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mayo 05, 2014

NBA y FIFA: Reacciones distintas al racismo

En un país donde la justicia se percibe y se pretende severa, era de esperar que la NBA, la asociación de básquet de EE.UU., condenara a “pena de muerte” a Donald Sterling, el propietario de los Clippers de los Ángeles, por comentarios altamente racistas que se resisten a abandonar la cultura estadounidense.
A pesar de que el comisionado de la NBA no es juez, debía mostrarse estricto con la aplicación del reglamento ético/administrativo, para remarcar la política de tolerancia cero al racismo. Así vedó a Sterling de por vida en cualquier actividad de básquet profesional, lo multó con 2.5 millones de dólares y, seguramente, lo obligará a vender su equipo.
La prueba del delito fue concluyente. En la grabación telefónica, difundida por el sitio digital deportivo TMZsports, Sterling le refriega a su novia haber publicado una foto en Instagram con Magic Johnson, diciéndole que puede acostarse con negros, pero no promocionarlos ni traerlos a su estadio.
La infracción y la evidencia sobre un tema todavía a flor de piel, pese a siglos de lucha por la igualdad, obligaron a la NBA a ser políticamente correcta. En especial ante una persona pública, interna a la institución y reincidente, que ya había sido condenado por la justicia por discriminar vivienda a negros y latinos.
La reacción también tuvo que ver por la presión creciente que ejerció la Casa Blanca, artistas, periodistas, estrellas actuales y pasadas, como Lebron James y Michael Jordan que, con pulgar para abajo como en circo romano, pedían castigo severo. De lo contrario, las amenazas implicaban boicots contra juegos y contagio de conflicto a otros deportes profesionales.
A la NBA, con 76% de jugadores de raza negra y cuidadosa de la discriminación, con programas propios de igualdad de género, étnicos y de origen, no le quedó otra que ser severa. Tal vez actuó con mayor firmeza que un juez, que hubiera contemplado atenuantes ante una evidencia de origen dudoso.
La alta sensibilidad por el tema y la presión de los líderes de opinión, no permitieron que se considere el mayor atenuante. Se trató de una grabación clandestina de una conversación telefónica privada; una riña de celos, en el que la pareja suele terminar en insultos y con intención de herir.
Sorpresivamente, esa invasión de la privacidad quedó fuera de la discusión, siendo que meses antes, la sociedad condenó al gobierno por usar esas mismas prácticas delictivas para espiar a ciudadanos a través de la Agencia Nacional de Seguridad.
Más allá de los atenuantes, lo importante del mensaje de la NBA no fue tan solo por su contundencia, sino por su posible influencia. Quizás contagie a otras federaciones deportivas, como la FIFA, que ha sido más tolerante ante el racismo y la discriminación dejando a sus integrantes indefensos y a tener que apelar a acciones individuales.
Prueba de ello es lo que ocurrió al defensor del Barcelona, Dani Alves. Comió la banana que le arrojaron en el estadio del Villareal, lo que despertó una oleada de solidaridad anti racista en las redes sociales, cuyos usuarios, celebridades y comunes, copiaron el gesto de Alves bajo la etiqueta #todossomosmacacos. La actitud jocosa fue significativa, considerándose que se trató de una reacción popular ante la inacción de las autoridades españolas y de la FIFA contra el racismo.
Su caso no es nuevo, denunció que él y otros futbolistas vienen absorbiendo insultos desde hace 10 años y en todos los estadios sin excepción. Por ello, ente la vergonzante inacción, piden legislación más severa contra fanáticos y futbolistas racistas, así como se implementaron en Inglaterra y Alemania.
Los casos en contra de Sterling y el gesto de Alves, y la correspondiente cobertura en medios y  redes sociales, tienen la virtud de haber elevado la conversación pública. Empujaron a empresas a actuar para que boicoteen auspicios, motivaron a políticos a pensar legislaciones y, sobretodo, incentivaron campañas de solidaridad y educación sobre los estragos de delitos y mensajes de odio, que no son ajenos a país alguno.
El Mundial de Fútbol será la próxima prueba anti racismo. La presidente Dilma Rouseff dio el primer paso. Conmovida por el gesto de Alves, comprometió recursos y medidas para que el “jogo” no sea solo bonito, sino también limpio. 

junio 10, 2011

Siete finales son demasiado


Soy fanático del Miami Heat y otra vez no dormiré ni leeré el diario mañana por la mañana; y no soportaré a los comentaristas que estarán refregando en nuestras caras que Dallas mereció el triunfo. Y lo peor de todo, que la gran incógnita, si Dallas saldrá campeón o si Miami gana para extender la serie a un séptimo partido, recién se resolverá el domingo.

