No hay muchos triunfos deportivos argentinos por estos días, así que conviene abrazarse a este magnífico de Juan Martín del Potro en el US Open. Seguro que cuando destruyó a Federer en el quinto set del US Open con un 6-2 todos los argentinos nos hicimos las mismas preguntas: “¿mirá si le hubiéramos ganado a Brasil… y a Paraguay… y ya estuviéramos clasificados?”. O mejor: “¿y por qué no lo llevamos a la selección… con los hue… fuerza que puso, seguro que le devolvemos la divinidad al Diego”.
Pero bueno, Del Potro no se merece eso sino festejar con él, un magnífico logro que lo pone junto a Vilas y Sabatini como los únicos argentinos que han ganado el US Open, y con la posibilidad que a sus 20 años se destape como quien pudiera llegar a ser un próximo número uno. Su performance de este año hace soñar con esta posibilidad y por lo que mejoró especialmente cuando en el Sony Ericsson de Miami se veía como una potencialidad tras su derrota en la semifinal contra Murray.
Habrá que esperar ahora un año y ver si la promesa no se desinflará como ocurrió en otras épocas con grandes tenistas como Nabaldian, Coria y Gaudio, este último después de ganar el French Open en el 2004. Pero Del Potro parece tener algo más. Es altísimo, 1,98 mts., tiene fuerza y mucha más que le llegará con la edad y las pesas, y un temperamento entre tranquilo, frío y maduro para las definiciones; mucho más de lo que tenía cuando en el French Open perdió este año la semifinal contra el propio Federer y en un match que se definió en cinco sets también. Fe de venganza y competitividad son dos armas naturales en el deporte, y también parece tenerlas. Pero es muy temprano para predecirlo, en el deporte es mejor “no cantar gloria antes de victoria”.
Más allá de las predicciones y comparaciones, lo bueno es disfrutar con él, alegrarse de que se embolsó casi dos millones de dólares y saber que le lloverán las marcas para promocionar, pero más que todo que seguirá elevando el tenis en un país que siempre anhelo tener varios entre los diez mejores.
Y por último, seguir soñando con llevarlo Del Potro a la selección, o al menos que se siente en las tribunas cuando se tenga que definir – al menos el repechaje – contra Perú y Uruguay. Después de tantas derrotas consecutivas, valía la pena un triunfo para celebrar.
Quiero contarles sobre los procesos creativos de esta nueva historia sobre la verdad, la libertad y el miedo al futuro. Es mi nueva novela y espero publicarla cuando se sincronicen los planetas (las editoriales) o cuando se me acabe la paciencia y decida autopublicar -- Los contenidos de mi blog Prensa y Expresión están en el archivo. Blog por Ricardo Trotti
septiembre 14, 2009
septiembre 13, 2009
Armamentismo: ¿y la inseguridad pública?
Casi todos los países de la región se han lanzado a una carrera armamentista sin precedentes en la región, encabezada por Brasil y Venezuela con la compra de aviones franceses para el primer país y con pertrechos militares de todo tipo traídos de Rusia e Irán en el segundo caso. A estos dos se suma Chile también con la compra de armamento – fragatas y submarinos, helicópteros y aviones de combate – que puede ser utilizado para defensa y ataque desde el exterior. Los expertos ubican a Colombia y México con grandes gastos en armamento, pero para ser utilizado en las luchas internas contra la guerrilla y le narcotráfico en el primer caso y el crimen organizado en el segundo.
Según las cifras, América Latina quintuplicó el gasto militar en los últimos años, alcanzando este año unos 50.000 millones de dólares.
Sin embargo, es contradictorio que mientras los recursos se dedican para armas de defensa, muy pocos son los recursos que se dedican a la seguridad interna, la mayor preocupación que tienen las poblaciones de todos los países, según los sondeos. Contradicción que se vuelve más palpable en Venezuela y Brasil, los países que más gastaron en armamento y donde se han registrado los índices de violencia interna más elevados.
La gente común no le teme a las invasiones de otros países, eso solo está en la cabeza de mentes expansionistas como la de Hugo Chávez. Lo que la gente le teme es que pueda ser atracada en la esquina de su casa, frente a un cajero automático, que le entren en su casa o que le secuestren a un familiar.
¿No sería mejor que esos 50.000 millones de dólares fueran invertidos para la seguridad interna, y así todos ganáramos en tranquilidad?
Según las cifras, América Latina quintuplicó el gasto militar en los últimos años, alcanzando este año unos 50.000 millones de dólares.
