enero 14, 2014

Hay que instruir a los políticos

Muchas veces la política tiene poco de arte y mucho de artimaña, pese a que es definida como el arte del poder público en busca de un fin social trascendente o el oficio de la negociación en procura del bien común. Sobran ejemplos de servidores públicos que aprovechan la plataforma para conseguir favores personales, en detrimento de beneficios colectivos.

El fin noble de la política no solo es desvirtuado por los engaños, la corrupción y las pujas de poder. También por mentiras, revanchas y mezquindades, producto de la ineptitud de aquellos que entran a la arena sin preparación alguna o mínima.

Varios casos ocurridos esta semana ejemplifican ese tipo de actitudes. Solo después del asesinato de la ex Miss Universo venezolana, Mónica Spear, y de su esposo frente a su hijita de 5 años, el presidente Nicolás Maduro, convocó por primera vez a todos los gobernadores del país para consensuar un plan nacional de seguridad ante el crimen creciente que, hasta ahora, ocultaba o no admitía.

La actitud de Maduro fue por conveniencia. Esperó al asesinato de una celebridad para salir de su modo defensivo. Más allá de los problemas estructurales, la violencia en el país es incentivada por una verborragia oficial que ampara a ladrones y criminales, y por el empoderamiento de milicias urbanas – grupos de autodefensa armados – que crean mayor violencia y quitan la autoridad a fuerzas legales de seguridad, como ocurrió con grupos paramilitares en Guatemala y Colombia, y con los escuadrones de la muerte en Brasil.

Puede que el crimen de Spear (siete delincuentes ya fueron detenidos) sea el punto de inflexión para promover más seguridad, aunque la actitud de Maduro demuestra que los casos de celebridades tienen más privilegios que los ciudadanos comunes, afectados por un 92% de impunidad.

En EE.UU. el escándalo de la semana perteneció al gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, quien hasta hoy sonaba como la figura más fulgurante de los republicanos para recuperar la Presidencia en las elecciones de 2016. Según correos electrónicos y mensajes de texto, se descubrió que desde la oficina de Christie se ordenó tomar represalias contra un alcalde demócrata del estado de  Nueva York, porque no le dio su respaldo en la anterior elección. La táctica fue un embotellamiento de tránsito provocado intencionalmente en un puente que une a los dos estados. En este caso, la actitud podría tener consecuencias graves más allá de lo político, ya que el caso se investiga como delito por abuso de autoridad y negligencia criminal, por haber puesto en riesgo a los ciudadanos.

En todos lados se cuecen habas. No se puede esperar que todas las decisiones políticas sean correctas o aceptadas socialmente, ya que a veces se requieren decisiones impopulares pero convenientes. La diferencia estriba cuando estas se toman con fines electorales, desde la inauguración oportuna de obras antes de una elección – atentado a la inteligencia de los ciudadanos – hasta la que fue denunciada por el exministro de Defensa estadounidense, Robert Gates, que puso a la Casa Blanca patas arriba. En su libro de memorias, Gates acusó a Barack Obama de anteponer sus intereses políticos y electorales sobre los nacionales, criticando el manejo políticamente conveniente que hizo de la guerra en Afganistán.

La política es una de las pocas profesiones u oficios que no requiere de preparación o instrucción para poder ejercerla. Si bien no debería existir una carrera profesional de político porque privaría el principio democrático de participación e inclusión sin distinción de niveles sociales ni privilegios, tendrían que existir requisitos mínimos, más allá de la exigencia de la declaración jurada de bienes.

Negociación como habilidad; ética y conducta moral; capacitación en liderazgo, presupuesto, gerencia y legislación e historia política comparadas, podrían ser disciplinas importantes para los jóvenes que tengan vocación y capacidad de servir. Esto, sumado a procesos de selección y filtros más rigurosos promovidos por los partidos, podrían incentivar el ingreso a la política de personas más capaces y honradas.

