Hoy, Día Mundial de la Libertad de Prensa, es necesario que todos, periodistas y ciudadanos en general, asumamos la responsabilidad de defender y promover la libertad de prensa, como la primera línea de batalla donde se define la supremacía o no de la libertad de expresión en nuestras sociedades.
El nivel de libertad de prensa y de expresión que tiene una sociedad, es el indicativo del nivel de su democracia.
Cuando la libertad de prensa es atropellada por el crimen organizado mediante violencia contra periodistas y medios de comunicación o con censura directa o sutil de parte de los gobiernos, quienes sufren no son solo los integrantes de la prensa, sino todos los ciudadanos que ven coartado su derecho a recibir información.
Aún más importante, es necesario observar que los ataques contra periodistas y medios suelen ocurrir en forma posterior a otros ataques contra la libertad de expresión y otros derechos individuales como otras agresiones contra la libertad de asociación, de reunión, de género, de orientación sexual, religiosa o política.
La responsabilidad de todos es denunciar estos atropellos y exigir que las autoridades creen mecanismos para que haya más tolerancia.
Dentro de estas responsabilidades para los periodistas, no solo nos caben la solidaridad y unidad gremial, la investigación para denunciar los abusos de autoridad, la búsqueda de la formación constante para servir mejor al público; sino, además, aplicar estándares rigurosos de ética profesional.
Hoy, en este día tan importante, mis sentimientos con todos esos periodistas y medios, tradicionales y nuevos, usuarios de internet y de redes sociales, que sufren crímenes, atentados, secuestros, encarcelamiento y abusos de poder, por el solo hecho de informar u opinar.
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