Por Ricardo Trotti
Ahora que todas las
barbaridades están consumadas y que pocos tienen dudas sobre que el régimen de
Nicolás Maduro es una dictadura, vale preguntarse: ¿Qué hacer con Venezuela? o ¿qué
más se puede hacer?
Las opciones son las
habituales, golpe de Estado, intervención extranjera militar, expulsión de
organismos internacionales, rompimiento de relaciones bilaterales y sanciones
económicas financieras.
Esta dictadura daría lugar a
todas las opciones, pero para evitar efectos históricamente indeseados, solo
dos son posibles, urgentes y necesarias: Sanciones económicas financieras y
aislamiento global.
El golpe de Estado está por
ahora descartado desde que la cúpula militar, aunque resquebrajada, confirmó su
compromiso con la revolución. La invasión militar también queda anulada, pese a
que a Panamá y a Granada las intervino EEUU por mucho menos narcotráfico y
alienación política de la que se observa hoy en Venezuela. Sucede que la
política exterior estadounidense, después del 2001, se enfoca más en medidas
económicas para torcer destinos.
Tampoco por severas, las
sanciones son eficientes. El embargo comercial a Cuba que inició John Kennedy
en 1962 y que prosiguió con diferentes matices, incluso con el relajamiento en
la época de Barack Obama, no hicieron tanta mella en sus destinatarios, los
Castro, como en el pueblo cubano.
Romper lazos no es fácil,
pero posible. El camino lo empezó Luis Almagro en la OEA, quien ha llamado
varias veces a los cancilleres para que se aplique la Carta Democrática, pero con
la desventaja de que Venezuela compra votos a cambio de petróleo subsidiado. El
consenso que faltó en la OEA por suerte se alcanzó en el Mercosur para expulsar
a Venezuela, donde nunca debió ser admitida como reclamaba Paraguay.
Las sanciones económicas de
EEUU aplicadas a una veintena de funcionarios, incluido Maduro, son
importantes, pero deben ser más severas e ir más allá del carácter unilateral. América
Latina toda se debe sumar, así como lo hará la Unión Europea una vez que las
decisiones de la Asamblea Constituyente, ya conformada con Delcy Rodríguez a la
cabeza, continúen empoderando al circo chavista.
Se necesita concertar una ofensiva
multilateral en la ONU, a pesar de saber de antemano que en el Consejo de
Seguridad, China y Rusia, dos de los miembros permanentes, vetarán cualquier
sanción contra el régimen al que económica y políticamente apoyan.
No por ello la Unión
Europea, países asiáticos democráticos y los americanos deberían cruzarse de brazos.
EEUU debería cortar la importación de petróleo venezolano y los demás, aunque
por fuera de la ONU, deberían conformar una concertación internacional para
imponer trabas comerciales, romper relaciones diplomáticas y cancelar visas
para funcionarios del régimen.
En definitiva, un
aislamiento global se anima como la opción más eficiente para expulsar a la
dictadura y desencadenar la restitución democrática. El pueblo venezolano
sufrirá aún más pero por tiempo limitado; sobrevivirá con la esperanza de que
el fin es irreversible.
Claro que no será fácil expulsar
a Maduro. Con el ejemplo de sus ídolos cubanos, desafía a todo aquel que lo busque
sacar del poder. Se agranda ante los empujones. Ante las sanciones económicas
de EEUU, respondió apresando de nuevo a Leopoldo López y Antonio Ledesma y encumbrando
a la fraudulenta Constituyente con la que eliminó al Congreso por tercera vez. Lo
había desbaratado cuando la oposición ganó mayoría y luego al pedirle a la Corte
Suprema que dictara su defunción.
Lo peor está por venir. Los 545
constituyentes, todos oficialistas, que no solo devienen de un fraude electoral
según Smartmatic, sino de un llamado inconstitucional, tendrán el poder absoluto.
Para apaciguar la presión internacional posiblemente le darán un salvoconducto
a Maduro, impondrán a un nuevo líder menos polémico y establecerán períodos electorales.
Pero será más de lo mismo. El fraude es la esencia misma de la cultura
chavista.
Tanta es la torpeza y la
barbarie que tarde o temprano la justicia – que alguna vez será independiente y
retobada como la fiscal general Luisa Ortega – atrapará a Maduro o a quien
quede en el poder. Y si la justicia local sigue secuestrada, el aislamiento
permitirá que los tribunales internacionales persigan a los responsables. trottiart@gmail.com
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