Faltan tres días de sufrimiento, expectativa e incertidumbre. No es fácil ser fanático de básquet y estar en una serie tan reñida como ésta. La verdad que sería mejor que fuera un partido solo, una gran final. Si el equipo de uno pierde, se sufre por un par de días; pero de inmediato se empieza con el proceso de sanación hasta que todo queda reducido a recuerdos cada vez más difusos. Es cuando uno reza para que la mala memoria sea prodigiosa. El olvido es el único remedio.

Pero siete finales, en cambio, hacen mal. Es demasiado. Desde que esto empezó hace ya más de una semana, no me fue fácil dormir, descansar, trabajar y hasta anoche soñé con la derrota. No disfruté ningún juego, ni siquiera los dos que Miami ganó. Eso sí, con las victorias del Heat, me leí todo, me quedé hasta la madrugada viendo los videos en la página de la NBA una y otra vez, y devoré cada comentario en ESPN. Y con gran esperanza enfrenté cada nuevo juego, para caer de nuevo en la desazón. ¡Una montaña rusa!

Nunca tuve fe de que Miami ganaría un partido en Dallas y temí que perderíamos la serie 4 a 1. Por eso ahora, a pesar de la derrota, habiendo robado el primer juego allá, creo que Miami tiene grandes chances de ganar los dos partidos como local. Tiemblo, igualmente, de pensar que Dallas puede tener su revancha del 2006 y ganar la serie 4-2 y celebrar en nuestra casa como nosotros lo hicimos en Dallas aquel año. Sería dolorosísimo, más que este año tenemos un trío de lujo, con Lebron James, Chris Bosh y Dwayne Wade, aunque sin colmar las expectativas.

Para alguien neutral, que son pocos, porque la mayoría está inclinada hacia Dallas, la serie es buenísima. Todos los partidos se definieron en los tres minutos del cuarto período. ¡Para el infarto! Encima, ahora, el equipo visitante tiene ventaja de un juego, aunque tiene que jugar dos de visita en un estadio en el que los fanáticos tratarán de hacer su propio partido. Sin embargo, el objetivo de los Mavericks no es inalcanzable; los texanos – y el alemán – ya tienen la experiencia de haber robado un partido en Miami.

Quiero que llegue el domingo. ¡Falta tan poco, pero se siente tan lejos! Si Miami pierde, quedaré de cama, malhumorado, con ganas de no hablar con nadie, ni de leer, escuchar o ver nada de nada. Si Miami gana, el proceso seguirá hasta el martes, para terminar a cara o seca, todo o nada; como en la ruleta rusa: vivir o morir.

La vida del fanático es insoportable. Hubiera tenido que hacer una costosa apuesta a favor de los Mavericks. Por lo menos, si el Heat pierde, tendría la salvación de ganar muchos dólares; mientras si gana, no me importaría perder un montón de dinero. ¡Cómo no lo pensé antes!

abril 16, 2011

Lebron y Wade o Messi vs Ronaldo


Como todos los años a mediados de abril, este sábado comienzan los playoffs o las finales o la liguilla de la liga de básquet más espectacular del mundo. Lo único que me tiene mal hoy es que al mismo tiempo que debutarán los Heat de Miami (mejor dicho de James, Wade y Bosh) el Barza de Messi y el Real de Madrid jugarán a la misma hora. El control remoto será el rey, no vale grabar partidos, la emoción es al instante.

Difícil elección entre una gambeta o gol de la Pulga y una clavada de Lebron.

Fanático del Heat desde que llegué a Miami hace 18 años, este es el año más espectacular y soñado para que se alcen con la corona como en el 2006. El año pasado para esta época la única esperanza era pasar a la segunda ronda. Hoy las expectativas son hasta las finales, pero se sabe también que la cachetada puede interrumpir cualquier buen momento, ya que todos los equipos están llenos de estrellas, Garnet, Rose, Howard, Stoudemaire en el este y del otro lado Durant, Ginóbili, Kobe y Nowitsky, por solo nombrar al 10% de los estelares. Pero más allá de las estrellas se alzan como vedettes dos equipos que llegan de lo mejor parados gracias al trabajo de equipo y de sus técnicos: Bulls de Chicago y los Thunder de Oklahoma.

