diciembre 30, 2013

Barack Obama, presidente autodestructivo

Barack Obama no espera el momento que este 2013 se acabe. Terminó sin autoridad moral ni confianza pública, fruto de dos tsunamis políticos que hundieron su popularidad y activaron su autodestrucción: Mucha vigilancia y poca transparencia.

El espionaje masivo e indiscriminado por parte de la Agencia Nacional de Seguridad (ANS) que denunció Edward Snowden, destruyó su autoridad y liderazgo internacional, que venía construyendo tras una presidencia para el olvido de George Bush.

Sus logros sobre el retiro de tropas de Irak, la detección de armas químicas de Siria y un Irán más pacífico dispuesto a negociar su plan nuclear, quedaron insignificantes ante la evidencia de un plan de espionaje que no discriminó entre connacionales y extranjeros, entre líderes amigos y enemigos, desde la brasileña Dilma Rousseff a la alemana Angela Merkel o del ruso Vladimir Putin al norcoreano a Kim Jong-un.

El espionaje delatado aumentó la desconfianza entre los estadounidenses que ven a un gobierno poco cuidadoso, tartamudo a la hora de justificar sus planes de seguridad nacional y obstinadamente paranoico, invadiendo la privacidad de sus ciudadanos con tal de detectar acciones terroristas en cualquier lado.

A nivel nacional, las críticas le llueven a Obama porque su programa de salud y la reforma migratoria no terminan de cuajar y la recuperación económica sigue tímida. Sin embargo, para su sorpresa, la peor de todas las críticas le llega de la prensa, un sector que siempre se mostró aliado, condescendiente tanto con sus aciertos como con sus yerros.

Esta vez, medios y periodistas protestaron a la Casa Blanca por la poca transparencia del gobierno, más interesado en hacer propaganda y relaciones públicas que en brindar acceso a información de interés pública, algo sin antecedentes. Le reclamaron su tendencia al secreto, a clasificar información y, en especial, por bloquear el acceso de los medios a la Casa Blanca, teniendo que contentarse con fotografías y boletines oficiales que siempre muestran a Obama en sus mejores poses y con las palabras adecuadas.

En su última conferencia de prensa del año, Obama dijo a regañadientes que revisará las prácticas de espionaje. Testarudo, advirtió que no las cambiará demasiado, argumentando que están sustentadas por ley y que son necesarias para garantizar la seguridad de los estadounidenses. Una actitud muy emparentada a la defensa de la tortura a terroristas que hacía Bush en aras de la seguridad nacional, y a la que Obama criticaba porque “nunca el fin debe justificar los medios”.

Lo que Obama no consideró en su actual justificación, es que un juez federal falló hace un par de semanas sobre las prácticas de espionaje a través del internet y por teléfono, sentenciando que son inconstitucionales, porque se trata de una invasión de la privacidad, indiscriminada y arbitraria; y porque, además, las leyes sobre espionaje son extemporáneas e injustificables.

La misma posición han adoptado empresas de tecnología como Facebook, Twitter Google y Apple, entre otras, que hasta entonces se habían mostrado muy complacientes con los pedidos del gobierno, argumentando que se trataba de una complicidad obligada por ley. Ahora todos se preguntan si estas compañías no se habrán puesto críticas solo para recuperar credibilidad y hasta qué grado de vigilancia habrían permitido si no fuera por las denuncias de Snowden.

EE.UU. no es el único país que espía. Pero lo esencial es saber si todos los gobiernos aceptarán limitar la extensión del espionaje, respetar el derecho a la privacidad y si evitarán quebrantar la legislación internacional sobre derechos humanos, como pidió esta semana una resolución de Naciones Unidas firmada por 193 países.

Sería ilusorio pensar que el espionaje desaparecerá. Aunque se justifique como garante de la seguridad, no debiera ser indiscriminado y sin límite, ni preferible a otros métodos para conseguir información de inteligencia de países amigos, desde la diplomacia a recursos más constitucionales.

El 28 de enero, Obama ofrecerá un nuevo discurso ante el Congreso. Tendrá la posibilidad de anunciar límites al espionaje y acciones para hacer más transparente a su gobierno. Será la única manera con la que podrá detener su autodestrucción y retomar autoridad. 

diciembre 27, 2013

Gracias a Norberto, por enseñarme el valor de la libertad

Como todos los años para esta época, recibí el saludo agradecido de Norberto Ricardo, un cubano a quien divisé en su balsa en la inmensidad del Estrecho de la Florida, cuando junto a sus cinco compañeros remaba hacia la libertad.

