El gobierno mexicano desatiende su responsabilidad en investigar y buscar justicia en casos de periodistas asesinados, una actitud que incentiva a los violentos a continuar su ola delictiva contra la prensa; lo que convierte a México en el país más violento para ejercer el periodismo en las Américas.
Este fin de semana se conoció sobre José Luis Romero, de Los Mochis, en el estado de Sinaloa, el segundo periodista asesinado en 2010. En el 2009, al menos 11 periodistas fueron ultimados, en casi todos los casos actuales y el año pasado, como víctimas del narcotráfico. Algunos de ellos, no fueron asesinados por represalias sobre lo que dijeron u omitieron, sino por no haber cumplido con lo convenido previamente con los narcotraficantes. Lamentablemente, el narcotráfico ha infiltrado también estructuras de información. El periodismo no es ajeno a las tentaciones y la corrupción que avanza sobre muchísimas disciplinas, en busca de cómplices y mayores territorios.
La SIP ha estado batallando a brazo partido en este terreno desde hace 15 años. Los escasos resultados que aportaron los diferentes gobiernos en este período – Salinas, Zedillo, Fox y Calderón – muchas veces desalientan. Las autoridades no han tomado el tema de la libertad de prensa con la seriedad que se necesita, tal vez porque los medios nacionales no han sabido crear un frente común que ejerza una presión más consistente sobre los líderes políticos. La fiebre por buscar atenuantes a esta desesperante violencia contra los medios y periodistas ha sido esporádica e intermitente.
La SIP promovió conferencias nacionales, regionales y hemisféricas en México y viene luchando por la federalización de los crímenes contra periodistas, los agravantes a este tipo de delitos, la no prescripción de los mismos, así como la creación de fiscalías especiales y sistemas de protección. Todo ello, no en la búsqueda de privilegios para los informadores por sobre otras disciplinas que sufren aún más la violencia del crimen organizado – policía y militares, por ejemplo - sino que creando conciencia de que cuando se asesina a un periodista, se comete el peor crimen contra el derecho del público a recibir información, debilitándose extraordinariamente la democracia.
Muchos otros grupos han apoyado estas iniciativas y propuesto otras. La pasada semana, tres senadores del mayor grupo de oposición, PRI, Mario López Valdez, Fernando Castro Trenti y Carlos Lozano de la Torre, suscribieron un proyecto de ley de Periodismo de Alto Riesgo.
En su artículo 3, el proyecto federaliza los crímenes al establecer que: “Las amenazas, intimidaciones, agresiones y asesinatos de periodistas; así como atentados contra instalaciones de medios de comunicación, sustracción de material, equipo periodístico y daño a información digitalizada son considerados delitos graves del fuero federal”.
En el artículo 5, pide la creación de una Comisión que existió el año pasado pero que el nuevo Congreso que asumió en diciembre de 2009 la dejó de lado: “El Congreso de la Unión contará con la Comisión Bicamaral de Seguimiento y Atención de Delitos en contra de Periodistas y Medios de Comunicación, que nombrará como observadores a dos representantes de los medios de comunicación y dos representantes de los periodistas organizados”.
El artículo 6, aunque se refiere a la Fiscalía Especial, se queda un poco corto, ya que la SIP viene solicitando desde hace años que ese organismo sea reestructurado por cuanto no tiene funciones de fiscalía, sino que opera como oficina de derechos humanos, sin ninguna atribución de acusación e investigación formal. El artículo establece que: “La Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra Periodistas de la Procuraduría General de República deberá presentar un informe de avances y resultados ante la Comisión Bicamaral de Seguimiento y Atención de Delitos en contra de Periodistas y Medios de Comunicación del Congreso de la Unión, de manera trimestral”.
También por el lado positivo, el viernes pasado se conoció la noticia sobre que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en México, Alberto Brunori, dijo que “buscará que en México se adopte el modelo colombiano de protección a activistas y comunicadores, dos de los sectores más golpeados por la violencia en el país”, tal como lo relató la agencia EFE.
``Venimos a presentar un mecanismo de protección para defensores de derechos humanos y periodistas, hemos analizado varios modelos y en particular creemos que el modelo colombiano sería el indicado'', aseguró Brunori en entrevista concedida en Ciudad Juárez.
Brunori – según EFE - adelantó que el 11 y 12 de febrero se llevará a cabo en México un seminario con expertos del Gobierno colombiano y la sociedad civil y periodística para instruir a las autoridades mexicanas para adaptar el modelo colombiano a la realidad mexicana en la protección de comunicadores y activistas.
