Los métodos de propaganda de algunos gobiernos populistas latinoamericanos no difieren mucho de los del pasado nazista, comunista o fascista; tal vez son más sutiles pero conllevan la misma intención: desacreditar y neutralizar al adversario, al tiempo de halagar y manipular a las mayorías a cambio de su apoyo y obediencia debida.
Los gobiernos de Argentina, Ecuador y Venezuela, tienen una maquinaria propagandística bien aceitada para estos propósitos, y al igual que los regímenes autoritarios de otrora, coinciden en su intención de domesticar o destruir a la disidencia y, en especial, a la prensa independiente, a la que consideran de oposición.
El presidente ecuatoriano Rafael Correa puso a prueba esta estrategia jugando su propia Copa del Mundo. En los horarios de mayor sintonía durante el Mundial, gastó una millonada en una campaña de propaganda televisiva bajo el lema “La libertad de expresión ya es de todos; la revolución ciudadana está en marcha”, acusando a los medios en general de mentir, fomentar la violencia, desestabilizar al gobierno y ejercer el periodismo con el único fin de ganar dinero.
Con un estilo inconfundiblemente cínico, Correa siempre asume una postura de confrontación y revanchismo con los medios tratando de restarles credibilidad y blindándose ante denuncias e investigaciones sobre corrupción y opiniones críticas, que la prensa, debido a su función social, está obligada a formular. Más aún, así como el gobierno argentino, como férreo impulsor de una Ley de Comunicación que dará al Estado amplios poderes sobre los medios, Correa se desnuda, mostrando su real aversión por el periodismo y la crítica libres.
En Argentina el gobierno del matrimonio Kirchner es aún más directo y sin tapujos a la hora de confrontar con la prensa, hasta incentivó escraches públicos y “juicios éticos” en las plazas, como en la primera época del chavismo venezolano, para incriminar públicamente a periodistas por golpistas y desestabilizadores.
Cada vez que se denuncian actos de corrupción, los medios sufren ataques, desde inspecciones impositivas hasta complots contra sus sistemas de distribución y la fabricación de papel, sus periodistas son espiados y los familiares perseguidos. El reciente escándalo sobre la “embajada paralela” entre Buenos Aires y Caracas con la que se escondían negociados y sobornos a espaldas de la Cancillería, desembocó en la renuncia del canciller Jorge Taiana, a quien la presidenta Cristina de Kirchner le recriminó ser el único funcionario al que “la prensa no le pega”, designando en su lugar a Héctor Timerman, quien de inmediato desvió la atención de las denuncias periodísticas, atribuyendo “conspiraciones mediáticas”.
Así como en Ecuador y Argentina, en Venezuela, no estar en el halo protector del gobierno, ya sea en medios amigos o estatales, implica ser vulnerable a vejámenes y discriminación. De ello es consciente, el directivo de Globovisión, Guillermo Zuloaga, que salió del país para evitar el “enjuiciamiento” del presidente Hugo Chávez, quien en arengas públicas lo acusó por distintos delitos, entre ellos, de desestabilizar la democracia; señaló la cárcel en el que lo hospedarían, anunció que expropiaría Globovisión; todo eso, sin la intervención de jueces, lo que demuestra procesos indebidos y justicia sin independencia.
El problema es que a veces, los medios suelen actuar en forma contestataria y se olvidan de hacer periodismo, convirtiéndose en actores políticos o simples propaladores de opiniones y denuncias, exponiéndose en la arena como oposición o adversarios partidarios, como también sucedió en Guatemala a principios de este mes, cuando el presidente Alvaro Colom acusó a periodistas, en espacios pagados, de atentar contra la democracia.
Pero aún así, esa actitud poco cuidada de muchos medios no debería servirle de justificativo a los gobiernos para descalificarlos, ya que su deber natural en democracia es protegerlos. Cuando no existe esa protección de la libertad de prensa, lo que el público no comprende, es que tarde o temprano, se empiezan a reducir los demás espacios de libertad.
