Me había prometido no escribir más sobre el padre Alberto Cutié. En realidad me había aburrido por seguir con una historia que parecía terminada y que solo estaba motivada por un auto escándalo interesado.
Dejé de lado hechos que ya no me parecieron relevantes, como su paso a la iglesia Episcopal y su casamiento por civil con Ruhama Buni Canellis, ahora su esposa, con quien tendrá su ceremonia religiosa y una fiesta en dos semanas y a la que mucha gente de la farándula local está invitada. Será una fiesta apoteósica y mediática, pagada por algún medio con una exclusiva. Esa siempre fue la vocación de este cura, muy alejado del voto austeridad.
Pero vale la pena escribir de nuevo sobre él y su esposa, porque pudiera ser que estamos ahora ante un escándalo real de proporciones judiciales, además de otro que varios periodistas en los canales de Miami dijeron explotaría la semana próxima, el que tendría que ver con relaciones amorosas y sexuales con protagonistas/os distintas/os a Ruhama. Veremos la semana próxima.
Por ahora, el flamante matrimonio ha sido demandado por un indocumentado oriundo de Indonesia de 44 años, Maxi Paulus Ratunuman, quien aduce ser anterior pareja de la esposa de Cutié.
El demandante también enjuició al Departamento de Policía de Biscayne Park por considerar que fue arrestado sin motivo el 6 de junio pasado mientras instalaba losas en la casa de un cliente. Ratunuman aduce haber vivido tres años con la actual esposa de Cutié, haberle ayudado a criar un hijo y haberle pagado la hipoteca de una casa que él compró pero que puso a nombre de ella por su condición de ilegal.
Según los abogados del demandante, considera que el padre Cutié traficó influencias con un policía amigo que lo arrestó ilegalmente, por lo que además esto abriría otro tipo de proceso contra Cutié, más allá de la compensación que se exige de unos U$S 15.000 “por angustia psicológica, pérdida de ingresos y capacidad de ingresos”.
Parece que el nuevo matrimonio Cutié no tendrá una boda tranquila. Veremos que sigue.
Quiero contarles sobre los procesos creativos de esta nueva historia sobre la verdad, la libertad y el miedo al futuro. Es mi nueva novela y espero publicarla cuando se sincronicen los planetas (las editoriales) o cuando se me acabe la paciencia y decida autopublicar -- Los contenidos de mi blog Prensa y Expresión están en el archivo. Blog por Ricardo Trotti
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junio 19, 2009
mayo 18, 2009
Alberto, mentiras y ¿montaje?
En un golpe más de rating, Univisión siguió con la saga del escándalo del padre Alberto, pero esta vez, en el Show de Cristina, en el que fueron entrevistados el director de TV Notas que publicó las 25 fotografías, Juan García Alejandro; y los fotógrafos Lorenzo Gonzalez de la Agencia Fullcovernews y José Luis Castillo, quien tomó las fotos de la playa que recorrieron el mundo.
El programa tuvo tanto valor como el de Teresa Rodríguez del jueves 8 de mayo y del martes 12 de mayo, porque si bien en aquel se trató de la entrevista o confesión del propio protagonista, esta vez el turno fue para los fotógrafos que lograron la exclusiva y quien la publicó.
Mi primera impresión, después de ver partes del video que acompañaron las fotos y que todavía no se habían mostrado, es que se trató de un montaje entre los fotógrafos y alguno de los miembros de la pareja pescada in fraganti o de alguno de los dos. Da la sensación, incluso de la forma que miran a la cámara que querían que “ser descubiertos”. Es más, la sospecha termina metiéndose dentro de la realidad cuando uno escucha que los fotógrafos eran amigos o al menos conocidos de la pareja, o de ella, quien en alguna época también fue compañera de trabajo de los fotógrafos.
Antes de terminar el programa, un fotógrafo invitado, Raúl Bosque, paparazzi de la agencia Fotomiami, coincidió en señalar que “si no es un montaje, la verdad que esto está bien hecho”. Agregó que no podía creer que los dos fotógrafos pudieron seguir a la pareja por tres días en lugares públicos y que ningún otro de los cuatro paparazzi que hay en cada esquina de Miami Beach no los pudiera “atrapar”.
En el noticiero después del programa, Cristina, también dijo que pensaba que se trataba de un montaje entre los dos fotógrafos y la mujer de Alberto. Claro que todo esto se trata de impresiones, porque los fotógrafos siempre sostuvieron que no fue un montaje.
Después de esta nueva serie de entrevistas, Alberto quedó como un mentiroso consumado. El director de la revista TV Notas, dijo que Alberto había mentido a Teresa Rodríguez cuando dijo que recién se había enterado de las fotos cuando las vio en su programa. García Alejandro dijo que le habló el día anterior a la publicación para decirle que publicaría las fotos. Además dijo que él tenía fotografías de la playa durante ese día donde se veía a mucha gente, sobre lo que el padre Alberto había dicho que escogió una playa solitaria, lo que demostraba su discreción. (Como si eso lo exonerara del problema)
García Alejandro defendió su buena posición de haber publicado las fotos y dijo que otros medios que no lo quisieron hacer fue “por falta de visión, por falta de presupuesto o no tuvieron olfato”. Los dos fotógrafos dijeron que antes fueron a una televisora a ofrecer el video y que cuando lo vieron dijeron que no lo mostrarían, y que entonces acudieron a TV y Notas.
Lorenzo Gonzalez recordó que no solo era amigo de la mujer de Alberto, sino que también conocían a su madre.
Jose Luis Castillo, quien tomó las fotos, dijo que cuando estaba en el bar de Miami Beach y vio entrar a la pareja, comenzó a sacarle fotos y de repente se acordó de llamar a su mujer, quien trajo una cámara de video con la que filmó por aproximadamente una hora a la pareja, mientras se daban besos y tomaban copas. Dijo que no sabía bien cómo se comportaba la pareja porque miraba muy de reojo para no despertar sospechas.
Luego comentó que fue su esposa quien le estaba sacando las fotos en la playa a la pareja cuando Alberto se percató.
Ahí interrumpió el director de TV Notas para decir que “alguno de los tres sabía” que esas fotos se estaban tomando, también sospechando que se trató de un montaje.
El director de TV Notas terminó su entrevista diciendo que lo único que habían hecho era publicar las fotos, ya que la realidad era un “secreto a voces”, porque en la parroquia todos sabían que ya la pareja estaba formada. Como prueba, mostró la foto de una fiesta que publicaron esta semana, en que se ve a la pareja posando muy felices.
Después de la entrevista quedé con la sensación de que todas las verdades ni las intenciones están dichas y hechas. Me da la sensación que así como el caso saltó sorpresivamente a la opinión pública, tendrá pronto una nueva irrupción. Veremos, entonces, de dónde vendrá el nuevo capítulo de esta telenovela.
El programa tuvo tanto valor como el de Teresa Rodríguez del jueves 8 de mayo y del martes 12 de mayo, porque si bien en aquel se trató de la entrevista o confesión del propio protagonista, esta vez el turno fue para los fotógrafos que lograron la exclusiva y quien la publicó.
Mi primera impresión, después de ver partes del video que acompañaron las fotos y que todavía no se habían mostrado, es que se trató de un montaje entre los fotógrafos y alguno de los miembros de la pareja pescada in fraganti o de alguno de los dos. Da la sensación, incluso de la forma que miran a la cámara que querían que “ser descubiertos”. Es más, la sospecha termina metiéndose dentro de la realidad cuando uno escucha que los fotógrafos eran amigos o al menos conocidos de la pareja, o de ella, quien en alguna época también fue compañera de trabajo de los fotógrafos.
Antes de terminar el programa, un fotógrafo invitado, Raúl Bosque, paparazzi de la agencia Fotomiami, coincidió en señalar que “si no es un montaje, la verdad que esto está bien hecho”. Agregó que no podía creer que los dos fotógrafos pudieron seguir a la pareja por tres días en lugares públicos y que ningún otro de los cuatro paparazzi que hay en cada esquina de Miami Beach no los pudiera “atrapar”.
En el noticiero después del programa, Cristina, también dijo que pensaba que se trataba de un montaje entre los dos fotógrafos y la mujer de Alberto. Claro que todo esto se trata de impresiones, porque los fotógrafos siempre sostuvieron que no fue un montaje.