Miami Heat es el equipo odiado, al que todos abuchean después de que Lebron dijera en un programa exclusivo de ESPN a principios de temporada que llevaría su talento a South Beach. En esta relación con el público, uno bien sabe que los fanáticos odian por diversión de la misma forma que hacen lo contrario. De ahí se explica que Lebron sea el vendedor número uno de sus jerseys en los negocios de la NBA, habiendo sobrepasado por primera vez el marketing de Kobe. Tanto odio no se explica ¿verdad?

El partido de Heat vs Sixers parece fácil para los locales y como es el primero, no es tan atractivo como el duelo entre el Braza y el Real; entre la belleza de las piruetas e ingenio de Messi y el atletismo y frialdad de Ronaldo.

Mirar uno u otro: ¡qué dilema!  

octubre 27, 2010

Comerciales de Lebron, Wade… lo mejor

Anoche fue una noche para la desilusión. El Heat no es un equipo ensamblado y los Celtics fueron demasiado equipo, o siguen siendo el equipazo de siempre, más la ayuda de Shaq, que se verá como llevará adelante su demoledor físico mientras avance la temporada.
Miami jugó mal, muy mal y así y todo quedó a tres puntos de revertir el marcador en el cuarto período hasta sucumbir por ocho, 88 a 80. Esto demuestra que apenas empiece a jugar más ensamblado, las victorias llegarán. Es cosa de tiempo. España perdió el partido inaugural contra Suiza en el Mundial de Sudáfrica. Y después sabemos lo que pasó.
Pero lo mejor de la noche fueron los comerciales, en especial los de Lebron y de Wade. Mientras el de Wade mostró a un superhéroe llegar a la Arena o su estadio de Miami en el centro de la ciudad después de sortear obstáculos a granel, desde el aire hasta en las calles adyacentes con su motocicleta, el de Lebron fue mucho más creativo y diseñado, en una especie de tragicomedia, sobre la decisión que tomó en julio para dejar a los Cavaliers y firmar para el Heat.
El aviso es prácticamente un documental compilado en largos 92 segundos y muestra a Lebron teniendo que adoptar una decisión de vida la cual todavía le pesa o siente que fue difícil. Titulado “Qué debiera hacer”, el comercial puede ser analizado desde todo ángulo, pero muestra con mucho humor que un rey también es humano y susceptible a equivocarse. ¿Debo reconocer que cometo errores? Pregunta y deja al público que piense para sí mismo si su decisión fue buena o mala, “¿quieren que desaparezca?”, “¿o que siga siendo un villano? ” pregunta disfrazado al estilo far west y después de mostrarse junto a Don Johnson de la vieja serie Miami Vice que le dice que el heat luego desaparecerá y todo volverá a la normalidad. Y al final, Lebron advierte con una pregunta para los fanáticos, antes de que aparezca superpuesto el logo de Nike y su lema “just do it”: ¿“quieren que sea lo que ustedes quieren que sea?”
El comercial está en YouTube.

mayo 21, 2010

NBA: el título no importa

Coincido con el periodista Tim Reynolds de la agencia Associated Press, sobre que la disputa por el título de campeón de básquetbol que podrían disputar los Lakers de Los Angeles y los Celtics de Boston – que ya están dos juegos a cero en la serie de siete contra los Suns de Phoenix y los Magic de Orlando - no tiene tanta relevancia como sí la tiene el mercado libre de pases que se abre el 1 de julio.
Es que la suerte que correrán las super estrellas Lebron James, Dwyane Wade y Chris Bosh que entrarán a la agencia libre y los equipos a los que escojan, tiene mayor impacto de unas finales totalmente predecibles, a no ser por la ausencia de los Cavaliers de Cleveland.
Pasaría lo mismo en fútbol. ¿Qué sería de una final de campeonato en España sabiendo que Messi, Iniesta, Ronaldo o Kaká estuvieran por firmar para otro equipo cualquiera dentro de la liga? Su traspaso generaría mayor expectativa que el propio campeonato. La preocupación de los fanáticos del Barcelona o del Real Madrid ni se compararía a la expectativa que generaría en todos los demás fanáticos del resto de clubes en competición.
Esto prueba que las grandes individualidades, y la calidad, trascienden hasta a los propios equipos. Es como que fueran seres universales.
Volviendo al básquet, ojalá Miami sea la beneficiada y James y Bosh decidan unirse a Wade. Sería un equipo de ensueño y algo muy tangible por la billetera que tiene disponible Pat Riley, el presidente de los Heat.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...