Por ello, la mejor contribución de los medios para desenmascarar el autoritarismo gubernamental, no es replicar opiniones o manejar los mismos hilos de la propaganda política, sino hacer lo que mejor hacen: buen periodismo; es decir, fiscalizar mediante la investigación, corroborar hechos, denunciar la corrupción, y desafiar al gobierno y al público con sus posturas editoriales.
Quiero contarles sobre los procesos creativos de esta nueva historia sobre la verdad, la libertad y el miedo al futuro. Es mi nueva novela y espero publicarla cuando se sincronicen los planetas (las editoriales) o cuando se me acabe la paciencia y decida autopublicar -- Los contenidos de mi blog Prensa y Expresión están en el archivo. Blog por Ricardo Trotti
julio 22, 2010
julio 21, 2010
Robándose Globovisión
Ya no hay dudas de las verdaderas intenciones de Hugo Chávez. Ya anunció ayer como robará Globovisión, obviamente amparado por las leyes, para asumir casi el 50% por ciento de las acciones de la televisora que se quedará con el paquete accionario de dos directivos a los que él considera que están prófugos de la justicia por delitos que su régimen creo.
No es fácil opinar en contra de Chávez en Venezuela, ya que siempre tendrá un resquicio para aplicar leyes sin el menor desparpajo y violar todo derecho humano. La justicia está en su poder, las leyes también y de ahí en más estamos viendo la transformación a pasos agigantados de cómo se fabrica un estado autoritario. Es una lección acelerada y auténtica sobre la habilidad para conculcar los derechos y garantías individuales.
Tanto va el cántaro a la fuente, que Chávez ya casi ni tiene resistencia para quedarse con Globovisión después de venirla degradándola a ella juntos a sus directivos y periodistas.
Esto es lo que dijo Chávez ayer, según lo reportó la agencia AFP: “En un acto público transmitido por televisión, Chávez explicó que Nelson Mezerhane, presidente del Banco Federal, intervenido en junio por el gobierno, posee ``un 20 por ciento de las acciones de Globovisión'' y, a través de otra empresa, un 5.8 por ciento. ``En los próximos días la junta interventora del Banco Federal está obligada a designar un representante en la junta directiva de Globovisión'', indicó Chávez, barajando algunos nombres, entre ellos los conductores de dos de los programas más incisivos de la televisión estatal.
Además, agregó, ``hay otro 20 por ciento de las acciones de Globovisión que están en el aire'' pertenecientes Luis Teófilo Núñez, uno de los fundadores del canal, que falleció en el 2007, por lo que ahora ``eso pasa al Estado''.
Entonces, ``25.8 por ciento más 20 por ciento da 45.8 por ciento, compadre'', celebró el mandatario entre risas y aplausos. El resto de las acciones de Globovisión están divididas en accionistas minoritarios. ``Nadie va a decir que lo estamos expropiando. No, nos estamos incorporando al negocio'', añadió Chávez.
AFP también mencionó que Chávez insinuó recientemente que su gobierno podría ``recuperar'' además las acciones de Guillermo Zuloaga, presidente de Globovisión, y de otro de sus accionistas, sobre quien pesa una orden de arresto por un delito de ``usura'' y que se encuentra fuera del país.
Lo peor de todo es que ningún organismo internacional, como la OEA, se está manifestando en contra del peor atropello a la libertad de prensa que está sucediendo a la luz del día y sin tapujos y total desparpajo.
No es fácil opinar en contra de Chávez en Venezuela, ya que siempre tendrá un resquicio para aplicar leyes sin el menor desparpajo y violar todo derecho humano. La justicia está en su poder, las leyes también y de ahí en más estamos viendo la transformación a pasos agigantados de cómo se fabrica un estado autoritario. Es una lección acelerada y auténtica sobre la habilidad para conculcar los derechos y garantías individuales.
