abril 15, 2025

El Nobel de la Libertad

 

Mario Vargas Llosa acompañado por mi esposa,
Graciela, en una reunión SIP en 2015.

Rindo homenaje al escritor que honró siempre a la libertad. Escribí esta columna en octubre de 2010 cuando Mario Vargas Llosa recibió su Nobel, un premio que superó su lado literario. Todavía está vigente. La titulé: “El Nobel de la Libertad”.

El único sorprendido por el Premio Nobel de Literatura fue Mario Vargas Llosa. Para el resto de los mortales era un galardón anunciado o, mejor dicho, esperado; ni siquiera un asomo de polémica como el año pasado cuando Barack Obama recibió el de la Paz, sino alegría y festejos, porque la Real Academia de las Ciencias de Suecia desde hace años estaba en deuda con el autor.

Fue un premio que “hizo justicia enorme”, como dijo el presidente peruano Alan García, pensando, como muchos, que Vargas Llosa acababa de evadir la lista de escritores al que el Nobel les fue injustamente esquivo, como Juan Rulfo y Jorge Luis Borges.

Quienes además de su prolífica obra literaria nos deleitamos con sus posiciones libertarias, que abundan en sus novelas y ensayos, agradecemos que por sobre todo se haya reconocido al intelectual, el que generosamente abre la boca para condenar a los nacionalismos, a los que considera “la peor construcción del hombre” y reclama por la libertad de prensa como sinónimo de democracia.

El Nobel pone a Vargas Llosa en el escalón más alto de la literatura mundial, pero la justificación política de la Academia – “por su cartografía de las estructuras del poder y sus aceradas imágenes de la resistencia individual, la revuelta y la derrota” – lo sitúa también como paladín por excelencia de los valores democráticos, aquel que no teme enfrentar la diatriba de populistas y déspotas de izquierda que abundan ahora en Latinoamérica o pelear contra dictadores y autoritarios derechistas. El de Vargas Llosa es un Nobel de Literatura, pero también un “Nobel de la Libertad”.

De muchos intelectuales y literatos se dice que son adelantados a su tiempo para justificar que son superiores al resto. Pero la superioridad de Vargas Llosa rompe con esos cánones; está dada por la fidelidad y capacidad crítica con la que retrata la realidad.

Durante la reunión de la Sociedad Interamericana de Prensa en octubre de 2008 en Madrid, tuve la oportunidad de escuchar su primera aproximación a “La civilización del espectáculo”, un ensayo que todavía está moldeando y en un futuro seguramente contendrá duras críticas a Facebook que en aquel año todavía no era popular y a Twitter, que ni siquiera existía.

En 50 minutos de cáustica charla, con una crítica semejante a los versos mordaces y eternos de Enrique Santos Discépolo en el tango Cambalache, Vargas Llosa se despachó en contra de la trivialización de la cultura, con un análisis profundo sobre política, periodismo, literatura, cine, artes plásticas, drogas y sexo.

Condenó que la cultura esté dominada por lo “light”, por el consumo y por la demanda del público, que, en definitiva, condiciona la creación y el mercado. Se mostró aterrado que los modistos y los artistas hayan suplantado como eje del pensamiento a los filósofos y a los científicos de ayer y de la literatura efímera de los “best sellers” actuales. “Se ha llegado al eclipse del intelectual”.

Se quejó de la manipulación de la publicidad, y que los políticos suplantaron sus ideas por los gestos y la imagen. “La frivolidad – dijo – es tener una tabla de valores invertida. Todo es apariencia, teatro, juego, diversión”. Y ahí mismo agrupó a las revistas del corazón y al periodismo sensacionalista, desapegado a sus valores tradicionales: verdad, rigor y respeto por la intimidad.
En materia de artes visuales y plásticas, confrontando a Bergman o Buñuel con Woody Allen, y a Vincent Van Gogh con Duchamp o Damien Hirst, acusó que la “frivolización ha llegado a extremos alarmantes donde hay mínimos consensos sobre la estética… no se puede definir lo que es el talento de lo que no lo es”.

