A pesar de que el presidente Hugo Chávez ensuciara una vez más el nombre del secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, con dichos como que es “una vergüenza” y “como cantinflas” para el continente por haberlo criticado a él y a su gobierno por la ley habilitante que le permitirá gobernar por decreto por 18 meses, los insultos valen la pena. Pocas veces Insulza se alzó en contra de la autocracia chavista y cuando lo hizo reculó tras la famosa palabrota de Chávez hace un par de años atrás cuando lo llamó “pendejo” e igual que ahora “peón del imperio”. Si algo se le criticó – y mucho lo hice desde este blog – a Insulza fue ser tan insulso respecto a las violaciones a la Carta Interamericana Democrática cometidas en Venezuela. Por lo que estas nuevas críticas que recibe van a su favor, a favor de la democracia y ojala sean escuchadas y receptivas por parte de otros gobiernos latinoamericanos que necesitan alzar la voz y no dejarse amedrentar por las palabras soeces de Chávez o por la comodidad de sus petrodólares. Sería importante que todos los gobiernos latinoamericanos, como sí lo hicieron con el golpe de Honduras, también salgan a decir algo contra el autogolpe de Chávez. |
Quiero contarles sobre los procesos creativos de esta nueva historia sobre la verdad, la libertad y el miedo al futuro. Es mi nueva novela y espero publicarla cuando se sincronicen los planetas (las editoriales) o cuando se me acabe la paciencia y decida autopublicar -- Los contenidos de mi blog Prensa y Expresión están en el archivo. Blog por Ricardo Trotti
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enero 09, 2011
El deber de Insulza
febrero 14, 2010
Piñera contradictorio
Lo mejor que le podría haber pasado a Chile es elegir un presidente de derecha como Sebastián Piñera, quien no desarmará todo lo bueno que vino haciendo la Concertación desde que gobernó ininterrumpidamente tras la dictadura de Augusto Pinochet.
Chile es el único país del continente en que sus gobernantes tienen sentido de estadista y continuidad. Piensan en el futuro lejano administrando bien el presente. La propuesta de Piñera de pasar de ser un país subdesarrollado a desarrollado en ocho años – subir de 14.000 dólares a 24.000 el ingreso per cápita - es prueba clara de que hay objetivos trascendentales planteados, más allá de los electoreros a los que nos tienen acostumbrados nuestros políticos en otros países.
Importante es también que siga opinando y criticando a los gobiernos de Cuba y Venezuela que no respetan nada de lo que implica una democracia, aunque seguramente recibirá réplicas de esos gobiernos por injerencista, a pesar de que son los que más opinan y se meten en asuntos internos de otros países.
En ese sentido democrático y tras afirmar que la OEA debe utilizar su Carta Democrática Interamericana como un instrumento válido para sostener este sistema en Latinoamérica, Piñera suena contradictorio cuando respalda la reelección de José Miguel Insulza. El secretario ejecutivo ha jugado un papel muy liviano y poco objetivo para impulsar la democracia en todos los países, habiéndose prestado a los designios de Hugo Chávez para atraer a Cuba al organismo y no haciendo absolutamente nada para criticar (por lo menos) la ausencia de estándares democráticos en Venezuela.
Insulza no debiera seguir en la OEA. El respaldo de Piñera es un mal paso.
Chile es el único país del continente en que sus gobernantes tienen sentido de estadista y continuidad. Piensan en el futuro lejano administrando bien el presente. La propuesta de Piñera de pasar de ser un país subdesarrollado a desarrollado en ocho años – subir de 14.000 dólares a 24.000 el ingreso per cápita - es prueba clara de que hay objetivos trascendentales planteados, más allá de los electoreros a los que nos tienen acostumbrados nuestros políticos en otros países.
Importante es también que siga opinando y criticando a los gobiernos de Cuba y Venezuela que no respetan nada de lo que implica una democracia, aunque seguramente recibirá réplicas de esos gobiernos por injerencista, a pesar de que son los que más opinan y se meten en asuntos internos de otros países.
