Hacía rato que no se escuchaban encontronazos entre el gobierno de Hugo Chávez y la televisora independiente venezolana Globovisión o al menos con la intensidad que se registraban antes. La última escaramuza entre estos dos actores fue hace poco más de un mes, cuando el gobierno impuso sanciones administrativas por la cobertura que la televisora hizo de la sublevación de la cárcel de El Rodeo.
Pero es evidente que desde que el gobierno adquirió el 20% de la empresa, despidió a su director, Alberto Ravell, y sus dos principales dueños debieron exiliarse en Miami, Guillermo Zuloaga y Nelson Mezerhane, Globovisión pasó de ser un medio fustigador y aguerrido a ser solo un medio crítico. Los castigos, las multas, las agresiones a sus periodistas, los atentados y los exilios autoimpuestos han hecho que la televisora se repliegue y autocensure.
En una nota publicada hoy por el periodista Antonio María Delgado en El Nuevo Herald de Miami, se da cuenta de varios cables filtrados por Wikileaks en los que diplomáticos estadounidenses registran informes en los que se habla de cómo el gobierno de Chávez está logrando su objetivo de silenciar a los medios a través de una guerra de desgaste sistemático.
Según ENH, “en momentos en que ejecutivos de Globovisión suavizan su tono, contando los días que les quedan, y los principales medios impresos aparentemente en una desesperada condición financiera, Chávez está cerca de alcanzar su objetivo de ‘domesticar’ o eliminar la prensa libre e independiente remanente en Venezuela”, escribió en el cable titulado “Globovisión Owners Acknowledge Defeat; El Nacional On the Ropes”, el ex embajador de Estados Unidos en Venezuela Patrick Duddy.
Este y otros cables anteriores publicados recién ahora, no aportan elementos nuevos, pero su importancia radica en la certificación de que en Venezuela la censura y la intención del gobierno de coartar la libertad de prensa son estrategias políticas y de Estado.
Mezrhane y Zuloaga, según los cables, le comentaron al embajador que la estrategia del gobierno era forzar a Mezerhane a comprar Globovisión por casi $32 millones y que Ravell debía salir sin hacer ruido para dedicarse a la expansión del canal de noticias en el exterior.
Según el cable, el presidente de El Nacional, Miguel Henrique Otero, también se quejó varias veces sobre la “asfixia económica” de parte del gobierno contra los medios, tanto por la discriminación de la publicidad oficial, como por las presiones contra los empresarios privados e internacionales – tal el caso de RIM de Blackberry – para que no se anuncie en medios privados críticos, como Globovisión, y los diarios El Nuevo País, Tal Cual y la revista Zeta, todos estos pertenecientes a Rafael Poleo.
Delgado indica también que los cables se refieren a “los directores de las estaciones de radio y televisión (quienes) se quejan de que las constantes cadenas nacionales, que en ocasiones superan las cuatro o cinco horas diarias, están ejerciendo fuertes presiones sobre sus ingresos, ya que los medios no pueden colocar publicidad durante ese tiempo”.
Otros cables citados por Wikileaks son los informes diplomáticos “Pro-government militants attack TV station Globovisión” sobre el ataque de la ya fallecida activista chavista Lina Ron contra Globovisión y “Threats against independent Media Continue in July”, sobre agresiones contra el fótografo Scott Dalton del New York Times.
Actualmente, a pesar de su enfermedad, Chávez sigue tratando de doblegar a todos los medios.