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febrero 08, 2015

Crudo y cruda corrupción

A más de 100 dólares el barril el año pasado o ahora a menos de 50 dólares, el petróleo sigue siendo la gasolina que mueve al mundo. Influye en la geopolítica, transforma las relaciones diplomáticas y cambia nuestros hábitos de consumo.

Con menores ingresos por venta de crudo, a Vladimir Putin le resulta difícil mantener sus sueños por Ucrania y al gobierno de Irak detener el avance de los terroristas del Estado Islámico. El precio bajo permite a China reducir a la mitad su déficit comercial y en EEUU, con una gasolina que cayó de un dólar a 50 centavos el litro, los consumidores gastan la diferencia en gadgets y restaurantes, aunque también en camionetas de alto consumo, lo que pone en jaque los esfuerzos contra el calentamiento global.

La decisión de la Opec de mantener la producción alta y, por ende, los precios bajos, tiene efectos inconmensurables. Las nuevas relaciones diplomáticas entre EEUU y Cuba que iniciaron Barack Obama y Raúl Castro, impensadas meses atrás, fueron precipitadas por la caída del precio del crudo. Los Castro se volvieron más prácticos al quedarse otra vez sin flujo de caja, desde que observaron que la exportación de algo de los 100 mil barriles de petróleo que les regala el gobierno venezolano no tiene mayor impacto en sus finanzas. Advirtiendo que Venezuela ya no les resulta útil, así como antes descartaron a sus benefactores históricos, Rusia y China, los Castro se acercaron a su eterno rival, EEUU, su última y única carta de sobrevivencia.

Más drástico es el caso de Venezuela. El presidente Nicolás Maduro pasó de ser protagonista a tener influencia mínima en América Latina. En su nuevo papel de pordiosero, aprovechó esta semana foros del Alba y Unasur - creados por Hugo Chávez en épocas de esplendor petrolífero - para pedir a sus aliados que influyan ante EEUU por una “diplomacia de paz” y así recibir el mismo trato que el “imperio” le prodiga ahora a los Castro.

Lejos de lograrlo, en el frente interno Maduro disfraza su ineficiencia administrativa achacándole todos los males al gobierno estadounidense, al que acusa de propiciar la caída de los precios e iniciar así una guerra económica con el fin de derrotarlo. Ya nadie se traga el anzuelo. Las colas interminables y el desabastecimiento de carne de pollo, tampones o baterías para autos, fueron siempre característica intrínseca del chavismo, aun cuando el barril de crudo se cotizaba por arriba de los 100 dólares.

La adicción al petróleo condenó al chavismo a su autodestrucción. La caída del precio no tendría mayor impacto si el gobierno hubiera apostado a la diversificación económica. En cambio, malgastó recursos. Se dedicó a vender ideología y comprar alianzas para pelear contra EEUU en todos los frentes, sin advertir que la perorata ideológica, al mejor estilo cubano, no es suficiente para mantener ni a un régimen ni a un país.

En épocas de vacas gordas, Chávez y Maduro no ahorraron pensando en el futuro. Malgastaron recursos, no construyeron infraestructura, no diversificaron industrias, no invirtieron en educación especializada. Al contrario, mataron a la empresa privada, hicieron propaganda con educación y salud de cuarta, polarizaron y crearon mayor desigualdad entre clases sociales.

Distinto panorama tendría Venezuela si el gobierno en lugar de imitar al retrógrado y fracasado modelo cubano, hubiera mirado hacia los emiratos árabes, donde se comprendió que el petróleo es una materia prima agotable. Hoy los venezolanos gozarían de puentes y carreteras, industrias variadas, empleo, educación de primer mundo y menos pobreza.

El chavismo no es el único gobierno que deberá pagar factura histórica por haber malgastado tanta riqueza. Además de la malograda PDVSA, la mexicana PEMEX y la brasileña PETROBRAS también están condenando la ineficiencia de Enrique Peña Nieto, Dilma Rousseff y a sus antecesores. Recién ahora, en época de vacas flacas, cuando no hay dinero público para gastar y se debe raspar la olla de estas empresas, salió a relucir cuán profunda, arraigada y protegida está la corrupción en América Latina.

