Como era de suponer, el canciller español Miguel Angel Moratinos terminó por pedirle a la Comunidad Europea algo bastante descabellado: que a cambio de la benevolencia de los hermanos Castro de liberar a un grupo de presos políticos, llegó el momento de renovar o mejorar las relaciones con Cuba.
Es algo que se esperaba después de que Moratinos junto con el cardenal Jaime Ortega y Raúl Castro pactaron el destierro de los presos políticos, al menos 52 de un total de 147 según las nuevas cifras que dieron los grupos de derechos humanos que todavía están en la cárcel.
En lo que se equivoca Moratinos que nada ha cambiado en la isla. La liberación, mejor dicho el destierro, muestra que en Cuba todo sigue igual, el que habla, opina o piensa diferente, no tiene muchas alternativas: es proscripto, agredido y perseguido o, si tiene suerte, es desterrado.
Moratinos tiene razón cuando dice que nadie hubiera creído que hace un mes y medio atrás alguien hubiera podido siquiera pensar que los Castros abrirían las puertas de la cárcel, pero se equivoca en afirmar que las cosas han cambiado. En Cuba hay tanta o más opresión hoy que hace uno o dos años atrás. Por lo que sería desacertado y equivocado que se levanten todas las sanciones como las de los países europeos y de Estados Unidos, las que se han impuesto y renovado y modificado durante décadas para presión por una política mejor de derechos humanos en la isla. Que el régimen no haya cambiado, no puede ponerse como carga de prueba sobre quienes presionan por cambios, sino contra mantiene una política de opresión.
En estos episodios de liberación y destierro hay elementos que sobresalen. Como siempre, el régimen cubano utiliza como moneda de cambio a los presos políticos, a los que canjea, por algunas concesiones económicas para sobrevivir, como lo hizo a lo largo de sus décadas de opresión.
Lo bueno de España, a pesar de la queja de varios presos políticos, es que no le ha dado a los desterrados cubanos un trato de exiliados, porque no hubieran podido criticar al régimen, como establece este tipo de status político. Lo malo de los liberados, es que muchos se están quejando de muchas cosas internas sobre el trato de los españoles, cuando creo que todo el mundo está observando la disposición y generosidad del gobierno ibérico, que a pesar de su propia crisis económica y política ha sacado pecho como país hospitalario.
La gran equivocación del gobierno español es utilizar como moneda de cambio a los desterrados cubanos y buscar descaradamente beneficios económicos para Cuba entres sus pares europeos, como si ahora todo fuera diferente; sabiendo, además, que todo sigue igual.
Quiero contarles sobre los procesos creativos de esta nueva historia sobre la verdad, la libertad y el miedo al futuro. Es mi nueva novela y espero publicarla cuando se sincronicen los planetas (las editoriales) o cuando se me acabe la paciencia y decida autopublicar -- Los contenidos de mi blog Prensa y Expresión están en el archivo. Blog por Ricardo Trotti
julio 27, 2010
julio 25, 2010
Los tres chiflados, autoritarios
Continúa la cantaleta de los tres chiflados autoritarios de Latinoamérica.
Hugo Chávez ahora dice que como lo atacarán las fuerzas colombianas, y entre colombianos y estadounidenses conspirarán para matarlo, dejará de inmediato de vender petróleo a los Estados Unidos. Obviamente que si deja de existir, no podrá seguir vendiendo.
Rafael Correa dijo que como el Congreso no está tratando una ley de reforma sobre los hidrocarburos, que la ley la está decretando él, que si el Congreso quiere que luego la modifique y él verá si acepta las “sugerencias”, pero que de todas maneras está pensando en cerrar al Congreso.
Y Evo Morales sigue amordazando a la prensa. El Congreso aprobó la Ley de Régimen Electoral, cuyo artículo 82 sostiene que los candidatos a los Órganos Judicial y Tribunal Constitucional, no podrán efectuar propaganda en medios de comunicación radiales, televisivos, escritos o espacios públicos ni manifestar opinión a favor o en contra de otros postulantes, o acceder a entrevistas sobre el cargo a que postula. Los medios que trasgredan estas normas podrán ser sancionados con la clausura y cierre de los mismos.