Después de esta nueva serie de entrevistas, Alberto quedó como un mentiroso consumado. El director de la revista TV Notas, dijo que Alberto había mentido a Teresa Rodríguez cuando dijo que recién se había enterado de las fotos cuando las vio en su programa. García Alejandro dijo que le habló el día anterior a la publicación para decirle que publicaría las fotos. Además dijo que él tenía fotografías de la playa durante ese día donde se veía a mucha gente, sobre lo que el padre Alberto había dicho que escogió una playa solitaria, lo que demostraba su discreción. (Como si eso lo exonerara del problema)
García Alejandro defendió su buena posición de haber publicado las fotos y dijo que otros medios que no lo quisieron hacer fue “por falta de visión, por falta de presupuesto o no tuvieron olfato”. Los dos fotógrafos dijeron que antes fueron a una televisora a ofrecer el video y que cuando lo vieron dijeron que no lo mostrarían, y que entonces acudieron a TV y Notas.
Lorenzo Gonzalez recordó que no solo era amigo de la mujer de Alberto, sino que también conocían a su madre.
Jose Luis Castillo, quien tomó las fotos, dijo que cuando estaba en el bar de Miami Beach y vio entrar a la pareja, comenzó a sacarle fotos y de repente se acordó de llamar a su mujer, quien trajo una cámara de video con la que filmó por aproximadamente una hora a la pareja, mientras se daban besos y tomaban copas. Dijo que no sabía bien cómo se comportaba la pareja porque miraba muy de reojo para no despertar sospechas.
Luego comentó que fue su esposa quien le estaba sacando las fotos en la playa a la pareja cuando Alberto se percató.
Ahí interrumpió el director de TV Notas para decir que “alguno de los tres sabía” que esas fotos se estaban tomando, también sospechando que se trató de un montaje.
El director de TV Notas terminó su entrevista diciendo que lo único que habían hecho era publicar las fotos, ya que la realidad era un “secreto a voces”, porque en la parroquia todos sabían que ya la pareja estaba formada. Como prueba, mostró la foto de una fiesta que publicaron esta semana, en que se ve a la pareja posando muy felices.
Después de la entrevista quedé con la sensación de que todas las verdades ni las intenciones están dichas y hechas. Me da la sensación que así como el caso saltó sorpresivamente a la opinión pública, tendrá pronto una nueva irrupción. Veremos, entonces, de dónde vendrá el nuevo capítulo de esta telenovela.
mayo 17, 2009
Ángeles, demonios y Camila
Quiero, antes que nada, agradecer a todos los lectores de este blog y, en especial, a quienes en la última semana han votado por la encuesta sobre la eliminación del celibato en la Iglesia Católica. De los 532 votos – realmente un récord en este blog para cualquier tipo de encuesta - el 71% votó a favor de la eliminación de esa norma. Este porcentaje es realmente idéntico al que publicó la semana pasada el diario The Miami Herald, en una consulta que una firma ajena al periódico hizo durante el fin de semana entre 400 personas.
Más allá de que aquel sondeo haya tenido rigor científico, también mostró que el 72% del público de Miami piensa que la Iglesia debería eliminar el celibato.
Con eso en mente, y pensando que la película Ángeles y Demonios con Tom Hanks presumía de ser controversial sobre la vida de la Iglesia Católica o al menos sobre el Vaticano, anoche fuimos con mi esposa al cine, para entender el debate próximo que se impondría a la sociedad o al menos en los claustros universitarios.
Nada sucedió. Esta película, parte de la saga del Código Da Vinci, es simplemente un largometraje de acción con una trama que ya dejó de ser original después de su primera entrega sobre las sectas secretas dentro de la Iglesia. Muy buena imaginación, pura ciencia ficción, pero nada de controversia. Se trata de un complot por el asesinato del Papa orquestado por un cura cancerbero, por cuyo acto, como todo thriller, trata de confundir al espectador. Hubiera podido ser una entrega más del agente 007, ya que no tiene nada novedoso que le de un carácter diferenciador a otra película de acción. No hay controversia.
Pensando en el cine, la Iglesia y las controversias, hay muchos films que hacen pensar y crean debate. Doubt, de reciente aparición con la que fue nominada Meryl Streep, fue excelente al mostrar desde otro ángulo el problema de pederastia y abuso de menores dentro de la curia.
Otra película que impactó en su época fue la argentina Camila de 1984 de la directora María Luisa Bemberg. Se trata de una historia de amor verídica entre Camila O’Gorman y el sacerdote Ladislao Gutiérrez en el siglo XIX, interpretados por Susú Pecoraro e Imanol Arias. Cuenta sobre el escándalo que desató la historia de una mujer y su amado sacerdote que se fueron a un pueblito a crear una escuela, y escapar del escándalo, situación que se agravó cuando Camila quedó embarazada. El final es bien recordado, pero por discreción, ya que los finales nunca se deben contar, lo dejaré así para que quienes no la vieron la puedan tratar de ubicar y alquilarla. Es excelente y en realidad trae a colación el tema del celibato, lo que el padre Alberto y su historia volvieron a poner de moda.
Más allá de que aquel sondeo haya tenido rigor científico, también mostró que el 72% del público de Miami piensa que la Iglesia debería eliminar el celibato.
Con eso en mente, y pensando que la película Ángeles y Demonios con Tom Hanks presumía de ser controversial sobre la vida de la Iglesia Católica o al menos sobre el Vaticano, anoche fuimos con mi esposa al cine, para entender el debate próximo que se impondría a la sociedad o al menos en los claustros universitarios.
Nada sucedió. Esta película, parte de la saga del Código Da Vinci, es simplemente un largometraje de acción con una trama que ya dejó de ser original después de su primera entrega sobre las sectas secretas dentro de la Iglesia. Muy buena imaginación, pura ciencia ficción, pero nada de controversia. Se trata de un complot por el asesinato del Papa orquestado por un cura cancerbero, por cuyo acto, como todo thriller, trata de confundir al espectador. Hubiera podido ser una entrega más del agente 007, ya que no tiene nada novedoso que le de un carácter diferenciador a otra película de acción. No hay controversia.
Pensando en el cine, la Iglesia y las controversias, hay muchos films que hacen pensar y crean debate. Doubt, de reciente aparición con la que fue nominada Meryl Streep, fue excelente al mostrar desde otro ángulo el problema de pederastia y abuso de menores dentro de la curia.
Otra película que impactó en su época fue la argentina Camila de 1984 de la directora María Luisa Bemberg. Se trata de una historia de amor verídica entre Camila O’Gorman y el sacerdote Ladislao Gutiérrez en el siglo XIX, interpretados por Susú Pecoraro e Imanol Arias. Cuenta sobre el escándalo que desató la historia de una mujer y su amado sacerdote que se fueron a un pueblito a crear una escuela, y escapar del escándalo, situación que se agravó cuando Camila quedó embarazada. El final es bien recordado, pero por discreción, ya que los finales nunca se deben contar, lo dejaré así para que quienes no la vieron la puedan tratar de ubicar y alquilarla. Es excelente y en realidad trae a colación el tema del celibato, lo que el padre Alberto y su historia volvieron a poner de moda.
mayo 15, 2009
La infidelidad de Alberto
Abofeteada y avergonzada por los escándalos sexuales de años recientes, esta semana la Iglesia Católica de Miami tuvo que poner la otra mejilla. La cachetada fue del padre Alberto Cutié, uno de sus hijos más dilectos y responsable de moldear a su imagen y semejanza la renovada cara de la Iglesia: carismática, moderna y comunicativa.
Tal vez por su popularidad y porque la Iglesia no saldó del todo sus cuentas con la sociedad por el abuso de menores, muchos pasaron factura inundando programas periodísticos para respaldar el desliz amoroso del cura con una mujer en las arenas públicas de Miami; una conducta que quizás no se le hubiera tolerado a otro religioso de más bajo perfil.
Muchos tomaron partido a su favor, acusando al celibato de todos los males sexuales que engendraron los curas desde el Concilio de Trento en 1563. Sin embargo, que éstos se casen o que puedan tener relaciones no resuelve los problemas de las desviaciones ni de la infidelidad, en algunos casos hasta los puede potenciar. Numerosos pastores protestantes casados son la prueba; están acusados de adulterio y sentenciados por delitos sexuales.
Tampoco el matrimonio es la solución a los descarríos amatorios. Hay pederastas y pedófilos entre los que se ven felizmente casados, así como relaciones incestuosas, pornografía infantil y violencia doméstica. En todo caso, la desaparición del celibato, un debate nada nuevo en la Iglesia, más que enderezar perversiones, permitiría aumentar el número de vocaciones (en Estados Unidos hay 40.600 curas, cinco mil menos que en 2000); aunque quizás para la Iglesia sería más urgente resolver la discriminación de las mujeres al sacerdocio.