Hacer de la política una artimaña menos personal y pasional, y una profesión más preparada, responsable y fiscalizada, ayudaría a que los ciudadanos comiencen a recuperar la confianza perdida.

enero 11, 2014

Nueva plataforma para el mundo de las ideas

Las últimas incursiones de los magnates del internet en proyectos periodísticos de gran envergadura demuestran que los medios de comunicación y el periodismo no desaparecerán como pronosticaban los agoreros de siempre. Sin embargo, esto no quiere decir que no se tengan que buscar nuevos modelos de negocio y periodísticos para que estas dos disciplinas sigan siendo útiles, relevantes y ofrezcan valor agregado a las audiencias.
Desde la incursión de los inventores de Google, Amazon y Facebook en los medios impresos, hasta la expansión de marcas tradicionales como The New York Times  y El País de España y las más noveles como la cadena televisiva Al Jazeera y The Huffington Post en varios idiomas, ahora surge un nuevo medio, que si bien no es revolucionario, anima a concentrar la idea de líderes mundiales y locales, pensadores, premios Nobel y ciudadanos ordinarios, pero a una escala global.
Se trata de TheWorldPost, una nueva plataforma digital promovida y creada por el filántropo estadounidense Nicolas Berggruen, presidente del Instituto de Gobernanza y de la afamada Arianna Huffington, que después de años de haber empezado un blog sobre los intríngulis políticos de Washington, creó y consolidó uno de los medios digitales de mayor influencia en el mundo: The Huffington Post.
Según el filántropo, el nuevo portal que será lanzado durante el Foro Económico de Davos este mes, dará cabida a columnas de líderes prominentes, desde Barack Obama al Dalai Lama o de Angela Merkel a Bill Gates, tratando de que el nuevo sitio de cabida al pensamiento plural y diverso del mundo, de Occidente a Oriente; aunque sin desconocer a pensadores más anónimos y también sirviendo de plataforma para el pensamiento de ciudadanos ordinarios.
Lo importante de la idea es que nace con el pensamiento global de Berggruen de atrapar en un mismo sitio la “aldea global” y con la estrategia periodística y comercial de Huffington, de encontrar un nuevo nicho informativo que, de tan obvio, pasó desapercibido para otros innovadores.

Y cuando todos pensaban que los medios y periodistas podrían ser la nueva especie en extinción detrás de la fortaleza del internet, esta nueva apuesta informativa demuestra todo lo contrario. La plataforma digital está abriendo cada vez más espacios para que el periodismo se consolide. Lo más importante es que se ha disipado completamente la idea de que haya medios que concentren el poder de las ideas. Proyectos como TheWorldPost demuestran que la pluralidad y diversidad de las ideas priman y dominan, para el beneficio de todos.

enero 10, 2014

Resolución para 2014: Combatir la miseria en América Latina

Erradicar la miseria debería ser la resolución más relevante del 2014 para que América Latina alcance todo su potencial. La tarea es titánica porque no solo se necesitan planes sociales, empleos e infraestructura para el desarrollo, sino también promover la honestidad, en consideración que la corrupción afecta principalmente a los pobres.

Los vientos están a favor. China promete comprar más en Latinoamérica en los próximos años; la presidente brasileña, Dilma Rousseff, dijo que sacará de la miseria a 40 millones de compatriotas este año; mientras que el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, prometió combatir la pobreza con decisión, lo que son buenas noticias ya que entre ambos países aportan la mayor cantidad de indigentes del continente.

Lo más importante, quizás, es que emergió un líder en la región que está creando mayor conciencia sobre este problema - pobreza y corrupción - lo que no han podido hacer hasta ahora informes y estudios. Justamente la nueva visión que está contagiando este líder - la de poner a los pobres como los protagonistas de todas las reformas de políticas públicas - es lo que le ha valido al papa Francisco ser declarado Persona del Año por la revista Time.

Su contagio no deviene por su condición de ser el primer Papa latinoamericano, sino porque predica con el ejemplo. No solo habla de caridad, solidaridad y compasión para con los más vulnerables, sino clama porque se hagan reformas para combatir la corrupción, como él las ha hecho para limpiar al Vaticano de los corruptos.

Es que la manipulación electoral de los gobiernos, el soborno para la construcción de obras públicas o el enriquecimiento ilícito de los poderosos, no atentan contra los ricos, sino contra los pobres. La corrupción crea brechas cada vez mayores entre ricos y pobres, ya que disminuye en estos últimos su capacidad de inserción y participación en la sociedad.

El problema de la corrupción es que se suelen diferir fondos de proyectos públicos a fortunas personales, deteriorándose las instituciones del Estado. Y en ese deterioro, los más afectados son los servicios, como el caso de la salud, la educación, el acceso a energía, cloacas o agua potable, servicios que terminan convirtiéndose en privilegios lejanos para los pobres. Esta ecuación se desprende del informe del Banco Mundial, “La voz de los pobres. ¿Hay alguien que nos escuche?”, donde también se establece una relación profunda entre corrupción y falta de acceso a la información pública.
América Latina sigue siendo una región altamente corrupta. 