Tanto va el cántaro a la fuente, que Chávez ya casi ni tiene resistencia para quedarse con Globovisión después de venirla degradándola a ella juntos a sus directivos y periodistas.
Esto es lo que dijo Chávez ayer, según lo reportó la agencia AFP: “En un acto público transmitido por televisión, Chávez explicó que Nelson Mezerhane, presidente del Banco Federal, intervenido en junio por el gobierno, posee ``un 20 por ciento de las acciones de Globovisión'' y, a través de otra empresa, un 5.8 por ciento. ``En los próximos días la junta interventora del Banco Federal está obligada a designar un representante en la junta directiva de Globovisión'', indicó Chávez, barajando algunos nombres, entre ellos los conductores de dos de los programas más incisivos de la televisión estatal.
Además, agregó, ``hay otro 20 por ciento de las acciones de Globovisión que están en el aire'' pertenecientes Luis Teófilo Núñez, uno de los fundadores del canal, que falleció en el 2007, por lo que ahora ``eso pasa al Estado''.
Entonces, ``25.8 por ciento más 20 por ciento da 45.8 por ciento, compadre'', celebró el mandatario entre risas y aplausos. El resto de las acciones de Globovisión están divididas en accionistas minoritarios. ``Nadie va a decir que lo estamos expropiando. No, nos estamos incorporando al negocio'', añadió Chávez.
AFP también mencionó que Chávez insinuó recientemente que su gobierno podría ``recuperar'' además las acciones de Guillermo Zuloaga, presidente de Globovisión, y de otro de sus accionistas, sobre quien pesa una orden de arresto por un delito de ``usura'' y que se encuentra fuera del país.
Lo peor de todo es que ningún organismo internacional, como la OEA, se está manifestando en contra del peor atropello a la libertad de prensa que está sucediendo a la luz del día y sin tapujos y total desparpajo.
julio 20, 2010
Chávez, Uribe y Santos
Si la OEA accede al pedido del gobierno de Colombia de que este jueves la sesión sea pública, en la que presentará pruebas contundentes sobre la presencia de guerrilleros colombianos en suelo venezolano, se estaría en presencia de un evento que deschavaría a Hugo Chávez como uno de los gobernantes protectores del terrorismo; algo sobre lo que se ha escrito y dicho muchas veces y que denunció la computadora de Reyes, aunque el presidente venezolano lo desmintió categóricamente.
No es de fiar que la OEA acceda a tal petición, que más que dar a conocer la verdad, busca además tener un efecto en la opinión pública, en parte para aquietar las aguas entre el presidente colombiano Alvaro Uribe y quien asumirá en tres semanas, Juan Manuel Santos. La relación ha crecido en tirantez en las últimas semanas debido a que el presidente electo hizo designaciones que no fueron del agrado de Uribe y porque denunció a Chávez como protector de guerrilleros, justo en el momento en que Santos había logrado cierto compromiso para que el líder venezolano asista a su ceremonia de asunción; y así, recomenzar un diálogo para reabrir las fronteras comerciales, cerradas desde la incursión colombiana en Ecuador para abatir a un grupo de las FARC.
Aunque la mayoría de analistas colombianos hayan calificado de grotesco el gesto de Uribe o contrario a los intereses del nuevo Presidente, me parece todo lo contrario. Primero, porque si es cierto que posee evidencias sobre la presencia guerrillera en Venezuela, Chávez quedaría como lo que es, un líder mentiroso ante la comunidad internacional y no habría por qué ocultar esa información o condicionarla políticamente; segundo, porque Uribe no puede dejar resbalar su responsabilidad por más que le queden solo tres semanas de poder; y tercero, y aún más importante, porque le quita presión a Santos de tener que iniciar una presidencia teniendo que denunciar un problema. De esta forma, su primera acción no será denunciar sino buscar cómo solucionar el problema, lo que lo pone en una posición proactiva, ni reactiva ni defensiva.
La denuncia de Uribe es la mejor primera salida para Santos.
