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noviembre 16, 2011

De Batman a Anonymous


Desconfío de aquellos que se esconden detrás de una máscara para hacer el bien, administrar justicia o alcanzar sus fines sin importar los medios que utilizan. Por eso no creo ni en las reivindicaciones de encapuchados de la ETA, ni en los propósitos de los hackers de Anonymous, que se esconden detrás de la careta de Guy Fawkes del film “V por Venganza”.

A primera vista, las causas de los agitadores pueden parecer nobles y fascinan, porque todos guardamos esa simpatía por el espíritu justiciero y equitativo de los superhéroes como el enmascarado Zorro o de quien se esconde detrás del antifaz de Batman, para que los corruptos y abusadores no queden en la impunidad. De ahí la esperanzadora bienvenida brindada a grupos como los “Matazetas” en México, que prometen aniquilar con las mismas armas a los sanguinarios narcos del cartel de Los Zetas; o a Anonymous, piratas cibernéticos dedicados a una limpieza digital, contra gobiernos y corporaciones que consideran corruptas.

El riesgo es que a favor de la justicia anónima y por manos propias, en América Latina ya hemos sido testigos de muchos casos que desembocaron en mayores injusticias. Basta recordar a grupos paramilitares y parapoliciales de Argentina, Brasil, Colombia, Guatemala y El Salvador, que con la venia e instigación de los propios Estados, se transformaron en escuadrones de la muerte, confundiendo justicia con limpieza social.

Anonymous cobró esta semana la primera víctima de su limpieza digital. Su  “Operación Justicia El Salvador” quizás fue lo que precipitó el martes la renuncia del ministro de Seguridad salvadoreño, Manuel Melgar. Días antes, los hackers atacaron y saturaron con éxito cuatro sitios de internet oficiales del gobierno salvadoreño, en protesta por la “ola de violencia que agobia al pueblo” ante “la gran ineficiencia” de los funcionarios a cargo de la seguridad pública, lo cual ha convertido a ese país en uno de los más peligrosos del mundo, según Naciones Unidas.

El 5 de noviembre, día del ataque al gobierno de El Salvador, Anonymous también tenía previsto una acción mucho más peligrosa. Había dado un ultimátum al cartel de Los Zetas para que libere a uno de sus hackers secuestrado en la ciudad portuaria de Veracruz. A cambio, no delataría a funcionarios, periodistas y empresarios que supuestamente trabajan o colaboran en las filas de los narcos.

La expectativa de “justicia pública” o de que se haría justicia al fin, creció con optimismo por unos días, en especial entre quienes critican al gobierno de Felipe Calderón por su ineficiente combate al narcotráfico y crimen organizado. Pero de repente, Anonymous abandonó su campaña horas antes del ultimátum. Algunos miembros argumentaron en las redes sociales que su compañero había sido liberado, pero la mayoría admitió que temían represalias del cartel de Los Zetas, que amenazó con matar a todo aquel que oliera a activista cibernético o que usara una careta de Fawkes.

El miedo no es tonto. Los hackers se sienten vulnerables. Saben que no son los únicos diestros en el manejo de software maligno y que no es lo mismo saquear un sitio oficial de internet y exponerse a ser arrestado por la policía, el FBI o Scotland Yard, que quedar a la suerte de los narcos, expertos también en ciberdelitos y ciberespionaje. Esta semana, otro activista de “Nuevo Laredo en Vivo”, sitio mexicano dedicado a denunciar en forma anónima actividades de los narcos, fue decapitado, la cuarta víctima en dos meses. Otra periodista de esa ciudad y dos jovencitos que denunciaron delitos de los carteles por Twitter y Facebook, también fueron asesinados.

Además del peligro físico, acciones como la de Anonymus siempre terminan en mayores males. Muchos, aprovechándose del anonimato y de la máscara, suelen usar el nombre y las acciones del grupo para difamar a honestos y cometer otros crímenes.

Lo peor es que Anonymous, teniendo el buen objetivo de predicar la absoluta libertad en el internet, con sus acciones delictivas digitales termina incentivando a los gobiernos a crear mayores restricciones al ciberespacio. Por eso, sería mejor que se olvide de su cruzada al estilo Batman, se saque la careta, y luche a cara descubierta como Bruce Wayne, el héroe de carne y hueso.

septiembre 12, 2011

Chávez: el internet como arma de propaganda

Hace años que el gobierno de Hugo Chávez está ensañado contra los cibernautas y todo aquel que critique la figura presidencial o su gobierno a través de las redes sociales, las mismas que él denostó en su momento, como el caso de Twitter, y que después abrazó para mostrar su poderío electoral con millones de seguidores.

Pero así como Chávez ha creado polarización en la política con un discurso en el que se criminaliza el disenso, ahora hay una cruzada de cibermilitantes venezolanos, al mismo estilo de quienes defienden a la viuda Cristina Fernández de Kirchner, para atacar y hackear a todos aquellos que critiquen al mandatario.

