El secuestro de periodistas que trabajan para medios importantes en la Ciudad de México ha puesto en evidencia la existencia de dos clases de prensa, como ocurre en toda Latinoamérica, una del interior, en las provincias; y la otra, la de las capitales o grandes urbes. El contraste es abismal.
No se trata solo de diferencias salariales, de acceso a preparación profesional, de vulnerabilidad o exposición al peligro, sino también de niveles de solidaridad profesional y de protección y atención gubernamental.
La reacción y la presión de la prensa nacional, así como la repercusión internacional y la rapidez policial para liberar a los periodistas, dos de ellos de medios prominentes, la televisora Televisa y el periódico Milenio, contrastan con la poca atención del Gobierno y la escasa solidaridad del gremio periodístico sobre la violencia y el incremento de asesinatos (70) y desapariciones (19) de informadores que se vienen registrando con total impunidad en el último lustro en el interior del país.
México no es la excepción. En Argentina Brasil y Colombia, la prensa nacional e internacional y los gobiernos reaccionaron ante los asesinatos de periodistas de medios importantes como José Luis Cabezas en Buenos Aires o Tim Lopes en Río de Janeiro, o ante el ataque de los narcotraficantes a la sede se El Espectador en Bogotá.
La prensa nacional mexicana, ahora atacada, tendrá la solidaridad con marchas y muestras de afecto, como programas televisivos que fueron dejados en blanco y ríos de tinta en señal de protesta, e instituciones y políticos locales y foráneos que ostentan su oportuna presencia. La del interior, siempre vulnerada y hasta ahora casi ignorada, seguirá esperando la solidaridad gremial y política, que sus secuestrados aparezcan y los asesinatos sean resueltos, y que el Congreso y el Poder Ejecutivo nacionales reaccionen tras un reclamo de años por mejores leyes, más amparo y protección.
Muchos, con razón, dicen que la gravedad de los secuestros de esta vez no estaba solo dada por el plagio, sino porque el crimen organizado extorsionó a los medios para que trasmitan videos so pena de asesinar a los periodistas. Pero en el interior, Baja California, Tamaulipas, Sinaloa o Durango, la prensa desde hace años reclama estar secuestrada y sus líneas editoriales vulneradas. Ante la inacción gubernamental, directores y periodistas admiten que se ven obligados a autocensurarse como medida de protección o, lo que es peor, a dejar que los narcos dicten la pauta noticiosa, comprando silencio o titulares.
El periodismo estadounidense también es responsable indirecto de la existencia de estas dos prensas. El retiro masivo de corresponsales de suelo mexicano ha creado un vacío informativo y minimizado la presión sobre los gobiernos. Un solo párrafo de un solo día en una tapa del New York Times o el Wall Street Journal tiene mil veces mayor influencia y presión económica sobre un gobierno que el machaqueo continuo y de años que puede hacer un diario local.
Pero no es tiempo para rasgarse las vestiduras. Este caso de secuestros pudiera ser el punto de inflexión que la prensa mexicana – toda – necesitaba. El gobierno está con la guardia baja y anuente a conceder lo que se le reclama, como lo viene haciendo la SIP desde hace más de una década: federalización de crímenes contra periodistas, no prescripción de esos delitos, aumento de penas contra quienes los cometan e instituciones que velen por todo esto, con recursos y presupuesto.
Este jueves el presidente Felipe Calderón reunió a medios capitalinos. ¿El resultado?: Muy malo. Los medios tienen la culpa de la crisis violenta; hacen apología; son responsables; deben autorregularse. El gobierno salió indemne.
Pero no todo depende del gobierno, ni las marchas entre periodistas son suficientes; son las manifestaciones del pueblo a las que los políticos temen y quieren agradar.
Si la prensa mexicana quiere salir fortalecida de esta experiencia debe hacer mucha autocrítica y desbordar unidad, solidaridad e igualdad. Debe lograr que sus secuestrados y muertos, como en las experiencias foráneas de Cabezas, Lopes o El Espectador, sirvan para que la opinión pública general entienda que cuando cae un periodista o un medio es atacado, sin diferencias, así sea en una capital o en un pueblito, todos pierden.
Quiero contarles sobre los procesos creativos de esta nueva historia sobre la verdad, la libertad y el miedo al futuro. Es mi nueva novela y espero publicarla cuando se sincronicen los planetas (las editoriales) o cuando se me acabe la paciencia y decida autopublicar -- Los contenidos de mi blog Prensa y Expresión están en el archivo. Blog por Ricardo Trotti
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agosto 13, 2010
febrero 06, 2009
Entre rehenes de las FARC y periodistas
Como es costumbre en momentos que se maneja información sensible, la liberación de rehenes por parte de las guerrillas colombianas de las FARC trajo consigo una polémica (siempre rica) sobre el papel de los periodistas en épocas de conflicto y sobre la libertad de prensa.