Quiero contarles sobre los procesos creativos de esta nueva historia sobre la verdad, la libertad y el miedo al futuro. Es mi nueva novela y espero publicarla cuando se sincronicen los planetas (las editoriales) o cuando se me acabe la paciencia y decida autopublicar -- Los contenidos de mi blog Prensa y Expresión están en el archivo. Blog por Ricardo Trotti
enero 18, 2010
enero 17, 2010
Envidiando a Chile
La democracia y con fuerza se sintió en Chile esta noche. Eduardo Frei y toda su familia saludando personalmente a Sebastián Piñera y su familia, previo al discurso del flamante presidente electo, mostraron un país serio, con un futuro y porvenir grande, seguramente mejor que el estable pasado que lideró la Concertación, después de la dictadura de Augusto Pinochet.
El recambio ideológico de izquierda a derecha, le hace bien al país. Es una demostración de que en un país no hay necesidad de que el líder se atornille al poder, y cambien constituciones con tal de ganar elecciones y reelecciones. En Chile la Concertación cambió cuatro presidentes y todos supieron mantener objetivos de país, con sus propias tonalidades. Pero la izquierda no necesitó hacer cambios como los hicieron varios ya en el continente (Chávez, Correa, Morales) o quiso y no pudo hacerlo (Zelaya) y como se desviven por alcanzarlo Uribe y Ortega.
Piñera ganó y pidió lo que jamás se le ocurriría pedir a Chávez, Correa o Morales, que la oposición sea fuerte y fiscalizadora. Creo que esta es la gran diferencia democrática de un país como Chile que está saliendo de la pubertad, cuando muchos otros todavía están en la infancia o gateando.
El cambio de ideologías es bueno para Chile, pero también para equilibrar las fuerzas políticas en el continente. La derecha tomó Chile, Panamá con Martinelli y Honduras con Lobo. La izquierda retomó Bolivia con Morales, Ecuador con Correa, El Salvador con Funes y Uruguay con Mujica. El péndulo está virando hacia el medio. Y es bueno.
El recambio ideológico de izquierda a derecha, le hace bien al país. Es una demostración de que en un país no hay necesidad de que el líder se atornille al poder, y cambien constituciones con tal de ganar elecciones y reelecciones. En Chile la Concertación cambió cuatro presidentes y todos supieron mantener objetivos de país, con sus propias tonalidades. Pero la izquierda no necesitó hacer cambios como los hicieron varios ya en el continente (Chávez, Correa, Morales) o quiso y no pudo hacerlo (Zelaya) y como se desviven por alcanzarlo Uribe y Ortega.
Piñera ganó y pidió lo que jamás se le ocurriría pedir a Chávez, Correa o Morales, que la oposición sea fuerte y fiscalizadora. Creo que esta es la gran diferencia democrática de un país como Chile que está saliendo de la pubertad, cuando muchos otros todavía están en la infancia o gateando.
El cambio de ideologías es bueno para Chile, pero también para equilibrar las fuerzas políticas en el continente. La derecha tomó Chile, Panamá con Martinelli y Honduras con Lobo. La izquierda retomó Bolivia con Morales, Ecuador con Correa, El Salvador con Funes y Uruguay con Mujica. El péndulo está virando hacia el medio. Y es bueno.
Sensacionalismo, pasión y compromiso
Haití, su devastación y la cobertura periodística me traen algunas reflexiones. Una de las mayores críticas al periodismo es su propensión a ser amarillo, más tirado a rojo sangre, sensacionalista, a explotar los bajos instintos de la sociedad a través de la publicación de titulares tipo catástrofe o fotografías macabras de alto impacto; diseños que por lo general buscan vender ejemplares en el caso de los periódicos o videos con imágenes sobre violencia o personas llorando a sus muertos y reporteros jadeantes relatando las escenas por demás gráficas, como en el caso de los noticieros de televisión o esos programas tipo “primer impacto” o al “rojo vivo”.
Si hay algo que detesto es la primera parte de los noticieros televisivos donde lo único que se muestra es la violencia e incluso hasta hechos tan insignificantes – que parecen burlescos – de esos presentadores de la televisión que ante coberturas extensas de hechos importantes, como por ejemplo el terremoto en Haití, se sacan la corbata y el saco para dar la impresión de que trabajan mucho o están agotados. Pero es aquello que dicen que trabajan mucho.
