Como anillo al dedo dice el refrán.
Adagio popular que no se puede dejar de aplicar al presidente boliviano Evo
Morales, quien hasta hace semanas atrás estaba tratando de defenderse de los
ataques de la oposición y de los ciudadanos por sus intenciones de ir a la
reelección, mediante una interpretación bastante controversial de la nueva
Constitución de su país – interpretación aprobada por el Tribunal
Constitucional - que en su letra no lo permite.
Evo que hasta hace poco trataba
de defenderse por el supuesto abuso de poder, encontró con el caso del ex
contratista de la CIA, Edward Snowden, el viento de cola que le permite de
repente alzarse en popularidad y empezar a transitar un camino pre electoral
con todos los beneficios.
Evo está ahora aprovechando
los vientos del nacionalismo gracias a su prédica anti imperialista que
consiguió amalgamar después de que sufrió el bloqueo aéreo por parte de varios
países europeos, entre ellos Francia, España, Portugal e Italia, luego de
entrevistarse con el presidente ruso, Vladimir Putin.
Si bien al principio las
autoridades europeas rezongaron cuando Morales exigió disculpas y una
investigación, uno a uno esos países se doblegaron ante el mandatario, una vez que
desde Latinoamérica se les reclamó sentido común, ya que no puede haber razón
valedera para negar espacio aéreo y derecho de aeropuerto a un Presidente, por
más que hayan creído que en el avión se transportaba clandestinamente a Snowden.
Los españoles fueron los primeros en disculparse, tras los reclamos desde el Unasur,
el Mercosur y la OEA, pero ahora Evo está pidiendo más que disculpas, sino que
se castigue a los responsables de haber estado dando las órdenes o, como en el
caso español, al embajador en Austria que quiso requisar el avión presidencial
boliviano.
Más allá de los vaivenes de
estos días, Evo sabe que si sigue denunciando la tropelía europea, denunciando al
imperio y manteniéndose como víctima, tiene grandes chances de aumentar su capital
político.
Difícilmente Evo deje
escapar esta posibilidad. No le tembló la voz para decir que hasta considera
cerrar la embajada estadounidense en su país, una medida que no parece ilógica
si se considera que echó al embajador estadounidense años atrás, también a los agentes
de la DEA (la agencia antidrogas estadounidense) y, recientemente, a los
miembros de la USAID (la agencia de ayuda internacional estadounidense).
Evo seguirá sacando partido
de la actitud energúmena de los europeos que le han ayudado a transformarse en
víctima, a revitalizar un aparato de propaganda gubernamental que estaba
bastante debilitado mediante un nacionalismo de patas cortas y a neutralizar
una oposición que no tuvo otra opción que respaldar al “presidente perseguido”.