sábado, 23 de septiembre de 2017

Irma y el liderazgo oportuno: previsión y prevención

Post de mi columna publicada el 15 de setiembre de 2017

Por Ricardo Trotti
La recuperación tras el paso de Irma es lenta, pero con una sensación de alivio porque la catástrofe se predecía mayor. No porque la intensidad de los vientos fue menor a la esperada y la trayectoria del ojo del huracán se desvió al oeste, sino porque las autoridades asumieron un liderazgo oportuno, firme y eficaz.
El gobernador de la Florida, Rick Scott, y con efecto dominó los demás líderes políticos y policiales de condados y municipios, previó el desastre y preparó a la población con cinco días de anticipación. Se basó en evidencias de científicos del Centro Nacional de Huracanes, meteorólogos probados en batallas similares y en que los medios crearan conciencia sobre los graves efectos de una catástrofe.
La previsión y prevención fueron la mejor lección que dejó Irma, aunque no siempre se podrán evitar la negligencia circunstancial, accidentes e inseguridad. Ocho viejitos murieron en un tórrido hogar de ancianos por falta de aire acondicionado, otros por dióxido de carbono producido por generadores eléctricos, mientras que muchos inadaptados aprovecharon para robar en comercios y casas evacuadas.
Irma no fue tan poderosa como se predijo, no obstante produjo grandes estragos. Si bien los daños no están cuantificados, sobrepasará con creces los causados por Andrew en 1992. Aquel huracán arrasó con precisión quirúrgica el sur de la Florida reduciendo a escombros 25 mil viviendas y afectando a más de cien mil. Se estimaron 27 billones de dólares en pérdidas.
Irma tuvo menos poder destructivo, excepto en los Cayos donde tocó tierra con vientos de 150 millas por hora y donde solo quedaron en pie casas fabricadas con los nuevos códigos de construcción, legado de Andrew. A diferencia, Irma afectó a todo el estado y a los de más al norte. Produjo marejadas, inundaciones, derribó y peló árboles dejando impensados paisajes otoñales en zonas tropicales, destruyó tendidos eléctricos perjudicando a 15 millones de usuarios, paralizó las comunicaciones y generó una evacuación histórica de 6.5 millones de personas.  Muchos todavía no han podido regresar a sus casas.
Que los evacuados no puedan regresar hasta que sus áreas sean transitables o que las escuelas permanezcan cerradas por limpieza y desinfección desde que fueron usadas como albergues, demuestra que la prevención siempre fue la norma para proteger a la población.
La experiencia en el Caribe, en especial en territorios de Inglaterra, Francia y Holanda, desnuda lo que sucede cuando no hay previsión. El presidente francés Emanuel Macron, el rey holandés Guillermo Alejandro y el canciller británico Boris Johnson, recorrieron la zona para cuantificar daños, pero debieron asumir la vergüenza y la crítica generalizada por haber abandonado al azar a su gente pese a las advertencias.
Nadie puede ser culpado de las tragedias naturales que existen desde la historia del universo. Sin embargo, las políticas de previsión y prevención de daños pueden morigerar su impacto. Irma y Harvey, aunque devastadoras, hubieran podido ser más letales sin las precauciones debidas.
La previsión y prevención no debiera solo aplicarse a las consecuencias, sino también a las causas. Las evidencias científicas están demostrando que el calentamiento global aumenta la asiduidad e intensidad de las mega tormentas. La contaminación produce temperaturas récord y las aguas más cálidas de los océanos alimentan las tempestades.
En ese sentido, Irma, Harvey, José y Katia que dominaron en estas semanas el Atlántico y el Golfo de México, sirven como botón de alarma. El presidente Donald Trump asumió las tragedias y despachó ayuda federal con antelación evitando el efecto Katrina de 2005 sobre George W. Bush, reprochado por dejar a Nueva Orleans en manos de Dios.
Trump descree del cambio climático bajo la preferencia de que la explotación de carbón mineral generará más empleos. Tiene todo el derecho a opinar así, pero es una opinión personal. Como política, por respeto a las víctimas de Irma y Harvey, tendría que plantearse dudas razonables sobre el calentamiento global y entender que sus causas pueden morigerarse con previsión.
Eso empujaría a que EE.UU. regrese al Acuerdo de París, donde antes ejercía de líder y ahora es solo un paria en la discusión para salvar al Planeta.  trottiart@gmail.com


1 comentario:

Unknown dijo...

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