mayo 20, 2011

¿Y las fotografías de Osama Bin Laden?

La decisión del presidente Barack Obama de no hacer públicas las fotografías del cadáver de Osama bin Laden puede parecer una acción de genuina prudencia; sin embargo, revela una tendencia a la poca transparencia que ha marcado su Presidencia.
Obama justificó su decisión en que las imágenes que muestran el cuerpo del líder de Al Qaeda con un disparo en el pecho y otro en la cabeza podrían despertar sentimientos antiestadounidenses, incitación a más violencia o considerarse un método de propaganda.
Pero la censura tampoco actúa de bálsamo para estos males. Muchos no necesitaron ver para creer, festejando con champagne y cerveza en Times Square en Nueva York, lo que motivó amenazas de grupos terroristas, como la misma Al Qaeda, que quiere vengar la muerte y los festejos, con más atentados contra intereses estadounidenses.
Otros son escépticos por naturaleza, incluso si vieran las fotos, igual imaginarían conjeturas y conspiraciones. Como el gobierno iraní, que en su cántico propagandístico, le da igual negar el documentado holocausto judío, como decir que Bin Laden murió mucho antes víctima de su debilitada salud, pese a que los sobrevivientes en la fortaleza de Abbottabad, confirmaron el ataque de los Navy Seals.
No es la primera vez que Obama está marcado por la polémica que desatan las imágenes. Pocos días antes de la operación Gerónimo, en televisión nacional, demostró con partida de nacimiento en mano que no era extranjero. Y a principios de su mandato, evitó a toda costa que la Justicia obligue al Pentágono a divulgar fotografías de carceleros estadounidenses torturando a prisioneros en Irak y Afganistán.
En aquel entonces, ahora, y durante todo el escándalo que produjo la filtración de documentos sobre ambas guerras y de cables de la diplomacia a través de Wikileaks, Obama y los militares argumentaron que la divulgación de materiales pondría en peligro la seguridad de las tropas e incentivaría a Al Qaeda a reclutar más terroristas, lo que nunca sucedió o quedó demostrado.
Si se permite que las autoridades decidan lo que el público debe ver, saber o no, se corre el riesgo de alimentar actitudes paternalistas que irán empeorando, ya que el gobierno tiene tendencia natural a clasificar, censurar y proteger la seguridad nacional, a expensas de la libertad de expresión.
Por eso es saludable que la agencia noticiosa Associated Press haya entablado una demanda para que Obama divulgue las fotografías, amparándose en la Ley de Acceso a la Información. Las imágenes del cadáver y de su sepultura en el mar Arábigo tienen un intrínseco valor noticioso e interés público, dado que se trata de la persona más peligrosa del planeta, perseguida sin éxito durante una década por la mayor potencia mundial.
Al final, la decisión de no divulgar algo morboso por pudor, o hacerlo a cuentagotas como ahora, tiene un efecto contrario y más sensacionalista, si se considera que la imaginación colectiva por lo desconocido, aviva más leyendas, martirios y conjeturas, que lo que podría provocar un par de fotos escandalosas. Así lo alimentan las explicaciones detalladas de los legisladores que esta semana tuvieron acceso a las fotos; los videos divulgados sin audio que muestran a Bin Laden enfocado en mejorar su imagen y dotes propagandísticas; y el contenido de su diario íntimo, que prueba como elucubraba sobre el impacto de futuros atentados en Washington, Los Angeles y Chicago.
La foto más evocativa de la operación del 1 de mayo fue la que ese domingo divulgó la Casa Blanca creyendo que así confirmaría los hechos en forma prudente. En ella se observa a Obama, Hillary Clinton y personal de Seguridad Nacional mirando atónitos imágenes en directo de la operación. Para mí, no se trata de una prueba, sino del equivalente a mirar el festejo de los fanáticos en una tribuna de fútbol, para intuir que a mis espaldas han batido al arquero.
El gobierno de Obama tiene que hacer lo que predica; ser más transparente. Esta disquisición ética a la que se ha auto infligido, excede su capacidad y mandato, y degrada la confianza del público. Su obligación es ser abierto y ajustarse a la verdad. Por más que duela o sea indecente.