Sin embargo, es contradictorio que mientras los recursos se dedican para armas de defensa, muy pocos son los recursos que se dedican a la seguridad interna, la mayor preocupación que tienen las poblaciones de todos los países, según los sondeos. Contradicción que se vuelve más palpable en Venezuela y Brasil, los países que más gastaron en armamento y donde se han registrado los índices de violencia interna más elevados.
La gente común no le teme a las invasiones de otros países, eso solo está en la cabeza de mentes expansionistas como la de Hugo Chávez. Lo que la gente le teme es que pueda ser atracada en la esquina de su casa, frente a un cajero automático, que le entren en su casa o que le secuestren a un familiar.
¿No sería mejor que esos 50.000 millones de dólares fueran invertidos para la seguridad interna, y así todos ganáramos en tranquilidad?
septiembre 12, 2009
Internet, leyes y libertad
Libertad, leyes e internet 12-09-09
En el momento que en Argentina, Ecuador y Venezuela se están cercenando las libertades de expresión y de prensa a través de invasivas regulaciones gubernamentales para controlar la actividad de los medios de comunicación, es importante registrar cuál es y ha sido el principio rector que permitió el descomunal avance y desarrollo del internet.
La falta de intromisión de los gobiernos, dejando al sector privado la iniciativa y plena autonomía, ha sido la bujía que potenció el crecimiento del internet desde que fue creado hace 40 años en un laboratorio de la Universidad de California en Los Ángeles. La libertad ha sido clave para la creatividad y la innovación en el ciberespacio. Y más allá de los beneficios económicos, comerciales y culturales, su último gran avance, las redes sociales, no son producto de ninguna traba o incentivo estatal, sino fruto de una revolución ciudadana espontánea que sigue elevando los estándares de la expresión y la comunicación.
Pero la libertad no puede darse por sentada. Existe un movimiento, actual y de vieja data, de muchos países, poco o nada democráticos, como Cuba, China, Libia, Rusia y Vietnam, entre otros, que consideran que la gobernabilidad privada del ciberespacio – a la que se conoce como Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números, una firma privada californiana - debe ser suplantada por una agencia multi estatal.
Preocupa, claro, que sean estos gobiernos los que exijan regular, puesto que son los que utilizan filtros para bloquear el internet, castigan con cárcel a los internautas críticos y aplican censura férrea a todo tipo de actividad periodística o expresiva que consideren “contaminante”.
Precisamente este criterio de “contenidos desestabilizadores” es el que justifican con actitudes revanchistas Hugo Chávez, Rafael Correa y Cristina de Kirchner para imponer controles legales y éticos a los periodistas y medios. Por eso no extraña el dictado de leyes mordaza como la de Responsabilidad Social en Venezuela que permitió el cierre de RCTV y decenas de radioemisoras, o las que comenzaron a debatirse esta semana en los congresos de Argentina y Ecuador desafiando naturales estándares de libertad de prensa.
Al margen de si en Argentina hay consenso para ordenar y hacer más plural y diverso el espectro radioeléctrico, molesta la actitud hostil contra los medios que motivó el proyecto presidencial de Ley de Servicios Audiovisuales. La excusa apresurada de acabar con los “monopolios”, no es más que la búsqueda por eliminar a los canales de disenso y crítica, ya que la concentración de medios no es más que el producto de la libertad y competencia que permitieron las leyes hasta ahora, y que nunca han limitado al Estado para incentivar a la sociedad a crear más y mejores medios. El nuevo proyecto, entre varios desmanes, prevé nuevas instancias de censura, al estipular revisión de licencias cada dos años y un órgano de vigilancia supra estatal, con mayores poderes para el oficialismo.
En Ecuador empezaron a circular en el Congreso proyectos para la ley de comunicación que debe aprobarse en octubre. Uno, en particular, de un partido de oposición se entromete tanto en los criterios editoriales que “obliga” a los medios a la autorregulación. Un favor muy especial para el presidente Correa, quien no deja de sermonear a los periodistas y dictar medidas administrativas para cerrar medios de comunicación y abrir los propios que, como en Venezuela, son utilizados para el servicio del gobierno y no del público.
En la misma dirección, se perfila otra iniciativa reciente de Correa para crear un órgano internacional de control periodístico a través del Unasur. Un producto importado del “mapa de guerra mediático” ordenado por Chávez a sus ministros hace dos meses, que ya ha desencadenado en proyectos de ley para castigar los “delitos mediáticos” y los derechos de reunión y protesta, lo último que queda por prohibir en Venezuela.
