abril 09, 2016

House of Cards o los Panama Papers

Ni Claire ni Frank Underwood imaginarían que la realidad de los “Panama Papers” superaría la ficción de House of Cards. Queda así reconfirmado que no solo los narcotraficantes, mafiosos y traficantes de armas lavan dinero.

También lo hacen impúdicamente presidentes, reyes, empresarios, celebridades, futbolistas y 29 billonarios que figuran en la lista Forbes de los 500 más ricos del mundo. Así se desprende de la investigación periodística sobre las compañías offshore en paraísos fiscales, en la que colaboraron 376 reporteros de 109 medios de comunicación de 76 países, organizados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación.

Como en un cambalache, ya nada sorprende en este mundo en el que todo está globalizado; la corrupción más que nada. Como en un efecto dominó, las denuncias y filtraciones son parte del nuevo paisaje que ayuda a crear una realidad que muchos buscan esconder: Desde los banqueros avaros de Wall Street que produjeron la catástrofe de la burbuja hipotecaria del 2008, pasando a las filtraciones de Julian Assange y sus miles de cables de Wikileaks o las denuncias de espionaje masivo de Edward Snowden, hasta el escándalo de sobornos del FifaGate, al lavado masivo del Lava Jato brasileño y el conteo impúdico de La Rosadita argentina.

Los Panama Papers harán historia y seguramente la estrategia de publicación a nivel mundial estará dosificada como sucedió con los cables de Wikileaks. Muchos perderán la cabeza, como el vice primer ministro islandés, Sigmundur Gunnlaugsonn, que renunció apenas fue denunciado y otros temerán perderla o tendrán que salir a explicar y defenderse como Lionel Messi, Roberto Carlos, Pedro Almodóvar y Mario Vargas Llosa o el argentino Mauricio Macri y el rey de Saudi Arabia. Y otros, como el ruso Vladimir Putin, cuyos amigos habrían desfalcado dos billones al fisco, dirán que se trata de propaganda occidental.

Sin dudas que algunos justos pagarán por pecadores, pero ante tanta impunidad y falta de justicia que parece reinar en un mundo estilo Miami Vice, el público parece disfrutar de la justicia por manos propias que se arrogó esta vez el Periodismo o, en otras palabras, del escrache público de aquellos que mantenían su riqueza oculta al fisco y que, en muchos casos, la ostentaban con ligereza y arrogancia como si fuera producto del sudor de sus frentes.

Lo más interesante de esta era de globalización es que así como se ha internacionalizado la corrupción, también se expandió el avance de las denuncias, de los soplones que filtran información y de los arrepentidos, que motivados por los beneficios judiciales, delatan a sus colegas y fechorías. Así como en el caso de Snowden, Wikileaks o el Figagate, es lo que sucedió con un soplón que, sin querer nada a cambio, entregó 11.5 millones de páginas de información al diario alemán Suddeutsche Zeitung, sobre los negocios entre el estudio legal panameño Mossack Fonseca y sus clientes.

No se sabe a ciencia cierta el incentivo de quien ha filtrado la información o si fue un hacker. Las especulaciones son muchas. Pero la denuncia sobre Mossack Fonseca, uno de los cinco estudios más grandes del mundo en la creación de compañías off-shore, con oficinas en 35 países, huele a un ajuste de cuentas contra los distintos gobiernos panameños que en las últimas décadas han sido reacios a la transparencia y a colaborar con investigadores internacionales.

Mucha información conduce a Miami y otros destinos que se favorecieron con los fondos provenientes de los paraísos fiscales. Varios de los nuevos rascacielos de Miami se construyeron con millones de dólares en efectivo que provino de sociedades anónimas y compañías off-shore. Mucho debe ser legítimo; otro tanto no. Lo inentendible es cómo EEUU es juez y parte. Reclama e investiga por más transparencia, pero atrae lo oscuro. Algo no funciona.

En un mundo globalizado y sobre saturado de información, en el que cuesta diferenciar lo esencial de lo chabacano, es importante el papel investigativo del Periodismo para iluminar y destapar la realidad. La justicia le corresponde a otros; pero, obviamente, la información bien investigada y procesada ayuda o presiona por más justicia o, al menos, a crear la sensación de que se hará justicia. 

abril 03, 2016

Argentina deja Telesur y a la propaganda

Nicolás Maduro se enojó con su colega Mauricio Macri porque Argentina decidió retirarse de la cadena televisiva multiestatal Telesur, de la que era socia desde que Hugo Chávez la creó en 2005 para contrarrestar la “propaganda imperialista de CNN”.

