La libertad de prensa sufrió por estos días embates terribles. En la ciudad mexicana de Veracruz cuatro periodistas fueron asesinados por el crimen organizado, de cuyos cadáveres, tres fueron encontrados desmembrados en bolsas de basura a la vera de un río.
En Colombia también la libertad de prensa está en entredicho. Las guerrillas FARC condicionaron la liberación del periodista francés Romeo Langlois, a quien tienen desde el 28 de abril, a que haya un debate nacional e internacional sobre libertad de prensa y una autocrítica de los medios de comunicación y de los periodistas por ofrecer información parcial y distorsionada en la cobertura de ese grupo guerrillero.
Las FARC argumentaron que secuestraron a Langlois porque no estaba identificado como periodista, cuando lo capturaron como prisionero de guerra durante un violento enfrentamiento contra las fuerzas de seguridad colombianas.
Las FARC se equivocan con esta estrategia.
Primero, creen que son reconocidas como un grupo legítimo y se tratan de comportar como gobierno y Estado, como si todo el mundo las tratara con el reconocimiento que le brindan Hugo Chávez y las autoridades cubanas.
Segundo, pedir un debate con ese condicionamiento, liberar al periodista, equivale más a una extorsión. A ningún gobierno o grupo lícito se le respetaría que condicionara un debate sobre libertad de prensa, poniendo en riesgo la vida de un periodista.
Tercero, las FARC no reconocen que los periodistas son civiles, y como tales están protegidos por los tratados internacionales y hasta por resoluciones intergubernamentales como la Resolución 1738 (2006) del Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas en la que se consigna que “los periodistas, los profesionales de los medios de comunicación y el personal asociado que realizan peligrosas misiones profesionales en zonas de conflicto armado deberán considerarse civiles y ser respetados y protegidos como tales”.
Cuarto, incluso si las FARC tuvieran razón de que el periodista no se habría identificado apropiadamente como tal y pudo haber sido confundido con un soldado o policía, deberían haberlo liberado apenas pudieron comprobar que se trataba de un reportero; lo que no hicieron.
Quinto, la libertad de prensa, pese a que no le guste a las FARC porque argumentan no recibir buen tratamiento de la prensa, está justamente fundamentada por el valor de la libertad. Ese no es un tema que se pueda debatir, menos desde un organismo ilícito, al margen de la ley y que ha tenido a la muerte y al asesinato de periodistas como parte de su estrategia de propaganda.
Esta asombrosa exigencia de los guerrilleros, no hace más que mostrar las contradicciones de las FARC que hace un par de meses dijeron que abandonaban el secuestro como extorsión económica. La verdad que no hay mucha diferencia entre este tipo de extorsión y la política, como ahora lo hacen con el caso Langlois.
Quiero contarles sobre los procesos creativos de esta nueva historia sobre la verdad, la libertad y el miedo al futuro. Es mi nueva novela y espero publicarla cuando se sincronicen los planetas (las editoriales) o cuando se me acabe la paciencia y decida autopublicar -- Los contenidos de mi blog Prensa y Expresión están en el archivo. Blog por Ricardo Trotti
mayo 08, 2012
mayo 07, 2012
Propaganda contra el cardenal Ortega
Al cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, no le fue nada bien cuando vino a disertar en la Universidad de Harvard a finales de abril para hablar sobre el papel de la Iglesia en la transformación de Cuba.
Las críticas le llegaron de todos lados, especialmente del exilio cubano, cuando trató de justificar la expulsión de 13 disidentes del interior de un santuario en La Habana, días antes de la visita del papa Benedicto XVI, a los que denunció a las autoridades tras calificarlos de “delincuentes”.
Más allá de las razones o sinrazones del Cardenal, y de los ríos de crítica que recibió, lo que llamó mucho la atención es que su actitud complaciente con el gobierno cubano fue calificada de “lacaya” por Carlos García Pérez, director de la Oficina de Transmisiones a Cuba (OCB) que incluye Radio y TV Martí, financiada por el gobierno de Estados Unidos.
