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agosto 05, 2010

Obispos y presidentes

La Iglesia Católica, que casi solo estaba apareciendo en los titulares de prensa en relación a denuncias sobre abuso sexual, irrumpió con bríos renovados en la agenda política latinoamericana, entreverándose en varias decisiones presidenciales.

Con determinación y sin escapar muchas veces a la polémica, los obispos católicos se vieron involucrados en roles protagónicos. Desde la intervención del cardenal cubano Jaime Ortega ante el presidente Raúl Castro para que libere presos políticos, hasta las serias represalias que sufrió un cardenal venezolano por sus críticas recalcitrantes contra el régimen totalitario de Hugo Chávez.

O desde la discordancia de la Conferencia Episcopal chilena con Sebastián Piñera por no ofrecer clemencia a violadores de los derechos humanos, hasta la afinidad de prelados salvadoreños con Mauricio Funes, quien vetó un decreto legislativo que hacía de la Biblia una lectura obligatoria en las escuelas del país para combatir la violencia juvenil.

En su activa participación en la agenda política, los obispos no suelen tener el camino fácil. Con la manida figura de la “separación Iglesia – Estado”, los líderes y gobernantes suelen tratar de acallar sus críticas y opiniones acotando la libertad de culto, un principio constitucional que no solo avala el derecho a elegir y profesar un credo religioso, sino que garantiza que nadie - creyente, agnóstico, ateo o autoridad religiosa – sea perseguido o sufra represalias por expresar o enseñar sus creencias.

En Venezuela esta libertad, así como la de expresión, también está en entredicho. Chávez ha tomado revancha en contra de los obispos disponiendo esta semana no solo la interpelación en el Congreso del cardenal Jorge Urosa, sino también el pedido de revisión de la concesión de Vale TV, un medio de carácter cultural que la Iglesia maneja desde 1998, para ponerlo “a la orden del pueblo… no del cardenal”. ¿El pecado?: Acusar a Chávez de violar la Constitución.

Urosa salió airoso del interrogatorio parlamentario. Reivindicó el derecho de los obispos a opinar sobre asuntos sociales, morales o políticos, sin necesidad de que se lo catalogue de “opositor”, “troglodita” o “indigno”. Similar actitud tomó el año pasado la Conferencia Episcopal de Argentina, cuando el gobierno acusó a los prelados de hacer propaganda política e incentivar la violencia, por denunciar la ineficacia oficial para detener el hambre y pobreza, en un país de amplios recursos naturales.

Más allá de que uno comparta o no la doctrina que imparten los religiosos, así sean obispos, pastores o rabinos, lo importante, en una sociedad abierta, plural y diversa, es acceder a esas opiniones, para comprender mejor o tener más enfoques sobre temas morales complejos y desafiantes, como la legalización del matrimonio de personas del mismo sexo que se adoptó en Argentina, el renovado tema del aborto que brotó en Brasil o la distribución de la “píldora del día después” que patrocina el gobierno de Perú.

Estos temas y sus consecuencias, son los que dan validez a la opinión y consejos de expertos, aún en épocas electorales en las que se hace difícil ponderar entre el derecho a recibir información y a no ser molestado por consejos proselitistas. Como sucedió esta semana en Brasil con la controversia creada por el obispo brasileño de Guarulhos, Luiz Gonzaga, quien pidió a los católicos a que no respalden a la candidata presidencial oficialista, Dilma Rouseff, por ser partidaria a la despenalización del aborto.

Aunque el obispo justificó que tiene como ciudadano el derecho a expresar su opinión y como pastor la obligación de orientar a los fieles, quizá, y lamentablemente, corra la misma suerte que uno de sus colegas en Costa Rica, que en mayo fue condenado y censurado por la justicia por pedir a los feligreses que no voten por candidatos que tuvieran valores reñidos con los de la fe católica.

Más allá de las polémicas y regaños políticos, y aún a riesgo de perder espacio o credibilidad por su posición conservadora, lo importante es que la Iglesia, así como toda denominación religiosa, siempre tenga un marco adecuado de libertad y tolerancia para sus opiniones y enseñanzas.