La verdad es que están chiflados pero siempre a su favor y en contra de las libertades y de la democracia. Así es lindo estar chiflado.
Hugo Chávez ahora dice que como lo atacarán las fuerzas colombianas, y entre colombianos y estadounidenses conspirarán para matarlo, dejará de inmediato de vender petróleo a los Estados Unidos. Obviamente que si deja de existir, no podrá seguir vendiendo.
Rafael Correa dijo que como el Congreso no está tratando una ley de reforma sobre los hidrocarburos, que la ley la está decretando él, que si el Congreso quiere que luego la modifique y él verá si acepta las “sugerencias”, pero que de todas maneras está pensando en cerrar al Congreso.
Y Evo Morales sigue amordazando a la prensa. El Congreso aprobó la Ley de Régimen Electoral, cuyo artículo 82 sostiene que los candidatos a los Órganos Judicial y Tribunal Constitucional, no podrán efectuar propaganda en medios de comunicación radiales, televisivos, escritos o espacios públicos ni manifestar opinión a favor o en contra de otros postulantes, o acceder a entrevistas sobre el cargo a que postula. Los medios que trasgredan estas normas podrán ser sancionados con la clausura y cierre de los mismos.
La verdad es que están chiflados pero siempre a su favor y en contra de las libertades y de la democracia. Así es lindo estar chiflado.
julio 24, 2010
Todos con Chávez: inaudito!!!
Es ensordecedor el grito de varios presidentes latinoamericanos que en seguida se arremolinaron al lado de Hugo Chávez en señal de solidaridad, como Lula da Silva, Rafael Correa o el segundo de abordo en Argentina, Néstor Kirchner, quienes pidieron bajar los decibeles y repensar el rompimiento de relaciones que decretó días pasados con Colombia.
Todos le hicieron el jueguito. Chávez atribuló con su verborragia insultante en contra de Alvaro Uribe, se victimizó, rebatió las evidencias de los colombianos sobre los 1.500 guerrilleros vacacionando en “campamentos de verano” en el lado venezolano, y se crucificó ante las cámaras – junto a Maradona – clavándose en el pecho y las manos y “con lágrimas en mi corazón” por la traición del judas uribista.
Increíble, todos salieron a consolarlo y llega a tanto la hipocresía latinoamericana que ninguno le pidió lo que debe pedírsele a Chávez. Que investigue las acusaciones, que permita a veedores internacionales trasladarse a la región para constatar o no las pruebas presentadas por Colombia – fotos, mapas satelitales, coordenadas, etc… - de la misma forma que esos mismos gobiernos, dentro de la Unasur, ante el reclamo pasado de Chávez, le exigieron a Colombia que demuestre que los soldados norteamericanos usan (entran y salen) de siete bases colombianas, pero que no son bases militares enteramente manejadas por los estadounidenses.
Todos nos preguntamos ahora si las evidencias que presentó Uribe no hubieran sido mejor conseguirlas como se hizo en Ecuador cuando se infiltraron en ese país en un campamento de las FARC, mataron a Reyes y se apoderaron de las computadoras que luego derivaron en miles de pruebas que pusieron en evidencias los nexos de las FARC con la campaña electoral de Rafael Correa, la comunicación directa con Cuba y Venezuela y los nexos con Daniel Ortega que sigue dando cobijo a guerrilleros colombianos. El problema no es que todas estas evidencias existan, sino que todos estos gobiernos las niegan en público, pero las hacen igualmente.
Para borrar la hipocresía, Lula, Kircher y Correa deberían pedirle a su amigote que investigue. Todo el resto, la victimización y rasgarse las vestiduras por las consecuencias de unas relaciones rotas, no es nada más que hacerle el caldo gordo al personaje más autoritario de Latinoamérica. Y todos deben sentirse responsable de seguir alimentando a este patán.
Todos le hicieron el jueguito. Chávez atribuló con su verborragia insultante en contra de Alvaro Uribe, se victimizó, rebatió las evidencias de los colombianos sobre los 1.500 guerrilleros vacacionando en “campamentos de verano” en el lado venezolano, y se crucificó ante las cámaras – junto a Maradona – clavándose en el pecho y las manos y “con lágrimas en mi corazón” por la traición del judas uribista.
