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septiembre 18, 2012

Falta transparencia en Derechos Humanos


El Sistema Interamericano de Derechos Humanos (SIDH) está en peligro de ser debilitado a través de recomendaciones que buscan reformarlo, hechas principalmente por los presidentes Rafael Correa y Hugo Chávez, en represalia por las decisiones de la Comisión y de la Corte interamericanas en contra de los Estados de Ecuador y Venezuela y a favor de los ciudadanos de ambos países.

La idea de Correa y Chávez es neutralizar al SIDH para que pierda autonomía e independencia a favor de los gobiernos, lo que en definitiva sería una forma de neutralizarlo. Debido a ello, y bajo responsabilidad ciudadana de defender y promover los derechos humanos, un grupo de intelectuales y personalidades desatacadas, reunidas en Bogotá la semana pasada, adoptaron la iniciativa redactar la Declaración de Bogotá.

Los ex presidentes colombianos, César Gaviria y Andrés Pastrana; y los ex mandatarios de Ecuador y Perú, respectivamente, Rodrigo Borja y Alejandro Toledo, firmaron la Declaración; que también lleva la rúbrica de unas 86 personalidades, entre ellas el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, y el Premio Nobel de la Paz 1980, el argentino Adolfo Pérez Esquivel.

La máxima expresión de la Declaración es su pedido de transparencia, quizás en respuesta a un proceso de reforma que por el momento es mantenido dentro del ejido de los gobiernos integrantes de la OEA sin participación de ongs ni de la sociedad civil. Los firmantes demandan que “el debate esté dirigido a que el SIDH sea un mecanismo fuerte y eficaz de promoción y protección de derechos fundamentales, que contribuya a la protección y dignidad de quienes habitan este continente”. También solicitan que “se consideren especialmente las voces y experiencias de las víctimas a quienes el sistema está obligado a proteger y quienes deben beneficiarse de su fortalecimiento”.

En todo este proceso se puede entender que tanto Correa como Chávez busquen quitarle transparencia a este debate para poder acomodar mejor sus estrategias; pero lo que no se comprende es cómo países cuyos presidentes siempre se han manifestado en apoyo a los derechos humanos o han tomado acciones recientes a favor de éstos, permanezcan callados y permitiendo que el proceso de reforma continúe oscuro. Entre ellos, los casos más notables son los de Cristina de Kirchner, Juan Manuel Santos, Ollanta Humala y Dilma Rousseff, presidenta esta última que propuso la reforma en represalia por las medidas cautelares que el año pasado determinó la Comisión (CIDH) en contra de la construcción de una represa en el Amazonas por no haberse escuchado la voz de los aborígenes. 