Estos ejemplos demuestran que la vocación de los gobiernos por ordenar la actividad periodística, suele casi siempre evolucionar hacia el vicio de cercenar el derecho a saber. Por ello, es importante la lección que ofrece el internet, que al igual que el principio de libertad de expresión, indica que la mejor regulación gubernamental, es aquella que no existe.
En el momento que en Argentina, Ecuador y Venezuela se están cercenando las libertades de expresión y de prensa a través de invasivas regulaciones gubernamentales para controlar la actividad de los medios de comunicación, es importante registrar cuál es y ha sido el principio rector que permitió el descomunal avance y desarrollo del internet.
La falta de intromisión de los gobiernos, dejando al sector privado la iniciativa y plena autonomía, ha sido la bujía que potenció el crecimiento del internet desde que fue creado hace 40 años en un laboratorio de la Universidad de California en Los Ángeles. La libertad ha sido clave para la creatividad y la innovación en el ciberespacio. Y más allá de los beneficios económicos, comerciales y culturales, su último gran avance, las redes sociales, no son producto de ninguna traba o incentivo estatal, sino fruto de una revolución ciudadana espontánea que sigue elevando los estándares de la expresión y la comunicación.
Pero la libertad no puede darse por sentada. Existe un movimiento, actual y de vieja data, de muchos países, poco o nada democráticos, como Cuba, China, Libia, Rusia y Vietnam, entre otros, que consideran que la gobernabilidad privada del ciberespacio – a la que se conoce como Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números, una firma privada californiana - debe ser suplantada por una agencia multi estatal.
Preocupa, claro, que sean estos gobiernos los que exijan regular, puesto que son los que utilizan filtros para bloquear el internet, castigan con cárcel a los internautas críticos y aplican censura férrea a todo tipo de actividad periodística o expresiva que consideren “contaminante”.
Precisamente este criterio de “contenidos desestabilizadores” es el que justifican con actitudes revanchistas Hugo Chávez, Rafael Correa y Cristina de Kirchner para imponer controles legales y éticos a los periodistas y medios. Por eso no extraña el dictado de leyes mordaza como la de Responsabilidad Social en Venezuela que permitió el cierre de RCTV y decenas de radioemisoras, o las que comenzaron a debatirse esta semana en los congresos de Argentina y Ecuador desafiando naturales estándares de libertad de prensa.
Al margen de si en Argentina hay consenso para ordenar y hacer más plural y diverso el espectro radioeléctrico, molesta la actitud hostil contra los medios que motivó el proyecto presidencial de Ley de Servicios Audiovisuales. La excusa apresurada de acabar con los “monopolios”, no es más que la búsqueda por eliminar a los canales de disenso y crítica, ya que la concentración de medios no es más que el producto de la libertad y competencia que permitieron las leyes hasta ahora, y que nunca han limitado al Estado para incentivar a la sociedad a crear más y mejores medios. El nuevo proyecto, entre varios desmanes, prevé nuevas instancias de censura, al estipular revisión de licencias cada dos años y un órgano de vigilancia supra estatal, con mayores poderes para el oficialismo.
En Ecuador empezaron a circular en el Congreso proyectos para la ley de comunicación que debe aprobarse en octubre. Uno, en particular, de un partido de oposición se entromete tanto en los criterios editoriales que “obliga” a los medios a la autorregulación. Un favor muy especial para el presidente Correa, quien no deja de sermonear a los periodistas y dictar medidas administrativas para cerrar medios de comunicación y abrir los propios que, como en Venezuela, son utilizados para el servicio del gobierno y no del público.
En la misma dirección, se perfila otra iniciativa reciente de Correa para crear un órgano internacional de control periodístico a través del Unasur. Un producto importado del “mapa de guerra mediático” ordenado por Chávez a sus ministros hace dos meses, que ya ha desencadenado en proyectos de ley para castigar los “delitos mediáticos” y los derechos de reunión y protesta, lo último que queda por prohibir en Venezuela.
Estos ejemplos demuestran que la vocación de los gobiernos por ordenar la actividad periodística, suele casi siempre evolucionar hacia el vicio de cercenar el derecho a saber. Por ello, es importante la lección que ofrece el internet, que al igual que el principio de libertad de expresión, indica que la mejor regulación gubernamental, es aquella que no existe.
septiembre 11, 2009
Libertad de prensa y democracia
Esta es la segunda parte del discurso que expresé en un panel sobre libertad de prensa y democracia que se realizó hoy en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Texas en la ciudad de Austin, después de relatar los problemas estructurales de las democracias:
Hacer periodismo en este clima no es fácil. Las consecuencias están directamente relacionadas a estos problemas estructurales y se hacen más notables cuando la prensa gana en 1) profesionalización (entiéndase, es más investigativa) en 2) independencia (entiéndase, mayor compromiso democrático) y en 3) credibilidad (entiéndase, mayor calidad).