Con la catástrofe en Haití resulta difícil nos traspasar esa línea delgada entre la cobertura apasionada y comprometida con los hechos - mantener la responsabilidad de informar en forma objetiva - y las imágenes que no pueden ser otras que de destrucción, dolor y alto impacto emocional. Peor aún, es informar donde el medio tiene un alto compromiso con su comunidad, como en el caso de los medios de la zona metropolitana de Miami, donde viven medio millón de haitianos; o cuando la audiencia es tan dispersa como la tiene CNN.
Creo que a pesar de algunos atisbos lagrimosos, los medios en general están haciendo coberturas extraordinarias, hasta para enviar a sus periodistas a la zona de catástrofe, un lugar al que no es fácil acceder en épocas normales.
De entre todo lo bueno, rescato en especial la cobertura desapasionada, objetiva; pero, al mismo tiempo, comprometida de The Miami Herald y El Nuevo Herald que mantienen una estrategia de cobertura amplia con decenas de periodistas y fotógrafos enviados a Haití. Lo más importante es que además de la cobertura, utiliza varias herramientas interactivas de conexión entre la gente y pedidos de ayuda y donaciones, mostrando su responsabilidad como medios ante los hechos. Haití Connect es un espacio donde los usuarios pueden colgar, ver, buscar fotos y mensajes de familiares – mucho llega a través de Twitter desde Haití – mientras que Helping Hand es el sitio donde se pueden canalizar las donaciones a través de United Way.
No es fácil hacer buen periodismo, especialmente cuando se puede caer en la tentación del amarillismo, por ello vale la pena rescatar los esfuerzos que con seriedad y sin sensacionalismo hace la mayoría de los medios. Recuerdo siempre que cuando vine a vivir a Miami hace 17 años atrás, me preguntaba a menudo si estaba loco o qué por traer a mi esposa y tres hijos pequeños en aquel entonces, después de que miraba horrorizado lo que era Miami a través de los noticieros televisivos. Dejé de mirarlos para poder sobrevivir, no porque quería esconder la realidad, sino porque me di cuenta que la realidad de los noticieros es diferente, no muestran al verdadero Miami… son más proclives a mostrar escenas de impacto y se desviven por su rating y la competencia por él. Los diarios son más serenos, muestran la crudeza, pero de otra forma, menos traumática, sin tanto alboroto ni impacto.
Si hay algo que detesto es la primera parte de los noticieros televisivos donde lo único que se muestra es la violencia e incluso hasta hechos tan insignificantes – que parecen burlescos – de esos presentadores de la televisión que ante coberturas extensas de hechos importantes, como por ejemplo el terremoto en Haití, se sacan la corbata y el saco para dar la impresión de que trabajan mucho o están agotados. Pero es aquello que dicen que trabajan mucho.
Con la catástrofe en Haití resulta difícil nos traspasar esa línea delgada entre la cobertura apasionada y comprometida con los hechos - mantener la responsabilidad de informar en forma objetiva - y las imágenes que no pueden ser otras que de destrucción, dolor y alto impacto emocional. Peor aún, es informar donde el medio tiene un alto compromiso con su comunidad, como en el caso de los medios de la zona metropolitana de Miami, donde viven medio millón de haitianos; o cuando la audiencia es tan dispersa como la tiene CNN.
Creo que a pesar de algunos atisbos lagrimosos, los medios en general están haciendo coberturas extraordinarias, hasta para enviar a sus periodistas a la zona de catástrofe, un lugar al que no es fácil acceder en épocas normales.
De entre todo lo bueno, rescato en especial la cobertura desapasionada, objetiva; pero, al mismo tiempo, comprometida de The Miami Herald y El Nuevo Herald que mantienen una estrategia de cobertura amplia con decenas de periodistas y fotógrafos enviados a Haití. Lo más importante es que además de la cobertura, utiliza varias herramientas interactivas de conexión entre la gente y pedidos de ayuda y donaciones, mostrando su responsabilidad como medios ante los hechos. Haití Connect es un espacio donde los usuarios pueden colgar, ver, buscar fotos y mensajes de familiares – mucho llega a través de Twitter desde Haití – mientras que Helping Hand es el sitio donde se pueden canalizar las donaciones a través de United Way.