Lo del padre Alberto no es un tema de celibato, sino de infidelidad. Tenía incluso más responsabilidad que otros sacerdotes, debido a su vida pública y porque le habían delegado la imagen y mercadeo de la Iglesia en los medios. Su conducta tiene el agravante de que la hizo pública y sin tapujos; y pudo tener el atenuante si hubiera pedido a sus superiores excusarse de sus deberes sacerdotales durante las semanas transcurridas desde que fueron obtenidas las fotos en febrero (o desde que empezó la relación) y publicadas en mayo.
El caso de infidelidad a los votos sacerdotales, como el del ex obispo paraguayo, Fernando Lugo, no debería generar culpas más que a las personas responsables. No se puede acusar de este incidente ni a la Iglesia ni al celibato ni a los periodistas. A pesar de los excesos, los medios tienen la obligación ética, aún a riesgo de perder simpatías o lectores, de dar a conocer los actos de personas públicas, especialmente cuando se reflejan incoherencias entre lo que se pregona y se practica. De ahí que muchas carreras políticas exitosas y cercanas a la Presidencia estadounidense, como los casos de Gary Hart y John Edwards, hayan quedado truncadas por infidelidad marital.
Más allá de las responsabilidades éticas y legales que cada uno tiene ante su profesión, lo que la publicación de los hechos sobre personas públicas permite a la sociedad, no es corregir o castigar la promiscuidad, sino sancionar la traición de la confianza depositada y evitar que esa mentira o engaño pueda ser reiterada.
La sabiduría popular, más allá del cansino dicho de “quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”, sabrá ubicar al cura Alberto cerca de la imagen de Bill Clinton, cuya infidelidad fue perdonada, o la pegará a la de políticos y curas cuyas figuras fueron castradas por hechos parecidos. La ubicación depende de cómo juzgue la gente su admisión anoche en Univisión de que es un cura con novia, enamorado, de su lucha interna por serle infiel a Cristo y de una relación más larga de lo que mostraron las fotos.
Sus declaraciones rompieron un silencio que parecía prudente y reflexivo. Ahora la Iglesia, ante su confesión pública, no tendrá otro remedio que tomar una decisión, por lo que hasta un posible debate por la eliminación del celibato no lo tendrá a él entre los protagonistas más directos. La Iglesia tiene por delante una difícil decisión. Cualquier medida que adopte generará un grupo de ofendidos y mucha desconfianza.
Lo paradójico y asombroso, en todo caso, es que este bullicio lo genere una persona que mucho hizo para devolverle a la Iglesia la confianza perdida tras tantos años de escándalos y abusos sexuales.
Tal vez por su popularidad y porque la Iglesia no saldó del todo sus cuentas con la sociedad por el abuso de menores, muchos pasaron factura inundando programas periodísticos para respaldar el desliz amoroso del cura con una mujer en las arenas públicas de Miami; una conducta que quizás no se le hubiera tolerado a otro religioso de más bajo perfil.
Muchos tomaron partido a su favor, acusando al celibato de todos los males sexuales que engendraron los curas desde el Concilio de Trento en 1563. Sin embargo, que éstos se casen o que puedan tener relaciones no resuelve los problemas de las desviaciones ni de la infidelidad, en algunos casos hasta los puede potenciar. Numerosos pastores protestantes casados son la prueba; están acusados de adulterio y sentenciados por delitos sexuales.
Tampoco el matrimonio es la solución a los descarríos amatorios. Hay pederastas y pedófilos entre los que se ven felizmente casados, así como relaciones incestuosas, pornografía infantil y violencia doméstica. En todo caso, la desaparición del celibato, un debate nada nuevo en la Iglesia, más que enderezar perversiones, permitiría aumentar el número de vocaciones (en Estados Unidos hay 40.600 curas, cinco mil menos que en 2000); aunque quizás para la Iglesia sería más urgente resolver la discriminación de las mujeres al sacerdocio.
Lo del padre Alberto no es un tema de celibato, sino de infidelidad. Tenía incluso más responsabilidad que otros sacerdotes, debido a su vida pública y porque le habían delegado la imagen y mercadeo de la Iglesia en los medios. Su conducta tiene el agravante de que la hizo pública y sin tapujos; y pudo tener el atenuante si hubiera pedido a sus superiores excusarse de sus deberes sacerdotales durante las semanas transcurridas desde que fueron obtenidas las fotos en febrero (o desde que empezó la relación) y publicadas en mayo.
El caso de infidelidad a los votos sacerdotales, como el del ex obispo paraguayo, Fernando Lugo, no debería generar culpas más que a las personas responsables. No se puede acusar de este incidente ni a la Iglesia ni al celibato ni a los periodistas. A pesar de los excesos, los medios tienen la obligación ética, aún a riesgo de perder simpatías o lectores, de dar a conocer los actos de personas públicas, especialmente cuando se reflejan incoherencias entre lo que se pregona y se practica. De ahí que muchas carreras políticas exitosas y cercanas a la Presidencia estadounidense, como los casos de Gary Hart y John Edwards, hayan quedado truncadas por infidelidad marital.
Más allá de las responsabilidades éticas y legales que cada uno tiene ante su profesión, lo que la publicación de los hechos sobre personas públicas permite a la sociedad, no es corregir o castigar la promiscuidad, sino sancionar la traición de la confianza depositada y evitar que esa mentira o engaño pueda ser reiterada.
La sabiduría popular, más allá del cansino dicho de “quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”, sabrá ubicar al cura Alberto cerca de la imagen de Bill Clinton, cuya infidelidad fue perdonada, o la pegará a la de políticos y curas cuyas figuras fueron castradas por hechos parecidos. La ubicación depende de cómo juzgue la gente su admisión anoche en Univisión de que es un cura con novia, enamorado, de su lucha interna por serle infiel a Cristo y de una relación más larga de lo que mostraron las fotos.
Sus declaraciones rompieron un silencio que parecía prudente y reflexivo. Ahora la Iglesia, ante su confesión pública, no tendrá otro remedio que tomar una decisión, por lo que hasta un posible debate por la eliminación del celibato no lo tendrá a él entre los protagonistas más directos. La Iglesia tiene por delante una difícil decisión. Cualquier medida que adopte generará un grupo de ofendidos y mucha desconfianza.
Lo paradójico y asombroso, en todo caso, es que este bullicio lo genere una persona que mucho hizo para devolverle a la Iglesia la confianza perdida tras tantos años de escándalos y abusos sexuales.
mayo 12, 2009
Me cansé de Alberto y los medios
Como muchos, me quedé para seguir la entrevista que Univisión a través de Teresa Rodríguez le hizo al padre Alberto Cutié. No lo hubiese hecho por principios periodísticos, teniendo en cuenta que no comparto para nada la forma en como la televisión se excede para hacer de cualquier noticia una novela, máxime cuando se trata de temas de interés público como en este caso.
Pero bueno, no tuve más remedio que apoltronarme en el sillón y esperar que la estupidez acartonada de la televisión se desenvuelva de a poco para llegar a las mismas conclusiones que tuve desde el principio cuando me enteré, a través de la publicación de unas fotos en TV Notas, que habían sorprendido al padre Alberto revolcándose en la playa de Miami, casi en el umbral de su parroquia de Miami Beach con una parroquiana.
Después de esta entrevista sostengo lo mismo que desde el principio. A pesar de que se trata de hacer ver a esto como un problema de celibato, no es más que un problema de infidelidad de parte del cura para con los votos sacerdotales, con el agravante de que se ha formado un escándalo porque su conducta impropia – no con la vida de hombre, sino de sacerdote – fue pública. Nada más que eso.
El tipo es un buen tipo nadie puede negarlo, como tampoco se puede negar que se trata de una celebridad y que le encanta y se siente cómodo de estar frente a las cámaras y de escuchar su voz. Acaso algún periodista de televisión – como él lo es – ¿no es también narcisista? Como el jueves pasado después de la entrevista, noté que habló con falta de humildad, inmadurez, displicencia y desafiante, aunque nada me molestó. Da la sensación que ahora debería ir al programa de Don Francisco para seguir este peregrinaje mediático. Ya estuvo en CBS y buscará él y otros canales mayor rating.