En ese sentido democrático y tras afirmar que la OEA debe utilizar su Carta Democrática Interamericana como un instrumento válido para sostener este sistema en Latinoamérica, Piñera suena contradictorio cuando respalda la reelección de José Miguel Insulza. El secretario ejecutivo ha jugado un papel muy liviano y poco objetivo para impulsar la democracia en todos los países, habiéndose prestado a los designios de Hugo Chávez para atraer a Cuba al organismo y no haciendo absolutamente nada para criticar (por lo menos) la ausencia de estándares democráticos en Venezuela.
Insulza no debiera seguir en la OEA. El respaldo de Piñera es un mal paso.
enero 28, 2010
Renovando la OEA
A la OEA no le hace falta solamente una renovación de su liderazgo, como casi seguramente sucederá con José Miguel Insulza, su secretario general, sino también un replanteo sobre sus funciones y sobre su misión.
Con la elección de su connacional derechista Sebastián Piñera, Insulza perderá seguramente el respaldo de su gobierno para la reelección de mayo en la OEA, dado que apoyó al centroizquierdista Eduardo Frei. Peor aún, Insulza tendría el apoyo de quien lo calló tildándolo de “pendejo”, es decir Hugo Chávez, y los demás países satélites al venezolano que buscaron – con el liderazgo de Insulza – la reinserción de Cuba a la organización. Obviamente, se trata de una asociación no muy prestigiosa que digamos.
En el tema de Cuba, Insulza mostró un liderazgo inhabitual, así como el que erigió en contra de Honduras buscando su aislamiento en represalia por el golpe del 28 de junio. Pero todos saben que se trataron de causas muy allegadas a su ideología, ya que no tuvo la misma predisposición para reclamar a gobiernos electos que gobiernan en forma anti democrática, como el de Chávez, actitud por la que Barack Obama le mostrará su espalda, un voto que tiene peso, dado que EEUU aporta el 37% del presupuesto de la organización.
Más allá de la ideología de Insulza que permea en su trabajo, lo que se viene notando con mayor rigor, es que la OEA no está cumpliendo una buena labor, ya sea porque tiene las manos atadas o su misión es difusa.
Un informe conocido esta semana, preparado por la oficina del senador republicano Richard Lugar, tiene un balance bastante mixto sobre el papel de la OEA. Por un lado, alaba que haya tenido un buen papel en el golpe de estado del 2002 contra Hugo Chávez y el de 2009 contra Manuel Zelaya, además de supervisar elecciones, cooperar en la lucha contra el narcotráfico y terrorismo proteger los derechos humanos. Sin embargo, por otro lado, critica lo poco que ha hecho en contra de Chávez y Zelaya por sus actividades anti democráticas que devinieron en los intentos por derrocarlos.
En realidad, la OEA tiene una fantástica Carta Democrática Interamericana que es una lista de buenos deseos que no puede aplicar y por otro, sus organismos autónomos como la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, son prohibidos en países como Venezuela, y nada puede hacer.
Con la elección de su connacional derechista Sebastián Piñera, Insulza perderá seguramente el respaldo de su gobierno para la reelección de mayo en la OEA, dado que apoyó al centroizquierdista Eduardo Frei. Peor aún, Insulza tendría el apoyo de quien lo calló tildándolo de “pendejo”, es decir Hugo Chávez, y los demás países satélites al venezolano que buscaron – con el liderazgo de Insulza – la reinserción de Cuba a la organización. Obviamente, se trata de una asociación no muy prestigiosa que digamos.
En el tema de Cuba, Insulza mostró un liderazgo inhabitual, así como el que erigió en contra de Honduras buscando su aislamiento en represalia por el golpe del 28 de junio. Pero todos saben que se trataron de causas muy allegadas a su ideología, ya que no tuvo la misma predisposición para reclamar a gobiernos electos que gobiernan en forma anti democrática, como el de Chávez, actitud por la que Barack Obama le mostrará su espalda, un voto que tiene peso, dado que EEUU aporta el 37% del presupuesto de la organización.