mayo 19, 2011

Chávez y la confabulación con Irán


Si se comprobara que las denuncias actuales que realizó el diario alemán Die Welt sobre que el gobierno de Irán estaría confabulado con el de Venezuela para la instalación de misiles balísticos de mediano alcance en suelo venezolano, quedaría confirmado que el presidente Hugo Chávez es uno de los gobernantes más hipócritas de la década.
La farsa de Chávez deviene, especialmente, por ser quien más ha tratado de detener la injerencia militar de EEUU en Colombia, habiéndose convertido en el primer importador de armas de todo Latinoamérica, habiendo cedido su territorio a las FARC y tejido una amplia red de apoyo para esta narcoguerrilla, tanto a nivel económico como logístico, y creado una alianza armónica con el régimen iraní, de la cual ahora se observa que los vuelos directos entre Teherán y Caracas y la fábrica de bicicletas iraní, pudieran formar parte de sospechoso rompecabezas.
Habrá que ver las connotaciones de estos episodios. El gobierno venezolano tendrá que hacer mucho más que desmentir la posibilidad de albergar un secreto arsenal iraní; tendrá que demostrarlo, para no caer víctima de represalias de la comunidad internacional. Mientras que los servicios de inteligencia estadounidense tendrán que arreglárselas para sacar la verdad a la luz, sin caer en los mismos errores cometidos en Irak cuando se condenó a un régimen por poseer armas de destrucción masiva que jamás se encontraron, para no seguir perdiendo autoridad ni credibilidad a nivel mundial.
Más allá de lo que se compruebe o no, lo que también deja esto en evidencia una débil posición del nuevo gobierno colombiano de Juan Manuel Santos, ya que si algún perjudicado existe por las políticas injerencistas de Venezuela es justamente Colombia. Ya que la fortaleza de Venezuela - el armamentismo de Chávez, su relación con las FARC, el supuesto arsenal balístico y la neutralización de tropas estadounidenses en bases militares colombianas – es directamente proporcional a la debilidad de Colombia.
La injerencia hipócrita de Chávez no se agota solamente en su conducta militar, sino también en la del demócrata. Es el mayor promotor ilegal de procesos electorales en la región, que aunque no pasan desapercibidos, los sigue haciendo con total impunidad. De ahí las denuncias que pesan sobre el candidato peruano Ollanta Humala sobre valijas diplomáticas llenas de efectivo para la campaña del 2006, valijas similares sobre las que todavía se investigan para la campaña electoral que llevó a Cristina de Kirchner a la Presidencia, las del 2008 para la campaña del ahora presidente Fernando Lugo y las que engrosaron las arcas de Manuel Zelaya para cuando pretendió una reforma constitucional, las que sí se lograron en Bolivia y Ecuador.
Esto sin contar los dineros perennes a modo de cuotas, subsidios y cheques en blanco que reciben los gobiernos de los hermanos Castro en Cuba, el de Evo Morales en Bolivia y el de Daniel Ortega, los que son usados para todo tipo de campañas extra gubernamentales, como la instalación y compra de medios de comunicación, aparatos de inteligencia, préstamos para compra de armas y desestabilización de la oposición.

Curas y delitos sexuales justificados


Según un estudio realizado con la anuencia de los obispos católicos estadounidenses, todos los males provocados por los delitos sexuales de los sacerdotes no tienen su origen en el celibato, en la calificación de pedófilos o en la homosexualidad de los agresores, sino más bien en la mala formación que los presbíteros tuvieron en sus años de formación en los seminarios en las décadas de 1940 y 1950.

El estudio independiente que dice no tener ningún tipo de influencia por parte de los prelados, parece insuficiente para calmar las ansias de entender un escándalo que sacude a la Iglesia Católica desde hace 10 años, que solo en EEUU llevó a que las diócesis pagaran más de 1.800 millones en indemnizaciones y reparación a las víctimas.

El estudio justifica que el celibato obligatorio no incentiva a los curas a cometer delitos sexuales y se basa también en estadísticas de que son muchos menos los curas pederastas como se pensaba, sino que se trata de delincuentes sexuales comunes, ya que las víctimas, en su mayoría, se da en una población de jóvenes y púberes, no de niños; algo, por supuesto, que no exonera a ningún delincuente por más justificación que le anteceda.

Varias cosas llaman la atención sobre esta investigación realizada por el John Jay College de Justicia Criminal, en forma independiente a pedido de la Conferencia Nacional Episcopal de EEUU: 1) que no se pueden expiar los pecados y justificar los delitos culpando al pasado, una reacción tan pueril como si se culpara la deformación tortuosa de las acciones de los militares de las dictaduras a la mala formación en las academias militares; 2) el estudio no dice nada sobre la conducta de los obispos – que es la que se debería investigar – de por qué tuvieron la tendencia de encubrir los delitos y trasladar a los curas de diócesis en diócesis desparramando los males; 3) el hecho de que se indagara sobre archivos que datan de la década de 1970 revela y confirma que las transgresiones sexuales datan de mucho tiempo y 4) para que el análisis tenga mayor credibilidad debería efectuarse en otros países golpeados por escándalos similares, como el caso de Irlanda, Bélgica y Alemania, para que pudiera tener puntos de comparación y mayor cientificidad.
El estudio - que no debe descartarse debido a su independencia y porque aporta otros elementos valederos para entender ciertas conductas – parece inclinado a justificar acciones indecorosas y delincuenciales, lo que eleva el nivel de enojo de aquellas organizaciones no gubernamentales, como la  Red de Sobrevivientes del Abuso por Sacerdotes, creadas para denunciar estos males y crear conciencia sobre las necesidades de reforma dentro de la Iglesia Católica.

mayo 17, 2011

Martinelli y el circo con la prensa


Desde que Ricardo Martinelli asumió la Presidencia de Panamá, la libertad de prensa decayó a niveles inesperados. Su gobierno, y él personalmente, tienen una trayectoria motivada por la intolerancia lo que ha venido afectando a los medios y periodistas que han empezado a percibir y sentir restricciones, acoso y expulsiones. El debate público se degradó.

