septiembre 23, 2017

Irma y el liderazgo oportuno: previsión y prevención

Post de mi columna publicada el 15 de setiembre de 2017

Por Ricardo Trotti
La recuperación tras el paso de Irma es lenta, pero con una sensación de alivio porque la catástrofe se predecía mayor. No porque la intensidad de los vientos fue menor a la esperada y la trayectoria del ojo del huracán se desvió al oeste, sino porque las autoridades asumieron un liderazgo oportuno, firme y eficaz.
El gobernador de la Florida, Rick Scott, y con efecto dominó los demás líderes políticos y policiales de condados y municipios, previó el desastre y preparó a la población con cinco días de anticipación. Se basó en evidencias de científicos del Centro Nacional de Huracanes, meteorólogos probados en batallas similares y en que los medios crearan conciencia sobre los graves efectos de una catástrofe.
La previsión y prevención fueron la mejor lección que dejó Irma, aunque no siempre se podrán evitar la negligencia circunstancial, accidentes e inseguridad. Ocho viejitos murieron en un tórrido hogar de ancianos por falta de aire acondicionado, otros por dióxido de carbono producido por generadores eléctricos, mientras que muchos inadaptados aprovecharon para robar en comercios y casas evacuadas.
Irma no fue tan poderosa como se predijo, no obstante produjo grandes estragos. Si bien los daños no están cuantificados, sobrepasará con creces los causados por Andrew en 1992. Aquel huracán arrasó con precisión quirúrgica el sur de la Florida reduciendo a escombros 25 mil viviendas y afectando a más de cien mil. Se estimaron 27 billones de dólares en pérdidas.
Irma tuvo menos poder destructivo, excepto en los Cayos donde tocó tierra con vientos de 150 millas por hora y donde solo quedaron en pie casas fabricadas con los nuevos códigos de construcción, legado de Andrew. A diferencia, Irma afectó a todo el estado y a los de más al norte. Produjo marejadas, inundaciones, derribó y peló árboles dejando impensados paisajes otoñales en zonas tropicales, destruyó tendidos eléctricos perjudicando a 15 millones de usuarios, paralizó las comunicaciones y generó una evacuación histórica de 6.5 millones de personas.  Muchos todavía no han podido regresar a sus casas.
Que los evacuados no puedan regresar hasta que sus áreas sean transitables o que las escuelas permanezcan cerradas por limpieza y desinfección desde que fueron usadas como albergues, demuestra que la prevención siempre fue la norma para proteger a la población.
La experiencia en el Caribe, en especial en territorios de Inglaterra, Francia y Holanda, desnuda lo que sucede cuando no hay previsión. El presidente francés Emanuel Macron, el rey holandés Guillermo Alejandro y el canciller británico Boris Johnson, recorrieron la zona para cuantificar daños, pero debieron asumir la vergüenza y la crítica generalizada por haber abandonado al azar a su gente pese a las advertencias.
Nadie puede ser culpado de las tragedias naturales que existen desde la historia del universo. Sin embargo, las políticas de previsión y prevención de daños pueden morigerar su impacto. Irma y Harvey, aunque devastadoras, hubieran podido ser más letales sin las precauciones debidas.
La previsión y prevención no debiera solo aplicarse a las consecuencias, sino también a las causas. Las evidencias científicas están demostrando que el calentamiento global aumenta la asiduidad e intensidad de las mega tormentas. La contaminación produce temperaturas récord y las aguas más cálidas de los océanos alimentan las tempestades.
En ese sentido, Irma, Harvey, José y Katia que dominaron en estas semanas el Atlántico y el Golfo de México, sirven como botón de alarma. El presidente Donald Trump asumió las tragedias y despachó ayuda federal con antelación evitando el efecto Katrina de 2005 sobre George W. Bush, reprochado por dejar a Nueva Orleans en manos de Dios.
Trump descree del cambio climático bajo la preferencia de que la explotación de carbón mineral generará más empleos. Tiene todo el derecho a opinar así, pero es una opinión personal. Como política, por respeto a las víctimas de Irma y Harvey, tendría que plantearse dudas razonables sobre el calentamiento global y entender que sus causas pueden morigerarse con previsión.
Eso empujaría a que EE.UU. regrese al Acuerdo de París, donde antes ejercía de líder y ahora es solo un paria en la discusión para salvar al Planeta.  trottiart@gmail.com