Todo lo que dijo, sobre que estaba enamorado, de que la Iglesia es del siglo dieciocho y él del veintiuno y sobre que al celibato lo respeta, pero que no es para él, no es nada nuevo ni sorprendente. Me parece que es dueño de sus actos, que sabe lo que hace y que pronto decidirá que hacer por fuera de la Iglesia. Será una persona de éxito y creo que como a cualquiera hay que desearle lo mejor. Se lo merece como cualquiera de nosotros.
Para cerrar con este caso, me quedaron algunas cosas en el tintero que tienen que ver con el periodismo y su comportamiento.
a) Me pareció excelente que este hecho saliera a la luz pero me sorprendió que algunos medios no quisieron sacarlo antes. Las fotos fueron tomadas en febrero y se publicaron en mayo. Si TV Notas pudo pagar por las fotos, no entiendo cómo las televisoras no pudieron hacerlo con lo ricas que son. Creo que hubo algo de manipulación de tratar de no dar una noticia para no perjudicar a alguien. Al menos sino hubo manipulación si hubo omisión. Conducta muy reprobable.
b) Univisión me parece deleznable lo que hizo a nombre del periodismo. Repito, un medio no puede demorar cuatro días para terminar de dar una noticia cuando se trata de algo tan importante. Trató al público con mucha falta de respeto, como si todo su público fuera una audiencia de telenovela.
c) El Miami Herald hizo un sondeo de opinión este fin de semana donde preguntó de todo, sobre el celibato, sobre la Iglesia, sobre la simpatías hacia el cura Alberto, pero lo que no hizo fue la pregunta que debería haber hecho y que se trata de la acción del cura de haber hecho público una relación con una mujer en la playa. Pareció como que las preguntas favorecían al protagonista, y de esa forma polarizó al público poniendo a unos en contra de los otros, cuando en realidad el tema aquí no era la personalidad del cura, sino su conducta, si fue correcta o impropia.
d) Muchos periodistas, incluso uno de la radio FM de Miami, participaron en la marcha frente a la parroquia del cura con cartelón en mano a su favor. Un periodista hasta protagonizó una pelea con un anciano, mientras que muchos en la radio y la TV se mostraron públicamente a favor del “amigo y colega”, sin reparar que los periodistas no deben ser protagonistas, sino tratar de acercar al público la mayor cantidad de información para que pueda desarrollar una opinión y criterio propios. Muchos periodistas (no todos) fueron masa, y no iluminaron, y eso para mí fue el gran pecado de los medios en estos días, especialmente a un principio tan básico del periodismo.
e) La Voz Católica, el semanario de la Iglesia aquí de Miami, sigue guardando un silencio que ya dejó de ser prudente, y en este época de comunicaciones, creo que el padre Alberto tiene razón de que estamos no solo ante una institución de otro siglo, sino con también con un medio de otro siglo. La Iglesia necesita ahora salir a iluminar.
Pero bueno, no tuve más remedio que apoltronarme en el sillón y esperar que la estupidez acartonada de la televisión se desenvuelva de a poco para llegar a las mismas conclusiones que tuve desde el principio cuando me enteré, a través de la publicación de unas fotos en TV Notas, que habían sorprendido al padre Alberto revolcándose en la playa de Miami, casi en el umbral de su parroquia de Miami Beach con una parroquiana.
Después de esta entrevista sostengo lo mismo que desde el principio. A pesar de que se trata de hacer ver a esto como un problema de celibato, no es más que un problema de infidelidad de parte del cura para con los votos sacerdotales, con el agravante de que se ha formado un escándalo porque su conducta impropia – no con la vida de hombre, sino de sacerdote – fue pública. Nada más que eso.
El tipo es un buen tipo nadie puede negarlo, como tampoco se puede negar que se trata de una celebridad y que le encanta y se siente cómodo de estar frente a las cámaras y de escuchar su voz. Acaso algún periodista de televisión – como él lo es – ¿no es también narcisista? Como el jueves pasado después de la entrevista, noté que habló con falta de humildad, inmadurez, displicencia y desafiante, aunque nada me molestó. Da la sensación que ahora debería ir al programa de Don Francisco para seguir este peregrinaje mediático. Ya estuvo en CBS y buscará él y otros canales mayor rating.
Todo lo que dijo, sobre que estaba enamorado, de que la Iglesia es del siglo dieciocho y él del veintiuno y sobre que al celibato lo respeta, pero que no es para él, no es nada nuevo ni sorprendente. Me parece que es dueño de sus actos, que sabe lo que hace y que pronto decidirá que hacer por fuera de la Iglesia. Será una persona de éxito y creo que como a cualquiera hay que desearle lo mejor. Se lo merece como cualquiera de nosotros.
Para cerrar con este caso, me quedaron algunas cosas en el tintero que tienen que ver con el periodismo y su comportamiento.
a) Me pareció excelente que este hecho saliera a la luz pero me sorprendió que algunos medios no quisieron sacarlo antes. Las fotos fueron tomadas en febrero y se publicaron en mayo. Si TV Notas pudo pagar por las fotos, no entiendo cómo las televisoras no pudieron hacerlo con lo ricas que son. Creo que hubo algo de manipulación de tratar de no dar una noticia para no perjudicar a alguien. Al menos sino hubo manipulación si hubo omisión. Conducta muy reprobable.
b) Univisión me parece deleznable lo que hizo a nombre del periodismo. Repito, un medio no puede demorar cuatro días para terminar de dar una noticia cuando se trata de algo tan importante. Trató al público con mucha falta de respeto, como si todo su público fuera una audiencia de telenovela.
c) El Miami Herald hizo un sondeo de opinión este fin de semana donde preguntó de todo, sobre el celibato, sobre la Iglesia, sobre la simpatías hacia el cura Alberto, pero lo que no hizo fue la pregunta que debería haber hecho y que se trata de la acción del cura de haber hecho público una relación con una mujer en la playa. Pareció como que las preguntas favorecían al protagonista, y de esa forma polarizó al público poniendo a unos en contra de los otros, cuando en realidad el tema aquí no era la personalidad del cura, sino su conducta, si fue correcta o impropia.
d) Muchos periodistas, incluso uno de la radio FM de Miami, participaron en la marcha frente a la parroquia del cura con cartelón en mano a su favor. Un periodista hasta protagonizó una pelea con un anciano, mientras que muchos en la radio y la TV se mostraron públicamente a favor del “amigo y colega”, sin reparar que los periodistas no deben ser protagonistas, sino tratar de acercar al público la mayor cantidad de información para que pueda desarrollar una opinión y criterio propios. Muchos periodistas (no todos) fueron masa, y no iluminaron, y eso para mí fue el gran pecado de los medios en estos días, especialmente a un principio tan básico del periodismo.
e) La Voz Católica, el semanario de la Iglesia aquí de Miami, sigue guardando un silencio que ya dejó de ser prudente, y en este época de comunicaciones, creo que el padre Alberto tiene razón de que estamos no solo ante una institución de otro siglo, sino con también con un medio de otro siglo. La Iglesia necesita ahora salir a iluminar.
mayo 11, 2009
Padre Alberto y Jaime Bayly
Muchos periodistas y medios, a su manera, se están aprovechando de la novela del padre Alberto. Uno de ellos es Jaime Bayly, el periodista peruano que hace muy bien su papel sarcástico en contra de los dictadores como Fidel Castro y Hugo Chávez, ya que le responde en su propia moneda, pero no lo hace bien cuando mezcla cuestiones sexuales, para lo que él es, más que periodista, un protagonista.
Sobre el padre Alberto, fue el primer periodista que en su programa de Miami lo apañó sin importarle de que se trataba, simplemente dijo que era bueno que haya mantenido relaciones sexuales, que debería irse de la Iglesia, una entidad que no podía ser santa ni sabia, si condenaba el aborto, las relaciones sexuales de los curas o si no toleraba a la homosexualidad. Eso fue el jueves por la noche. El viernes, un día después, al haber escuchado al cura Alberto su confesión en su entrevista por Univisión, no había para él un peor cura y ser humano. Muchos sospechan porque el cura no le dio a él sino a Univisión su entrevista, sino además porque pidió perdón por haber cometido una infidelidad contra su feligresía y los votos del sacerdocio al haber mantenido una relación amorosa con una mujer, volviendo a repetir la historia de muchos de que “mejor con una mujer, antes que un niño o un varón”.
