Imagino que los venezolanos ya deben estar cansados de ver a Hugo Chávez hasta en la sopa. No hay presidente alguno que se le parezca. Aparece en cualquier lado y a toda hora. Muchos se preguntan, claro: ¿Cómo hace para gobernar alguien que habla y habla?
La estrategia es inteligente desde su punto de vista. Chávez siempre incrementó su presencia en los medios y en sus impuestas cadenas y sus Aló Presidentes en años con elecciones. Pues claro, con setiembre 2010 en su objetivo, no es raro que esté experimentando con otras formas de presencia mediática. Esta vez lo hizo con “De repente con Chávez”, título que muestra el carácter de periódico y sorpresivo que tendrán sus alocuciones radiales por Radio Nacional y YVKE Mundial.
Chávez anunció que este nuevo programa aparecerá cuando él quiera y a la hora que quiera. Amo y Señor; ya que cierra el espectro de todos los medios, con su Aló Presidente en la TV, con sus columnas en la prensa ``Las líneas de Chávez'', además de todos los programas y páginas de internet donde su batallón de mercenarios y propagadores están al pie del cañón.
Lo que sus consejeros no parecen decirle o él no escucha, es que en comunicación, más no significa mejor. En cuestiones de propaganda se puede pasar muy rápido de la persuasión a la saturación. Y Chávez parece ya entrar en este estadio.
Quiero contarles sobre los procesos creativos de esta nueva historia sobre la verdad, la libertad y el miedo al futuro. Es mi nueva novela y espero publicarla cuando se sincronicen los planetas (las editoriales) o cuando se me acabe la paciencia y decida autopublicar -- Los contenidos de mi blog Prensa y Expresión están en el archivo. Blog por Ricardo Trotti
febrero 10, 2010
febrero 09, 2010
Resurge Sarah
Sarah Palin, a pesar de las críticas que recibió como candidata de la fórmula con John McCain y luego cuando renunció como gobernadora de Alaska, reapareció sin problemas en el momento adecuado; justo cuando muchos cuestionan el liderazgo de los demócratas con Barack Obama y su caída de popularidad.
Tanto Sarah como Scott Brown, el senador republicano por Massachusetts que birló las aspiraciones de Obama de continuar el legado de Ted Kennedy con otro senador demócrata, ya han insinuado ante las reiteradas preguntas de los medios que ambos son “presidenciables”. Claro que falta mucho tiempo para una próxima elección, pero como hacía tres o cuatro meses atrás los republicanos no tenían a nadie con pinta de líder, los nombres de Sarah y Scott se hicieron notar.
Pero Sarah no parece tener las intenciones de correr por los republicanos, a los que debió sufrir con su mofa por su falta de pericia sobre cuestiones internacionales. Sarah va mucho más y se ha tomado de la mano de los medios – los mismos que la sepultaron – para resurgir con un libro, como comentarista en la cadena conservadora Fox, con discursos que cobra a 100 mil dólares cada uno; y lo que no consiguió con los medios tradicionales, lo encontró en las redes sociales, donde su crecimiento de imagen es sostenido.
Sarah está midiendo sus fuerzas y a sus audiencias. Mucho depende de su imagen y sus discursos conservadores y de lo bien o mal que le vaya a los liberales y a Obama, para que una postulación como republicana o independiente sea más que una insinuación para el 2012.
Tanto Sarah como Scott Brown, el senador republicano por Massachusetts que birló las aspiraciones de Obama de continuar el legado de Ted Kennedy con otro senador demócrata, ya han insinuado ante las reiteradas preguntas de los medios que ambos son “presidenciables”. Claro que falta mucho tiempo para una próxima elección, pero como hacía tres o cuatro meses atrás los republicanos no tenían a nadie con pinta de líder, los nombres de Sarah y Scott se hicieron notar.
Pero Sarah no parece tener las intenciones de correr por los republicanos, a los que debió sufrir con su mofa por su falta de pericia sobre cuestiones internacionales. Sarah va mucho más y se ha tomado de la mano de los medios – los mismos que la sepultaron – para resurgir con un libro, como comentarista en la cadena conservadora Fox, con discursos que cobra a 100 mil dólares cada uno; y lo que no consiguió con los medios tradicionales, lo encontró en las redes sociales, donde su crecimiento de imagen es sostenido.