En gran parte, esa cultura se debe a la cultura del secretismo o la falta de transparencia con la que se manejan sus gobiernos. Desde manipular índices económicos como los gobiernos de Cristina Kirchner o Nicolás Maduro, hasta negarse a ofrecer declaraciones juradas como en Ecuador o utilizar dineros públicos como si fueran propios en Nicaragua.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos señala que cualquier política dirigida a obstaculizar la información sobre las tareas estatales, tiene el riesgo de promover la corrupción. Por ese motivo, y en plena coincidencia con el Banco Mundial y el PNUD, reclama que se debe propiciar el acceso a la información de los sectores más empobrecidos, ya que es la única forma de permitir su participación activa en el diseño de políticas públicas que afectarán sus vidas.

En columnas anteriores advertía - citando el estudio Panorama Social de América Latina 2013 de la CEPAL y el de Transparencia Internacional - que la corrupción y la pobreza van de la mano. Los países más desarrollados son los menos corruptos y los de mayor corrupción albergan la mayor cantidad de pobres.

En Latinoamérica hay 164 millones de pobres y 68 millones de personas viven en la miseria, según el estudio Panorama Social de América Latina 2013 de la CEPAL. La mayoría de ellos vive en países con los mayores índices de corrupción.

Los políticos y líderes de la región deben asumir que la corrupción es el mejor aliado de la pobreza y la antítesis del desarrollo. Así que cuando hablen de políticas públicas para combatir la pobreza, la prioridad debe estar puesta en promover la honestidad y la transparencia de la gestión pública, más que en incentivar programas de asistencia y/o prácticas clientelistas. 

diciembre 30, 2013

Barack Obama, presidente autodestructivo

Barack Obama no espera el momento que este 2013 se acabe. Terminó sin autoridad moral ni confianza pública, fruto de dos tsunamis políticos que hundieron su popularidad y activaron su autodestrucción: Mucha vigilancia y poca transparencia.

El espionaje masivo e indiscriminado por parte de la Agencia Nacional de Seguridad (ANS) que denunció Edward Snowden, destruyó su autoridad y liderazgo internacional, que venía construyendo tras una presidencia para el olvido de George Bush.

Sus logros sobre el retiro de tropas de Irak, la detección de armas químicas de Siria y un Irán más pacífico dispuesto a negociar su plan nuclear, quedaron insignificantes ante la evidencia de un plan de espionaje que no discriminó entre connacionales y extranjeros, entre líderes amigos y enemigos, desde la brasileña Dilma Rousseff a la alemana Angela Merkel o del ruso Vladimir Putin al norcoreano a Kim Jong-un.

El espionaje delatado aumentó la desconfianza entre los estadounidenses que ven a un gobierno poco cuidadoso, tartamudo a la hora de justificar sus planes de seguridad nacional y obstinadamente paranoico, invadiendo la privacidad de sus ciudadanos con tal de detectar acciones terroristas en cualquier lado.

A nivel nacional, las críticas le llueven a Obama porque su programa de salud y la reforma migratoria no terminan de cuajar y la recuperación económica sigue tímida. Sin embargo, para su sorpresa, la peor de todas las críticas le llega de la prensa, un sector que siempre se mostró aliado, condescendiente tanto con sus aciertos como con sus yerros.

Esta vez, medios y periodistas protestaron a la Casa Blanca por la poca transparencia del gobierno, más interesado en hacer propaganda y relaciones públicas que en brindar acceso a información de interés pública, algo sin antecedentes. Le reclamaron su tendencia al secreto, a clasificar información y, en especial, por bloquear el acceso de los medios a la Casa Blanca, teniendo que contentarse con fotografías y boletines oficiales que siempre muestran a Obama en sus mejores poses y con las palabras adecuadas.

En su última conferencia de prensa del año, Obama dijo a regañadientes que revisará las prácticas de espionaje. Testarudo, advirtió que no las cambiará demasiado, argumentando que están sustentadas por ley y que son necesarias para garantizar la seguridad de los estadounidenses. Una actitud muy emparentada a la defensa de la tortura a terroristas que hacía Bush en aras de la seguridad nacional, y a la que Obama criticaba porque “nunca el fin debe justificar los medios”.

