lunes, 1 de febrero de 2010

Chávez y sus facturas

Hugo Chávez está cosechando lo que sembró por tantos años: discordia y odio. Todos le están pasando factura. Hasta sus propios compañeros de “batalla” le están dando la espalda y pidiendo que renuncie porque no ha cumplido con lo que prometió cuando asumió en 1999.
Los gremios de prensa, con el eufemismo sobre la catástrofe reciente de Haití, declararon al país “zona de desastre” en materia de libertad de prensa. A Chávez no le importa, él sigue acusando a todos de burgueses, pide combatir las ideas “dándole batalla” a los estudiantes universitarios a los que considera están manejados por la oposición.
Mientras tanto, toda su valiente alharaca de fin de semana contrasta con la realidad: un país con menos libertades, mayor corrupción pública y un Estado que sobrevive gracias a las exportaciones de petróleo a su aliado comercial, Estados Unidos, país al que califica hipócritamente de “imperio”, pero gracias al cual sobrevive y puede malgastar el dinero público en obras ideológicas como el Alba.
Chávez podrá seguir sobreviviendo a base de embustes, elecciones empujadas, pero es obvio que su gobierno se está degradando y ya no tiene la imagen ni los seguidores de otrora. Siembra tanto odio y rencor – y lo hace a diario - que ya no puede ni medir ni dominar los efectos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es muy cierto que aquello que lo se siembra es lo que se cosecha y en eso Chávez ha sido buen agricultor pues no sólo sembró, sino que regó, fertilizó y limpió...

Sin embargo no hay más ciego que aquel que no quiere ver, y ese es el caso de Chávez.