Más allá de la ideología de Insulza que permea en su trabajo, lo que se viene notando con mayor rigor, es que la OEA no está cumpliendo una buena labor, ya sea porque tiene las manos atadas o su misión es difusa.
Un informe conocido esta semana, preparado por la oficina del senador republicano Richard Lugar, tiene un balance bastante mixto sobre el papel de la OEA. Por un lado, alaba que haya tenido un buen papel en el golpe de estado del 2002 contra Hugo Chávez y el de 2009 contra Manuel Zelaya, además de supervisar elecciones, cooperar en la lucha contra el narcotráfico y terrorismo proteger los derechos humanos. Sin embargo, por otro lado, critica lo poco que ha hecho en contra de Chávez y Zelaya por sus actividades anti democráticas que devinieron en los intentos por derrocarlos.
En realidad, la OEA tiene una fantástica Carta Democrática Interamericana que es una lista de buenos deseos que no puede aplicar y por otro, sus organismos autónomos como la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, son prohibidos en países como Venezuela, y nada puede hacer.
julio 06, 2009
Para su suerte, la OEA tiene a Insulza
Para todos, desde quienes defienden a las nuevas como a las viejas autoridades de Honduras, ya hay pocas dudas sobre el despreciable papel que José Miguel Insulza está haciendo desde hace rato en frente de la OEA, al menos por los mails y noticias que circulan en los medios de comunicación y en el internet.
Por suerte para la OEA, el desprestigio se le está acreditando directamente a su secretario general, a quien se le acusa de estar manejado como un títere por Hugo Chávez, quien de pronto ha sentido un interés inconmensurable por el papel de la organización para sacar a los golpistas del poder y reinstaurar la democracia en el país. Un interés, claro está, que Chávez jamás lo tuvo y que no lo tiene ya que ha desconocido siempre los fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y las decisiones de la Comisión, ambos organismos pertenecientes a la OEA.
Como buena marioneta de Chávez, Insulza sacó de la galera meses atrás argumentos innecesarios para atraer a la OEA al régimen totalitario de 50 años de La Habana, haciendo lobby a expensas de Chávez ante otros gobiernos, sin pedir nada a cambio, excepto la necesidad de inclusión. De repente, gracias a Insulza, la agenda interamericana se vio colmada por las discusiones en torno al régimen de los hermanos Castro, por lo que las reuniones de Trinidad y Tobago y de San Pedro Sula tuvieron como discusión un problema ideológico-propagandístico como el de Cuba, habiendo temas tan importantes para los ciudadanos como la inseguridad, la salud, la educación y la pobreza, aspectos que quedaron rezagados. La política, las urgencias de algunos, como siempre, relegaron a un segundo plano lo importante, el bien común.
Mientras Insulza se creía que podía jugar a la democracia con Honduras, un tema muy fácil para argumentar debido a que hubo militares involucrados en la expulsión de Zelaya, nunca se imagino que le pasarían la factura por un tema al que nunca le prestó verdadera atención, como es la indefensión de la oposición de Venezuela, país al que mira con desdén después de que el propio Chávez lo intimidó calificándolo de “pendejo” y luego lo tentó abriéndolo la posibilidad de tener muchos países alienados para votar por su reelección al frente del organismo.
Un cable de la agencia EFE de esta tarde, dio cuenta de una conferencia de prensa de la oposición venezolana desafiando a Insulza. ''Señor secretario general de la OEA: no se haga el tonto que nosotros sabemos que usted sabe lo que está ocurriendo en Venezuela; tenga vergüenza y no se convierta en un altavoz del tirano (Chávez) que despotiza a Venezuela'', dijo Henry Ramos Allup, de la socialdemócrata Acción Democrática, como portavoz de 11 partidos miembros de la Mesa de la Unidad Democrática, frente al edificio de la OEA en Caracas, en cuyo interior, el alcalde metropolitano, Antonio Ledezma, cumple una huelga de hambre en protesta por la usurpación de poder de parte de Chávez.