El berrinche de Maduro fue para matar dos pájaros de un tiro. Se la tenía jurada al presidente argentino desde que anunció que pediría al Mercosur aplicar la cláusula democrática contra Venezuela por su violación sistemática de los derechos humanos. Macri luego cedió porque la oposición ganó las elecciones legislativas, aunque seguramente insista ahora al saber que Maduro se niega a promulgar una ley de amnistía que el Congreso venezolano aprobó esta semana para liberar a 78 presos políticos.

Maduro, fiel a su estilo mandón y boquiabierto, comparó a Macri con los represores, haciendo un juego de palabras entre “desaparecer” a Telesur y los “30 mil desaparecidos”, desafiando con que nadie va a “desaparecer la verdad… si la prohíben en Argentina, millones de argentinos la verán por internet”.

La exageración no pudo tapar la realidad de Telesur. Más que un canal de noticias es un capricho propagandístico subvencionado por el chavismo, ideado para propagar “el socialismo del siglo 21”, ahora en retirada y desahuciado. No tiene impacto ni audiencia y mucho menos credibilidad. Provee información en forma unidireccional, característica especial a la que apuntó el ministro argentino de Medios Públicos, Hernán Lombardi.

Lombardi no necesitó decir mucho más para justificar que Argentina se retira de la televisora. La salida no es tan solo política, sino pragmática y coherente con los criterios de Macri para desactivar los órganos que sustentaron el relato K o la narrativa estrambótica ideada por el chavismo que, a través de Telesur, prefiere dar espacio a los líderes narcotraficantes de las Farc para hablar de sus logros por la paz, que a admitir la existencia de presos políticos en su país de origen.

El ahorro económico para el gobierno argentino no es mucho por el 16% de participación en Telesur, algo así como un cuarto de millón de dólares, aunque un solo dólar de los contribuyentes destinados a propaganda es un malgasto total. Sin embargo, la decisión le sirve a Macri para fundamentar su política informativa. Había prometido en campaña que acabaría con la propaganda, que los medios que maneja el gobierno serían públicos y no partidarios y que nunca más existiría la "guerra del Estado contra el Periodismo", antagonismo que siempre fomentaron el chavismo y el kirchnerismo.

La frustración de Maduro es que está viendo cómo empieza a desmoronarse todo el aparato de comunicación hegemónica que en un primer momento bajó de Cuba y que luego se potenció con el chavismo. Estos gobiernos utilizaron recursos públicos para apuntalar grandiosos aparatos de propaganda, además de no escatimar esfuerzos para perseguir a la oposición, a los medios y periodistas que no se sumaban a sus designios. 

En el último año de su mandato, Cristina Kirchner desembolsó 1.400 millones de dólares para sustentar un aparato gigantesco de medios públicos que usó como armas partidarias, distribuir pauta publicitaria a medios amigos y apuntalar a Fútbol para Todos y otros programas que propalaban su relato.

Siempre he sostenido la teoría de que los gobiernos autoritarios necesitan más propaganda cuando decrecen sus logros y progreso. Esa lógica queda demostrada con el gasto exorbitado del kirchnerismo en 2015, así como del chavismo, el correísmo ecuatoriano y el orteguismo nicaragüense. Comenzaron a invertir más en propaganda a medida que decaían sus logros políticos y económicos y su popularidad. De ahí que en este momento Telesur, así como otros medios del chavismo, son fundamentales para mantener el sistema político.

La salida de Telesur es un buen paso del gobierno argentino. Telesur, si quiere continuar como medio y alternativa, tendrá que ser eficiente, debería transformarse en medio público sin subvenciones exageradas o pasar a manos privadas y quedar al arbitrio de su audiencia. De lo contrario, sino cambia, durará tanto como el régimen que lo sustenta.