Bayly tendría que comprender que la Iglesia siempre fue muy tolerante con el homosexualismo, solo debería mirar al interior de la Iglesia. Por muchos siglos, cuando el homosexualismo no era aceptado dentro de las familias, existían muchas vocaciones disfrazadas, de hombres que preferían el celibato de la Iglesia para esconder su preferencia sexual.
Obviamente Bayly no tiene mucha autoridad para hablar de cuestiones morales, toda vez que en su programa pregona a favor de la promiscuidad y del homosexualismo, aspectos sobre los que no tengo nada en contra, pero de ahí a ensalzarlos como una condición humana virtuosa hay mucha diferencia. En todo caso, habría que pensar que un alto porcentaje de los abusos sexuales contra menores varones en la Iglesia fueron cometidos por curas que tenían tendencia marcadamente homosexual.
Estimo que este es otro tema que debe tenerse en cuenta en cualquier tipo de debate, de lo contrario va a terminar pareciendo que periodistas como Bayly, quien defiende el homosexualismo, siempre tendrán razón y que los equivocados en este mundo son los que no tienen preferencias por las personas del mismo sexo.
Sobre el padre Alberto, fue el primer periodista que en su programa de Miami lo apañó sin importarle de que se trataba, simplemente dijo que era bueno que haya mantenido relaciones sexuales, que debería irse de la Iglesia, una entidad que no podía ser santa ni sabia, si condenaba el aborto, las relaciones sexuales de los curas o si no toleraba a la homosexualidad. Eso fue el jueves por la noche. El viernes, un día después, al haber escuchado al cura Alberto su confesión en su entrevista por Univisión, no había para él un peor cura y ser humano. Muchos sospechan porque el cura no le dio a él sino a Univisión su entrevista, sino además porque pidió perdón por haber cometido una infidelidad contra su feligresía y los votos del sacerdocio al haber mantenido una relación amorosa con una mujer, volviendo a repetir la historia de muchos de que “mejor con una mujer, antes que un niño o un varón”.
Bayly tendría que comprender que la Iglesia siempre fue muy tolerante con el homosexualismo, solo debería mirar al interior de la Iglesia. Por muchos siglos, cuando el homosexualismo no era aceptado dentro de las familias, existían muchas vocaciones disfrazadas, de hombres que preferían el celibato de la Iglesia para esconder su preferencia sexual.
Obviamente Bayly no tiene mucha autoridad para hablar de cuestiones morales, toda vez que en su programa pregona a favor de la promiscuidad y del homosexualismo, aspectos sobre los que no tengo nada en contra, pero de ahí a ensalzarlos como una condición humana virtuosa hay mucha diferencia. En todo caso, habría que pensar que un alto porcentaje de los abusos sexuales contra menores varones en la Iglesia fueron cometidos por curas que tenían tendencia marcadamente homosexual.
Estimo que este es otro tema que debe tenerse en cuenta en cualquier tipo de debate, de lo contrario va a terminar pareciendo que periodistas como Bayly, quien defiende el homosexualismo, siempre tendrán razón y que los equivocados en este mundo son los que no tienen preferencias por las personas del mismo sexo.
El padre Alberto, novela para el alma
Esta semana imagino que será de definiciones para varios protagonistas de la nueva novela sobre el padre Alberto Cutié. Seguirá dando una nueva andanada de entrevistas en CBS, en los medios escritos y culminará con sus palabras sobre cuando se casará en el fin de la entrega de la saga en Univisión mañana martes por la noche. Toda una celebridad.
Veremos y comentaremos que pasa en estos días. Por supuesto que esta es una novela apasionante ya que tiene mucho de los condimentos de la vida humana y que nos aquejan y regocijan cada día, debido a que en ellas podemos reflejar nuestras opiniones y sentimientos sobre lo que pensamos, lo que debemos hacer y lo que hacemos, todas cosas diferentes. Esta novela es una ventana a nuestra alma, y por eso nos mueve y conmueve. Ya no es sobre el padre Alberto.
Ya alejados de la fecha del escándalo cuando se dieron a conocer las fotos en la playa el martes pasado, todos tuvimos tiempo de pensar, reflexionar y opinar. Una mayoría continúa con la tesitura de que el cura no hizo nada mala y que todo su traspié se le debe al problema del celibato.
Tras ese pensamiento social, muy importante para animar a la Iglesia a continuar con el debate sobre el celibato – por cierto no es un tema nuevo ni una discusión nueva en la Iglesia, aunque ahora para muchos se hizo un tema popular gracias a la novela actual - es bueno tener en cuenta que no se trata del celibato sino más bien de una conducta impropia de parte del cura. Es decir, creo que para ver la realidad hay que separar la paja del trigo.
Una cosa es el celibato – a lo que como persona y católico me parece absurdo este tema dentro de la Iglesia así como la discriminación contra la mujer para que pueda ejercer el sacerdocio – y otra es que el cura haya contrariado una regla en vigencia y que él sabía que estaba en vigencia, cuya conducta, además, afecta a los demás clérigos.
Tras su confesión pública – más absurda aún por presentarse en traje de sacerdote – del jueves pasado de que tenía novia, veremos qué dirá la jerarquía de la Iglesia a partir de hoy. Creo que ya se acabó el tiempo y la Iglesia no debe demorar una expresión por más incómoda que resulte. Cualquier decisión le será incómoda a un grupo de gente.
Los medios seguirán jugando un papel importante. Hoy por ejemplo The Miami Herald publicó un sondeo de opinión entre 400 personas hecho este fin de semana, revelando que la mayoría, un 78% respalda al padre Alberto, un 10% lo rechaza y el resto no sabe.
Un 81% está de acuerdo con que la prohibición de que los curas se casen es anticuada y un 16% en desacuerdo. Sobre su suspensión temporal para ejercer funciones como párrocos un 57% está de acuerdo con la disposición de la Arquidiócesis y un 33% está en contra. Un 74% se opone al celibato y 22% está de acuerdo; mientras que un 64% piensa que los curas no son célibes durante su vida sacerdotal y el 20% que sí.
Estos números de la encuesta sobre el celibato son prácticamente muy similares a los que se establecen en este blog, y de paso agradezco a todos los que han dejando comentarios y sus votos, reflejados a la derecha de su pantalla.
Veremos y comentaremos que pasa en estos días. Por supuesto que esta es una novela apasionante ya que tiene mucho de los condimentos de la vida humana y que nos aquejan y regocijan cada día, debido a que en ellas podemos reflejar nuestras opiniones y sentimientos sobre lo que pensamos, lo que debemos hacer y lo que hacemos, todas cosas diferentes. Esta novela es una ventana a nuestra alma, y por eso nos mueve y conmueve. Ya no es sobre el padre Alberto.
Ya alejados de la fecha del escándalo cuando se dieron a conocer las fotos en la playa el martes pasado, todos tuvimos tiempo de pensar, reflexionar y opinar. Una mayoría continúa con la tesitura de que el cura no hizo nada mala y que todo su traspié se le debe al problema del celibato.
Tras ese pensamiento social, muy importante para animar a la Iglesia a continuar con el debate sobre el celibato – por cierto no es un tema nuevo ni una discusión nueva en la Iglesia, aunque ahora para muchos se hizo un tema popular gracias a la novela actual - es bueno tener en cuenta que no se trata del celibato sino más bien de una conducta impropia de parte del cura. Es decir, creo que para ver la realidad hay que separar la paja del trigo.
Una cosa es el celibato – a lo que como persona y católico me parece absurdo este tema dentro de la Iglesia así como la discriminación contra la mujer para que pueda ejercer el sacerdocio – y otra es que el cura haya contrariado una regla en vigencia y que él sabía que estaba en vigencia, cuya conducta, además, afecta a los demás clérigos.
Tras su confesión pública – más absurda aún por presentarse en traje de sacerdote – del jueves pasado de que tenía novia, veremos qué dirá la jerarquía de la Iglesia a partir de hoy. Creo que ya se acabó el tiempo y la Iglesia no debe demorar una expresión por más incómoda que resulte. Cualquier decisión le será incómoda a un grupo de gente.
Los medios seguirán jugando un papel importante. Hoy por ejemplo The Miami Herald publicó un sondeo de opinión entre 400 personas hecho este fin de semana, revelando que la mayoría, un 78% respalda al padre Alberto, un 10% lo rechaza y el resto no sabe.
Un 81% está de acuerdo con que la prohibición de que los curas se casen es anticuada y un 16% en desacuerdo. Sobre su suspensión temporal para ejercer funciones como párrocos un 57% está de acuerdo con la disposición de la Arquidiócesis y un 33% está en contra. Un 74% se opone al celibato y 22% está de acuerdo; mientras que un 64% piensa que los curas no son célibes durante su vida sacerdotal y el 20% que sí.