Digo que llamó la atención porque si bien se trata de un medio público estadounidense, con autonomía de los criterios de su gobierno, igualmente se trata de una oficina que debe ser mesurada (y también aparentarlo) sobre todo cuando se trata de calificativos y opiniones mal usadas. Estos malos criterios y calificativos, ayudan a las autoridades cubanas para argumentar que todos los medios estadounidenses no hacen más que propaganda a favor del imperio.
“Esta actitud de Ortega sólo pone en evidencia y responde a su contubernio político con el gobierno, a la complacencia de seguir la línea oficial, a no disentir… Esa es una actitud lacaya, además de demostrar una profunda falta de comprensión y piedad con la realidad humana de estos hijos de Dios”, dijo en su escrito el periodista.
Más allá de la validez que pueda o no tener la crítica de García Pérez, siendo él el director, y estar ofrecida como un espacio editorial, corre el riesgo de ser interpretada como una visión del propio gobierno de Estados Unidos.
Según El Nuevo Herald, “Radio Martí fue inaugurada en 1985 para tratar de romper el monopolio del gobierno cubano sobre los medios de comunicación. La sección de TV Martí fue aprobada por el Congreso en marzo de 1990. El año pasado, la estación reforzó la difusión de sus noticias con un sistema computarizado que puede enviar hasta 24,000 mensajes de texto a la semana a los teléfonos celulares en la isla”.
Las críticas le llegaron de todos lados, especialmente del exilio cubano, cuando trató de justificar la expulsión de 13 disidentes del interior de un santuario en La Habana, días antes de la visita del papa Benedicto XVI, a los que denunció a las autoridades tras calificarlos de “delincuentes”.
Más allá de las razones o sinrazones del Cardenal, y de los ríos de crítica que recibió, lo que llamó mucho la atención es que su actitud complaciente con el gobierno cubano fue calificada de “lacaya” por Carlos García Pérez, director de la Oficina de Transmisiones a Cuba (OCB) que incluye Radio y TV Martí, financiada por el gobierno de Estados Unidos.
Digo que llamó la atención porque si bien se trata de un medio público estadounidense, con autonomía de los criterios de su gobierno, igualmente se trata de una oficina que debe ser mesurada (y también aparentarlo) sobre todo cuando se trata de calificativos y opiniones mal usadas. Estos malos criterios y calificativos, ayudan a las autoridades cubanas para argumentar que todos los medios estadounidenses no hacen más que propaganda a favor del imperio.
“Esta actitud de Ortega sólo pone en evidencia y responde a su contubernio político con el gobierno, a la complacencia de seguir la línea oficial, a no disentir… Esa es una actitud lacaya, además de demostrar una profunda falta de comprensión y piedad con la realidad humana de estos hijos de Dios”, dijo en su escrito el periodista.
Más allá de la validez que pueda o no tener la crítica de García Pérez, siendo él el director, y estar ofrecida como un espacio editorial, corre el riesgo de ser interpretada como una visión del propio gobierno de Estados Unidos.
Según El Nuevo Herald, “Radio Martí fue inaugurada en 1985 para tratar de romper el monopolio del gobierno cubano sobre los medios de comunicación. La sección de TV Martí fue aprobada por el Congreso en marzo de 1990. El año pasado, la estación reforzó la difusión de sus noticias con un sistema computarizado que puede enviar hasta 24,000 mensajes de texto a la semana a los teléfonos celulares en la isla”.
mayo 05, 2012
Estoy asqueado, quebrado, desganado
Nunca una noticia me había provocado náuseas y un malestar físico que me duró todo el día, como cuando el jueves me llamó Idalia Gómez, nuestra periodista investigativa de la Unidad de Respuesta Rápida de la SIP en México, para informarme que en tres de las cuatros bolsas de basura encontradas a la vera de un río cerca de la ciudad de Veracruz, se encontraron los cuerpos descuartizados de tres colegas periodistas.