Los gastos en propaganda, lamentablemente, son el último bastión que abandonan los regímenes autoritarios, a sabiendas que deben guardar las apariencias hasta último momento. 

marzo 26, 2016

Obama, Macri y Castro: Listas negras y monumentos de la memoria

Todo país tiene un pasado desgraciado con listas negras; y un presente con monumentos que recuerdan a las víctimas de sus propios genocidios. Los que no tienen ni lo uno ni lo otro, es porque aún viven en el autoritarismo.

Raúl Castro quedó de ejemplo esta semana, cuando en conferencia de prensa junto a Barack Obama, negó que en Cuba haya presos políticos. Con el sarcasmo habitual respondió por la negativa: “Si hay esos presos políticos, antes de que llegue la noche van a estar sueltos".

Obviamente no soltó a nadie. Y hasta el propio Castro recoció meses atrás la existencia de presos políticos cuando al inicio del proceso de restauración de relaciones con EEUU en diciembre de 2014, liberó a 53 como gesto de buena voluntad. Hoy, la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, cuenta a 89 personas presas, todavía discriminadas en razón de sus ideas y expresiones.

Organismos extranjeros de derechos humanos tienen listas mucho más largas y hasta el entorno de Obama habló de tres diferentes que le entregarían a Castro. Todo esto sin contar las interminables listas de personas que son detenidas arbitrariamente por horas y días, una táctica eficiente para mantener a raya a la disidencia y evitar las críticas internacionales por los largos encarcelamientos.

Listas negras hay y hubo muchas en el castrismo. Y cuando algún día llegue la democracia, alimentarán de nombres algún poderoso monumento en el malecón de la Habana, que como el Parque de la Memoria argentino frente al Río de la Plata, cobijará a todas las víctimas de estos últimos 57 años de dictadura: A los miles de asesinados y desaparecidos por el terrorismo de Estado y a los que se tragó el Estrecho de la Florida cuando intentaban escapar hacia la libertad.

Para crear los monumentos más poderosos, aquellos que unen en la tragedia recordando las vergüenzas nacionales, son necesario dos cosas: Tener los datos más precisos posibles sobre las listas negras y que todos los sectores hagan un verdadero acto de contrición y autocrítica. De lo contrario, con listas a medias, se corre el riesgo de que los monumentos solo sirvan de reconciliación pasajera.

La verdad es la única fuerza que puede sanar y cerrar un período, y esa es todavía la asignatura pendiente de estos 40 años en Argentina. Pese a que las listas negras son muchos más transparentes que antes y han permitido erigir el Parque de la Memoria al que este 24 de marzo se rindieron Mauricio Macri y Obama para honrar a las miles de víctimas de la dictadura de la vergüenza, las heridas no terminan de sanar.

La falta de transparencia y no contar con toda la verdad, permite que los grupos de diferentes posiciones en el espectro político e ideológico, puedan usar o manipular la historia a su antojo. Aunque muchos argumenten que no importa si hubo 9 mil o 30 mil víctimas y que solo basta una víctima para luchar por los derechos humanos, sí es necesario saber el nombre de todas para hacer el duelo debido y cicatrizar. Los mausoleos NN o al soldado desconocido terminan siendo fuertes símbolos, pero no monumentos de reconciliación con la historia.

En ese orden, más allá de que muchas listas de proscriptos y sobre métodos de la dictadura se conocieron en 2013, son esenciales las promesas de Obama y del papa Francisco, quienes prometieron que en el corto plazo EEUU y el Vaticano desclasificarán documentos de la dictadura que arrojarán más luz sobre la verdad de aquella tragedia.

Obama no solo utilizó su viaje para honrar a las víctimas y hacer autocrítica sobre la responsabilidad que le cupo a EEUU en el apoyo que dio a los golpes de Estado y dictaduras de la región, sino que prometió que la desclasificación de documentos incluirá a los archivos militares y de inteligencia. Si esto se concreta, será sin dudas otro paso firme hacia la reconciliación regional.

Si bien las listas negras muestran el pasado más desgraciado de un país, los monumentos de la memoria alumbran el futuro. Sirven para construir tolerancia, el valor más esencial para que todos, sin exclusión, se sientan cómodos y libres de verdad.