Estos números de la encuesta sobre el celibato son prácticamente muy similares a los que se establecen en este blog, y de paso agradezco a todos los que han dejando comentarios y sus votos, reflejados a la derecha de su pantalla.
mayo 08, 2009
"Sí, estoy enamorado, dijo el padre Alberto
Hacía rato que como periodista no quedaba incrédulo ante lo que escuchaba.
Con una sonrisa franca, abierta y tranquila, el padre Alberto Cutié admitió que “sí estoy enamorado”, durante la entrevista que en el programa Primer Impacto de Univisión le hizo Teresa Rodríguez.
Abro paréntesis (la entrevista no fue en directo, sino grabada, y seguirá el martes con la respuesta a la pregunta de Rodríguez: “¿te gustaría casarte?”. Obviamente estamos frente a un caso de corrupción informativa, ya que en un caso de actualidad como éste, de sumo interés público que los medios han azuzado… esperar a tres días para ver el final de una confesión de culpas que debería costarle a cualquier cura la expulsión de la Iglesia, es obviamente una trama novelesca muy bien orquestada con el sólo interés de un rating que escapa a toda norma periodística. La entrevista de Teresa Rodríguez muy buena, al menos lo que se vio, no fue agresiva sino que hizo preguntas adecuadas para tratar de que el entrevistado se sintiera cómodo y relajado y hablara. Pero cuando anunció que recién se revelará el martes, ya toda credibilidad se vino abajo y lo periodístico se desmoronó para dejar paso al show televisivo) cierro paréntesis.
Sigo con lo importante:
“Sí estoy enamorado – dijo el padre Alberto – me atrae su fe, su vida de oración, de espiritualidad”.
Antes esta confesión, lo primero que pensé es que estaría pensando el arzobispo de Miami que el martes pasado emitió un comunicado disculpándose con los feligreses que pudieran estar ofendidos y pidiendo que lo dejen tranquilo al padre Alberto por un período porque le había pedido un tiempo para la oración y la reflexión. También pensé que este domingo el arzobispo estará ordenando a un grupo de sacerdotes en Miami.
Cuando la periodista le preguntó sino consideraba que era medio irónico que él estuviera violando un compromiso con Dios, el padre se disculpó diciendo que el amor no se podía planificar y que siempre había cumplido con Dios y con todas las herramientas que la Iglesia le daba.
“Traté de serle fiel a Cristo pero fallé”, dijo para luego pedir disculpas a los feligreses, agregando que “les pido perdón, pero nunca pediré perdón por amar a una mujer”.
“No me arrepiento de enamorarme, no lo planifiqué”.
Cuando la periodista le preguntó sobre por qué había hecho pública su conducta en la playa, el padre Alberto le contestó que “yo sabía que Dios me estaba mirando. Dios no condena, es muy grande, es amor, la Iglesia es otra cosa, la gente es otra cosa, muchos son como jueces…”.
La respuesta de él fue más evasiva cuando la periodista le preguntó si su pareja le había pedido que deje el sacerdocio. Dio bastantes vueltas para contestar.
Al final del programa, Teresa Rodríguez dejó el suspenso con la pregunta ¿te gustaría casarte?, prolongando de esa forma un hecho que tiene todos los ingredientes de noticia, convirtiéndola en una inexcusable novela comercial.
¿Qué sensación me quedó a mí, si es que le interesa? Es muy difícil poner todos los sentimientos en el asador. Me pareció un tipo, más que tranquilo y reflexivo – tal la imagen que podía tener de él – una persona inmadura, egoísta, sin la sabiduría de la prudencia y de no saberse poner en los zapatos del otro. Me pareció que es un tipo genuinamente flechado, cuyo desenvolvimiento como celebridad le ha hecho creer que no está atolondrado. Me pareció más un producto de la televisión y con la frivolidad de un tipo que desde la comodidad de una diócesis acomodada ofrece consejos a una comunidad también acomodada. No vi en él a ninguno de los tres votos a los que voluntariamente adhirió: castidad (mostró que no le importa), obediencia (habló antes de tiempo) y pobreza (porque en su mundo no la tiene ni la vive).
No quiero ser injusto con él. Ha hecho cosas muy buenas de repente por esta comunidad. Pero tampoco quiero ser injusto con los demás curas, muchos de los cuales sin el carácter de celebridad con las que pueden enceguecer los medios – en especial la TV – tienen que trabajar muy duro para construir un mundo mejor.
Les agradezco que me lean y también si pueden leer mi columna donde trato de explicar que el problema del cura Alberto, no es una cuestión de celibato, sino un simple asunto de infidelidad. Se publicará entre este sábado y domingo, en varios diarios latinoamericanos.
Con una sonrisa franca, abierta y tranquila, el padre Alberto Cutié admitió que “sí estoy enamorado”, durante la entrevista que en el programa Primer Impacto de Univisión le hizo Teresa Rodríguez.
Abro paréntesis (la entrevista no fue en directo, sino grabada, y seguirá el martes con la respuesta a la pregunta de Rodríguez: “¿te gustaría casarte?”. Obviamente estamos frente a un caso de corrupción informativa, ya que en un caso de actualidad como éste, de sumo interés público que los medios han azuzado… esperar a tres días para ver el final de una confesión de culpas que debería costarle a cualquier cura la expulsión de la Iglesia, es obviamente una trama novelesca muy bien orquestada con el sólo interés de un rating que escapa a toda norma periodística. La entrevista de Teresa Rodríguez muy buena, al menos lo que se vio, no fue agresiva sino que hizo preguntas adecuadas para tratar de que el entrevistado se sintiera cómodo y relajado y hablara. Pero cuando anunció que recién se revelará el martes, ya toda credibilidad se vino abajo y lo periodístico se desmoronó para dejar paso al show televisivo) cierro paréntesis.
Sigo con lo importante:
“Sí estoy enamorado – dijo el padre Alberto – me atrae su fe, su vida de oración, de espiritualidad”.
Antes esta confesión, lo primero que pensé es que estaría pensando el arzobispo de Miami que el martes pasado emitió un comunicado disculpándose con los feligreses que pudieran estar ofendidos y pidiendo que lo dejen tranquilo al padre Alberto por un período porque le había pedido un tiempo para la oración y la reflexión. También pensé que este domingo el arzobispo estará ordenando a un grupo de sacerdotes en Miami.
Cuando la periodista le preguntó sino consideraba que era medio irónico que él estuviera violando un compromiso con Dios, el padre se disculpó diciendo que el amor no se podía planificar y que siempre había cumplido con Dios y con todas las herramientas que la Iglesia le daba.
“Traté de serle fiel a Cristo pero fallé”, dijo para luego pedir disculpas a los feligreses, agregando que “les pido perdón, pero nunca pediré perdón por amar a una mujer”.
“No me arrepiento de enamorarme, no lo planifiqué”.
Cuando la periodista le preguntó sobre por qué había hecho pública su conducta en la playa, el padre Alberto le contestó que “yo sabía que Dios me estaba mirando. Dios no condena, es muy grande, es amor, la Iglesia es otra cosa, la gente es otra cosa, muchos son como jueces…”.
La respuesta de él fue más evasiva cuando la periodista le preguntó si su pareja le había pedido que deje el sacerdocio. Dio bastantes vueltas para contestar.
Al final del programa, Teresa Rodríguez dejó el suspenso con la pregunta ¿te gustaría casarte?, prolongando de esa forma un hecho que tiene todos los ingredientes de noticia, convirtiéndola en una inexcusable novela comercial.
¿Qué sensación me quedó a mí, si es que le interesa? Es muy difícil poner todos los sentimientos en el asador. Me pareció un tipo, más que tranquilo y reflexivo – tal la imagen que podía tener de él – una persona inmadura, egoísta, sin la sabiduría de la prudencia y de no saberse poner en los zapatos del otro. Me pareció que es un tipo genuinamente flechado, cuyo desenvolvimiento como celebridad le ha hecho creer que no está atolondrado. Me pareció más un producto de la televisión y con la frivolidad de un tipo que desde la comodidad de una diócesis acomodada ofrece consejos a una comunidad también acomodada. No vi en él a ninguno de los tres votos a los que voluntariamente adhirió: castidad (mostró que no le importa), obediencia (habló antes de tiempo) y pobreza (porque en su mundo no la tiene ni la vive).
