Mientras Hugo Chávez dice que convocó al ministro cubano de Informática, Ramiro Valdés, para ayudarle a crear estrategias que puedan sacar a Venezuela de su profunda crisis energética, sus opositores creen que lo que se acerca es una época de mayores restricciones, ya que el ministro es reconocido por haber armado en Cuba un sofisticado aparato de censura y filtros para el internet.
No es para menos. Chávez hace poco se quejó de las movilizaciones de estudiantes universitarios y sabe que las dificultades del régimen no están en el control físico de los manifestantes, sino en las expresiones y las cadenas de comunicación a través de Twitter, Facebook y otras herramientas sociales del internet.
Es que nadie cree que un ministro que viene de un país en el que no se habla ya de “apagones”, sino de “alumbrones”, porque la novedad es cuando viene la luz, no cuando se va, pueda ser tan inteligente y estratega para llevar sabiduría a una Venezuela que se apaga a pedacitos.
Aunque no hubiera querido llevar a ingenieros de los “imperios” estadounidense como europeo, Chávez hubiera podido por lo menos mirar hacia el sur y convocar a ingenieros brasileños o paraguayos que han invertido en obras hidroeléctricas y que tienen muchas otras proyectadas.
Esta nueva retórica sobre los beneficios de la “electricidad” a la cubana, hacen que Chávez se esté apagando de a poco, algo que las recientes encuestas no han tardado en arrojar luz: índices sostenidos de impopularidad.
Quiero contarles sobre los procesos creativos de esta nueva historia sobre la verdad, la libertad y el miedo al futuro. Es mi nueva novela y espero publicarla cuando se sincronicen los planetas (las editoriales) o cuando se me acabe la paciencia y decida autopublicar -- Los contenidos de mi blog Prensa y Expresión están en el archivo. Blog por Ricardo Trotti
febrero 04, 2010
febrero 03, 2010
Autorregulación ¿obligatoria?
Los políticos, achacándole a los medios de comunicación agendas conspirativas, piensan que deben regularlos a como dé lugar. E inventan cuestiones como proyectos de ley para que la autorregulación de los medios - cuya palabra se auto define como la acción autónoma, propia, que le corresponde a sí mismo - sea un ejercicio obligatorio y punible por ley en caso de que no sea acatado. La verdad es que no se entiende que puede haber una figura como la autorregulación obligatoria.
La sorpresa ocurrió en estos días en Panamá, después de que el presidente Ricardo Martinelli se descocó atribuyéndole a los medios la responsabilidad por la ola de violencia… es decir por reflejarla o, según él, por aumentarla al reproducirla. Seguramente hay razones para criticar a los medios especialmente a la televisión, que vive y se retroalimenta de las imágenes violentas. Pero de ahí a obligarla a auto regularse por ley hay un largo trecho. La autorregulación no tiene sentido, es un eufemismo, mejor hablar lisa y llanamente de una regulación. Pero parece que la autorregulación suena más democrático, más a una acción voluntaria que impuesta.
Como siempre sucede que hay más papistas que el Papa, a Martinelli le siguió la diputada de su partido, Dalia Bernal, quien no solo presentó un proyecto de ley para crear una Junta que administre esta “autorregulación”, sino que además pidió que vaya más allá de las televisoras haciéndola extensiva a los periódicos.
La diferencia que no advierte la legisladora, es que los medios electrónicos y los escritos no son iguales en carácter. Mientras los primeros son finitos y el Estado tiene la obligación de determinarles pautas de funcionamiento, otorgándoles las licencias y administrándolas, los escritos escapan a cualquier interferencia, ya que su espacio es infinito y no se requiere de licencias para poder operarlos.
La necia figura de la autorregulación obligatoria no es patrimonio de esta legisladora panameña, sino también de varios diputados ecuatorianos que la quieren imponer en su próxima Ley de Comunicación.
La sorpresa ocurrió en estos días en Panamá, después de que el presidente Ricardo Martinelli se descocó atribuyéndole a los medios la responsabilidad por la ola de violencia… es decir por reflejarla o, según él, por aumentarla al reproducirla. Seguramente hay razones para criticar a los medios especialmente a la televisión, que vive y se retroalimenta de las imágenes violentas. Pero de ahí a obligarla a auto regularse por ley hay un largo trecho. La autorregulación no tiene sentido, es un eufemismo, mejor hablar lisa y llanamente de una regulación. Pero parece que la autorregulación suena más democrático, más a una acción voluntaria que impuesta.