Los trapitos al sol que se están mostrando sobre Insulza, seguramente serán sus piedras en el camino para su reelección. Le será difícil revertir una imagen negativa en franco crecimiento.
Para la OEA, Insulza está expiando sus pecados y de esa forma no expone aún más su prestigio, el cual está, dicho sea de paso, bastante por el suelo.
Por suerte para la OEA, el desprestigio se le está acreditando directamente a su secretario general, a quien se le acusa de estar manejado como un títere por Hugo Chávez, quien de pronto ha sentido un interés inconmensurable por el papel de la organización para sacar a los golpistas del poder y reinstaurar la democracia en el país. Un interés, claro está, que Chávez jamás lo tuvo y que no lo tiene ya que ha desconocido siempre los fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y las decisiones de la Comisión, ambos organismos pertenecientes a la OEA.
Como buena marioneta de Chávez, Insulza sacó de la galera meses atrás argumentos innecesarios para atraer a la OEA al régimen totalitario de 50 años de La Habana, haciendo lobby a expensas de Chávez ante otros gobiernos, sin pedir nada a cambio, excepto la necesidad de inclusión. De repente, gracias a Insulza, la agenda interamericana se vio colmada por las discusiones en torno al régimen de los hermanos Castro, por lo que las reuniones de Trinidad y Tobago y de San Pedro Sula tuvieron como discusión un problema ideológico-propagandístico como el de Cuba, habiendo temas tan importantes para los ciudadanos como la inseguridad, la salud, la educación y la pobreza, aspectos que quedaron rezagados. La política, las urgencias de algunos, como siempre, relegaron a un segundo plano lo importante, el bien común.
Mientras Insulza se creía que podía jugar a la democracia con Honduras, un tema muy fácil para argumentar debido a que hubo militares involucrados en la expulsión de Zelaya, nunca se imagino que le pasarían la factura por un tema al que nunca le prestó verdadera atención, como es la indefensión de la oposición de Venezuela, país al que mira con desdén después de que el propio Chávez lo intimidó calificándolo de “pendejo” y luego lo tentó abriéndolo la posibilidad de tener muchos países alienados para votar por su reelección al frente del organismo.
Un cable de la agencia EFE de esta tarde, dio cuenta de una conferencia de prensa de la oposición venezolana desafiando a Insulza. ''Señor secretario general de la OEA: no se haga el tonto que nosotros sabemos que usted sabe lo que está ocurriendo en Venezuela; tenga vergüenza y no se convierta en un altavoz del tirano (Chávez) que despotiza a Venezuela'', dijo Henry Ramos Allup, de la socialdemócrata Acción Democrática, como portavoz de 11 partidos miembros de la Mesa de la Unidad Democrática, frente al edificio de la OEA en Caracas, en cuyo interior, el alcalde metropolitano, Antonio Ledezma, cumple una huelga de hambre en protesta por la usurpación de poder de parte de Chávez.
Los trapitos al sol que se están mostrando sobre Insulza, seguramente serán sus piedras en el camino para su reelección. Le será difícil revertir una imagen negativa en franco crecimiento.
Para la OEA, Insulza está expiando sus pecados y de esa forma no expone aún más su prestigio, el cual está, dicho sea de paso, bastante por el suelo.
julio 04, 2009
Honduras dice no a Chávez
El presidente venezolano está muy incómodo. A él (así como a la mayoría de los hondureños) no le importa la suerte de Mel Zelaya, esa es la cortina de humo, lo que le incomoda es saber que lo están rechazando a él y a su revolución. No es para menos. José Miguel Insulza no logró en sus reuniones en Tegucigalpa que las autoridades hondureñas decidan restituir a Mel Zelaya, según lo establece la resolución de la OEA, siendo el primer traspié internacional que Hugo Chávez sufre en su derrotero por expandir la revolución bolivariana a fuerza de billetera y petrodólares.