Amor por la libertad y por la reconciliación es el mensaje que Obama trajo a la región, un capital mucho mayor que todos los acuerdos comerciales e inversiones que firmó. 

marzo 19, 2016

Obama con paquete y mochila

Con los inquilinos a la Casa Blanca casi definidos y a solo nueve meses de ser un ex, Barack Obama inicia su viaje a Cuba y Argentina. Quiere dejar una América Latina más amigable de la que encontró hace ocho años, cuando Hugo Chávez arengaba contra el “imperio” y la región prefería al ALBA sobre el ALCA.

Obama quiere cosechar los frutos de la diplomacia suave que aplicó en la región. Supo alejarse de la confrontación retórica de los gobiernos populistas y tejer acuerdos entre bambalinas. Cuba fue su sorpresa. Nadie imaginó su acercamiento a una de las dictaduras más longevas del planeta.

Obama prometió que hablará con Raúl Castro sobre el abuso a los derechos humanos, de libertades civiles pisoteadas y disidentes sistemáticamente detenidos. Sabe que la sordera de los Castro, maquiavélicos en el arte de evadir preguntas comprometidas, puede desmoronar la flexibilización del embargo con la que está empeñado.

El gobierno cubano, que jamás supo crear prosperidad sino administrar pobreza estimulado con subsidios soviéticos, chinos y venezolanos, buscará enmarañarlo. Le pedirá ostentosamente por el fin del embargo, la devolución de Guantánamo e indemnizaciones millonarias por el “injusto” bloqueo económico más largo de la historia.

La coartada de los Castro es llevarlo a Obama públicamente al terreno de la economía y escucharlo en privado sobre elecciones, democracia y derechos humanos. Querrán que desarrolle su teoría de que la apertura económica devengará en cambios políticos y no a la inversa. Por eso, Raúl ya adelantó que la revolución concebida por Fidel es intocable, que los contactos de Obama con la disidencia serán inexistente y que muchos revoltosos estarán en el calabozo.

Los Castro siguen obsesionados con la oscuridad y la censura. Saben que deben contrarrestar a Obama que intentará ser abierto y que a cada paso se estará jugando su credibilidad. Tratarán que tenga el menor impacto posible. En vivo y en directo los cubanos aprenderán lo que la prensa oficial querrá decirles. Para saber más deberán esperar el Paquete Semanal, esa memoria USB que se trafica en el mercado negro con noticieros, series televisivas, películas y videojuegos enlatados, al que el gobierno sin éxito combate con la Mochila, otro paquete oficial que pasa desapercibido.

Días después, y a punto de que el Congreso argentino apruebe un acuerdo definitivo para salir del default y así pueda aspirar a líneas de crédito internacionales, Obama recalará en Buenos Aires con unos 450 empresarios y un paquete ponderable de inversiones

El viaje es un espaldarazo importante a Mauricio Macri, quien encarna el principio del fin de los populismos. La tendencia parece irreversible sin Cristina Kirchner en el poder, con la derrota de Evo Morales en el referéndum, la de Nicolás Maduro en las legislativas y a la negativa de Correa de aspirar a la reelección.

Obama tiene una agenda concreta con Macri, más allá de los acuerdos comerciales, científicos y tecnológicos. Considera crucial la colaboración en materia de terrorismo y narcotráfico. La triple frontera es un talón de Aquiles difícil de eludir y ofrece a la DEA, la Agencia Antinarcóticos, para debilitar al narco que se disparó a niveles insospechados en años recientes.

Habrá fotos para todos los gustos. Momentos duros como cuando Obama anuncie que desclasificará documentos de la dictadura, mientras visite el Parque de la Memoria para honrar a las víctimas. Y momentos más relajados, cuando las cámaras enfoquen a las primeras damas Michele y Juliana, a quienes Vogue las comparó con las sofisticadas Jaqueline Kennedy y Evita Perón, dos íconos de la pasarela mundial.

Macri le mostrará a Obama sus esfuerzos por crear institucionalidad, garantizar la independencia judicial y acabar con la corrupción, esa lacra que se manifiesta cotidiana, ya sea por la deficiente investigación sobre la muerte del fiscal Alberto Nisman, como por la valija de Antonini o el conteo impúdico de dólares de Martín Báez.