Increíble, todos salieron a consolarlo y llega a tanto la hipocresía latinoamericana que ninguno le pidió lo que debe pedírsele a Chávez. Que investigue las acusaciones, que permita a veedores internacionales trasladarse a la región para constatar o no las pruebas presentadas por Colombia – fotos, mapas satelitales, coordenadas, etc… - de la misma forma que esos mismos gobiernos, dentro de la Unasur, ante el reclamo pasado de Chávez, le exigieron a Colombia que demuestre que los soldados norteamericanos usan (entran y salen) de siete bases colombianas, pero que no son bases militares enteramente manejadas por los estadounidenses.
Todos nos preguntamos ahora si las evidencias que presentó Uribe no hubieran sido mejor conseguirlas como se hizo en Ecuador cuando se infiltraron en ese país en un campamento de las FARC, mataron a Reyes y se apoderaron de las computadoras que luego derivaron en miles de pruebas que pusieron en evidencias los nexos de las FARC con la campaña electoral de Rafael Correa, la comunicación directa con Cuba y Venezuela y los nexos con Daniel Ortega que sigue dando cobijo a guerrilleros colombianos. El problema no es que todas estas evidencias existan, sino que todos estos gobiernos las niegan en público, pero las hacen igualmente.
Para borrar la hipocresía, Lula, Kircher y Correa deberían pedirle a su amigote que investigue. Todo el resto, la victimización y rasgarse las vestiduras por las consecuencias de unas relaciones rotas, no es nada más que hacerle el caldo gordo al personaje más autoritario de Latinoamérica. Y todos deben sentirse responsable de seguir alimentando a este patán.
julio 23, 2010
Maradona y su payasada chavista
Que Diego Maradona se haya prestado al circo de propaganda político de parte del presidente Hugo Chávez para romper relaciones con Colombia después de que el gobierno de Alvaro Uribe presentara evidencias contundentes de que las FARC descansan y se entrenan en suelo venezolano, habla de la irresponsabilidad de la AFA de seguir insistiendo de que el ex futbolista y técnico argentino siga al frente del seleccionado argentino.
Un técnico de un seleccionado de fútbol no puede prestarse a los intereses de los políticos, los que siempre terminan por polarizar y dividir, o flirtear con la política admitiendo que pudiera estar tentado a aceptar la oferta de ser candidato a una diputación.
La actitud de Maradona, no solo de prestarse a la payasada de Chávez de ofrecerlo como trofeo de caza para desviar la atención de un anuncio tan importante como es el rompimiento de relaciones bilaterales, sino el hecho de haberse mofado públicamente del presidente electo de Colombia, Juan Manuel Santos, es una actitud netamente política que empaña y enrarece el clima que debe prevalecer en la actividad futbolística.
Es irresponsabilidad e irrespetuosidad de la AFA insistir con Maradona.
Un técnico de un seleccionado de fútbol no puede prestarse a los intereses de los políticos, los que siempre terminan por polarizar y dividir, o flirtear con la política admitiendo que pudiera estar tentado a aceptar la oferta de ser candidato a una diputación.
La actitud de Maradona, no solo de prestarse a la payasada de Chávez de ofrecerlo como trofeo de caza para desviar la atención de un anuncio tan importante como es el rompimiento de relaciones bilaterales, sino el hecho de haberse mofado públicamente del presidente electo de Colombia, Juan Manuel Santos, es una actitud netamente política que empaña y enrarece el clima que debe prevalecer en la actividad futbolística.
Es irresponsabilidad e irrespetuosidad de la AFA insistir con Maradona.
julio 22, 2010
Propaganda y autoritarismo
Los métodos de propaganda de algunos gobiernos populistas latinoamericanos no difieren mucho de los del pasado nazista, comunista o fascista; tal vez son más sutiles pero conllevan la misma intención: desacreditar y neutralizar al adversario, al tiempo de halagar y manipular a las mayorías a cambio de su apoyo y obediencia debida.