Sarah está midiendo sus fuerzas y a sus audiencias. Mucho depende de su imagen y sus discursos conservadores y de lo bien o mal que le vaya a los liberales y a Obama, para que una postulación como republicana o independiente sea más que una insinuación para el 2012.
febrero 08, 2010
Correa y la excusa perfecta
El presidente Rafael Correa de Ecuador tiene un látigo por lengua y siempre encuentra la excusa perfecta para atacar la libertad de prensa, a los “mentirosos” medios y periodistas, con tal de seguir argumentando a favor de un emporio de medios estatales que está creando con el dinero de los contribuyentes para aumentar su capacidad de propaganda estatal.
Este fin de semana atacó a El Universo de Guayaquil (por denuncias sobre maquinarias de la industria petrolera que afectarían la ecología) y al diario Hoy de Quito (por denuncias sobre irregularidades en la compra de turbinas para generar energía eléctrica) quejándose que ambos diarios publican información falsa y mentirosa, y que estarían boicoteando al gobierno.
Correa aprovecha sus programas sabatinos para dedicar gran parte de los mismos a criticar a los periódicos y cualquier medio que haga denuncias sobre corrupción, considerando que es una fórmula para desprestigiar y desestabilizar a su gobierno. Obviamente, nunca se le ocurre agradecer a la prensa, y plantear que le pedirá a las autoridades competentes que investigará las irregularidades, lo que debiera hacer un gobierno normal y sensato de acuerdo al mandato que tiene en una democracia: administrar en forma eficiente el dinero de los ciudadanos.
Pero lo de Correa va más allá. En sus programas no solo hace propaganda de los medios que el su gobierno mantiene, expropió y creó, sino que además plantea que seguirá aumentando su capacidad de comunicación con una línea de medios oficiales, que por más que él los llame público, con la forma que maneja su gobierno, no caben dudas de que los usará para la propaganda oficial.
Este es un párrafo textual de su alocución del sábado pasado, que habla por sí mismo: “Gracias a Dios – dijo Correa – es que tenemos estos enlaces los sábados para poder aclararlo, sino se quedan con esta mentira. Como conclusión, no compren estos periódicos, infórmense un poco con la televisión, los canales públicos, compren El Telégrafo, estamos preparando un diario más popular que informe objetivamente, porque diario El Telégrafo está posicionado por un diario editorial, de cosas más profundas, pero tendremos un diario de consumo más popular para no ser víctimas de los que nos quieren engañar, engañar y engañar, para hacerle daño al Gobierno, para tratar de abortar la revolución ciudadana, un proyecto político inédito y volver a los privilegios de siempre, pero no pasarán nunca más al pasado”.
Este fin de semana atacó a El Universo de Guayaquil (por denuncias sobre maquinarias de la industria petrolera que afectarían la ecología) y al diario Hoy de Quito (por denuncias sobre irregularidades en la compra de turbinas para generar energía eléctrica) quejándose que ambos diarios publican información falsa y mentirosa, y que estarían boicoteando al gobierno.
Correa aprovecha sus programas sabatinos para dedicar gran parte de los mismos a criticar a los periódicos y cualquier medio que haga denuncias sobre corrupción, considerando que es una fórmula para desprestigiar y desestabilizar a su gobierno. Obviamente, nunca se le ocurre agradecer a la prensa, y plantear que le pedirá a las autoridades competentes que investigará las irregularidades, lo que debiera hacer un gobierno normal y sensato de acuerdo al mandato que tiene en una democracia: administrar en forma eficiente el dinero de los ciudadanos.
Pero lo de Correa va más allá. En sus programas no solo hace propaganda de los medios que el su gobierno mantiene, expropió y creó, sino que además plantea que seguirá aumentando su capacidad de comunicación con una línea de medios oficiales, que por más que él los llame público, con la forma que maneja su gobierno, no caben dudas de que los usará para la propaganda oficial.