No quiero ser injusto con él. Ha hecho cosas muy buenas de repente por esta comunidad. Pero tampoco quiero ser injusto con los demás curas, muchos de los cuales sin el carácter de celebridad con las que pueden enceguecer los medios – en especial la TV – tienen que trabajar muy duro para construir un mundo mejor.
Les agradezco que me lean y también si pueden leer mi columna donde trato de explicar que el problema del cura Alberto, no es una cuestión de celibato, sino un simple asunto de infidelidad. Se publicará entre este sábado y domingo, en varios diarios latinoamericanos.
El padre Alberto está ahora en Univisión
Como todo en esta vida, la novela de los amoríos públicos del padre Alberto Cutié en las playas de Miami va a un ritmo vertiginoso, y en alguna medida esa velocidad se pudiera estar tornando en algo peligroso que pudiera convertir a este escándalo en algo demasiado bochornoso para mucha gente.
¡Apareció la mujer y el cura está hablando por Univisión en primer Impacto! La Iglesia tiembla.
Un par de hechos se registraron en estas horas que pudieran tergiversar todo el rico debate que se está produciendo en la sociedad respecto al celibato, a los votos sacerdotales, a la autocrítica de la Iglesia, a la venganza de la gente por una Iglesia que no ratificó a tiempo los abusos sexuales del pasado reciente, y a un revuelo de mucha gente y de denominaciones religiosas que quieren pescar al carismático padre Alberto para llevarlo a sus redes.
Analicemos algunos incidentes nuevos, algo preocupantes:
Vida pública: Un hecho importante es que se identificó a la “bendita” mujer, esa que por días todos buscaban o imaginaban y que el padre Alberto no quiso identificar para no perjudicarla. Es guatemalteca, no colombiana, y según los medios de Miami se llama Ruhama Buni Canellis. Tiene 35 años, uno o dos hijos y para ganarse la vida fue desde terapista hasta vendedora de inmuebles.
Hasta ahí todo bien, pero sucede que los medios hasta dieron la dirección de su domicilio y otras señas particulares que no vienen tanto al caso. Equivocándose un poco, creo, y tratándola a ella como un personaje público de la misma estatura del cura. Ella no es un personaje público, y si bien tuvo un desliz público que pone a su identidad en esa línea delgada entre lo público y lo privado, esa duda debería generar cierta compasión para no acosarla, al menos, públicamente. Aclarado esto no quiere decir que el periodismo deba quedarse con los brazos cruzados, todo lo contrario, debe indagarla porque de repente puede encontrar algunos indicios relevantes que sí podrían ser relevantes – lo que no es necesario es mostrarla excesivamente en los medios – como por ejemplo, la historia cambiaría si esta persona protagonista fuera prostituta, o estuviera enferma de SIDA o si fuera una persona que llegó al padre por necesidades migratorias, o si es una parienta, o un señuelo para luego extorsionar a la Iglesia; o por el contrario, que es una persona normal, con sentimientos muy especiales hacia el padre, que le ha pedido casamiento y que juntos se hayan cansado de esperar por una excusa del Vaticano que siempre es demorosa.
Ella es uno de esos casos que puede ser persona pública debido a una circunstancia especial, pero que no ha escogido ser pública. El padre Alberto es todo lo contrario y ahí es donde deben estar enfilados todos los cañones.
El padre Alberto está hablando: Imagino que la Iglesia, toda la curia está temblando. Pensé que cuando esta semana él y el arzobispo dijeron que entrarían en un período de reflexión y oración, ello ayudaría a bajar los decibeles, a calmar las aguas y a buscar una decisión favorable para uno y otro, para la iglesia y el sacerdocio. Pero la cosa está adquiriendo otro ribete.
El padre Alberto se olvidó de la virtud de la prudencia – tal vez del voto de la obediencia también – y se puso contento frente a las cámaras de Univisión siendo entrevistado por teresa Rodríguez. Dijo, muy resulto frente a las cámaras que hace unos 10 años que conocía a su amante, aunque no admitió que la relación amorosa hubiera empezado hace mucho, aunque sí supo que desde que la conoció, le gustó mucho. Dijo que las fotos fueron tomadas en febrero – no en marzo – en una playa aquí en el norte de Miami y que como estaba vacía decidieron ir ahí, pero que pronto se dio cuenta de que alguien podría estar sacándole fotos porque vió que tenía una cámara de fotografías.
Tal vez lo más sorprendente, es que si bien dijo que se disculpaba por algunas personas a las que hubiera podido ofender, quería que todo el mundo supiera que debajo de la sotana él llevaba bien puestos los pantalones, en una sugerencia que debería entenderse como que se definía como no homosexual.
La pregunta que dejó teresa Rodríguez en el aire: ¿estás enamorado?
Seguiré en unos minutos, mientras tanto les anuncio que mi columna de mañana en El Nuevo Herald de Miami y en varios diarios de América Latina trato de hacer ver que este tema no tiene nada que ver con el celibato, sino con la infidelidad.
¡Apareció la mujer y el cura está hablando por Univisión en primer Impacto! La Iglesia tiembla.
Un par de hechos se registraron en estas horas que pudieran tergiversar todo el rico debate que se está produciendo en la sociedad respecto al celibato, a los votos sacerdotales, a la autocrítica de la Iglesia, a la venganza de la gente por una Iglesia que no ratificó a tiempo los abusos sexuales del pasado reciente, y a un revuelo de mucha gente y de denominaciones religiosas que quieren pescar al carismático padre Alberto para llevarlo a sus redes.
Analicemos algunos incidentes nuevos, algo preocupantes:
Vida pública: Un hecho importante es que se identificó a la “bendita” mujer, esa que por días todos buscaban o imaginaban y que el padre Alberto no quiso identificar para no perjudicarla. Es guatemalteca, no colombiana, y según los medios de Miami se llama Ruhama Buni Canellis. Tiene 35 años, uno o dos hijos y para ganarse la vida fue desde terapista hasta vendedora de inmuebles.
Hasta ahí todo bien, pero sucede que los medios hasta dieron la dirección de su domicilio y otras señas particulares que no vienen tanto al caso. Equivocándose un poco, creo, y tratándola a ella como un personaje público de la misma estatura del cura. Ella no es un personaje público, y si bien tuvo un desliz público que pone a su identidad en esa línea delgada entre lo público y lo privado, esa duda debería generar cierta compasión para no acosarla, al menos, públicamente. Aclarado esto no quiere decir que el periodismo deba quedarse con los brazos cruzados, todo lo contrario, debe indagarla porque de repente puede encontrar algunos indicios relevantes que sí podrían ser relevantes – lo que no es necesario es mostrarla excesivamente en los medios – como por ejemplo, la historia cambiaría si esta persona protagonista fuera prostituta, o estuviera enferma de SIDA o si fuera una persona que llegó al padre por necesidades migratorias, o si es una parienta, o un señuelo para luego extorsionar a la Iglesia; o por el contrario, que es una persona normal, con sentimientos muy especiales hacia el padre, que le ha pedido casamiento y que juntos se hayan cansado de esperar por una excusa del Vaticano que siempre es demorosa.
Ella es uno de esos casos que puede ser persona pública debido a una circunstancia especial, pero que no ha escogido ser pública. El padre Alberto es todo lo contrario y ahí es donde deben estar enfilados todos los cañones.
El padre Alberto está hablando: Imagino que la Iglesia, toda la curia está temblando. Pensé que cuando esta semana él y el arzobispo dijeron que entrarían en un período de reflexión y oración, ello ayudaría a bajar los decibeles, a calmar las aguas y a buscar una decisión favorable para uno y otro, para la iglesia y el sacerdocio. Pero la cosa está adquiriendo otro ribete.
El padre Alberto se olvidó de la virtud de la prudencia – tal vez del voto de la obediencia también – y se puso contento frente a las cámaras de Univisión siendo entrevistado por teresa Rodríguez. Dijo, muy resulto frente a las cámaras que hace unos 10 años que conocía a su amante, aunque no admitió que la relación amorosa hubiera empezado hace mucho, aunque sí supo que desde que la conoció, le gustó mucho. Dijo que las fotos fueron tomadas en febrero – no en marzo – en una playa aquí en el norte de Miami y que como estaba vacía decidieron ir ahí, pero que pronto se dio cuenta de que alguien podría estar sacándole fotos porque vió que tenía una cámara de fotografías.
