diciembre 21, 2011

Represalias a la libertad de prensa


Los gobiernos y legisladores oficialistas suelen aprovechar el mes de diciembre para apresurar leyes, tal vez porque es la época en la que sus oponentes y ciudadanos ofrecen menos resistencia o tienen las defensas bajas debido a las distracciones de las celebraciones navideñas.

Así ocurre en varios países de América Latina, donde gobiernos con actitudes revanchistas, se notan más motivados a legislar en beneficio de sus estrategias políticas que por el bien común, sin importar si afectan principios básicos como la libertad de expresión.

Este diciembre en Argentina, igual que hace dos años con la Ley de Servicios Audiovisuales, el oficialismo redobló sus esfuerzos para aprobar antes de fin de año una ley que tipifique de “interés público” la fabricación, comercialización y distribución de papel para periódico. El gobierno quiere que la fábrica Papel Prensa, de la que es socio minoritario junto a los diarios Clarín y La Nación, abastezca a todos los medios del país sin discriminar.

La excusa suena bien, pero es irreal, no hay desabastecimiento ni discriminación. La presidenta Cristina de Kirchner busca imponer trabas a los dos medios más críticos y, llegado el momento, confiscar la fábrica. Si bien algunos medios están a favor del apriete oficial por las prácticas monopólicas de Papel Prensa en el pasado, no advierten que se está afinando la maquinaria para controlar la información, que ya tiene entre sus armas a la publicidad oficial y a los permisos para operar medios electrónicos y servicios de internet.
 
En Ecuador la situación es más grave. El presidente Rafael Correa busca quórum este diciembre para apurar la sanción de su Ley de Comunicación, y así controlar los contenidos de la prensa mediante organismos oficiales de censura. Mientras tanto, en un frente internacional de batalla, juró no descansar hasta neutralizar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y destruir su Relatoría Especial para la Libertad de Expresión.

Su actitud no está motivada por una mejor visión sobre la protección de los derechos humanos, sino por la venganza. Surgió tras las denuncias sobre atropellos que periodistas de su país presentaron ante la CIDH y tras un informe de la Relatoría que cuestionó sus demandas judiciales contra medios, columnistas y escritores. En represalia, Correa, alérgico a las críticas, pidió que se elimine a la CIDH y esta semana  una reunión en la OEA, aglutinó consensos de varios países para que a la Relatoría se le restrinja su capacidad operativa y ni siquiera se le permita emitir comunicados ni publicar su habitual anuario sobre violaciones a la libertad de expresión, función vital de su existencia.
Por otra parte en Bolivia, el presidente Evo Morales, de capa caída por sus recientes fracasos políticos sobre el aumento del precio de la gasolina, la pérdida de las elecciones judiciales y las protestas indígenas, se las ingenió para convocar una “cumbre social” y “profundizar” sus estrategias de gobierno, entre las que propone una sorpresiva ley para democratizar a los medios de comunicación.
Como alumno de Hugo Chávez, Morales sabe que lo que no gana en las urnas o pierde en el Congreso, lo puede lograr con demagogia, invocando “el poder soberano del pueblo”. Así fabricó leyes, Constitución y decretos, y ahora perfila sus cañones contra los medios, a los que acusa hasta del pecado original.
Y este año, la época navideña trajo sorpresas hasta en el norte. El 15 de diciembre, en contradicción con el 220 aniversario de la Primera Enmienda, cláusula constitucional que prohíbe legislar sobre libertad de expresión, el Congreso de EE.UU. discutía sancionar una ley sobre piratería digital, que si bien tiene el fin loable de proteger los derechos de autor, también posee el potencial de convertirse en un instrumento para coartar la libertad en internet, lo que el gobierno dice aborrecer.
Posiblemente para el público, estas zancadillas decembrinas contra la libertad de expresión pasan más desapercibidas por tratarse de una disciplina abstracta, difícil de cuantificar, que por las fiestas navideñas. Por eso es vital que los afectados directos acudan a los tribunales no solo a defender esa libertad de todos, sino también para obligar a los gobiernos a respetar las garantías constitucionales.

No hay forma de parar a los Castro


Los hermanos y dictadores Castro siempre se salen con la suya. Hace apenas unas semanas cuando la represión estaba en su máximo esplendor en Cuba, en la cumbre de la flamante Celac se dieron un banquete de popularidad servido por el anfitrión Hugo Chávez y con las aclamaciones de todos los presidentes latinoamericanos y del Caribe. ¡Todos, sin excepción! Los presidentes que no le prodigaron alabanzas, omitieron hablar, incluso cuando se llenaron la boca de la necesidad de respaldar las democracias.

Hoy, El Nuevo Herald de Miami, hace un recuento de las atrocidades del 2011 citando a la creíble Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), con sede en La Habana, que denunció 3.170 detenciones durante lo que va del 2011, como parte de la estrategia de persecución y hostigamiento constante contra los ciudadanos cubanos.