Este es un párrafo textual de su alocución del sábado pasado, que habla por sí mismo: “Gracias a Dios – dijo Correa – es que tenemos estos enlaces los sábados para poder aclararlo, sino se quedan con esta mentira. Como conclusión, no compren estos periódicos, infórmense un poco con la televisión, los canales públicos, compren El Telégrafo, estamos preparando un diario más popular que informe objetivamente, porque diario El Telégrafo está posicionado por un diario editorial, de cosas más profundas, pero tendremos un diario de consumo más popular para no ser víctimas de los que nos quieren engañar, engañar y engañar, para hacerle daño al Gobierno, para tratar de abortar la revolución ciudadana, un proyecto político inédito y volver a los privilegios de siempre, pero no pasarán nunca más al pasado”.
febrero 07, 2010
Mardi Gras por adelantado
Faltan ocho días para que empiecen los carnavales de Mardi Gras en la Bourbon Street de New Orleans, pero los festejos empezaron por adelantado esta noche como muchos soñaban, con un trofeo de Super Bowl que sirve para cerrar un ciclo atroz y una lenta recuperación después del devastador huracán Katrina.
Los Saints no eran los favoritos deportivamente hablando, pero el sufrimiento por Katrina atraía todas las simpatías. Creo que ni los fanáticos de los Colts se sintieron tan mal por la derrota como por la intercepción que los Saints le hicieron al super quarterback, Peyton Manning. Es que los quarterbacks de esta estatura no deberían perder nunca; siempre se necesitan esos ídolos inalcanzables que ponen las varas cada vez más altas.
Pero a Manning le sucedió lo mismo que a Bret Favre de los Vikings hace quince días. En el momento en que se disponía a ganar el partido, los Saints sacaron fuerzas invisibles – esa fortaleza que deviene de los momentos difíciles – y con un par de intercepciones lo sacaron cabizbajo.
El Super Bowl fue de mayor a menor este año. El primer tiempo fue medido y aburrido como dos boxeadores en el primer round. El entretiempo fue peor. Nunca disfruté The Who y menos ahora, tan cerca de los Grammy, cuando tenía el oído preparado para Beyoncé, Rihanna, Taylor Swift. Incluso hubieran podido dejar que siga cantando Kerry Underwood después de su emocionante Star Spangled Banner.
El segundo despertó con buen fútbol y estrategia y los Saints dominaron desde que dieron el zarpazo en los primero segundos con un onside kick que por lo general se guarda para los últimos minutos.
Los esperados comerciales fueron mejores que el año pasado ya que recobraron el humor que perdieron durante la peor parte de la crisis económica; pero no estuvieron a la altura de los anteriores. El humor prevaleció, me gustaron los de Bud Light y de Doritos por sobre otros como de McDonals, Coca Cola, E-trade y Snickers; o los de establecimiento de marca como Audi y Hyundai; aunque pensé que Toyota aprovecharía el espacio para pedir perdón o calmar a sus clientes u orientarlos para arreglar sus autos. No apareció. Otro mal paso para su deteriorada calidad.
Pero el más genial me pareció el de Google, una linda historia sobre viajar y conseguir trabajo en Paris, y hasta esperar la cigüeña en la ciudad luz. Me pareció genial porque no usó imágenes, sino texto, un contrasentido en la televisión. Pero la cajita del buscador es en realidad una imagen asociativa, algo a lo que estamos familiarizados y que usamos más de cien veces al día en busca de información, orientación o soluciones. ¿Quién podría vivir sin Google?
Los Saints no eran los favoritos deportivamente hablando, pero el sufrimiento por Katrina atraía todas las simpatías. Creo que ni los fanáticos de los Colts se sintieron tan mal por la derrota como por la intercepción que los Saints le hicieron al super quarterback, Peyton Manning. Es que los quarterbacks de esta estatura no deberían perder nunca; siempre se necesitan esos ídolos inalcanzables que ponen las varas cada vez más altas.
Pero a Manning le sucedió lo mismo que a Bret Favre de los Vikings hace quince días. En el momento en que se disponía a ganar el partido, los Saints sacaron fuerzas invisibles – esa fortaleza que deviene de los momentos difíciles – y con un par de intercepciones lo sacaron cabizbajo.