Tener más calidad en un contexto mediocre, hace que la prensa sufra mayores consecuencias:
Entre esas consecuencias está la censura directa:
En este año han sido asesinados 15 periodistas. Siete de ellos en México, producto de represalias del narcotráfico, país donde la autocensura es el método más utilizado por periodistas y medios para defenderse, debido a la falta de reacción del Estado. En El Salvador, el caso más reciente, un periodista fue asesinado por las pandillas por denunciar en un documental sus métodos de violencia. Otros periodistas fueron asesinados Guatemala y Honduras, dos en cada país y otros en Colombia, Paraguay y Venezuela.
En los últimos 20 años fueron asesinados 358 periodistas, 11 de ellos están desaparecidos. Aquí en Estados Unidos, el caso más reciente es el de Chauncey Bailey en el 2007 en Oakland, pero el más conocido fue en 1976 el de Don Bolles del diario Arizona Republic. La prensa de los grupos migratorios sufrió más en años recientes: hay tres casos de periodistas vietnamitas asesinados en California, tres haitianos en el sur de la Florida y un hispano, Manuel de Dios Unanue, en 1992 en Nueva York.
Las agresiones y los atentados contra periodistas y medios sucedieron en todas las épocas en América Latina – hay casos de bombas que destruyeron edificios enteros de diarios por sus denuncias contra el poder político, los militares y el narcotráfico de Pablo Escobar – sin embargo ahora parece haberse agravado por un clima de confrontación y polarización generado por gobiernos populistas como los de Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales, Daniel Ortega y Cristina de Kirchner.
Estos presidentes, exitosos en controlar a los demás poderes y a la oposición, están, con todo tipo de estrategias, tratando de controlar a la prensa.
Dividen a los periodistas de los medios, calificando a unos de trabajadores explotados y a los otros de oligarcas explotadores. Esta semana un gran número de periodistas nicaragüenses se declararon “sandinistas”, para condenar a los medios que “atacan” al gobierno.
Sancionan decretos o leyes de prensa con los que buscan incidir en los contenidos. En Bolivia por decreto se obliga a los medios a dejar espacio de opinión a cada periodista. En Venezuela se obliga a los medios a tener columnistas de todas las ideologías y en Ecuador un nuevo proyecto obliga a los medios a autorregularse, pero les dice cómo deben hacerlo y en forma obligatoria. Tanto en Ecuador como en Argentina, la futura ley de radiodifusión busca evitar la concentración y los monopolios privados, pero ayuda a crear monopolios del Estado.
En todos estos países es alarmante como los gobiernos han creado cadenas de medios- cerrando y expropiando a muchos y abriendo nuevos – que no son utilizados como medios públicos, al estilo PBS o BBC, sino como órganos de propaganda manejados por el propio presidente.
La propaganda es parte esencial de estos regímenes. Chávez en 10 años ha dado más de 400 cadenas obligatorias y a cualquier hora. Correa hace lo mismo todos los sábados. La ley de Argentina también posibilita esas cadenas oficiales. Tenemos ahora un grupo que podemos llamar de “presi-riodistas”, o presidentes devenidos en periodistas.
En muchos países todavía la publicidad oficial es una forma de censurar en forma indirecta a los medios. Se le quita a los medios “opositores” y se les da a los medios “amigos”.
Criticar a un presidente o una autoridad puede ser considerada una ofensa mayor en algunos países, como el caso de Venezuela.
Ni hablar de la cantidad de delitos y excusas que se generan en Venezuela para cerrar medios, principalmente electrónicos que están directamente regulados por el estado. 200 radios están amenazadas de cierre, amenazas que ya se concretaron en varias docenas. A los que no están regulados, como los diarios, se les imponen multas y se les dificulta la compra de papel e insumos de producción.
La colegiación obligatoria de periodistas es usada en varios países todavía, como una forma gubernamental de controlar la profesión.
Por último, vale reconocer avances en algunos gobiernos, donde se ha logrado establecer leyes de acceso a la información pública.
Concluyo: Los ataques a la libertad de prensa no mermarán en América Latina, a no ser que mejore el clima institucional y la democracia. Ambas, como dije al principio, son inseparables. Pero si la democracia desmejora, veremos cómo habrá cada vez más ataques contra la prensa.
De todos modos, la prensa tiene la obligación de seguir contribuyendo, mejorando en calidad de sus investigaciones, de incentivar el debate público y de empoderar a la gente y a los gobernantes.