Como siempre sucede que hay más papistas que el Papa, a Martinelli le siguió la diputada de su partido, Dalia Bernal, quien no solo presentó un proyecto de ley para crear una Junta que administre esta “autorregulación”, sino que además pidió que vaya más allá de las televisoras haciéndola extensiva a los periódicos.
La diferencia que no advierte la legisladora, es que los medios electrónicos y los escritos no son iguales en carácter. Mientras los primeros son finitos y el Estado tiene la obligación de determinarles pautas de funcionamiento, otorgándoles las licencias y administrándolas, los escritos escapan a cualquier interferencia, ya que su espacio es infinito y no se requiere de licencias para poder operarlos.
La necia figura de la autorregulación obligatoria no es patrimonio de esta legisladora panameña, sino también de varios diputados ecuatorianos que la quieren imponer en su próxima Ley de Comunicación.
febrero 02, 2010
"Mahatma" Chávez
Es tan loco, desafiante y burlón, que esta vez a Hugo Chávez se le ocurrió disfrazarse de Mahatma Gandhi con un discurso sobre la no violencia que ni él se lo cree y que jamás practicó. En mensaje a los estudiantes universitarios que se manifestaron en las calles por la falta de libertad de expresión y la opresión contra RCTV y al “imperio” yanqui, al que responsabilizó del golpe de Estado en Honduras (¿?), dirigiéndose a sus correligionarios, les dijo que “nosotros estamos obligados al contraataque en todo el frente, con inteligencia, con prudencia, con altura'', pero "no responderemos con más violencia. Allá ellos los violentos y su desespero''.
Obviamente, como dice tantas sandeces juntas, a las 24 horas, esta noche al celebrar el aniversario 11 de su presidencia se desdijo de mucha cosas, se sacó el traje de “Mahatma”, y como en cualquiera fiesta de disfraces del carnaval de Río, se disfrazó de lobo de nuevo para atacar a los “hijos de la oligarquía”, y burlonamente hablar de que seguirá por 11 años más.
No sé si serán 11 años más, lo que sí es seguro es que su mandato termina en el 2013 y quedan todavía tres largos años de sufrimiento.
Obviamente, como dice tantas sandeces juntas, a las 24 horas, esta noche al celebrar el aniversario 11 de su presidencia se desdijo de mucha cosas, se sacó el traje de “Mahatma”, y como en cualquiera fiesta de disfraces del carnaval de Río, se disfrazó de lobo de nuevo para atacar a los “hijos de la oligarquía”, y burlonamente hablar de que seguirá por 11 años más.
No sé si serán 11 años más, lo que sí es seguro es que su mandato termina en el 2013 y quedan todavía tres largos años de sufrimiento.
Por un puñado de dólares
No se trata de un “remake” con Clint Eastwood, aquella formidable película de 1964, sino de algo más contemporáneo, el uso de información privilegiada por parte del presidente Néstor Kirchner, cuando en el 2008 compró dos millones de dólares, mes que el dólar subió 25 centavos en Argentina.
Obviamente que el gobierno argentino actual, el mismo que estaba durante el uso de “un puñado de dólares”, es decir su esposa, atribuye que no hubo ilegalidad ante un hombre que presenta sus declaraciones juradas y tiene transparencia a la hora de dar a conocer sus ganancias.
Pero hay una gran diferencia entre la legalidad y la legitimidad, mientras a la primera la justifica la ley – así sea mala, inconstitucional o impráctica – a la segunda la guía la moral, es decir que no necesariamente cumplir con la ley implica que está bien o que no sea condenable desde la moralidad.
Se sospecha y con debida razonabilidad - especialmente por las denuncias de enriquecimiento ilícito en que ha incurrido la pareja presidencial y por los dólares que como gobernador el ex presidente había sacado del país en la época del “corralito” - que Kirchner debe haber usado información de “primera mano” para saber cuando tenía que apostar al dólar.
Con ese puñado de dólares no le fue mal a los Kirchner, que según su declaración jurada, devengaron intereses por casi 650 mil dólares por sus 29 plazos fijos en la moneda estadounidense.
El caso plantea, además, otro problema ético: ¿Puede un presidente apostar en lo personal a una moneda extranjera, es decir a no confiar en la propia? Es la misma pregunta que flota en el ambiente educativo: ¿Puede un presiente desconfiar de la educación pública y mandar a sus hijos a la escuela privada?
Obviamente que el gobierno argentino actual, el mismo que estaba durante el uso de “un puñado de dólares”, es decir su esposa, atribuye que no hubo ilegalidad ante un hombre que presenta sus declaraciones juradas y tiene transparencia a la hora de dar a conocer sus ganancias.