El Super Bowl fue de mayor a menor este año. El primer tiempo fue medido y aburrido como dos boxeadores en el primer round. El entretiempo fue peor. Nunca disfruté The Who y menos ahora, tan cerca de los Grammy, cuando tenía el oído preparado para Beyoncé, Rihanna, Taylor Swift. Incluso hubieran podido dejar que siga cantando Kerry Underwood después de su emocionante Star Spangled Banner.
El segundo despertó con buen fútbol y estrategia y los Saints dominaron desde que dieron el zarpazo en los primero segundos con un onside kick que por lo general se guarda para los últimos minutos.
Los esperados comerciales fueron mejores que el año pasado ya que recobraron el humor que perdieron durante la peor parte de la crisis económica; pero no estuvieron a la altura de los anteriores. El humor prevaleció, me gustaron los de Bud Light y de Doritos por sobre otros como de McDonals, Coca Cola, E-trade y Snickers; o los de establecimiento de marca como Audi y Hyundai; aunque pensé que Toyota aprovecharía el espacio para pedir perdón o calmar a sus clientes u orientarlos para arreglar sus autos. No apareció. Otro mal paso para su deteriorada calidad.
Pero el más genial me pareció el de Google, una linda historia sobre viajar y conseguir trabajo en Paris, y hasta esperar la cigüeña en la ciudad luz. Me pareció genial porque no usó imágenes, sino texto, un contrasentido en la televisión. Pero la cajita del buscador es en realidad una imagen asociativa, algo a lo que estamos familiarizados y que usamos más de cien veces al día en busca de información, orientación o soluciones. ¿Quién podría vivir sin Google?
febrero 06, 2010
Magnates nuevos en la prensa
Dirigentes políticos latinoamericanos con vocación de magnates de la prensa, desde hace años vienen amasando un conglomerado de medios de comunicación con el que soñarían Silvio Berlusconi, Rupert Murdoch y Ted Turner, juntos.
Pero a diferencia de esos “tycoons”, y del presidente electo chileno Sebastián Piñera, quien mantiene su televisora con bolsillo propio, rating y competencia, los nuevos jerarcas de la prensa tienen mayores facilidades y peores intenciones: compran o crean medios con dinero de los contribuyentes y, cuando no pueden con esa táctica, simplemente se los auto asignan o se apropian de ellos tras escandalosas expropiaciones.
Se trata de una camada de presidentes latinoamericanos - incitados por Hugo Chávez - convencidos que con medios y propaganda bajo su ala pueden consolidar o perpetuar su poder. Para conseguirlo, las estrategias parecen sacadas del mismo manual de instrucción: acogotan a los medios privados a los que le achacan una vocación golpista y conspirativa; dictan leyes de prensa “correctivas” que siempre son restrictivas; y sus testaferros y operadores, con billetera estatal, compran espacios o controlan medios privados desde donde tejen su ofensiva ideológica y electoral.
Esta estrategia corrupta y corrosiva, que antes tuvo afectos entre Fujimori y Menem, o siempre la practicaron los Castro y todos los “ismos” que ideologizaron el planeta, es ahora práctica común en los gobiernos de Argentina, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela que, no satisfechos con crear y manipular medios oficiales, se abalanzan contra la propiedad privada.
Esta semana, el periodista Carlos Fernando Chamorro renunció a su popular programa de opinión en Canal 8 de Nicaragua, denunciando que no podría trabajar con su nuevo patrón, el presidente Daniel Ortega, quien habría adquirido la mayoría de la televisora con recursos públicos, sacados de un fondo de ayuda nacional aportado por el chavismo venezolano.
Con otros canales y radios en su haber, Ortega podría estar imitando a Chávez, quien además de las agencias de propaganda Telesur y la Bolivariana de Noticias, dispone de 238 emisoras, 28 estaciones de televisión, 340 impresos y más de 125 sitios en internet. Eso sin considerar que cerró radios, persigue periódicos y promete una ofensiva contra internet, redes sociales y mensajes de texto por incitar el terrorismo.