Hacer periodismo en este clima no es fácil. Las consecuencias están directamente relacionadas a estos problemas estructurales y se hacen más notables cuando la prensa gana en 1) profesionalización (entiéndase, es más investigativa) en 2) independencia (entiéndase, mayor compromiso democrático) y en 3) credibilidad (entiéndase, mayor calidad).
Tener más calidad en un contexto mediocre, hace que la prensa sufra mayores consecuencias:
Entre esas consecuencias está la censura directa:
En este año han sido asesinados 15 periodistas. Siete de ellos en México, producto de represalias del narcotráfico, país donde la autocensura es el método más utilizado por periodistas y medios para defenderse, debido a la falta de reacción del Estado. En El Salvador, el caso más reciente, un periodista fue asesinado por las pandillas por denunciar en un documental sus métodos de violencia. Otros periodistas fueron asesinados Guatemala y Honduras, dos en cada país y otros en Colombia, Paraguay y Venezuela.
En los últimos 20 años fueron asesinados 358 periodistas, 11 de ellos están desaparecidos. Aquí en Estados Unidos, el caso más reciente es el de Chauncey Bailey en el 2007 en Oakland, pero el más conocido fue en 1976 el de Don Bolles del diario Arizona Republic. La prensa de los grupos migratorios sufrió más en años recientes: hay tres casos de periodistas vietnamitas asesinados en California, tres haitianos en el sur de la Florida y un hispano, Manuel de Dios Unanue, en 1992 en Nueva York.
Las agresiones y los atentados contra periodistas y medios sucedieron en todas las épocas en América Latina – hay casos de bombas que destruyeron edificios enteros de diarios por sus denuncias contra el poder político, los militares y el narcotráfico de Pablo Escobar – sin embargo ahora parece haberse agravado por un clima de confrontación y polarización generado por gobiernos populistas como los de Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales, Daniel Ortega y Cristina de Kirchner.
Estos presidentes, exitosos en controlar a los demás poderes y a la oposición, están, con todo tipo de estrategias, tratando de controlar a la prensa.
Dividen a los periodistas de los medios, calificando a unos de trabajadores explotados y a los otros de oligarcas explotadores. Esta semana un gran número de periodistas nicaragüenses se declararon “sandinistas”, para condenar a los medios que “atacan” al gobierno.
Sancionan decretos o leyes de prensa con los que buscan incidir en los contenidos. En Bolivia por decreto se obliga a los medios a dejar espacio de opinión a cada periodista. En Venezuela se obliga a los medios a tener columnistas de todas las ideologías y en Ecuador un nuevo proyecto obliga a los medios a autorregularse, pero les dice cómo deben hacerlo y en forma obligatoria. Tanto en Ecuador como en Argentina, la futura ley de radiodifusión busca evitar la concentración y los monopolios privados, pero ayuda a crear monopolios del Estado.
En todos estos países es alarmante como los gobiernos han creado cadenas de medios- cerrando y expropiando a muchos y abriendo nuevos – que no son utilizados como medios públicos, al estilo PBS o BBC, sino como órganos de propaganda manejados por el propio presidente.
La propaganda es parte esencial de estos regímenes. Chávez en 10 años ha dado más de 400 cadenas obligatorias y a cualquier hora. Correa hace lo mismo todos los sábados. La ley de Argentina también posibilita esas cadenas oficiales. Tenemos ahora un grupo que podemos llamar de “presi-riodistas”, o presidentes devenidos en periodistas.
En muchos países todavía la publicidad oficial es una forma de censurar en forma indirecta a los medios. Se le quita a los medios “opositores” y se les da a los medios “amigos”.
Criticar a un presidente o una autoridad puede ser considerada una ofensa mayor en algunos países, como el caso de Venezuela.
Ni hablar de la cantidad de delitos y excusas que se generan en Venezuela para cerrar medios, principalmente electrónicos que están directamente regulados por el estado. 200 radios están amenazadas de cierre, amenazas que ya se concretaron en varias docenas. A los que no están regulados, como los diarios, se les imponen multas y se les dificulta la compra de papel e insumos de producción.
La colegiación obligatoria de periodistas es usada en varios países todavía, como una forma gubernamental de controlar la profesión.
Por último, vale reconocer avances en algunos gobiernos, donde se ha logrado establecer leyes de acceso a la información pública.
Concluyo: Los ataques a la libertad de prensa no mermarán en América Latina, a no ser que mejore el clima institucional y la democracia. Ambas, como dije al principio, son inseparables. Pero si la democracia desmejora, veremos cómo habrá cada vez más ataques contra la prensa.