Es evidente que el precio del crudo tiene influencias geopolíticas insoslayables, pero no hay que dejarse engañar. La cruda realidad es que la mala administración pública de este recurso es lo que tiene mayor impacto negativo en nuestras sociedades.

mayo 25, 2011

PDVSA, una buena decisión


Era ya hora de que el gobierno de Barack Obama prestara mayor atención al desatino del gobierno de Venezuela de mantener relaciones casi carnales con el régimen dictatorial de Irán, sospechado por la comunidad internacional de fabricar bombas atómicas, algo que todavía no ha sido del todo comprobado.
Lo cierto es que el régimen iraní se ha mostrado escurridizo y poco trasparente en este terreno, y ha aprovechado la retórica de otros gobiernos autoritarios, como el de Chávez, para infiltrar su propaganda por toda Latinoamérica, y para hacer negocios y enriquecerse a pesar de que sobre ese gobierno pesan medidas restrictivas impuestas por la ONU.
El gobierno de Venezuela criticó las sanciones contra PDVSA de parte del gobierno de EE.UU. por entrometerse en su soberanía. Pero EE.UU. también mantiene su soberanía cuando trata de defender los intereses de sus ciudadanos, y esas sanciones están encaminadas a ello.
EE.UU. había dejado pasar mucha retórica de parte de Hugo Chávez sin haber hecho mucho, tal vez cuidando el envío de 900 mil barriles diarios de petróleo. Sin embargo, estas sanciones parecen estar encaminadas a otra política más seria de Washington en contra de Chávez para minar su posición política frente a las elecciones de 2012. Probablemente habrá muchas pruebas de nacionalismos a favor de Chávez y solidaridad internacional a corto plazo, pero lo de PDVSA es una sanción destinada al largo aliento. Y será efectiva. Y era necesaria.  
A continuación, mi columna de este fin de semana que titulé “Chávez: la Injerencia hipócrita” en la que justamente hablaba de la necesidad de sanciones en contra de Chávez.
Si se comprobara la denuncia del diario alemán Die Welt sobre la confabulación iraní-venezolana para la instalación de una base de misiles de mediano alcance en Venezuela, se confirmaría a la vez que Hugo Chávez es el gobernante más hipócrita de la época. Y uno de los más peligrosos.
El año pasado, convertido en fiscal público, Chávez logró que se abortara la presencia de militares estadounidenses en bases de Colombia, argumentando que esa injerencia desestabilizaría la región. Sin embargo, fue él  quien desafió la paz regional, convirtiéndose en el mayor comprador de armas entre países en desarrollo, permitiendo a la Guardia Revolucionaria Iraní instalarse en su territorio para construir  bunkers en la Península de Paraguaná y manteniendo una fuerte alianza con las narco guerrillas colombianas de las FARC.

Aunque el gobierno venezolano se victimice con creativas teorías conspirativas, existen evidencias en su contra. La principal fue ratificada el 10 de mayo por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos en Londres, basado en un análisis de los archivos digitales que el ejército colombiano le incautó a las FARC en Ecuador, durante la “Operación Fénix” de 2008. El instituto reveló que el gobierno venezolano ofreció 300 millones de dólares, refugio, armas y apoyo diplomático a favor de las guerrillas, a cambio de entrenamiento a militantes, asesinato de opositores y protección ante una eventual invasión de EEUU.
La denuncia del Die Welt, basada en “servicios de inteligencia occidentales”, no es descabellada. La injerencia del presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad en Venezuela se solidificó en el último lustro. Se sospecha que los vuelos semanales de la ruta Teherán-Caracas, más que pasajeros, trasladan uranio e informes de inteligencia; que aumentó la compra de pertrechos militares y que los persas encontraron en el chavismo, la llave para entrar en los mercados del ALBA con mercancías e ideología antisemita.
La intromisión embustera de Chávez en la región, no se agota en lo militar. También ha teñido de ilegalidad varios procesos electorales, bajo la seducción de una billetera repleta de petrodólares. El candidato peruano Ollanta Humala está ahora pagando las consecuencias frente a su contrincante Keiko Fujimori de caras a las elecciones del 5 de junio, desde que se le acusa de haber recibido valijas llenas de efectivo para su campaña de 2006. Maletas similares empañaron la anterior campaña de Cristina Kirchner en Argentina, la de Fernando Lugo en Paraguay e hicieron que al hondureño Manuel Zelaya lo echaran en pijama, cuando procuraba cambiar la Constitución para eternizarse en el poder.
Los dineros de Chávez también aderezaron otras reformas constitucionales y campañas como la de Evo Morales y Rafael Correa, quien habría recibido fondos de las FARC en 2006 por lo que está siendo investigado por la fiscalía ecuatoriana.
Chávez, asimismo, es el mayor sostén de los gobiernos de Daniel Ortega en Nicaragua y los hermanos Castro en Cuba. En todos los casos, se trata de alianzas estratégicas para intercambiar desde enfermeros y estudiantes, hasta ideología y servicios de inteligencia. También para cerrar, comprar o expropiar medios de comunicación independientes, hacer propaganda, controlar a la justicia o sembrar planes para desbaratar a la oposición.
Hasta ahora, Chávez ha maniobrado con destreza sorteando acusaciones directas que lo involucren. En cuanto a los misiles iraníes, la comunidad internacional no debería aceptar desmentidos, sino exigir pruebas fehacientes de que no existen. En el caso del abierto respaldo a las criminales FARC, y  pese a que la Corte Suprema colombiana desestimó el contenido de las computadoras de la guerrilla como evidencias procesales, los tribunales internacionales tienen pruebas suficientes para enjuiciarlo, como la Corte Penal Internacional acaba de hacer con el libio Muamar al Kadafi. Y por su descarada infiltración desestabilizando elecciones ajenas, se debería expulsar a Venezuela de organismos multilaterales y aplicarse sanciones que constan en la Carta Democrática Interamericana.
Aunque algunos de sus colegas, como el presidente colombiano Juan Manuel Santos, lo justifiquen equívocamente como a su “nuevo amigo”, la injerencia hipócrita de Chávez no atrajo mucha amistad para la región. Las pruebas demuestran que el doblez de Chávez, si algo está generando, es enemistades, inestabilidad y debilitamiento democrático.