Chávez no construye su hegemonía mediática solo creando, sino destruyendo. Excusándose en una ley mordaza, la misma que esta semana anunció Evo Morales en Bolivia para controlar que los medios privados “no mientan” y “luchen contra el capitalismo”, Chávez sacudió a la opinión pública cerrando canales de cable, entre ellos RCTV, a cuya versión abierta no sólo clausuró en el 2007, sino que le robó sus equipos de trasmisión para operar su propia televisora.
Ese tipo de hurto oficial también es frecuente en Ecuador. El gobierno sigue manejando y resistiéndose a entregar en licitación pública los canales que confiscó, TC Televisión, Gama TV, Americavisión y Cablevisión; además, controla El Telégrafo, diario del que se apropió tras larga disputa, Ecuador TV, Radio Pública y el portal El Ciudadano. En diciembre lanzó la agencia de noticias Andes cuya meta, según la Presidencia, “es potenciar la imagen del país”, lo que denota el mero carácter propagandístico del nuevo órgano.
La ley de Comunicación que se pretende sancionar en Ecuador, es casi un calco de la vengativa legislación que se alcanzó con los Kirchner en Argentina. No solo sirvió para castigar a medios privados como Clarín, sino como plataforma para que el gobierno limite las licencias o se las auto asigne para conformar su anhelado “multimedio kirchnerista”. Las previsiones no eran falsas. Este año el gobierno operará diez nuevas televisoras estatales, que se sumarán a una grilla importante de medios oficiales y a una fastuosa intervención de testaferros y amigotes en el sector privado, con lo que quedará conformado un temerario sistema de propaganda con el fin de construir el continuismo hacia el 2011.
Nunca antes se había visto en América Latina una estrategia comunicacional tan grande y entrelazada, como hipócrita. Porque mientras a Piñera se le exige la venta de su televisora para evitar conflictos de interés desde el sillón presidencial, los nuevos magnates usan la Presidencia para meter sus manos en nuestros bolsillos y así edificar sus propias y privadas maquinarias de propaganda.
Pero a diferencia de esos “tycoons”, y del presidente electo chileno Sebastián Piñera, quien mantiene su televisora con bolsillo propio, rating y competencia, los nuevos jerarcas de la prensa tienen mayores facilidades y peores intenciones: compran o crean medios con dinero de los contribuyentes y, cuando no pueden con esa táctica, simplemente se los auto asignan o se apropian de ellos tras escandalosas expropiaciones.
Se trata de una camada de presidentes latinoamericanos - incitados por Hugo Chávez - convencidos que con medios y propaganda bajo su ala pueden consolidar o perpetuar su poder. Para conseguirlo, las estrategias parecen sacadas del mismo manual de instrucción: acogotan a los medios privados a los que le achacan una vocación golpista y conspirativa; dictan leyes de prensa “correctivas” que siempre son restrictivas; y sus testaferros y operadores, con billetera estatal, compran espacios o controlan medios privados desde donde tejen su ofensiva ideológica y electoral.
Esta estrategia corrupta y corrosiva, que antes tuvo afectos entre Fujimori y Menem, o siempre la practicaron los Castro y todos los “ismos” que ideologizaron el planeta, es ahora práctica común en los gobiernos de Argentina, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela que, no satisfechos con crear y manipular medios oficiales, se abalanzan contra la propiedad privada.
Esta semana, el periodista Carlos Fernando Chamorro renunció a su popular programa de opinión en Canal 8 de Nicaragua, denunciando que no podría trabajar con su nuevo patrón, el presidente Daniel Ortega, quien habría adquirido la mayoría de la televisora con recursos públicos, sacados de un fondo de ayuda nacional aportado por el chavismo venezolano.
Con otros canales y radios en su haber, Ortega podría estar imitando a Chávez, quien además de las agencias de propaganda Telesur y la Bolivariana de Noticias, dispone de 238 emisoras, 28 estaciones de televisión, 340 impresos y más de 125 sitios en internet. Eso sin considerar que cerró radios, persigue periódicos y promete una ofensiva contra internet, redes sociales y mensajes de texto por incitar el terrorismo.