No es de fiar que la OEA acceda a tal petición, que más que dar a conocer la verdad, busca además tener un efecto en la opinión pública, en parte para aquietar las aguas entre el presidente colombiano Alvaro Uribe y quien asumirá en tres semanas, Juan Manuel Santos. La relación ha crecido en tirantez en las últimas semanas debido a que el presidente electo hizo designaciones que no fueron del agrado de Uribe y porque denunció a Chávez como protector de guerrilleros, justo en el momento en que Santos había logrado cierto compromiso para que el líder venezolano asista a su ceremonia de asunción; y así, recomenzar un diálogo para reabrir las fronteras comerciales, cerradas desde la incursión colombiana en Ecuador para abatir a un grupo de las FARC.
Aunque la mayoría de analistas colombianos hayan calificado de grotesco el gesto de Uribe o contrario a los intereses del nuevo Presidente, me parece todo lo contrario. Primero, porque si es cierto que posee evidencias sobre la presencia guerrillera en Venezuela, Chávez quedaría como lo que es, un líder mentiroso ante la comunidad internacional y no habría por qué ocultar esa información o condicionarla políticamente; segundo, porque Uribe no puede dejar resbalar su responsabilidad por más que le queden solo tres semanas de poder; y tercero, y aún más importante, porque le quita presión a Santos de tener que iniciar una presidencia teniendo que denunciar un problema. De esta forma, su primera acción no será denunciar sino buscar cómo solucionar el problema, lo que lo pone en una posición proactiva, ni reactiva ni defensiva.
La denuncia de Uribe es la mejor primera salida para Santos.
julio 19, 2010
Día D; de Diego
Mañana la selección de Argentina dará uno de sus pasos más importantes cuando se decida la contratación o no de Diego Maradona, el técnico más despreciado de este Mundial, antes de la Copa del Mundo, al menos; mientras que después, fue el justificativo para que todos se sientan que tuvieron la razón la razón. Maradona valió oro como jugador, pero es un plomo como técnico.
El próximo Mundial de Brasil 2014 está cerquita, y las eliminatorias se toparán luego con la Copa América por lo que ya nadie querrá hacer cambios para esa época, a no ser que la selección fracase nuevamente en Mar del Plata. Si debe haber un cambio este es el momento de hacerlo.
Puede que Maradona vaya disipando dudas en los próximos partidos y vaya convenciendo a algunos en lo futbolístico, pero creo que el peor error es permitir que la selección de un país esté dirigida por un hombre al que ya se le señala como candidato político por el partido gobernante, que lo único que ha sabido hasta ahora es polarizar al país.
Se puede permitir que un técnico de fútbol polarice a un país pero en términos deportivos, pero jamás que practique la política. Si Maradona es elegido mañana como técnico de la selección, todo quedará complicado.
El próximo Mundial de Brasil 2014 está cerquita, y las eliminatorias se toparán luego con la Copa América por lo que ya nadie querrá hacer cambios para esa época, a no ser que la selección fracase nuevamente en Mar del Plata. Si debe haber un cambio este es el momento de hacerlo.
Puede que Maradona vaya disipando dudas en los próximos partidos y vaya convenciendo a algunos en lo futbolístico, pero creo que el peor error es permitir que la selección de un país esté dirigida por un hombre al que ya se le señala como candidato político por el partido gobernante, que lo único que ha sabido hasta ahora es polarizar al país.
Se puede permitir que un técnico de fútbol polarice a un país pero en términos deportivos, pero jamás que practique la política. Si Maradona es elegido mañana como técnico de la selección, todo quedará complicado.
julio 18, 2010
Lobbying y Washington
Volver a Washington siempre es bueno; aquí hice mis primeras andanzas periodísticas en los ochenta, me casé y nació Tomás, mi hijo mayor. Washington trae muchos recuerdos de juventud y tiene recovecos para seguir descubriendo. Es una ciudad hermosa.
