Algo raro está pasando en el continente. Desde hace rato el presidente colombiano Juan Manuel Santos viene apoyando a su colega venezolano Hugo Chávez, desde que lo calificó de “mi nuevo mejor amigo” en nuestra reunión a fines de 2010 en Mérida, México.
Por una estrategia geopolítica y económica, Santos arregló las relaciones tensionadas que el ex presidente Alvaro Uribe mantenía con Chávez, y el comercio volvió a reflotar entre Colombia y Venezuela. Pero para el gusto de muchos, y me incluyo, la sobadera llegó muy lejos con las declaraciones nuevas de Santos.
Santos dijo en visita a Buenos Aires que Chávez, "es un factor de estabilidad" en Venezuela. Parece que los asesores del colombiano, tal vez distraídos pro el viaje al sur, no le pasaron para su lectura el reciente informe del International Crisis Group (ICG), con sede en Bruselas, que advirtió el peligro de violencia política en Venezuela exclusivamente por el discurso incendiario de Chávez, la polarización política que viene generando y los altos índices de delincuencia y número de armas en las calles.
En el informe denominado “Violencia y Política en Venezuela” se especifica muy bien la retórica incendiaria de Chávez y el hecho de que el gobierno ha armado a civiles y sus milicias; y se concentra en declaraciones del presidente cuando dijo que él no sabría como contener “la revolución violenta” contra los opositores en caso de perder las elecciones del próximo año.
Por eso parece rara la contundencia de Santos en respaldar a Chávez, cuando la realidad muestra que no genera estabilidad para Venezuela ni tampoco para la región. Desde 1999 en que asumió el poder, Chávez ha sido el mayor factor de desestabilización, apoyando a terroristas así como procesos electorales y políticos viciados.