No es fácil hacer buen periodismo, especialmente cuando se puede caer en la tentación del amarillismo, por ello vale la pena rescatar los esfuerzos que con seriedad y sin sensacionalismo hace la mayoría de los medios. Recuerdo siempre que cuando vine a vivir a Miami hace 17 años atrás, me preguntaba a menudo si estaba loco o qué por traer a mi esposa y tres hijos pequeños en aquel entonces, después de que miraba horrorizado lo que era Miami a través de los noticieros televisivos. Dejé de mirarlos para poder sobrevivir, no porque quería esconder la realidad, sino porque me di cuenta que la realidad de los noticieros es diferente, no muestran al verdadero Miami… son más proclives a mostrar escenas de impacto y se desviven por su rating y la competencia por él. Los diarios son más serenos, muestran la crudeza, pero de otra forma, menos traumática, sin tanto alboroto ni impacto.
Haití: reconstruir medios
“Estamos vivos gracias a Dios”, fueron las palabras reconfortantes que nos que nos trasmitió por correo electrónico a la SIP, Max Chauvet, el director del diario Le Nouvelliste, el más importante de Haití, después de que intentamos ubicarlo infructuosamente por varios días tras la catástrofe.
En una respuesta breve, Chauvet, mientras ningún medio pudo operar durante las primeras 24 horas, agregó que por suerte sus familiares, colegas y trabajadores no habían sido tocados por la tragedia, pero obviamente la reconstrucción será un proceso largo tanto para el país, sus instituciones como para que los medios puedan operar normalmente: “El edificio aún está parado, pero tenemos reparaciones importantes que hacer. Dentro de 3 a 4 semanas nos llevará para reiniciar la impresión, pero será difícil empezar de nuevo porque hemos perdido la mitad de nuestros suscriptores y no esperamos tener publicidad por mucho tiempo”, añadió Chauvet.
Un informe de ayer de Reporteros Sin Fronteras (RSF) explicó que el “terremoto del 12 de enero destruyó totalmente los locales y las infraestructuras del canal con sede en Puerto Príncipe Tele Ginen”, y que uno de sus camarógrafos ha aparecido muerto. Lo mismo ocurrió con el Canal 11 y la emisora de radio Magik 9. Otra famosa emisora, Radio Ibo, está seriamente dañada lo que imposibilita la difusión de su programación. En el hundimiento parcial del inmueble de la emisora también resultó afectada la sede de la Asociación Nacional de Medios de Comunicación Haitianos (ANMH).
RSF continuó que las sedes de los diarios Le Nouvelliste y Le Matin resistieron mejor, y el personal pudo evacuar el lugar. Sin embargo, Ticket Magazine, una publicación perteneciente al Nouvelliste, perdió a uno de sus colaboradores, al que se da por muerto.
Las emisoras Signal FM, Caraïbes FM y la delegación local de Radio France Internationale (RFI), todas ellas con sede en Puerto Príncipe, han podido seguir con su programación.
La red del Internet haitiano funciona oficialmente, a pesar de las enormes dificultades que existen para encontrar conexiones. El operador de telefonía móvil Voilà Haïti reuperó en parte el funcionamiento el 14 de enero. Lo mismo que el operador Digicel en la región de Jacmel, una ciudad del sur del país que ha resultado muy severamente afectada.
RSF explicó que “para permitir que algunos periodistas haitianos puedan informar de la situación, y contribuir así al proceso de asistencia a la población damnificada, RSF va a crear, y poner a su disposición, un centro operativo. El centro estará dotado de ordenadores portátiles, teléfonos móviles y generadores eléctricos, facilitados todos ellos por el principal grupo de prensa canadiense, Quebecor, que colabora en la operación.
La estructura estará operativa a principios de la semana que viene. De momento, el presidente de la sección canadiense de RSF, François Bungingo, viaja este viernes a Puerto Príncipe para evaluar las necesidades, a corto y largo plazo. La Embajada de Canadá en Haití se ha ofrecido a alojar dicha estructura de urgencia en su recinto.
La puesta en marcha del centro operativo irá seguida, siempre en colaboración con Quebecor, de un plan de ayuda a la reconstrucción de los medios de comunicación haitianos, prácticamente ninguno de los cuales se encuentra en condiciones de continuar trabajando. La petición de donativos puesta en marcha por RSF debe responder fundamentalmente a este objetivo. La organización pretende movilizar a los medios de los países particularmente implicados en la aportación de ayuda a Haití (Canadá, Brasil, Estados Unidos, Francia…), para conseguir apadrinamientos económicos y logísticos de los medios haitianos que necesitan ser reconstruidos”.