En los primeros dos días pasaron cosas muy extrañas. La mejor, tal vez, haber estado justo el jueves en visita a la sala de Redacción del Washington Post, cuando se daba la noticia de que BP había logrado cerrar el pozo y detener, por ahora, el peor derrame de petróleo de la historia. Los televisores en el Post mostraban, en pantalla compartida, el antes y el después del petróleo fluyendo.
Y ayer, se disparó lo que es algo muy raro en esta zona del país, un temblor de 3.3 en la escala de Ritcher, que algunos sintieron bien tempranito, y que si bien despertó temas de charla durante el día, para algunos de los compañeros, como Julio Muñoz, chileno, y Bruce Brugman, californiano, se trató solo de un cosquilleo.
Tal vez lo mejor fue haber descubierto con ellos el bar del hotel The Willard, en plena avenida Pennsylvania a dos cuadras de la Casa Blanca, bien conocido porque es adonde se adjudica la etimología de la palabra lobbying. En 1870, el presidente de Estados Unidos, Ulises Grant, solía hacer algunas reuniones y tener cierto esparcimiento en este hotel que fue lugar de reunión clave para acuerdos de paz de la Guerra de Secesión.
Muchas personas querían saludar al Presidente o influenciarlo o reunirse con él, esperándolo en el looby de este hotel para tener una oportunidad de acercarse a él. De ahí parte la palabra lo~bbying, lo que en españols se conoce como cabildeo.
El bar, que todavía mantiene su mostrador redondo en el medio del espacio, está decorado con retratos de los políticos de la época del siglo XIX que lo frecuentaban y hasta pernotaban en ese hotel, como los presidentes Taylor, Fillmore, Pierce, Buchanan, Lincoln, Grant, Taft, Wilson, Coolidge and Harding. También los historiadores nombran a gente famosa de la época, como Buffalo Bill, Walt Whitman y Mark Twain, quien escribió dos libros en The Willard, ubicado a solo dos cuadras de la Casa Blanca, en la intersección de la Avenida Pensilvania y la Calle 14.
En los primeros dos días pasaron cosas muy extrañas. La mejor, tal vez, haber estado justo el jueves en visita a la sala de Redacción del Washington Post, cuando se daba la noticia de que BP había logrado cerrar el pozo y detener, por ahora, el peor derrame de petróleo de la historia. Los televisores en el Post mostraban, en pantalla compartida, el antes y el después del petróleo fluyendo.
Y ayer, se disparó lo que es algo muy raro en esta zona del país, un temblor de 3.3 en la escala de Ritcher, que algunos sintieron bien tempranito, y que si bien despertó temas de charla durante el día, para algunos de los compañeros, como Julio Muñoz, chileno, y Bruce Brugman, californiano, se trató solo de un cosquilleo.
Tal vez lo mejor fue haber descubierto con ellos el bar del hotel The Willard, en plena avenida Pennsylvania a dos cuadras de la Casa Blanca, bien conocido porque es adonde se adjudica la etimología de la palabra lobbying. En 1870, el presidente de Estados Unidos, Ulises Grant, solía hacer algunas reuniones y tener cierto esparcimiento en este hotel que fue lugar de reunión clave para acuerdos de paz de la Guerra de Secesión.
Muchas personas querían saludar al Presidente o influenciarlo o reunirse con él, esperándolo en el looby de este hotel para tener una oportunidad de acercarse a él. De ahí parte la palabra lo~bbying, lo que en españols se conoce como cabildeo.
