agosto 27, 2011

Aprobada la Declaración de Puebla

Anoche en Puebla, México, culminamos una magnífica Conferencia Hemisférica Universitaria de la que participaron 22 universidades de 13 países latinoamericanos. En la Declaración de Puebla, acordaron innumerables iniciativas, recomendando reformas de políticas públicas para combatir la violencia contra la prensa y la impunidad, así como también medidas legales severas contra aquellos que atenten contra la libertad de prensa.

Proyecto Impunidad - Declaración de Puebla

agosto 24, 2011

Google: un “monopolio” saludable


Aunque como motor de búsqueda dominante del internet Google ha revolucionado la cultura y nuestros hábitos de consumo del conocimiento, también genera controversias cada vez que expande su negocio o pone en duda el respeto por la privacidad, la propiedad intelectual y la libertad informativa.

Google atrajo esta semana las miradas de quienes la acusan de ser un angurriento monopolio, luego de ofertar 12.500 millones de dólares por el fabricante de teléfonos móviles inteligentes, Motorola Wireless. El motor de búsqueda deberá defender su compra ante los reguladores, pero antes debe comparecer en la audiencia denominada “el poder de Google”, que la Comisión de Competencia del Senado estadounidense realizará el 15 de setiembre, para examinar sus supuestas malas prácticas comerciales e intelectuales, que ya le han acarreado cientos de demandas por censura, invasión de privacidad y violación de derechos de autor.

Más allá de los proyectos que debió paralizar tras arreglos judiciales, como la digitalización de libros por la disputa con sindicatos de autores o la publicación de mapas de campamentos militares en zonas de guerra, creo que difícilmente Google pueda ser acusada de monopolio. En el caso Motorola, si bien aparenta ser una expansión monopólica, en realidad se trató de la compra de patentes y de una estrategia para fabricar sus smartphone Android, y así competir contra Apple, Microsoft y RIM. De hecho, su sistema operativo Android de “open source”, puede ser utilizado por cualquier fabricante de teléfonos, como los 39 que ya lo hacen actualmente.

Desde su nacimiento en 1996, bajo la misión de “organizar la información del mundo y hacerla accesible y útil universalmente”, la evolución de Google muestra su éxito en cómo compite contra compañías existentes como Explorer y Firefox;  es autorizada a comprar compañías que en poco tiempo convierte en líderes como YouTube; inventa nuevos servicios y productos que ayudan a la expansión del conocimiento como Google Maps o las nuevas computadoras personales Chrome Books que operan desde la nube; o experimenta con nuevos juguetes como Google TV y su reciente lanzamiento de Google +, la red social para pugnar contra Facebook.

Como toda empresa exitosa que compite por calidad, y con ingresos anuales billonarios por sus servicios de colocación de publicidad Adworks y Adsense, es natural que Google busque su expansión, y a menudo corretee por el delgado límite que divide la sana competencia de las mañas monopólicas, lo que le valió decenas de disputas en EEUU, Europa y Asia.

En materia de censura, el haber cedido ante el gobierno chino para bloquear a disidentes e información sobre el Tibet, es aberrante, pero no es menos cierto que Google ha permitido desenmascarar a dictaduras, y sirvió para liberar mucha información censurada y desconocida. Otras veces es víctima. Como esta semana en Argentina, cuando por orden judicial los proveedores de internet fueron obligados a bloquear millones de blogs de su plataforma Blogger, porque el gobierno considera que se difunden datos sensibles al interés nacional.

Sus peores faltas, sin embargo, son efectos colaterales de su sofisticación digital que afecta el derecho a la intimidad, ya sea porque los datos personales de los usuarios quedan a merced de los piratas informáticos o son requeridos en forma obligatoria por los gobiernos, mediante leyes al estilo del Acta Patriótica antiterrorista estadounidense.

Sus modales más viciados tienen que ver con el derecho de autor. Tanto en Berlín como en Nueva York y Bogotá, los editores de periódicos se unieron para evitar que sus contenidos estén disponibles de forma gratuita en internet. Google alega que sus sistemas no son obligatorios y pueden ser desestimados. En realidad, el problema es que toda empresa sabe que si no aprovecha los servicios de Google, se arriesga a perder terreno y competitividad.

Creo que se pueden criticar algunas prácticas de Google, pero sería injusto no apreciar la visión de sus fundadores, Larry Page y Sergey Brin, quienes sobre la base de la competencia y la innovación constante, han revolucionado la industria del conocimiento y achicado el mundo. Si esto es sinónimo de “monopolio”; se trata de una práctica muy saludable. La humanidad es hoy mucho mejor con Google que sin él.