En una respuesta breve, Chauvet, mientras ningún medio pudo operar durante las primeras 24 horas, agregó que por suerte sus familiares, colegas y trabajadores no habían sido tocados por la tragedia, pero obviamente la reconstrucción será un proceso largo tanto para el país, sus instituciones como para que los medios puedan operar normalmente: “El edificio aún está parado, pero tenemos reparaciones importantes que hacer. Dentro de 3 a 4 semanas nos llevará para reiniciar la impresión, pero será difícil empezar de nuevo porque hemos perdido la mitad de nuestros suscriptores y no esperamos tener publicidad por mucho tiempo”, añadió Chauvet.
Un informe de ayer de Reporteros Sin Fronteras (RSF) explicó que el “terremoto del 12 de enero destruyó totalmente los locales y las infraestructuras del canal con sede en Puerto Príncipe Tele Ginen”, y que uno de sus camarógrafos ha aparecido muerto. Lo mismo ocurrió con el Canal 11 y la emisora de radio Magik 9. Otra famosa emisora, Radio Ibo, está seriamente dañada lo que imposibilita la difusión de su programación. En el hundimiento parcial del inmueble de la emisora también resultó afectada la sede de la Asociación Nacional de Medios de Comunicación Haitianos (ANMH).
RSF continuó que las sedes de los diarios Le Nouvelliste y Le Matin resistieron mejor, y el personal pudo evacuar el lugar. Sin embargo, Ticket Magazine, una publicación perteneciente al Nouvelliste, perdió a uno de sus colaboradores, al que se da por muerto.
Las emisoras Signal FM, Caraïbes FM y la delegación local de Radio France Internationale (RFI), todas ellas con sede en Puerto Príncipe, han podido seguir con su programación.
La red del Internet haitiano funciona oficialmente, a pesar de las enormes dificultades que existen para encontrar conexiones. El operador de telefonía móvil Voilà Haïti reuperó en parte el funcionamiento el 14 de enero. Lo mismo que el operador Digicel en la región de Jacmel, una ciudad del sur del país que ha resultado muy severamente afectada.
RSF explicó que “para permitir que algunos periodistas haitianos puedan informar de la situación, y contribuir así al proceso de asistencia a la población damnificada, RSF va a crear, y poner a su disposición, un centro operativo. El centro estará dotado de ordenadores portátiles, teléfonos móviles y generadores eléctricos, facilitados todos ellos por el principal grupo de prensa canadiense, Quebecor, que colabora en la operación.
La estructura estará operativa a principios de la semana que viene. De momento, el presidente de la sección canadiense de RSF, François Bungingo, viaja este viernes a Puerto Príncipe para evaluar las necesidades, a corto y largo plazo. La Embajada de Canadá en Haití se ha ofrecido a alojar dicha estructura de urgencia en su recinto.
La puesta en marcha del centro operativo irá seguida, siempre en colaboración con Quebecor, de un plan de ayuda a la reconstrucción de los medios de comunicación haitianos, prácticamente ninguno de los cuales se encuentra en condiciones de continuar trabajando. La petición de donativos puesta en marcha por RSF debe responder fundamentalmente a este objetivo. La organización pretende movilizar a los medios de los países particularmente implicados en la aportación de ayuda a Haití (Canadá, Brasil, Estados Unidos, Francia…), para conseguir apadrinamientos económicos y logísticos de los medios haitianos que necesitan ser reconstruidos”.
enero 16, 2010
¡Que gane Piñera!
Mi deseo por la buena democracia chilena es que este domingo gane la oposición, el derechista Sebastián Piñera. Creo que será lo más saludable en Chile para cortar el continuismo que acarrea la coalición oficialista que ahora encabeza el ex presidente Eduardo Frei.
No tengo nada en contra del socialismo chileno, todo lo contrario, ya que se ha destacado por su continuismo tras varias administraciones y liderazgos después de la época de Pinochet, cuya consecuencia está a la vista: verdadera fortaleza democrática y envidiable economía.
Si hay algo que los chilenos supieron hacer a diferencia del resto de Latinoamérica, es tener objetivos de país sin importar el liderazgo. Es un país que se está construyendo sobre la base de objetivos a largo plazo, dejando en segundo plano los objetivos electoralistas que parecen dominar en otros países.
Si gana Piñera no desentonará. Pero será bueno porque permitirá demostrar que a pesar de las ideologías gubernamentales, los objetivos de Estado permanecen incólumes. Además, esto de las segundas vueltas me parece un poco injusto, cuando fue Piñera quien en la primera vuelta estuvo a solo seis puntos de alcanzar la mayoría absoluta.