Los gobiernos de Argentina, Ecuador y Venezuela, tienen una maquinaria propagandística bien aceitada para estos propósitos, y al igual que los regímenes autoritarios de otrora, coinciden en su intención de domesticar o destruir a la disidencia y, en especial, a la prensa independiente, a la que consideran de oposición.
El presidente ecuatoriano Rafael Correa puso a prueba esta estrategia jugando su propia Copa del Mundo. En los horarios de mayor sintonía durante el Mundial, gastó una millonada en una campaña de propaganda televisiva bajo el lema “La libertad de expresión ya es de todos; la revolución ciudadana está en marcha”, acusando a los medios en general de mentir, fomentar la violencia, desestabilizar al gobierno y ejercer el periodismo con el único fin de ganar dinero.
Con un estilo inconfundiblemente cínico, Correa siempre asume una postura de confrontación y revanchismo con los medios tratando de restarles credibilidad y blindándose ante denuncias e investigaciones sobre corrupción y opiniones críticas, que la prensa, debido a su función social, está obligada a formular. Más aún, así como el gobierno argentino, como férreo impulsor de una Ley de Comunicación que dará al Estado amplios poderes sobre los medios, Correa se desnuda, mostrando su real aversión por el periodismo y la crítica libres.
En Argentina el gobierno del matrimonio Kirchner es aún más directo y sin tapujos a la hora de confrontar con la prensa, hasta incentivó escraches públicos y “juicios éticos” en las plazas, como en la primera época del chavismo venezolano, para incriminar públicamente a periodistas por golpistas y desestabilizadores.
Cada vez que se denuncian actos de corrupción, los medios sufren ataques, desde inspecciones impositivas hasta complots contra sus sistemas de distribución y la fabricación de papel, sus periodistas son espiados y los familiares perseguidos. El reciente escándalo sobre la “embajada paralela” entre Buenos Aires y Caracas con la que se escondían negociados y sobornos a espaldas de la Cancillería, desembocó en la renuncia del canciller Jorge Taiana, a quien la presidenta Cristina de Kirchner le recriminó ser el único funcionario al que “la prensa no le pega”, designando en su lugar a Héctor Timerman, quien de inmediato desvió la atención de las denuncias periodísticas, atribuyendo “conspiraciones mediáticas”.
Así como en Ecuador y Argentina, en Venezuela, no estar en el halo protector del gobierno, ya sea en medios amigos o estatales, implica ser vulnerable a vejámenes y discriminación. De ello es consciente, el directivo de Globovisión, Guillermo Zuloaga, que salió del país para evitar el “enjuiciamiento” del presidente Hugo Chávez, quien en arengas públicas lo acusó por distintos delitos, entre ellos, de desestabilizar la democracia; señaló la cárcel en el que lo hospedarían, anunció que expropiaría Globovisión; todo eso, sin la intervención de jueces, lo que demuestra procesos indebidos y justicia sin independencia.
El problema es que a veces, los medios suelen actuar en forma contestataria y se olvidan de hacer periodismo, convirtiéndose en actores políticos o simples propaladores de opiniones y denuncias, exponiéndose en la arena como oposición o adversarios partidarios, como también sucedió en Guatemala a principios de este mes, cuando el presidente Alvaro Colom acusó a periodistas, en espacios pagados, de atentar contra la democracia.
Pero aún así, esa actitud poco cuidada de muchos medios no debería servirle de justificativo a los gobiernos para descalificarlos, ya que su deber natural en democracia es protegerlos. Cuando no existe esa protección de la libertad de prensa, lo que el público no comprende, es que tarde o temprano, se empiezan a reducir los demás espacios de libertad.
Por ello, la mejor contribución de los medios para desenmascarar el autoritarismo gubernamental, no es replicar opiniones o manejar los mismos hilos de la propaganda política, sino hacer lo que mejor hacen: buen periodismo; es decir, fiscalizar mediante la investigación, corroborar hechos, denunciar la corrupción, y desafiar al gobierno y al público con sus posturas editoriales.
Los gobiernos de Argentina, Ecuador y Venezuela, tienen una maquinaria propagandística bien aceitada para estos propósitos, y al igual que los regímenes autoritarios de otrora, coinciden en su intención de domesticar o destruir a la disidencia y, en especial, a la prensa independiente, a la que consideran de oposición.