El bar, que todavía mantiene su mostrador redondo en el medio del espacio, está decorado con retratos de los políticos de la época del siglo XIX que lo frecuentaban y hasta pernotaban en ese hotel, como los presidentes Taylor, Fillmore, Pierce, Buchanan, Lincoln, Grant, Taft, Wilson, Coolidge and Harding. También los historiadores nombran a gente famosa de la época, como Buffalo Bill, Walt Whitman y Mark Twain, quien escribió dos libros en The Willard, ubicado a solo dos cuadras de la Casa Blanca, en la intersección de la Avenida Pensilvania y la Calle 14.
julio 17, 2010
OEA, Unasur: responsabilidades
La defensa de la libertad de prensa es una responsabilidad que deben asumir todos los gobiernos y organismos multilaterales del área para encontrar métodos eficientes, alternativos y coordinados para combatir el clima de violencia e impunidad en contra de la prensa. De esta forma lo planteó la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), en una reunión y conferencia de prensa que ofrecimos ayer desde Washington, reclamando que todas las organizaciones políticas deben tener en su agenda el tema de la libertad de expresión.
Es que la premisa es básica. Uno de los fundamentos de la democracia es la libertad de prensa y de expresión, así como la de reunión y asociación; pero son éstas justamente, las garantías cada vez más vapuleadas por parte de los gobiernos, los que, por el contrario, por mandato constitucional, tienen el deber de proteger esos derechos de todos los ciudadanos.
El problema es que a veces el público se confunde y entra en la confrontación entre gobiernos y medios de comunicación tomando partido por uno u otro lado en un ambiente totalmente polarizado. Y lo que no se da cuenta es que cuando se deja embaucar por los gobiernos de que los medios se comportan mal y que por ello se justifica que los castiguen o cierren, lo que está permitiendo es que se vaya crenado un ambiente donde se hace posible que las demás libertades se vayan coartando.
El hecho de que la SIP haya pedido la responsabilidad a agencias internacionales como la OEA, UNASUR, ALBA, ALADI, el BID y la CAF, para que incluyan en su agenda el tema de la libertad de prensa, lleva la intención de que se proteja la libertad de prensa como un bien común para toda la sociedad, en la consideración de que esa libertad no le pertenece ni a los medios ni al gobierno, sino al pueblo.
La SIP pidió, asimismo, en concreto, responsabilidad a los gobiernos por el incremento de la violencia en este primer semestre del año, en el que han sido asesinados 17 periodistas, nueve en México, siete en Honduras y uno en Colombia, además de que 11 fueron secuestrados, de los cuales ocho permanecen desaparecidos.
Es que la premisa es básica. Uno de los fundamentos de la democracia es la libertad de prensa y de expresión, así como la de reunión y asociación; pero son éstas justamente, las garantías cada vez más vapuleadas por parte de los gobiernos, los que, por el contrario, por mandato constitucional, tienen el deber de proteger esos derechos de todos los ciudadanos.
El problema es que a veces el público se confunde y entra en la confrontación entre gobiernos y medios de comunicación tomando partido por uno u otro lado en un ambiente totalmente polarizado. Y lo que no se da cuenta es que cuando se deja embaucar por los gobiernos de que los medios se comportan mal y que por ello se justifica que los castiguen o cierren, lo que está permitiendo es que se vaya crenado un ambiente donde se hace posible que las demás libertades se vayan coartando.
El hecho de que la SIP haya pedido la responsabilidad a agencias internacionales como la OEA, UNASUR, ALBA, ALADI, el BID y la CAF, para que incluyan en su agenda el tema de la libertad de prensa, lleva la intención de que se proteja la libertad de prensa como un bien común para toda la sociedad, en la consideración de que esa libertad no le pertenece ni a los medios ni al gobierno, sino al pueblo.
La SIP pidió, asimismo, en concreto, responsabilidad a los gobiernos por el incremento de la violencia en este primer semestre del año, en el que han sido asesinados 17 periodistas, nueve en México, siete en Honduras y uno en Colombia, además de que 11 fueron secuestrados, de los cuales ocho permanecen desaparecidos.
Fútbol y tecnología
Nunca antes la tecnología influenció una Copa del Mundo como la que feneció el pasado domingo en Sudáfrica; desde la captura de masivas audiencias, por primera vez por internet y televisión high definition, o en 3D, con iPad o YouTube, hasta la manipulación digital del zumbido de las vuvuzelas para que no afectaran la trasmisión. Todo el Mundial tuvo una proyección digital.