La derecha en Chile, servirá para equilibrar un poco más a la región, después de la ganancia estrepitosa de Morales en Bolivia y la segunda vuelta que se acreditó el también izquierdista Mujica en Uruguay.
No tengo nada en contra del socialismo chileno, todo lo contrario, ya que se ha destacado por su continuismo tras varias administraciones y liderazgos después de la época de Pinochet, cuya consecuencia está a la vista: verdadera fortaleza democrática y envidiable economía.
Si hay algo que los chilenos supieron hacer a diferencia del resto de Latinoamérica, es tener objetivos de país sin importar el liderazgo. Es un país que se está construyendo sobre la base de objetivos a largo plazo, dejando en segundo plano los objetivos electoralistas que parecen dominar en otros países.
Si gana Piñera no desentonará. Pero será bueno porque permitirá demostrar que a pesar de las ideologías gubernamentales, los objetivos de Estado permanecen incólumes. Además, esto de las segundas vueltas me parece un poco injusto, cuando fue Piñera quien en la primera vuelta estuvo a solo seis puntos de alcanzar la mayoría absoluta.
La derecha en Chile, servirá para equilibrar un poco más a la región, después de la ganancia estrepitosa de Morales en Bolivia y la segunda vuelta que se acreditó el también izquierdista Mujica en Uruguay.
Noticias gratuitas
En internet, los diarios son los sitios más populares donde encontrar información confiable. Pero mientras usted los visita para enterarse de lo que sucede en la que fue o es aún su comunidad, un batallón de gente estudia y prueba todo tipo de estrategias para obtener algún ingreso a cambio.
Es que la gratuidad de los contenidos noticiosos en internet es una ecuación que nunca cerró del todo al negocio de los periódicos, especialmente en época de crisis profunda, en la que todo centavo vale. Hacer periodismo de calidad es costoso. Informar, y con investigación propia, es un proceso meticuloso y lento, que muchas veces solo hace ganar reputación y premios, pero no dinero.
Algunos diarios, como el The Wall Street Journal, autoridad mundial en el periodismo económico, cobra su contenido digital, un lujo que no muchos medios se pueden dar, ya que el usuario ha crecido en una cultura de gratuidad digital que muchos ven difícil revertir.
Regalar las noticias es justamente el contrasentido dentro de la industria. Mientras el internet ha convertido a los periódicos en los sitios más visitados, también los convirtió en sus víctimas, acelerando la caída en la venta de ejemplares y de ingresos por publicidad, dos fuentes de recursos tradicionales con las que se mide su salud financiera.
Muchos diarios no pudieron afrontar la crisis y quebraron. Se calcula que solo en EEUU cerraron unos 200 periódicos en los últimos dos años, incluida la revista Editor & Publisher que se despidió el 31 de diciembre tras cubrir a la industria periodística por 125 años. Noventa mil personas fueron despedidas de las compañías editoriales en el 2009, una tendencia que según el Ministerio de Trabajo se agudizará en un 25% adicional a mediano plazo.
En América Latina los resultados no son mejores, pero los periódicos soportan mejor la crisis al ser empresas familiares, más pequeñas, con mayor maniobrabilidad y más independientes a los vaivenes de la economía que las corporaciones. Asimismo, muchos medios debieron achicar sus operaciones, despidieron personal y cerraron corresponsalías, arriesgando su calidad informativa.
Ante esta disyuntiva, y el inexorable crecimiento del internet, todos estudian cómo valorizar su contenido digital, aunque sin relegar esfuerzos por aumentar la venta de publicidad y suscripciones, ingresos cada vez más esquivos. La ecuación no es fácil, ya que cualquier intento por cobrar lo que fue gratuito, puede ahuyentar a los usuarios que siempre encontrarán otras fuentes donde informarse.
Alejado del Wall Street Journal y de los intentos del New York Times por cobrar su contenido, The Miami Herald ha optado por una estrategia diferente que ha despertado cierta burla entre sus pares. Desde hace semanas, tras la lectura de un artículo, el usuario tiene la posibilidad de aportar una donación, invitándosele a “apoyar la continua cobertura de noticias”.
El director del periódico, Anders Gyllenhaal, explicó que se trata de un experimento y que los usuarios reaccionaron bien, haciendo donaciones de entre 5 y 60 dólares, comprometiendo al diario a mantener un cierto nivel de calidad.
La fórmula, primera en su tipo en el país, no es la más tradicional y despertó críticas por su oportunismo. Sin embargo, es una forma equilibrada de seguir regalando noticias y, al mismo tiempo, hacer más consciente al usuario sobre el valor público que tiene la información en la sociedad, tratando que los poderes actúen con mayor orden y transparencia.