El saludo esta vez fue especial. Vino acompañado por una foto de un papelito que él atesora y que considera “mi nueva Acta de Nacimiento”, y que le arrojé desde un avión cuando ya estaba a punto de convertirse en una oscura estadística, engrosando la de aquellos que no pueden con el mar ni la vida.

Tal como escribí en una columna que publiqué en enero de 1999, después de entrevistarlo de nuevo, esta es la historia del rescate de Norberto y su abrazo con la libertad:

“Aquel día, 16 de agosto de 1993, peinando el océano con la flotilla de Hermanos al Rescate en busca de refugiados, pude asociar con imágenes el significado de la libertad: Un grupo de personas desencajadas, agitando sus brazos para abrazarnos a cientos de metros y saltando a gritos en una titubeante balsa de cámaras de camión, sobre un fondo azul profundo y tenebroso. ¡Esa es la libertad!

El júbilo nos contagió a todos, los de la balsa y del avión. Ellos descubrieron libertad, nosotros vida. Los de abajo estaban recién a medio camino después de cuatro días de travesía desde su salida del Cotorro, La Habana. Ya no tenían agua ni comida y los brazos les pesaban como piedra. En vuelos rasantes les tiramos pomos con agua y una botella con una esquelita que, como periodista invitado, los pilotos argentinos Lares me permitieron arrojar y que luego Norberto guardó para siempre: “Bienvenidos a tierra de libertad, Dios envió a Hermanos al Rescate por vosotros. El Guardacosta está en camino, no se desesperen. Les Abrazan sus Hermanos al Rescate. PD. Si tiene algún enfermo alcen todos las manos al pasar el avión”.

Seguí luego el trajinar migratorio y entablé amistad con Norberto. En estos 15 años jamás perdió su optimismo contagioso, su gratitud venerable y su nostalgia por la Cuba que no pudo ser. Nació cuando el gobierno comunista ya tenía 13 años. “Desde chico me cansé de no poder ser yo”, descarga entre anécdotas. Se sentía oprimido por un régimen que no permite la iniciativa propia; que vigila; que induce a la desconfianza mutua; a no poder reunirse sin despertar sospechas; a no poder viajar sin permiso; a no tener religión; a no poder expresar opiniones; y con acceso a derechos magros, como educación adoctrinada, salud sin medicinas y libreta de racionamiento escasa.

“Aquello no se lo puede contar, hay que vivirlo”, repite cada vez que escucha alabanzas foráneas sobre el comunismo. Por esas privaciones decidió tirarse al mar, a pesar de que tenía “99 posibilidades para perder y una sola para ganar”. Las estadísticas son escalofriantes. Más de 50 mil cubanos cruzaron en balsa el Estrecho durante el régimen castrista, pero algunos estiman que una cifra mayor pereció en el intento. Éxodo y holocausto al mismo tiempo.

Norberto lo intentó tres veces. En la primera lo atraparon y pasó 28 días en un calabozo de Villa Marista. En 1993 fue uno de los 3.687 balseros que alcanzó la Florida, previo al éxodo masivo de 1994 permitido por Fidel Castro, que derivó en acuerdos migratorios entre Cuba y EE.UU., opacados por el hundimiento del remolcador “13 de Marzo” en julio de 1994 y el derribo de dos avionetas de Hermanos al Rescate en febrero de 1996.

Cuando la conversación es más íntima, Norberto confiesa no comprender cómo pudo haber tenido el valor para enfrentarse a “todo o nada”, a los tiburones, y no fue capaz de desafiar al sistema. “Es que son muy eficientes – se responde – logran que todos desconfiemos de todos, que nos acusemos, nos controlemos, que tengamos doble cara”.

Norberto sabe que el paraíso no existe, y que su actual tiene imperfecciones.  Pero está feliz que sus tres hijos tengan ahora lo que él nunca tuvo hasta que se arrojó al mar. Para ellos, viajar, expresarse, disentir, criticar, votar… son verbos superficiales. “No saben lo que es sentirse preso en su propio país”, dice con orgullo.