La obra literaria y política de Vargas Llosa es la antítesis de esta “Civilización del espectáculo”. Está impregnada de páginas y personajes que abrazan a la libertad y la emancipación del individuo, trascendiendo al propio autor y a todos los tiempos. Es clásica.  
De ahí que la Academia no juzgó solo la literatura de un latinoamericano como antes con Gabriela Mistral, Miguel Angel Asturias, Pablo Neruda, Octavio Paz o Gabriel García Márquez. Esta vez recompensó el canto sostenido y lúcido de Vargas Llosa a la libertad.
Trottiart@gmail.com


The Nobel for Freedom

Mario Vargas Llosa and my wife, Graciela,
during one of the SIP meetings in 2015.
     I pay tribute to the writer who has always honored freedom. I wrote this column in October 2010 when Mario Vargas Llosa received his Nobel Prize, surpassing his literary side. It is still valid. I titled it: "The Nobel Prize for Freedom".

Mario Vargas Llosa was the only one surprised by the Nobel Prize in Literature. For the rest of us mortals, it was a prize that had been announced or, better said, expected; not even a hint of controversy as last year when Barack Obama received the Peace Prize, but joy and celebration because the Royal Swedish Academy of Sciences had been indebted to the author for years.

It was a prize that "did enormous justice," as Peruvian President Alan Garcia said, thinking, like many, that Vargas Llosa had just evaded the list of writers to whom the Nobel Prize was unjustly elusive, such as Juan Rulfo and Jorge Luis Borges.

Those of us who, in addition to his prolific literary work, delight in his libertarian positions, which abound in his novels and essays, are grateful that, above all, the intellectual has been recognized as the one who generously opens his mouth to condemn nationalism, which he considers "the worst construction of man" and calls for freedom of the press as a synonym of democracy.

The Nobel Prize puts Vargas Llosa in the highest echelon of world literature. Still, the Academy's political justification - "for his cartography of the structures of power and his acerbic images of individual resistance, revolt, and defeat" - also places him as a champion par excellence of democratic values, one who is not afraid to confront the diatribe of populists and left-wing despots that now abound in Latin America or to fight against dictators and right-wing authoritarians. Vargas Llosa is a Nobel Prize for Literature and a "Nobel Prize for Freedom."

Many intellectuals and literati are said to be ahead of their time to justify that they are superior to the rest. But Vargas Llosa's superiority breaks with these canons, given by the fidelity and critical capacity with which he portrays reality.

During the meeting of the Inter-American Press Association in October 2008 in Madrid, I had the opportunity to listen to his first approach to "The Civilization of the Spectacle," an essay that is still being shaped and in the future will surely contain harsh criticism of Facebook, which in that year was not yet popular, and Twitter, which did not even exist.

In 50 minutes of caustic talk, with a critique similar to Enrique Santos Discépolo's biting and eternal verses in the tango Cambalache, Vargas Llosa spoke out against the trivialization of culture, with a deep analysis of politics, journalism, literature, literature, cinema, plastic arts, drugs and sex.

He condemned that culture is dominated by "light," by consumption and public demand, which ultimately conditions creation and the market. He was terrified that fashion designers and artists have supplanted as the axis of thought the philosophers and scientists of yesterday and the ephemeral literature of today's best sellers. "We have reached the eclipse of the intellectual."

He complained about advertising manipulation and that politicians supplanted their ideas with gestures and images. "Frivolity - he said - is to have an inverted table of values. Everything is appearance, theater, play, amusement". There, he grouped together the magazines of the heart and sensationalist journalism, detached from their traditional values: truth, rigor, and respect for privacy.

On the subject of visual and plastic arts, confronting Bergman or Buñuel with Woody Allen and Vincent Van Gogh with Duchamp or Damien Hirst, he charged that "civilization has reached alarming extremes where there is minimal consensus on aesthetics... one cannot define what is talent from what is not".

Vargas Llosa's literary and political work is the antithesis of this "Civilization of the spectacle." It is impregnated with pages and characters that embrace freedom and the emancipation of the individual, transcending the author himself and all times. It is classic.  

Hence, the Academy did not judge only the literature of a Latin American as before with Gabriela Mistral, Miguel Angel Asturias, Pablo Neruda, Octavio Paz, or Gabriel García Márquez. This time, it rewarded Vargas Llosa's sustained and lucid song to freedom. Trottiart@gmail.com


marzo 31, 2025

Chispas de inspiración

 Siempre hay que prestar atención. Cualquier elemento o vivencia puede ser fuente de inspiración. Esta, muchas veces, se desprende como las chispas de un buen fuego. La creatividad no surge del vacío; se alimenta de las observaciones, las emociones y las interacciones que tenemos con el mundo.