La polémica se desató entre las acusaciones verbales del presidente Alvaro Uribe contra dos periodistas, Jorge Enrique Botero y Hollman Morris, siendo que el primero era parte de la comitiva oficial que actuaba de garante de la liberación y el segundo cubría una información y entrevistó a los secuestrados antes de que fueran liberados. La Fundación para la Libertad de Prensa de Colombia tiene en su sitio una excelente cronología de los hechos para quienes quieran mayor información: http://www.flip.org.co
Mi opinión es simple. Uribe – como siempre lo hace – estuvo mal de poco más de calificar a los periodistas de terroristas por difundir fotos e información de los hechos, consultar a un jefe guerrillero o a través de Telesur informar que había aviones colombianos sobre la zona que debía estar despejada. Sus declaraciones crean mayores riesgos en contra de los periodistas y son contrarias a la libertad de prensa que siempre dice defender.
Botero estuvo mal por haber aceptado como periodista ser parte de una comisión de este tipo. Un periodista no puede cubrir una manifestación política y al mismo tiempo ser parte de ella. No se puede ser juez o parte. A uno de los dos terminará traicionando. Un trabajo o el otro. Botero finalmente divulgó fotografías que tomó como periodista cuando su función era otra. Conflicto de intereses.
Lo de Morris tiene matices menos claros, más grises. Es natural que un periodista tiene la noción de la urgencia, la espontaneidad y de la primicia para reportar de inmediato. En situaciones como éstas, sin embargo, entrevistar a alguien después de años de prisión, casi bajo de esclavitud y torturas permanente, y hacerlo sorpresivamente (los rehenes pidieron que no se publiquen sus declaraciones porque se sintieron que las hicieron bajo presión) no parece algo muy humano de hacer. Desde el punto de vista de un periodista independiente es probable que alguien se sienta compelido a hacerlo, pero desde un punto de vista del editor, lo más probable que al periodista se le pida prudencia y que no interfiera en una situación tan delicada como ésta, donde la vida y la muerte pueden ser alcanzadas indistintamente por un pequeño detalle o traspié.
La polémica se desató entre las acusaciones verbales del presidente Alvaro Uribe contra dos periodistas, Jorge Enrique Botero y Hollman Morris, siendo que el primero era parte de la comitiva oficial que actuaba de garante de la liberación y el segundo cubría una información y entrevistó a los secuestrados antes de que fueran liberados. La Fundación para la Libertad de Prensa de Colombia tiene en su sitio una excelente cronología de los hechos para quienes quieran mayor información: http://www.flip.org.co
Mi opinión es simple. Uribe – como siempre lo hace – estuvo mal de poco más de calificar a los periodistas de terroristas por difundir fotos e información de los hechos, consultar a un jefe guerrillero o a través de Telesur informar que había aviones colombianos sobre la zona que debía estar despejada. Sus declaraciones crean mayores riesgos en contra de los periodistas y son contrarias a la libertad de prensa que siempre dice defender.
Botero estuvo mal por haber aceptado como periodista ser parte de una comisión de este tipo. Un periodista no puede cubrir una manifestación política y al mismo tiempo ser parte de ella. No se puede ser juez o parte. A uno de los dos terminará traicionando. Un trabajo o el otro. Botero finalmente divulgó fotografías que tomó como periodista cuando su función era otra. Conflicto de intereses.
Lo de Morris tiene matices menos claros, más grises. Es natural que un periodista tiene la noción de la urgencia, la espontaneidad y de la primicia para reportar de inmediato. En situaciones como éstas, sin embargo, entrevistar a alguien después de años de prisión, casi bajo de esclavitud y torturas permanente, y hacerlo sorpresivamente (los rehenes pidieron que no se publiquen sus declaraciones porque se sintieron que las hicieron bajo presión) no parece algo muy humano de hacer. Desde el punto de vista de un periodista independiente es probable que alguien se sienta compelido a hacerlo, pero desde un punto de vista del editor, lo más probable que al periodista se le pida prudencia y que no interfiera en una situación tan delicada como ésta, donde la vida y la muerte pueden ser alcanzadas indistintamente por un pequeño detalle o traspié.
diciembre 14, 2008
Secuestros oficiales
Ingrid Betancourt anunció este fin de semana la creación de una fundación para luchar por todas aquellas personas que están secuestradas “a causa de conflictos o acciones terroristas”.
Creo que es una acción muy loable y el destino ha hecho que ella se transforme en una líder de una causa tan justa. Sin embargo, creo que se queda corto. En América Latina los plagios no solo son cometidos por grupos guerrilleros como de los que ella fue rescatada el 2 de julio pasado, o grupos de narcotraficantes o de pandillas que los hacen por cuestiones extorsivas.