El presidente ecuatoriano Rafael Correa puso a prueba esta estrategia jugando su propia Copa del Mundo. En los horarios de mayor sintonía durante el Mundial, gastó una millonada en una campaña de propaganda televisiva bajo el lema “La libertad de expresión ya es de todos; la revolución ciudadana está en marcha”, acusando a los medios en general de mentir, fomentar la violencia, desestabilizar al gobierno y ejercer el periodismo con el único fin de ganar dinero.
Con un estilo inconfundiblemente cínico, Correa siempre asume una postura de confrontación y revanchismo con los medios tratando de restarles credibilidad y blindándose ante denuncias e investigaciones sobre corrupción y opiniones críticas, que la prensa, debido a su función social, está obligada a formular. Más aún, así como el gobierno argentino, como férreo impulsor de una Ley de Comunicación que dará al Estado amplios poderes sobre los medios, Correa se desnuda, mostrando su real aversión por el periodismo y la crítica libres.
En Argentina el gobierno del matrimonio Kirchner es aún más directo y sin tapujos a la hora de confrontar con la prensa, hasta incentivó escraches públicos y “juicios éticos” en las plazas, como en la primera época del chavismo venezolano, para incriminar públicamente a periodistas por golpistas y desestabilizadores.
Cada vez que se denuncian actos de corrupción, los medios sufren ataques, desde inspecciones impositivas hasta complots contra sus sistemas de distribución y la fabricación de papel, sus periodistas son espiados y los familiares perseguidos. El reciente escándalo sobre la “embajada paralela” entre Buenos Aires y Caracas con la que se escondían negociados y sobornos a espaldas de la Cancillería, desembocó en la renuncia del canciller Jorge Taiana, a quien la presidenta Cristina de Kirchner le recriminó ser el único funcionario al que “la prensa no le pega”, designando en su lugar a Héctor Timerman, quien de inmediato desvió la atención de las denuncias periodísticas, atribuyendo “conspiraciones mediáticas”.
Así como en Ecuador y Argentina, en Venezuela, no estar en el halo protector del gobierno, ya sea en medios amigos o estatales, implica ser vulnerable a vejámenes y discriminación. De ello es consciente, el directivo de Globovisión, Guillermo Zuloaga, que salió del país para evitar el “enjuiciamiento” del presidente Hugo Chávez, quien en arengas públicas lo acusó por distintos delitos, entre ellos, de desestabilizar la democracia; señaló la cárcel en el que lo hospedarían, anunció que expropiaría Globovisión; todo eso, sin la intervención de jueces, lo que demuestra procesos indebidos y justicia sin independencia.
El problema es que a veces, los medios suelen actuar en forma contestataria y se olvidan de hacer periodismo, convirtiéndose en actores políticos o simples propaladores de opiniones y denuncias, exponiéndose en la arena como oposición o adversarios partidarios, como también sucedió en Guatemala a principios de este mes, cuando el presidente Alvaro Colom acusó a periodistas, en espacios pagados, de atentar contra la democracia.
Pero aún así, esa actitud poco cuidada de muchos medios no debería servirle de justificativo a los gobiernos para descalificarlos, ya que su deber natural en democracia es protegerlos. Cuando no existe esa protección de la libertad de prensa, lo que el público no comprende, es que tarde o temprano, se empiezan a reducir los demás espacios de libertad.
Por ello, la mejor contribución de los medios para desenmascarar el autoritarismo gubernamental, no es replicar opiniones o manejar los mismos hilos de la propaganda política, sino hacer lo que mejor hacen: buen periodismo; es decir, fiscalizar mediante la investigación, corroborar hechos, denunciar la corrupción, y desafiar al gobierno y al público con sus posturas editoriales.
julio 21, 2010
Robándose Globovisión
Ya no hay dudas de las verdaderas intenciones de Hugo Chávez. Ya anunció ayer como robará Globovisión, obviamente amparado por las leyes, para asumir casi el 50% por ciento de las acciones de la televisora que se quedará con el paquete accionario de dos directivos a los que él considera que están prófugos de la justicia por delitos que su régimen creo.
