junio 13, 2011

TV Viva Nicaragua: No es más que corrupción



Este lunes comenzó a funcionar otro canal de televisión de la familia del presidente nicaragüense Daniel Ortega. El Canal 13 se convirtió en el tercer canal de televisión abierta de propiedad de la familia Ortega, anunciándose que en su trasmisión de señal abierta y por cable de 24 horas, estará regenteada por tres hijos del matrimonio Ortega y Rosario Murillo.

Más allá de cualquier disquisición intelectual que se pueda hacer sobre la función de la televisión pública, lo cierto es que en este caso una vez más se pueden observar juntos dos anti valores democráticos como el nepotismo y la corrupción. La familia Ortega no solamente está manipulando los fondos públicos para tener un nuevo canal de televisión lo que en cualquier país democrático despertaría al menos las sospechas de entes autárquicos como contralorías del Estado por lo que significa el robo de dinero para ponerlo a disposición de un interés personal o partidario, sino que además lo hace a solo cinco meses de las elecciones, lo que obviamente por los antecedentes de los canales 8 y 4, será utilizado también para hacer propaganda con fines políticos.

El Estado no puede ser juez y parte. Justamente debe velar, según lo establece la Constitución, para que los medios no estén en manos de monopolios. El problema es que la familia Ortega y el sandinismo, además de dominar estos canales y otros de cable, también tienen en propiedad a docenas de radioemisoras y hace poco quiso comprar la mayoría accionaria de El Nuevo Diario.

El gobierno nicaragüense, como ocurre en países como Argentina, Venezuela, Ecuador y Bolivia, no tiene frenos para comprar y dominar medios de comunicación, desvirtuando completamente la democracia. Debe intentarse, al menos intentarse, a través de los tribunales, de frenarse esta práctica corrupta con la que se engaña a todo el pueblo.

junio 12, 2011

Humala en Brasil: ¡Qué bueno por Perú!


La primera visita de Ollanta Humala como presidente electo de Perú fue a Brasil. Se trata de una buena señal que no haya ido a Venezuela como muchos temían y que sigue los pasos del presidente salvadoreño Mauricio Funes, quien también escogió a Lula en su momento como el modelo político – económico que propuso a El Salvador.

Hasta ahora las señales son buenas. Su primera reacción después de que se cayó la Bolsa fue nombrar a algunas personas de su futuro gabinete e incluir gente del equipo del ex presidente Alejandro Toledo. La Bolsa se recuperó de inmediato.

Hasta ahora, aunque es tempranísimo adivinar que sucederá en el futuro próximo, Humala cumplió sus promesas de no acercarse a las políticas de Hugo Chávez. Su movida es un voto de confianza para seguir atrayendo inversiones y con el ritmo de crecimiento que logró Alan García.

El viaje a Brasil sirvió a Humala para revisar cómo se redujo la pobreza y miseria que afectaba a más de 35 millones de personas a solo algo más de 16 millones y como varios millones de personas pasaron a engrosar la clase media. Justamente esa “inclusión productiva” es la que Humala ha prometido. Si lo logra y Perú mantiene el ritmo de crecimiento, pronto podrá compararse a otros países de la región como Chile. Ojalá sea así y Humala no se desvíe hacia su amor original: la izquierda.  

Brasil, ¿potencia o líder?

RICARDO TROTTI: Brasil, ¿potencia o líder? - Opinión - ElNuevoHerald.com

junio 10, 2011

Siete finales son demasiado


Soy fanático del Miami Heat y otra vez no dormiré ni leeré el diario mañana por la mañana; y no soportaré a los comentaristas que estarán refregando en nuestras caras que Dallas mereció el triunfo. Y lo peor de todo, que la gran incógnita, si Dallas saldrá campeón o si Miami gana para extender la serie a un séptimo partido, recién se resolverá el domingo.

Faltan tres días de sufrimiento, expectativa e incertidumbre. No es fácil ser fanático de básquet y estar en una serie tan reñida como ésta. La verdad que sería mejor que fuera un partido solo, una gran final. Si el equipo de uno pierde, se sufre por un par de días; pero de inmediato se empieza con el proceso de sanación hasta que todo queda reducido a recuerdos cada vez más difusos. Es cuando uno reza para que la mala memoria sea prodigiosa. El olvido es el único remedio.

Pero siete finales, en cambio, hacen mal. Es demasiado. Desde que esto empezó hace ya más de una semana, no me fue fácil dormir, descansar, trabajar y hasta anoche soñé con la derrota. No disfruté ningún juego, ni siquiera los dos que Miami ganó. Eso sí, con las victorias del Heat, me leí todo, me quedé hasta la madrugada viendo los videos en la página de la NBA una y otra vez, y devoré cada comentario en ESPN. Y con gran esperanza enfrenté cada nuevo juego, para caer de nuevo en la desazón. ¡Una montaña rusa!