agosto 23, 2011

Sexto Poder en manos de Chávez


La prohibición del gobierno de Hugo Chávez para que no se publique el semanario Sexto Poder, demuestra que el régimen no retrocedió un ápice en su campaña por controlar a los periodistas y medios de comunicación independientes.
Aunque hoy haya liberado a la directora del semanario, Dinora Girón, después de dos días en prisión, el régimen ya ha hecho el daño censurando la circulación, distribución y publicación de cualquier otro número del semanario.
Puede ser que la foto en tapa de funcionarias de gobierno como la fiscal general de la Nación, Luisa Ortega Díaz y la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, entre otras, retratadas como bailarinas de varieté haya sido una ofensa para las damas, pero ello no se compadece con la represalia de apresar a la directora del medio y censurarlo de cuajo, acusándolos de “instigación al odio”, un delito tipificado en el Art. 285 del Código Penal.
Muy bien lo definió el presidente de la SIP, Gonzalo Marroquín, del periódico Siglo 21 de Guatemala, quien condenó la censura impuesta contra Sexto Poder, considerando que es un abuso de poder trabar la distribución de un medio de comunicación y mucho más llevar a un periodista a la cárcel por el hecho de emitir una opinión crítica contra la autoridad pública.
Marroquín agregó que los delitos de desacato como se imponen todavía en Venezuela pertenecen al pasado y están alejados de principios internacionales establecidos por la Corte y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que establecen que los funcionarios deben ser más tolerantes a las críticas y que los conflictos se deben resolver por la vía civil.

agosto 20, 2011

¿Chávez estabilidad para Venezuela?


Algo raro está pasando en el continente. Desde hace rato el presidente colombiano Juan Manuel Santos viene apoyando a su colega venezolano Hugo Chávez, desde que lo calificó de “mi nuevo mejor amigo” en nuestra reunión a fines de 2010 en Mérida, México.
Por una estrategia geopolítica y económica, Santos arregló las relaciones tensionadas que el ex presidente Alvaro Uribe mantenía con Chávez, y el comercio volvió a reflotar entre Colombia y Venezuela. Pero para el gusto de muchos, y me incluyo, la sobadera llegó muy lejos con las declaraciones nuevas de Santos.
Santos dijo en visita a Buenos Aires que Chávez, "es un factor de estabilidad" en Venezuela. Parece que los asesores del colombiano, tal vez distraídos pro el viaje al sur, no le pasaron para su lectura el reciente informe del International Crisis Group (ICG), con sede en Bruselas, que advirtió el peligro de violencia política en Venezuela exclusivamente por el discurso incendiario de Chávez, la polarización política que viene generando y los altos índices de delincuencia y número de armas en las calles.
En el informe denominado “Violencia y Política en Venezuela” se especifica muy bien la retórica incendiaria de Chávez y el hecho de que el gobierno ha armado a civiles y sus milicias; y se concentra en declaraciones del presidente cuando dijo que él no sabría como contener “la revolución violenta” contra los opositores en caso de perder las elecciones del próximo año.
Por eso parece rara la contundencia de Santos en respaldar a Chávez, cuando la realidad muestra que no genera estabilidad para Venezuela ni tampoco para la región. Desde 1999 en que asumió el poder, Chávez ha sido el mayor factor de desestabilización, apoyando a terroristas así como procesos electorales y políticos viciados.




agosto 19, 2011

Cuba sigue en lo suyo, castigando disidentes


Desde hace meses el gobierno cubano ha intensificado sus agresiones físicas contra los disidentes y las Damas de Blanco, en particular, grupo que de nuevo ayer fue blanco de ataques de parte de turbas castristas.
Pero lo más triste de todo esto, es que la comunidad internacional no reacciona y aparenta mirar hacia otro lado y sin levantar siquiera la voz, como acostumbrada a la institucionalidad de la violencia por parte del gobierno de los hermanos Castro. El mensaje, entonces, es claro, “sigan castigando a los disidentes”.
Según el periodista Juan Tamayo de El Nuevo Herald, acaba de reportar que “una turba organizada por el gobierno cubano atropelló a casi 50 mujeres miembros y partidarias de las Damas de Blanco en lo que un portavoz del grupo describió como la reacción más violenta contra la organización de mujeres de La Habana desde que la Iglesia Católica intercedió por ella a principios del año pasado”.
La turba “golpeó, pateó y escupió a las mujeres, halándoles el pelo y a algunas les rompieron la ropa para de este modo bloquear una marcha que buscaba protestar por ataques similares contra el grupo femenino en la zona oriental del país en las últimas cuatro semanas.
No es descabellado pensar que esta reacción de fuerza bruta desproporcionada siempre llega como aparente represalia a cuestiones del gobierno de EEUU. Justamente ayer, un informe del Departamento de Estado estadounidense, determinó seguir incluyendo al gobierno de La Habana como un aliado del terrorismo junto a países como Siria, Libia e Irán.

agosto 17, 2011

Desconfianza política, no económica

No entiendo ni sé mucho de economía, pero en estos días tampoco los economistas, los financistas y mucho menos los políticos, demuestran saber demasiado. Todos estamos confundidos.

Lo que sí creo es que no se trata de una crisis del capitalismo ni de la democracia, sino más bien de una definida falta de confianza en el sistema financiero y en la conducta de los políticos.