La libertad de culto así como la libertad de expresión son valores fundamentales que deben ser protegidos para evitar caer en el oscurantismo que muchos líderes predican.

abril 03, 2009

Presidentes periodistas

Alérgicos a las críticas, temerosos a dar conferencias de prensa y esquivos a las entrevistas, en los últimos años se viene consolidando un grupo de líderes políticos cuya estrategia es comunicar sin la intermediación de los reporteros. Son los “presi-riodistas”, presidentes devenidos en periodistas.
Suelen repeler y atacar a la prensa, pero al mismo tiempo se desviven por escribir columnas de opinión; hablar hasta por los codos en cadenas nacionales de radio y TV; comunicar sus ideas sólo en actos políticos; y, con dineros públicos, comprar o crear periódicos, radios, televisoras y agencias de noticias para usufructo personal y político, sin que además les tiemble la mano para cerrar o confiscar aquellos medios que les incomodan.
Uno de ellos es el presidente ecuatoriano Rafael Correa. Esta semana acusó a los medios de ser mediocres, corruptos, estar politizados y ganar dinero, como si la rentabilidad fuera un pecado para la empresa privada. En realidad, Correa pintó a su propio gobierno, que desde sus inicios viene conformando una estructura mediática estatal, gracias a la confiscación de diarios y televisoras privados a los que tarda en ofrecer en licitación pública, utilizándolos a su conveniencia política.
Otro enérgico “presi-riodista” es Evo Morales, quien para contrarrestar los efectos “de las mentiras de los medios” e “informar la verdad”, en enero lanzó Cambio, uno de los tres diarios que prometió publicar. Además de crear cientos de radios y televisoras con el aporte de los gobiernos venezolano e iraní, Morales lanzó Cambio con dineros de los contribuyentes, pero lejos de promoverlo como medio público de información, lo transformó en un instrumento de propaganda gubernamental.
El matrimonio Kirchner, a quien se le celebró hace unos meses, como un acto de desmesurada generosidad, el haber otorgado la primera conferencia de prensa después de años frente al gobierno argentino, es sospechado de utilizar testaferros para comprar medios privados y deshacerse de periodistas críticos, como Nelson Castro, o echar a otros del sistema de medios estatales.
Una estrategia similar que ha seguido el “presi-riodista” Daniel Ortega en Nicaragua, quien utilizó su influencia para correr reporteros de canales privados, ganar la propiedad de Canal 4 para su familia y editar El 19, un diario fundado para escrachar a sus adversarios al mejor estilo de aquella prensa chicha manipulada por el régimen Fujimori-Montesinos.
Otros presidentes inician proyectos inocentes, como el paraguayo Fernando Lugo, quien impulsa un Programa de Comunicación para el Desarrollo con la creación de 700 radioemisoras comunitarias, un sistema que tarde o temprano, cuando el gobierno entre en años y decaiga su popularidad, tendrá el potencial de usarse como agente propagandístico. Así también, Ignacio Lula da Silva, promueve en Brasil una conferencia nacional de comunicación, cuyos resultados eventualmente apuntarán a controlar los contenidos de los medios. Y en este rubro entran otros presidentes, como el guatemalteco Alvaro Colom y el uruguayo Tabaré Vázquez, que sostienen y otorgan licencias de radio y televisión a cambio de monopólicas lealtades políticas.
Pero quienes ostentan mejor el título de “presi-riodistas” son los comandantes Hugo Chávez y Fidel Castro, expertos en el arte de la propaganda. Lejos de aminorar su diatriba en contra de todo lo que no sea rojo, el presidente venezolano imita las “Reflexiones” de Castro con sus columnas “Las líneas de Chávez”, sin privarse de otros desbarajustes, como el cierre de RCTV, el acoso constante a Globovisión, la fundación de cientos de radios, periódicos y agencias de noticias que repiten sus ideas hasta el cansancio.
A pesar de las imitaciones, el “maestro presi-riodista” es Fidel, dueño idolatrado de los medios de su país en los últimos 50 años. Su mayor audacia es haber gozado de libertad cuando criticaba la dictadura de Fulgencio Batista en la revista Bohemia, un cambio radical de actitud si se considera que todo aquel que critica su dictadura fue expulsado o terminó en los calabozos, como lo atestiguan todavía hoy los 26 periodistas que se pudren en las cárceles de su isla.
Queda ver, desde ahora, cómo se comportará el presidente electo salvadoreño, Mauricio Funes. Aunque ya tuvo algunos tropiezos con los medios, seguramente su trayectoria como corresponsal le servirá para diferenciar las políticas informativas de las de la propaganda; y así no actuar jamás como “presi-riodista”.