Martinelli es directamente responsable del clima de confrontación con el periodismo. Lo extraño es que en lugar de respetar lo que la Constitución establece en materia de respeto y garantías que el Estado debe brindar a la libertad de expresión y de prensa, el sábado pasado inició un circo en esta materia. Envió una carta al arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa, convocando a un diálogo nacional por la libertad de expresión, evadiendo de esa forma las denuncias sobre amenazas y abusos de autoridad por parte del gobierno en contra de periodistas.

Lo extraño es que algunas asociaciones periodísticas, medios y periodistas vieron este “acercamiento” como algo positivo, sin reparar que es obligación del gobierno respetar y custodiar la libertad de expresión y de prensa, no como un privilegio de la prensa, sino como un derecho humano que pertenece a cada panameño.

El circo de Martinelli, por el que luego invocará regulaciones para los medios o exigirá medidas de autorregulación, es un juego peligroso ya que finalmente pretenderá un pacto de no confrontación, dándole a la prensa un estatus de contendiente político que no tiene.

Martinelli quiere imponer con la prensa los mismos códigos de negociación de la política y el mundo empresario. Aceptando, el periodismo se desnaturaliza.

Vaticano: penitencia o cárcel

Por fin el Vaticano se mostró enérgico y ordenó a los obispos del mundo entero que deben luchar contra la pederastia en la Iglesia Católica. Deberán someter a la justicia a cualquier abusador de menores dejando de lado lo que fue práctica común con muchos prelados y en muchas diócesis del mundo, es decir esconder y trasladar a los sacerdotes pedófilos a otras jurisdicciones donde no eran conocidos.

Aunque ya existía esta política en EEUU donde más casos de pederastia se denunciaron y salieron a la luz, y el Papa Benedicto XVI había indicado su política de “tolerancia cero”, lo importante es que en el mundo entero ya dejará la Iglesia de tratar este tema como un pecado que necesitaba debida penitencia, sino como un delito común y grave que debe ser puesto a consideración de la Justicia.

Dos primeras reacciones me nacen de este proceso. Primero, que aunque esta nueva medida será un disuasivo para los delincuentes, a uno le queda la sensación que en la Iglesia todavía quedarán muchos pederastas potenciales, por lo que se necesita una purificación mayor y un acto de contrición y autocrítica muy grande. Segundo, que sin una modificación de los estándares de la Iglesia el problema no se va a acabar, sino que quedará dormido, lo que no contribuye a que regrese la credibilidad y el respeto por una profesión como el sacerdocio, la que ya ha perdido todo su lustre a consecuencia de sus propios pecados.

mayo 15, 2011

Ortega, Correa y la libertad de prensa


Por suerte El Nuevo Diario de Nicaragua anunció este domingo en su primera plana que fue capitalizado con fondos de la familia Ortiz Mayorga. Hubo peligro, durante toda la semana, que terminara en manos de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, a través del grupo Alabanisa, desde donde la familia presidencial recibe y maneja fondos que les provee el gobierno de Venezuela y con los que antes compró Canal 8.

Los rumores de que el gobierno se quedaría con parte del diario fueron muy fuertes. Y las conversaciones existieron. Si hubiera ocurrido, habría sido una perversa maniobra del gobierno, ya que en los últimos años vino acorralando al diario con investigaciones fiscales, discriminándolo con la pauta oficial, y últimamente cerrando la aduana para que no pudiera obtener los insumos necesarios para producir el periódico.

Se trató de una censura indirecta y sutil. Asfixia económica.

El mismo tipo de asfixia o de método de censura es el que utiliza el presidente Rafael Correa de Ecuador. Bajo la excusa de que los medios mienten, son corruptos, basura o mercenarios, ha justificado todo tipo de acciones, entre ellas la consulta popular que tiene la intención de encontrar una habilitación para censurar los contenidos de los medios y una serie de demandas abusivas y desproporcionadas contra periodistas y diarios, que llegan a más de 100 millones de dólares combinadas.

También, cual se tratara de una cheerleader de equipo de fútbol, en estos días se mostró satisfecho y contento de que una fiscal haya entablado una demanda contra El Diario y otros medios del grupo. Pide una indemnización de un millón y medio de dólares.

Es obvio, que lo que se busca con esta medida es tener una espada de Damocles sobre los medios. Primero para que estos se autocensuren y luego, así no haya sentencia o se ejecute, se tiene la demanda como una amenaza permanente para alinear al medio. Y en Ecuador esa estrategia ya le ha valido a Correa que muchos medios silencien sus voces, o al menos que la apacigüen.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...