Desde que entré a la SIP en 1993, puse especial énfasis en trabajar en contra de la violencia contra los periodistas, en la investigación de los asesinatos y entender las causas de la impunidad para impulsar reformas de políticas públicas. En todos estos años he visto cómo los niveles de violencia crecieron y decrecieron en diferentes regiones y países, cómo fluctuaron los móviles de los asesinatos en más de 300 crímenes ocurridos en la última década, comparé estadísticas con otras zonas del mundo, conversé con familiares de las víctimas, con gobiernos, con organizaciones intergubernamentales, sermoneé en cursos de entrenamiento y hasta llegué a encontrar patrones de conducta entre los funcionarios corruptos, los asesinos del crimen organizado y los días en que más se comenten esos crímenes.
Pero nunca antes, como el jueves pasado, me sentí tan impotente y con tanta frustración al sentir que todos los esfuerzos de años pueden caerse de golpe y porrazo por unos criminales desalmados, cuya única motivación es enviar un mensaje para que todos los periodistas mexicanos se callen, no hablen del narcotráfico y dejen tranquilo al crimen organizado, que no lo reporten, que no lo denuncien. Un mensaje también para todos los que trabajamos en estas causas en defensa de los derechos humanos y la libertad de expresión, para que abandonemos nuestra lucha.
Entendiendo mis sentimientos, puedo comprender lo que sienten cientos de jóvenes mexicanos que abandonan su profesión por la ingratitud de la tarea, por la violencia y porque tampoco tienen las garantías necesarias de la autoridades para trabajar ni a veces las de sus propios medios en materia de protección o seguridad social. Entiendo perfectamente porque muchos colegas ven el cambio de rubro laboral como la única salida para escapar de una profesión golpeada, ingrata, casi sin sentido cuando es atacada con esta violencia.
Debería decir en este momento que redoblaré mis esfuerzos para trabajar en contra de los violentos. Sería lo ideal, lo razonable. Pero dejo esos sentimientos para más adelante, que ojalá me vengan de nuevo algún día o pronto y para que los narcos y criminales no crean que ganan todas sus batallas. Pero ahora quiero sentir lo que siento, quebrado, asqueado, desganado, frustrado, violado. Quiero sentirme en este luto, sin ganas de mover un dedo, sin ganas de nada, con ganas de hacer otra cosa, vivir con otros ideales, vivir de otra cosa. Quiero sentirme así, tan vulnerable como deben estar sintiéndose los familiares y colegas de las víctimas. Quiero entenderlos a ellos y a todos los periodistas que se cuestionan todos los días el por qué trabajar en esta profesión.
Sentirme así me hace sentir más cerca de Gabriel Huge, Guillermo Luna y de Esteban Rodríguez, así como de Regina Martínez, otra periodista que fue asesinada la semana pasada en esa misma ciudad de Veracruz.
Desde que entré a la SIP en 1993, puse especial énfasis en trabajar en contra de la violencia contra los periodistas, en la investigación de los asesinatos y entender las causas de la impunidad para impulsar reformas de políticas públicas. En todos estos años he visto cómo los niveles de violencia crecieron y decrecieron en diferentes regiones y países, cómo fluctuaron los móviles de los asesinatos en más de 300 crímenes ocurridos en la última década, comparé estadísticas con otras zonas del mundo, conversé con familiares de las víctimas, con gobiernos, con organizaciones intergubernamentales, sermoneé en cursos de entrenamiento y hasta llegué a encontrar patrones de conducta entre los funcionarios corruptos, los asesinos del crimen organizado y los días en que más se comenten esos crímenes.
Pero nunca antes, como el jueves pasado, me sentí tan impotente y con tanta frustración al sentir que todos los esfuerzos de años pueden caerse de golpe y porrazo por unos criminales desalmados, cuya única motivación es enviar un mensaje para que todos los periodistas mexicanos se callen, no hablen del narcotráfico y dejen tranquilo al crimen organizado, que no lo reporten, que no lo denuncien. Un mensaje también para todos los que trabajamos en estas causas en defensa de los derechos humanos y la libertad de expresión, para que abandonemos nuestra lucha.