Irma monstruosa: estrés, ansiedad y el espíritu humano

Post de mi columna publicada el 9 de setiembre, 2017
Por Ricardo Trotti
Adelanté el viaje de regreso a Miami para estar con la familia y prepararnos para el caos que traerá Irma. Es una tormenta monstruosa, asesina, la más grande de la historia. Su potencia opacará los destrozos de Andrew, aquel huracán de 1992 que dejó partes del sur de Florida como la dantesca Hiroshima.
Por suerte los huracanes avisan con tiempo. Permiten prevenir daños, no como el terremoto que experimentó Chiapas. Pero por más que avisen, uno nunca está preparado para tormentas así. No me refiero a las consecuencias como las que dejó el huracán Harvey en Houston, sino a que es difícil lidiar con la mente y el contexto; con la ansiedad generalizada y el estrés.
Buscar o encontrar víveres, cargar gasolina, armarse de baterías, velas, radio a transistores, linternas y agua, mucha agua, no es fácil. Hay que hacerlo con paciencia y delicadeza, porque los ánimos están crispados. Cualquier chispa enciende peleas.
¿Solidaridad? Poca. La solidaridad se da tras las consecuencias, los destrozos y las necesidades de los que quedaron más vulnerables; ahí es cuando el espíritu humano sale a relucir. Antes, en la preparación, la situación es caótica, frenética; es la hora de la supervivencia. La gente se pelea por una botella de agua o una lata de garbanzo. 
La mente es lo más difícil de contener en el escenario de un huracán. Ansiedad generalizada, estrés e incertidumbre. Los científicos han logrado detectar el patrón de conducta de un huracán con muchos días de anticipación, pero no como lidiar con la situación. La previsión y prevención son buenas pero se transforman en pánico ante la amenaza. El miedo produce desconcentración. Uno hace de todo, pero sin enfoque. Guarda, arma, desarma o gasta una mañana en un almacén para conseguir un foco.
Uno se descomprime con la esperanza de que Irma se desvíe y debilite en el Atlántico como otros en años anteriores. Pero Irma parece tozuda. Desde sus orígenes siempre enfiló hacia la Florida. Entrará por el sur, desde los Cayos hacia Miami y de aquí irá por la columna vertebral de Florida a insertarse en Georgia y más arriba.
Esperanza siempre hay que algún frente la frene o la empuje de su trayectoria. Pero las predicciones hasta ahora fueron precisas. Arrasó y dejó una estela de muertes por cuanta isla del Caribe tocó. Ante lo inevitable, la mente se retrae, imagina las consecuencias y se prepara. Guarda cualquier cosa que en el patio pueda ser un proyectil, amontona todos los trastes del garaje para dejar espacio para los autos, protege ventana y por último desea buenos augurios a los amigos, colegas y familiares.
Y uno espera agazapado, temeroso. Es que a diferencia de Harvey, Irma, de categoría 5, la máxima, no traerá mucha lluvia sino vientos record que en algunos casos treparán hasta 180 millas o 300 kilómetros por hora. En muchas zonas de Miami los nuevos códigos de construcción para techos reforzados y ventanas con vidrios de alto impacto, permiten capear los temporales con mayor éxito. Sin embargo, Irma pondrá todo a prueba, no solo por su poder sino por su consistencia, con vientos sostenidos por más de 18 horas. Los vidrios blindados pueden contra ráfagas de 125 millas, pero más allá de eso no hay garantías.
En Miami Lakes, al oeste de la ciudad, alejados de las playas el temor es el impacto, pero el problema mayor son las marejadas que deberán sortear en la costa. 650 mil personas ya evacuaron los Cayos, Miami Beach, Key Biscayne, Brickell y otros barrios donde se esperan marejadas que sobrepasen los dos metros.
¿Cuánto aguantarán nuestras casas? ¿y el área? ¡Quién sabe! Uno es consciente y se protege, pero la incertidumbre tortura. Quienes sufrieron a Andrew, Vilma, Charley o Frances los consume la idea de más pérdidas y hasta de refugiarse por semanas. Los servicios de electricidad, agua y comunicación se reestablecerán a cuentagotas. Las aseguradoras intentarán pagar lo menos posible y subir las primas para los próximos huracanes. Las ciudades atrofiadas competirán por la ayuda federal. La zona tardará años para reponer lo que en horas se romperá.
Para matar la ansiedad no hay más remedio que asumir el desafío. Irma llegará este sábado. El día después puede ser tétrico. Pero siempre se asumirá con altura y solidaridad. Es el espíritu humano. trottiart@gmail.com