marzo 15, 2009

Descriminalización de la marihuana

Tuvimos ayer un invitado de lujo en la SIP aquí en Asunción, el ex presidente colombiano César Gaviria, quien dirige la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia, junto a los ex presidentes del Brasil, Fernando Henrique Cardoso, y de México, Ernesto Zedillo. Su objetivo en la conferencia fue crear conciencia sobre la necesidad de la descriminalización del uso, consumo y tenencia de la marihuana, como una forma efectiva de combatir al narcotráfico y su consumo, aunque se trataría solo de esa droga y no de otras fuertes como la cocaína, la heroína y otros estupefacientes sintéticos.
La encuesta que ustedes ven aquí a la derecha, refleja no solo el pensamiento de ustedes, quienes entran a este blog, que es negativa en mayoría en contra de la descriminalización, sino que refleja además el porcentaje promedio que han demostrado otros sondeos en periódicos y otros medios importantes.
Su charla se basó en fundamentar la descriminalización de la marihuana, una forma de combatir la ineficacia de los Estados hasta ahora en su lucha contra el narcotráfico. Enfatizó la diferencia entre descriminalización con la despenalización, ya que según él, no se trata de no aplicar penas, sino de sacar definitivamente al consumidor del ámbito criminal y transformar a los compradores del mercado ilegal en pacientes de los sistemas de salud, más al estilo del modelo europeo que al estadounidense.
Se estima que en el mundo, de los 200 millones de consumidores habituales de drogas ilícitas, el 80%, unos 160 millones consume marihuana.
Criticó a la Comisión de Drogas Narcóticas de la ONU que sesionó recientemente en Viena, Austria, que sostuvo que el consumo se ha estabilizado y por haber revalidado la política prohibicionista y se fijó como objetivo la eliminación de la disponibilidad de drogas ilícitas para 2019, exactamente de la misma forma como hace diez años se prometió “un mundo sin drogas para 2008”; “lo que finalmente no sucedió”.
Gaviria, al contrario de lo que sostiene la ONU, dijo que la producción ha crecido y que se sofisticaron los sistemas de distribución, lo que está demostrado por el menor valor que las drogas tienen en el mercado, así como la popularidad de las drogas sintéticas, además de la violencia que está creciendo en muchos países latinoamericanos, como es el caso de México.
Aclaró que el Plan Colombia, la estrategia colombiana con el apoyo de Estados Unidos, fortaleciendo los sistemas de seguridad e inteligencia, ha dado buenos resultados en la reducción de la criminalidad, caída del número de secuestros, de 3.500 a 500 por año; aunque adelantó que aparentemente en su país se produce ahora más cocaína que antes, y que Colombia exportó los carteles de la drogas hacia México.
Cuestionado sobre si utilizara a los militares en la guerra contra los narcotraficantes, Gaviria defendió esa tendencia, como la está usando México. Pero dijo que la mejor estrategia para combatir la drogadicción es en reducir el mercado consumidor, lo que puede lograrse con campañas de concientización, como la que se ha hecho con el cigarrillo en todo el mundo.
Por último, criticó la política de Estados Unidos, país que dijo gasta 450 mil dólares por cada preso por caso de drogas y que ha hecho un mal trabajo en concientizar a sus ciudadanos sobre el problema del consumo. Dijo que Estados Unidos es el principal escollo para la descriminalización ya que no admite la apertura de un debate interno y bloquea cualquier intento de buscar métodos alternativos en el contexto internacional, lo que entiende ya que hay posiciones muy diferentes sobre las drogas en países con posiciones tan disímiles como Cuba, Irán, Rusia, Colombia y el Vaticano.

¿Qué propone la Comisión de Gaviria, Cardoso y Zedillo?

En su reunión del 11 de febrero pasado en Río de Janeiro, la Comisión estableció la siguiente propuesta, cuyo texto completo puede verse en http://drogasydemocracia.org/blog/archives/category/destaque

Tres grandes directrices:

- Tratar el consumo de drogas como una cuestión de salud pública.
- Reducir el consumo mediante acciones de información y prevención.
- Focalizar la represión sobre el crimen organizado.

Nuestro enfoque no es de tolerancia con las drogas. Reconocemos que estas provocan daños a las personas y a la sociedad. Tratar el consumo de droga como un tema de salud pública y promover la reducción de su uso son precondiciones para focalizar la acción represiva en sus puntos críticos: la disminución de la producción y el desmantelamiento de las redes de traficantes.

Para concretar este cambio de paradigma, proponemos que América Latina tome las siguientes iniciativas en el marco de un proceso global de transformación:

1. Transformar los adictos de compradores de drogas en el mercado ilegal en pacientes del sistema de salud.

La enorme capacidad de violencia y corrupción del narcotráfico solo podrá ser combatida efectivamente si se debilitan sustancialmente sus fuentes de ingresos.

2. Evaluar con un enfoque de salud pública y haciendo uso de la más avanzada ciencia médica la conveniencia de descriminalizar la tenencia de marihuana para consumo personal.

La marihuana es, por lejos, la droga más difundida en América Latina. Su consumo tiene un impacto negativo sobre la salud, inclusive la salud mental. Sin embargo, la evidencia empírica disponible indica que los daños causados por esta droga son similares a los causados por el alcohol y el tabaco. Más importante aún, gran parte de los daños asociados a la marihuana -de la prisión y encarcelamiento indiferenciado de consumidores a la violencia y la corrupción que afectan toda la sociedad- son el resultado de las políticas prohibicionistas vigentes.

3. Reducir el consumo a través de campañas innovadoras de información y prevención que puedan ser comprendidas y aceptadas, en particular por la juventud, que es el mayor contingente de usuarios.

La mayor parte de las campañas de prevención que hoy se desarrollan en el mundo son bastante ineficaces.

4. Focalizar las estrategias represivas hacia la lucha implacable contra el crimen organizado.

Las políticas públicas deberán priorizar la lucha contra los efectos más nocivos para la sociedad del crimen organizado, como la violencia, la corrupción de las instituciones, el lavado de dinero, el tráfico de armas, el control de territorios y poblaciones

5. Reorientar las estrategias de represión al cultivo de drogas ilícitas.

Los esfuerzos de erradicación deben ser combinados con la adopción de programas de desarrollo alternativo.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...