abril 26, 2011

Petrodólares muy oscuros los de Chávez


El autogolpe que Hugo Chávez pegó a la democracia en diciembre pasado cuando decidió que la anterior Asamblea Legislativa le regalara una Ley Habilitante que le permite gobernar por decreto, le ha servido ahora para asestar un más duro golpe a las arcas de la nación en detrimento de todo el pueblo venezolano.

Parapetado tras los festejos de Semana Santa, el presidente venezolano utilizó la Ley Habilitante para hacer una reforma legal que obliga a PDVSA (Petróleos de Venezuela S.A.) a entregar un mayor porcentaje de los excedentes de las exportaciones de petróleo al Fondo de Desarrollo Nacional, el que es administrado por él mismo sin tener que rendir cuentas de ninguna naturaleza.

Esta falta de transparencia permitirá que Chávez use esos fondos para lo que le desvela actualmente: la reelección de caras a las presidenciales del 2012.

Se estima que con el nuevo precio del barril del crudo a más de 100 dólares estadounidenses el Fondo de Chávez aumentaría a 11.000 (once mil millones) lo que le permitirá hacer obras públicas - poco hizo durante su reinado desde 1999 - y seguir apoyando su ambicioso proyecto político de la revolución socialista en otros países del continente.
Según una nota de hoy de El Nuevo Herald de Miami, el Fondo de Chávez que tenía previsto recibir 7 mil millones este año, recibirá los 11 mil millones, si el promedio del barril se mantiene en los 94 dólares o más aún si se sitúa en 108 dólares, precio que alcanzó la semana pasada.
“La mencionada reforma a la Ley de Contribución Especial sobre los Precios Extraordinarios del Mercado Internacional de Hidrocarburos – según El Nuevo Herald - requiere que PDVSA le entregue al fondo el 80 por ciento de los ingresos adicionales generados cuando los precios del crudo se ubican en un rango de entre $70 y $90 el barril. Si el barril se ubica entre los $90 y $100, entonces el aporte a FONDEN sube a 90 por cierto, tasa que luego pasaría a 95 por ciento si el precio supera los $100”.
Dicho de otra forma. Más allá de que la medida es corrupta en sí misma por atribuirse un presidente de un estado democrático fondos para su propia conveniencia – así sea para hacer el bien o hacer el mal – lo más corrupto de este decreto es que le permite a Chávez usar dineros públicos de gran magnitud, como si se tratara de un magnate petrolero o un árabe monárquico, sin la menor obligación de tener que se transparente y rendir cuentas.
Al no haber una ley de acceso a la información pública que obligue al Estado a ser transparente, la Asamblea Nacional actual está pecando de omisión al no formalizar una metodología de contraloría.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...