Entendiendo mis sentimientos, puedo comprender lo que sienten cientos de jóvenes mexicanos que abandonan su profesión por la ingratitud de la tarea, por la violencia y porque tampoco tienen las garantías necesarias de la autoridades para trabajar ni a veces las de sus propios medios en materia de protección o seguridad social. Entiendo perfectamente porque muchos colegas ven el cambio de rubro laboral como la única salida para escapar de una profesión golpeada, ingrata, casi sin sentido cuando es atacada con esta violencia.
Debería decir en este momento que redoblaré mis esfuerzos para trabajar en contra de los violentos. Sería lo ideal, lo razonable. Pero dejo esos sentimientos para más adelante, que ojalá me vengan de nuevo algún día o pronto y para que los narcos y criminales no crean que ganan todas sus batallas. Pero ahora quiero sentir lo que siento, quebrado, asqueado, desganado, frustrado, violado. Quiero sentirme en este luto, sin ganas de mover un dedo, sin ganas de nada, con ganas de hacer otra cosa, vivir con otros ideales, vivir de otra cosa. Quiero sentirme así, tan vulnerable como deben estar sintiéndose los familiares y colegas de las víctimas. Quiero entenderlos a ellos y a todos los periodistas que se cuestionan todos los días el por qué trabajar en esta profesión.
Sentirme así me hace sentir más cerca de Gabriel Huge, Guillermo Luna y de Esteban Rodríguez, así como de Regina Martínez, otra periodista que fue asesinada la semana pasada en esa misma ciudad de Veracruz.
mayo 04, 2012
Libertad de prensa y democracia
(Caracas, Noticias24) En el marco de la celebración del Día Mundial de la Libertad de Prensa, Ricardo Trotti, director de la Comisión de Libertad de Prensa de la SIP explicó a través de Noticias24 Radio, la importancia de esta conmemoración.
Escuche la entrevista completa a continuación:
http://www.noticias24.com/venezuela/noticia/105507/ricardo-trotti-el-nivel-de-libertad-de-prensa-es-directamente-proporcional-al-nivel-de-democracia-en-un-pais/
“Creo que lo importante es enmarcar que en un día como hoy no celebramos el tema de los privilegios que los medios puedan tener, sino más que todo celebramos que pueda haber libertad de expresión para cualquier ciudadano a través de cualquier medio de una forma democrática”, expresó Trotti acentuando de esta manera la democracia en la que deben vivir los ciudadanos.
Asimismo señaló que “el nivel de libertad de prensa es directamente proporcional al nivel de democracia en un país“.
Por otra parte, indicó que desde la SIP, se trata “de iluminar los problemas” competentes a la privación de libertad de prensa de una nación “colocándolos en la agenda pública internacional influenciando así a los gobiernos a que tomen medidas (…) también nos dirigimos a la Cidh cuando agotamos los medios de justicia regionales”.
Para finalizar comentó sobre situaciones generadas en Venezuela, que desde su perspectiva “atentan contra la libertad de expresión”, explicando que “la SIP en forma reiterativa y periódica ha venido condenando muchos de estos hechos, el manejo de un andamiaje muy complejo que trata de censurar los medios de comunicación, como los insultos públicos por parte de altas magistraturas del país y la suma de un aparato judicial que se dedica a perseguir a los periodistas“.
Escuche la entrevista completa a continuación:
http://www.noticias24.com/venezuela/noticia/105507/ricardo-trotti-el-nivel-de-libertad-de-prensa-es-directamente-proporcional-al-nivel-de-democracia-en-un-pais/
“Creo que lo importante es enmarcar que en un día como hoy no celebramos el tema de los privilegios que los medios puedan tener, sino más que todo celebramos que pueda haber libertad de expresión para cualquier ciudadano a través de cualquier medio de una forma democrática”, expresó Trotti acentuando de esta manera la democracia en la que deben vivir los ciudadanos.