Más allá de la interpretación de los hechos y de los principios en juego, respecto a si la destitución de Zelaya fue un golpe o una transición democrática, lo cierto es que la crisis desenmascaró el problema real: la mayoría de los hondureños rechaza vivir en un país con un modelo chavista de gobierno.
Esta, es en realidad, la primera derrota internacional de Chávez. A nivel nacional, Chávez solo perdió en diciembre de 2007 de un total de 18 procesos electorales en 10 años, muchos de ellos forzados y con sospechas de fraude. Incluso Chávez se las ingenió para “matar” políticamente a quienes le ganaron algunas elecciones, por eso el alcalde Caracas, está ahora haciendo una huelga de hambre para que le restituyan sus poderes, y el gobernador del Zulia, está exiliado en Perú, perseguido como tantos otros disidentes.
Chávez ganó elecciones, pero ha destruido a los poderes públicos, ha desbandado a los sindicatos, intimidado a los partidos políticos, comprado a las Fuerzas Armadas, luchado contra la Iglesia, perseguido a medios y periodistas. En Venezuela nada se mueve si no es a su voluntad, claro está, todo dentro de un marco legal y jurídico creado a medida por dos poderes totalmente adictos. Una democracia sin contrapesos ni pluralidad y diversidad, no es democracia.
Chávez estuvo pataleando todos estos días, incluso en conjunto con Rafael Correa, Daniel Ortega, Evo Morales y Raúl Castro, quienes con el sarcasmo y el cinismo que les caracteriza, pidieron a la OEA restablecer la democracia en Honduras, la que ellos no practican en sus casas. Es más, hablaron de la Carta Democrática, la que utilizan como papel higiénico y Chávez, con total desparpajo, pide que en Honduras se cumpla con la resolución de la OEA que le daba 72 horas, mientras en su país jamás ha cumplido con los fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y con las decisiones de la Comisión, ambos organismos pertenecientes a la OEA.
La conveniencia política es mucha, por eso se entiende cómo estos países que en las reuniones de Trinidad y Tobago y de San Pedro Sula despotricaron y descalificaron a la OEA, sean ahora quienes se llenen la boca clamando por democracia.
Chávez está muy incómodo porque en Honduras se vio la primera y concreta medida en contra de la propagación de su revolución. Hasta ahora venía sorteando escollos, como la oposición que tuvo Zelaya de la dirigencia opositora y de los medios de comunicación cuando decidió ingresar al ALBA. Ya en aquella oportunidad, Chávez, quien se autoproclama no intervencionista en los asuntos de otros estados, calificó a los opositores de Zelaya y a los medios como “pitiyanquis” y “lame cu…” del imperio.
Esta noche, después de que en días pasados dijo que derrocaría a Micheletti con la fuerza militar, dijo que no era intervencionista y volvió a la carga contra Estados Unidos. Se cuidó de acusar directamente a Barack Obama – sabiendo que el presidente estadounidense es más popular que él en Venezuela mismo – pero sí avanzó en contra “de los varios Estados Unidos”, algunos de los cuales estarían detrás del golpe. Aunque no elaboró, la prensa propagandística de su régimen ya anduvo circulando información esta semana de que el golpe de Estado en Honduras era una estrategia del Pentágono para comenzar a socavar su hegemonía en la región.
Chávez está incómodo. Teme que el ejemplo de Honduras pudiera expandirse por otros países en donde él cree que tiene todo a su favor. Y él sabe que las apariencias engañan.
Más allá de la interpretación de los hechos y de los principios en juego, respecto a si la destitución de Zelaya fue un golpe o una transición democrática, lo cierto es que la crisis desenmascaró el problema real: la mayoría de los hondureños rechaza vivir en un país con un modelo chavista de gobierno.