septiembre 03, 2017

Desarraigar la corrupción


La lucha contra la corrupción genera resistencia. Actualmente la más férrea es la del presidente guatemalteco, Jimmy Morales, que quiere expulsar de su país a la Comisión Internacional contra la Impunidad (CICIG), cuya eficiencia despierta envidias en todo el mundo, en especial en aquellos países donde los sistemas anticorrupción fracasan.

La actitud de Morales desnuda un gran conflicto de interés. En su campaña, bajo el lema “ni corrupto, ni ladrón”, había garantizado que la CICIG operaría en el país hasta finales de 2019. Sin embargo, ahora declaró persona non grata al titular de la entidad, Iván Velázquez, y amenazó con expulsarlo. Su venganza es porque el Comisionado pidió levantar su inmunidad presidencial por haber recibido dineros sucios para su campaña y porque procesó a uno de sus hermanos y a su hijo por otros delitos contra el Estado.

Por suerte en América Latina, la región en donde la corrupción es histórica, estructural y cultural, se observan buenos avances en su contra, como lo admite el presidente de Transparencia Internacional, José Ugaz. Uno de los casos más sonados lo lideró en su país natal contra la dupla Fujimori-Montesinos y ahora es en Brasil, donde el caso Lava Jato desató la caída de poderosos en toda la región, como la del ex presidente peruano Ollanta Humala y su esposa.

La importancia del caso brasileño de Marcelo Odebrecht es que ha desnudado el concepto de cartelización de la corrupción, lo que Velázquez está tratando de extirpar de Guatemala. No solo es gente y funcionarios que quieren beneficiarse del Estado, sino grupos poderosos, públicos y privados, que actúan en complicidad orquestando carteles públicos con rasgos de crimen organizado. Desde el poder, su máximo objetivo es crear mantos estructurados de impunidad difíciles de penetrar.

Por ello los guatemaltecos comunes no quieren que desaparezca la CICIG, nacida en 2006 tras un acuerdo entre el gobierno y las Naciones Unidas, que en pocos años logró lo que el sistema judicial guatemalteco no pudo en décadas. Velázquez consiguió procesar y encarcelar a más de 300 poderosos miembros de círculos políticos económicos cartelizados, entre ellos a cinco ex ministros, tres ex presidentes del Congreso, magistrados de la Corte Suprema, funcionarios aduaneros y penitenciarios, banqueros y a la ex cúpula presidencial compuesta por Otto Pérez Molina y Rosana Baldetti.

Ugaz de Transparencia da otra dimensión a esta cartelización. Ya no habla de corrupción sino de la “gran corrupción”. Considera que la corrupción dejó de ser un problema moral como se la percibía hasta hace tiempo. Ahora dice que tiene una fuerte implicancia económica, ya que los dineros que algunos pocos roban para su cartel, impactan negativamente en la sanidad, la educación, la pobreza, el desarrollo y la gobernabilidad.

Por ello Ugaz plantea que hay que atacar en forma integral a la corrupción, no sólo aumentando los castigos o declarando imprescriptibles esos crímenes. Precisa que además de reformas de políticas públicas, se necesita educar contra la cultura de la corrupción. Le alarma que el 78 por ciento de la población considere que la corrupción “es el pago de una contraprestación recibida, casi una transacción normal común y corriente cuando en realidad es un hecho delictivo”.

Tanto Ugaz como Velázquez consideran que la corrupción no es un problema genético y que se necesita voluntad política y liderazgo en su lucha. Así como Velásquez contó con apoyo político hasta antes del arranque de ira de Morales, Ugaz lo tuvo en Perú como fiscal anticorrupción, permitiéndole procesar a 1.500 personas, entre ellos 130 funcionarios de altísimo nivel, incluyendo al ex presidente Alberto Fujimori condenado a 25 años de prisión.

Ambos observan que además de los contrapesos institucionales, se necesitan otros dos elementos para desarraigar la corrupción, tal como sucedió en Perú, Guatemala y Brasil.