Tal vez lo más sorprendente, es que si bien dijo que se disculpaba por algunas personas a las que hubiera podido ofender, quería que todo el mundo supiera que debajo de la sotana él llevaba bien puestos los pantalones, en una sugerencia que debería entenderse como que se definía como no homosexual.
La pregunta que dejó teresa Rodríguez en el aire: ¿estás enamorado?
Seguiré en unos minutos, mientras tanto les anuncio que mi columna de mañana en El Nuevo Herald de Miami y en varios diarios de América Latina trato de hacer ver que este tema no tiene nada que ver con el celibato, sino con la infidelidad.
mayo 07, 2009
Padre Alberto. Lo que no se dice
Los medios en Miami, especialmente la televisión y la radio, están de parabienes con el último escándalo de la Iglesia Católica referido a las fotos del padre Alberto Cutié a quien se le ve con una mujer en poses amorosas – y comprometedoras para un sacerdote – tirados sobre la playa y en el patio de un bar.
La comunidad, en su mayoría, salió apoyarlo y justificarlo por acciones que tal vez a algún curita de barrio, sin tanta popularidad no se le aceptaría.
Hay dos o tres cositas que no se dicen, a pesar de que su conducta despertó en la gente a encomiar a la Iglesia Católica a que hable de la conveniencia o no del celibato, lo que muchos consideran que es un tema tabú. Entre esas cosas que no se hablan, especialmente porque muchos medios y periodistas están justificando conductas del “padre amigo y colega”, están:
1) El padre Cutié cometió el desliz amoroso en un lugar público, por ingenuo o por intención, de ahí que ello ya sea noticia, especialmente por tratarse de una persona que ofrece consejos sobre sexualidad y abstinencia, por lo que no se debe culpar a la Iglesia a que expíe por esta conducta pecados terribles como el abuso de menores, ya que eso va por otro andarivel.
2) El padre Cutié es quien tomó la decisión de hacer público el escándalo con su conducta en una playa pública, denegando de esa forma el voto de la castidad que obliga a la regla – buena o mala, eso es otra cosa – del celibato. El lo escogió voluntariamente, y si quería desairarlo, hubiera tenido que pedirle a la Iglesia – voto de obediencia – su permiso para ser excusado.
3) Las fotos fueron tomadas en marzo y esto explotó a principios de mayo, por lo que quedan unas cuatro o cinco semanas en el medio, en las que él ofreció misa y otros sacramentos sagrados, donde tal vez sea el punto más importante de este escándalo. Es decir, sabido de su falta, a él no le importó seguir gozando de la confianza de los feligreses que atienden su parroquia, escuchan sus sermones o leen sus columnas en el diario.
4) Muchos dudaban de qué tipo de inclinación sexual tendría el padre Alberto. Muchos ahora están convencidos y otros todavía no.
5) Muchos medios y periodistas están ahora rasgándose las vestiduras tratando de favorecer la opinión de la comunidad para salvarse de los ratings, porque el grito de la comunidad es “quien esté libre de pecado que tira la piedra”. Lo que los periodistas, condescendientes con el rating no ven, es que en casos públicos con éste la obligación de publicar es una obligación ética, sin importar lo que piense o juzgue la gente.
6) Mucha gente en la comunidad pide que no se juzgue la conducta del padre Alberto, pero al mismo tiempo juzgan a la Iglesia Católica para poder justificarlo a él.
7) ¿Quién es la mujer? Todos se preguntan y se supone que los medios amigos del cura – es muy íntimo de periodistas que están en la farándula y el entretenimiento – saben quién es esa colombiana de 38 años y con hijos de pelo oscuro, pero no lo dicen para protegerla.
8) Será que pronto saldrá ella, como la madre del hijo del ex obispo y presidente paraguayo Fernando Lugo, ¿a revelar su identidad? ¿Será que los tiburones de Hollywood ya están detrás de la trama?
9) ¿Será que al cura Alberto lo suspenderán o él se quedará en la Iglesia, renovando sus votos de abstinencia y castidad, o será que emigrará a otra denominación religiosa que le permita casarse como la Episcopal o la Anglicana y mantener su fe católica?
10) Las autoridades eclesiásticas tienen la palabra ahora. Ya pidieron excusas a la comunidad, lo que no sonó para nada importante, teniendo en cuenta que la Iglesia antes no se apresuró a enmendar cuestiones importantes, sino que pecó por omisión, ante los abusos de sexuales de curas pederastas. Cualquier decisión que adopte la Iglesia, a favor de separar al cura o no, y cualquier determinación que adopte el cura, renunciar o seguir en el silencio de la oración, seguirán ahondando la controversia de unos besos públicos.
Por favor, ‘les agradezco que en la sección de Comentarios, agreguen otros puntos que crean que en este caso no se están viendo.
Muchas gracias
La comunidad, en su mayoría, salió apoyarlo y justificarlo por acciones que tal vez a algún curita de barrio, sin tanta popularidad no se le aceptaría.
Hay dos o tres cositas que no se dicen, a pesar de que su conducta despertó en la gente a encomiar a la Iglesia Católica a que hable de la conveniencia o no del celibato, lo que muchos consideran que es un tema tabú. Entre esas cosas que no se hablan, especialmente porque muchos medios y periodistas están justificando conductas del “padre amigo y colega”, están:
1) El padre Cutié cometió el desliz amoroso en un lugar público, por ingenuo o por intención, de ahí que ello ya sea noticia, especialmente por tratarse de una persona que ofrece consejos sobre sexualidad y abstinencia, por lo que no se debe culpar a la Iglesia a que expíe por esta conducta pecados terribles como el abuso de menores, ya que eso va por otro andarivel.
2) El padre Cutié es quien tomó la decisión de hacer público el escándalo con su conducta en una playa pública, denegando de esa forma el voto de la castidad que obliga a la regla – buena o mala, eso es otra cosa – del celibato. El lo escogió voluntariamente, y si quería desairarlo, hubiera tenido que pedirle a la Iglesia – voto de obediencia – su permiso para ser excusado.
3) Las fotos fueron tomadas en marzo y esto explotó a principios de mayo, por lo que quedan unas cuatro o cinco semanas en el medio, en las que él ofreció misa y otros sacramentos sagrados, donde tal vez sea el punto más importante de este escándalo. Es decir, sabido de su falta, a él no le importó seguir gozando de la confianza de los feligreses que atienden su parroquia, escuchan sus sermones o leen sus columnas en el diario.
4) Muchos dudaban de qué tipo de inclinación sexual tendría el padre Alberto. Muchos ahora están convencidos y otros todavía no.
5) Muchos medios y periodistas están ahora rasgándose las vestiduras tratando de favorecer la opinión de la comunidad para salvarse de los ratings, porque el grito de la comunidad es “quien esté libre de pecado que tira la piedra”. Lo que los periodistas, condescendientes con el rating no ven, es que en casos públicos con éste la obligación de publicar es una obligación ética, sin importar lo que piense o juzgue la gente.
6) Mucha gente en la comunidad pide que no se juzgue la conducta del padre Alberto, pero al mismo tiempo juzgan a la Iglesia Católica para poder justificarlo a él.
7) ¿Quién es la mujer? Todos se preguntan y se supone que los medios amigos del cura – es muy íntimo de periodistas que están en la farándula y el entretenimiento – saben quién es esa colombiana de 38 años y con hijos de pelo oscuro, pero no lo dicen para protegerla.
8) Será que pronto saldrá ella, como la madre del hijo del ex obispo y presidente paraguayo Fernando Lugo, ¿a revelar su identidad? ¿Será que los tiburones de Hollywood ya están detrás de la trama?
9) ¿Será que al cura Alberto lo suspenderán o él se quedará en la Iglesia, renovando sus votos de abstinencia y castidad, o será que emigrará a otra denominación religiosa que le permita casarse como la Episcopal o la Anglicana y mantener su fe católica?
10) Las autoridades eclesiásticas tienen la palabra ahora. Ya pidieron excusas a la comunidad, lo que no sonó para nada importante, teniendo en cuenta que la Iglesia antes no se apresuró a enmendar cuestiones importantes, sino que pecó por omisión, ante los abusos de sexuales de curas pederastas. Cualquier decisión que adopte la Iglesia, a favor de separar al cura o no, y cualquier determinación que adopte el cura, renunciar o seguir en el silencio de la oración, seguirán ahondando la controversia de unos besos públicos.
Por favor, ‘les agradezco que en la sección de Comentarios, agreguen otros puntos que crean que en este caso no se están viendo.
Muchas gracias
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