Esta, es en realidad, la primera derrota internacional de Chávez. A nivel nacional, Chávez solo perdió en diciembre de 2007 de un total de 18 procesos electorales en 10 años, muchos de ellos forzados y con sospechas de fraude. Incluso Chávez se las ingenió para “matar” políticamente a quienes le ganaron algunas elecciones, por eso el alcalde Caracas, está ahora haciendo una huelga de hambre para que le restituyan sus poderes, y el gobernador del Zulia, está exiliado en Perú, perseguido como tantos otros disidentes.
Chávez ganó elecciones, pero ha destruido a los poderes públicos, ha desbandado a los sindicatos, intimidado a los partidos políticos, comprado a las Fuerzas Armadas, luchado contra la Iglesia, perseguido a medios y periodistas. En Venezuela nada se mueve si no es a su voluntad, claro está, todo dentro de un marco legal y jurídico creado a medida por dos poderes totalmente adictos. Una democracia sin contrapesos ni pluralidad y diversidad, no es democracia.
Chávez estuvo pataleando todos estos días, incluso en conjunto con Rafael Correa, Daniel Ortega, Evo Morales y Raúl Castro, quienes con el sarcasmo y el cinismo que les caracteriza, pidieron a la OEA restablecer la democracia en Honduras, la que ellos no practican en sus casas. Es más, hablaron de la Carta Democrática, la que utilizan como papel higiénico y Chávez, con total desparpajo, pide que en Honduras se cumpla con la resolución de la OEA que le daba 72 horas, mientras en su país jamás ha cumplido con los fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y con las decisiones de la Comisión, ambos organismos pertenecientes a la OEA.
La conveniencia política es mucha, por eso se entiende cómo estos países que en las reuniones de Trinidad y Tobago y de San Pedro Sula despotricaron y descalificaron a la OEA, sean ahora quienes se llenen la boca clamando por democracia.
Chávez está muy incómodo porque en Honduras se vio la primera y concreta medida en contra de la propagación de su revolución. Hasta ahora venía sorteando escollos, como la oposición que tuvo Zelaya de la dirigencia opositora y de los medios de comunicación cuando decidió ingresar al ALBA. Ya en aquella oportunidad, Chávez, quien se autoproclama no intervencionista en los asuntos de otros estados, calificó a los opositores de Zelaya y a los medios como “pitiyanquis” y “lame cu…” del imperio.
Esta noche, después de que en días pasados dijo que derrocaría a Micheletti con la fuerza militar, dijo que no era intervencionista y volvió a la carga contra Estados Unidos. Se cuidó de acusar directamente a Barack Obama – sabiendo que el presidente estadounidense es más popular que él en Venezuela mismo – pero sí avanzó en contra “de los varios Estados Unidos”, algunos de los cuales estarían detrás del golpe. Aunque no elaboró, la prensa propagandística de su régimen ya anduvo circulando información esta semana de que el golpe de Estado en Honduras era una estrategia del Pentágono para comenzar a socavar su hegemonía en la región.
Chávez está incómodo. Teme que el ejemplo de Honduras pudiera expandirse por otros países en donde él cree que tiene todo a su favor. Y él sabe que las apariencias engañan.
julio 02, 2009
El insulso Insulza y el injerencista Chávez
¿Qué le pasa a la OEA? ¿Qué le pasa a su secretario general? José Miguel Insulza ha llevado a la organización a un alto grado de desprestigio después de que buscó, apoyó e influenció a todos los gobiernos del área para que respaldaran el ingreso a la institución de una de las dictaduras más largas de la historia en el mundo.
Fue una medida política, de la que pudo convencer a los gobiernos, pero no pudo hacerlo con la gente de a pie, que más allá de las ideologías, reconoce que en Cuba no existe libertad y no le gustaría ir a vivir a “ese paraíso”
¿Es éste insulso personaje, el más idóneo para hablar de democracia y para negociar con el gobierno de Roberto Micheletti la restitución de Mel Zelaya? después de defender a un régimen como el de La Habana o no haber dicho nada a Hugo Chávez quien en días pasados expresó que invadiría Honduras para derrocar al gobierno. Parece que el tema de la no intervención es solo una vara aplicada a algunos países, particularmente los de izquierda.
