Mostrando entradas con la etiqueta medios privados. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta medios privados. Mostrar todas las entradas

agosto 15, 2009

Libertad: el mayor desprecio de Chávez

No queda mucho de democracia en Venezuela. Todos los poderes públicos viven sometidos a la voluntad del Poder Ejecutivo, así como están debilitados la oposición, los sindicatos, las iglesias, el movimiento estudiantil, las ongs y la propiedad privada.
La libertad, con sus derechos individuales y privados, de asociación y reunión, de prensa y expresión, es el valor que más desprecia el gobierno de Hugo Chávez. Su erosión es producida por decretos ejecutivos a voluntad, por leyes a medida que fabrica un congreso sin oposición y por la legitimización de procesos electorales y persecución de opositores que justifica una justicia politizada.
Dado el debilitamiento de la sociedad civil, y la escasa presión de gobiernos y organizaciones para revertir los golpes que a diario reciben las instituciones, la prensa libre se ha convertido en el último bastión para defender la democracia. Es una resistencia de todos los días. Desgastante y frustrante. Cuando ni las “leyes mordaza” ni las ejecuciones judiciales, o las trabas impositivas y comerciales pueden doblegar a la prensa, reaparecen los violentos cuerpos de choque y las amenazas públicas para intimidar a los periodistas.
La televisora RCTV vivió este proceso por años hasta que fue clausurada en mayo de 2007. La misma táctica se utiliza ahora contra Globovisión por su periodismo “contrarrevolucionario”, cuya cabeza tal vez termine como las cuatro decenas de radios y televisoras guillotinadas en los últimos días. No es novedad que la prensa sea imperfecta, pero es desmedido atacarla por “enemiga”, “golpista” y “terrorista”, cuando busca cumplir con su obligación de ser independiente, fiscal y mordaz.
Estos valores periodísticos son los que Chávez ha detestado desde que asumió el poder hace 10 años. Reniega de la prensa chúcara porque sabe que donde las instituciones fallan, ésta sirve de balance y chequeo, y para fiscalizar la corrupción. Sin embargo, no es reacio a la comunicación, siendo consciente de la importancia de mantener una prensa sumisa, obediente y utilitaria que le permita concentrar poder con impunidad, mercadear su ideología y expandir su influencia.
Esta lucha por asfixiar la información y estimular la propaganda, queda bien ejemplificada en la nueva ofensiva para desaparecer a más de 240 emisoras de radio y TV privadas (así como para no conceder licencias radiofónicas a la oposición), a contrapelo de la constante creación de medios oficiales. En unos pocos años, Chávez ha logrado un récord mundial, instaurando uno de los más grandes e influyentes imperios mediáticos gubernamentales, compuesto por cuatro televisoras nacionales, una internacional y 35 de UHF comunitarias; dos cadenas de radio y 231 radios comunitarias FM; 23 periódicos comunitarios, una agencia de noticias y 110 sitios web.
Este proceso de alta creatividad deviene de otro tremendamente destructivo basado en una manipuladora estrategia legal. El proyecto de ley sobre “delitos mediáticos” presentado ante el Congreso días pasados forma parte de ella, aunque es, en realidad, un reordenamiento de los “delitos de prensa” que ya fueron incluidos en la Constitución, en leyes especiales y en el Código Penal. Su única novedad, quizás, es que terminarían presos los periodistas que no publiquen hechos que el gobierno considere interesantes.
El sabotaje legal contra la prensa empezó durante la reforma constitucional de 1999 con la inofensiva cláusula de “información veraz”, la que moldeó la aberrante Ley de Responsabilidad Social del 2004 que permite controlar la producción y contenido de los medios, y la reforma del Código Penal de 2005, que agravó las penas para escudar al presidente y a otros funcionarios cuando se sintieren ofendidos.
A pesar de que por ahora el congreso desistió de tratar una nueva ley sobre delitos de prensa, la experiencia indica que la estrategia legal y violenta no se detendrá. Chávez tiene la certeza y el tiempo para buscar el control de los medios en su ideal por un régimen propagandístico y hegemónico al estilo cubano; a la vez que seguirá exportando sus métodos mordaza que ya se aplican con éxito en Ecuador, Bolivia y Nicaragua.
La única forma de frenar el atropello contra la prensa libre, el último bastión de la democracia venezolana, es la presión que puedan ejercer otros gobiernos y organizaciones intergubernamentales, los que hasta ahora han mirado irresponsablemente hacia otro lado.

mayo 28, 2009

El circo de Evo Morales

Siempre que nos entrevistamos con un presidente para discutir temas de libertad de prensa, lo hacemos previniendo diferentes escenarios, previendo reacciones y tratando obtener algunos compromisos favorables a la labor de la prensa o, por lo menos, que se corrijan algunas actitudes gubernamentales contra la labor de los periodistas.