Asimismo señaló que “el nivel de libertad de prensa es directamente proporcional al nivel de democracia en un país“.
Por otra parte, indicó que desde la SIP, se trata “de iluminar los problemas” competentes a la privación de libertad de prensa de una nación “colocándolos en la agenda pública internacional influenciando así a los gobiernos a que tomen medidas (…) también nos dirigimos a la Cidh cuando agotamos los medios de justicia regionales”.
Para finalizar comentó sobre situaciones generadas en Venezuela, que desde su perspectiva “atentan contra la libertad de expresión”, explicando que “la SIP en forma reiterativa y periódica ha venido condenando muchos de estos hechos, el manejo de un andamiaje muy complejo que trata de censurar los medios de comunicación, como los insultos públicos por parte de altas magistraturas del país y la suma de un aparato judicial que se dedica a perseguir a los periodistas“.
mayo 03, 2012
Luchar por la libertad de expresión
Hoy, Día Mundial de la Libertad de Prensa, es necesario que todos, periodistas y ciudadanos en general, asumamos la responsabilidad de defender y promover la libertad de prensa, como la primera línea de batalla donde se define la supremacía o no de la libertad de expresión en nuestras sociedades.
El nivel de libertad de prensa y de expresión que tiene una sociedad, es el indicativo del nivel de su democracia.
Cuando la libertad de prensa es atropellada por el crimen organizado mediante violencia contra periodistas y medios de comunicación o con censura directa o sutil de parte de los gobiernos, quienes sufren no son solo los integrantes de la prensa, sino todos los ciudadanos que ven coartado su derecho a recibir información.
Aún más importante, es necesario observar que los ataques contra periodistas y medios suelen ocurrir en forma posterior a otros ataques contra la libertad de expresión y otros derechos individuales como otras agresiones contra la libertad de asociación, de reunión, de género, de orientación sexual, religiosa o política.
La responsabilidad de todos es denunciar estos atropellos y exigir que las autoridades creen mecanismos para que haya más tolerancia.
Dentro de estas responsabilidades para los periodistas, no solo nos caben la solidaridad y unidad gremial, la investigación para denunciar los abusos de autoridad, la búsqueda de la formación constante para servir mejor al público; sino, además, aplicar estándares rigurosos de ética profesional.
Hoy, en este día tan importante, mis sentimientos con todos esos periodistas y medios, tradicionales y nuevos, usuarios de internet y de redes sociales, que sufren crímenes, atentados, secuestros, encarcelamiento y abusos de poder, por el solo hecho de informar u opinar.
El nivel de libertad de prensa y de expresión que tiene una sociedad, es el indicativo del nivel de su democracia.
Cuando la libertad de prensa es atropellada por el crimen organizado mediante violencia contra periodistas y medios de comunicación o con censura directa o sutil de parte de los gobiernos, quienes sufren no son solo los integrantes de la prensa, sino todos los ciudadanos que ven coartado su derecho a recibir información.
Aún más importante, es necesario observar que los ataques contra periodistas y medios suelen ocurrir en forma posterior a otros ataques contra la libertad de expresión y otros derechos individuales como otras agresiones contra la libertad de asociación, de reunión, de género, de orientación sexual, religiosa o política.
La responsabilidad de todos es denunciar estos atropellos y exigir que las autoridades creen mecanismos para que haya más tolerancia.
Dentro de estas responsabilidades para los periodistas, no solo nos caben la solidaridad y unidad gremial, la investigación para denunciar los abusos de autoridad, la búsqueda de la formación constante para servir mejor al público; sino, además, aplicar estándares rigurosos de ética profesional.
Hoy, en este día tan importante, mis sentimientos con todos esos periodistas y medios, tradicionales y nuevos, usuarios de internet y de redes sociales, que sufren crímenes, atentados, secuestros, encarcelamiento y abusos de poder, por el solo hecho de informar u opinar.