En mi caso, siempre tuve en mente escribir una novela sobre dos periodistas, uno viejo y sabio, y otro joven e innovador, que pudieran entablar una conversación sobre la profesión, los dilemas morales a los que se enfrentan, las peleas internas y los embates externos. Era una idea latente, una semilla esperando el momento de germinar.

Pero fue en una conversación con mi hermano en España, en la que discutimos sobre la importancia de la verdad y la libertad. Él se inclinó por la verdad y yo por la libertad como un valor superlativo. Esa discusión, esa chispa de debate, encendió la llama. El cambio de escenario y una charla casual y sobre un tema profundo puede desencadenar una trama completa. En mi caso, la discusión sobre la verdad y la libertad se convirtió en el núcleo de mi novela.

Cuando regresábamos de España, tuve la claridad de que esa novela sobre dos periodistas sería sobre cómo empleaban esos valores en sus vidas profesionales. Mi propia experiencia se convertiría en combustible para la historia.

Mi esposa leyó los primeros párrafos y me dijo con cara aburrida: “es más de lo mismo. Por qué no escribís algo distinto, más divertido”. Y ese fue el origen, otra chispa, esta vez una crítica constructiva.

Entonces, decidí escribir sobre la verdad y la libertad, pero con una visión renovada y una historia más universal que escapa a mi zona de confort, el periodismo. Así nació “Robots con Alma: atrapados entre la verdad y la libertad”. Ahora, estoy a la espera de respuestas de agentes literarios que pudieran estar interesados en representar mi obra. Veremos.

Sparks of inspiration

 Always pay attention. Any element or experience can be a source of inspiration. Many times, this comes out like sparks from a good fire. Creativity does not emerge from a vacuum; observations, emotions, and interactions with the world feed it.

In my case, I always wanted to write a novel about two journalists, one old and wise, the other young and innovative, who could engage in a conversation about the profession, the moral dilemmas they face, and the internal and external fights. It was a latent idea, a seed waiting to germinate.

But in a conversation with my brother in Spain, we discussed the importance of truth and freedom. He favored truth, and I favored freedom as a superlative value. That discussion, that spark of debate, ignited the flame. A change of scenery, a casual chat, and a deep topic can trigger a whole plot. In my case, the discussion about truth and freedom became the core of my novel.

When we returned from Spain, it was clear to me that this novel about the two journalists would be about how they employed one or the other value in their professional lives. After all, these are the two values I had to work with and experience in my life as a journalist and press freedom advocate. My own experience became fuel for the story.

My wife read the first few paragraphs and said, bored, "It's more of the same. Why don't you write something different, something funnier?" And that was the origin—another spark, this time constructive criticism.

Then, I decided to write about truth and freedom, but with a renewed vision and a more universal story that escapes my comfort zone, journalism. Thus, "Robots with Soul: Caught between Truth and Freedom" was born. As I write these posts, I am waiting for responses from literary agents who might be interested in representing my work. We shall see.

marzo 27, 2025

El poder de la escritura:

 

Estamos con mi esposa en un crucero trasatlántico, muchos días en el mar sin costa a la vista. Hay cientos de actividades para entretenerse, cine, shows, gimnasio, juegos, deportes, música, leer y muchos etcéteras. Pero de todos, el mejor entretenimiento es interactuar. Cada desayuno, almuerzo, merienda o cena terminamos hablando con personas que tienen historias para contar.

La última conversación fue con una mujer de 90 años y su esposo de 91. Viven en Ocala, Florida, después de 29 mudanzas por diferentes bases militares. Él, Jim, fue comandante de una base de bombarderos B-52. Recorrió varias guerras, de esas que uno sufrió en documentales y disfrutó en películas.

Fascinado por sus historias, sus guerras y sus vidas en 29 bases militares con varios hijos, nietos y biznietos le pregunté si las tenía escritas. Me miró sorprendido como que no se dio cuenta cómo se le escapó el tiempo. “Viajamos mucho”, fue su excusa. “Igual podrías escribirlas, tal vez nadie lo hará por ti”, le contesté. Me volvió a mirar con ojos de arrepentido, como agradecido de que le dijeran que su vida había valido la pena.