Pero Evo Morales - en la entrevista que tuvimos anoche con él en Casa de Gobierno, con una delegación internacional de la SIP – no es fácil de leer. Nos habían advertido que podría utilizar la reunión para regañarnos o montar alguna clase de circo. Y así fue.

Nos recibió con sus colaboradores más cercanos, el ministro de la Presidencia, Juan Carlos Quintana y el vocero presidencial, Iván Canelas, artífices – según se dice – de la estrategia comunicacional del Presidente. Si bien Evo se mostró afable, simpático y generoso con el tiempo – estuvimos dos horas y cuarto en el palacio de gobierno – también se lo podía sentir tenso y molesto, ante un grupo de personas a los que él considera representantes de una prensa oligarca, burguesa y a la que le achaca los males ancestrales de su país.

A pesar de que quien lideraba la misión de nuestra parte, el presidente de la SIP, Enrique Santos, hizo un recuento pormenorizado de las preocupaciones que llevábamos ante el gobierno, Evo ya tenía su circo montado, para el cual permitió a la prensa nacional y extranjera en el recinto, lo que a todas luces se veía que “algo nos tenían preparado”.

Iván Canelas tenía listo un audiovisual con ejemplos de titulares de diarios, notas periodísticas y videos de canales, en los que trató de demostrar como se mentía e injuriaba a Morales. Muchos de estos tenían que ver con el diario El Mundo que en una tapa mostraba a Evo Morales recibiendo a Diego Maradona con un titular “Evo exporta, Diego consume”, a lo que un Canelas furioso y envalentonado por el Presidente que asentía con la cabeza, se refería como a una difamación alevosa.

El audiovisual duró casi una hora y si bien mostró algunos periodistas televisivos de departamentos opositores que insultaban a Evo, que en cualquier país pudieran ser severamente sancionados, Canelas, con ínfulas de profesor universitario, trató con los ejemplos de generalizar a toda la prensa boliviana.

Luego le tocó el turno a Quintana quien a través de un ejemplo del departamento de Pando en el que mostró una serie de hechos de corrupción entre un ex prefecto y varios medios de comunicación cuyos dueños y periodistas se estaban viendo beneficiados con bonos y dineros públicos, trató de demostrar que los medios son todos opositores y que responden a intereses neoliberales, por supuesto, corruptos y hasta terroristas y responsables de todos los males.

Evo no habló mucho, asintió siempre con sonrisas y comentarios afirmativos a los dichos altisonantes y propagandísticos de sus seguidores, pero cuando habló, cometió una gran torpeza al calificar a los periodistas de ser “pollos de granja”, lo que seguramente ahondará el distanciamiento que mantiene con el gremio.

Una de las inquietudes que le llevamos es que reinicie sus conferencias de prensa con los periodistas en casa de gobierno a quienes no atiende desde diciembre, cuando los reporteros gráficos en protesta – después que ridiculizó públicamente a un colega - dejaron sus cámaras, bolígrafos y libretas en la puerta de entrada del palacio.

En lugar de aceptar la sugerencia o al menos de haber dicho que estudiaría esa posibilidad de no discriminarlos, fue peor. Dijo que no le daría conferencias de prensa a los periodistas de La Paz porque no se sabían comportar, gritaban todos juntos como “pollos de granja” y que había llegado la hora de tener que educarlos.

Detrás de nuestra mesa de reunión donde más de 50 periodistas y camarógrafos estaban apostados, se “escuchó” un silencio profundo que de a poco se transformó en un murmullo respetuoso. Muchos habrían pensado irse, otros hacer una protesta parecida a la de diciembre; sin embargo todos optaron por retirarse en paz, acostumbrados a los exabruptos y circos propagandísticos de Evo Morales.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...