Pero hay una gran diferencia entre la legalidad y la legitimidad, mientras a la primera la justifica la ley – así sea mala, inconstitucional o impráctica – a la segunda la guía la moral, es decir que no necesariamente cumplir con la ley implica que está bien o que no sea condenable desde la moralidad.
Se sospecha y con debida razonabilidad - especialmente por las denuncias de enriquecimiento ilícito en que ha incurrido la pareja presidencial y por los dólares que como gobernador el ex presidente había sacado del país en la época del “corralito” - que Kirchner debe haber usado información de “primera mano” para saber cuando tenía que apostar al dólar.
Con ese puñado de dólares no le fue mal a los Kirchner, que según su declaración jurada, devengaron intereses por casi 650 mil dólares por sus 29 plazos fijos en la moneda estadounidense.
El caso plantea, además, otro problema ético: ¿Puede un presidente apostar en lo personal a una moneda extranjera, es decir a no confiar en la propia? Es la misma pregunta que flota en el ambiente educativo: ¿Puede un presiente desconfiar de la educación pública y mandar a sus hijos a la escuela privada?
febrero 01, 2010
Chávez y sus facturas
Hugo Chávez está cosechando lo que sembró por tantos años: discordia y odio. Todos le están pasando factura. Hasta sus propios compañeros de “batalla” le están dando la espalda y pidiendo que renuncie porque no ha cumplido con lo que prometió cuando asumió en 1999.
Los gremios de prensa, con el eufemismo sobre la catástrofe reciente de Haití, declararon al país “zona de desastre” en materia de libertad de prensa. A Chávez no le importa, él sigue acusando a todos de burgueses, pide combatir las ideas “dándole batalla” a los estudiantes universitarios a los que considera están manejados por la oposición.
Mientras tanto, toda su valiente alharaca de fin de semana contrasta con la realidad: un país con menos libertades, mayor corrupción pública y un Estado que sobrevive gracias a las exportaciones de petróleo a su aliado comercial, Estados Unidos, país al que califica hipócritamente de “imperio”, pero gracias al cual sobrevive y puede malgastar el dinero público en obras ideológicas como el Alba.
Chávez podrá seguir sobreviviendo a base de embustes, elecciones empujadas, pero es obvio que su gobierno se está degradando y ya no tiene la imagen ni los seguidores de otrora. Siembra tanto odio y rencor – y lo hace a diario - que ya no puede ni medir ni dominar los efectos.
Los gremios de prensa, con el eufemismo sobre la catástrofe reciente de Haití, declararon al país “zona de desastre” en materia de libertad de prensa. A Chávez no le importa, él sigue acusando a todos de burgueses, pide combatir las ideas “dándole batalla” a los estudiantes universitarios a los que considera están manejados por la oposición.
Mientras tanto, toda su valiente alharaca de fin de semana contrasta con la realidad: un país con menos libertades, mayor corrupción pública y un Estado que sobrevive gracias a las exportaciones de petróleo a su aliado comercial, Estados Unidos, país al que califica hipócritamente de “imperio”, pero gracias al cual sobrevive y puede malgastar el dinero público en obras ideológicas como el Alba.
Chávez podrá seguir sobreviviendo a base de embustes, elecciones empujadas, pero es obvio que su gobierno se está degradando y ya no tiene la imagen ni los seguidores de otrora. Siembra tanto odio y rencor – y lo hace a diario - que ya no puede ni medir ni dominar los efectos.
enero 31, 2010
Evo y su "revolución moral"
Ante tanta corrupción y robo al que están sometidos los gobiernos latinoamericanos en general, como lo demostraron los presidentes Daniel Ortega y Hugo Chávez al usar dineros públicos como propios, como expliqué en el post anterior, Evo Morales nos dio un buen regalo este fin de semana.
Evo convocó a sus seguidores, especialmente a aquellos que disputarán puestos de gobernadores y alcaldes en las próximas elecciones del 4 de abril en Bolivia a que deben tener en mente que al entrar a la función pública deberán estar escogiendo un puesto para empobrecerse. Su “revolución moral” pide acabar con la época de la corrupción y que cada alcalde o gobernador, cuando abandone su puesto, debe hacerlo más pobre que cuando entró.
Ojalá que la buena prédica de Morales no quede solo en intenciones ni sea ahora un artilugio propagandístico para vender a sus candidatos. A las palabras – más en la política – se las lleva el viento, por ello más que declamar sus buenas intenciones debería sancionar varias leyes en ese sentido. Por ejemplo, obligando declaraciones juradas, controles estrictos de rendición de cuentas y reglas precisas de transparencia.