Barack Obama está convencido de estar abriendo una nueva era menos paternalista y de igual a igual con sus pares latinoamericanos. Lleva a Cuba y Argentina paquetes genuinos de ayuda política y económica, pero también quiere regresar con una mochila cargada de hechos y promesas. Quiere que sea un viaje memorable.

marzo 13, 2016

Maria Sharapova sin marcas ni huellas

Maria Sharapova desentonó en el Día Internacional de la Mujer. Cuando todas las mujeres celebraban logros y reivindicaban desventajas sociales, ella confesó haber ingerido un anabólico durante los últimos 10 años de su rutilante carrera.

Si bien cosechó empatías por la valiente actitud de arrepentimiento, la tenista cometió otro error tan penoso como el meldonio consumido. Sharapova buscó  atenuantes personales - “Mi esperanza es que me den una nueva oportunidad y volver a competir” – pero se olvidó de pedir perdón a sus rivales, las víctimas de su competencia desleal.

Sharapova dijo que desconocía los efectos del meldonio, que no fue su intención doparse y que se lo prescribieron por indicios de diabetes y anomalías en sus ecocardiogramas. A su favor jugó que la Agencia Mundial Antidopaje prohibió la droga recién en enero pasado. En contra, que se prescribe para tratamientos cardíacos por un máximo de 6 semanas y que entre los atletas nadie desconocía que sus efectos anabólicos pasaban por debajo del radar de los controles antidoping.

Por ahora Sharapova fue suspendida y la Federación Internacional de Tenis deberá decidir si termina la carrera con 4 años de suspensión o le otorga el beneficio de la duda. No le podrán despojar de sus cinco Grand Slam y otros 35 torneos que ganó antes de que el meldonio fuera prohibido. Pero lo que sí perderá es mucho dinero y valor de marca.

Nike, TAG Heur y Porsche, entre otras grandes firmas que la habían catapultado como la única mujer en la lista de los 20 deportistas más ricos con ganancias de más de 250 millones de dólares en los últimos años, le bajaron el pulgar un par de minutos después de su confesión en conferencia de prensa. Nike le cortó un contrato de 70 millones que se extendía hasta el 2018; mientras que otros patrocinadores esperan por pruebas más contundentes de la Federación.

No asombró la rapidez de los patrocinadores para desprenderse de Sharapova. En épocas de Facebook, Instagram y Twitter, las marcas saben que la fidelización es un tema muy volátil, especialmente por la hipersensibilidad de los usuarios y de los mercados que registran y amplifican todo. En segundos, la viralidad de un tuit negativo que sensacionalmente resalta lo negativo con memes y sarcasmos, puede destruir una marca bien posicionada que costó décadas construir.

Los patrocinadores no solo se despojan de aquellas conductas antideportivas dentro del terreno de juego como del crónico dopaje de Diego Maradona o del beisbolista Alex Rodríguez, sino también de cualquier conducta extradeportiva. Días atrás, Nike suspendió su patrocinio a Manny Pacquiau por opinar que los “homsexuales son peores que los animales”, con la misma rapidez que antes canceló el contrato a su estrella Tiger Woods, por su adicción al sexo.

No siempre la conducta de las marcas es consecuente con la moral. A veces hacen la vista gorda ante delitos mucho más graves que los de opinión, tales como los procesos judiciales de evasión fiscal a los que fueron sometidos Messi, Neymar y Mascherano; y en otras, no les importa apoyar a equipos acusados de amañar partidos o seguir patrocinando el juego sucio de la FIFA.

En el caso de Sharapova los grandes patrocinadores no solo perdieron una máquina perfecta de marketing, sino la esperanza de colarse con ella en las olimpíadas de Río 2016, evitando la descarga multimillonaria que implica ser patrocinador oficial, una práctica de mercadeo desleal – ambush marketing – en el que los deportistas usan disimuladamente los logos de sus auspiciantes personales. De ahí que Messi se ate los botines o Roger Federer mire el Rolex de su muñeca a sabiendas que las cámaras persiguen cada uno de sus alientos.

Habrá que estar atentos al futuro de Sharapova que puede ser condenada por doble vía, por la Federación y por el Comité Olímpico Internacional, si decide no levantar la suspensión de Rusia a Río 2016, por haber incentivado el dopaje de sus atletas con total impunidad.