La degradación de la economía estadounidense de AAA a AA+ por parte de la evaluadora de riesgo Standard & Poor’s no fue una medición objetiva de la economía, sino más bien un cálculo acertado sobre el mal desempeño de los legisladores republicanos y demócratas para acordar sobre la deuda pública y el déficit fiscal. Barack Obama puede mostrarse lo más fastidioso que quiera con la mala nota, pero tiene que admitir que el sistema político es “menos estable, menos eficiente y menos predecible” que antes, como sentenció S&P.

Los ciudadanos también concuerdan con esa apreciación. Una encuesta del Washington Post divulgada esta semana, muestra que un 71% de los estadounidenses está enfurecido con la polarización política y sus efectos en las decisiones económicas; otro 40%, según un sondeo de CNN, no tiene confianza en el gobierno federal para lidiar con la economía, mientras la mayoría, en ambas encuestas, espera con ansias las elecciones de 2012 para castigar a los actuales legisladores.

Sería indebido responsabilizar sólo a los políticos del desbarajuste. La desconfianza ciudadana hace rato que también se posó sobre los angurrientos sistemas financiero y bancario. Todos tienen muy presente que semanas después del rescate y de los paquetes de estímulo dispuestos por el presidente Obama, los banqueros y dueños de Wall Street volvieron a caer en lujos y sueldos jugosos. Todavía, a tres años de la debacle, los bancos tienen más efectivo que antes, especulan con ganancias fáciles en los mercados financieros, pero no incentivan el aparato productivo con préstamos a emprendedores y pequeños empresarios. Aún hoy, conseguir un crédito pese a que quien lo solicite tenga un récord impecable, es toda una odisea.

Si bien el gobierno no tuvo plena culpa por aquella crisis de deuda privada provocada por la burbuja inmobiliaria en el 2008, no supo apretar las clavijas para que los banqueros creyeran en el nuevo régimen y tuvieran confianza en el público. Sin el estímulo del rescate volcado en el aparato productivo, más la deuda pública que se venía acumulando desde que George Bush gastaba a mano suelta en tres frentes de guerra y reducía los impuestos a los más ricos, no hay que entender mucho de economía como para saber que este desbarajuste actual estaba cantado. 

A las malas decisiones políticas, hay que sumarle que la economía no se basa solo en datos objetivos, sino en créditos de confianza, por lo que la percepción y especulación, como sucede ahora, pueden hacer más daño que los bajos niveles de empleo, inversión, consumo y ahorro. Y a esto hay que sumarle que del otro lado del Atlántico, nadie puede ayudar. Los indignados se multiplican y ni los salvatajes que involucran billones de euros pueden parar el efecto dominó que amenaza a todos los países que se bañan en el Mediterráneo.

EEUU tendrá que remontar solo esta tempestad y es su responsabilidad por los males que viene causando. Pero tampoco hay que engañarse, cuando en semanas se calme el temporal, se podrá ver que los presagios de mal agüero son sólo eso. La prueba está en que a pesar de la mala calificación de S&P, la primera potencia mundial siguió siendo el oasis adonde todos los inversionistas del mundo quieren apostar y depositar en dólares. Pese a su debilidad momentánea, el país goza de un sistema institucional sólido y transparente, mucho más confiable que otros. Y pensar en alternativas económicas que parecieran más estables, como el autoritarismo chino o añorar regímenes al estilo Pinochet, es todavía apresurado.

La encuesta del Washington Post captó bien esos detalles. Pese a la desilusión y las culpas que se endilgan a diestra y siniestra, un 77% de estadounidenses reconoció que vive en “el mejor sistema de gobierno del mundo”. Y eso sigue siendo una rica cuenta de confianza a futuro.

agosto 16, 2011

Brasil contra la corrupción


En una reciente columna que titulé “Brasil: ¿potencia o líder?” explicaba que el impacto del gran país suramericano en el mundo recién vendría cuando pudiera limpiar la casa de la corrupción que lo sacude, hacer respetar los derechos humanos y acortar la brecha de la desigualdad, no solo mostrando buenos datos económicos que lo ubican como una potencia emergente.
La presidenta Dilma Rousseff está dando sucesivos pasos en la dirección correcta, tratando de que su país sea más honesto, menos corrupto y más líder. Seguramente encontrará muchísimos tropiezos en el camino, pero por el momento va muy bien, y aprovechando que al inicio de su Presidencia hay cosas que no las podría hacer luego. Ahora, lo interesante, es que todos los políticos – incluso aquellos que crearon chanchullos durante los años de Lula da Silva - la respaldan, no les queda otra, y eso tiene que aprovechar.
La semana pasada fue arrestado el viceministro de Turismo, Frederico Silva da Costa, y otros 35 funcionarios del ministerio por desvío de recursos públicos. También hubo arrestos y renuncias por corrupción en las carteras de Agricultura y Transportes, de la que tuvo que abandonar el ministro Alfredo Nascimento. Y antes, tuvo que dejar su cargo, el protegido de siempre de Lula y ex ministro de la Presidencia de Rousseff, Antonio Palocci.
Esta lucha contra la corrupción es una buena noticia no solo para los brasileños, sino para todos los latinoamericanos. Si Brasil es líder en este terreno, seguro que otros países lo seguirán.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...