Lo que Obama no consideró en su actual justificación, es que un juez federal falló hace un par de semanas sobre las prácticas de espionaje a través del internet y por teléfono, sentenciando que son inconstitucionales, porque se trata de una invasión de la privacidad, indiscriminada y arbitraria; y porque, además, las leyes sobre espionaje son extemporáneas e injustificables.

La misma posición han adoptado empresas de tecnología como Facebook, Twitter Google y Apple, entre otras, que hasta entonces se habían mostrado muy complacientes con los pedidos del gobierno, argumentando que se trataba de una complicidad obligada por ley. Ahora todos se preguntan si estas compañías no se habrán puesto críticas solo para recuperar credibilidad y hasta qué grado de vigilancia habrían permitido si no fuera por las denuncias de Snowden.

EE.UU. no es el único país que espía. Pero lo esencial es saber si todos los gobiernos aceptarán limitar la extensión del espionaje, respetar el derecho a la privacidad y si evitarán quebrantar la legislación internacional sobre derechos humanos, como pidió esta semana una resolución de Naciones Unidas firmada por 193 países.

Sería ilusorio pensar que el espionaje desaparecerá. Aunque se justifique como garante de la seguridad, no debiera ser indiscriminado y sin límite, ni preferible a otros métodos para conseguir información de inteligencia de países amigos, desde la diplomacia a recursos más constitucionales.

El 28 de enero, Obama ofrecerá un nuevo discurso ante el Congreso. Tendrá la posibilidad de anunciar límites al espionaje y acciones para hacer más transparente a su gobierno. Será la única manera con la que podrá detener su autodestrucción y retomar autoridad. 

diciembre 27, 2013

Gracias a Norberto, por enseñarme el valor de la libertad

Como todos los años para esta época, recibí el saludo agradecido de Norberto Ricardo, un cubano a quien divisé en su balsa en la inmensidad del Estrecho de la Florida, cuando junto a sus cinco compañeros remaba hacia la libertad.

El saludo esta vez fue especial. Vino acompañado por una foto de un papelito que él atesora y que considera “mi nueva Acta de Nacimiento”, y que le arrojé desde un avión cuando ya estaba a punto de convertirse en una oscura estadística, engrosando la de aquellos que no pueden con el mar ni la vida.

Tal como escribí en una columna que publiqué en enero de 1999, después de entrevistarlo de nuevo, esta es la historia del rescate de Norberto y su abrazo con la libertad:

“Aquel día, 16 de agosto de 1993, peinando el océano con la flotilla de Hermanos al Rescate en busca de refugiados, pude asociar con imágenes el significado de la libertad: Un grupo de personas desencajadas, agitando sus brazos para abrazarnos a cientos de metros y saltando a gritos en una titubeante balsa de cámaras de camión, sobre un fondo azul profundo y tenebroso. ¡Esa es la libertad!

El júbilo nos contagió a todos, los de la balsa y del avión. Ellos descubrieron libertad, nosotros vida. Los de abajo estaban recién a medio camino después de cuatro días de travesía desde su salida del Cotorro, La Habana. Ya no tenían agua ni comida y los brazos les pesaban como piedra. En vuelos rasantes les tiramos pomos con agua y una botella con una esquelita que, como periodista invitado, los pilotos argentinos Lares me permitieron arrojar y que luego Norberto guardó para siempre: “Bienvenidos a tierra de libertad, Dios envió a Hermanos al Rescate por vosotros. El Guardacosta está en camino, no se desesperen. Les Abrazan sus Hermanos al Rescate. PD. Si tiene algún enfermo alcen todos las manos al pasar el avión”.

Seguí luego el trajinar migratorio y entablé amistad con Norberto. En estos 15 años jamás perdió su optimismo contagioso, su gratitud venerable y su nostalgia por la Cuba que no pudo ser. Nació cuando el gobierno comunista ya tenía 13 años. “Desde chico me cansé de no poder ser yo”, descarga entre anécdotas. Se sentía oprimido por un régimen que no permite la iniciativa propia; que vigila; que induce a la desconfianza mutua; a no poder reunirse sin despertar sospechas; a no poder viajar sin permiso; a no tener religión; a no poder expresar opiniones; y con acceso a derechos magros, como educación adoctrinada, salud sin medicinas y libreta de racionamiento escasa.