Primero, el empoderamiento de los ciudadanos que salen a la calle para presionar cambios y exigir justicia contra los corruptos. Segundo, la existencia de una prensa independiente e investigativa que ponga al descubierto los temas que la Justicia tiene bajo reserva, ayudando a crear presión, conversación pública y conciencia sobre cómo la corrupción roba la vida cotidiana de cada ciudadano. trottiart@gmail.com

agosto 26, 2017

Carvajal reivindicado y reclama justicia

A 19 años del asesinato del periodista colombiano Nelson Carvajal nada ha cambiado. Colombia sigue siendo un país peligroso para los reporteros, aunque la violencia haya disminuido debido al proceso de paz. 

Igualmente se mantiene un alto índice de impunidad como producto de una sociedad que ha vivido inmersa en un conflicto armado fratricida, potenciado por la peligrosa connivencia entre la guerrilla, el narcotráfico, otras variantes de crimen organizado y parte de una administración pública corrupta.

Nelson Carvajal, a sus 37 años, fue víctima de esa combinación delincuencial. Era un periodista de denuncia y en un territorio de pocas pulgas como Pitalito, en el interior colombiano, su valentía por revelar en la radio los estragos de la corrupción le cosechó muchos enemigos. 

El 16 de abril de 1998 le descerrajaron siete tiros cuando se estaba subiendo a su moto para ir a la radio a denunciar lo que había anunciado. Daría la primicia sobre la matufia entre un funcionario municipal y un poderoso empresario, ambos de Pitalito, por la construcción de viviendas de mala calidad a precios de primera en un predio que el municipio cedió en ganga. 

A la pesadilla por el asesinato de Carvajal, le siguió un largo calvario que debió sufrir su familia hasta hoy, 19 años después, cuando al caso le faltan ocho meses para prescribir. Diez de sus familiares, hijas, hermanas, hermanos y sobrinos, tuvieron que salir del país porque cada vez que aportaban datos a la investigación eran amenazados de muerte y perseguidos. 

Las primeras investigaciones oficiales lograron que el funcionario y el empresario terminaron en la cárcel como autores intelectuales junto a un par de maleantes que apretaron el gatillo. Sin embargo, tres años después todos fueron declarados inocentes. La fiscalía siguió la investigación y atribuyó el crimen a la guerrilla, un recurso abstracto para cerrar un caso que se utilizaba en Colombia cada vez que el crimen no se podía atribuir a persona concreta.  

Ante tanta desidia, investigamos el caso en la Sociedad Interamericana de Prensa a partir de 2001 y tras encontrar anomalías en el proceso presentamos el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Años después la Comisión nos dio la razón y nos motivó a negociar con el Estado. Luego de ocho reuniones entre 2005 y 2009 abandonamos el diálogo, el Estado no admitió su responsabilidad y el caso terminó en la Corte Interamericana. 

Esta semana tuvimos la audiencia en la Corte en su sede de San José. El Estado presentó como testigo a una de las tantas fiscales del caso y nosotros, junto al Robert Kennedy Human Rights, que nos acompañó en este litigio, presentamos a Judith Carvajal, una de las hermanas de Nelson. 

El Estado indicó que tras la confesión de un par de guerrilleros, ahora desmovilizados, volvió a la hipótesis original del funcionario y el empresario como autores intelectuales. Los jueces se mostraron sorprendidos teniendo en cuenta el principio universal de que nadie puede ser juzgado dos veces por el mismo delito y de saber que un testigo clave fue asesinado.

En los alegatos finales, pese a la reticencia de los representantes del Estado, pedimos a la Corte que declare al Estado de Colombia responsable por la violación de sus obligaciones bajo la Convención Americana de Derechos Humanos y que ante la inminencia de la prescripción penal por el homicidio – abril de 2018 - ordene al Estado tomar las medidas necesarias para que el término de prescripción no sea un obstáculo para que la investigación penal conduzca a la individualización, juzgamiento y sanción de los autores materiales e intelectuales del asesinato.

La Corte dará su veredicto final dentro de los próximos seis meses. El Estado indicó que existen posibilidades de revisar el caso. Más allá del resultado, lo importante es que Nelson Carvajal ha cobrado nueva vida, reivindicado por una justicia internacional que en su país le fue esquiva por dos décadas.