La excusa es defender a Chávez del cáncer que padece, por las estupidences que se dicen por ahí - muchas de las cuales tienen su origen en falta información oficial de la enfermedad la que se manipula como si se tratara secreto de Estado - aunque si no fuera por eso, seguramente sería por cualquier otra cosa. Lo importante es siempre tener una justificación para "defender" a Chávez, lo que no es otra cosa que "atacar" a cualquiera que piense u opine diferente.

El período electoral que ya está abierto hacia las elecciones del 2012, potencia esta batalla en internet que recién comienza. El problema mayor es que apenas se intensifique - si es que también entra en la pelea el grupo de hackers Anonymous para atacar cuentas de redes sociales y páginas del internet gubernamentales como ha amenazado en semanas recientes - el gobierno tendrá la excusa de aplicar los decretos de Chávez de diciembre pasado, que le permiten intensificar el control del ciberespacio, ya sea filtrando, bloqueando o cerrando sitios.

Lo que se avecina en Venezuela no es bueno para la libertad de expresión.

Esta mañana, en El Nuevo Herald, de Miami y bajo el título "Venezuela: Batalla ideológica se traslada a Twitter y Facebook", el periodista Antonio Maria Delgado, lo describe de la siguiente forma: "El enfrentamiento ideológico en Venezuela se ha volcado hacia la Internet con la aparición de piratas informáticos dispuestos izar la bandera de guerra en el ciberespacio para expresar sus puntos de vista, promover la desobediencia civil y bloquear las cuentas de correo electrónico y de Twitter de sus adversarios".

agosto 06, 2011

Ecuador y las tempestades contra Correa

Fernando Alvarado el secretario de Comunicación de la Presidencia ecuatoriana no debe estar muy tranquilo por estos días, a pesar de que vocifera por todos lados que la acción penal de su jefe, el presidente Rafael Correa, tiene sus méritos para restablecer la libertad de prensa mediante la exigencia de responsabilidad a los periodistas, medios de comunicación y a todo aquel que opine o critique la “voz oficial” del Ecuador.

Hoy en una carta a El Nuevo Herald de Miami - http://bit.ly/pvP2rT - Alvarado fustiga a la columnista Gina Montaner que en su columna del lunes pasado criticó el abuso de poder de Rafael Correa por el juicio a directivos del diario El Universo al que un juez condenó a tres años de prisión y a pagarle al jefe de Estado una indemnización por 40 millones de dólares.

Pero el dicho de “siembra vientos y cosecha tempestades” no es en vano. Alvarado, el arquitecto de la comunicación oficial en el gobierno ecuatoriano, está empezando a notar que la bravuconada de su Jefe está jugándole una mala pasada a nivel internacional aunque traten de justificarlo. Que un Presidente esté acusando judicialmente a los periodistas por sus opiniones, parece una cuestión del siglo 14, cuando la Iglesia y las monarquías censuraban la palabra crítica contra de las autoridades, lo que se pagaba hasta con la muerte, como se trata ahora de asesinar al diario El Universo. Para remachar su insolencia, Correa no quedó contento con la apresurada sentencia judicial y reclama que la indemnización sea de 80 millones y no 40, como reflejaba la demanda original, desprendiéndose de esa friolera cantidad ofreciéndola en forma magnánima a causas ecológicas, tratando de calmar las tempestades internacionales.

La nueva tempestad que tendrá que afrontar Correa es la amenaza que ya hizo la red de piratas informáticos Anonymous, quienes en reclamo por los atropellos contra la libertad de expresión de parte de Correa, dejaron un videoclip en la página de internet de la localidad de Francisco de Orellana, con la siguiente consigna: “iniciar la operación Cóndor Libre” por la “injusticia” cometida contra el diario El Universo y para “luchar contra la censura a los medios informativos de nuestro país”.

Anonymous se hace eco de las críticas contra el gobierno de Correa por los medios de comunicación que incautó y que guardó para sí para hacer propaganda gubernamental. Y hace la siguiente advertencia: “No dejemos que la censura toque de nuevo a nuestras puertas, es hora de reaccionar, nuestros pueblos deben ser respetados. Pueblo ecuatoriano: han de saber que no están solos, Anonymous está con ustedes”.

No concuerdo para nada con los estipulados ni con la metodología delictiva de Anonymous, que es el equivalente a hacer justicia por manos propias, pero a nivel digital.

Pero su acción es una muestra más del repudio a las acciones de censura del régimen de Correa, las que podrían incluso identificarse con sus políticas públicas. Correa está siendo desenmascarado y seguramente no le debe gustar mucho. Alvarado tendrá que repensar su forma de hacer comunicación.

diciembre 17, 2010

Ciberactivismo y militancia cibernética


Si las revelaciones de los cables diplomáticos secretos por Wikileaks plantearon un dilema mundial sobre seguridad nacional y libertad de expresión; los ciberataques a compañías estadounidenses y europeas con el propósito de vengar la detención esta semana del fundador de ese sitio de internet, Julian Assange, pusieron en evidencia una disyuntiva aun mayor: ¿Son protestas genuinas como fundamentan los activistas involucrados o actos  criminales que deben ser censurados y perseguidos?