Hay secuestros que son cometidos también por el terrorismo de Estado. En Cuba, por ejemplo, más de 300 presos políticos están secuestrados por el gobierno y arrojados dentro de sus prisiones. Son personas que el único delito que cometieron fue disentir de las políticas violatorias de los derechos humanos en su propio país.
Se trata de secuestros oficiales, sobre lo que hay poca conciencia y sobre las que ojala Ingrid también pueda y quiera liderar.
Creo que es una acción muy loable y el destino ha hecho que ella se transforme en una líder de una causa tan justa. Sin embargo, creo que se queda corto. En América Latina los plagios no solo son cometidos por grupos guerrilleros como de los que ella fue rescatada el 2 de julio pasado, o grupos de narcotraficantes o de pandillas que los hacen por cuestiones extorsivas.
Hay secuestros que son cometidos también por el terrorismo de Estado. En Cuba, por ejemplo, más de 300 presos políticos están secuestrados por el gobierno y arrojados dentro de sus prisiones. Son personas que el único delito que cometieron fue disentir de las políticas violatorias de los derechos humanos en su propio país.
Se trata de secuestros oficiales, sobre lo que hay poca conciencia y sobre las que ojala Ingrid también pueda y quiera liderar.
diciembre 11, 2008
Premios y castigos
Dos hechos cobraron trascendencia esta semana que ponen en riesgo la salud de la democracia, trastocando el valor de la Justicia, los premios y castigos.
Por un lado, el Parlatino decidió en su reunión en Panamá pedir la reinserción de Cuba a la Organización de Estados Americanos, lo que equivale a normalizar todo tipo de relaciones con Cuba. Probablemente los legisladores están obnubilados por los grandes logros democráticos en Cuba y ni siquiera hacen mención que es el país que todavía tiene a unos 300 prisioneros políticos pudriéndose en las cárceles. Al menos hubieran podido ser más decentes y exhortar la gobierno cubano a liberar a los prisioneros y terminar con la violación a los derechos humanos. El anuncio del Parlatino fue hecho justo en el preciso momento que la policía cubana arrestaba a 30 activistas, desmantelando una manifestación pacífica que conmemoraba ayer el 60 aniversario de la declaración Universal de los derechos Humanos.
Por otro lado, la presidencia de Alvaro Uribe continúa con su tesitura de cubrir con un manto de impunidad a aquellos guerrilleros que se entregan y que traigan consigo a algún secuestrado, dejando de reconocer que el secuestro es considerado un crimen internacional y de lesa humanidad y que no puede quedar impune o el secuestrador inmune. En esta causa a la que contribuye el gobierno francés, está siendo cuestionada por organismos internacionales como Aministía Internacional. No es para menos, hace un par de días, se le dio un recibimiento apoteósico en Francia al ex guerrillero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Wilson Bueno Largo, quien en octubre pasado ayudó a la fuga del ex legislador Oscar Tulio Lizcano, que estaba secuestrado desde el año 2000.
Al ex guerrillero se lo vio contento junto a su novia, también una ex guerrillera, en una conferencia de prensa junto a Ingrid Betancourt, y hablando sobre los 400 mil dólares que el gobierno colombiano le obsequió.
Aunque Colombia necesita de toda la audacia y creatividad para liberar a los secuestrados, no parece ser que premiar a los delincuentes sea la manera de imponer un ejemplo en la sociedad.
"No puede haber amnistías o perdones prejuzgamiento para aquellos que han cometido serios abusos de derechos humanos o violado el derecho internacional humanitario", sentenció Amnistía en un comunicado.
Por un lado, el Parlatino decidió en su reunión en Panamá pedir la reinserción de Cuba a la Organización de Estados Americanos, lo que equivale a normalizar todo tipo de relaciones con Cuba. Probablemente los legisladores están obnubilados por los grandes logros democráticos en Cuba y ni siquiera hacen mención que es el país que todavía tiene a unos 300 prisioneros políticos pudriéndose en las cárceles. Al menos hubieran podido ser más decentes y exhortar la gobierno cubano a liberar a los prisioneros y terminar con la violación a los derechos humanos. El anuncio del Parlatino fue hecho justo en el preciso momento que la policía cubana arrestaba a 30 activistas, desmantelando una manifestación pacífica que conmemoraba ayer el 60 aniversario de la declaración Universal de los derechos Humanos.