Este tipo de estrategias de sobrevivencia están basadas en el valor de la independencia que los periódicos estadounidenses decidieron mantener, después que a través de la Asociación Nacional de Diarios rechazaron los paquetes de estímulo gubernamental que recibieron otras industrias o que aceptaron los diarios europeos de sus respectivos gobiernos.
La crisis es un rompecabezas, pero también un estímulo a la creatividad. En Dinamarca, el sitio VG Nett, del tabloide Verdens Gang, no cobra por su contenido, pero sus ingresos en internet provienen de un programa para ayudar a perder peso a los lectores y por la televisación de partidos de fútbol.
En todo caso, el desafío para los periódicos es encontrar nuevos modelos de negocio que, aunque contemplen o no regalar su contenido digital, les permita seguir siendo referencia y la fuente más confiable de noticias.
Es que la gratuidad de los contenidos noticiosos en internet es una ecuación que nunca cerró del todo al negocio de los periódicos, especialmente en época de crisis profunda, en la que todo centavo vale. Hacer periodismo de calidad es costoso. Informar, y con investigación propia, es un proceso meticuloso y lento, que muchas veces solo hace ganar reputación y premios, pero no dinero.
Algunos diarios, como el The Wall Street Journal, autoridad mundial en el periodismo económico, cobra su contenido digital, un lujo que no muchos medios se pueden dar, ya que el usuario ha crecido en una cultura de gratuidad digital que muchos ven difícil revertir.
Regalar las noticias es justamente el contrasentido dentro de la industria. Mientras el internet ha convertido a los periódicos en los sitios más visitados, también los convirtió en sus víctimas, acelerando la caída en la venta de ejemplares y de ingresos por publicidad, dos fuentes de recursos tradicionales con las que se mide su salud financiera.
Muchos diarios no pudieron afrontar la crisis y quebraron. Se calcula que solo en EEUU cerraron unos 200 periódicos en los últimos dos años, incluida la revista Editor & Publisher que se despidió el 31 de diciembre tras cubrir a la industria periodística por 125 años. Noventa mil personas fueron despedidas de las compañías editoriales en el 2009, una tendencia que según el Ministerio de Trabajo se agudizará en un 25% adicional a mediano plazo.
En América Latina los resultados no son mejores, pero los periódicos soportan mejor la crisis al ser empresas familiares, más pequeñas, con mayor maniobrabilidad y más independientes a los vaivenes de la economía que las corporaciones. Asimismo, muchos medios debieron achicar sus operaciones, despidieron personal y cerraron corresponsalías, arriesgando su calidad informativa.
Ante esta disyuntiva, y el inexorable crecimiento del internet, todos estudian cómo valorizar su contenido digital, aunque sin relegar esfuerzos por aumentar la venta de publicidad y suscripciones, ingresos cada vez más esquivos. La ecuación no es fácil, ya que cualquier intento por cobrar lo que fue gratuito, puede ahuyentar a los usuarios que siempre encontrarán otras fuentes donde informarse.
Alejado del Wall Street Journal y de los intentos del New York Times por cobrar su contenido, The Miami Herald ha optado por una estrategia diferente que ha despertado cierta burla entre sus pares. Desde hace semanas, tras la lectura de un artículo, el usuario tiene la posibilidad de aportar una donación, invitándosele a “apoyar la continua cobertura de noticias”.
El director del periódico, Anders Gyllenhaal, explicó que se trata de un experimento y que los usuarios reaccionaron bien, haciendo donaciones de entre 5 y 60 dólares, comprometiendo al diario a mantener un cierto nivel de calidad.
La fórmula, primera en su tipo en el país, no es la más tradicional y despertó críticas por su oportunismo. Sin embargo, es una forma equilibrada de seguir regalando noticias y, al mismo tiempo, hacer más consciente al usuario sobre el valor público que tiene la información en la sociedad, tratando que los poderes actúen con mayor orden y transparencia.
Este tipo de estrategias de sobrevivencia están basadas en el valor de la independencia que los periódicos estadounidenses decidieron mantener, después que a través de la Asociación Nacional de Diarios rechazaron los paquetes de estímulo gubernamental que recibieron otras industrias o que aceptaron los diarios europeos de sus respectivos gobiernos.
La crisis es un rompecabezas, pero también un estímulo a la creatividad. En Dinamarca, el sitio VG Nett, del tabloide Verdens Gang, no cobra por su contenido, pero sus ingresos en internet provienen de un programa para ayudar a perder peso a los lectores y por la televisación de partidos de fútbol.