No es fácil opinar en contra de Chávez en Venezuela, ya que siempre tendrá un resquicio para aplicar leyes sin el menor desparpajo y violar todo derecho humano. La justicia está en su poder, las leyes también y de ahí en más estamos viendo la transformación a pasos agigantados de cómo se fabrica un estado autoritario. Es una lección acelerada y auténtica sobre la habilidad para conculcar los derechos y garantías individuales.
Tanto va el cántaro a la fuente, que Chávez ya casi ni tiene resistencia para quedarse con Globovisión después de venirla degradándola a ella juntos a sus directivos y periodistas.
Esto es lo que dijo Chávez ayer, según lo reportó la agencia AFP: “En un acto público transmitido por televisión, Chávez explicó que Nelson Mezerhane, presidente del Banco Federal, intervenido en junio por el gobierno, posee ``un 20 por ciento de las acciones de Globovisión'' y, a través de otra empresa, un 5.8 por ciento. ``En los próximos días la junta interventora del Banco Federal está obligada a designar un representante en la junta directiva de Globovisión'', indicó Chávez, barajando algunos nombres, entre ellos los conductores de dos de los programas más incisivos de la televisión estatal.
Además, agregó, ``hay otro 20 por ciento de las acciones de Globovisión que están en el aire'' pertenecientes Luis Teófilo Núñez, uno de los fundadores del canal, que falleció en el 2007, por lo que ahora ``eso pasa al Estado''.
Entonces, ``25.8 por ciento más 20 por ciento da 45.8 por ciento, compadre'', celebró el mandatario entre risas y aplausos. El resto de las acciones de Globovisión están divididas en accionistas minoritarios. ``Nadie va a decir que lo estamos expropiando. No, nos estamos incorporando al negocio'', añadió Chávez.
AFP también mencionó que Chávez insinuó recientemente que su gobierno podría ``recuperar'' además las acciones de Guillermo Zuloaga, presidente de Globovisión, y de otro de sus accionistas, sobre quien pesa una orden de arresto por un delito de ``usura'' y que se encuentra fuera del país.
Lo peor de todo es que ningún organismo internacional, como la OEA, se está manifestando en contra del peor atropello a la libertad de prensa que está sucediendo a la luz del día y sin tapujos y total desparpajo.
No es fácil opinar en contra de Chávez en Venezuela, ya que siempre tendrá un resquicio para aplicar leyes sin el menor desparpajo y violar todo derecho humano. La justicia está en su poder, las leyes también y de ahí en más estamos viendo la transformación a pasos agigantados de cómo se fabrica un estado autoritario. Es una lección acelerada y auténtica sobre la habilidad para conculcar los derechos y garantías individuales.
Tanto va el cántaro a la fuente, que Chávez ya casi ni tiene resistencia para quedarse con Globovisión después de venirla degradándola a ella juntos a sus directivos y periodistas.
Esto es lo que dijo Chávez ayer, según lo reportó la agencia AFP: “En un acto público transmitido por televisión, Chávez explicó que Nelson Mezerhane, presidente del Banco Federal, intervenido en junio por el gobierno, posee ``un 20 por ciento de las acciones de Globovisión'' y, a través de otra empresa, un 5.8 por ciento. ``En los próximos días la junta interventora del Banco Federal está obligada a designar un representante en la junta directiva de Globovisión'', indicó Chávez, barajando algunos nombres, entre ellos los conductores de dos de los programas más incisivos de la televisión estatal.
Además, agregó, ``hay otro 20 por ciento de las acciones de Globovisión que están en el aire'' pertenecientes Luis Teófilo Núñez, uno de los fundadores del canal, que falleció en el 2007, por lo que ahora ``eso pasa al Estado''.
Entonces, ``25.8 por ciento más 20 por ciento da 45.8 por ciento, compadre'', celebró el mandatario entre risas y aplausos. El resto de las acciones de Globovisión están divididas en accionistas minoritarios. ``Nadie va a decir que lo estamos expropiando. No, nos estamos incorporando al negocio'', añadió Chávez.