“Aquello no se lo puede contar, hay que vivirlo”, repite cada vez que escucha alabanzas foráneas sobre el comunismo. Por esas privaciones decidió tirarse al mar, a pesar de que tenía “99 posibilidades para perder y una sola para ganar”. Las estadísticas son escalofriantes. Más de 50 mil cubanos cruzaron en balsa el Estrecho durante el régimen castrista, pero algunos estiman que una cifra mayor pereció en el intento. Éxodo y holocausto al mismo tiempo.

Norberto lo intentó tres veces. En la primera lo atraparon y pasó 28 días en un calabozo de Villa Marista. En 1993 fue uno de los 3.687 balseros que alcanzó la Florida, previo al éxodo masivo de 1994 permitido por Fidel Castro, que derivó en acuerdos migratorios entre Cuba y EE.UU., opacados por el hundimiento del remolcador “13 de Marzo” en julio de 1994 y el derribo de dos avionetas de Hermanos al Rescate en febrero de 1996.

Cuando la conversación es más íntima, Norberto confiesa no comprender cómo pudo haber tenido el valor para enfrentarse a “todo o nada”, a los tiburones, y no fue capaz de desafiar al sistema. “Es que son muy eficientes – se responde – logran que todos desconfiemos de todos, que nos acusemos, nos controlemos, que tengamos doble cara”.

Norberto sabe que el paraíso no existe, y que su actual tiene imperfecciones.  Pero está feliz que sus tres hijos tengan ahora lo que él nunca tuvo hasta que se arrojó al mar. Para ellos, viajar, expresarse, disentir, criticar, votar… son verbos superficiales. “No saben lo que es sentirse preso en su propio país”, dice con orgullo.

Junto a sus hijos, esposa y madre, Norberto vive hoy en Miami en una casa que pudo comprar y que sirvió de refugio a otros 53 familiares que trajo desde 1994.  

Mientras en Cuba el gobierno festeja sus logros de medio siglo recibiendo a gobernantes a los que prohíbe reunirse con disidentes, yo celebro que Norberto me haya enseñado el valor de la libertad, que se la haya regalado a su familia, y de haberme prometido intercambiar mis fotos de la balsa por su tesoro mejor guardado, una copia de aquel papelito”.

diciembre 26, 2013

Regalo navideño de Cristina

La presidente argentina, Cristina de Kirchner, desmintió que será candidata nuevamente en las elecciones de 2015, dando a gran parte de los argentinos un regalo navideño sin igual.

De confirmarse su promesa y de respetarse la cláusula constitucional de que no puede buscar una segunda reelección, quedarán en el pasado doce años kirchneristas que no fueron buenos para el país, pese a que la máquina de propaganda del gobierno y sus partidarios ideológicos aseguren lo contrario.

Claro que no se le puede achacar al kirchnerismo todos los males del país - gobiernos anteriores deben asumir culpas – pero es obvio que en esta última década el gobierno, no obstante el boom económico gracias al precio internacional de las materias primas, no hizo lo posible para cambiar lo heredado. Aún peor, profundizó la perenne crisis socio-económica-política que viene afectando al país generación tras generación.

Así lo demuestran los datos que arrojó el reciente estudio de la Universidad Católica Argentina. Más de 10 millones de los 45 totales viven en la pobreza, tres millones de personas están mal nutridas y un 25% de la población no accede al mercado laboral formal.

El dato más preocupante del informe, “Heterogeneidades estructurales y desigualdades sociales persistentes”, es que la marginalidad estructural no mejoró en el país, pese a un crecimiento económico que en algunos años alcanzó al 8%. Como consecuencia de esa brecha cada vez más grande entre ricos y pobres, se potenciaron el crimen, el delito, la inseguridad y los privilegios.

Los datos son aún más preocupantes para el futuro inmediato si se consideran los índices crecientes de inflación que hacen añicos los planes; así como más oscuro se ve el panorama del futuro a mediano y largo plazo, cuando se observa que la deserción en la escuela secundaria alcanza al 37% (que esos jóvenes rara vez consiguen empleos) y que la educación no es una prioridad del gobierno.