Sin dudas que Pitalito era una mejor comunidad con Carvajal y Colombia sería mucho mejor con más de una centena de periodistas a los que asesinaron en los últimos 30 años. Por ello es importante persistir en la reivindicación de sus vidas en seguir reclamando hasta que se haga justicia. trottiart@gmail.com

agosto 19, 2017

Trump y la exacerbación del odio

Fiel a sus impulsos emocionales y posiciones cambiantes, en menos de 48 horas el presidente Donald Trump pasó de condenar a disimular el racismo, y de acusar a excusar a los supremacistas blancos por la protesta en Charlottesville que desembocó en la muerte de una mujer y en una fuerte efervescencia racial.

Tal la figura presidencial lo demanda, Trump hubiese tenido que ser observador y árbitro cuando de disputas sociales se trata. En vez, prefirió exacerbar los ánimos entre aquellos que defienden la retirada de monumentos de próceres que defendieron la esclavitud durante la Guerra de Secesión y los que creen, incluso desde posiciones racistas con símbolos nazis o del Ku Klux Klan, que la historia no se puede modificar.

Hubiera podido condenar la violencia de los fanáticos racistas de cualquier bando y calificar de estupidez, como lo hizo, el retiro de la estatua del general Robert Lee, porque podría contagiar a individuos que quisieran bajar de los pedestales a Thomas Jefferson y George Washington por haber pertenecido también a familias esclavistas.

Mejor le hubiera ido si aprovechaba a educar sobre la Primera Enmienda que defiende el derecho de expresión y de protesta, incluidos los símbolos fascistas que en otros países han sido prohibidos por ley. Así, no habría generado las críticas que le llovieron desde todos los rincones del mundo.

En cambio, no pudo con su genio de ser protagonista y centro de cualquier polémica. No entiende que un Presidente árbitro, observador, analítico y mesurado es necesario para desanimar a aquellos fanáticos que se valen de los extremos para justificar sus excesos.

El ex presidente Obama encarna esa visión. Con un tuit y una frase de Nelson Mandela – “nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, o su origen o su religión” - marcó la diferencia entre un líder agitador y el pacificador. Su tuit alcanzó un récord histórico de likes en pocos días. Mientras tanto, el discurso incendiario de Trump, generó récord de visitas al sitio Stormfront.org, dirigido por un miembro del KKK en el sur de la Florida, donde se comparten alabanzas a Trump, entremezcladas con eslóganes racistas y en apoyo al lema “Unir la derecha” de las protestas.

El riesgo que plantea Trump es que su agitación discursiva vaya más allá de Charlottesville, pudiendo exasperar los ánimos y generar más violencia en las marchas y contramarchas que se realizarán en varias ciudades en los próximos días, a favor y en contra de retirar monumentos confederados.

Trump deberá entender que su incontinencia verbal trastorna, crea caos y que un Presidente, por el significado que cobran las palabras, no tiene el mismo derecho a la libertad de expresión que el resto de los mortales. No puede en 140 caracteres establecer la estrategia geopolítica del país como la amenaza de “fuego y furia” que le hizo a Corea del Norte o de tildar a mexicanos de asesinos y violadores para justificar la construcción del muro fronterizo.

Puede ser que Trump muchas veces tenga la intención de acomodar las palabras para alcanzar objetivos, pero en ese afán no suele medir las consecuencias como ocurrió con Venezuela. Después de justificar sanciones económicas contra Nicolás Maduro para presionar por la restauración democrática, cambió sorpresivamente de discurso argumentando que no descartaba la intervención militar.

Tras ello se debió soportar una andanada antiimperialista de Maduro, incluidos ejercicios militares para “defender la patria” y un llamado a elecciones regionales para diciembre que desorientaron a la oposición, reduciéndole su capacidad de convocatoria y presencia en las calles. El desconcierto internacional fue de tal magnitud que el vicepresidente Mike Pence, de gira en Latinoamérica para promover resortes a favor de la democracia en Venezuela, se vio obligado a ponerse a la defensiva para sosegar los ánimos caldeados por Trump.
Que Trump genere conversación y debate no es malo, sirve a la democracia participativa. El problema es que lo hace siempre desde una posición determinada y extremista que divide y polariza. Y en temas sensibles como el que desnudó Charlottesville, un Presidente está llamado a minimizar el impacto del discurso de odio, no a exacerbarlo. trottiart@gmail.com

agosto 12, 2017

Desvaríos democráticos y pirotecnia nuclear

Nicolás Maduro y Kim Jong-un comparten la actitud desafiante. No se achican ante las advertencias y sanciones económicas financieras que les aplicaron por sus desvaríos democráticos y pirotecnia nuclear. Por el contrario, sacan pecho y redoblan sus amenazas.