Junto a sus hijos, esposa y madre, Norberto vive hoy en Miami en una casa que pudo comprar y que sirvió de refugio a otros 53 familiares que trajo desde 1994.  

Mientras en Cuba el gobierno festeja sus logros de medio siglo recibiendo a gobernantes a los que prohíbe reunirse con disidentes, yo celebro que Norberto me haya enseñado el valor de la libertad, que se la haya regalado a su familia, y de haberme prometido intercambiar mis fotos de la balsa por su tesoro mejor guardado, una copia de aquel papelito”.

diciembre 26, 2013

Regalo navideño de Cristina

La presidente argentina, Cristina de Kirchner, desmintió que será candidata nuevamente en las elecciones de 2015, dando a gran parte de los argentinos un regalo navideño sin igual.

De confirmarse su promesa y de respetarse la cláusula constitucional de que no puede buscar una segunda reelección, quedarán en el pasado doce años kirchneristas que no fueron buenos para el país, pese a que la máquina de propaganda del gobierno y sus partidarios ideológicos aseguren lo contrario.

Claro que no se le puede achacar al kirchnerismo todos los males del país - gobiernos anteriores deben asumir culpas – pero es obvio que en esta última década el gobierno, no obstante el boom económico gracias al precio internacional de las materias primas, no hizo lo posible para cambiar lo heredado. Aún peor, profundizó la perenne crisis socio-económica-política que viene afectando al país generación tras generación.

Así lo demuestran los datos que arrojó el reciente estudio de la Universidad Católica Argentina. Más de 10 millones de los 45 totales viven en la pobreza, tres millones de personas están mal nutridas y un 25% de la población no accede al mercado laboral formal.

El dato más preocupante del informe, “Heterogeneidades estructurales y desigualdades sociales persistentes”, es que la marginalidad estructural no mejoró en el país, pese a un crecimiento económico que en algunos años alcanzó al 8%. Como consecuencia de esa brecha cada vez más grande entre ricos y pobres, se potenciaron el crimen, el delito, la inseguridad y los privilegios.

Los datos son aún más preocupantes para el futuro inmediato si se consideran los índices crecientes de inflación que hacen añicos los planes; así como más oscuro se ve el panorama del futuro a mediano y largo plazo, cuando se observa que la deserción en la escuela secundaria alcanza al 37% (que esos jóvenes rara vez consiguen empleos) y que la educación no es una prioridad del gobierno.


Es probable que el gobierno critique o desmienta los resultados de este informe o que las palabras del diputado y amigo de Cristina, Carlos Kunkel, sobre su posibilidad de candidatearse, hayan sido otro globo de ensayo. Pero de lo que sí no hay dudas, es que el país está sin liderazgo y a la deriva.  

diciembre 23, 2013

Navidad, entre ser y tener

Navidad y año nuevo es buen tiempo para pensar en lo que se cosechó y lo nuevo por cultivar. Si la semilla se nutre y cuida, germinará con fuerza y la próxima cosecha será próspera. Esa era la filosofía de Chauncey Gardiner que Peter Sellers inmortalizó en “Desde el Jardín”.

Pero a diferencia de la película, en esta época consumista en que se vanagloria el poder y el poseer, cuando se habla de cosecha se confunde tener con ser. Por eso uno se pregunta si no le convendría tomar atajos. Sino sería mejor no pagar impuestos, robar o traficar droga, a intentar acertarle al gordo de Navidad, la otra posibilidad rápida para tener o “ser” más.

Es cierto que algunos que toman atajos terminan mal, tiroteados o en la cárcel, pero muchos la pasan bien. Ostentan sus Ferrari y los diamantes de sus Rolex, despilfarran en lo exótico, coleccionan Picassos o Petrus merlot, mientras donan millonadas a campañas políticas e iglesias, con el fin de comprar favores y tranquilidad de conciencia.

Es un mundo difícil de comprender. Donde un científico premio Nobel termina su vida en un Toyota, mientras un futbolista la empieza en una Maserati. Donde al profesional deshonesto se le venera por su picardía, y al obrero honrado se lo minimiza por tonto. Donde el ladrón de gallinas paga entre rejas y el estafador siempre termina comprando su libertad. Donde se argumenta legalmente la muerte por pena capital o por aborto, mientras se protege con uñas la vida de mascotas y animales.