Nunca tuve fe de que Miami ganaría un partido en Dallas y temí que perderíamos la serie 4 a 1. Por eso ahora, a pesar de la derrota, habiendo robado el primer juego allá, creo que Miami tiene grandes chances de ganar los dos partidos como local. Tiemblo, igualmente, de pensar que Dallas puede tener su revancha del 2006 y ganar la serie 4-2 y celebrar en nuestra casa como nosotros lo hicimos en Dallas aquel año. Sería dolorosísimo, más que este año tenemos un trío de lujo, con Lebron James, Chris Bosh y Dwayne Wade, aunque sin colmar las expectativas.

Para alguien neutral, que son pocos, porque la mayoría está inclinada hacia Dallas, la serie es buenísima. Todos los partidos se definieron en los tres minutos del cuarto período. ¡Para el infarto! Encima, ahora, el equipo visitante tiene ventaja de un juego, aunque tiene que jugar dos de visita en un estadio en el que los fanáticos tratarán de hacer su propio partido. Sin embargo, el objetivo de los Mavericks no es inalcanzable; los texanos – y el alemán – ya tienen la experiencia de haber robado un partido en Miami.

Quiero que llegue el domingo. ¡Falta tan poco, pero se siente tan lejos! Si Miami pierde, quedaré de cama, malhumorado, con ganas de no hablar con nadie, ni de leer, escuchar o ver nada de nada. Si Miami gana, el proceso seguirá hasta el martes, para terminar a cara o seca, todo o nada; como en la ruleta rusa: vivir o morir.

La vida del fanático es insoportable. Hubiera tenido que hacer una costosa apuesta a favor de los Mavericks. Por lo menos, si el Heat pierde, tendría la salvación de ganar muchos dólares; mientras si gana, no me importaría perder un montón de dinero. ¡Cómo no lo pensé antes!

junio 09, 2011

Correa cansa con su causa contra la prensa


El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, es uno de los menos democráticos de la región a pesar de que todo quiera resolverlo y demostrarlo mediante consultas populares a las que considera las formas más directa de hablar con el pueblo. Es verdad que es directa, pero también que su intención es invalidar a la oposición y al Congreso. Correa seguramente no haría estas consultas si tuviera baja popularidad, ya que temería que se le desmoronen sus objetivos.

Correa, desde que se inició en el poder en 2007, ha conducido al país con un estilo de confrontación permanente tanto contra la oposición como contra la prensa. Entre esos ataques, con los que busca polarizar y dividir para reinar, se ha ensañado particularmente contra medios críticos.

El autocrático Correa además de todas sus peleas contra quien no se subyuga a su línea de acción y de todos los medios públicos y privados que mantiene dentro del Estado para hacer propaganda, mantiene una guerra especial contra el diario El Universo de Guayaquil. Una fórmula de ataque contra la prensa en general y de persistente agresión a periodistas y directivos de El Universo, que copió de su amigo el ex presidente argentino Néstor Kirchner, que tenía la misma política comunicacional y similar guerra contra los diarios Clarín y La Nación, a los que les achacaba todos los males en el país.

Lo de Correa es inaudito en una democracia. Mucho de su tiempo en sus alocuciones propagandísticas sabatinas y en cualquier discurso lo dedica a insultar y a poner sobrenombres peyorativos a los medios y periodistas, quienes por informar, denunciar u opinar son tildados desde mentirosos, apátridas, mercenarios, desestabilizadores o antidemocráticos.

Pero el presidente ecuatoriano no se contenta con la dialéctica, sino que transforma esa presión discursiva en acciones. Ha demandado a periodistas y medios como nadie. A los tres directores de El Universo les ha entablado juicios, que de ganarlos, obtendría una indemnización de 80 millones de dólares y que los periodistas pasen tres años en la cárcel. En los últimos años, el diario viene sufriendo inspecciones tributarias y otro tipo de auditorías económicas que no son usuales para otras empresas, y jamás se ha beneficiado con algún centímetro de publicidad oficial, algo que el gobierno utiliza en forma corrupta para castigar a este medio y premiar a otros que se portan bien.

La última andanada de golpes contra El Universo fue para su fundador, ya fallecido, un periodista que es reconocido en el país por su defensa de las libertades públicas. Correa atrae cosas del pasado que aunque no sean ciertas o fueron enterradas por la justicia por ser cosa juzgada, simplemente las estimula para crear dudas, sospechas y especulaciones. Es el viejo ardid de la propaganda política para desprestigiar, y en esa acción, su intención es amedrentar e intimidar para que la prensa se autocensure.