agosto 30, 2008

La neutralización de la política

Demócratas y Republicanos pusieron toda la carne al asador y se están sacando chispas. Ahora sí, se puede decir que comenzó la carrera que terminará el 4 de noviembre con un nuevo Presidente en la Casa Blanca. La estrategia por neutralizar al oponente se puso en evidencia al cierre de la Convención Demócrata en Denver esta semana y al comienzo de la Republicana en Minneapolis este lunes. Barack Obama y John McCain hicieron movidas estratégicas eligiendo a sus compañeros de fórmula para equilibrar las críticas a la falta de experiencia y a la demasiada edad para gobernar, respectivamente.

Fue McCain quien golpeó último sorprendiendo a partidarios e incluso a los medios de comunicación con la elección de una mujer joven que a sus 44 años solo tiene dos como gobernadora de Alaska, el estado más joven y menos poblado de la nación. Sarah Palin, cuya estampa podría ser tapa de Hola y Vogue que de Times o Newsweek, derrochando belleza por sobre juventud e inexperiencia, es una jugada para atraer a los jóvenes que McCain estaba perdiendo con Obama y para robarle a los Demócratas lo que desaprovecharon: Hillary Clinton, la primera mujer al frente de la Casa más codiciada del país.

Obama golpeó en forma excelente al principio de esta semana. Eligió al experimentado senador Joseph Biden de 65 años, de un estado igualmente desconocido, Delaware, pero con un incomparable récord en materia de política internacional y sobre temas de energía, dos aspectos que neutralizan las críticas más acérrimas de McCain y sus Republicanos, y contrarresta en algo los 18 millones de votos que obtuvo Hillary abriendo una grieta que todavía Obama, ni su exitosa Convención, pudieron cerrar. En disputa interna todavía no hay certeza sobre los votos de Hillary, ya que el 50 por ciento (mujeres en su mayoría) está indeciso si dejarán sus votos en el partido o emigrarán hacia los Republicanos. Y en ese punto es donde la figura de la vice Miss Alaska tiene sentido.

En realidad, Biden y Palin, más allá de sus aciertos políticos sirven para sumar o restar las fortalezas y debilidades de los dos nominados a Presidente. La juventud de Obama, 47, es suplida por los 65 del senador de Delaware; mientras que la excesiva experiencia de McCain, 72, por la extraordinaria jovialidad que aportan los 44 de la gobernadora de Alaska. La prueba es contundente, lo que antes parecía una brecha generacional incuestionable, ahora, si se suman las edades de los respectivos compañeros de fórmula, todo queda neutralizado: 116 años para los republicanos contra 112 para los Demócratas.

Ya quedaron lejos aquellos días en que se vislumbraba una batalla despareja y en la que Obama aventajaba con su lema de “cambio” por más de 25 puntos porcentuales a McCain. Incluso antes de la Convención, Obama, según una encuesta de Gallup llevaba la delantera sólo por cuatro puntos, algo no muy alentador si se entiende que McCain personifica la continuidad de la política de George Bush, el más impopular Presidente de la historia. Hoy, según otra encuesta de Gallup, aunque sin considerar la sorpresiva nominación de Palin, Obama sacó mayor ventaja, algo que está en los cálculos para quien termina una Convención y obtiene el rédito político de la propaganda mediática que significa estar en la tapa de los diarios y en el “prime-time” de la televisión por tres días y tres noches seguidas.