El director de la entidad, Elizardo Sánchez, director de la ilegal CCDHRN, dijo que ya se han registrado 800 detenciones temporales más que en 2010. Y en esta estrategia no se cuenta a la cantidad de actos de represalia y ataques contra disidentes como el ocurrido en estos días en contra de la banda de Rock, porno para Ricardo, liderado por Gorki Aguila, a la que le cortaron la electricidad cuando hicieron un “concierto” desde un balcón para protestar por la negativa del régimen a permitirles organizar otros en varios puntos del país o permitirles salir del país para tocar su música en festivales internacionales a los que han sido invitados.

En todo el mundo se están conociendo las fotografías de varios disidentes mostrando sus heridas tras una dura represión policial cuando se manifestaron a favor del día mundial de los derechos humanos.

Sin embargo, la camaradería silenciosa de los presidentes latinoamericanos y del Caribe ante esta represión es vergonzosa.

diciembre 19, 2011

Chávez: Reacción previsible contra Obama


El presidente venezolano Hugo Chávez es muy previsible. Ante una crítica del presidente Barack Obama a una entrevista por escrito con el diario caraqueño El Universal, Chávez se deschavó contra Obama, a quien le dijo que debería gobernar mejor su desastre y no olvidarse de los afro descendientes y que Venezuela no volvería a ser colonia de nadie.

Las reacciones de Chávez fueron lo que se preveía ante un Obama que sin ofensas criticó las relaciones de Venezuela con el gobierno terrorista de Irán y con Cuba y que, en su parte más trascendente de su respuesta, se despachó en contra de las persistentes violaciones a los derechos humanos de parte del gobierno de Chávez.

Con mucha claridad, Obama respondió lo siguiente: “… Ciertas libertades y derechos son universales, entre ellos el derecho de los individuos a expresar libremente sus opiniones. La historia muestra que una prensa libre, así como magistrados y legislaturas fuertes e independientes son elementos esenciales de una sociedad libre. En nuestro mundo digital interconectado, la libertad de expresión es esencial para salvaguardar la democracia, ya sea en medios impresos, en la radio, en televisión, o en un blog en línea o red social. Las naciones que defienden esos derechos y libertades eventualmente son más prósperas y más exitosas. En las naciones que no defienden esos derechos, no es posible hacer responsables a los funcionarios por sus acciones, es más probable que la corrupción persista, y la gente no pueda vivir con las libertades básicas que merece.

Estos principios no solo son valores estadounidenses, sino derechos humanos fundamentales, y tanto EEUU como Venezuela tienen la responsabilidad de defenderlos. Recordemos que los estatutos de la Organización de Estados Americanos declaran que "la democracia representativa es una condición indispensable para la estabilidad, la paz y el desarrollo de la región". La Carta Democrática Interamericana igualmente expresa que "los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla".

Aquí en América, la historia de nuestra región ha sido una que ha visto a sus ciudadanos lograr un mayor control sobre sus vidas. Prácticamente, toda América Latina ha pasado de sufrir bajo dictaduras a vivir en democracias. Sin embargo, debemos llamar la atención cuando observamos una amenaza a los principios democráticos. En Venezuela, hemos sentido una gran inquietud al ver que se han tomado medidas para restringir la libertad de prensa, así como para erosionar la separación de poderes que son tan necesarios para que la democracia prospere. En todos los países de la región, queremos ver elecciones que sean libres y justas”.

Era evidente que Chávez se iría por la tangente, no respondería a Obama sobre las violaciones a los derechos humanos y seguiría con su cantaleta sobre el colonialismo del imperio. Es decir, un Chávez con más de lo mismo.

Sin éxitos una guerra interminable


Terminó una guerra que por sus motivos no debiera haber comenzado. EE.UU. no consiguió jamás probar que el régimen de Sadam Hussein poseía armas de destrucción masiva ni que el líder iraquí tenía fluidas relaciones con Al Qaeda.

Las últimas tropas se marcharon el domingo rumbo a Kuwait, donde el papá de George W. Bush había comenzado la del Golfo Pérsico, más rápida y exitosa. Esta de Irak, en cambio, tuvo nada de exitosa, más de 100 mil iraquíes y unos 4.500 soldados estadounidenses murieron y otros 30 mil quedaron lisiados, lo que engrosará una lista de veteranos que requerirá de mayor atención psicológica y médica y que regresa a un país que debe incorporarlos a un mercado laboral endeble.
Si a todos esos gastos fijos y potenciales se le suma el billón de dólares gastado durante la operación de casi 9 años, son pocas las conjeturas que se pueden hacer a favor de la guerra, la que incluso no logró aquietar una violencia interna entre grupos étnicos eternamente en disputa. Lo único rescatable lo tomó prestado Barack Obama, quien cumplió con su promesa de campaña, la que también incluyó enviar muchas de las tropas en Irak hacia Afganistán, el otro bastión indomable que en décadas anteriores ni la Unión Soviética pudo controlar.
El futuro de aquella zona no pareciera depender del involucramiento directo de las grandes potencias, las que muchas veces están prestas a estabilizar una nación no por la necesidad de paz, sino por razones estrategias que tienen que ver con la energía del petróleo que todavía domina sobre el mundo.