Un mundo confuso en el que se desconfía cada vez más de los elegidos para liderar. Donde a aquellos que se les delegó el poder de servir, terminan sirviéndose del poder. Donde los demócratas se convierten en autoritarios, las instituciones se debilitan, los golpes siguen siendo opción y los militantes y partidarios, por ideología, excusan a sus jefes por sus abusos y corrupción. Donde se justifica que el espionaje gubernamental sea en aras de la seguridad nacional, pero poco se hace por el crimen y la inseguridad personal.

Parte de la culpa es de los medios. Ensalzan lo chabacano, mistifican lo sensacionalista y quienes desafían las buenas costumbres, adornan las revistas del corazón que todos deglutimos con devoción. La TV y el cine deforman la realidad, crean nuevas modas, celebridades y valores. Así, aplaudimos los varios casamientos de Elizabeth y las múltiples andadas de Jennifer, con la misma convicción que crucificamos a la hija del vecino por siquiera el uno por ciento de aquella promiscuidad.

No se trata de resentir contra aquellos a los que honradamente les va bien y tienen y que generan empleos, riquezas y talentos para mejorar sus vidas y las de sus comunidades. Seguramente son más los que innovan, crean e inventan, defienden causas, impregnan de honestidad a sus hijos, anteponen las palabras a los fusiles y dan más de lo que reciben; pero no se notan. Es que el ruido lo hacen los arrogantes, ostentosos y embusteros, los que a gritos se auto festejan y mercadean.

No es fácil hacer equilibrio entre estos dos mundos. Aquel atractivo, lleno de banalidad que pintaba muy bien Mario Vargas Llosa en “la civilización del espectáculo” y el otro, más espinoso, el del papa Francisco. Este nos reclama atención por la desigualdad y los más pobres, menos egoísmo y más caridad, mayor austeridad y menor pomposidad, al tiempo que nos invita a que, ante cualquier acción o actitud del otro, nos desafiemos con una simple pregunta: “¿Quién soy yo para juzgar?”.

Es difícil vivir este mundo en el que compiten palmo a palmo el tener y el ser, de ahí la confusión de enviar a nuestros hijos a estudiar no para que sean mejores, sino para que posean más. Difícil es alcanzar la sabiduría para distinguir esa diferencia entre tener o ser, entre el tener y el ostentar, sin caer en tentaciones ni atajos.

Lo más a mano, quizás, es empezar por advertir que Dios ya nos concede atajos todos los días. Admitir que la ordinaria normalidad que nos regala, es un descomunal privilegio que otros desearían poseer, como los refugiados y desplazados por las guerras, los migrantes que perecen en las fronteras, los enfermos terminales, los perseguidos y discriminados por cualquier opinión u opción. Reconocer esto y analizar nuestra cosecha, es el mejor regalo que nos podemos hacer.

diciembre 20, 2013

De Francisco a Pepe: El rescate de la austeridad

Primero fue la revista Time que escogió al papa Francisco por sobre Edward Snowden como la Persona del Año. En un largo y claro reportaje, los editores de Time dijeron que la austeridad, el don de conectarse con la gente y las profundas reformas en el Vaticano en tan corto tiempo, y que empezaron con muestras de frugalidad personal, hicieron del Pontífice el único líder del mundo que se diferenció del resto.

Quedaron en el camino de esa elección otras personas que también influenciaron el mundo y la forma de percibirlo y apreciarlo. El segundo lugar le perteneció a Snowden, por lo que demostraron sus denuncias sobre el masivo y escandaloso programa de espionaje del gobierno de EE.UU. que en aras de la seguridad nacional invadió la privacidad de ciudadanos y vigiló a líderes amigos y enemigos por igual.

Y ahora apareció la prestigiosa revista The Economist que eligió como el personaje del año, no a una persona o un hecho como habitualmente lo hace, sino a un país. El agraciado fue el más chico de Suramérica, Uruguay, que con 3.3 millones de habitantes se proyectó mundialmente sobre la base de la flamante ley que legaliza el consumo y estatiza la producción y distribución de la marihuana, legalizó los matrimonios gay como ya se había hecho en Argentina, y tiene un presidente, José “Pepe” Mujica, cuya filosofía austeramente campesina, muestra que también se puede ser Presidente sin tanta pompa, lujos y poder.