AFP también mencionó que Chávez insinuó recientemente que su gobierno podría ``recuperar'' además las acciones de Guillermo Zuloaga, presidente de Globovisión, y de otro de sus accionistas, sobre quien pesa una orden de arresto por un delito de ``usura'' y que se encuentra fuera del país.
Lo peor de todo es que ningún organismo internacional, como la OEA, se está manifestando en contra del peor atropello a la libertad de prensa que está sucediendo a la luz del día y sin tapujos y total desparpajo.
julio 20, 2010
Chávez, Uribe y Santos
Si la OEA accede al pedido del gobierno de Colombia de que este jueves la sesión sea pública, en la que presentará pruebas contundentes sobre la presencia de guerrilleros colombianos en suelo venezolano, se estaría en presencia de un evento que deschavaría a Hugo Chávez como uno de los gobernantes protectores del terrorismo; algo sobre lo que se ha escrito y dicho muchas veces y que denunció la computadora de Reyes, aunque el presidente venezolano lo desmintió categóricamente.
No es de fiar que la OEA acceda a tal petición, que más que dar a conocer la verdad, busca además tener un efecto en la opinión pública, en parte para aquietar las aguas entre el presidente colombiano Alvaro Uribe y quien asumirá en tres semanas, Juan Manuel Santos. La relación ha crecido en tirantez en las últimas semanas debido a que el presidente electo hizo designaciones que no fueron del agrado de Uribe y porque denunció a Chávez como protector de guerrilleros, justo en el momento en que Santos había logrado cierto compromiso para que el líder venezolano asista a su ceremonia de asunción; y así, recomenzar un diálogo para reabrir las fronteras comerciales, cerradas desde la incursión colombiana en Ecuador para abatir a un grupo de las FARC.
Aunque la mayoría de analistas colombianos hayan calificado de grotesco el gesto de Uribe o contrario a los intereses del nuevo Presidente, me parece todo lo contrario. Primero, porque si es cierto que posee evidencias sobre la presencia guerrillera en Venezuela, Chávez quedaría como lo que es, un líder mentiroso ante la comunidad internacional y no habría por qué ocultar esa información o condicionarla políticamente; segundo, porque Uribe no puede dejar resbalar su responsabilidad por más que le queden solo tres semanas de poder; y tercero, y aún más importante, porque le quita presión a Santos de tener que iniciar una presidencia teniendo que denunciar un problema. De esta forma, su primera acción no será denunciar sino buscar cómo solucionar el problema, lo que lo pone en una posición proactiva, ni reactiva ni defensiva.
La denuncia de Uribe es la mejor primera salida para Santos.
No es de fiar que la OEA acceda a tal petición, que más que dar a conocer la verdad, busca además tener un efecto en la opinión pública, en parte para aquietar las aguas entre el presidente colombiano Alvaro Uribe y quien asumirá en tres semanas, Juan Manuel Santos. La relación ha crecido en tirantez en las últimas semanas debido a que el presidente electo hizo designaciones que no fueron del agrado de Uribe y porque denunció a Chávez como protector de guerrilleros, justo en el momento en que Santos había logrado cierto compromiso para que el líder venezolano asista a su ceremonia de asunción; y así, recomenzar un diálogo para reabrir las fronteras comerciales, cerradas desde la incursión colombiana en Ecuador para abatir a un grupo de las FARC.
Aunque la mayoría de analistas colombianos hayan calificado de grotesco el gesto de Uribe o contrario a los intereses del nuevo Presidente, me parece todo lo contrario. Primero, porque si es cierto que posee evidencias sobre la presencia guerrillera en Venezuela, Chávez quedaría como lo que es, un líder mentiroso ante la comunidad internacional y no habría por qué ocultar esa información o condicionarla políticamente; segundo, porque Uribe no puede dejar resbalar su responsabilidad por más que le queden solo tres semanas de poder; y tercero, y aún más importante, porque le quita presión a Santos de tener que iniciar una presidencia teniendo que denunciar un problema. De esta forma, su primera acción no será denunciar sino buscar cómo solucionar el problema, lo que lo pone en una posición proactiva, ni reactiva ni defensiva.
La denuncia de Uribe es la mejor primera salida para Santos.
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