A pesar de que El Universo ha dicho en sus páginas no se dejará intimidar y continuará con su periodismo sin doblegarse, ya son evidentes en Ecuador los signos de autocensura que pululan entre medios independientes. Es que no autocensurarse o callar cosas que al gobierno le incomodan tiene sus beneficios. Y Correa se encarga de recordarlas todos los días.

Los debates presidenciales


El último debate preelectoral en Perú, entre Keiko Fujimori y Ollanta Humala, aunque estuvo plagado de acusaciones, golpes bajos y no desequilibró la balanza a favor de uno u otro candidato, cumplió con su objetivo de estimular la participación directa del ciudadano en el proceso electoral y así fortalecer la cultura democrática.

Pese a que los candidatos suelen ser reacios a los debates, por temor a que sus ventajas en las encuestas se desvanezcan, no existen estudios confiables sobre si éstos finalmente influyen para ganar o perder una elección. Así quedó demostrado ahora en Perú y antes con las confrontaciones entre los aspirantes Barack Obama y John McCain en EE.UU., donde esta tradición se institucionalizó tras una serie de aguerridas disputas televisivas entre John Kennedy y Richard Nixon en 1960.

Sin embargo, de lo que sí hay certeza, es que este tipo de contienda sirve para que los procesos electorales sean más transparentes, justos y competitivos. No suelen influir entre quienes ya tienen lealtades partidarias o posiciones tomadas, pero son vitales para los indecisos. Son útiles para apreciar en forma directa las actitudes y propuestas de un candidato bajo presión, sin la contaminación de los medios, de la propaganda electoral y de los mítines políticos, en donde el público es tratado como masa, cegado emocionalmente por eslóganes, símbolos y discursos.

La reticencia a debatir en forma directa en las campañas electorales, también desnuda el bajo nivel de madurez, apertura y transparencia de un sistema político. Cuanto más autoritario es el gobierno, menos espacio existe para discutir y tolerar ideas ajenas a la “verdad oficial”. Prueba de ello, es que se trata de una práctica inconcebible en regímenes como los de Hugo Chávez en Venezuela, de Evo Morales en Bolivia, de Daniel Ortega en Nicaragua o de Cristina Fernández de Kirchner en Argentina, quienes accedieron a las presidencias a través de discursos en actos propagandísticos, sin intercambiar argumentos con sus contrincantes ni prestándose siquiera a confrontar con periodistas y medios de comunicación.

Por el contrario, otros sistemas que se han caracterizado por una apertura y tolerancia política mayor, tal los casos de Chile, Brasil, Colombia, México, Uruguay, Panamá y Costa Rica, desde hace décadas que vienen incorporando la sana  costumbre de los debates preelectorales, creando mayor confianza y participación directa del público.

En Argentina, donde los debates no forman parte de la carrera presidencial, aunque pareciera que ya no se podrá evitar la tendencia, existen positivos ejemplos motivados por los medios. En Córdoba, el diario La Voz del Interior viene creando el hábito desde hace 30 años entre candidatos a gobernador, intendentes y legisladores. Pero para organizarlos, como sucederá seguramente para las elecciones a gobernador del 7 de agosto próximo, tendrá que convencer a los candidatos, ya que éstos no lo tienen incorporado como aspecto obligatorio en su cultura política.

En EE.UU. no fue diferente - no obstante que la tradición se remonta a más de 150 años cuando se enfrentaron los senadores Abraham Lincoln y Stephen Douglas - hasta que se reformó la ley electoral y luego se creó la Comisión de Debates Presidenciales, una organización autónoma sin fines de lucro que le quitó el peso de la organización a las cadenas televisivas, transformando a los debates en un aspecto esencial para cada elección. Similares actitudes siguieron España, Francia e Italia, entre otros países, donde los debates son parte obligada del paisaje electoral.

Más allá de que en varios países latinoamericanos, entre ellos Argentina, existen proyectos de ley para que los debates presidenciales sean obligatorios, lo importante es que se incentiven a como de lugar. Son tan vitales para la compenetración directa del ciudadano con su gobernante, como el control financiero de los partidos políticos y la veeduría de observadores internacionales lo son para la transparencia del proceso electoral.

Pero para que los debates preelectorales, así como la discusión y la tolerancia de ideas, formen parte de la cultura democrática, no solo basta incentivar el hábito en la clase dirigente. También deben incorporarse a la educación secundaria y universitaria, y motivarse en certámenes estudiantiles. Esa fue una fórmula de éxito en EE.UU.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...