Ante el boicot parcial que le impuso el Consejo de Seguridad de la ONU sobre sus exportaciones, el régimen norcoreano anunció que no cesará en su proliferación nuclear y que el próximo mes lanzará cuatro misiles balísticos contra el mar de Guam, territorio estadounidense en el Pacífico. Maduro dijo que tampoco le importaron las nuevas sanciones que EE.UU. le impuso al hermano de Hugo Chávez y a otros siete miembros de la Asamblea Constituyente, así como antes se mostró impávido cuando él fue blanco de los castigos.

Aunque no cambien su tono y la verborrea, sin dudas que las sanciones le pasarán factura con el tiempo, así como obligaron a Irán a deponer sus sueños nucleares y sentarse a negociar.

Nadie sabe cuántas ojivas tiene el régimen norcoreano o si ha podido miniaturizarlas para que quepan en un misil balístico, pero ya nadie tolera a un desquiciado que amenaza con destruir Nueva York, Paris o Tokyo. Su pirotecnia rememora la guerra fría, saltándose los acuerdos entre Barack Obama y Vladimir Putin sobre el desarme nuclear.

Donald Trump tampoco ayuda a enfriar la situación con su idea de desatar “furia y fuego” contra Kim Jong-un. Debiera esperar a que las sanciones hagan lo suyo y de no lograrse el objetivo, debería impulsar de nuevo en la ONU el boicot económico financiero y un embargo comercial total. Una nación aislada, incomunicada y repudiada por el mundo entero no tendría formas de sobrevivir.

Lo importante de este juego de retóricas, amenazas y sanciones, es que ha producido hechos positivos, sin tantas tensiones, invasiones y guerras como en el pasado. Nadie imaginaba que China, el mayor socio comercial y aliado de Corea del Norte, anunciara que hará cumplir las sanciones al cien por ciento.

En América Latina, guardando las proporciones, sucedió algo similar. Nadie suponía que el descomunal descalabro democrático de Maduro, que no es nuevo sino de años, hubiera ocasionado una reunión en Lima promovida por Argentina, Brasil, Colombia, Perú y México, los socios comerciales de Venezuela, con el objetivo de debilitar o detener el intercambio.

Maduro ya sufre la suspensión del Mercosur, pero nada será más potente que las  sanciones económicas país por país. Los 17 cancilleres en Lima empezaron bien mostrándose firmes para aislar a Maduro, llamando a la dictadura por su nombre, desconociendo a la Asamblea Constituyente y respaldando al Congreso democráticamente electo, en el que la oposición había alcanzado la mayoría.

No sorprendió que la reunión en Lima tuviera su espejo en Caracas con los cancilleres de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) cuyos componentes ideológicos, con Cuba, Bolivia y Nicaragua a la cabeza, se reunieran para condenar las sanciones impuestas por el imperialismo. Tampoco que Maduro, quien ya sintió los cimbronazos de Lima, convoque a esos gobiernos a dialogar para que “restituyamos el respeto y la fraternidad entre los modelos políticos y económicos”.

La desfachatez castrista del chavismo no tiene límites. Nunca debería preocuparles las sanciones a sus autoridades si no tienen activos bancarios e inmobiliarios en EE.UU. Pero, lamentablemente para ellos, se conoce que la mayoría tiene cuentas y testaferros donde han colocado lo que le robaron y roban al pueblo, al que dicen representar.

Ojalá que el consenso en Lima que condenó las prácticas antidemocráticas de Maduro, pase al terreno del aislamiento económico. Las sanciones, pese a que el ALBA no recuerde su prédica pasada, suplen pacíficamente los efectos negativos de golpes e intervenciones militares. Son el arma correctiva más potente, así se apliquen contra países como Qatar, por financiar al terrorismo o contra individuos como Rafa Márquez, por esconder dineros del narco.