Saludo cargado de preocupaciones
Con motivo de la celebración hoy del Día Mundial de la Libertad de Prensa,instaurado en 1991 por la UNESCO, el presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa, Milton Coleman, editor senior del The Washington Post, describió un panorama bastante sombrío en todo el continente americano.
Expresa Coleman: “Próximos a celebrar este mes 70 años de existencia de nuestra Sociedad Interamericana de Prensa, aprovecho este 3 de mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa, para honrar la vida de los 24 periodistas que en los últimos doce meses fueron ultimados en Brasil, Colombia, Guatemala, Haití, Honduras, México, Perú y República Dominicana. Nuestros pensamientos están con sus familiares y colegas, en especial porque en la mayoría de estos casos no se ha administrado justicia.
También nos sentimos solidarios con todos aquellos periodistas tradicionales, periodistas ciudadanos, blogueros y propietarios de medios que fueron agredidos, amenazados o que tuvieron que refugiarse y asilarse en otros países tras ser hostigados y perseguidos por su trabajo.
Nos preocupan los mecanismos directos y sutiles –o no tan sutiles como en el caso de Ecuador–, económicos, legales y judiciales utilizados en varios países de nuestra región contra los medios de comunicación, provocando censura previa y autocensura, lo que no solo perjudica a esos medios, sino que deteriora el derecho del público a recibir información.
En nuestra reciente reunión de Cádiz, España, adonde acudimos para celebrar el bicentenario de la primera Constitución española, dedicamos mucho tiempo a defender el trabajo del sistema interamericano de derechos humanos que está siendo vapuleado por varios gobiernos de la región. Desde ahí, exhortamos a todos los gobiernos miembros de la Organización de Estados Americanos a que defiendan el sistema y, en particular, la autonomía y labor de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión, una entidad que desde su creación en 1998, coadyuvó a vigilar y fortalecer la libertad de expresión de los ciudadanos de cada nación de las tres Américas.
También desde Cádiz hemos hecho votos para que los cambios que persigue el gobierno de Cuba, la única dictadura que sobrevive en nuestro continente, incluyan el respeto por la libertad de expresión de sus ciudadanos, se deje de perseguir a periodistas independientes, blogueros y disidentes, y se permita el acceso sin límites al internet.
Mantenemos nuestra profunda preocupación sobre aquellos países, donde existe más discriminación en materia de otorgamiento de publicidad oficial como en Argentina, Bolivia, Ecuador, El Salvador, Nicaragua y Venezuela, y promoveremos que estas prácticas irregulares sean combatidas con leyes que establezcan criterios técnicos y equitativos.
En materia legislativa aplaudimos los esfuerzos de gobiernos como los de El Salvador y México que han despenalizado los delitos de injuria y calumnia; al tiempo que protestamos por los esfuerzos de gobiernos como los de Estados Unidos y Guatemala que buscan imponer mayores restricciones sobre información clasificada.
Lamentamos que no se hayan promulgado leyes de acceso a la información pública en todos los países y que donde existen no se utilicen en forma eficiente. Reconocemos, asimismo, al gobierno de República Dominicana, por impulsar una campaña de educación que incluirá 700 talleres de formación para adiestrar a los ciudadanos sobre cómo usar esta ley a favor de una cultura de transparencia y rendición de cuentas.
Lamentamos también que haya gobiernos que traten de aprobar leyes de prensa, con la intención de limitar la capacidad de los medios de comunicación privados y las denuncias del periodismo investigativo, coartando así, uno de los mayores contrapesos con los que cuenta un sistema democrático.
Denostamos que en muchos países, los Estados expropien, creen o compren medios de comunicación a los que usan como órganos partidarios y no como medios públicos.
Por último, este 3 de mayo, espero que se reflexione tres aspectos en todo el hemisferio: Las consecuencias sociales que se derivan del irrespeto a la libertad de prensa y de expresión; la responsabilidad de los periodistas y medios para defender y promover esas libertades; y la necesidad de los gobiernos – como quedaron comprometidos en la reciente Cumbre de las Américas– para extender el alcance del internet y de banda ancha a los sectores más vulnerables de sus países”.