Algunos creen que la “Operación Venganza” lanzada por hackers y agitadores del grupo Anonymous en contra de Amazon, Mastercard, Visa, PayPal, el banco suizo PostFinance y la fiscalía sueca es sólo una forma de protesta comparable a cualquier concentración cívica. Consideran que crear “espejos” para que Wikileaks pueda seguir divulgando los cables o tomar represalias informáticas contra quienes desenchufaron los servidores y dejaron de prestar servicios al sitio de Assange, no es una acción criminal sino un acto de justicia a favor de la libertad de expresión.

Otros entienden que buscar que los sitios de internet de esas entidades colapsen no es más que vandalismo, una acción tan vil como lo son otros tipos de ataques cibernéticos, así sea la irrupción de cuentas bancarias, práctica conocida como pishing o el botnet, que consiste en infectar computadoras y controlarlas en forma remota.

Independientemente de si el activismo cibernético roza una actividad cibercriminal, lo cierto es que está creando un desafío complejo para los gobiernos, tratándose de un movimiento de contagio rápido y masivo, tan difícil de detectar como de perseguir. No es lo mismo controlar a un grupo de revoltosos que físicamente se manifiesta frente a una embajada y puede ser dispersado con gases lacrimógenos, que tener que lidiar con provocadores anónimos refugiados detrás de una computadora, que pueden actuar en grupos de alcance global, cuyas armas no son piedras ni pancartas, sino software, virus y gusanos que pueden penetrar códigos y sistemas de seguridad.
Aunque el internet y las redes sociales han servido para nutrir protestas masivas, este episodio de Wikileaks puede potenciar el lanzamiento de un movimiento ciberactivista cuya misión sería justificar cualquier causa con tal de tomar la justicia en sus propias manos, lo que podría calificarse de ciber linchamiento.
Anonymous, por ejemplo, formado por voluntarios que se definen como anarquistas, abrazó a Wikileaks después de dirigir ataques cibernéticos en contra de las industrias literaria, discográfica y cinematográfica de EEUU, Inglaterra, España y Australia, al considerar que cualquier norma anti piratería o que defienda la propiedad intelectual es contrario a la libertad que debe reinar en el mundo y en el internet.
Hasta ahora el prejuicio era que los hackers reservaban sus mejores armas de espionaje para los mega fraude bancarios o para ataques como los que sufrieron este año Google China y el sistema nuclear de Irán. Pero lo cierto es que el acceso global a las nuevas tecnologías está permitiendo cada vez más que muchos cambien los juegos en línea por actividades criminales. De ahí los dolores de cabeza de los gobiernos que deben modernizar sus leyes, adquirir tecnologías y hacer inversiones multimillonarias para responder ataques cibernéticos contra los ciudadanos o contra sus sistemas financieros, energéticos y de seguridad.

Estos ciberdelitos no paran de crecer. En EEUU los fraudes con tarjetas de crédito, las intrusiones a las computadoras personales y la difusión de pornografía infantil subieron un 48% en el último año; mientras que en China, el cibercrimen aumentó un 80% y el gobierno calcula que ocho de cada 10 computadoras conectadas al internet están afectados por botnets.

Así que aunque el presidente brasileño Lula da Silva haya defendido a Assange esta semana, pareciera que está descompasado en la discusión. Wikileaks no puso sobre la mesa solo el problema de secretos de estado y libertad de expresión. Evoluciona todo tan rápido, que el debate ya modificó hacia los ataques informáticos y podríamos estar por comenzar una gran guerra cibernética que involucra por igual a privados y gobiernos.

Habrá que seguir el progreso de este fenómeno. La decisión reciente de Facebook y Twitter, de cancelar el perfil de Anonymous, por considerar que sus actividades son ilegales, no hace más que abrir otro debate e interrogantes sobre lo que sucederá… mañana.

diciembre 10, 2010

Anarquía cibernética


La detención de Julian Assange esta semana provocó innumerables protestas de ciberactivistas, principalmente del grupo de agitadores denominado Anonymous que hace meses se dio a conocer después de atacar varios sitios en el mundo dedicados a la protección de los derechos de propiedad intelectual y dirigidos por la industria literaria, discográfica y cinematográfica para contrarrestar la piratería.
Los hackers de Anonymous que creen que todo debe ser libre en el internet, incluso las descargas de música, libros y película, comenzaron una cruzada a favor de Assange esta semana aunque el fundador de Wikileaks no la solicitó.
El perfil del grupo de agitadores fue cancelado en Facebook y Twitter, donde tenía su principal centro de operación además del sitio de chat 4chan desde donde se formaron.
Anonymous defiende la causa de la libertad de expresión pero se la niega a las compañías como Amazon, Visa, Mastercard, PayPal, entre otras, por haber desenchufado a Wikileaks de sus sistemas. En realidad, se trata de un grupo que está produciendo una peligrosa anarquía en el internet y cuya influencia se irá haciendo notar cada día más.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...