Por Ricardo Trotti
La recuperación tras el paso
de Irma es lenta, pero con una sensación de alivio porque la catástrofe se predecía
mayor. No porque la intensidad de los vientos fue menor a la esperada y la
trayectoria del ojo del huracán se desvió al oeste, sino porque las autoridades
asumieron un liderazgo oportuno, firme y eficaz.
El gobernador de la Florida,
Rick Scott, y con efecto dominó los demás líderes políticos y policiales de
condados y municipios, previó el desastre y preparó a la población con cinco
días de anticipación. Se basó en evidencias de científicos del Centro Nacional
de Huracanes, meteorólogos probados en batallas similares y en que los medios
crearan conciencia sobre los graves efectos de una catástrofe.
La previsión y prevención fueron
la mejor lección que dejó Irma, aunque no siempre se podrán evitar la negligencia
circunstancial, accidentes e inseguridad. Ocho viejitos murieron en un tórrido hogar
de ancianos por falta de aire acondicionado, otros por dióxido de carbono
producido por generadores eléctricos, mientras que muchos inadaptados
aprovecharon para robar en comercios y casas evacuadas.
Irma no fue tan poderosa
como se predijo, no obstante produjo grandes estragos. Si bien los daños no
están cuantificados, sobrepasará con creces los causados por Andrew en 1992.
Aquel huracán arrasó con precisión quirúrgica el sur de la Florida reduciendo a
escombros 25 mil viviendas y afectando a más de cien mil. Se estimaron 27 billones
de dólares en pérdidas.
Irma tuvo menos poder
destructivo, excepto en los Cayos donde tocó tierra con vientos de 150 millas
por hora y donde solo quedaron en pie casas fabricadas con los nuevos códigos
de construcción, legado de Andrew. A diferencia, Irma afectó a todo el estado y
a los de más al norte. Produjo marejadas, inundaciones, derribó y peló árboles
dejando impensados paisajes otoñales en zonas tropicales, destruyó tendidos
eléctricos perjudicando a 15 millones de usuarios, paralizó las comunicaciones
y generó una evacuación histórica de 6.5 millones de personas. Muchos todavía no han podido regresar a sus
casas.
Que los evacuados no puedan
regresar hasta que sus áreas sean transitables o que las escuelas permanezcan cerradas
por limpieza y desinfección desde que fueron usadas como albergues, demuestra que
la prevención siempre fue la norma para proteger a la población.
La experiencia en el Caribe,
en especial en territorios de Inglaterra, Francia y Holanda, desnuda lo que
sucede cuando no hay previsión. El presidente francés Emanuel Macron, el rey
holandés Guillermo Alejandro y el canciller británico Boris Johnson, recorrieron
la zona para cuantificar daños, pero debieron asumir la vergüenza y la crítica
generalizada por haber abandonado al azar a su gente pese a las advertencias.
Nadie puede ser culpado de
las tragedias naturales que existen desde la historia del universo. Sin
embargo, las políticas de previsión y prevención de daños pueden morigerar su
impacto. Irma y Harvey, aunque devastadoras, hubieran podido ser más letales sin
las precauciones debidas.
La previsión y prevención no
debiera solo aplicarse a las consecuencias, sino también a las causas. Las
evidencias científicas están demostrando que el calentamiento global aumenta la
asiduidad e intensidad de las mega tormentas. La contaminación produce
temperaturas récord y las aguas más cálidas de los océanos alimentan las
tempestades.
En ese sentido, Irma, Harvey,
José y Katia que dominaron en estas semanas el Atlántico y el Golfo de México,
sirven como botón de alarma. El presidente Donald Trump asumió las tragedias y
despachó ayuda federal con antelación evitando el efecto Katrina de 2005 sobre
George W. Bush, reprochado por dejar a Nueva Orleans en manos de Dios.
Trump descree del cambio
climático bajo la preferencia de que la explotación de carbón mineral generará
más empleos. Tiene todo el derecho a opinar así, pero es una opinión personal. Como
política, por respeto a las víctimas de Irma y Harvey, tendría que plantearse dudas
razonables sobre el calentamiento global y entender que sus causas pueden
morigerarse con previsión.
Eso empujaría a que EE.UU. regrese
al Acuerdo de París, donde antes ejercía de líder y ahora es solo un paria en
la discusión para salvar al Planeta. trottiart@gmail.com
1 comentario:
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