Si hasta ahora las batallas fueron intensas, se augura una guerra frontal como nunca, además de global. Las nuevas tecnologías que han achicado al mundo, además de los conflictos internacionales en los que EE.UU. es protagonista, para bien o para mal, hace que todo el mundo esté pendiente y se hagan apuestas hasta en la India, para ver si el liderazgo quedará en las manos del primer negro o del más viejo de la historia. Las dos nominaciones vicepresidenciales agregan condimentos fascinantes para los expertos y desacomodan los sondeos, las expectativas y los pronósticos.

McCain ya se aprovechó de lo que parece un feliz desliz para los Republicanos. Sus spots propagandísticos comenzaron a pegar fuerte esta semana y varios de sus partidarios como el popular ex intendente neyorkino, Rudolph Guliani, adularon a Hillary tratando de seguir dividiendo a los demócratas que buscan dejar las divisiones desde las internas. Para McCain y su campaña, Biden les cae como anillo al dedo, ya que es un demócrata conocido por “bocón” que ha calificado a Obama de inexperto y de “negro limpio” durante la interna con Hillary, aspectos que usarán a ultranza para corroer la fórmula. Para los demócratas, la selección sirve para morigerar las críticas de que Obama, inexperto en política internacional, no sabría cómo lidiar con temas nuevos, como el conflicto Rusia-Georgia o los más añejos como el retiro de tropas de Irak o el influjo en Afganistán. Después de todo, Biden es a Obama lo que Dick Cheney fue a George Bush, a quien también se calificaba de inexperto en asuntos foráneos.

Hasta hace unos días, si uno se guiara por la opinión de los amigos y de lo dicen los medios de comunicación, Obama ganaría fácilmente la elección presidencial, debido a su discurso anti-establishment washingtoniano que no supo hacer nada en los últimos ocho años por controlar la inflación, el costo de la energía, atrapar a Bin Laden y dialogar con gobiernos extranjeros.

Pero ahora la batalla es más pareja. El precio del crudo algo más estable, una población estadounidense que cuatro a uno apoya las intenciones del candidato republicano para perforar las plataformas submarinas en las costas, una Rusia envalentonada y un Irán que provoca con energía nuclear, le sirvieron a McCain para emparejar los sondeos. Eso sin contar lo que la gobernadora Palin trae a la fórmula: una mirada más conservadora que la del propio McCain que tiene bastante descrédito en el interior de su partido, contraria al aborto (neutralizando la posición Católica de Biden), al casamiento entre homosexuales y a favor de un sistema de salud más socialista y que el país mantenga el derecho a la portación de armas de fuego.

Palin es una pieza de ajedrez bien jugada si se piensa en lo importante del voto femenino, en especial el de la Florida, estado que si es ganado, asegura la Presidencia, como quedó demostrado en la elección del 2000 cuando Al Gore perdió este estado por 237 votos, y así la Casa Blanca. Tres de cada cuatro mujeres en la Florida sufragaron a favor de Hillary Clinton en las internas, aunque la intención de voto femenino a nivel nacional se inclina todavía a favor Obama por arriba de McCain.

La verdadera carrera presidencial recién empezará el jueves próximo cuando termine la Convención Republicana. Seguramente empezará de cero, aunque hay un elemento natural que puede conspirar contra la fuerza de Palin, y a la que Obama supo explotar en su discurso de cierre. Se llama Gustav, y no es otro candidato, sino un huracán que está llegando adonde llegó Katrina hace tres años y hace recordar no solo el desastre de Nueva Orleans sino la ineficacia del gobierno más poderoso del planeta para ayudar a su propia gente. Este puede ser el talón de Aquiles de los Republicanos.

No hay seguridad todavía quien desembocará en la Casa Blanca, y así como los nombramientos de Biden y Palin fueron sorpresas políticas agradables, también pudieran sucederse otros hechos inesperados que podrían torcer al electorado como por ejemplo que se capture a Bin Laden o que ocurra un ataque terrorista de envergadura, no solo en el país sino en cualquiera de sus aliados. La agresión a los cuatro trenes de Madrid el 11 de marzo de 2004, además de la catástrofe nacional que significó, fue una desastre para el conservador Partido Popular que vio desvanecidas sus aspiraciones a cuatro días de ganar unas votaciones que parecían segurísimas.