Con Sharapova el golpe es duro para todos. Sus patrocinadores pierden a un gran estandarte de marketing. Sus fanáticos pierden la confianza y sus rivales se sienten burlados. Para ella no solo se trata de una mancha en su marca personal, sino la posibilidad de dejar una huella intachable en la historia del deporte. 

marzo 06, 2016

Narcotráfico: Máximo desafío para Macri

Mauricio Macri fue contundente en su primer mensaje al Congreso cuando desmitificó el papel de Argentina como un simple país de tránsito: “Somos un país que recibe droga, la transforma, la vende internamente y la exporta”.

El nivel de sinceridad contrasta con el gobierno anterior que nunca asumió la realidad manipulando estadísticas y datos a ficción. Macri citó informes internacionales y aseveró que Argentina se ha convertido en el tercer proveedor de cocaína del mundo.

A su pesar, le tocó poner los puntos sobre las íes. No es difícil entender que la verdad es la única fórmula para construir una estrategia antidroga. Si luego fracasa o tiene éxito en esa lucha, será otro cantar. Ahora la sinceridad era indispensable.

“Necesitamos verdad y justicia” fue su expresión sobresaliente. Son los ingredientes indispensables para combatir las drogas, en un país que se ha convertido en “próspero para los traficantes” y que dejó de asombrarse de los crímenes violentos en otras regiones, para experimentarlos en carne propia.

Ante el Congreso, Macri no solo desnudó un sombrío panorama heredado con alta inflación, nulo crecimiento y mucha pobreza, sino también con profusa corrupción, poca seguridad y escasa justicia. Casualmente estos elementos son los que influyen, potencian o retroalimentan el tráfico de drogas.

Es que los carteles de la droga se nutren del círculo vicioso que crean. Se empoderan entre la pobreza y desigualdad, potencian a otras mafias dedicadas a otros crímenes y riegan corrupción con la intención de debilitar a las instituciones democráticas para blindarse ante la ley y la justicia.

Puede ser que el presidente argentino haya exagerado en algo para crearse espacio y tiempo para trabajar, en especial después de un comienzo con medidas agobiantes para los ya menguados bolsillos y anuncios impopulares de arreglos con la usura internacional, la única forma de acceder a una cartera de créditos que le estaba negada al país.

Pero Macri no exageró sobre el impacto del narcotráfico. En el informe 2015 divulgado por Naciones Unidas esta semana, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) sentencia que el narcotráfico es el causante del devastador impacto económico, social y político de Centroamérica, aunque sus aseveraciones se aplican a cualquier región donde anidan los narcos.

El informe señala que hasta el desarrollo y crecimiento económico de un país es relativo, sí no se ataca de raíz el problema del narcotráfico, el que socava en forma directa el Estado de derecho y la calidad de la democracia. Ahora se puede apreciar aquella advertencia del Papa sobre la “mexicanización de Argentina”. Francisco no solo se refería al clima de violencia física e inseguridad ciudadana, sino a la inestabilidad democrática.

Macri apuntó bien en su mensaje cuando buscó la alianza del Congreso para delimitar el nuevo marco legal necesario para combatir al narcotráfico. Habló de fondo y de formas. Una reforma judicial que haga realidad la independencia de la Justicia y mejore su funcionamiento como estrategia. Y reformas al Código Penal, el fortalecimiento de la Justicia federal, el decomiso de bienes y las leyes del Arrepentido y la de Acceso a la Información Pública y Transparencia, como tácticas.

Más fácil decirlo que hacerlo. El mayor desafío del oficialismo no es la estrategia que parece clara, sino buscar consensos en una legislatura que no es mayoría. Le costará sudor y lágrimas, sobre todo cuando le está endilgando a esa mayoría haber sido el artífice de tanta inseguridad que “no es una sensación” y haber generado “la violencia verbal, la denigración de sentir que el Estado no solo no te cuida sino que te falta el respecto”.

El egoísmo político puede hacer descarrilar cualquier estrategia por buena que parezca. Sin embargo, Argentina no tiene otra alternativa si no quiere verse reflejado en el espejo mexicano, ese país cuya clase política estuvo por años negándose a admitir que las drogas lo estaba consumiendo todo.