De todos modos, la prensa tiene la obligación de seguir contribuyendo, mejorando en calidad de sus investigaciones, de incentivar el debate público y de empoderar a la gente y a los gobernantes.
septiembre 10, 2009
Democracia y libertad
Estos son algunos de los puntos que expresé en un panel sobre libertad de prensa y democracia que se realizó hoy en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Texas en la ciudad de Austin.
Para hablar de libertad de prensa es necesario hablar de democracia, porque ambas disciplinas están estrechamente relacionadas. La calidad de una afecta a la otra.
Esta ecuación se puede observar claramente en América Latina:
La región ganó en democracia formal en los últimos 20 años, pero las instituciones son muy débiles y en muchos casos el Estado no logra resolver las necesidades de la gente. Los gobiernos – los tres poderes y otras instituciones, como los militares – tienen los índices más bajos de credibilidad.
Podemos hablar de Estados fallidos, ya que creo que el problema de fondo es la extrema debilidad y falta de independencia de la Justicia, utilizada como instrumento político del poder. A esto se suman gobiernos con sistemas muy presidencialistas, demasiado protagonistas, con un sistema de oposición de partidos políticos demasiado débiles.
Con una prensa que se desenvuelve en un clima hostil, que en muchos casos es arrastrada al plano político – a veces por su falta de independencia y otras veces porque debe llenar el vacío de otras instituciones – en el que es violentada, calificada de “opositora” y tener intereses más allá de lo periodístico.
Esta realidad se da en un contexto con problemas sociales estructurales:
Inseguridad generalizada: En casi todos los países un 80% de la gente se siente desprotegida. Se vive en muchas ciudades en un clima permanente de incertidumbre, similar al que hubo en Estados Unidos en los primeros meses después de Setiembre 11.
El crimen organizado, las pandillas y en muchos casos los propios gobiernos, especialmente las policías, como sucede en México, son parte del problema.
Corrupción: Con excepciones como Chile y Costa Rica, América Latina sigue a la cabeza en índices de corrupción gubernamental en el mundo y con tendencia a crecer. Incide en estos índices la corrupción provocada por multinacionales, como IBM, Chevron o antes Chiquita. ¿Por qué? Simplemente porque hay clima y cultura para delinquir.
Educación: Es otro de los índices en que la región está a la zaga. Si bien hay avances en alfabetización, la educación no tiene nivel para preparar a la fuerza laboral para competir en un mundo más globalizado.
Pobreza y hambre: Grandes porcentajes de la población es pobre, existen países con graves desigualdades, como el caso de Brasil o Bolivia. La crisis aumentó la pobreza y 53 millones de latinoamericanos sufren hambre según la FAO. El desempleo es tan alarmante como la baja producción; siendo un continente cuyas exportaciones dependen de materia prima, no de productos manufacturados.
En el próximo post, pondré la segunda parte del discurso.
Para hablar de libertad de prensa es necesario hablar de democracia, porque ambas disciplinas están estrechamente relacionadas. La calidad de una afecta a la otra.
Esta ecuación se puede observar claramente en América Latina:
La región ganó en democracia formal en los últimos 20 años, pero las instituciones son muy débiles y en muchos casos el Estado no logra resolver las necesidades de la gente. Los gobiernos – los tres poderes y otras instituciones, como los militares – tienen los índices más bajos de credibilidad.
Podemos hablar de Estados fallidos, ya que creo que el problema de fondo es la extrema debilidad y falta de independencia de la Justicia, utilizada como instrumento político del poder. A esto se suman gobiernos con sistemas muy presidencialistas, demasiado protagonistas, con un sistema de oposición de partidos políticos demasiado débiles.
Con una prensa que se desenvuelve en un clima hostil, que en muchos casos es arrastrada al plano político – a veces por su falta de independencia y otras veces porque debe llenar el vacío de otras instituciones – en el que es violentada, calificada de “opositora” y tener intereses más allá de lo periodístico.
Esta realidad se da en un contexto con problemas sociales estructurales:
Inseguridad generalizada: En casi todos los países un 80% de la gente se siente desprotegida. Se vive en muchas ciudades en un clima permanente de incertidumbre, similar al que hubo en Estados Unidos en los primeros meses después de Setiembre 11.
El crimen organizado, las pandillas y en muchos casos los propios gobiernos, especialmente las policías, como sucede en México, son parte del problema.