Incluso la experiencia de juego de los futbolistas pareció distinta. Su relación con los fanáticos ahora se cultiva en las redes sociales, en Twitter o Facebook, donde Cristiano Ronaldo es el más popular de los atletas con unos siete millones de seguidores y, ya sea por el polémico tecno-balón Jubilani, errático e impreciso, o el pasto híbrido, casi artificial, o las camisetas impermeables o los botines que consiguen mejor comba, la forma de jugar también fue, en gran medida, diferente.
Pero en lo que respecta a la esencia del fútbol, el juego limpio, existe un profundo desfasaje tecnológico. La tarjeta roja que en el Mundial le sacaron a los árbitros Jorge Larrionda y Roberto Rossetti, aniquilados por dos errores garrafales, debería adjudicársele a Joseph Blatter, el presidente de la FIFA, por haberse resistido a aplicar la tecnología al arbitraje, lo que ha permitido que el fútbol pueda llegar a ser cada vez más sucio y menos justo.
Tras el silbatazo final que consagró a los españoles, el mayor desafío de Blatter no será encontrarle trabajo al pulpo alemán Paul, evitar que el inglés Mick Jagger pasee su mufa por los estadios o lamentarse que la modelo paraguaya Larissa Riquelme no haya llegado a desnudarse, sino escoger entre incorporar árbitros adicionales al lado del arco, implantar un transistor dentro de la pelota o pedir prestado el hawk-eye al tenis, para que equipos y fanáticos tengan mayores garantías de que no terminarán defraudados.
Si algo se le debe agradecer a las desgracias del gol en off-side de Carlos Tévez contra México o el no cobrado de Frank Lampard contra Alemania, y de la repetición accidental de esas jugadas en los mega televisores de los estadios, es que la presión de las masas obligó a la FIFA no solo a pedir perdón a los seleccionados afectados, sino a reconsiderar el uso de la ciencia.
Apoyado por jugadores, directores técnicos, comentaristas deportivos y expertos, Blatter argumentaba en contra de la tecnología, principalmente, porque el fútbol es un deporte dinámico que no puede ser detenido a fin de revisar cada decisión y por su universalidad, al considerar que los mismos principios o la tecnología no podrían aplicarse en igualdad de condiciones (razones presupuestarias) en todas las ligas amateurs y profesionales de los 208 países que componen la FIFA.
Fueron éstos; argumentos siempre débiles. Es que la tecnología no debería ser usada a discreción, sino en situaciones decisivas, y solo en un par de jugadas por bando, como ocurre en el tenis o el básquet, deportes que por ello no han perdido dinamismo ni universalidad (pregúntele sino a Rafa Nadal o a Lebron James), a pesar de que el replay y el ojo de halcón se usan solo para campeonatos importantes y en ligas pudientes.
La tecnología no solucionará todos los problemas. Tampoco reemplazará a los referí. Es solo una herramienta objetiva, jamás podrá suplantar los criterios e interpretación arbitrales, como la intencionalidad o no de una mano o de una plancha. Pero indudablemente será un auxiliar que ayudará a la precisión y equidad del juego. Si los árbitros Rosseti o Larrionda hubieran tenido la posibilidad de acudir a un monitor, revisar las jugadas, y revertirlas, no habrían sido “excomulgados” y hubieran podido llegar a pitar en la final, su máxima aspiración.
Con un arbitraje asistido y supervisado por la tecnología también se evitarían muchas de las sospechas de corrupción y partidos arreglados como sucedió en las ligas europeas, y se impedirían muchas de las trifulcas campales que año tras año empañan la Copa Libertadores, desgastando audiencias, fanáticos y relaciones entre países.
La tecnología nos ha convertido a los fanáticos en mejores jueces y más inteligentes. Le toca ahora a la FIFA corresponder esos atributos. Esperemos que no nos haga una mala jugada.