Para castigar los desvaríos de Maduro y la pirotecnia desafiante de Kim Jong-un, a veces se puede pensar en soluciones que corten de cuajo la raíz; sin embargo, el aislamiento económico financiero será siempre la opción con menores consecuencias. trottiart@gmail.com

agosto 05, 2017

¿Qué hacer con Venezuela?



Por Ricardo Trotti
Ahora que todas las barbaridades están consumadas y que pocos tienen dudas sobre que el régimen de Nicolás Maduro es una dictadura, vale preguntarse: ¿Qué hacer con Venezuela? o ¿qué más se puede hacer?
Las opciones son las habituales, golpe de Estado, intervención extranjera militar, expulsión de organismos internacionales, rompimiento de relaciones bilaterales y sanciones económicas financieras.
Esta dictadura daría lugar a todas las opciones, pero para evitar efectos históricamente indeseados, solo dos son posibles, urgentes y necesarias: Sanciones económicas financieras y aislamiento global.
El golpe de Estado está por ahora descartado desde que la cúpula militar, aunque resquebrajada, confirmó su compromiso con la revolución. La invasión militar también queda anulada, pese a que a Panamá y a Granada las intervino EEUU por mucho menos narcotráfico y alienación política de la que se observa hoy en Venezuela. Sucede que la política exterior estadounidense, después del 2001, se enfoca más en medidas económicas para torcer destinos.
Tampoco por severas, las sanciones son eficientes. El embargo comercial a Cuba que inició John Kennedy en 1962 y que prosiguió con diferentes matices, incluso con el relajamiento en la época de Barack Obama, no hicieron tanta mella en sus destinatarios, los Castro, como en el pueblo cubano.
Romper lazos no es fácil, pero posible. El camino lo empezó Luis Almagro en la OEA, quien ha llamado varias veces a los cancilleres para que se aplique la Carta Democrática, pero con la desventaja de que Venezuela compra votos a cambio de petróleo subsidiado. El consenso que faltó en la OEA por suerte se alcanzó en el Mercosur para expulsar a Venezuela, donde nunca debió ser admitida como reclamaba Paraguay.
Las sanciones económicas de EEUU aplicadas a una veintena de funcionarios, incluido Maduro, son importantes, pero deben ser más severas e ir más allá del carácter unilateral. América Latina toda se debe sumar, así como lo hará la Unión Europea una vez que las decisiones de la Asamblea Constituyente, ya conformada con Delcy Rodríguez a la cabeza, continúen empoderando al circo chavista.
Se necesita concertar una ofensiva multilateral en la ONU, a pesar de saber de antemano que en el Consejo de Seguridad, China y Rusia, dos de los miembros permanentes, vetarán cualquier sanción contra el régimen al que económica y políticamente apoyan.
No por ello la Unión Europea, países asiáticos democráticos y los americanos deberían cruzarse de brazos. EEUU debería cortar la importación de petróleo venezolano y los demás, aunque por fuera de la ONU, deberían conformar una concertación internacional para imponer trabas comerciales, romper relaciones diplomáticas y cancelar visas para funcionarios del régimen.
En definitiva, un aislamiento global se anima como la opción más eficiente para expulsar a la dictadura y desencadenar la restitución democrática. El pueblo venezolano sufrirá aún más pero por tiempo limitado; sobrevivirá con la esperanza de que el fin es irreversible.
Claro que no será fácil expulsar a Maduro. Con el ejemplo de sus ídolos cubanos, desafía a todo aquel que lo busque sacar del poder. Se agranda ante los empujones. Ante las sanciones económicas de EEUU, respondió apresando de nuevo a Leopoldo López y Antonio Ledesma y encumbrando a la fraudulenta Constituyente con la que eliminó al Congreso por tercera vez. Lo había desbaratado cuando la oposición ganó mayoría y luego al pedirle a la Corte Suprema que dictara su defunción.
Lo peor está por venir. Los 545 constituyentes, todos oficialistas, que no solo devienen de un fraude electoral según Smartmatic, sino de un llamado inconstitucional, tendrán el poder absoluto. Para apaciguar la presión internacional posiblemente le darán un salvoconducto a Maduro, impondrán a un nuevo líder menos polémico y establecerán períodos electorales. Pero será más de lo mismo. El fraude es la esencia misma de la cultura chavista.   

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...