diciembre 16, 2011

El engaño autoritario de la Celac


Las principales causas del deterioro de la democracia y de la calidad de vida en Latinoamérica, son la inseguridad pública, la corrupción, la subordinación de la justicia, el fraude electoral y las violaciones a la libertad de prensa y de expresión. Sorpresivamente, ninguna de estas fue abordada en los 40 puntos de la Declaración de Caracas, documento fundacional de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), aprobado por los presidentes de la región.

Lejos de las necesidades y pesares de los ciudadanos, la Declaración promulgada el fin de semana pasado en Caracas, puso énfasis en la política ideológica del anfitrión y mentor de la nueva sociedad, Hugo Chávez, y de una orquesta de socios que tampoco se caracteriza por sus prácticas democráticas, como Rafael Correa, Raúl Castro y Daniel Ortega.

El documento constitutivo de Celac suena como una canción de protesta de Calle 13. En la flamante Comunidad, en lugar de discutirse sobre temas que realmente conectan a la gente con sus gobernantes; transparencia y anticorrupción, inseguridad y salud, empleos y comercio, innovación y tecnología, se habló sobre autodeterminación de los pueblos y el principio de no injerencia, características de un discurso politizado y resentido, que nos retrotrae a la década de los 70 y la Guerra Fría.

Descompasados con la actualidad, los principios esbozados no tuvieron la intención de integrar a la región económicamente y blindarla de colonialismos pasados como vendieron los discursos. Más bien, pareció que los gobiernos más autoritarios crearon su propia coraza para impedir que en sus países se supervise el cumplimiento de los derechos humanos, acción que universalizó la Convención de Viena de 1969, por encima del derecho interno y de la Constitución de cada país.

No es casualidad que los mayores deudores con los derechos humanos, Cuba, Venezuela, Ecuador y Nicaragua fueran los más estentóreos en esta Cumbre. 

De esta forma, Chávez y Correa – sin el contrapeso que otrora ejercían presidentes de la vereda de enfrente como Alvaro Uribe, Alan García, Oscar Arias o Vicente Fox - se sintieron a sus anchas, más libres y arrogantes para pedir el reemplazo de la Organización de Estados Americanos por la Celac, para criticar el método de protección de derechos humanos reconocido como el más funcional del mundo, con su Comisión y Corte interamericanas, y para reprender a los medios de comunicación privados, a los que le atribuyen propiedades anti bolivarianas y un poder fáctico, causante del “gravísimo problema planetario”.

La Celac nació con muchas contradicciones. No solo excluyó a dos de los socios comerciales, militares y de mayor influencia en la región y el mundo, como EE.UU. y Canadá, sino que incorporó a la mesa a Raúl Castro en el mismo momento que en su país se reprimía brutalmente a los disidentes y a Daniel Ortega, quien ganó su tercer mandato pese a una reelección prohibida por la Constitución, y desoyendo a veedores de la OEA y la Unión Europea que denunciaron fraude en el proceso electoral.

En realidad, si de alguna integración se puede hablar, es que en la Celac se mezclaron sistemas democráticos, autoritarios y dictatoriales, incluyendo a varios pequeños países caribeños angloparlantes, sumisos y silenciados por los petrodólares de Chávez. Lo más penoso, empero, es que esa composición se legitimó con la venia y los aplausos de Dilma Rousseff, Juan Manuel Santos, Felipe Calderón y Sebastián Piñera, quienes no deberían tragarse aquello de que la autodeterminación y la soberanía pesan más que la democracia.

La Declaración de Caracas que tuvo la misión de demostrarle al mundo en crisis económica, los beneficios de la integración regional; sin embargo, solo sirvió para fortalecer el discurso político de las “revoluciones ciudadanas”, que a diferencia de las sociales como las de países árabes, en las de América Latina es solo una careta para que los gobiernos tomen el poder absoluto.

La Celac no es genuina, sino retórica y pura cháchara. Servirá para fundir en bronce a líderes ficticios, como antes el Unasur hizo con Néstor Kirchner. Por su composición ideológica no tendrá larga vida, durará tanto como duren los gobiernos que la incentivaron.

Sinopsis de ROBOTS con ALMA

Sinopsis de ROBOTS con ALMA: En "Robots con Alma: atrapados entre la verdad y la libertad" , la humanidad se tambalea al borde de ...