A diferencia de otros, Mujica, como militante de izquierda y que de joven fue Tupamaro junto a su esposa, jamás abandonó sus ideales y forma socialista y frugal de vivir, aquellos que otros comunistas la dictan a los demás, pero desde sus Mercedes y privilegios en el poder. Mujica todavía hoy, en un mundo que pide a gritos ejemplos, dona el 90% de su salario, vive en su chacra de pocas hectáreas, cultiva la tierra y recoge hortalizas desde su tractor y, mejor aún,  enseña a niños y jóvenes pobres cómo ganarse la vida en el campo.


En un mundo en el que el consumo distorsiona los valores y la trivialidad propone tentaciones, la elección del Papa argentino y del Presidente uruguayo se hace la más apropiada. La vida de estos dos líderes - marcadas por la humildad, el desprendimiento y el servicio, y por el coraje para cambiar las cosas después de los 70 años - invita a la reflexión, justo a tiempo para esta época navideña.

diciembre 18, 2013

Miami, David Beckham y regalo de Navidad

Miami tiene todo, bueno, casi todo lo que tienen las ciudades importantes. Si algo le faltaba es el fútbol y eso parece que vino ayer en paquetito y con moñito de regalo de Navidad. La noticia más optimista del año para la expansión de la ciudad a otro nivel, la dio el Concejo de Miami-Dade al votar a favor de iniciar las negociaciones con el famoso y carismático inglés, David Beckham, para aceptar su propuesta de atraer un equipo profesional de fútbol de la MLS.
A Miami, con las franquicias de los deportes profesionales más importantes, entre ellos el Heat, los Marlins y los Dolphins, y a pocos kilómetros los Panthers en Fort Lauderdale, solo le faltaba atraer el fútbol de la MLS después de que años atrás los Strikers abandonaran la zona sin el acompañamiento de una población latina que miraba de reojo.
Hoy la visión es distinta. La población de Miami es más hispana y heterogénea y los residentes de siempre, americanos y latinos por igual, aprendieron a ver el soccer con más cercanía, después de que la MLS y la FIFA vienen machacando con la fiebre del mundo a fuerza de buen juego y mercadotecnia. Y a esto hay que sumarle la visión de Beckman de hablar de fútbol cuando el Mundial de Brasil está en boca de todos y ya se palpita.
Beckham tiene mucho que ver con esa nueva visión del fútbol, y trajo lo que otras luminarias y grandes futbolistas como Pelé, Beckenbauer, y muchos otros no pudieron. Esa mezcla de buen fútbol, pelotas curvas, golazos y pases milimétricos, combinados con una gran dosis de celebridad y entretenimiento que descargó desde Los Angeles o Hollywood para todo el país. Y esa mezcla explosiva no hubiera podido tener mejor destino que Miami, ciudad que siempre fue buena en todos los deportes, pero que tiene un valor agregado para el mundo después de que hace tres años aterrizara uno de los mejores embajadores del deporte: Lebron James, el Rey.
Beckham tiene todos los condimentos. Fama, visión e integridad para los negocios, y una figura imantada para las multitudes. Miami, Fútbol y Beckham son una excelente combinación, una propuesta que supera a otras que en el pasado de la ciudad se intentaron sin éxito.
Todavía falta tiempo para que la propuesta cuaje y tal vez el mayor escollo será la intención de la firma Beckham Brand Limited de querer construir el estadio - con fondos privados y pagando el alquiler del espacio si es público – en el Puerto de Miami. Es verdad que ese lugar tiene un atractivo importante, por cuanto está a pocas cuadras del downtown de Miami, con una vista espectacular de la ciudad, un espacio donde converge el transporte público, evasivo en otras áreas de Miami. Pero también es cierto que le sumará una carga demasiado pesada para el centro, donde el tráfico es descomunal, y para el puerto, uno de los más activos del mundo en cuanto a pasajeros de cruceros y cargas que llegarán en barcos de gran calado cuando pronto quede terminada la expansión del Canal de Panamá.

Para nuestro bien como amantes del fútbol y para Miami para fortalecer su imagen como gran imán turístico del mundo, ojalá que las pretensiones de construir un estadio en un lugar no tan factible, no descarrilen ni la propuesta ni la inversión económica y humana a futuro. Ojalá que Miami se dé el gusto de aceptar este regalo de Navidad.      

diciembre 16, 2013

El apretón de manos no tan significativo

Mientras Barack Obama y Raúl Castro se saludaban sonrientes y mirándose a los ojos con un apretón de manos en el funeral de Nelson Mandela en Soweto, todo el mundo maquinaba diferentes escenarios según sus convicciones o deseos.