Aunque ya llegamos a casi un año de tiro y aflojes entre los dos partidos más populares del país, la carrera presidencial recién empieza.

agosto 26, 2008

Presidentes y el control informativo

No hay nada más tentador para un gobierno que controlar a la prensa, tener el control de lo que se dice o no se dice. Esas tentaciones suelen tener aristas distintas, censura o propaganda, pero siempre están imbuidas por la misma ambición de no dejar que la población esté informada, influida, o con capacidad para tomar sus propias decisiones. En la jerga oficial, orden significa control.

Los presidentes latinoamericanos que más se quejan de la manipulación de los medios de comunicación, son quienes mayores atropellos comenten contra la información. En esta línea se destacan Hugo Chávez, Daniel Ortega, Evo Morales y Rafael Correa, a quienes tanto les da por “encadenarse” continuamente para dar sus mensajes, discriminar a periodistas y medios que no le son afines o crear medios gubernamentales con los recursos del Estado.

El presidente nicaragüense, Daniel Ortega, no contento con hincar a los medios independientes, discriminarlos con publicidad oficial, premiarlos a aquellos en los que trabajan sus familiares y extorsionar a otros para que despidan a los periodistas “incómodos”, ahora, como buen patrón de estancia, sigue utilizando los recursos de la nación para hacer propaganda a su antojo. El 22 de agosto lanzó un semanario propagandístico, justificado por la Primera Dama, Rosario Murillo: “Avanzamos hacia nuevos triunfos desde estos espacios de comunicación que defienden el proyecto de una revolución para la justicia y la paz”, dijo, recordando el 22 de agosto de 1978 cuando un comando sandinista tomó por asalto el Palacio Nacional y tomó de rehenes a legisladores partidarios del presidente Somoza.

Otra perlita es Hugo Chávez. No se cansa de crear medios oficiales radiales, escritos y televisivos, además de cerrar a los que considera críticos. Sancionó numerosas leyes como la de Responsabilidad Social y regulaciones administrativas con el propósito de trabar el ejercicio periodístico. En breve, espera que su Asamblea Nacional apruebe la controversial Ley Orgánica de Telecomunicaciones Informática y Servicios Postales, que le otorgará un poder absoluto y discrecional para ordenar para ordenar la suspensión de cualquier tipo de “trasmisión, emisión o recepción de signos, señales, escritos, imágenes, sonidos o informaciones de cualquier naturaleza, mediante comunicación por voz, datos y videos que esté actualmente inventada o por inventarse”, invocando razones de “orden público, la seguridad o los intereses de la Nación”. Si hay similitud con lo que hacían las dictaduras latinoamericanas, no es pura coincidencia.

Rafael Correa también tiene fuertes encontronazos contra la prensa. No está cumpliendo con su promesa de ofrecer a la iniciativa privada el control de los medios que el gobierno incautó por desfalco, como el diario El Telégrafo y algunos canales de televisión de la familia banquera Isaías. Es más, en el nuevo proyecto constitucional que se aprobará o rechazará el 28 de septiembre, existen numerosas menciones a la libertad de prensa y a los medios que despiertan suspicacias. De acuerdo al artículo 408 del nuevo texto constitucional, el estado se apropiaría del 50 por ciento de las utilidades que generen las estaciones de radio y televisión. El gobierno negó que esa sea la intención, sin embargo el texto lo justifica.

Evo Morales, por otro lado, de la forma que se benefician todos los países que participan en el ALBA, el proyecto ideológico impulsado por Chávez que contrarresta al ALCA, ha utilizado mucho dinero venezolano – además del iraní - para crear nuevos medios que le sirvan a sus intereses, lo que equivale a dilapidar dinero a favor de la propaganda gubernamental y no a una estrategia de empresas estatales al servicio de una información plural y diversa, obligación que sí tiene el Estado.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...