Corrupción: Con excepciones como Chile y Costa Rica, América Latina sigue a la cabeza en índices de corrupción gubernamental en el mundo y con tendencia a crecer. Incide en estos índices la corrupción provocada por multinacionales, como IBM, Chevron o antes Chiquita. ¿Por qué? Simplemente porque hay clima y cultura para delinquir.
Educación: Es otro de los índices en que la región está a la zaga. Si bien hay avances en alfabetización, la educación no tiene nivel para preparar a la fuerza laboral para competir en un mundo más globalizado.
Pobreza y hambre: Grandes porcentajes de la población es pobre, existen países con graves desigualdades, como el caso de Brasil o Bolivia. La crisis aumentó la pobreza y 53 millones de latinoamericanos sufren hambre según la FAO. El desempleo es tan alarmante como la baja producción; siendo un continente cuyas exportaciones dependen de materia prima, no de productos manufacturados.
En el próximo post, pondré la segunda parte del discurso.
septiembre 09, 2009
Los medios y la "ética obligada"
Todas las organizaciones periodísticas argentinas se están pronunciando en contra de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que el 27 de agosto envió al Congreso la presidenta Cristina de Kirchner, especialmente pidiendo que haya un procedimiento transparente y un debate alejado de la politización.
Las críticas más frecuentes es que el gobierno está cercenando la libertad de empresa, la competencia y la pluralidad y diversidad que se dice busca la ley, generando un Estado más fuerte como presencia mayor en las licitaciones, más o menos como haciendo ver que las empresas privadas son el mal y las estatales son las que ofrecen una real democracia participativa.
De todas las críticas y propuestas que leí, hay una, la del Foro de Periodismo Argentino (FOPEA), un grupo de 270 profesionales argentinos muy respetados y de buena reputación en el periodismo nacional, que me sorprendió negativamente.
Primero vale aclarar que la mayoría de los 16 puntos que presentaron me parecieron muy válidos, excepto el referente a la ética periodística. En el punto 2 de la carta dicen lo siguiente: “Proponemos que a los licenciatarios se les exija, al presentarse a una licitación, un código de ética, lineamientos de estándares profesionales y un código de conducta empresaria. Asimismo, deben comprometerse a la financiación y organización de la capacitación permanente de sus periodistas. Todas estas pautas para garantizar la calidad periodística deben poder ser demostrables. El incumplimiento de estos compromisos debe ser considerado una falta grave. Sugerimos que la ley disponga que cada medio designe un Defensor del oyente o del televidente, de acuerdo al modelo de la Asociación Internacional de Ombudsman, considerando las categorías de medios que disponga la norma”.
Considero este punto un grave error. Primero, porque la ética periodística o la que deben albergar los medios es un ideal, es un objetivo a alcanzar o no, ya que justamente la ética, a diferencia de la ley, que es obligatoria, depende del libre albedrío de la persona o, en este caso, del medio. La ética no se puede imponer. La autorregulación de por sí misma se define, depende de la elección que la persona o le medio haga. Hay medios que prefieren guiarse por conductas que se han logrado por la práctica, en forma consuetudinaria, y otros que prefieren tener códigos de ética muy pormenorizados y otros solo declaraciones orientativas muy generales. La ley obliga, la ética se escoge.
Mucho peor aún, es obligar a los medios a que tengan ombudsman, una práctica que en muchos casos y países no ha resultado para nada exitoso.
Ambas prácticas, la de tener o no Código de ética o ombudsman deben ser cuestiones estrictamente voluntarias que no deben estar regidas por ley.
Las críticas más frecuentes es que el gobierno está cercenando la libertad de empresa, la competencia y la pluralidad y diversidad que se dice busca la ley, generando un Estado más fuerte como presencia mayor en las licitaciones, más o menos como haciendo ver que las empresas privadas son el mal y las estatales son las que ofrecen una real democracia participativa.
De todas las críticas y propuestas que leí, hay una, la del Foro de Periodismo Argentino (FOPEA), un grupo de 270 profesionales argentinos muy respetados y de buena reputación en el periodismo nacional, que me sorprendió negativamente.
Primero vale aclarar que la mayoría de los 16 puntos que presentaron me parecieron muy válidos, excepto el referente a la ética periodística. En el punto 2 de la carta dicen lo siguiente: “Proponemos que a los licenciatarios se les exija, al presentarse a una licitación, un código de ética, lineamientos de estándares profesionales y un código de conducta empresaria. Asimismo, deben comprometerse a la financiación y organización de la capacitación permanente de sus periodistas. Todas estas pautas para garantizar la calidad periodística deben poder ser demostrables. El incumplimiento de estos compromisos debe ser considerado una falta grave. Sugerimos que la ley disponga que cada medio designe un Defensor del oyente o del televidente, de acuerdo al modelo de la Asociación Internacional de Ombudsman, considerando las categorías de medios que disponga la norma”.