Insulza, a quien se le acusa de buscar su reelección apoyado por Chávez y los gobiernos parte del sistema ideológico del ALBA, ¿es la persona idónea para negociar en Honduras, siendo que el golpe contra Zelaya se debió a su alianza entretejida con Chávez en los últimos años?
Seguramente cuando mañana Insulza sea recibido por Micheletti, tratando de negociar que se cumpla con la resolución de que se restituya a Zelaya, el secretario general de la OEA tendrá que soportar los vítores de miles de hondureños que apoyan al nuevo gobierno.
Mientras tanto, quien provocó todo este desbarajuste, Hugo Chávez, sigue mirando de lejos y acusando a los medios de comunicación de haber dado el golpe en connivencia con los militares y los demás poderes del Estado – ya que no puede acusar a Obama y al “imperio” que se desvinculó de todo – además de felicitar a Cristina de Kirchner quien acompañaría eventualmente a Zelaya a su regreso.
Pero lo más cómico de todo, es que hoy Hugo Chávez, fiel a no ir a ningún lado donde no pueda ser protegido por la inteligencia venezolana o cubana, dijo que no acompañaría a Zelaya, aunque aclaró que “yo quisiera ir, pero no debo, por la más elemental prudencia”. (¿¿??)
Más allá del destino de la crisis, lo cierto es que el conflicto ha desnudado que hay grandes movimientos en el continente que no quieren que Chávez se entrometa en sus asuntos internos, a pesar de que abra su billetera de par en par. Chávez declaró que su injerencia en Honduras es falsa, pero los hondureños lo desmienten gritándole masivamente en las calles.
Fue una medida política, de la que pudo convencer a los gobiernos, pero no pudo hacerlo con la gente de a pie, que más allá de las ideologías, reconoce que en Cuba no existe libertad y no le gustaría ir a vivir a “ese paraíso”
¿Es éste insulso personaje, el más idóneo para hablar de democracia y para negociar con el gobierno de Roberto Micheletti la restitución de Mel Zelaya? después de defender a un régimen como el de La Habana o no haber dicho nada a Hugo Chávez quien en días pasados expresó que invadiría Honduras para derrocar al gobierno. Parece que el tema de la no intervención es solo una vara aplicada a algunos países, particularmente los de izquierda.
Insulza, a quien se le acusa de buscar su reelección apoyado por Chávez y los gobiernos parte del sistema ideológico del ALBA, ¿es la persona idónea para negociar en Honduras, siendo que el golpe contra Zelaya se debió a su alianza entretejida con Chávez en los últimos años?
Seguramente cuando mañana Insulza sea recibido por Micheletti, tratando de negociar que se cumpla con la resolución de que se restituya a Zelaya, el secretario general de la OEA tendrá que soportar los vítores de miles de hondureños que apoyan al nuevo gobierno.
Mientras tanto, quien provocó todo este desbarajuste, Hugo Chávez, sigue mirando de lejos y acusando a los medios de comunicación de haber dado el golpe en connivencia con los militares y los demás poderes del Estado – ya que no puede acusar a Obama y al “imperio” que se desvinculó de todo – además de felicitar a Cristina de Kirchner quien acompañaría eventualmente a Zelaya a su regreso.
Pero lo más cómico de todo, es que hoy Hugo Chávez, fiel a no ir a ningún lado donde no pueda ser protegido por la inteligencia venezolana o cubana, dijo que no acompañaría a Zelaya, aunque aclaró que “yo quisiera ir, pero no debo, por la más elemental prudencia”. (¿¿??)
Más allá del destino de la crisis, lo cierto es que el conflicto ha desnudado que hay grandes movimientos en el continente que no quieren que Chávez se entrometa en sus asuntos internos, a pesar de que abra su billetera de par en par. Chávez declaró que su injerencia en Honduras es falsa, pero los hondureños lo desmienten gritándole masivamente en las calles.
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