Son pocos los políticos que han dejado sus puestos sin haberse aprovechado antes de los abusos de privilegio que el poder permite o tienta. En Argentina, el ex presidente Raúl Alfonsín es quizás el ejemplo más palpable de esa austeridad. Salió, vivió luego y murió el año pasado con menos de lo que tenía cuando rescató la democracia en 1983.
Evo convocó a sus seguidores, especialmente a aquellos que disputarán puestos de gobernadores y alcaldes en las próximas elecciones del 4 de abril en Bolivia a que deben tener en mente que al entrar a la función pública deberán estar escogiendo un puesto para empobrecerse. Su “revolución moral” pide acabar con la época de la corrupción y que cada alcalde o gobernador, cuando abandone su puesto, debe hacerlo más pobre que cuando entró.
Ojalá que la buena prédica de Morales no quede solo en intenciones ni sea ahora un artilugio propagandístico para vender a sus candidatos. A las palabras – más en la política – se las lleva el viento, por ello más que declamar sus buenas intenciones debería sancionar varias leyes en ese sentido. Por ejemplo, obligando declaraciones juradas, controles estrictos de rendición de cuentas y reglas precisas de transparencia.
Son pocos los políticos que han dejado sus puestos sin haberse aprovechado antes de los abusos de privilegio que el poder permite o tienta. En Argentina, el ex presidente Raúl Alfonsín es quizás el ejemplo más palpable de esa austeridad. Salió, vivió luego y murió el año pasado con menos de lo que tenía cuando rescató la democracia en 1983.
enero 30, 2010
Chávez y Ortega: los magnates de la prensa
Se confirmó la noticia que el periodista Carlos Fernando Chamorro venía denunciando desde hace un mes, y por la que abandonó su trabajo en Telenica Canal 8 de Nicaragua.
Hugo Chávez y Daniel Ortega son ahora los dueños del canal que hasta hace unas semanas era privado e independiente. Resultó que el gerente de la firma ALBA de Nicaragua S.A. (o Albanisa), Rafael Paniagua, confirmó que se utilizaron 10 millones de dineros públicos de esa sociedad para la adquisición.
Albanisa es una sociedad creada entre Ortega y Chávez dentro del programa del ALBA del chavismo venezolano.
Paniagua no sólo informó sino que en una entrevista con El Nuevo Diario de Managua. Dijo que “es cierto que compramos Canal 8 y qué tiene de extraño que aparezca ALBA-TV, y qué tendría de extraño más adelante apareciera ALBA-Ferrocarril, y luego ALBA-Líneas Aéreas; qué tendría de extraño que aparezca ALBA-Salud, yo no le vería nada de extraño”.
¿Es decir que un presidente o un funcionario pueden comprar medios con los dineros que no les pertenecen? ¿No es eso robo? La verdad que el nombre de corrupción suena a muy abstracto. Robo es la palabra más acertada.
Todos sabemos cómo está estructurada la estrategia comunicacional del ALBA. Si no crean medios propios con dineros públicos, o los cierran o los persiguen o los confiscan y expropian, simplemente los compran.
Hugo Chávez y Daniel Ortega son ahora los dueños del canal que hasta hace unas semanas era privado e independiente. Resultó que el gerente de la firma ALBA de Nicaragua S.A. (o Albanisa), Rafael Paniagua, confirmó que se utilizaron 10 millones de dineros públicos de esa sociedad para la adquisición.
Albanisa es una sociedad creada entre Ortega y Chávez dentro del programa del ALBA del chavismo venezolano.
Paniagua no sólo informó sino que en una entrevista con El Nuevo Diario de Managua. Dijo que “es cierto que compramos Canal 8 y qué tiene de extraño que aparezca ALBA-TV, y qué tendría de extraño más adelante apareciera ALBA-Ferrocarril, y luego ALBA-Líneas Aéreas; qué tendría de extraño que aparezca ALBA-Salud, yo no le vería nada de extraño”.
¿Es decir que un presidente o un funcionario pueden comprar medios con los dineros que no les pertenecen? ¿No es eso robo? La verdad que el nombre de corrupción suena a muy abstracto. Robo es la palabra más acertada.
Todos sabemos cómo está estructurada la estrategia comunicacional del ALBA. Si no crean medios propios con dineros públicos, o los cierran o los persiguen o los confiscan y expropian, simplemente los compran.
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