No motivé a Jim por casualidad. Hace unos días leí una nota sobre la poeta Andrea Cote-Botero, ganadora del XXIV Premio Casa de América de Poesía Americana. Ganó con “Querida Beth”, la pesadilla migratoria de su tía en Estados Unidos para regresar a su Colombia a morir. Cuando le preguntaron por qué había escrito sobre su tía, la poeta contestó: “(Ella) sabía que su vida iba a quedar en nada y quería ser recordada. Me conmovió que tuviera tanta confianza en el poder de la escritura”.

Espero haber trasmitido a Jim lo que Cote-Botero se refiere a “el poder de la escritura”, no permitir que el tiempo borre nuestras huellas.


The power of writing:

We are with my wife on a transatlantic cruise, spending many days at sea with no shore in sight. There are hundreds of activities to entertain us, including movies, shows, the gym, games, sports, music, reading, and many others. But of all, the best entertainment is interacting. Every breakfast, lunch, snack, or dinner, we end up talking to people who have stories to tell. 

The last conversation was with a 90-year-old woman and her 91-year-old husband. After 29 moves around different military bases, they live in Ocala, Florida. He, Jim, was a former B-52 bomber base commander. He traveled through several wars, the kind you suffer through in documentaries and enjoy in movies.

Fascinated by his stories, wars, and lives on 29 military bases with several children, grandchildren, and great-grandchildren, I asked him if he had them written down. Surprised, He looked at me as if he didn't realize how the time slipped away. "We travel a lot," was his excuse. "You could still write them down; maybe no one will do it for you," I replied. He looked at me again with regretful eyes as if grateful to be told that his life had been worthwhile.

I didn't motivate Jim by chance. A few days ago, I read a note about the poet Andrea Cote-Botero, who won the XXIV Casa de America Prize for American Poetry. She won with "Querida Beth," her aunt's migratory nightmare in the United States, to return to Colombia to die. When asked why she had written about her aunt, the poet replied: "(She) knew that her life would come to nothing, and she wanted to be remembered. I was touched that she had such confidence in the power of writing."

I hope I have conveyed to Jim what Cote-Botero refers to as "the power of writing," not allowing time to erase our traces.

 

marzo 24, 2025

Democracia: responsabilidad individual

¿Por qué insisto en la verdad y la libertad? Porque no son meras palabras, sino los pilares que sostienen la democracia. En un momento en que su estructura parece tambalearse bajo el peso de quienes ostentan el poder, es crucial recordar que la solidez de estos pilares depende de cada uno de nosotros, de nuestras acciones diarias.

El poder a menudo nos seduce con eslóganes grandilocuentes: "¡Viva la libertad, carajo!" o "¡La verdad prevalecerá!". Estas frases pueden encender el entusiasmo, pero son solo chispas momentáneas. La verdadera libertad y la verdad se forjan con el martillo de la acción constante, individual, sostenida en el tiempo.

En una democracia viva, la verdad no es un concepto abstracto, sino una práctica: la honestidad intelectual que nos impulsa a reconocer la realidad, incluso cuando su reflejo nos incomoda. Es el coraje de mirar de frente a los hechos, sin importar cuán incómodos sean.

La libertad, por su parte, va más allá de la simple ausencia de cadenas. Es la capacidad de alzar la voz en disenso, de participar activamente en la vida pública sin que el miedo a represalias nos paralice. Es la valentía de expresar nuestras ideas, de cuestionar el status quo, de exigir rendición de cuentas.

Estos dos valores, verdad y libertad, están intrínsecamente entrelazados. La construcción de una democracia robusta exige la voluntad de escuchar diversas perspectivas, de debatir ideas con pasión y respeto, y la valentía de denunciar la injusticia y la falsedad, incluso cuando el camino se torna peligroso.

Imaginemos una sociedad donde la libertad se sofoca. La búsqueda de la verdad se oscurece, las voces críticas se silencian, y la información se manipula. En contraste, una sociedad donde la verdad se ignora, donde la desinformación campa a sus anchas, la libertad se erosiona, dejando paso a la manipulación y el caos.

Por lo tanto, la democracia no es un regalo que recibimos, sino un jardín que cultivamos y cuidamos cada día.

 

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...