En todo caso, el desafío para los periódicos es encontrar nuevos modelos de negocio que, aunque contemplen o no regalar su contenido digital, les permita seguir siendo referencia y la fuente más confiable de noticias.
enero 15, 2010
Ortega, Chávez y Canal 8
No es ciencia cierta, pero existen profundas sospechas que en estos días se está profundizando la estrategia comunicacional de los países que conforman el ALBA de Hugo Chávez o que le circundan como satélites.
La estrategia es simple, además de adueñarse de espacios noticiosos obligatorios y confiscatorios como los utilizados por Fidel Castro para sus columnas, Hugo Chávez para sus Aló Presidente dominicales y Rafael Correa para sus alocuciones sabatinas, estos gobiernos lo que no confiscan o expropian lo compran.
Los casos de los gobiernos de Evo Morales, Daniel Ortega y Cristina Kirchner evidencian esta metodología, siendo los que además de los nombrados en el párrafo anterior, han utilizado testaferros o a familiares y conocidos para comprar medios y crear así una maquinaria propagandística favorable para su gestión y, principalmente, para épocas electorales.
Se confirmó en estos días que uno de los canales más importantes de Nicaragua Telenica, Canal 8, fue parcialmente vendido, según informó su propietario Carlos Briceño a los medios nicaragüenses a través de un e-mail, en el que explicó que después de meses de negociación una “una importante participación accionaria de Televisora Nicaraguense S.A. (Telenica Canal 8) está siendo adquirida por nuevos socios”.
El único problema del mensaje de Briceño, es que por razones de confidencialidad sus nombres y razones sociales, dijo que los nombres de los nuevos dueños no pueden ser divulgados; lo que indudablemente llevó a muchos a interpretar lo que es un secreto a voces: Daniel Ortega es ahora el socio o el FSLN a través de los dineros que envía Chávez como parte de la estrategia comunicacional del ALBA.
Es realmente penoso la falta de transparencia que permite en muchos países que se oculte información como ésta, que es de alto interés social para los usuarios e incluso para los periodistas que trabajan en el medio, ya que es obvio que cuando la masa accionaria de un medio cambia, seguramente deberá cambiar el criterio editorial.
No estoy seguro si no informar este tipo de negocios conlleva riñas con las leyes, pero de no ser así, es indudable que esta práctica está reñida con aspectos elementales de la ética periodística, que obliga a los medios a transparentar su línea editorial.
La estrategia es simple, además de adueñarse de espacios noticiosos obligatorios y confiscatorios como los utilizados por Fidel Castro para sus columnas, Hugo Chávez para sus Aló Presidente dominicales y Rafael Correa para sus alocuciones sabatinas, estos gobiernos lo que no confiscan o expropian lo compran.
Los casos de los gobiernos de Evo Morales, Daniel Ortega y Cristina Kirchner evidencian esta metodología, siendo los que además de los nombrados en el párrafo anterior, han utilizado testaferros o a familiares y conocidos para comprar medios y crear así una maquinaria propagandística favorable para su gestión y, principalmente, para épocas electorales.
Se confirmó en estos días que uno de los canales más importantes de Nicaragua Telenica, Canal 8, fue parcialmente vendido, según informó su propietario Carlos Briceño a los medios nicaragüenses a través de un e-mail, en el que explicó que después de meses de negociación una “una importante participación accionaria de Televisora Nicaraguense S.A. (Telenica Canal 8) está siendo adquirida por nuevos socios”.
El único problema del mensaje de Briceño, es que por razones de confidencialidad sus nombres y razones sociales, dijo que los nombres de los nuevos dueños no pueden ser divulgados; lo que indudablemente llevó a muchos a interpretar lo que es un secreto a voces: Daniel Ortega es ahora el socio o el FSLN a través de los dineros que envía Chávez como parte de la estrategia comunicacional del ALBA.
Es realmente penoso la falta de transparencia que permite en muchos países que se oculte información como ésta, que es de alto interés social para los usuarios e incluso para los periodistas que trabajan en el medio, ya que es obvio que cuando la masa accionaria de un medio cambia, seguramente deberá cambiar el criterio editorial.
No estoy seguro si no informar este tipo de negocios conlleva riñas con las leyes, pero de no ser así, es indudable que esta práctica está reñida con aspectos elementales de la ética periodística, que obliga a los medios a transparentar su línea editorial.
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