Incluso la experiencia de juego de los futbolistas pareció distinta. Su relación con los fanáticos ahora se cultiva en las redes sociales, en Twitter o Facebook, donde Cristiano Ronaldo es el más popular de los atletas con unos siete millones de seguidores y, ya sea por el polémico tecno-balón Jubilani, errático e impreciso, o el pasto híbrido, casi artificial, o las camisetas impermeables o los botines que consiguen mejor comba, la forma de jugar también fue, en gran medida, diferente.
Pero en lo que respecta a la esencia del fútbol, el juego limpio, existe un profundo desfasaje tecnológico. La tarjeta roja que en el Mundial le sacaron a los árbitros Jorge Larrionda y Roberto Rossetti, aniquilados por dos errores garrafales, debería adjudicársele a Joseph Blatter, el presidente de la FIFA, por haberse resistido a aplicar la tecnología al arbitraje, lo que ha permitido que el fútbol pueda llegar a ser cada vez más sucio y menos justo.
Tras el silbatazo final que consagró a los españoles, el mayor desafío de Blatter no será encontrarle trabajo al pulpo alemán Paul, evitar que el inglés Mick Jagger pasee su mufa por los estadios o lamentarse que la modelo paraguaya Larissa Riquelme no haya llegado a desnudarse, sino escoger entre incorporar árbitros adicionales al lado del arco, implantar un transistor dentro de la pelota o pedir prestado el hawk-eye al tenis, para que equipos y fanáticos tengan mayores garantías de que no terminarán defraudados.
Si algo se le debe agradecer a las desgracias del gol en off-side de Carlos Tévez contra México o el no cobrado de Frank Lampard contra Alemania, y de la repetición accidental de esas jugadas en los mega televisores de los estadios, es que la presión de las masas obligó a la FIFA no solo a pedir perdón a los seleccionados afectados, sino a reconsiderar el uso de la ciencia.
Apoyado por jugadores, directores técnicos, comentaristas deportivos y expertos, Blatter argumentaba en contra de la tecnología, principalmente, porque el fútbol es un deporte dinámico que no puede ser detenido a fin de revisar cada decisión y por su universalidad, al considerar que los mismos principios o la tecnología no podrían aplicarse en igualdad de condiciones (razones presupuestarias) en todas las ligas amateurs y profesionales de los 208 países que componen la FIFA.
Fueron éstos; argumentos siempre débiles. Es que la tecnología no debería ser usada a discreción, sino en situaciones decisivas, y solo en un par de jugadas por bando, como ocurre en el tenis o el básquet, deportes que por ello no han perdido dinamismo ni universalidad (pregúntele sino a Rafa Nadal o a Lebron James), a pesar de que el replay y el ojo de halcón se usan solo para campeonatos importantes y en ligas pudientes.
La tecnología no solucionará todos los problemas. Tampoco reemplazará a los referí. Es solo una herramienta objetiva, jamás podrá suplantar los criterios e interpretación arbitrales, como la intencionalidad o no de una mano o de una plancha. Pero indudablemente será un auxiliar que ayudará a la precisión y equidad del juego. Si los árbitros Rosseti o Larrionda hubieran tenido la posibilidad de acudir a un monitor, revisar las jugadas, y revertirlas, no habrían sido “excomulgados” y hubieran podido llegar a pitar en la final, su máxima aspiración.
Con un arbitraje asistido y supervisado por la tecnología también se evitarían muchas de las sospechas de corrupción y partidos arreglados como sucedió en las ligas europeas, y se impedirían muchas de las trifulcas campales que año tras año empañan la Copa Libertadores, desgastando audiencias, fanáticos y relaciones entre países.
La tecnología nos ha convertido a los fanáticos en mejores jueces y más inteligentes. Le toca ahora a la FIFA corresponder esos atributos. Esperemos que no nos haga una mala jugada.
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