Por otro lado, la presidencia de Alvaro Uribe continúa con su tesitura de cubrir con un manto de impunidad a aquellos guerrilleros que se entregan y que traigan consigo a algún secuestrado, dejando de reconocer que el secuestro es considerado un crimen internacional y de lesa humanidad y que no puede quedar impune o el secuestrador inmune. En esta causa a la que contribuye el gobierno francés, está siendo cuestionada por organismos internacionales como Aministía Internacional. No es para menos, hace un par de días, se le dio un recibimiento apoteósico en Francia al ex guerrillero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Wilson Bueno Largo, quien en octubre pasado ayudó a la fuga del ex legislador Oscar Tulio Lizcano, que estaba secuestrado desde el año 2000.
Al ex guerrillero se lo vio contento junto a su novia, también una ex guerrillera, en una conferencia de prensa junto a Ingrid Betancourt, y hablando sobre los 400 mil dólares que el gobierno colombiano le obsequió.
Aunque Colombia necesita de toda la audacia y creatividad para liberar a los secuestrados, no parece ser que premiar a los delincuentes sea la manera de imponer un ejemplo en la sociedad.
"No puede haber amnistías o perdones prejuzgamiento para aquellos que han cometido serios abusos de derechos humanos o violado el derecho internacional humanitario", sentenció Amnistía en un comunicado.
octubre 23, 2008
Un premio que vale la pena
Confieso que estoy cansado de los galardones que premian la popularidad y la superficialidad, permitiendo que actores, cantores, literatos, cineastas, líderes, políticos, empresarios y miss universos cosechen aplausos tras aplausos en galas que se crean para seguir aplaudiendo en un hedonismo sin fin. En muchos casos los premios han llegado a ser la excusa para crear mayores ratings y atraparnos con las veleidades de la superficialidad.
Por suerte cada tanto aparecen galardones que premian lo mejor del espíritu humano motivando a miles a cometer actos altruistas y desinteresados a favor de la raza humana. Es un orgullo para la profesión periodística que finalmente se haya reconocido el trabajo de Herbin Hoyos, un periodista colombiano que se dedica a llevar a través de la radio una voz de aliento a miles de secuestrados en su país.
Hoyos, habiendo sido un secuestrado por 17 días a manos de las FARC, es el responsable detrás del programa "Las voces del secuestro", que emite la cadena Caracol desde el 10 de abril de 1994 todas las madrugadas. Hoyos fue rescatado por el ejército y tan pronto regresó a su trabajo propuso el espacio radial para que los secuestrados pudieran recibir mensajes radiales de sus familiares.
Todas las mañanas, miles de secuestrados en la selva, hacen malabares para prender la radio y escuchan a Hoyos repetir su muletilla matutina, como lo hizo Ingrid Betancourt durante sus seis años de cautiverio: "Les pido respetuosamente a los señores secuestradores que les dejen prender los radios a los secuestrados. Aquí empiezan 'Las voces del secuestro”.
Hoyos ganó notoriedad internacional cuando el 2 de julio Ingrid Betancourt tras su liberación pidió saludar al periodista al que sólo le conocía su voz. Gracias a esa certeza, ratificando que ya había abrazado a más de 11 mil otros secuestrados que le agradecieron “estar siempre ahí”, Hoyos recibió el Premio Nacional por la Paz, entre tantos otros que le otorgaron este año.
Este es un premio que vale la pena. Celebra el servicio periodístico. Celebra la vida.
Por suerte cada tanto aparecen galardones que premian lo mejor del espíritu humano motivando a miles a cometer actos altruistas y desinteresados a favor de la raza humana. Es un orgullo para la profesión periodística que finalmente se haya reconocido el trabajo de Herbin Hoyos, un periodista colombiano que se dedica a llevar a través de la radio una voz de aliento a miles de secuestrados en su país.
Hoyos, habiendo sido un secuestrado por 17 días a manos de las FARC, es el responsable detrás del programa "Las voces del secuestro", que emite la cadena Caracol desde el 10 de abril de 1994 todas las madrugadas. Hoyos fue rescatado por el ejército y tan pronto regresó a su trabajo propuso el espacio radial para que los secuestrados pudieran recibir mensajes radiales de sus familiares.
Todas las mañanas, miles de secuestrados en la selva, hacen malabares para prender la radio y escuchan a Hoyos repetir su muletilla matutina, como lo hizo Ingrid Betancourt durante sus seis años de cautiverio: "Les pido respetuosamente a los señores secuestradores que les dejen prender los radios a los secuestrados. Aquí empiezan 'Las voces del secuestro”.
Hoyos ganó notoriedad internacional cuando el 2 de julio Ingrid Betancourt tras su liberación pidió saludar al periodista al que sólo le conocía su voz. Gracias a esa certeza, ratificando que ya había abrazado a más de 11 mil otros secuestrados que le agradecieron “estar siempre ahí”, Hoyos recibió el Premio Nacional por la Paz, entre tantos otros que le otorgaron este año.
Este es un premio que vale la pena. Celebra el servicio periodístico. Celebra la vida.
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