Chávez no construye su hegemonía mediática solo creando, sino destruyendo. Excusándose en una ley mordaza, la misma que esta semana anunció Evo Morales en Bolivia para controlar que los medios privados “no mientan” y “luchen contra el capitalismo”, Chávez sacudió a la opinión pública cerrando canales de cable, entre ellos RCTV, a cuya versión abierta no sólo clausuró en el 2007, sino que le robó sus equipos de trasmisión para operar su propia televisora.
Ese tipo de hurto oficial también es frecuente en Ecuador. El gobierno sigue manejando y resistiéndose a entregar en licitación pública los canales que confiscó, TC Televisión, Gama TV, Americavisión y Cablevisión; además, controla El Telégrafo, diario del que se apropió tras larga disputa, Ecuador TV, Radio Pública y el portal El Ciudadano. En diciembre lanzó la agencia de noticias Andes cuya meta, según la Presidencia, “es potenciar la imagen del país”, lo que denota el mero carácter propagandístico del nuevo órgano.
La ley de Comunicación que se pretende sancionar en Ecuador, es casi un calco de la vengativa legislación que se alcanzó con los Kirchner en Argentina. No solo sirvió para castigar a medios privados como Clarín, sino como plataforma para que el gobierno limite las licencias o se las auto asigne para conformar su anhelado “multimedio kirchnerista”. Las previsiones no eran falsas. Este año el gobierno operará diez nuevas televisoras estatales, que se sumarán a una grilla importante de medios oficiales y a una fastuosa intervención de testaferros y amigotes en el sector privado, con lo que quedará conformado un temerario sistema de propaganda con el fin de construir el continuismo hacia el 2011.
Nunca antes se había visto en América Latina una estrategia comunicacional tan grande y entrelazada, como hipócrita. Porque mientras a Piñera se le exige la venta de su televisora para evitar conflictos de interés desde el sillón presidencial, los nuevos magnates usan la Presidencia para meter sus manos en nuestros bolsillos y así edificar sus propias y privadas maquinarias de propaganda.
febrero 05, 2010
"Venezuela de moda"
Ayer los tweets de los estudiantes venezolanos volaban con nuevas alas. Facebook se transformaba en un hervidero de mensajes y campañas. Así como las redes sociales, la televisión y la radio internacionales desplegaron amplia cobertura al tema del día. La fuerte represión que sufrieron los estudiantes universitarios cuando se manifestaban para protestar las algarabías del régimen por condecorar a militares que acompañaron a Hugo Chávez en la intentona de golpe de Estado hace ya 18 años.
Quizás cubriéndose la cara por los gases lacrimógenos, un universitario mandó un tweet irónico, Venezuela está de moda, nos pegan con goma, pero regalan balas a las FARC, un mensaje que reaccionaba al informe de inteligencia de Estados Unidos que denuncia a Hugo Chávez de seguir apoyando a la narco guerrilla colombiana, y combatir la influencia estadounidense en la región.
El gobierno venezolano reaccionó contra Estados Unidos advirtiendo que trata de “criminalizarlo”, con el informe del director de Inteligencia Nacional, Dennis Blair. Venezuela contraatacó diciendo que el gobierno estadounidense está alentando a la oposición, al poner a Venezuela en una lista de naciones donde peligra la democracia, sobre todo por restricciones a la libertad de expresión, de prensa y libertad de asociación.
Aunque últimamente los informes de inteligencia estadounidense no gozaron de credibilidad ni de simpatías a nivel nacional ni internacional, lo cierto es que en Venezuela no se puede tapar el sol con la mano ante las realidades cotidianas impuestas por Chávez, alguien poco creíble, que reacciona siempre desafiante como el presidente de Irán, cada vez que se le critica su mano dura contra estudiantes y opositores, acusando a Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, por alentar a la oposición que ha salido atípicamente a las calles después de las elecciones fraudulentas del año pasado.
Ojala que la prensa internacional mantenga en el candelero a Chávez. Que Venezuela esté de moda es bueno, ya que permite mayor transparencia sobre un régimen que jamás respetó la libertad en sus primeros 11 años de gobierno y que promete 11 funestos más.