Considero este punto un grave error. Primero, porque la ética periodística o la que deben albergar los medios es un ideal, es un objetivo a alcanzar o no, ya que justamente la ética, a diferencia de la ley, que es obligatoria, depende del libre albedrío de la persona o, en este caso, del medio. La ética no se puede imponer. La autorregulación de por sí misma se define, depende de la elección que la persona o le medio haga. Hay medios que prefieren guiarse por conductas que se han logrado por la práctica, en forma consuetudinaria, y otros que prefieren tener códigos de ética muy pormenorizados y otros solo declaraciones orientativas muy generales. La ley obliga, la ética se escoge.
Mucho peor aún, es obligar a los medios a que tengan ombudsman, una práctica que en muchos casos y países no ha resultado para nada exitoso.
Ambas prácticas, la de tener o no Código de ética o ombudsman deben ser cuestiones estrictamente voluntarias que no deben estar regidas por ley.
septiembre 08, 2009
Obama, educación, democracia
Me pareció totalmente exagerado que los conservadores estadounidenses hayan hecho tanta alharaca por el discurso del presidente Barack Obama en la inauguración del ciclo escolar en una escuela de Arlington, Virginia.
Los conservadores, apenas se enteraron que Obama daría un discurso, pusieron el grito en el cielo sobre unas declaraciones con las que se podría ideologizar a los estudiantes con sus “ideas socialistas”, lo que terminó creando temor en muchísimos padres de familia.
También me pareció exagerado que muchos distritos escolares o sistemas educativos hayan decidido no reproducir en los televisores o permitido a los estudiantes mirar el discurso siquiera por internet por ese temor a que alguien, por más que sea el Presidente, puede politizar las aulas, temor que está fundado tal vez, por el lobby que Obama está haciendo a favor de su proyecto de reforma del sistema de salud.
Más allá de que me pareció exagerada la reacción a un discurso que finalmente terminó siendo de motivación para que los estudiantes sean responsables, estudien por el bien de ellos y de su país y no abandonen la escuela, lo que me pareció inconmensurablemente bueno es la discusión democrática que originó y la importancia que se le da en el sistema educativo, a la reacción y opinión de los padres de familia.
Apenas sucedió eso, me pregunté si ese nivel de involucramiento lo permite la nueva ley de educación que fue adoptada en Venezuela, una legislación que ideologiza y que le quita a los padres la potestad sobre sus hijos. Otra forma más de acabar con la democracia.
Los conservadores, apenas se enteraron que Obama daría un discurso, pusieron el grito en el cielo sobre unas declaraciones con las que se podría ideologizar a los estudiantes con sus “ideas socialistas”, lo que terminó creando temor en muchísimos padres de familia.
También me pareció exagerado que muchos distritos escolares o sistemas educativos hayan decidido no reproducir en los televisores o permitido a los estudiantes mirar el discurso siquiera por internet por ese temor a que alguien, por más que sea el Presidente, puede politizar las aulas, temor que está fundado tal vez, por el lobby que Obama está haciendo a favor de su proyecto de reforma del sistema de salud.
Más allá de que me pareció exagerada la reacción a un discurso que finalmente terminó siendo de motivación para que los estudiantes sean responsables, estudien por el bien de ellos y de su país y no abandonen la escuela, lo que me pareció inconmensurablemente bueno es la discusión democrática que originó y la importancia que se le da en el sistema educativo, a la reacción y opinión de los padres de familia.
Apenas sucedió eso, me pregunté si ese nivel de involucramiento lo permite la nueva ley de educación que fue adoptada en Venezuela, una legislación que ideologiza y que le quita a los padres la potestad sobre sus hijos. Otra forma más de acabar con la democracia.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
La dolorosa libertad de prensa
Hoy, Día Mundial de la Libertad de Prensa, como hace 32 años cuando publiqué "La Dolorosa Libertad de Prensa", estoy convencido ...

-
Honduras está en riesgo de seguir la misma ruta de México: SIP 6 febrero, 2012 - Publicado por La Tribuna TEGUCIGALPA.- La peligrosidad q...
-
Barack Obama inauguró en la campaña política una nueva forma de hacer política: la utilización de las nuevas tecnologías de la información p...
-
De paso por Chile, las noticias de estos días giraron alrededor de la posibilidad de una reforma constitucional que permita, entre tantas ot...