Muchos se creyeron testigos de un hito histórico. Interpretaron con optimismo que estos dos países enemigos desde que la revolución bajó de la Sierra Maestra, pudieran tejer una nueva relación que termine por derribar el embargo de EE.UU. sobre Cuba. Son los que auguraban mayor acercamiento entre ambos países, desde que Obama flexibilizó los viajes hacia la isla y Raúl iniciara reformas económicas, inimaginables en la era de su hermano Fidel.

Muchos otros se indignaron con Obama. Le estrechó la mano a un dictador hipócrita, que habiendo ido a celebrar la vida de Mandela en contra del apartheid, mantiene intacta la discriminación política y social en su país, privilegiando solo a aquellos que comulgan con el partido comunista o el gobierno. Son los que detectaron que en el preciso momento que Raúl se golpeaba el pecho alabando a Mandela por su liderazgo consagrado a la “libertad y la justicia”, en Cuba la Seguridad del Estado apaleaba y detenía a 150 disidentes por conmemorar el Día Internacional de los Derechos Humanos.

El apretón que para Raúl fue un gesto de dos personas civilizadas, no fue para Obama más que un saludo cordial, como aquel del 2000 entre Bill Clinton y Fidel Castro en Naciones Unidas. Aunque los ingenuos creyeron ver el verdadero final de la Guerra Fría, nada cambió desde entonces. Cuba sigue siendo un país donde los que piensan distinto terminan en la cárcel, como Mandela; sufren restricciones o, visa de salida o barca precaria de por medio, ven que sus sueños solo se cumplirán en el exterior, como anhelan los 44 mil cubanos que este 2013 abandonaron su isla para siempre.

Lejos de los optimistas, indignados e ingenuos, otro grupo, más realista, observó que Obama puso las cosas en su lugar. Directo y lapidario, no dejó dudas sobre la filosofía estadounidense en torno a la democracia y la libertad, aun cuando muchos lobos disfrazados de oveja también subían al podio del estadio a rendir honores a Mandela: “Hay muchos que expresan solidaridad con la lucha de Mandiba por la libertad, pero no toleran el disenso de su propio pueblo”.

Aunque muchos desearían que el apretón de manos sea el preludio a relaciones más armoniosas, no consideran que EE.UU., cuando se trata de democracia, nunca podrá relegar su filosofía, porque de lo contrario estaría borrando con el codo un siglo entero de diplomacia, invasiones, guerras, golpes, bloqueos, embargos y sanciones económicas que ha hecho en nombre de ella. Así que por más que Obama haya decidido flexibilizar algunas restricciones, debido a una mayor apertura económica en Cuba, jamás podría restablecer relaciones diplomáticas si el gobierno castrista no emprende reformas políticas a profundidad.

Estas reformas no parece que ocurrirán pronto, mientras los Castro sigan atornillados al poder. Sería rarísimo que se reforme la Constitución para que el Partido Comunista deje el monopolio de la política, para que de las elecciones participen los que opinan diferente al gobierno, que se libere a los presos de conciencia, que se permita a los medios ser libres e independientes, que nadie sufra represalias por disentir, que todos tengan el derecho a entrar y salir del país, que la empresa privada comparta la economía, que haya sindicatos, que la educación no sea adoctrinamiento y que, en definitiva, cada quien tenga derecho al libre albedrío.

Se podrá disentir y discutir sobre si el embargo y la ayuda a los disidentes, a través de programas del Departamento de Estado para promover la democracia, cumplen todavía hoy su propósito o son eficientes. Pero lo indiscutible, es que Cuba siegue siendo el mayor receptor de fondos del gobierno estadounidense, muestra inequívoca de que EE.UU. mantiene y seguirá ejerciendo presión sobre los Castro.

Si Cuba no hace reformas políticas que puedan convencer no solo a Obama sino al Congreso estadounidense, el único que puede tomar la decisión de levantar el embargo, este apretón de manos, como el anterior de Clinton y Fidel, quedará solo como una insignificante referencia anecdótica.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...