Es probable que el gobierno critique o desmienta los resultados de este informe o que las palabras del diputado y amigo de Cristina, Carlos Kunkel, sobre su posibilidad de candidatearse, hayan sido otro globo de ensayo. Pero de lo que sí no hay dudas, es que el país está sin liderazgo y a la deriva.  

diciembre 23, 2013

Navidad, entre ser y tener

Navidad y año nuevo es buen tiempo para pensar en lo que se cosechó y lo nuevo por cultivar. Si la semilla se nutre y cuida, germinará con fuerza y la próxima cosecha será próspera. Esa era la filosofía de Chauncey Gardiner que Peter Sellers inmortalizó en “Desde el Jardín”.

Pero a diferencia de la película, en esta época consumista en que se vanagloria el poder y el poseer, cuando se habla de cosecha se confunde tener con ser. Por eso uno se pregunta si no le convendría tomar atajos. Sino sería mejor no pagar impuestos, robar o traficar droga, a intentar acertarle al gordo de Navidad, la otra posibilidad rápida para tener o “ser” más.

Es cierto que algunos que toman atajos terminan mal, tiroteados o en la cárcel, pero muchos la pasan bien. Ostentan sus Ferrari y los diamantes de sus Rolex, despilfarran en lo exótico, coleccionan Picassos o Petrus merlot, mientras donan millonadas a campañas políticas e iglesias, con el fin de comprar favores y tranquilidad de conciencia.

Es un mundo difícil de comprender. Donde un científico premio Nobel termina su vida en un Toyota, mientras un futbolista la empieza en una Maserati. Donde al profesional deshonesto se le venera por su picardía, y al obrero honrado se lo minimiza por tonto. Donde el ladrón de gallinas paga entre rejas y el estafador siempre termina comprando su libertad. Donde se argumenta legalmente la muerte por pena capital o por aborto, mientras se protege con uñas la vida de mascotas y animales.

Un mundo confuso en el que se desconfía cada vez más de los elegidos para liderar. Donde a aquellos que se les delegó el poder de servir, terminan sirviéndose del poder. Donde los demócratas se convierten en autoritarios, las instituciones se debilitan, los golpes siguen siendo opción y los militantes y partidarios, por ideología, excusan a sus jefes por sus abusos y corrupción. Donde se justifica que el espionaje gubernamental sea en aras de la seguridad nacional, pero poco se hace por el crimen y la inseguridad personal.

Parte de la culpa es de los medios. Ensalzan lo chabacano, mistifican lo sensacionalista y quienes desafían las buenas costumbres, adornan las revistas del corazón que todos deglutimos con devoción. La TV y el cine deforman la realidad, crean nuevas modas, celebridades y valores. Así, aplaudimos los varios casamientos de Elizabeth y las múltiples andadas de Jennifer, con la misma convicción que crucificamos a la hija del vecino por siquiera el uno por ciento de aquella promiscuidad.

No se trata de resentir contra aquellos a los que honradamente les va bien y tienen y que generan empleos, riquezas y talentos para mejorar sus vidas y las de sus comunidades. Seguramente son más los que innovan, crean e inventan, defienden causas, impregnan de honestidad a sus hijos, anteponen las palabras a los fusiles y dan más de lo que reciben; pero no se notan. Es que el ruido lo hacen los arrogantes, ostentosos y embusteros, los que a gritos se auto festejan y mercadean.

No es fácil hacer equilibrio entre estos dos mundos. Aquel atractivo, lleno de banalidad que pintaba muy bien Mario Vargas Llosa en “la civilización del espectáculo” y el otro, más espinoso, el del papa Francisco. Este nos reclama atención por la desigualdad y los más pobres, menos egoísmo y más caridad, mayor austeridad y menor pomposidad, al tiempo que nos invita a que, ante cualquier acción o actitud del otro, nos desafiemos con una simple pregunta: “¿Quién soy yo para juzgar?”.

Es difícil vivir este mundo en el que compiten palmo a palmo el tener y el ser, de ahí la confusión de enviar a nuestros hijos a estudiar no para que sean mejores, sino para que posean más. Difícil es alcanzar la sabiduría para distinguir esa diferencia entre tener o ser, entre el tener y el ostentar, sin caer en tentaciones ni atajos.

Lo más a mano, quizás, es empezar por advertir que Dios ya nos concede atajos todos los días. Admitir que la ordinaria normalidad que nos regala, es un descomunal privilegio que otros desearían poseer, como los refugiados y desplazados por las guerras, los migrantes que perecen en las fronteras, los enfermos terminales, los perseguidos y discriminados por cualquier opinión u opción. Reconocer esto y analizar nuestra cosecha, es el mejor regalo que nos podemos hacer.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...