda la sociedad a tomar partido a favor o en contra de los temas centrales del país, así sea en lo político, social y económico. De ahí que la división del país se viene exteriorizando cada vez más así sea entre temas como indígenas vs. blancos; centralismo vs. autonomías; propiedad privada vs. estatismo; constitución política vs. descabezamiento de las instituciones; etc...

El gobierno de Evo Morales, así como lo he visto y comentado en otros posts tras algunas visitas a Venezuela, Ecuador y Venezuela, ha mantenido una estrategia comunicacional dedicada a dividir a la población – ciudadanos comunes, jueces, diputados, periodistas, medios, asociaciones civiles - y a buscar que todos adopten una posición; lo que termina lamentablemente derivando en agresiones y violencia entre diferentes sectores. El ex presidente Jorge Quiroga, nos dijo hoy que él veía un panorama cada vez más violento para los próximos meses, de cara a las elecciones presidenciales de diciembre próximo.

Sin dudas este clima de polarización, ya existente en el país durante otras administraciones, lo está incentivando profundamente el actual gobierno. El mismo Evo Morales declaró la semana pasada que en su mira está apoderarse del Poder Judicial y del Congreso; una propiedad que ya viene asumiendo en diferentes facetas de la vida pública, incluyendo a los medios de comunicación privados y los cada más pro gubernamentales y la red de nuevos medios estatales que ha creado.

abril 07, 2009

Chávez es Dios en Semana Santa

"Perdónalos Señor, que no saben lo que hacen”, parafraseó Hugo Chávez a los Santos Evangelios en su típico tono sarcástico para acusar a los obispos venezolanos que, con motivo de la Semana Santa, emitieron una carta pastoral llamando a terminar con la violencia y la impunidad y pidiendo mayor tolerancia y dejar de lado la polarización que divide al país.
Chávez trató de “inquisidores” a los obispos desde Pekín. “Esos – dijo – son los de la inquisición, de la oscurana, aquellos que han apoyado dictaduras", para agregar que “no representan la voluntad de la feligresía", asegurando que "aquí estamos construyendo el reino, y ese reino es el socialismo".
Tal como dije en el post anterior, no faltaba mucho para que Chávez saltara. Es que en su reino narcisista considera que todo aquel que emite una opinión y critica lo está haciendo en contra él, no viendo el interés del país sino el propio.
Los obispos no fueron realmente muy duros, tal vez el punto 4 de 7, fue el que más incomodó a Chávez, al expresar lo siguiente: “La promoción de un ambiente de aguda polarización política, la exclusión por causas ideológicas, la descalificación moral de los adversarios, la eliminación de una positiva descentralización y la creciente concentración de poder en el ejecutivo, deterioran el Estado de Derecho, despojan a las instancias nacionales, regionales y municipales de su legítima autonomía y ponen en grave riesgo de colapso el sistema democrático”.
De todas maneras, el resto de lo que estipula la carta pastoral no dejan de ser preocupaciones que los obispos prácticamente expresan con responsabilidad en todos los países latinoamericanos, con algunos matices diferentes.
“Nos preocupa hondamente - dice el punto 3 - cómo se ha apoderado la violencia y la inseguridad de todo el territorio nacional, derramando la sangre inocente de nuestro pueblo. A pesar de las medidas adoptadas, el hampa, los secuestradores, los sicarios, los narcotraficantes y los contrabandistas siguen actuando impunemente. Los indefensos pobladores de ciudades, campos y fronteras no saben a qué instancia acudir para conseguir protección eficaz. Tales atropellos son graves ofensas que claman al cielo y violan los derechos fundamentales de los ciudadanos.
“Exhortamos a todas las autoridades - dice el punto 5 reclamando la acción de la Justicia - a dejarse interpelar por los reclamos de los diversos sectores de nuestra sociedad, a pedirle a Dios que les ayude a ejercer sus graves responsabilidades con justicia, libertad de conciencia, honestidad y transparencia, a poner en el centro de sus actuaciones el respeto sagrado a la dignidad de la persona, sin dejarse arrastrar por intereses particulares o de una parcialidad. Los que ejercen el poder judicial, tienen la obligación de asegurarle a los detenidos, procesados y sentenciados, en cada fase del proceso, todas las garantías contempladas en la Constitución Nacional, particularmente los derechos al debido proceso, a la defensa ante sus jueces naturales y a un juicio imparcial”.
Obviamente, declaraciones así, para el Dios Chávez representan todo un sacrilegio.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...