Quizás cubriéndose la cara por los gases lacrimógenos, un universitario mandó un tweet irónico, Venezuela está de moda, nos pegan con goma, pero regalan balas a las FARC, un mensaje que reaccionaba al informe de inteligencia de Estados Unidos que denuncia a Hugo Chávez de seguir apoyando a la narco guerrilla colombiana, y combatir la influencia estadounidense en la región.
El gobierno venezolano reaccionó contra Estados Unidos advirtiendo que trata de “criminalizarlo”, con el informe del director de Inteligencia Nacional, Dennis Blair. Venezuela contraatacó diciendo que el gobierno estadounidense está alentando a la oposición, al poner a Venezuela en una lista de naciones donde peligra la democracia, sobre todo por restricciones a la libertad de expresión, de prensa y libertad de asociación.
Aunque últimamente los informes de inteligencia estadounidense no gozaron de credibilidad ni de simpatías a nivel nacional ni internacional, lo cierto es que en Venezuela no se puede tapar el sol con la mano ante las realidades cotidianas impuestas por Chávez, alguien poco creíble, que reacciona siempre desafiante como el presidente de Irán, cada vez que se le critica su mano dura contra estudiantes y opositores, acusando a Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, por alentar a la oposición que ha salido atípicamente a las calles después de las elecciones fraudulentas del año pasado.
Ojala que la prensa internacional mantenga en el candelero a Chávez. Que Venezuela esté de moda es bueno, ya que permite mayor transparencia sobre un régimen que jamás respetó la libertad en sus primeros 11 años de gobierno y que promete 11 funestos más.
febrero 04, 2010
Chávez y la oscuridad cubana
Mientras Hugo Chávez dice que convocó al ministro cubano de Informática, Ramiro Valdés, para ayudarle a crear estrategias que puedan sacar a Venezuela de su profunda crisis energética, sus opositores creen que lo que se acerca es una época de mayores restricciones, ya que el ministro es reconocido por haber armado en Cuba un sofisticado aparato de censura y filtros para el internet.
No es para menos. Chávez hace poco se quejó de las movilizaciones de estudiantes universitarios y sabe que las dificultades del régimen no están en el control físico de los manifestantes, sino en las expresiones y las cadenas de comunicación a través de Twitter, Facebook y otras herramientas sociales del internet.
Es que nadie cree que un ministro que viene de un país en el que no se habla ya de “apagones”, sino de “alumbrones”, porque la novedad es cuando viene la luz, no cuando se va, pueda ser tan inteligente y estratega para llevar sabiduría a una Venezuela que se apaga a pedacitos.
Aunque no hubiera querido llevar a ingenieros de los “imperios” estadounidense como europeo, Chávez hubiera podido por lo menos mirar hacia el sur y convocar a ingenieros brasileños o paraguayos que han invertido en obras hidroeléctricas y que tienen muchas otras proyectadas.
Esta nueva retórica sobre los beneficios de la “electricidad” a la cubana, hacen que Chávez se esté apagando de a poco, algo que las recientes encuestas no han tardado en arrojar luz: índices sostenidos de impopularidad.
No es para menos. Chávez hace poco se quejó de las movilizaciones de estudiantes universitarios y sabe que las dificultades del régimen no están en el control físico de los manifestantes, sino en las expresiones y las cadenas de comunicación a través de Twitter, Facebook y otras herramientas sociales del internet.
Es que nadie cree que un ministro que viene de un país en el que no se habla ya de “apagones”, sino de “alumbrones”, porque la novedad es cuando viene la luz, no cuando se va, pueda ser tan inteligente y estratega para llevar sabiduría a una Venezuela que se apaga a pedacitos.
Aunque no hubiera querido llevar a ingenieros de los “imperios” estadounidense como europeo, Chávez hubiera podido por lo menos mirar hacia el sur y convocar a ingenieros brasileños o paraguayos que han invertido en obras hidroeléctricas y que tienen muchas otras proyectadas.
Esta nueva retórica sobre los beneficios de la “electricidad” a la cubana, hacen que Chávez se esté apagando de a poco, algo que las recientes encuestas no han tardado en arrojar luz: índices sostenidos de impopularidad.
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