Macri tuvo en este presente la razón de poder endilgarle al gobierno anterior sus responsabilidades. Pero ya está. De ahora en más, ya no podrá quedarse con las culpas del pasado sino mostrar sus propias soluciones y acciones. El narcotráfico ya es su batalla a futuro. 

febrero 28, 2016

Evoluciones paralelas a distinta velocidad: Tecnología e intimidad o FBI vs. Apple

La evolución de las nuevas tecnologías, las leyes que las regulan y la adaptación del comportamiento humano a ellas viajan en vías paralelas, pero a distintas velocidades, causando conflictos.

Así quedó en evidencia esta semana con los vertiginosos avances que mostraron los gurús de la tecnología en el Congreso Mundial de Móviles en Barcelona y la riesgosa disputa entre el FBI y Apple en Washington por los derechos y deberes en la órbita de la comunicación digital.

En Barcelona los innovadores sintieron tocar el cielo con las manos. Presentaron teléfonos móviles casi indestructibles, con capacidad para realidad virtual y videos en 360 grados en redes 5G, mientras que el nuevo “profeta”, Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, anunció “conexión para todo el mundo”, mediante un sistema de drones en la estratósfera, que permitirá que 1.700 millones de personas tengan por fin acceso a internet.

La disputa entre el FBI y Apple es más terrenal. Se disputan si es más importante que el gobierno defienda a la ciudadanía ante posibles ataques que los terroristas organizan desde la web o que las empresas ayuden a los usuarios a proteger sus datos personales y comunicaciones por internet. El dilema entre estos dos principios - seguridad nacional y derecho a la intimidad – no es de fácil solución y, sin prudencia y sabiduría, se corre el riesgo de que se promulguen leyes que terminen inhibiendo la innovación tecnológica y restringiendo la privacidad y libertad de expresión.

El FBI pidió que Apple desarrolle un sistema operativo capaz de desbloquear el iPhone del terrorista que mató a 14 personas en San Bernardino en diciembre pasado. El objetivo es saber si Rizwan Farook contó con apoyo y cómplices. El contenido del teléfono es clave, por cuanto semanas antes del atentado lo desconectó de la nube, tras dejar loas al Estado Islámico en su perfil de Facebook.

Apple también está sólido en su posición. Pidió anular la orden de un juez que le pidió colaborar con las autoridades. Tim Cook, el presidente de Apple, que fue acusado por el FBI de negarse a colaborar por anteponer el marketing y su modelo de negocio a la seguridad de los ciudadanos, considera que el gobierno está empecinado en un juego peligroso.

Argumenta que un sistema operativo que permita violar los códigos de seguridad y la encriptación de su propio iPhone, podría ser aprovechado por las autoridades para violentar la privacidad de los ciudadanos, asunto que todavía está en la memoria colectiva, desde que Edward Snowden demostró que el Gobierno espiaba las comunicaciones digitales de cualquiera.

Ante el embate, el director del FBI, James Comey, reconoció que el Gobierno está ante “uno de los dilemas más fuertes” de todos los tiempos. No es para menos. El nuevo sistema o “puerta trasera” que Apple debería crear para debilitar la seguridad del iPhone, tarde o temprano, podría convertirse en una ventana que aprovecharían los hackers y terroristas, así como gobiernos autoritarios ávidos por mejores formas para controlar a los ciudadanos y censurar sus libertades.

Si bien la discusión tiene la fortaleza de los argumentos de cada parte, su debilidad radica en el contexto. Si ocurre un nuevo ataque terrorista de envergadura puede hacer que el público, ahora a favor de Apple según las encuestas, cambie de opinión y acepte nuevas leyes que limiten las libertades, así como sucedió con la controversial Ley Patriótica después de Setiembre 11.

También pudiera ocurrir que los jueces, sin reglas nuevas en el contexto digital, apliquen otras obsoletas sobre terrorismo dándole un mordisco más a Apple. Dadas las condiciones, la empresa prevé que su mejor alternativa es llegar ante la Corte Suprema, tradicionalmente más amiga de las libertades que de las restricciones. Sin embargo el viaje puede ser largo y tortuoso, y en el camino se le podría ordenar que abandone sus planes actuales de hacer más inviolable el sistema operativo del iPhone.

La mejor opción, según el consenso de los últimos días, es que el Congreso forme una comisión de expertos tecnológicos y legales. La intención es crear el mejor entorno para conciliar la tecnología con el deber del Estado a brindar seguridad ciudadana y respetar el derecho a la privacidad. Aparenta ser la única salida. 

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...