Expresa Coleman: “Próximos a celebrar este mes 70 años de existencia de nuestra Sociedad Interamericana de Prensa, aprovecho este 3 de mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa, para honrar la vida de los 24 periodistas que en los últimos doce meses fueron ultimados en Brasil, Colombia, Guatemala, Haití, Honduras, México, Perú y República Dominicana. Nuestros pensamientos están con sus familiares y colegas, en especial porque en la mayoría de estos casos no se ha administrado justicia.
También nos sentimos solidarios con todos aquellos periodistas tradicionales, periodistas ciudadanos, blogueros y propietarios de medios que fueron agredidos, amenazados o que tuvieron que refugiarse y asilarse en otros países tras ser hostigados y perseguidos por su trabajo.
Nos preocupan los mecanismos directos y sutiles –o no tan sutiles como en el caso de Ecuador–, económicos, legales y judiciales utilizados en varios países de nuestra región contra los medios de comunicación, provocando censura previa y autocensura, lo que no solo perjudica a esos medios, sino que deteriora el derecho del público a recibir información.
En nuestra reciente reunión de Cádiz, España, adonde acudimos para celebrar el bicentenario de la primera Constitución española, dedicamos mucho tiempo a defender el trabajo del sistema interamericano de derechos humanos que está siendo vapuleado por varios gobiernos de la región. Desde ahí, exhortamos a todos los gobiernos miembros de la Organización de Estados Americanos a que defiendan el sistema y, en particular, la autonomía y labor de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión, una entidad que desde su creación en 1998, coadyuvó a vigilar y fortalecer la libertad de expresión de los ciudadanos de cada nación de las tres Américas.
También desde Cádiz hemos hecho votos para que los cambios que persigue el gobierno de Cuba, la única dictadura que sobrevive en nuestro continente, incluyan el respeto por la libertad de expresión de sus ciudadanos, se deje de perseguir a periodistas independientes, blogueros y disidentes, y se permita el acceso sin límites al internet.
Mantenemos nuestra profunda preocupación sobre aquellos países, donde existe más discriminación en materia de otorgamiento de publicidad oficial como en Argentina, Bolivia, Ecuador, El Salvador, Nicaragua y Venezuela, y promoveremos que estas prácticas irregulares sean combatidas con leyes que establezcan criterios técnicos y equitativos.
En materia legislativa aplaudimos los esfuerzos de gobiernos como los de El Salvador y México que han despenalizado los delitos de injuria y calumnia; al tiempo que protestamos por los esfuerzos de gobiernos como los de Estados Unidos y Guatemala que buscan imponer mayores restricciones sobre información clasificada.
Lamentamos que no se hayan promulgado leyes de acceso a la información pública en todos los países y que donde existen no se utilicen en forma eficiente. Reconocemos, asimismo, al gobierno de República Dominicana, por impulsar una campaña de educación que incluirá 700 talleres de formación para adiestrar a los ciudadanos sobre cómo usar esta ley a favor de una cultura de transparencia y rendición de cuentas.
Lamentamos también que haya gobiernos que traten de aprobar leyes de prensa, con la intención de limitar la capacidad de los medios de comunicación privados y las denuncias del periodismo investigativo, coartando así, uno de los mayores contrapesos con los que cuenta un sistema democrático.
Denostamos que en muchos países, los Estados expropien, creen o compren medios de comunicación a los que usan como órganos partidarios y no como medios públicos.
Por último, este 3 de mayo, espero que se reflexione tres aspectos en todo el hemisferio: Las consecuencias sociales que se derivan del irrespeto a la libertad de prensa y de expresión; la responsabilidad de los periodistas y medios para defender y promover esas libertades; y la necesidad de los gobiernos – como quedaron comprometidos en la reciente Cumbre de las Américas– para extender el alcance del internet y de banda ancha a los sectores más vulnerables de sus países”.
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